Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

𝟘𝟙: ℕ𝕖𝕨 𝕟𝕖𝕚𝕘𝕙𝕓𝕠𝕣𝕤.

—Hola mi vida, ¿qué tal te fue en el trabajo? —pregunté cerrando la puerta de la casa e ingresando a está con la bolsa de papel en las manos, dirigiéndome a la cocina para poder acomodar todo en la alacena.

André ingresó a la cocina detrás de mí, mirando atento cada uno de mis movimientos mientras que yo seguía con mi labor de ordenar las cosas que compré. Tratando de actuar natural y alegre, aunque no tanto, ya que André podría malinterpretar aquello y no quería tener un problema con él por eso.

—Excelente, pero creo que tendré que salir de viaje de nuevo —contestó acercándose a mí y sacando una manzana de la bolsa de papel para morder de ella.

Volteé a verlo confundida, sin entender muy bien porqué debería seguir viajando, aunque traté de mostrarme tranquila y para nada molesta, para que este no se molestara conmigo o pensara que quería meterme en sus cosas, pero realmente me preocupaban sus constantes viajes, y más porque según la semana pasada tuvo su último viaje de negocios, sin embargo, parecía que aquello era otra mentira más por su parte.

Y sabía que no debería de molestarme, principalmente porque aquello lo hacía por mí y para que tuviéramos una vida mejor, aun así, aquellos viajes me afectaban y me hacían sentir vacía; hacían que sufriera de soledad, y más porque yo no tenía amigos ni familia. Había dejado todo eso atrás para ser feliz con mi hombre, pero no podría soportar más por él.

Porque había soportado el decir adiós a mi familia para irme a vivir con él y tener una dulce vida, dejando atrás a aquellas personas que no aprobaban mi relación con André. Y, por desgracia, también les había dicho adiós a mis viejas amistades, y las nuevas eran muy escasas, ya que sólo tenía a Samantha que era mi vecina. Y a veces era muy difícil vernos, ya que ella originalmente vivía en Oklahoma con sus padres, y al ser la hija única, tenía que estar pendiente de las personas que le dieron la vida, pero tenía su propia casa aquí a mi lado, siendo ella mi única amiga. Aunque mi novio no la aprobaba, porque pensaba que ella no era una mujer de bien. Aun así, yo la miraba a escondidas, ya que Samantha era la única a la cual le valía lo que pensara André, pues ella siempre venía a verme, porque ella era como una hermana y una mejor amiga.

—Cariño, ¿te encuentras bien? —cuestionó el pelinegro mirándome a los ojos, cruzando sus brazos frente a mí y yo sólo asentí bajando la mirada, evitando verlo.

André se acercó a mí con rapidez y levantó mi rostro con sus manos para que lo mirara fijamente y trague saliva nerviosa apartando mi rostro de sus manos con temor.

—Lo estoy. Solamente... estoy pensando.

—¿Acaso tú piensas? —cuestionó con burla soltando una leve carcajada haciendo que me sintiera pequeña—. Tú no puedes pensar. No sabes hacerlo.

—Lo sé —solté levantando la mirada, atrayendo la desaprobación de este, con su mirada matadora fijamente a mí.

Aquella mirada en donde entrecerraba sus ojos y parecía que no tenía pupilas; donde todo era negro y levemente sus cejas se juntaban. Aquella mirada que hacía cuando algo no le gustaba.

—Quise... intentar pensar.

—No lo intentes —dijo con media sonrisa apegándose a mí para acariciar mi mejilla con cariño—. Sabes que me gustas más así. Calladita y tontita.

—Ya sabes que no me gusta que me digas así.

—Pero a mí sí.

Siempre era así. Siempre contestaba con rapidez, como sí todo lo tuviera previsto, como sí supiera cada cosa que diría y como callarme aquello, y eso me sorprendía.

—¿De verdad te tienes que ir? —pregunté mirándolo atenta, observando como comenzaba a morder de su manzana con tranquilidad, apartándose de mí y dejando atrás la situación en la que nos encontrábamos antes.

—Sabes que debo de irme —mencionó entrecerrando los ojos, mirándome como solía hacer cuando quería tener la razón. Ya conocía todo sobre él y él sobre mí, por eso éramos la pareja ideal—. Soy el único que trabaja en esta casa, debo de irme a trabajar.

André seguía dándome la misma mirada y yo asentí dándole la razón, para que no hubiera problemas con él. Pero, al parecer, el pelinegro se dio cuenta de mi desconformidad y se acercó a mí dejando su manzana arriba del microondas para sujetar mis mejillas con firmeza, apretando levemente de estas para que lo mirara a los ojos.

El dolor se hizo presente en esa parte, pero evite mi disgusto y mis lágrimas que comenzaban a salir de mis ojos para hacerlo feliz.

—Te prometo que el tiempo pasará volando y cuándo menos lo pienses, estaré junto a ti.

Una lágrima bajo de mi mejilla y André soltó de estas con brusquedad para después darme la espalda, pasando sus manos por su rostro y después jalar su cabello con desesperación.

—No pasaría eso sí me dejaras trabajar —aclaré tragando saliva y apretando los puños esperando que explotara, porque era claro que lo haría.

Sabía que André odiaba está conversación, sabía que a él no le gustaba que hablará de eso, pero comenzaba a hartarme de que siempre estuviera sola porqué él tenía que mantenerme. Sí, yo era consciente que él era muy celoso y no resistía la idea de verme trabajando en diversos lugares y conviviendo con muchos hombres a la vez, sin embargo, era necesario, me hacía falta hacerlo.

Sí, entendía su desconfianza, pero a la vez no lo hacía y eso era muy confuso, por ello decidí bajar la mirada ante él y volver a mi tarea de guardar todo en su lugar, sintiendo la atenta mirada de André sobre mí, provocando que me sintiera nerviosa.

Frecuentemente Samantha me decía que las conductas de André no eran correctas y tenía una relación tóxica con él, pero yo no lo creía así. Teníamos nuestros defectos, sí, pero ambos nos conocíamos a la perfección y aquello no pasaba con cualquiera persona, por eso él era mi alma gemela.

De pronto, las cálidas manos de André invadieron mi cintura junto con su duro miembro. Al instante mi cuerpo aumento de temperatura mientras el pelinegro comenzaba a mover mis caderas a su antojo, apegándome a él. Un gemido salió de mis labios al sentir su erección Y André de forma instantánea empujo la bolsa que estaba en frente a mí con el mandado, despejando la mesa para pegar mi cuerpo allí. Con sus manos, mantuvo pegado mi rostro ahí, provocando que lo viera de lado mientras más se movía detrás mío.

Con fuerza, paso su mano a mis pantalones, introduciendo de esta dentro de mis bragas para comenzar a tocar aquella parte que comenzaba a hacerse cada vez más húmeda. Empezó a jugar con mi clítoris, logrando que todo en mí comenzara a estremecerse.

André comenzó a meter sus dedos en mí, pero sabía que eso no era suficiente. No para él. Con desesperación, el hombre empezó a bajar mis pantalones y mis bragas, dejando esa parte expuesta.

Todo mi cuerpo comenzaba a sentirse caliente, todo en mi mente se enfocaba en lo placentero que se estaba volviendo el momento mientras André comenzaba a introducir su miembro en mi entrada, pero aquel placer se desvaneció de forma repentina con el recuerdo de la discusión que acabábamos de tener, logrando que todo el calor que está teniendo mi cuerpo, desvaneciera.

—André, para.

—¿No te está gustando, preciosa? —preguntó lamiendo mi mejilla que no estaba pegada en la mesa.

—André, por favor...

El pelinegro se apartó de mí comenzando a colocarse su pantalón mientras yo me separaba de la mesa y me subía las bragas y el pantalón con la mirada baja, esperando que no se enojara por haberlo rechazado.

—Ya me voy.

Levanté la mirada observando cómo se colocaba el cinturón sin entender sus palabras.

—Iré a otra parte... —dijo mirándome a los ojos y peinando sus cabellos—. Pero volveré —mencionó caminando hacia a mí para darme un casto beso en los labios—. Sé que desde que nos juntamos, he estado más tiempo fuera de la casa que contigo, pero lo hago para tener dinero para nuestra boda y ser felices juntos, lo sabes, ¿verdad, amor? —aclaró con una media sonrisa y asentí, recibiendo otro beso en los labios de él: —Te amo.

—Yo también te amo, André.

El hombre sonrió por mis palabras y beso mi frente, para después salir de la cocina y salir de la casa dando un golpe a está. Suspire confundida por sus cambios drásticos de personalidad, pero agradecía que, a pesar de eso, nunca había sido tan brusco conmigo. Y eso era algo que apreciaba de él.

─✾───∆ ~ ✡ ~ ∆───✾─

—¡Hola, Alanna! —gritó Samantha ingresando a mi casa y abrazándome con una gran sonrisa—. Estaba a punto de irme, tienes suerte de que chequé mi celular y vi tu mensaje.

Sonreí alegre ante sus palabras, ya que agradecía que estuviera aquí. Hace unas horas André se había ido, y yo pensé en hablarle a mi mejor amiga para poder hablar con ella. Por desgracia, hoy se iría con sus padres, aun así, tuvo tiempo de venir a verme, y era algo que apreciaba mucho.

—Me alegro de eso, pero sí ya vas tarde a tu vuelo, deberías irte ya —susurré de forma tímida viendo como mi amiga se reía de mí por mis palabras.

Ella definitivamente era demasiado diferente que yo; ella era alegre y yo era tímida, ella era chistosa y yo era seria, pero entre nosotras nos completábamos y por eso amaba su amistad.

—Qué cosas dices, no te dejaré sola de inmediato, ¿está aquí tu novio? —preguntó adentrándose a la casa y sentándose en la sala de estar, y yo sólo negué con la cabeza provocando que una sonrisa saliera de su rostro—. Déjame adivinar, saldrá de viaje de nuevo y se pelearon por ello, o quería tener sexo y tú no quisiste, ¿ando bien con mis teorías? —preguntó de forma divertida y yo la miré entristecida.

Mi amiga suspiró y se acercó a mí para abrazarme y comencé a llorar en su hombro, recordando lo de hace unas horas, mientras Samantha seguía consolándome y las lágrimas seguían saliendo de mis ojos, hasta que estas cesaron. Cuando esto sucedió, me aparté de ella un poco para poder conversar, ya que eso era lo que necesitaba; platicar con alguien antes de hundirme en la soledad.

—¿Me dirás que sucedió? —preguntó Samantha mirándome directamente, pero negué al instante limpiando las lágrimas que quedaban en mis ojos.

—No quiero hablar de mí, quería que me contarás las últimas novedades de la ciudad. Ya sabes, despejar mi mente —aclaré con una media sonrisa, esperando que accediera.

—Claro, me usas de chismografo porqué tu novio no te deja salir —dijo la mujer de cabello castaño con burla y yo rodé los ojos fastidiada de que tocará el tema de mi novio—. Bien, en estos días no ha pasado nada relevante, sólo la menor de los Anderson se ha ido de casa...

—¿La muchacha de mirada tierna y de cabello largo de color negro y lacio? —cuestioné sorprendida y mi amiga asintió—. ¡Oh, Dios mío! Esta muy pequeña.

—Oh no, tranquila. La niña se fue por la ley, no sólo se escapó. Al parecer es una niña muy inteligente y hábil para vivir sola —contestó la peli castaña con una sonrisa, restándole importancia—. ¡Y tenemos vecinos nuevos! —exclamó con una gran sonrisa.

—¿Quiénes son? —cuestioné sorprendida.

—Es un hombre realmente apuesto, ni te lo imaginas. Es muy encantador... —exclamó haciendo gestos exagerados y moviendo sus manos simulando que estás eran un abanico y le avente un cojín—. ¡Oye! Lo que te digo no es mentira, realmente es un bombón, y tiene unos enormes brazos. —volvió a decir de forma excitada provocando que mis mejillas se calentarán por lo ocurrente que podía ser mi amiga.

—Oh, Sam, deberías callarte... —susurré tratando de calmar mi risa por sus comentarios.

Mi amiga se rio a carcajadas y siguió hablando, atrayendo la alegría y la comodidad en mi casa. Realmente la apreciaba y agradecía los momentos que estaba ella junto a mí, por lo divertida y ocurrente que era.

Aunque, después de unos minutos, mi amiga se fue y yo me dirigí a mi cuarto para poder descansar, ignorando que André no había llegado aún a casa y no me había dicho exactamente a donde iba. Decidí descansar, para desconectarme de esta vida.

En el misterio, Mad-ClepGirl (Dianessa)🐧

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro