Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

𝟘𝟜: 𝕊𝕥𝕣𝕒𝕟𝕘𝕖 𝕟𝕖𝕚𝕘𝕙𝕓𝕠𝕣𝕤.

—Entonces, ¿qué lugares me recomiendas? —cuestionó la pelirroja terminando de lavar los platos para prestar su total atención a mí. Y por mi parte, la miré nerviosa sin saber que decir o qué hacer.

Entendía que ella no sabía cuál era mi situación y mi vida junto a André, e incluso no conocía a mi novio y posiblemente piense que estoy soltera; así qué, si llegó a decirle que no sabía, podría creer que miento y si le cuento de mi novio, va a pensar lo mismo que Samantha.

Realmente no sabía que decir: si la verdad o una mentira.

—¿Entonces? —volvió a llamar la mujer cruzando sus manos frente a su pecho con una sonrisa divertida.

Solté un suspiró y me removí en mi lugar nerviosa, aceptando que tenía que hablar con la verdad. Esperando que la mujer comprendiera.

—No lo sé, casi no salgo —contesté, tratando de no revelar completamente mi situación—. Y soy muy rutinaria, casi siempre voy a los mismos lugares. Cuando vuelva mi mejor amiga, podría llevarte a lugares espectaculares, ella si sabe más que yo —ofrecí con una sonrisa esperando que mi respuesta fuera suficiente para Araíd.

Cómo ya era claro, Samantha era muy diferente a mí y muy alegre. Siempre se la vivía conociendo gente y explorando; realmente la envidiaba, pero a la vez, me sentía mal por sentir eso sobre mi amiga, era incorrecto.

Araíd asintió con una sonrisa y después miró el suelo pareciendo confundida por algo.

—¿Siempre estás encerrada? —preguntó de forma seria y repentina Araíd, provocando que mi nerviosismo apareciera tratando de disimularlo con la acción de estar guardando la comida que sobro en el refrigerador—. Puedes confiar en mí, Alanna —aclaró la mujer y solté un suspiró.

Todavía le estaba dando la espalda, incapaz de darle la mirada mientras perdía tiempo frente a la nevera. Tenía miedo de decir la verdad, ya que cuando quise interactuar con los vecinos y miraron mis comportamientos y formas de ser con André, dejaron de hablarme o comenzaron a hablar detrás de mí haciendo que decidiera no convivir con nadie que no sea Samantha. Porque ella era la única que me decía las cosas de forma directa. Y, ahora que tenía alguien nuevo cerca de mí, temía que me pasará lo mismo con ella, ya que está comida y este momento me hizo darme cuenta que Araíd era una chica demasiado dulce y simpática, y, en definitiva, era una buena compañía para estos días de soledad.

—Mi novio también era así de manipulador, e incluso se podría decir que tenía tu novio —comentó la mujer haciendo que mi mirada se centrará en ella—. Un día Johnny me rescato y estoy alegre por ello.

La mujer me sonrió con ternura provocando que los recuerdos con mis hermanos y mi familia volvieran a mí, haciendo que mi corazón se estremeciera por aquello. Los extrañaba demasiado, pero ellos tal vez ya no quisieran volverme a ver porque me aleje sin decirles nada. Y eso no se le hacía a una familia.

Cerré los ojos y solté un suspiro, dispuesta a callarla, para que no me siguiera recordando mis desgracias.

—Yo no tengo hermanos —mentí con mi corazón doliéndome por aquello.

Coloqué una mano en mi pecho, adolorida, porque yo si tenía hermanos, tenía una hermana y un hermano a los cuales extrañaba y amaba, pero los había negado. Y eso me destrozaba y me hacía sentir una mala hermana.

—Por supuesto —dijo la mujer haciendo que prestara atención a sus palabras, para distraerme—. Creo que me mientes —susurró y la miré a los ojos, extrañada.

En definitiva, está familia era demasiado rara. Claramente, mis vecinos eran los más extraños que podría haber.

—Digo, siendo tu una criatura, o mejor dicho un ser tan bello, no creo que tu madre y padre sólo hayan querido crear uno —aclaró la mujer de forma divertida, pero a mí no me causo gracia. Es más, aumento mi incomodidad.

La mujer se dio cuenta y resoplo frustrada acomodando su cabello y mirando el suelo con detenimiento. Mostrándose incomoda, al igual que yo.

—Creo que ya es tarde, y Johnny se va a preocupar por mí —susurró la mujer caminando hacia la puerta de la casa al instante, casi corriendo, haciendo que la mirara extrañada, pero aun así asentí cerrando el refrigerador de golpe y mirándola atenta hasta percatarme de algo que todavía no me terminaba de convencer. Y tenía que decirlo.

—¡Oye! —llamé antes de que saliera y está fijo su vista en mí con una gran sonrisa—. ¿Estás segura de que Johnny es tu hermano? Es que no se parecen en nada.

Y la sonrisa de la mujer pálida desapareció y se removió en su lugar nerviosa sin saber que decir ni que hacer observando el suelo. Hasta que levantó su mirada y me sonrió abriendo la puerta.

—Estoy segura que es mi hermano, ¿por qué mentiría?

La miré atenta y asentí ante sus palabras, a pesar de que no estaba del todo convencida, acepté sus palabras, y está al verme y observar la expresión de mi rostro, salió casi corriendo de la casa cerrando la puerta con fuerza, provocando que un escalofrío me invadiera.

Algo estaba mal; en definitiva, algo estaba muy mal. 

─✾───∆ ~ ✡ ~ ∆───✾─

Salí de bañarme y me puse la bata de baño para ir a mi cuarto y conectar la secadora, mientras abría las cortinas y las ventanas de mi habitación como solía hacer.

Agarré mi móvil del buro que había en mi habitación y le escribí un mensaje a mi amiga para saber de lugares interesantes de nuestra ciudad. Porque, aunque Araíd resultó ser rara al final, creía que ella merecía explorar y conocer el lugar con un poco de ayuda.

Mande el mensaje, para después marcarle a André para ver lo que hacía, ya que lo extrañaba y no me había llamado desde hace horas. Y yo necesitaba saber que estuviera bien.

—¡Hola, amor! —exclamé feliz sentándome en la cama disfrutando del viento que ingresaba a mi cuarto—. ¿Cómo has estado?

Bien, preciosa, ¿y tú? —preguntó de forma seria a diferencia de mí—. Perdón por no haberte llamado, he estado muy ocupado en el trabajo.

Rodé los ojos cansada de esa excusa tan vaga. Era increíble como volvía a actuar como antes cuando hace unas horas había sido un amor, era algo decepcionante, sin embargo, no entendía porque me sorprendía a la vez, sí ya era común en él actuar así.

—Ah, el trabajo, ¿qué tal va? —pregunté de igual forma, para hacerle notar mi desagrado.

Bien, bien. Estoy ocupado, te hablo más tarde, ¿sí? —dijo de forma apresurada mientras se escuchaba un golpe de fondo.

Mi corazón comenzó a latir de forma rápida y me sentí alarmada por aquel ruido.

Bebé, ¿sigues ahí? —dijo actuando natural, a pesar del ruido que se había oído—. ¿Cariño?

—Eso creo.

Pase una mano en mi pecho tratando de que mi corazón se calmara al darme cuenta de que posiblemente era una alucinación mía. Tal vez era eso.

¿Qué tienes, bebé? —preguntó con preocupación y no pude evitar bufar.

La preocupación había desaparecido, a pesar de que los golpes y los ruidos extraños que seguían oyéndose con él. De verdad, no quería tener problemas con André y no quería cuestionarle que hacía, y mucho menos, quería cuestionarle por qué se escuchaban esos ruidos de golpes en el fondo. No quería hacerlo.

Entonces, cerré los ojos con cansancio tratando de relajarme, mientras mantenía la mano en mi pecho. Tratando de pensar en otras cosas para no ocasionar una discusión.

¿Cariño?

—Hoy conocí más al fondo a los vecinos nuevos, y fue extraño —comenté cambiando de tema, restándole importancia a lo demás.

—¿Vecinos nuevos? —cuestionó confundido.

—Sí, bebé, tenemos vecinos nuevos, pero la mujer es extraña —susurré soltando un suspiró—. Hizo comentarios un poco inusuales para mi gusto. Creí que podría ser agradable, pero no fue así. Aunque me gustaría seguir tratándola...

Por eso te digo que no convivas y cuentes nuestra vida —mencionó André interrumpiéndome y rodé los ojos con disgusto—. Oye, ya me tengo que ir. Te amo.

Estaba a punto de seguir hablando cuándo este colgó la llamada. Suspiré y me quité el celular de la oreja para colocarlo en la mesita de noche y comenzar a jugar con mis manos.

En ocasiones, Samantha me decía que había posibilidad de que André me engañara, pero no le quería creer, aunque ahora no sabía que pensar. Eran tan extrañas sus salidas y sus viajes, también era extraño que no me quisiera llamar o sea cortante mientras se iba; era inusual.

Me pase la mano por la cara frustrada, sin saber que pensar hasta que la voz de Johnny atrajo mi atención. Sorprendiéndome.

—Mi hermana no es extraña si es a lo que te refieres —aclaró el hombre, provocando que me alzará de la cama y mi corazón se acelerará al instante por él.

El hombre se encontraba asomándose por la ventana de su habitación, que daba directo a la ventana de la mía. Como lo había hecho en la mañana. Y yo sólo rodé los ojos cansada de que interrumpiera mi privacidad de esa forma, manteniendo mi mano en mi pecho, tratando de calmar un poco su pulso.

—¿No tienes vida acaso? —pregunté con fastidio acercándome a la ventana, manteniendo mis manos en la bata de baño para que está no dejará ver lo que se encontraba debajo, mientras que el hombre sólo me sonreía divertido, como siempre lo hacía.

—Si la tengo, pero ahora estoy interesado en la tuya —confesó mirándome de la misma forma que me miró cuándo lo conocí, provocando nuevamente que me sintiera nerviosa—. Mi hermana dijo que tenías problemas —mencionó recargándose en la ventana.

—No les importa lo que me pasé —solté cansada, mirándolo con seriedad.

—Claro que sí, eres nuestra vecina.

Miré el suelo tratando de evitar que mirara la sonrisa que salió de mis labios al oírlo y levanté mi mirada dándome cuenta de que el hombre seguía sin quitar la suya. Sonreí levemente de nuevo, pero de inmediato deje de hacerlo cerrando los ojos con fuerza recordando a mi novio, ya que él tenía razón, André siempre tenía razón; era malo convivir con más gente.

Suspiré y comencé a caminar lejos de la ventana, ya que no tenía por qué perder el tiempo platicando con él, si ya no pensaba dirigirle la palabra. Pero el hombre parecía no querer dejar de platicar, entonces volvió a gritarme.

—Oye, ¿te han dicho que tienes una mirada tan tierna?

Su comentario había hecho que mi atención volviera a él sin entender porque había dicho aquello tan de repente. Traté de eliminar mi sonrisa y caminé hacia la ventana parándome nuevamente frente a ella, tratando de verme seria, pero eso no inmutó al hombre.

—¿Acaso quieres enamorarme? —cuestioné cruzando mis brazos en mi pecho, mirándolo recelosa aun cuestionándome de su forma de hablarme.

—¿Acaso lo estoy logrando? —contestó el hombre con diversión sin eliminar su sonrisa.

Al instante, rodé los ojos tratando de mirarme enojada, aunque tenía que admitir qué comenzaba a agradarme su plática. Me había causado un ambiente agradable.

—Estás demente —susurré bajando la mirada y tratando de evitar el rubor de mis mejillas.

Y después de eso sólo hubo silencio. Fruncí el ceño confundida y levanté la mirada encontrándome todavía a Johnny con una mirada divertida, viéndose más relajado que antes. Pero lo que no entendía era por qué el hombre ya no me hablaba.

—No sabes lo que es estar demente —soltó sin más tomándome por sorpresa y provocando que un escalofrío invadiera mi cuerpo.

Tenía que admitir que su mirada juguetona me gustaba. Realmente me estaba gustando la dirección de la plática y como la relación de Johnny y yo se había puesta divertida y dinámica, pero a la vez me asustaba.

Mordí mis labios alegre, mientras miraba como Evanson esperaba que le respondiera a su extraño comentario, pero a la vez increíble comentario.

—No tienes ni idea —susurré casi inaudible con una sonrisa en el rostro, bajando la mirada.

Una carcajada resonó por parte de Evanson y lo miré atenta a la ocurrencia que vaya a sacar. Esperando que fuera mejor que la anterior. Pero el hombre sacó un cigarrillo de su bolsillo y lo prendió para comenzar a disfrutar de este sin apartar la mirada de mí.

—Oye cariño, deberíamos salir un día —articuló de repente tomándome por sorpresa—. Te ves muy sola.

Trague saliva sin saber que decir o cómo actuar. ¿Había estado mal seguir platicando con él?

En mi cabeza comencé a pensar muchas cosas, tratando de buscar la respuesta correcta para Johnny o la forma correcta de salir de esto, pero me encontraba paralizada, sin saber que hacer o que decir.

—Perdón por incomodarte. —volvió a decir el hombre de forma seria, dejando atrás lo juguetón que era—. Me tengo que ir, hablamos luego, Eliane.

Estaba a punto de decirle algo, cuando de inmediato cerró la ventana y la cortina dejándome hablando sola. Suspire y me recargue en mi ventana observando la suya tratando de procesar lo sucedido. Hasta que decidí dejar eso atrás y continuar con lo que hacía.

Entonces, me adentre a mi habitación tratando de seguir con mi vida apartando ese momento de mí.

En el misterio, Mad-ClepGirl (Dianessa)🐧

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro