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Me desperté de golpe al escuchar un par de pasos que provenían del primer piso ─cosa que me alarmo al instante─. Miré con miedo la puerta de mi habitación mientras los pasos seguían escuchándose con delicadeza ─como si alguien se estuviera tomando el tiempo de recorrer cada parte de esta─. Pero sea quien sea quien este abajo, yo no le tendría miedo.

Con cuidado de no hacer ningún ruido, me salí de la cama con la sabana envolviendo todo mi cuerpo, buscando con la mirada algún objeto para defenderme, pero no encontraba nada y la persona seguía recorriendo mi casa. Aunque, lo que no entendía, era porque en ningún momento había subido el segundo piso.

Eso era extraño.

A pesar de que parecía que la persona aún seguía en el mismo lugar, me comenzaba a sentir mal y con miedo, ya que la persona no me daba una idea de lo que quería, y eso me asustaba. Usualmente cuando sucedían situaciones de este tipo, yo siempre estaba acompañada de mi novio, pero en está ocasión él estaba a kilómetros de distancia, y no había nadie que me ayudara.

No sabía qué hacer.

En las últimas noches con André se había escuchado que había alguien en el piso de abajo, pero cuando él iba a investigar, no era nadie. Así que no quería llamar al 911 por miedo que sea lo mismo, además, a André no le gustaba mucho usar ese número porque no le daba confianza esa gente, aunque nunca entendí la razón, sin embargo, respetaba lo que pensaba él.

Tragué saliva nerviosa y seguí buscando algo con la mirada en la habitación, hasta que, finalmente vino a mi memoria el bate de béisbol de André que guardaba en su armario; aquel bate que utilizaba él cuando se oían sonidos extraños.

Fui hasta él y lo sostuve con fuerza, abriendo la puerta de mi habitación para dirigirme a la planta de abajo y enfrentar aquello que estaba en la sala de estar.

Limpié mis manos del sudor que comenzaba a invadirlas, y sostuve nuevamente con fuerza el bate bajando las escaleras y adentrándome a la sala, entonces, los ruidos volvieron a aparecer, pero ahora provenían del exterior de la casa.

Suspiré y volví a sostener con fuerza el bate ignorando el miedo y el nerviosismo que comenzaba a aparecer en mi cuerpo. Ingresé a la sala y no había nadie en los alrededores, y abrí la puerta principal para encontrarme la calle vacía, y a nadie en el exterior queriendo atormentarme.

Suspiré y seguí parada en la puerta observando toda la calle, pero no había señales de gente. Volteé a ver la casa de Samantha y está permanecía en silencio, al igual que la otra casa de mi otro extremo, que era de los vecinos nuevos.

Bufé aliviada e ingresé de nuevo a mi casa con más tranquilidad, dirigiéndome a la cocina para ver el cajón en donde guardaba ciertas pastillas, como lo son para dormir y los anticonceptivos que tenía.

Comúnmente la gente las tenía en el baño, pero había ocasiones en que André se encerraba en este y duraba horas dentro de él, por ello, había movido las pastillas a la cocina donde tenía más accesibilidad.

Así que agarré unas pastillas para dormir y me dirigí a mi habitación de nuevo, llevando el bate conmigo. Posiblemente al tomar las pastillas para dormir después de escuchar ruidos en el exterior, era mala idea, pero era normal que yo tuviera alucinaciones cuándo no estaba André. Decía Samantha que lo más probable era la soledad, ya que antes de mi novio yo tenía muchos amigos y ahora estaba sola.

Las cosas solían cambiar de un día para otro, pero no me arrepentía de estar con André. Él era un caballero y era todo lo que alguna vez soñé.

Así que, subí las escaleras y me dirigí a mi habitación, para acostarme y cerrar los ojos dispuesta a dormir, porque mañana sería un buen día.

─✾───∆ ~ ✡ ~ ∆───✾─

El ruido del golpeteo de mi ventana me despertó de golpe, provocando que me levantará de la cama rápidamente y fijará mi vista en ella. Encontrándome al pelinegro de ojos color chocolate que sonreía mientras aventaba diminutas piedras a la ventana de mi cuarto.

Lo miré extrañada sin entender porque hacia eso. Era inusual que tu nuevo vecino se encontrara sentado frente a la ventana que daba directamente a la mía, mientras observaba atento mi habitación.

El hombre me sonrió, levantando su rostro en un asentimiento como si fuera un saludo, y ahí me di cuenta que no tenía brasier. Con disimulación, sostuve un pequeño abrigo que estaba cerca de mi cama para colocármelo, para después volver nuevamente a en frente de la ventana, y abrir de esta para saber que quería mi vecino. Probablemente, también le podría decir que era de mala educación observar a la gente mientras dormía, pero no conocía a este hombre, y me daba miedo que actuara de mala forma, por eso me contuve.

─¡Gracias! Llevaba horas aventando piedras, ya estaba a punto de ir por más ─comentó el pelinegro con una sonrisa, atrayendo nuevamente mi mirada extrañada por su comentario tan inusual.

Definitivamente el hombre estaba loco, principalmente por estar ahí tocando mi ventana y viéndome mientras me dormía desde quién sabe qué hora, pues eso sólo lo hacían los acosadores, y al parecer, él era uno.

─¿Cuánto tiempo llevabas viéndome? ─pregunté peinando mi cabello con mis manos.

Lo más probable era que en estos momentos sea un desastre, porque me acababa de levantar y todavía me sentía cansada y dormida. Así que no estaba en mi mejor condición, y era consciente de ello.

─¿De verdad quieres saber? ─cuestionó con una sonrisa extraña y un escalofrío invadió mi cuerpo ante sus palabras tan extrañas.

Suspiré nerviosa y retrocedí de la ventana tratando de tranquilizarme por su pregunta. La mirada y su tono de voz no me eran confiable, además de que me había desorientado un poco, y la forma en que me miró también me había asustado. Y con aquello, nuevamente confirmaba que Evanson era extraño.

Tragué saliva nerviosa y me acerqué de nuevo a la ventana para cerrar la cortina y acabar con esta conversación, hasta que él volvió a hablar, provocando que quitara la cortina.

─¿Pudiste dormir? ─cuestionó el hombre─. Digo, estando sola debe ser difícil, y más sí tienes problemas de ansiedad o cosas por estilo ─aclaró Johnny pareciendo relajado, provocando que una vez más lo mirara con extrañeza.

Primero mi nombre y ahora sobre mis problemas personales, ¿cómo sabían todo eso? También el hombre me miraba desde su ventana... todo esto era muy extraño.

─¿Cómo sabes todo eso? ─pregunté dispuesta a cerrar la ventana y llamarle a alguien, porque no confiaba en él. Para nada lo hacía.

Era alguien muy raro.

─Lo supongo ─contestó con simpleza─. Es de lógica, o eres muy predecible.

Me miró con burla y no pude evitar que el enojo se apoderara de mí.

Él era un idiota.

Relamí mis labios con enojo, a punto de cerrar la cortina y dejarlo hablando solo hasta que este volvió a hablar.

─Hoy irá mi hermana a tu casa ─gritó cuando notó mi acción─. Ella solamente, por eso te estaba tocando la ventana. No te preocupes, yo estaré trabajando con algo aquí en la casa.

─No me importa lo que hagas con tu tiempo ─aclaré dispuesta ahora si de cerrar la ventana.

─Yo opino que si te interesa lo que haga o diga en cada momento, cariño ─mencionó el hombre atrayendo mi atención nuevamente.

¿Qué se creía? A mí realmente me importaba un carajo lo que hiciera en su vida, y me molestaba que me llamará "cariño". Nadie que no fuera André, podría llamarme así.

─No me vuelvas a llamar así.

─¿Y por qué no, Eliane?

─¿Cómo sabes mi nombre? ─cuestioné con la desesperación invadiendo mi rostro.

─Tú lo dijiste ─aclaró con una sonrisa divertido─. ¿O prefieres que te diga "cariño"?

─¡Eres un cretino! ─grité cerrando la ventana y la cortina a su vez para terminar de una vez por todas con esa patética conversación.

Además, esta comenzaba hacerme sentir incómoda. Podría imaginarme que ahora Johnny estuviera riéndose de mí y disfrutando de mi enojo, pero me daba igual. Me daba igual cualquier tontería que viniera de él.

Suspiré y me dirigí al armario para cambiarme por fin, mirando el reloj dándome cuenta que ya eran las dos de la tarde. Bufé y agarré lo primero que miré siendo esto un vestido.

Eso era lo que usualmente usaba; vestidos. La mayor parte de mi armario era eso, ya qué me encantaban. Aunque también tenía ropa como jeans y blusas de tirantes y holgadas, ese era mi estilo.

Me coloqué el vestido rápidamente apreciándome en el espejo que tenía en la puerta del ropero.

El vestido era uno anaranjado sencillo que me llegaba hasta las rodillas, después me coloqué unos zapatos de piso negro y salí de mi habitación dispuesta a ir a la cocina para prepararme algo de comer, pero en esos momentos se escuchó el timbre de la casa.

Así que me acerqué a la puerta encontrándome a la pelirroja del otro día; la hermana de mi molestoso vecino, Johnny Evanson.

La mujer lucía una chaqueta de cuero negra y unos jeans ajustados del mismo color, con su cabello suelto. Haciendo que su piel se mirará más pálida.

─¡Hola, Alanna! ─saludó la mujer para después darme un beso en la mejilla─. Traje espagueti, creí que sería de tu agrado y podríamos comer juntas. Perdón si esto es extraño, pero hace mucho que no tengo mujeres con las cuales convivir ─aclaró Araíd con una sonrisa tierna─. Ya sabes, una debe de tener amigas.

La miré con una sonrisa, porque, a pesar de lo extraña que se portó el día de ayer, hoy parecía alegre y tierna.

─Oh, no era necesario ─susurré─. Pasa, por favor.

La mujer sonrió e ingresó a la casa con tranquilidad, aunque, sí estuviera André era probable que me mataría por dejar entrar a gente extraña a la casa, pero la mujer me daba ternura y no podía decirle que no.

Aunque bueno, yo... nunca aprendí a decir que no con facilidad.

Estaba a punto de cerrar la puerta después de que la rojiza entrara, pero, por cosas del destino, dirigí mi vista a la casa de enfrente, en dónde el vecino regaba sus plantas todos los días, sin embargo, ahora me miraba extrañado y confundido.

La miré extrañada por su mirada, pero traté de sonreír actuando normal.

─¡Buenas tardes! ─saludé a la distancia siendo amable, levantando la mano con alegría.

Nunca antes me había pasado algo similar con un vecino, así que decidí saludarlo. Pero al parecer, el hombre se incomodó y se fue corriendo a su puerta. Suspiré y entré a mi casa para atender a mi vecina.

Realmente, a pesar de lo sucedido el día de ayer, esperaba ser de su agrado, así al menos tendría más amistades y no me sentiría sola cuándo Samantha y André no estén.

¿OBXIJBQ BUFQB XOXFA V GLEKKV?

En el misterio, Mad-ClepGirl (Dianessa)🐧

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