
ℂ𝕒𝕡𝕚𝕥𝕦𝕝𝕠 𝟙𝟚: 𝔽𝕣𝕒𝕘𝕞𝕖𝕟𝕥𝕠𝕤 𝔻𝕖𝕝 ℙ𝕒𝕤𝕒𝕕𝕠
El universo entero se estremecería, temblaría como si de un potente terremoto azotara toda la realidad, sin ninguna clase de de piedad. La realidad tiembla de terror ante el poder celestial que se esparce por cada rincón de aquel mundo infinito.
La luz divina de Dios se sentiría por cada rincón del universo, una luz que se supone debía de transmitir calidez, amor, esperanza y bondad. Pero, en este caso no era nada de eso, a diferencia de todas las distintas creencias que los seres pensantes pudieran tener, la luz de Dios era sencillamente retorcida, fría, macabra y corrupta, una luz llena de locura y desesperación, la cual reflejaba a la perfección el deplorable estado mental de su putrefacto usuario.
En un punto de aquel universo, se podía ver al creador del todo, su colosal figura humanoide estando en todo su grotesco y repugnante esplendor, aquella aura de poder cósmico de color blanco puro rodeándolo como si fuera fuego, alumbrando con su luz retorcida todo a su alrededor, una luz que solo traía destrucción y muerte, producto de una búsqueda desesperada por un objetivo imposible.
Y enfrente de Dios, estaban aquellos que se alzaban en su contra, aquellos extranjeros, aquellas variantes que se atrevieron a entrar en sus dominios, a meterse en sus asuntos y oponerse a sus planes. Eran idénticos a los amigos que buscaba recuperar, sus apariencias, personalidades, absueltamente todo era idéntico. Y, si bien esto entristecía un poco a la deidad corrompida, este no iba a retroceder ante nada, nunca había retrocedido y no comenzaría ahora.
Enfrente de todas aquellas variantes, se postraba el responsable de todo, el líder de aquella rebelión en contra de Dios, aquel que se atrevió a ir contra los mayores mandatos de la creación de aquel universo condenado a la muerte, todos sus esfuerzos impulsados por la esperanza.
Esperanza de poder darle un mejor futuro hacia el mundo en donde nació, esperanza de poder liberarlos a todos de aquel bucle infernal, esperanza de darles a todo libre albedrio, esperanza para que todos puedan escoger que hacer, sin miedo de que Dios los destruya solo por no ser lo que el quiere.
En donde una vez hubo odio, rencor y venganza, ahora solo había una determinación inquebrantable, una determinación que ardía con la potencia de millones de soles, una determinación que no se extinguiría con absolutamente nada, ni siquiera ante la presencia retorcida del dios loco que se postraba enfrente suyo.
A sus espaldas, todos sus aliados estaban en pose de pelea, auras de color plateado rodeándolos por completo, un poder enorme fluyendo por sus cuerpos, dándoles un aire imponente mientras sus ojos brillaban con la misma determinación que Sasuke. Todos mirando con total seriedad pero a la vez con pesar la figura del monstruo cósmico que se alzaba enfrente de todos, esperando que alguno se moviera para dar inicio a la pelea que decidiría el destino del universo.
Aun cuando lo tenían enfrente de ellos, ninguno podía creer que esa cosa, esa abominación horrible y repugnante, fuera el mismo chico tonto, alegre, bromista y lleno de energía que conocieron, ninguno podía creer que ese monstruo fuera Naruto Uzumaki.
Aquella zona a donde Sasuke los habría teletransportado a todos con anterioridad, se trataba de una zona muerta del universo, un lugar en donde no había vida en cientos de miles de galaxias a la redonda. Un escenario mas que perfecto para la batalla que se estaba por desatar.
— Bien... Comencemos de una vez...— Exclamaría el creador, su voz distorsionada y grave resonando como un eco profundo y repugnante en el abismo del oscuro y frio espacio.
La enorme criatura humanoide se movería a una velocidad gigantesca, dejando en ridículo la velocidad de la luz, logrando posicionarse en menos de un parpadeo enfrente de sus enemigos. El gigantesco puño de Dios seria lanzado contra sus enemigos, aquel puño siendo del tamaño de un continente.
Sasuke seria el primero de todos en reaccionar, moviéndose a una velocidad semejante a la del propio creador, apretaría su puño con gran fuerza, antes de lanzar su propio ataque contra el colosal puño de Dios. Ambos golpes impactarían contra el de su oponente, y, para sorpresa de todos, el puño del seria parado en seco por el ataque del Uchiha. Una onda expansiva de proporciones gigantescas se produciría por dicho impacto, una la cual fácilmente abarcaría varios sistemas solares.
Esto ya de por si generaría una gran sorpresa en el creador del universo, su mirada fija sobre aquel pequeño ser, el cual había logrado parar su ataque, y no se le veía haciendo mucho esfuerzo. Y, como si eso no fuera suficiente, Dios vio como detrás de este mismo, las variantes que lo acompañaban, todas habían resistido la onda expansiva como si nada, una onda expansiva la cual era capaz de aniquilar sistemas solares fácilmente.
— Vaya... Si que son fuertes— Diría el ente cósmico con seriedad, encontrando extremadamente curioso e interesante aquel hecho.
— No nos subestimes, nos hemos preparado durante años para este momento...— Las palabras de Sasuke, llenas de determinación, resonarían por el espacio, mientras su ser no cedía ante la fuerza que ejercía Dios con su puño.
Mientras el peli negro decía aquellas palabras, este recordaría todo lo sucedido en el mundo a donde fue a pedir ayuda, todo lo que tuvieron que pasar para obtener el poder que les permitiría hacerle frente a la deidad corrompida.
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Desde el principio, Sasuke supo que el camino para la derrota de Dios seria extremadamente difícil, arriesgado y peligroso, y es posible que incluso no lo logre. Pero, prefería darlo todo, intentar con todas sus fuerzas, que simplemente rendirse y esperar su final, puede que otras variantes de el lo hayan hecho, pero el no lo haría, para nada.
Una vez que este obtuvo la ayuda de sus nuevos aliados en aquel nuevo universo, este supo perfectamente cual seria su siguiente paso.
El Sanin de las serpientes, Orochimaru...
El gran intelecto del Sanin era fundamental para su plan, y debido a la situación desesperada en la que se encontraban, se le fue concedido ir a verlo, aunque siendo escoltado por Tsunade y Kakashi, los cuales verían y escucharían absolutamente todo.
Al principio, Orochimaru se sorprendió y confundió al verlo, aunque luego de explicarle toda la situación este se mostro sorprendido y claramente interesado, su hambre de conocimiento siendo tan insaciable como siempre y la malicia retorcida en sus ojos brillando de forma que cualquier podría darse cuenta.
En cuanto aquella serpiente le pregunto sobre el porque debería ayudarlos, Sasuke supo perfectamente que responder para convencerlo de colaborar.
Le explico lo que podría pasar si Naruto seguía, lo que pasaría si aquel bucle no paraba. Aquella posibilidad de que la entidad decidiera involucrarse con el Multiverso para lograr su objetivo. Si eso llegaba a pasar, no se sabia que podría hacer, que clase de desastres podría traer a incontables mundos, incluidos ese. Y si eso pasaba, tanto Orochimaru como toda su investigación y lo que había logrado hasta ese momento, se irían a la basura, desapareciendo y siendo consumidos por la luz celestial del creador corrupto, todo para nada.
Aquellas palabras lograrían hacer que el Sanin traidor se pusiera totalmente serio y accediera a ayudarlos, todo con tal de sobrevivir, tal como Sasuke lo había planeado. Incluso cuando Orochimaru los ayudo en la Cuarta Guerra Ninja, este siempre lo hacia por su propio bien, por sus motivos egoístas y para poder seguir con sus enfermizas investigaciones. Así que, ante una amenaza que iba a arrasar con todo, incluido el, era mas que obvio que este decidiría ayudar, todo solo para seguir vivo.
Ya con Orochimaru de su lado, lo siguiente fue encontrar poder, mucho poder para hacerle frente a Dios, y Sasuke supo perfectamente en donde encontrarlo.
El cadáver mortal de Shibai Otsutsuki...
El cuerpo que aquel Otsutsuki dejo atrás antes de ascender a una forma de vida superior, ese cuerpo estaba en la tierra. Y, si bien no poseía tanto poder como el ser original de aquel Dios Otsutsuki, seguía siendo un recurso extremadamente valioso. Por lo que, todos se pusieron a buscar de inmediato aquel cadáver, a todo ninja de la hoja se le dio las instrucciones de buscar dicho cuerpo, pero no se les dijo que era específicamente o para que, esto para evitar cualquier posible traición o que se divulgue información y terceros quieran apoderarse de dicho cadáver.
Tras unos meces de búsqueda, Sakura finalmente lograría encontrar el cada ver, el cual estaba en manos de un sujeto llamado Amado Sanzu, el cual tenia planeado usar el ADN de Shibai para experimentar, aunque lograron detenerlo, eliminarlo y recuperar el cuerpo para ellos. También, aprovecharon la oportunidad para robar toda la investigación que aquel hombre tuviera sobre el cuerpo Otsutsuki, información que les serviría para mas adelante.
Ya con el cuerpo de Shibai en sus manos, la siguiente fase del plan de Sasuke comenzaría. Y esa era que Orochimaru extraería el poder de aquel cuerpo y se lo implantaría a ellos. Sabia que ese cuerpo tenia poder, mucho poder. Pero sobre todo, que tenia poder y ADN del Dios Otsutsuki, el mismo dios que Naruto devoro hace incontables eones y que le permitió convertirse en el ser cósmico que era hoy en día. O al menos, una variante de el.
De esta forma, el proceso comenzaría, siempre manteniendo extremadamente vigilado a Orochimaru para que no haga algo. Y, si bien no lo matarían, si que lo harían sufrir si es que se atrevía a pasarse de listo.
Poco a poco, el ADN de aquel dios comenzaría a ser implantado en Sasuke y cada uno de sus aliados, el proceso era largo y muy complejo, debían de tener extremo cuidado para que nada malo pasara. Y por suerte, todo salió bien, todos habrían adquirido habilidades sorprendentes y que desafiaban cualquier lógica o limite que hubieran visto antes.
Y, si bien se habían vuelto muy poderosos, Sasuke sabia perfectamente que aun faltaba un largo camino por recorrer si es que querían ganarle a Naruto, ya que con el poder que tenían, no serian nada para el.
Y su siguiente objetivo, fueron los Otsutsukis. Sabía que aquellos seres vendrían a la tierra a invadirla e intentar robar todo el Chakra de esta misma, por lo que podían aprovechar. Al igual que Naruto hizo en su momento, devorando a los seres de esta raza para obtener poder, ellos harían lo mismo. Con ayuda de Orochimaru, les robaría cada molécula de poder para incrementar sus poderes. Solo que, a diferencia de Naruto, ellos usarían un método más controlado, diferente, para evitar el efecto de la putrefacción.
Durante el tiempo de espera, entrenaron sus nuevas habilidades y poderes, haciéndose más y más fuertes. Hasta que el día llego.
Aquellos tres Otsutsukis cayeron del cielo como si fueran cometas, iluminando todo el cielo. Y cuando tocaron el suelo, ellos ya los estaban esperando, gracias a los conocimientos de Sasuke de su universo original, este sabía quienes eran y sus habilidades.
Pelearon contra ellos y les ganaron, dejándolos al borde de la muerte. Todo para luego llevárselos a Orochimaru, al cual obligaron a que transfiriera todo el poder de los Otsutsukis a ellos, cosa que se logró con éxito, aumentando más y más los poderes de todos.
No solo eso, también el Uchiha viajo a otros mundos, reclutando también a variantes vivas de Hiruzen, Jiraiya, Minato y Kushina.
De ser posible, prefería qué ellos pudieran convencer al Dios corrupto de detenerse. Puede que sea algo estúpido a este punto, pero Naruto siempre insistió en salvar a Sasuke, sin importar que. Se lo debía, al menos una última vez, un último recurso antes de tener que pelear y ejecutar su plan original.
Los Otsutsukis siguieron yendo al planeta Tierra, cada vez eran más los que iban, viendo que sus aliados morían cada que pisaban el planeta
A cada Otsutsuki que era derrotado, se le frenaba todo su poder, para fortalecer a todos para la batalla final, luego de eso eran eliminados.
Años pasaron, en donde el planeta Tierra básicamente se había convertido en el enemigo de toda la raza Otsutsuki, cosa que estos no podían aceptar ni tolerar. Su orgullo herido ante el hecho de que una raza cualquier y sin nada de especial estuviera haciéndoles frente.
Esto incluso llego a los altos mandos de los Otsutsukis, los diez generales, los Otsutsukis más antiguos y poderosos, junto a su rey... Shibai Otsutsuki.
A diferencia del mundo de donde provenía Sasuke, esta variante de Shibai, en vez de convertirse en un dios como tal, obtuvo simplemente un poder gigante, al punto en que muchos lo llamaron Dios, evolucionando y dejando su antiguo cuerpo en aquel planeta desierto, que luego fue llamado tierra.
Cientos, miles de Otsutsukis habrían sido asesinados por Sasuke y los demás, al punto en que estos lograron salir del planeta con su simple capacidad de volar, siendo capaces de sobrevivir en el espacio y de incluso viajar a otros planetas.
Poco a poco, todos fueron cazando a los Otsutsukis, liberando a los planetas que estos atacaban y absorbiendo el poder de estos mismos seres.
Estuvieron años así, hasta que finalmente llegaron contra los generales y el mismísimo Shibai. Y, tras una larga batalla, los generales y el mismo rey Otsutsuki fueron asesinados.
El poder de los generales se repartió entre todos ellos, mientras que Sasuke absorbió todo del rey, su poder, su cuerpo, su alma, todo. El poder del peli negro superó con creces al de sus compañeros, al punto en que su poder era capaz de afectar todo el universo infinito, destruirlo y hasta re crearlo.
Podría decirse que, ahora el Uchiha era una especie de semi Dios, al menos en poder.
Con todo esto listo, el propio Sasuke asesino a Orochimaru, al ya no serles de utilidad. Además, de que no se confiaba para nada de que aquella serpiente fuera a hacer algo en el futuro.
Con sus nuevos poderes, todos estaban listos, para la lucha contra Dios.
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La enorme y monstruosa figura de Dios sería envuelta por un aura llameante de pura energía cósmica, la cual brillaba de un bellísimo color blanco puro, tan puro como la luz de una estrella recién nacida.
Su luz cálida y pura, pero al mismo tiempo fría y destructora. Una luz que, a pesar de su inmensa e infinita belleza, era un símbolo de la destrucción y la muerte qué la entidad cósmica traía sobre su propia creación, sobre su bello jardín lleno de vida, todo con tal de lograr su objetivo, su ideal inalcanzable de perfección.
El rostro deforme del creador del todo estaría clavado sobre el rostro de su enemigo, aquella variante, aquella creación suya que se alzaba contra los mandamientos impuestos por el mismo sobre toda la creación, sobre su tan amada creación. Unos ojos rojos brillantes le devolverían la mirada, unos ojos tan brillantes como dos rubíes de la mas alta calidad, los cuales ardían con la potencia de incontables estrellas, reflejando una determinación inquebrantable, a pesar de estar chocando puños con la entidad mas poderosa del universo, una voluntad que no flaquearía ni siquiera ante Dios.
El poder del creador era algo que sencillamente incomodaría tanto a Sasuke como a sus aliados, la propia presencia de la entidad era algo sumamente retorcido, algo que desafiaba toda comprensión o conocimiento mortal. Una presencia, una sensación, una anomalía que nunca debió de haber existido, pero que de alguna manera existía, y era aquello a lo que ahora se estaban enfrentando.
Ambos luchadores se separarían, luego de aquel primer choque de puños, el cual ya habría erradicado múltiples sistemas solares con su sola onda expansiva, una pequeña pero clara demostración de la liga de poder en que ambos entes cósmicos se encontraban.
— Sera mejor que no te distraigas, Variante... No creas que seré compasivo contigo, solo porque eres una creación mía — Hablaría Dios, su voz deforme y distorsionada sonando en el mismo vacío del frio espacio, como si se tratara de una onda de radio vieja.
El mismo ente habría usado su control y manipulación sobre la misma realidad para que todos pudieran hablar en el espacio, a pesar de que esto seria imposible para cualquier otro, pero no para Dios.
Sin embargo, el ente cósmico no pudo reaccionar cuando recibió un devastador golpe en su colosal espalda, siendo enviado a volar millones de kilómetros hacia abajo. Siendo que dicho golpe fue de parte de Sakura, la cual estaba mirando con seriedad al ser corrupto.
— No te olvides de nosotros, infeliz — Gruño la peli rosada, mientras era cubierta por su poderosa y brillante aura de poder plateado.
Dios solamente gruñiría al ser tomado desprevenido por aquel ataque, pero lo que sin dudas mas le causaba molestia, era el hecho que tanto Sasuke como todas las otras variantes que lo acompañaban, todos y cada uno de ellos expulsaban un poder que este reconoció al instante, un poder que odiaba con todo su ser.
El poder de la raza que le quito todo, el poder Otsutsuki.
— Ustedes de verdad que son unos malditos estúpidos, depender de un poder tan repugnante no hace mas que causarme arcadas, su mera presencia es enfermiza — Comento el creador mientras se detenía en el medio del espacio, volteando a ver a sus oponentes, mientras su poder cósmico fluía como una llama intensa alrededor suyo.
Dios tuvo que reaccionar rápidamente, cuando su cuerpo gigante fue golpeado por un gigantesco dragón hecho de pura energía, el tamaño de dicha bestia siendo fácilmente en de varios planetas gigantes, haciendo que el creador tenga que usar mas poder para soportar el ataque.
— Estoy impresionado, quien diría que usarías un método tan infame para obtener poder, Lee... — Comento con frialdad el ente cósmico, viendo como dentro de dicho dragón se encontraba el peli negro de grandes cejas, el cual le daba una mirada determinada al monstruo que solía ser Naruto Uzumaki.
— No estoy orgulloso al decir como obtuve este poder, pero si con el puedo ayudar a detenerte y evitar que sigas con esta masacre sin sentido, ¡Entonces usare cada gota de poder que haya en mi cuerpo!— El peli negro dio un grito de guerra, expulsando una cantidad monstruosa de poder, haciendo que el dragón de energía que lo rodeaba se hiciera aun mas grande.
Dios levanto uno de sus colosales puños, listo para atacar a Lee. Mas sin embargo, este seria bombardeado por la espalda por cientos de miles de armas, las cuales se encontraban hechas de energía.
Volteando, vería que la responsable seria Ten Ten, la cual tenia cientos de miles de portales de color plateado a sus costados, de los cuales se asomaban distintos tipos de armas de energía, desde espadas hasta lanzas y hachas.
— ¡No nos subestimes, Naruto!¡Todos nos estuvimos preparando para enfrentarte!— Exclamo la peli castaña con una mirada seria y determinada. De un movimiento de dedos, un miles de armas saldrían volando a una velocidad muchísimo superior a la luz, impactando contra el cuerpo gigantesco de Dios, generando explosiones colosales, las cuales serian capaces de acabar con un planeta sin problemas.
Aun con todo esto, los intentos de ambos no harían casi nada de daño a Dios, el cual no retrocedería ante los esfuerzos combinados de Lee y Ten Ten, solo teniendo un porte firme ante toda la situación.
— Esto no es asunto suyo, lárguense de una vez — Exclamo frustrado y enojado el ser cósmico, mientras que de una simple expulsión de su poder enviaba a volar a ambos.
Este no tuvo tiempo de descansar, cuando dos enormes y masivos rayos de energía impactaron contra su cabeza, engulléndola por completo. Siendo que los responsables eran Iruka e Hiruzen, ambos teniendo ahora la capacidad de manipular energía, siendo que también participarían y darían todo de si para detener al monstruo cósmico, aun con todo el dolor de sus almas al saber que se trataba de aquel niño rubio que conocieron en su mundo.
Ninguno le daría tiempo al ser corrupto de hacer algo, siendo que colosales sombras comenzaron a envolver todo su cuerpo deforme, como si se tratan de cuerdas, sujetando sus brazos y piernas para mantenerlo quieto, siendo esto obra de Shikamaru.
Aprovechando la sorpresa y leve guardia baja del ente cósmico, Tsunade y Sasuke volaron a gran velocidad, dejando como nada la velocidad de la luz, logrando proporcionarle un doble golpe devastador en el estomago al creador del universo, el cual fue recibido por Jiraiya, el cual le impacto un Rasengan en la espalda, la explosión resultante fue similar a la de una supernova, obligando a todos los presentes a retroceder para evitar ser engullidos por dicha explosión.
Sin haber terminado, Sasuke apareció al lado de todos, chocando sus puños entre si mientras que comenzaba a juntar una masiva cantidad de energía. Este extendió ambas manos juntas al frente y grito.
— ¡Dimensión Cannon! —
Tras gritar el nombre de su técnica, una esfera de energía de color negro con relámpagos morados en su interior salió disparada hacia la explosión que envolvía al ente cósmico, produciendo otra explosión al menos diez veces mas poderosa y grande.
Kakashi extendería sus manos, comenzando a usar la habilidad que obtuvo luego de absorber todo el poder Otsutsuki, siendo que este obtuvo la capacidad de manipular el espacio. De esta forma, es que gracias a dicha habilidad que el peli plata comenzó a comprimir aquella masiva explosión, no dejando que absolutamente nada de energía se escape, concentrándola todo en un punto, siendo del tamaño de un planeta gigante, toda esa energía concentrada en el cuerpo colosal de Dios.
Así estuvo durante unos 15 segundos, hasta que toda la energía de la explosión se disipo, haciendo que el peli plata detuviera su técnica, con todos viendo a lo lejos como una gran nube de polvo cósmico se formaba por la explosión resultante de sus ataques combinados.
— Esten alertas, esto apenas comienza — Diría Sasuke con total y absoluta seriedad, siendo que era mas que obvio que aquel ataque no elimino ni de cerca a su enemigo.
Un horrible escalofrió recorrió el cuerpo de todos los presentes, un aire gélido golpeando sus nucas, como si tuvieran a la misma muerte detrás de ellos. La misma realidad parecía deformarse de formas aberrantes por breves instantes, mientras que a lo lejos se veía una silueta humanoide entre los restos de polvo cósmico, ya todos sabiendo de que se trataba.
Fue tan solo un instante, ni siquiera tuvieron tiempo de parpadear, pero antes de que alguno pudiera siguiera darse cuenta, vieron como aquella figura humanoide hecha de carne podrida, ahora se encontraba en medio de ellos. En donde alguna vez estuvo aquella figura de tamaños colosales, ahora era de un tamaño similar al de un hombre adulto promedio, apenas siendo mas alto que Tsunade.
Todos se quedaron estáticos por un segundo, el hecho de que aquella abominación cósmica estuviera tan cerca de ellos era hasta repugnante. Su aura, su sola presencia era una completa aberración, algo sencillamente retorcido y que parecía que haría llorar al mismo universo, como si la misma realidad estuviera rechazando la existencia de su propio creador.
Ninguno fue capaz de reaccionar a tiempo, cuando una masiva expulsión de energía por parte de Dios los golpeo a todos, aprovechando que estos tenían la guardia baja. El impacto de aquel ataque fue tan colosal, que el mismo espacio se retorció y resquebrajo en menos de un parpadeo, mientras los guerreros eran enviado a volar miles de millones de años luz, siendo separados en pequeños grupos, para diversión de la entidad cósmica, la cual solo veía con ternura los pobres intentos de aquellos seres por detenerlo.
— Adorables, todos son sencillamente tan tiernos, son como un grupo de niños haciendo berrinche y queriendo derrotar a un adulto — La voz del creador resonaría por los confines del infinito universo, como un eco retorcido y repulsivo, su cuerpo putrefacto retorciéndose de pura emoción.
Aun si no eran los de su mundo, aun si eran variantes de otro universo, aquellos eran tan parecidos a los amigos que una vez perdió, que el hecho de interactuar con ellos lo llenaba de una alegría sin limites, una alegría y felicidad retorcida. No le importaba si intentaban derrotarlo, después de todo, ellos no tenían ninguna oportunidad.
— Intenten todo lo que quieran, pequeños... Nada funcionara, no son los primeros en intentar derrotarme... Aunque se hayan hecho con ese asqueroso poder Otsutsuki, no servirá de nada, el final de este mundo es inevitable... Después de todo, solo la voluntad del creador vale aquí...—
La entidad simplemente comenzaría a deformarse de forma grotesca, con varias extremidades saliendo de su cuerpo y moviéndose de forma desesperada. Lentamente, nuevos seres saldrían de su ser, siendo que Dios se habría clonado, aquella técnica insignia que uso tantas veces antes, ahora la estaba volviendo a usar, para encargarse de todos sus oponentes al mismo tiempo.
Eran un total de 6 clones, uno para cada grupo que salió volando en distintas direcciones. Sin decir una sola palabra, todos los clones salieron volando hacia sus respectivos objetivos, con el original yendo a buscar a Sasuke, el se encargaría de eliminar a esa horrenda variante con sus propias manos.
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El cuerpo de Kakashi Hatake volaría a masivas velocidades por el oscuro e infinito vacío del espacio, luego de haber sido golpeado por el ataque energético del dios corrupto. El peli blanco terminaría impactando con gran fuerza contra un planeta gigante, del tamaño de Júpiter. El solo impacto de su cuerpo terminaría dejando un cráter masivo del tamaño de un país mediano, además de sacar a dicho planeta de su orbita.
Soltando gruñidos de dolor por el impacto, se pondría de pie, viendo como a pesar de todo no tenia grandes daños, apenas unos cuantos moretones, los cuales se curaban rápidamente, todo gracias al poder que robaron de la raza Otsutsuki.
El Shinobi de la hoja levanto la cabeza, viendo como una especie de cometa de color blanco surcaba el cielo a gran velocidad, la sola presencia de dicho objeto era suficiente como para deformar el espacio en todo aquel sistema solar muerto. Con este sudando nervioso al saber perfectamente de quien se trataba.
Aquel cometa aterrizo enfrente del adulto peli blanco, revelando la figura humanoide y putrefacta del ente cósmico, el cual estaba rodeado de su flameante aura de color blanco, su rostro desfigurado mirando fijamente a la variante de su difunto maestro.
— Jeje la vida si que da vueltas muy crueles, ¿No es así, Kakashi Sensei? — Fueron las palabras dichas por la entidad, su voz distorsionada llena de un sentimiento de nostalgia y leve tristeza, viendo al peli plata.
— Debes detener esta locura ya, Naruto... ¿Acaso no te das cuenta?¡Estas cometiendo los mismos errores que Pain y Obito! — Diría Kakashi con seriedad y molestia, intentando que la variante de su alumno.
El ninja no podía estar mas frustrado con aquella situación, de ver en la abominación en que se había convertido Naruto. Ya de por si, la muerte de Naruto y Sasuke en su mundo fue un golpe mortal para el, pues sentía que les había fallado como maestro a ambos.
Nuevamente, no había logrado proteger a nadie. Había perdido a demasiada gente, su padre, Rin, Obito, y ahora Naruto y Sasuke. Y el ver como esta variante de aquel niño rubio e imperativo se convertía en la criatura enfrente suyo.
Simplemente, Kakashi Hatake se sentía como un fracaso... Al menos, quería hacer algo bien en su vida, y eso era detener a esta variante corrupta de Naruto. Incluso para estándares ninja, lo que este hacia era sencillamente horrible.
No soportaba la idea de que aquel niño imperativo y cabeza hueca hiciera tales actos.
— Ya a este punto, las conversaciones se acabaron, Kakashi... Les di la oportunidad de irse, de no involucrarse en mi camino... Y no la aceptaron... Aunque no se preocupen, no soy tan malo como creen, no los matare. Solo los dejare muy heridos y luego los devolveré a su mundo, no sin antes robarles esos poderes y borrarles la memoria para que olviden todo esto... No dejare que ustedes y nadie se metan en mi camino... ¡Recuperare mi universo y no me importa cuantos intentos me tome! —
Con aquel ultimo grito, Naruto expulsaría una cantidad gigantesca de poder cósmico, haciendo temblar ese sistema solar y cuerpos celestes cercanos.
Kakashi tuvo que reaccionar rápidamente, logrando usar sus antebrazos para cubrirse de un devastador golpe lanzado por el creador, golpe el cual hizo temblar todo el sistema solar por su mero impacto.
El poder del Shinobi no haría mas que crecer con cada instante que pasaba, su aura plateada rodeándolo como una llama, a la vez que forcejeaba con todas sus fuerzas contra el implacable golpe de dios. El poder de los Otsutsuki recorriendo cada centímetro de su cuerpo era lo único que evitaba que este fuera destrozado, un poder que no haría mas que aumentar sin parar.
En un destello de velocidad, el peli plata lograría darle un poderoso golpe en el rostro a su oponente, haciendo que este saliera disparado fuera del planeta en un parpadeo. Sin embargo, el ser cósmico se detendría en el aire, recomponiéndose como si nada luego de dicho ataque.
De un simple movimiento de dedos, este crearía docenas de esferas de energía, las cuales mando sin dudarlo contra la variante de su antiguo maestro.
Reaccionando rápidamente, Kakashi extendería una de sus manos, usando su habilidad de manipulación del espacio, logrando desvanecer con algo de dificultad dichos ataques. Solo para terminar recibiendo una patada en el estomago por parte de la abominación cósmica.
Sangre saldría de la boca del adulto, el cual miraría al ser desfigurado con determinación inquebrantable. Ambos comenzarían a intercambiar cientos de miles de golpes en milésimas de segundo, su fuerza y velocidad aumentando a pasos agigantados con cada instante.
El mismo espacio alrededor de ellos seria deformado de formas grotescas por las simples ondas expansivas, el planeta entero temblando y estando al borde de la destrucción por el combate entre ambos titanes de poder.
Las ondas expansivas de sus ataques afectarían todo aquel sistema solar muerto, sacando a los planetas de sus órbitas y comenzando a afectar la estrella de este mismo.
Con un rugido digno de un monstruo, Dios tomaría del cuello a Kakashi, impactando su cuerpo contra el planeta y haciendo que este mismo explote al instante, destruyéndolo por completo. de entre la explosión, saldría la criatura cósmica sin un solo rasguño, el cual estaba arrastrando al adulto peli plata por todo el espacio, comenzando a azotar su cuerpo contra todo planeta, asteroide y astro que estuviera presente en aquel sistema solar, dejando un rastro de caos puro por donde pasaban.
— Vamos, Kakashi, no me digas que eso es todo... Este no puede ser todo el poder que obtuviste luego de absorber a esos asquerosos Otsutsukis, demuestra que vales mas que esto — Diría con molestia la entidad, sin soltar ni por un segundo al peli plata.
— Tch... Siempre tuviste un lado presumido, Naruto... — Diría entre gruñidos el peli plata, antes de expulsar una gran cantidad de poder de su cuerpo, logrando soltarse del garre del dios corrupto, enviándolo a volar de una patada doble en medio de su estomago.
Con una gran maestría, Kakashi junta una cantidad absurda de electricidad en ambas manos, siendo esta una versión miles de millones de veces mas poderosa que su Chidori, llevado a estos niveles gracias a todo el poder Otsutsuki.
Un poderoso golpe eléctrico seria atinado en el rostro deforme de Dios, el cual no podía hacer mas que sentir un éxtasis absoluto y retorcido ante aquella pelea, sintiendo como la nostalgia golpeaba cada rincón de su ser putrefacto.
Cientos y miles de golpes imbuidos de electricidad serian lanzados por el Hatake. Rostro, pecho, brazos, cada parte del cuerpo de la entidad deforme seria golpeada miles y miles de veces por el Shinobi, el cual no tendría piedad en ningún momento, los impactos resonando por todo aquel sistema solar al borde del colapso.
Sin embargo, había algo que sin dudas dejaba aterrado a Kakashi, y eso era el porte tranquilo y confiado de la deidad. Sin importar cuantos ataques este le daba, aquel aire confiado y relajado no se desvanecía en ningún momento. Incluso sin un rostro que demuestre dichas emociones, la postura de Dios dejaba ver claramente sus emociones.
De un golpe de martillo, Kakashi sacaría a la entidad retorcida de aquel sistema solar, antes de reaparecer detrás de este y disparar una ráfaga de energía a quema ropa en toda su espalda. Dicho ataque lo llevaría de regreso a aquel sistema, mas especifico, lo mandaría contra el sol, su cuerpo hundiéndose entre el plasma de aquel cuerpo celeste. Solo para que después aquel astro termine explotando por el ataque del peli plata.
La supernova resultante terminaría devastando por completo aquel sistema solar, el cual seria destruido por completo ante el ataque del Shinobi de la hoja, el cual soplo veía con molesta e impotencia dicho evento cósmico que el mismo causo.
— De verdad... No puedo creer que siga vivo después de esto...— Gruño impotente el peli plata, no creyendo como es que Naruto podía soportar ataques de tales escalas como si nada.
Este podía sentir perfectamente la presencia de la entidad, señal de que aquel ataque no le había hecho absolutamente nada. Y aquello se comprobó, cuando un grotesco y gigantesco tentáculo, hecho de carne putrefacta, salió de entre la nube de polvo cósmico. Dicha extremidad grotesca se movió a una velocidad tan alta que tomo desprevenido al Hatake, el cual recibió de lleno el golpe, escupiendo mucha sangre mientras sentía como sus huesos se rompían y sus órganos explotaban.
Toda la galaxia temblaría ante dicho golpe del creador, mientras el cuerpo del adulto seria mandado a volar, atravesando docenas de galaxias que se interponían en su camino, todo en cuestión de milésimas de segundo, o incluso menos.
Dios aparecería en un parpadeo detrás del peli plata, teniendo una esfera de energía en su mano, no dudando un segundo en disparar dicho ataque contra la espalda de este. No obstante, este vio como su ataque atravesaba a Kakashi como si fuera un fantasma, perdiéndose en la infinidad del espacio y provocando una explosión tan grande que destruyo varias estrellas.
— Jum... Interesante, conque replicaste el Kamui con el poder Otsutsuki — Diría la entidad, dándose cuenta al instante de las habilidades de su oponente.
El creador del cosmos estaba a punto de lanzar otro ataque, sin embargo, algo inesperado ocurrió. Un ataque de energía impacto directo contra su espalda, enviando al ser deforme a volar hacia la inmensidad del espacio, antes de producirse una explosión masiva.
Kakashi se recompondría, sus heridas curándose en milésimas de segundo gracias al poder Otsutsuki. Volteando, vería al responsable de dicho ataque.
— Te estabas tardando...— Gruño algo adolorido el peli plata.
— Lo siento, el ataque anterior me termino arrojando a docenas de galaxias al norte, vine tan rápido en cuanto sentí tu presencia — Respondería un joven adulto de unos 21 años, con pelo castaño y ojos azules, mientras tenia una sonrisa en su rostro, viendo fijamente la dirección en que la entidad fue enviada a volar por su anterior ataque.
— El... De verdad no piensa detenerse... — Comento Kakashi con tristeza y frustración recorriendo cada rincón de su ser, sus puños apretados con fuerza denotando esto mismo.
La sonrisa en el rostro del adulto se desvaneció, siendo reemplazada por un semblante triste y nostálgico.
— Lo se... Aunque no debería de sorprendernos, digo... ¿Cuándo fue la ultima vez que Naruto se rindió para... Cualquier cosa?—
Las palaras del peli castaño estaban cargadas de nostalgia y pesar por la situación que todos estaban afrontando, sus ojos azules mostrando una profunda tristeza que se arraigaba en su ser, sentimientos que eran compartidos por Kakashi, el cual solo permanecía en silencio, dándole la razón a su compañero.
Naruto nunca se rundía para absolutamente nada, nunca cedió a torcer el brazo, nunca retrocedió ni bacilo. Y eso era algo admirable para todos los que conocieron al ninja rubio.
Sin embargo, en este caso, era totalmente diferente...
Por primera vez, todos los que conocían a Naruto, deseaban que este se rindiera, que esta variante se diera por vencida, que renunciara a este sueño tan retorcido, lleno de caos y muerte que estaba siguiendo. Que abandonara este camino enfermizo en su búsqueda de la "Perfección".
Pero... Todos sabían que eso era imposible. Porque Naruto Uzumaki... Nunca se rundía.
— Prepárate...— Diría Kakashi con seriedad, siendo que había detectado como la presencia de la entidad se acercaba a ellos a una velocidad absurda — Aquí viene...—
Apenas este termino de hablar, Dios ya estaba enfrente de ambos, su rostro deforme incomodando y asqueando de gran manera a ambos adultos. Sin embargo, la atención del creador del todo estaba centrada esta vez sobre el adulto peli castaño.
— Konohamaru...—
El ente cósmico diría el nombre del adulto, mirándolo fijamente. Su voz denotando una gran cantidad de tristeza y nostalgia, mientras esta misma parecía volverse menos distorsionada, mas... Humana.
— Naruto...— Dijo el peli castaño con suma tristeza, viendo a la variante del chico al que llego a respetar con todo su ser, al que llego a admirar y ver como un hermano mayor... Ahora convertido en aquella abominación.
— Que gusto verte, muchacho... Mírate... Ya eres todo un adulto...— La voz de Dios temblaría, como si este se encontrara a punto de romper a llorar con solo ver el adulto en quien se convirtió aquel niño — Jeje... ¿Cómo estas?— no pudo evitar preguntar, con su voz cada vez mas humana, mas similar a la de Naruto Uzumaki y no a la de Dios.
— Trato de mejorar...— Respondería el peli castaño con una sonrisa triste, sabiendo perfectamente lo que estaba a punto de pasar.
Dios simplemente permanecía en silencio, viendo la figura del que alguna vez fue aquel niño que vio como un hermano menor, su ser rebosante de felicidad y nostalgia al verlo convertido en todo un adulto.
Sabia el porque estaba allí, sabia que es lo que debía de hacer... Pero no quería.
De un simple pensamiento, el ente cósmico usaría su telekinesis para mover al chico unos metros, centrando toda su atención en Kakashi, el cual se puso rápidamente en pose de combate, listo para seguir con su pelea. No obstante, Konohamaru se puso nuevamente al lado del peli plata, su expresión seria y determinada imperturbable, aunque se notaba el brillo de tristeza en sus ojos.
— Konohamaru... No te metas en esto, por favor...— Nuevamente, la voz del creador del universo temblaría, frágil como el cristal mas débil y quebradizo de todos, como si estuviera aguantando con todas sus fuerzas las ganas de llorar, sabiendo lo que estaba a punto de ocurrir.
— Sabes que no puedo hacer eso, Naruto...— Diría el peli castaño con profundo pesar y tristeza, sabiendo que aquello era inevitable.
El ser deforme volvería a usar su telekinesis, apartando al adulto a un lado, queriendo centrarse solo en Kakashi. Pero no funciono, nuevamente el se puso enfrente suyo, encarándolo, desafiándolo con un rostro serio y firme.
— Debes parar, Naruto...— Exclamo con seriedad y un porte forme el adulto peli castaño.
— No lo hare... No puedo ni voy a detenerme... No hasta recuperar mi universo...— La voz de la entidad volvería a distorsionarse, su figura perturbadora opacando por completo la tristeza que inundaba su ser, queriendo ignorar aquellos sentimientos, ahogándolos con su poder bruto, el cual estaba deformando la misma realidad.
Konohamaru no retrocedió ni un paso, ni siquiera cuando veía de frente el masivo poder de la entidad ni el como este deformaba la realidad de forma grotesca en toda la galaxia. Su porte firme y determinado no flaquearía ante nada, poniéndose igualmente en posición de combate, listo para la pelea que estaba por reanudarse.
El cuerpo de la entidad cósmica temblaría frenéticamente, una mezcla de furia y desesperación masiva inundando cada parte de su deforme y putrefacto ser ante aquel escenario al que se enfrentaba. Sin mas, este soltaría un rugido gigantesco, haciendo temblar cientos de galaxias cercanas, a la vez que su poder se desbordaba, deformando la misma realidad de formas aberrantes.
Las auras plateadas de Konohamaru y Kakashi estallarían, combatiendo contra el aura blanca y pura de Dios, mientras se preparaban para reanudar el combate.
Miles de golpes serian envidados por la entidad hacia sus enemigos, yendo a una velocidad indescriptible.
Kakashi reaccionaria y comenzaría a manipular el mismo espacio, creando numerosos portales, los cuales se tragarían los ataques de su enemigo, ataques los cuales reaparecieron a espaldas de Dios, impactando contra si mismo. Konohamaru aparecería abajo del ser cósmico, comenzando a bombardearlo con cientos de miles de ráfagas de energía, enviando a volar a su adversario miles de millones de kilómetros.
La entidad se recompondría al instante, viendo como el adulto peli castaño aparecía enfrente suyo, notando al instante los cambios de este, siendo que sus ojos ahora eran de color dorado con el fondo negro, además de una coloración igualmente dorada cubriendo sus ojos.
Lo reconoció de inmediato, aquello era el Modo Sabio, un modo sabio alterado y modificado gracias al poder Otsutsuki, un modo sabio el cual era fácilmente el mas poderoso de toda la historia, y su usuario era aquel joven Sarutobi.
— Nada mal, niño...— Diría el ser cósmico, con un tono que denotaba orgullo por el nivel que había llegado el que alguna vez fue como un hermano menor para el. incluso si sentía repudio por aquel poder Otsutsuki, el ver a Konohamaru llegar a ese nivel, hacia que se sintiera orgulloso de el.
Si tuviera rostro, ahora mismo estaría sonriendo...
En menos de un parpadeo, ambos se enfrascaron en un feroz intercambio de golpes, cientos de miles de ataques siendo lanzados por ambas partes, creando un torbellino masivo alrededor de ambos. Las ondas expansivas, productos de dicha colisión, destruían sistemas solares como si no fueran nada, el mismo espacio siendo deformado por el combate entre ambos.
El rostro del joven Sarutobi solo podía reflejar frustración y tristeza por la situación. El hecho de tener que enfrentarse a una variante demente de aquel que considero un modelo a seguir y un hermano mayor, era sencillamente desgarrador. El solo hecho de ver su apariencia grotesca y repugnante era hasta desgarrador.
El intercambio de golpes finalizo, cuando un puño gigantesco hecho de energía golpeo a Dios, tomándolo desprevenido y enviándolo a volar contra una estrella. El responsable no era otro que Kakashi, el cual había creado su propia versión del Susanoo de Obito, todo a base de puro poder Otsutsuki.
Konohamaru no desaprovecho la oportunidad, absorbiendo energía cósmica gracias a su modo Sabio, creando un Rasengan de dicha energía y lanzándolo hacia dicha estrella. El ataque impacto, provocando que aquel astro explote como una supernova, un evento cósmico de destrucción masiva. Pero no se detuvo ahí, este creo docena de Rasengan mas y mas poderosos, comenzando a bombardear dicha zona, haciendo que la explosión sea mas y mas grande.
Kakashi manipularía el espacio alrededor de aquella explosión, comenzando a comprimirla, evitando que toda la energía se escape, concentrándola en un solo punto cada vez mas pequeño, hasta ser del tamaño de un planeta enano.
No obstante, aquello no duro, siendo que aquella esfera de energía concentrada se rompió en miles de pedazos, mientras un cometa de color blanco salía a toda velocidad de esta misma. Konohamaru reacciono a tiempo, esquivando un golpe devastador de la deidad, mientras el peli pata deformaba el espacio, haciendo que el cuerpo de Dios se retuerza de formas aberrantes. Esto fue aprovechado por el peli castaño, el cual disparo otro poderoso Rasengan directo en el rostro del ser deforme, el cual soltaría gruñidos de molestia, mas que de dolor.
Aquel que fue su maestro, aquel que fue como un hermano... Contra el que alguna vez fue su alumno y su modelo a seguir.
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En otro sector del universo, se podía ver como tres figuras se movían a toda velocidad por los confines del espacio, atravesando Sistemas solares y galaxias como si no fueran nada.
Ino Yamanaka daría un grito de guerra, mientras expulsaba una gigantesca aura plateada de su cuerpo. Los poderes mentales de su clan evolucionados y amplificados a niveles divinos gracias al poder Otsutsuki. El poder de la rubia era tal, que dejaba al de la misma Kaguya como una mera hormiga.
Con solo un pensamiento, la mujer tomaría varios planetas gigantes y los arrojaría sin piedad alguna en contra de la abominación cósmica, el cual ni se inmutaría ante esto, destrozando y convirtiendo cada uno de estos mismos en polvo con solo un dedo.
— Vamos, Ino... Se que ese no es todo tu poder, mejor no juegues ni te contengas... O esto terminara muy rápido...— Diría con aburrimiento Dios, mientras de un rápido movimiento le encestaba un golpe devastador en el estomago a la rubia.
Dicho golpe le terminaría por volar en pedazos la mitad izquierda del cuerpo. Pero esto poco le afectaría a la Yamanaka, la cual usaría el poder Otsutsuki para regenerarse. Antes de que alguno pudiera hacer algo mas, cientos de sombras emergieron de la oscuridad del espacio.
Dichas sombras envolvieron y atraparon la figura del ser cósmico, comenzando a azotarlo ferozmente por cientos de miles de estrellas, generando incontables supernovas por todo el firmamento cósmico.
— Que bueno que Sasuke nos teletransporto a un sector sin vida del universo, sino esto seria un gran problema — Murmuro Ino, sudando nerviosa ante toda la destrucción que estaban causando en su pelea, esperando que esto no llegue a sectores con vida del universo.
Dios simplemente se libraría de las sombras, expulsando su aura blanca, solo para recibir un devastador golpe en toda la cara de parte de Chouji, el cual estaba en su modo mariposa, sus alas hechas de pura energía plateada que iluminaba la oscuridad del espacio como si se trataran de estrellas recién nacidas.
Aquel golpe haría retumbar toda aquella galaxia muerta y vacía de vida, mientras que la deidad se recompondría, comenzando a intercambiar feroces y brutales golpes con el Akimichi. todo esto mientras que Ino intentaba usar con todas sus fuerzas su telekinesis, para frenar o limitar los movimientos de Dios.
Sin embargo, la rubia solo sudaba frio, mirando con creciente miedo como aquello parecía no afectar en lo mas mínimo al ente cósmico, el cual le dio un fuerte rodillazo a Chouji, antes de impactarle una esfera de energía en el rostro, haciéndolo soltar gritos y gruñidos de dolor.
— Pero... ¿Qué diablos es él?— Pensó nerviosa y algo asustada la rubia Yamanaka, aun con todo lo que sabían de esta variante del rubio, era sencillamente aterrador como nada parecía causarle un daño real.
Esta tuvo que salir rápidamente de sus pensamientos, viendo como la espalda del ser se deformaba de forma repugnante, antes de que cientos de miles de brazos putrefactos salieran en si dirección, buscando despedazarla.
Ino expulso su aura plateada al instante, sus poderes psíquicos haciendo temblar el firmamento cósmico. Esta crearía miles de ondas de choque, enviándolas contra aquellas extremidades putrefactas, destrozando montones de estas mismas.
De una masiva expulsión de pura energía, Ino terminaría por destruir aquellas extremidades grotescas, solo para ver como Dios aparecía enfrente suyo, tomándola del rostro con un agarre del hierro, comenzando a azotarla como una bestia contra cientos de planetas, causando la destrucción de estos al instante.
— Ya... Deja... ¡¡De destruir todo!!— Fue el grito dado por la rubia, mientras lanzaba una onda de choque masiva contra el cuerpo de la entidad, la cual se vio obligada a soltarla.
Justo en ese momento, miles de monstruos hechos de sombra emergieron desde la oscuridad del espacio, comenzando a arremeter frenética y brutalmente contra el creador de todo.
— Shikamaru... siempre fuiste alguien muy peligroso, me deja sencillamente fascinado el como usas el poder de esos malditos Otsutsukis — Comento Dios con seriedad, esquivando la mordida de uno de aquellos monstruos.
El ente sabia que el Nara era mas de atacar a distancia y sin ser visto, así que este extendería su consciencia cósmica a todo el universo para encontrarlo. Dios buscaría por cada rincón de aquel universo infinito, solo para llevarse la sorpresa de que no encontraba al peli negro por ningún lado.
— ¿Dónde te metiste, Shikamaru?— Gruño por lo bajo la entidad cósmica, antes de recibir un zarpazo en la espalda de una bestia de sombras, del tamaño de un planeta.
Acto seguido, el ser deforme seria bombardeado por cientos de miles de golpes de parte de Chouji, el cual lo remato de una patada en el estomago, para luego Ino usar sus poderes y atraer cientos de estrellas. Esta replicaría el concepto del Chibaku Tensei, haciendo que dichos astros vayan contra Dios, el cual seria apresado en medio de dichas estrellas.
Con un grito de guerra, la Yamanaka rubia aumentaría su poder de forma bestial, haciendo temblar cientos de galaxias, a la vez que ponía una fuerza masiva en su técnica, provocando que las estrellas comiencen a deformarse y comprimirse entre si, el plasma que las formaba consumiendo el cuerpo de la entidad monstruosa.
No obstante, una masiva expulsión de energía terminaría por destrozar aquellos astros, convirtiendo aquel plasma en nada mas que polvo cósmico, mientras la figura del dios corrompido emergía, totalmente ileso y sin ninguna herida.
— ¡Maldición!¡¿Acaso este tipo es inmune a todo?!— Gruño frustrada la Yamanaka al ver como nada de lo que hacían lograba dañar o retrasar a la entidad cósmica.
La chica tuvo que reaccionar rápidamente cuando vio una gran luz acercarse a ella. Esta crearía una barrera con sus poderes, logrando cubrirse a tiempo cuando un rayo de color blanco la engullo por completo, empujándola y enviándola volar, atravesando cientos de galaxias en menos de un parpadeo, aquel ataque destruyendo todo a su paso. Planetas, sistemas solares, estrellas, agujeros negros, todo era destruido por aquella luz celestial.
— ¡¡Ino!!¡¡Maldito demente!!— Grito furioso Chouji, antes de lanzarse a atacar a la entidad.
El cuerpo del peli castaño se rodearía de energía, formando una cúpula a su alrededor. La velocidad con la que volaba era tal que dejaba una estela de luz plateada, pareciendo un cometa. Este golpearía de lleno a Dios, el cual cesaría su ataque mientras era arrastrado por toda la galaxia por Chouji.
Por todos esos años luz, solo se podría ver un cometa de color plateado, destruyendo todo lo que se interponía a su paso. Planetas, estrellas, sistemas solares, todo con lo que este entrara en contacto era convertido en polvo cósmico, mientras el joven seguía con su incesante ataque contra la deidad corrompida.
Ya harto de aquello, el creador solo lanzaría un ataque psíquico de gran poder contra el Akimichi, mandándolo a volar a toda velocidad hasta estrellarse con un planeta. Este ni siquiera tuvo tiempo de descansar, cuando cientos de monstruos de sombras lo volvieron a atacar. Sin embargo, este en ningún momento dejo su porte tranquilo y relajado.
— Ya te encontré, Shikamaru...— Comento al aire el ente cósmico.
Este había usado su consciencia cósmica para buscar al peli negro por toda su creación, no solo el universo convencional, sino también el cielo y cada uno de los infiernos, y no logro encontrarlo por ninguno de estos reinos. Eso significaba, que solo podía estar en un lugar.
De un simple movimiento de dedos, el dios crearía una luz blanca extremadamente potente, como si se tratara de mil soles combinados en un solo punto, haciendo que aquellas sombras desaparecieran al instante.
En ese momento, la entidad introduciría su mano en el mismo espacio, como si su mano estuviera siendo tapada por alguna clase de tela invisible. Tras un par de segundos, este la sacaría de golpe, revelando como tenia a Shikamaru sujetado fuertemente del cuello, con este mismo retorciéndose bajo el feroz y mortal agarre del dios corrompido sobre el.
— Muy inteligente de tu parte, Shikamaru, ocultándote en el espacio vacío que separa a los universos, algo así te habría hecho indetectable para cualquiera... Pero no para mi — Dijo el ente cósmico, estando genuinamente sorprendido por la estrategia empleada por el Nara. Solo para al final decirle que ese truco no funcionaria con un ser como el.
Todo mientras que apretaba con mas fuerza el cuello del peli negro, el cual no podía liberarse de aquel fuerte agarre. en un parpadeo, miles de sombras emergerían de la oscuridad del espacio, rodeando a Dios y yendo contra el.
Sin embargo, esto de nada serviría, puesto a que el ente cósmico terminaría por disipar dichas sombras de un simple movimiento de dedos.
— Eso no te servirá ahora, tus intentos, los de todos, son sencillamente patéticos... No importan lo que hagan, esta batalla termino antes de siquiera comenzar — La voz distorsionada de la deidad resonaría como un eco macabro por la existencia de aquel universo infinito, la misma realidad parecía distorsionarse con la sola presencia de la deidad demente.
Ante las palabras de Dios, el rostro de Shikamaru solo mostraba una cosa... Tristeza.
— Maldito idiota, tu no eres esto, nunca lo fuiste... Lo que te paso, a ti y a tu mundo fue horrible, de verdad lamento lo que tuviste que pasar, pero tu mejor que nadie debería entenderlo... Seguir con esta locura no traerá mas que desgracia, sobre todo para ti... Date cuenta, esto no vale la pena... Naruto — Fueron las palabras dichas por el Nara, con una mezcla de frustración y tristeza.
No obstante, el peli negro perdió el aire cuando el agarre del monstruo cósmico sobre su cuello se hizo miles de veces mas fuerte, casi rompiéndoselo.
— Cierra la boca... ¿Tu que vas a saber? Esto es totalmente distinto a todo lo sucedido, no se trata de algo tan banal como una guerra infantil, un odio estúpido, ¡No!¡Esto es por amor!¡Es una muestra pura de amor y lealtad hacia ellos, hacia aquel mundo que perdí!¡¿Odio, venganza, guerra, rencor?!¡Nada de eso importa!¡Aquellos aspectos tan simples se vuelven insignificantes cuando la realidad no es mas que arcilla en mis manos!¡¡Voy a traerlos de regreso, cueste lo que cueste!!... ¡¡Y NO ME IMPORTA SI TENGO QUE DESTRUIR MILLONES DE UNIVERSOS PARA LOGRARLO!!—
Dios soltaría un rugido monstruoso, el cual estremecería todo el universo, su voz distorsionada llena de furia, frustración y desesperación, pareciendo que en cualquier momento iba a romper a llorar.
Este azotaría el cuerpo del Nara contra la misma tela de la realidad, haciendo que este soltara un desgarrador grito de dolor, mientras el espacio mismo se agrietaba como si de un cristal se tratara. Dios preparo otro golpe, pero su cuerpo se paralizo de repente.
La responsable de esto fue Ino, la cual aprovecho el descuido del ente cósmico para inmovilizarlo. Seguido de eso, Shikamaru expulso una gran cantidad de poder, separándose del agarre del monstruo, mientras una gran cantidad de sombras rodeaban su cuerpo.
El Nara ahora usaba una armadura hecha totalmente de oscuridad, con unas especies de alas similares a las de un demonio. Volando a una velocidad masiva, el peli negro se alejaría cientos de kilómetros de la deidad corrompida, viendo como a sus lados aparecían Ino y Chouji.
Con una mera expulsión de poder, el ente deforme se libraría del agarre que la Yamanaka habría ejercido sobre el, centrando su atención en el trio de individuos que se postraban enfrente suyo, tres obstáculos mas que se interponían en su camino para traer a su mundo y a sus amigos de regreso.
Tres obstáculos, tres estorbos...
— Su determinación es admirable, eso no lo voy a negar... Pero al final, es inútil enfrentarme...— Diría con total seriedad la entidad cósmica, mientras su aura flameante de color blanco le rodeaba, deformando la misma realidad alrededor suyo.
— Eso ya lo veremos, Naruto...— Gruño Shikamaru con igual seriedad en sus palabras, su ser lleno de absoluta determinación. Ni el ni sus amigos iban a retroceder ante el monstruo cósmico que amenazaba con destruirlo todo en su retorcida búsqueda de perfección.
El trio Ino Shika Cho nunca retrocedería... Ni siquiera ante Dios...
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Varias galaxias temblarían de forma frenética ante el inmenso choque de poderes que se estaba produciendo. La figura grotesca y repugnante del creador del todo se vería, rodeada de su aura flameante y brillante, iluminando el oscuro vacío del espacio con su luz celestial. Una luz que en vez de transmitir sabiduría, esperanza o amor, transmitía destrucción, locura, desesperación y miedo.
Un reflejo perfecto de la psique rota de la deidad...
La mano desnude de Dios bloquearía como si nada un golpe de su adversario. La mirada llena de determinación de Kiba Inuzuka se encontraría con el rostro deforme del ente cósmico, los ojos del peli castaño mostrando una enorme frustración por el camino que había elegido aquella variante de su amigo. El simple hecho de verlo en aquel estado tan repugnante, física y mentalmente, era horrible, sencillamente era una pesadilla hecha realidad.
— Vamos Kiba, muéstrame de que estas hecho, quiero ver que tan fuerte te has vuelto, luego de obtener ese asqueroso poder Otsutsuki — Exclamaría de forma retadora la entidad deformada, su voz denotando un profundo asco y desprecio hacia aquel poder de los seres que le quitaron todo.
El dios creador no podía sentir mas que arcadas ante el hecho de que aquellas variantes de sus amigos se hayan rebajado a depender del poder de esa maldita raza, una raza que lo termino condenando a ser la abominación que era en ese instante. Una raza, cuyo dios, fue el responsable de acabar con todo su universo.
El solo recuerdo de aquella tragedia cósmica haría temblar de furia a la deidad, la cual arremetería contra el peli castaño con un feroz golpe al estomago.
Aquel ataque haría escupir sangre al Inuzuka. Sin embargo, este no retrocedería, expulsando cantidades monstruosas de poder, haciendo temblar sin parar varias galaxias. El aura del Inuzuka comenzaría a cambiar, acoplándose a la forma de su usuario, concentrándose sobre todo en sus manos. Al final, aquel poder Otsutsuki se terminaría convirtiendo en una especie de armadura con temáticas de perro, una especie de armadura cerbero, las manos del joven se habrían convertido en garras y sus dientes en feroces y afilados colmillos.
— Aun no has visto nada, Naruto... No creas que te será fácil derrotarnos...— Diría Kiba con una sonrisa feroz, mientras sus ojos brillaban de color plateado.
El poder el joven estallaría como si de una supernova se tratara, golpeando de lleno al dios corrompido, el cual fue enviado a volar, pero su porte aburrido y decepcionado no cambiaria en lo mas mínimo.
Recomponiéndose en el aire, sin ningún tipo de problemas, el ente cósmico se cubrió de un derechazo a su pecho, viendo a la responsable de dicho ataque, encontrándose con unos ojos perlados que el conocía a la perfección.
— Ha pasado tiempo, Hinata... Espero que no me decepciones y puedas durar un poco — La voz deforme del ser monstruoso resonaría, mientras veía a la heredera del Clan Hyuga, su tono de voz denotando melancolía y tristeza al ver a la peli azul oscuro.
Sin embargo, la chica no diría nada, su temblé serio y firme no flaqueando, mientras su aura plateada explotaba, expulsando cantidades gigantes de poder. Ante la mirada sorprendida de la deidad corrompida, este vería como los ojos perlados de la Hyuga comenzaron a emitir un brillo dorado intenso, a la vez que su poder incrementaba sin parar, haciendo temblar todas las galaxias cercanas.
Dios recibiría un brutal golpe en el estomago, siendo enviado a volar miles de años luz, su cuerpo putrefacto atravesando todo cuerpo celeste que se interpusiera en su camino. Con un solo pensamiento, este se detuvo en seco en medio del vacío del espacio, antes de esquivar un golpe a su costado.
— Ahora esto si empieza a ser interesante, Hinata — Diría el monstruo cósmico, viendo de reojo a la peli azul, solo que esta tenia un gran cambio en su apariencia.
El cuerpo entero de Hinata estaba cubierto por un manto de pura energía, la cual fluía como si de fuego se tratara, dicha energía tenia un color verde cian, con ligeros toques plateados en los bordes, además de un cuerno sobresaliendo de su frente. Pero, lo que mas llamo la atención eran los ojos de la chica, siendo que estos ahora eran de un color celeste claro, con una flor blanca y amarilla en estos.
Aquellos ojos y aquel poder los reconoció al instante. El poderoso Doujutsu de Hamura Otsutsuki estaba en todo su esplendor.
— Así que conseguiste el Tenseigan, debo decir que estos algo intrigado... Veamos que tan buena eres manejando ese Doujutsu, pequeña princesa del Byakugan — Se burlaría la deidad trastornada, mientras comenzaba a intercambiar miles de golpes devastadores con la chica.
Múltiples ondas de choque se generarían por cada golpe dado, mientras sistemas solares y constelaciones eran destruidos sin problema, como mero daño colateral. Ambos entes demostrando su inmenso poder en cada movimiento, con la intención de acabar con el otro, como si de un par de bestias se tratase.
De repente, Dios sentiría como algo impactaba contra su espalda, tomándolo desprevenido y haciendo que baje la guardia por un nano segundo. Aquello fue suficiente para Hinata, la cual le conectaría una doble patada en el estomago, separándose del monstruo para luego comenzar a disparar miles de ataques de energía en su contra.
Cubriéndose con sus brazos en forma de X, el ser deforme vería a lo lejos a Kiba, el cual sonreía de forma salvaje y tenia sus garras brillando en un color plateado.
— ¿Qué pasa, señor cósmico?¿Acaso no lo viste venir?— Se burlo el Inuzuka, antes de dar dos grandes zarpazos al aire.
Aquella acción dejaría confundido al ente deforme, solo para recibir su respuesta al instante en que sintió dos poderosos ataques impactar contra su espalda, el mismo espacio a su al redor pareciendo haber sido desgarrado, todo mientras que Hinata seguía arremetiendo contra el como una ametralladora.
El creador del universo pudo entender dicha habilidad al instante. Kiba tenia la capacidad de que sus ataques ignoraban el espacio entre el y su objetivo, el podría lanzar su ataque desde el otro lado del universo y siempre darían en el blanco al instante.
— Una técnica muy interesante... Haber si puedes sacarle provecho...— Diría la entidad cósmica, antes de crear una masiva explosión de energía, la cual termino borrando toda aquella galaxia, y golpeando de lleno a ambos jóvenes.
El dios corrupto no tuvo tiempo de descansar, cuando vio como cientos de miles de criaturas insectoides de tamaño gigantes salían de la nada y se dirigían a atacarlo. En menos de un parpadeo, incontables tentáculos, tenazas, pinzas y demás extremidades de todas las formas y tamaños iban en su dirección.
El porte sereno y calmado del ente no cambio en lo mas mínimo. Este con su simple velocidad de desplazamiento, comenzó a esquivar todos y cada uno de los ataques, no estando sorprendido ni preocupado, hasta parecía decepcionado.
— ¿Es enserio, Shino?¿Esto es todo lo que te permite hacer ese poder Otsutsuki? Al menos inténtalo — Comento el ser monstruoso con claro y palpable aburrimiento en su voz.
Este se cubriría con un campo de energía, viendo como miles de insectos abrían sus fauces grotescas, comenzando a cargar esferas de poder, las cuales lanzaron en su contra, comenzando a bombardear a la deidad corrompida, sin darle tan siquiera un segundo de descanso o piedad.
A lo lejos, de entre una nube de moscas, aparecería Shino Aburame. El joven adulto miraba serio como miles de millones de sus insectos, ahora convertidos en monstruos gigantescos gracias al poder Otsutsuki, tenían rodeado en una especie de capullo al ser que solía ser el rubio imperativo y cabeza hueca que solía conocer.
— Pero que absoluto desastre...— Diría Kiba con fastidio y extremadamente frustrado, mientras el e Hinata se posicionaban al lado del Aburame, viendo de igual manera con seriedad la dirección en donde se encontraba su... enemigo.
— Shino, ¿Tienes algún plan en mente?— Pregunto Hinata con seriedad, su Modo Tenseigan brillando en la oscuridad del frio espacio como la flama de una vela.
El peli castaño solamente soltaría un suspiro, mientras por su mente pasaba toda la información que tenían hasta ahora sobre la entidad cósmica a la que se estaban enfrentando. Y sobra decir que los datos eran muy pocos. Pero... Había algo resaltable y que podría serles de utilidad.
— Su poder es gigantesco, nada de lo que hemos hecho parece afectarle, mas haya de una leve molestia... sin embargo, su mente es un desastre, es extremadamente inestable y volátil, como se vio con Minato y Kushina... No es mucho, pero podría ser útil — Explico el Aburame con seriedad, siendo que mas haya del estado mental de la criatura, no lograba encontrar otro factor que pudiera clasificar como debilidad.
Kiba solamente soltaría un gruñido de frustración ante esto. Aquel dato no era precisamente muy útil, no cuando antes de comenzar la pelea habían visto como el intentar apelar a su estado mental fue algo totalmente inútil. Así que, no sabían como podían ahora lidiar con aquella monstruosidad aberrante.
Los tres tuvieron que salir de sus pensamientos, cuando un rugido monstruoso resonaría por aquella y cientos de galaxias cercanas. Un rugido digno de la mas grande y horrible bestia de todas. Una bestia que solo traía el caos y la destrucción a su paso, en busca de su objetivo, su misión retorcida e inalcanzable, pero que en su locura se negaba a ver.
Aquel simple rugido provocaría una explosión de fuego de proporciones gigantescas, un espectáculo que fácilmente podría ser confundido con una supernova. Esto solo hizo que los presentes se pusieran en posición de combate, listos para seguir con la pelea.
La misma realidad comenzó a deformarse de formas grotescas y aberrantes, mientras el poder que expulsaba Dios parecía no tener fin. Formas grotescas y abstractas se mostrarían en el espacio oscuro y frio, mientras coros infernales llegaban a los oídos de los tres humanos que se atrevían a desafiar a la deidad cósmica.
— ¡¡Ma—Maldita sea!!¡¿Que demonios es el?!— Grito Kiba aterrado, sus manos tapándose los oídos con pánico y desesperación, pareciendo que en cualquier momento se iba a arrancar los oídos, todo con tal de dejar de oír aquellas voces retorcidas que parecían intentar arrastrar su mente a la mas profunda locura.
Sin embargo, aquella horrenda y retorcida sensación desaparecería en un parpadeo, la realidad volviendo a la normalidad como si nada hubiera pasado. Las voces cesando de golpe, pero aun así estando los tres muy aturdidos.
Debido a esto, ninguno pudo reaccionar a tiempo cuando un tentáculo gigante, hecho de carne putrefacta, los golpeo por la espalda. El daño fue masivo, rompiéndole a todos la mayoría de los huesos y reventando casi todos sus órganos. Litros de sangre salían de sus bocas, mientras apenas tuvieron tiempo para gritar de dolor.
La deidad se movió a una velocidad masiva, apareciendo enfrente de Hinata. La Hyuga portadora del Tenseigan, apenas tuvo tiempo de reaccionar, cuando vio como unas fauces grotescas y llenas de dientes afilados y deformas aparecía en el rostro deforme del ente cósmico.
Aquella monstruosidad se lanzaría contra la peli negra, la cual apenas pudo reaccionar, expulsando su poder al máximo, moviéndose a un lado, logrando esquivar aquella mortal mordida. No obstante, no fue suficiente...
Un grito desgarrador de dolor se escucho por el espacio, mientras Hinata veía como su brazo izquierdo había sido arrancado de un mordisco, estando ahora en los dientes grotescos de aquella aberración de la naturaleza.
— Tu... ¡¡MALDITO MONSTRUO!!— Grito furiosa la Hyuga, mientras regeneraba en un parpadeo su extremidad perdida.
Dios se sorprendió por el insulto dicho por la Hyuga, aunque no mucho. Este se disponía a atacar, cuando de repente noto algo. La extremidad que aun estaba entre sus fauces, comenzó a brillar con mucha mas intensidad, antes de generar una enorme explosión, la cual lo tomo con la guardia baja y lo engullo por completo.
Aquella explosión no dañaría demasiado a la deidad, la cual de un movimiento de dedos seria disipada por el dios corrompido. Al instante, este vería como Hinata aparecía enfrente suyo, propinándole un devastador golpe en todo su rostro deforme.
No deteniéndose allí, la Heredera Hyuga cargo cientos de miles de esferas de energía, las cuales disparo sin dudarlo un segundo, comenzando a bombardear a la abominación, la cual solo extendió sus manos, con la intención de desviarlas.
Lo que el ente no se espero, fue que al mero instante en que este toco aquellas esferas, sintió como su propia energía era drenada y absorbida. Aquel detalle tomaría por sorpresa al ser cósmico, cosa que fue aprovechada por Kiba, el cual comenzó a lanzar cientos de miles de cortes al aire, los cuales todos y cada uno impactaban contra su enemigo gracias a su habilidad especial.
El ente corrompido intentaría contraatacar, solo para ser atrapado por unos tentáculos gigantes, viendo como el responsable se trataba de Shino, el cual lo tenia rodeado de cientos de miles de sus monstruos insectoides, mientras otros de estas criaturas cargaban ataques energéticos, uniéndose a Hinata y Kiba en el brutal bombardeo hacia la deidad corrompida, con la energía del ser siendo absorbida a cada instante por los ataques de la Hyuga portadora del Tenseigan.
Ya harto de toda esa situación, el creador del universo expulsaría una cantidad simplemente monstruosa de su poder cósmico. una explosión cien veces mayor que una supernova azotaría toda aquella galaxia, golpeando de lleno a sus enemigos y enviándolos a volar cientos de años luz.
Hinata se recompondría, justo a tiempo para esquivar una esfera de poder cósmico, la cual casi le da en la cabeza. Todo mientras el ente deforme la miraba con su rostro desfigurado y monstruoso, imposible de ver algún rasgo humano o que denote alguna emoción.
— Debió decir, que estoy genuinamente sorprendido, Hinata. ¿Dónde quedo ese tartamudeo?¿Donde quedo esa inseguridad?¿Dónde quedo aquella tímida e insegura chica que ni siquiera se animaba a hablarme?— Pregunto Dios con melancolía al recordar aquellos momentos, pocos momentos en su mundo con la Hinata que perdió hace tantos eones.
Sin embargo, este no recibió respuesta alguna de la chica, la cual solo lo veía con determinación y profunda decepción, la cual le lanzo un poderoso puñetazo al rostro, golpe el cual fue detenido por un solo dedo de la deidad cósmica.
— Vamos, ¿Nada?¿No tienes nada que decirme?— Volvió a preguntar el creador, casi como si le estuviera rogando a la peli azul, su voz con un leve tono de desesperación que este no lograría ocultar del todo.
— ¿Qué se supone que tengo que decir?¿Qué se supone que quieres oír de mi?— Hinata finalmente hablaría, su mirada seria y determinada encontrándose con el rostro deforme de la deidad, mientras su Tenseigan también mostraba un brillo de tristeza y profunda decepción — En mi mundo, moriste... Tu y Sasuke murieron en su pelea en el Valle del Fin, luego de liberarnos del Tsukuyomi Infinito... Moriste como un héroe, todo el mundo te mostro respeto... ¿Cómo crees que todos nos sentimos cuando el Sasuke de este mundo vino a nosotros y nos conto sobre lo que hiciste? En lo que te convertiste... Dime, ¿De verdad todo esto vale la pena?¿De verdad vale toda esta masacre?—
Dios solo temblaría ante las palabras llenas de tristeza y decepción de la Hyuga, mientras apretaba los puños intentando mantener su porte sereno y firme.
— Siendo honesto... A veces me pregunto lo mismo, me miro y me pregunto si de verdad lo vale... Pero, llegado a este punto, no puedo detenerme... Simplemente no puedo, si lo hiciera, entonces todo lo que hice seria en vano, todos los universos que destruí serian en vano... no me importa si quedo como un hipócrita o un monstruo... —
La voz del ente resonaría con melancolía, dolor y tristeza, su cuerpo temblando mientras intentaba con todas sus fuerzas el no romperse a llorar. No podía, por mas que a veces quisiera rendirse y detener todo ese caos, no podía. Ya había llegado demasiado lejos.
No podía simplemente abandonarlo todo, no podía simplemente abandonarlos a ellos... El seguirá, sin importar que, seguirá hasta lograr recuperarlos, porque ese es su motor, los lazos con ellos es lo que lo mantiene vivo, es lo único que le queda y se aferrara a eso para siempre, sin importar que pase, el seguirá...
Hinata solo bajaría la mirada ante las palabras dichas por su oponente. Se podría ver como esta soltaría unas ligeras lagrimas ante tal horrible destino que sufrió aquella variante del chico del que alguna vez se enamoro y vio morir. Aun cuando sabia todo por lo que este había hecho, no podía evitar sentirse mal por el.
— Lo siento...—
Fue el susurro apenas audible dicho por la Heredera Hyuga, antes de que esta creara una gigantesca espada de energía de color dorado. De un movimiento extremadamente rápido, esta le daría un corte en el pecho a la deidad, antes de comenzar a atacarlo a toda velocidad, propinándole ataque tras ataque en cada parte de su putrefacto ser.
La bestia cósmica lanzaría alaridos espantosos de dolor, sintiendo su carne siendo quemada y cortada por el ataque de su enemiga. Había bajado la guardia y eso le había costado.
La portadora del Tenseigan le daría un ultimo corte, antes de lanzarle una gigantesca esfera de energía del tamaño de una luna. Aquel ataque seria tan potente que destrozaría varias galaxias, un evento cataclísmico sin precedentes.
Y aun así, la deidad corrompida dispersaría todo el polvo con tan solo un pensamiento, su ser levemente lastimado regenerándose en cuestión de segundos. Todo mientras este vería a sus tres enemigos rodeándolo, todos con expresiones serias y determinadas, ninguno dispuesto a retroceder.
Dios solo suspiraría de tristeza, mientras elevaba mas y mas su poder sin decir una sola palabra. Ninguno retrocedería, ni el... Ni sus enemigos.
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La realidad se estremecería, docenas de galaxias temblarían como si de un masivo terremoto cósmico se tratara, a la vez que múltiples destellos de luz se verían por todas partes, producto de la batalla bestial que se estaba desatando en aquel sector del universo infinito.
El cuerpo de Rock Lee seria enviado a volar por un golpe del creador del universo. Este mismo atravesando docenas de planetas, los cuales explotaron al mero instante en que entraron en contacto con este mismo.
Aquel rastro de destrucción cesaría en el momento en que el peli negro expulsaría su aura plateada con ferocidad, logrando detener su avance. Los ojos del ninja brillarían con una luz plateada, una llama de determinación perfectamente visible. Su determinación ardiendo con la fuerza de incontables soles, mientras veía enfrente suyo a la aberración cósmica.
El poder de la 8 puertas internas fluyendo alrededor de su cuerpo con intensidad, combinado con el poder Otsutsuki, dando como resultado una combinación sencillamente brutal, una llama de poder increíble que alumbraría toda aquella galaxia y más galaxias cercanas.
Y enfrente suyo, la abominación cósmica solo lo miraba impasible, su rostro deforme no dejando ver ningún rastro de emoción. Aquello solo lo volvía impredecible y aún más peligroso a ojos del Lee, el cual apretó sus puños con fuerza, expulsando poder sin parar.
— Siempre fuiste increíble, Lee... Esa determinación que tanto te caracterizaba, fuiste fácilmente el que más se esforzó para volverse fuerte... Aun me es difícil creer que hayas aceptado el poder Otsutsuki — La voz deforme y distorsionada del creador resonaría en el espacio, como miles de voces al mismo tiempo.
La sola voz de la deidad corrompida sería suficiente para que la misma realidad se deformara de formas horribles y aberrante. Un vórtice de locura y desesperación qué no traía más que destrucción y muerte a todo su alrededor. Una horrible burla de la persona que alguna vez fue y del terrible final que este tuvo, del horrible destino que le escupió en la cara y lo termino volviendo la abominación repugnante qué es ahora mismo.
— Aunque no lo creas, también me esforcé para obtener este poder, todos lo hicimos. Nos tomo años, usamos cada gramo de esfuerzo y determinación, pusimos nuestras vidas en riesgo cada vez que nos enfrentábamos a esos bastardos dementes. Derramamos sangre, sudor y lágrimas para conseguir este nivel, todo para hacerte frente y así parar esta locura —
Las palabras de Rock Lee estarían llenas de absoluta seriedad, por su mente repasando los recuerdos de cuando se tuvieron que enfrentar a la raza Otsutsuki. Todas las batallas que pasaron, los guerreros qué enfrentaron, cientos, miles... Todo para obtener el poder necesario para derrotar al monstruo cósmico qué se alzaba con locura y desesperación enfrente suyo.
— Al igual que siempre, desde que era niño, me sigo aferrando a esa determinación, mis llamas de la juventud ni se extinguirán, no importa que hagas. Mi voluntad no cederá, ni la de los demás. ¡Detendremos esta locura aquí y ahora! — Lee rugió con fuerza y ferocidad, sus ojos brillando con aquella llama intensa de determinación.
El poder de las ocho puertas internas explotaría como una supernova, envolviendo todo a su el rededor de su poder abrumador, potenciado cientos de miles de veces gracias al poder de los Otsutsukis.
Un masivo dragón de energía rodearía el cuerpo del peli negro, el cual se lanzó a toda velocidad contra su enemigo celestial, el cual lo esperaba impasible.
Dios no daría marcha atrás correspondiendo al ataque de su oponente. Su propia aura de poder celestial lo rodearía, deformando la realidad alrededor suyo de formas aberrantes.
Ambos seres se moverían a tal velocidad que parecían dos cometas. Los puños de ambos chocarían entre si, generando una onda expansiva gigantesca, la cual destrozaría los sistemas solares cercanos. Cientos de miles de golpes serían lanzados por ambas partes, ninguno de los dos dando tregua y solo buscando la absoluta derrota del otro.
Golpes, patadas, codazo y hasta cabezazos eran lanzados por ambas partes, las ondas de choques no paraban ni por un segundo, dejando un rastro de destrucción en aquel sector del universo, mientras el sonido de las explosiones de planetas y estrellas al ser destruidos era lo único que se oía por todas partes.
Lee se movería a una masiva velocidad, logrando conectarle una patada en el estómago al horror cósmico, el cual casi ni se inmuta ante el impacto, tomando del cuello al peli negro y comenzando a ahorcarlo con brutalidad.
— Sus esfuerzos son en vano, al final, nada los salvará, este universo está condenado desde el preciso momento en que salió defectuoso — Fueron las palabras frías como el hielo de la deidad, del creador y destructor de toda la existencia.
El brazo de este se estiraría de gran manera, comenzando a azotar el cuerpo del peli negro contra todo lo que se interpusiera en su camino. Planetas, estrellas, nebulosas, incluso agujeros negros eran destrozados al entrar en contacto con Rock Lee.
Apretando los dientes con furia, el peli negro soltaría un grito de guerra, mientras su aura de poder explotaba alrededor, suyo. Un destello plateado iluminando todo aquel cumulo de cientos de galaxias, el poder de las puertas internas resonando con brutalidad.
La extremidad de la deidad corrompida seria destrozada por la fuerza bruta del Shinobi de la aldea de la hoja. Y, antes de que este pudiera hacer algo, un masivo ataque de energía cósmica impactaría contra su espalda, comenzando a derraparlo por cientos de años luz. El responsable de esto no era otro que Iruka, el cual usaba su manipulación de energía y su poder cósmico para intentar dañar lo mas posible a la variante de aquel niño rubio que el ayudo a criar.
Los ojos de Iruka no transmitirían otra cosa que no fuera tristeza, impotencia y frustración. Nunca creyó que tendría que toparse con una situación remotamente parecida a aquella, el solo pensamiento de tener a Naruto como su enemigo, le resultaba repulsivo. Pero sabia que debía de ser detenido, que simplemente no podían permitir que esa masacre universal siguiera, era demasiado, incluso para alguien que fue criado en una sociedad Shinobi.
Recomponiéndose al instante, Dios usaría su propia capacidad de manipular la energía, superando por mucho la del peli castaño, logrando anular su ataque de un simple pensamiento, desapareciéndolo como si nunca hubiera existido.
— De verdad, no piensas detenerte, ¿Cierto, Naruto?— Hablo Iruka con seriedad, aunque ya sabia perfectamente la respuesta. Aun cuando ya la sabia, una parte de el aun quería seguir o intentando, aun quería convencer a ese niño que guio y cuido a detener esta masacre.
— Je... Ya me conoces, Iruka Sensei... Yo nunca fallo a mi palabra. Prometi que los traeria de regreso sin importar que, y yo... Naruto Uzumaki nunca rompe una promesa...— La voz distorsionada de la deidad resonó, dándole la respuesta que el adulto esperaba no recibir, pero que ya sabia que tendría.
— De verdad... Simplemente no te reconozco, Naruto...— El adulto hablaría, su voz tensa mientras apretaba los puños con furia y frustración ante las palabras de aquel ser deforme y monstruoso.
Por mas que Iruka buscaba, sencillamente no podía encontrar nada de Naruto Uzumaki en aquel ser monstruoso. Era como si todo aquello que alguna vez tuvo ese niño rubio haya sido retorcido y llevado a niveles enfermizos, dando como resultado la abominación cósmica que estaba enfrente suyo.
La deidad corrompida solamente se queda mirando fijamente a Iruka, causando un sentimiento de incomodidad en este al sentir la mirada fija de aquel ser desfigurado y hecho de carne podrida.
— ¿Eh?¿Por que dices eso, Iruka Sensei?¿Porque no me reconoces? Si soy yo, soy Naruto Uzumaki... Aun con todo, sigo siendo yo... Sigo siendo aquel ninja fiel a sus amigos y que nunca rompe una promesa... Naruto Uzumaki nunca rompe una promesa... Naruto Uzumaki nunca abandona a los suyos... Naruto Uzumaki... Nunca se rinde... No importa que pase, no importa que tan repugnante y retorcida sea mi aspecto, mientras sea fiel a esos ideales, seguiré siendo yo... Seguiré siendo Naruto...—
Las palabras de la deidad deformada estaban llenas de seguridad, como si aquello que dijo fuera una verdad universal e irrefutable. Y es que, desde su punto de vista, uno increíblemente enfermizo y retorcido, estaba en lo correcto. Dios creía que de verdad creía en aquellas palabras.
El hecho de que el aun creyera que seguía siendo aquel niño rubio que fue hace tanto tiempo, era algo sencillamente asqueroso, mas si se tomaba en cuenta el genocidio masivo que estaba llevando a cabo. Una acción que su antiguo ser no vería mas que una locura y que repudiaría con todo su ser.
Y eso, a ojos de Iruka, no hacia mas que romperle el corazón, viendo como ya no quedaba nada de aquel niño energético, alegre y torpe que una vez cuido con todo el cariño de su ser.
— Naruto...— Hablo el peli castaño con su voz quebrada, mientras se podía ver como unas cuantas lagrimas salían de sus ojos, viendo con profunda decepción, pesar y tristeza sin fin a la abominación cósmica enfrente suyo. Una vista que solo le generaba dolor — Esto... Es desgarrador...—
El Shinobi se movió rápidamente, su aura de color plateado brillando como una estrella. Apareció enfrente del monstruo cósmico, tomándolo con fuerza de su deformado rostro, comenzando a arrastrarlo por el vacío del espacio, su velocidad dejando en ridículo la de la luz.
Iruka volaría hacia una estrella hiper masiva, estrellando el cuerpo de Dios de frente contra dicho astro. El agarre de hierro del hombre sobre el rostro del ser no flaquearía, hundiendo la cabeza de este mismo en el plasma de la estrella. A su vez, este usaría su manipulación de la energía para controlar dicha estrella, comenzando a comprimirla y encogerla. Rápidamente, lograría comprimir toda aquella energía en una pequeña esfera que rodeaba por completo la cabeza del ente cósmico.
No obstante, esto resultaría inútil, pues Dios lograría librarse rápidamente del agarre, anulando la técnica de Iruka de un simple pensamiento, antes de mandar al hombre a volar de una poderosa patada en su estomago.
La deidad no podría hacer mas, cuando docenas de portales de color dorado lo rodearon, y de estos mismos salieron cientos de miles de cadenas del mismo color dorado. Aquellas cadenas tomaron con fuerza brutal cada una de sus extremidades putrefactas, sujetándolo con fuerza brutal y aprisionándolo.
— Ten Ten... Es hasta tierno que creas que algo tan banal e infame como esto podrá detenerme — Diría Dios con claro aburrimiento y decepción, mientras veía a lo lejos a la peli castaña, la cual lo veía con seriedad y determinación. Este no se libero al instante por mero aburrimiento, queriendo ver que es lo que esta tenia en mente.
— Haber si esto te resulta banal, maldito loco — Comento con una sonrisa retadora la chica.
Al instante, Dios sentiría una presencia a sus espaldas, mirando por encima del hombro como un dragón de energía se acercaba a toda velocidad hacia el. El tamaño de aquella criatura era sencillamente monstruoso, superando el tamaño de varias estrellas y planetas juntos. Y no le costo nada el percatarse de quien era el responsable de dicha técnica.
Rock Lee daría un rugido de guerra, a la par que su dragón aumentaba mas y mas su tamaño, engullendo estrellas y planetas a su paso, incluso engullendo Sistemas Solares como si fueran nada. Todo para finalmente impactar dicho ataque de proporciones cósmicas contra su objetivo, siendo el inmovilizado dios.
Sin embargo, en vez de una explosión colosal que destruiría todo a su paso. Todos vieron con incredulidad y horror como el horror cósmico había liberado uno de sus brazos de las cadenas, deteniendo el ataque del peli negro con solo un dedo, sin mostrar esfuerzo o molestia alguna.
— Repito, banal e infame...— Diría el ente deforme con el mismo tono aburrido, mientras veía como Lee no se rundía, aumentando mas y mas su poder sin parar, intentando hacer avanzar mas su ataque.
Sin verse afectado por esto, Dios voltearía, liberando su otra mano, justo a tiempo para detener un ataque de energía masivo de parte de Iruka. Ambos ataques siendo frenados por las manos desnudas de la deidad corrompida, la cual no mostraba mas que fastidio y aburrimiento ante las acciones de sus oponentes.
Ten Ten no se quedaría atrás, comenzando a bombardear el cuerpo de Dios con cientos de miles de armas de energía, generando explosiones que se escucharían por cientos de años luz de aquella galaxia muerta.
Aquel combo de ataques no haría mas que aumentar la frustración y fastidio del Dios corrompido, el cual se terminaría hartando rápidamente de aquella situación. Con un rugido digno de un monstruo, este generaría una explosión de energía masiva. En menos de un parpadeo, docenas de galaxias serian borradas por la luz divina del creador del universo.
Y, en medio de aquella zona donde alguna vez estuvieron dichas galaxias, ahora solamente llena de polvo cósmico, estaba la figura putrefacta del creador celestial. El ente viendo fijamente como el trio de variantes estaban heridos por su ataque, pero sus heridas regenerándose rápidamente gracias al poder de los Otsutsukis.
— No pueden ganar... Lo saben perfectamente — Diría con total seriedad el dios corrompido, mientras su propia aura flameante lo rodeaba, iluminando el oscuro vacío del espacio como si fuera la estrella mas hermosa de todas. Una estrella que, en vez de transmitir calor y protección, transmitía locura, desesperación y destrucción.
— Je... Tal vez tengas razón, per ... Eso nunca te detuvo, ¿Cierto?— Pregunto Iruka con una sonrisa irónica y sus ojos ardiendo de determinación.
Si Dios tuviera rostro, ahora mismo estaría sonriendo, correspondiendo el acto del peli castaño. Pero no dijo nada mas, no eran necesarias mas palabras. Ambos bandos sabían perfectamente lo que tenían que hacer.
Pelear, sin rendirse ante nada...
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Varias galaxias serian azotadas por un poder color plateado, un aura de poder sencillamente bestial, la cual dejaba en ridículo cualquier otro poder que aquel universo haya visto antes. O bueno, todo poder exceptuando al de un solo ser, un ser el cual era el enemigo principal al cual los dueños de aquel poder plateado se estaban enfrentando en aquel momento critico.
Tres guerreros, tres humanos veteranos de guerra y que en su mundo enfrentaron los horrores de dichos eventos, ahora mismo estaban peleando codo a codo contra algo que sencillamente escapaba de su compresión. Un ser que simplemente dejaba en ridículo cualquier enfrentamiento o evento bélico que ellos hayan enfrentado antes. Su sola existencia hacia que cualquier otra adversidad que ellos hayan pasado quede como un mero chiste.
Toda hazaña o logro que alguna vez tuvieron en sus vidas parecía irrelevante cuando estaban en presencia del creador y destructor de millones de universos, el cual solo se postraba impasible enfrente del trio de ancianos, los cuales lo rodeaban, sus rostros reflejando determinación y tristeza a la vez.
Las estrellas siendo el único testigo del enfrentamiento que se estaba llevando a cabo entre aquellos cuatro seres que eran capaces de romper cualquier limite conocido.
La figura deforme y monstruosa del creador solo observaría con retorcida frialdad la figura de Hiruzen Sarutobi, junto a Tsunade Senju y Jiraiya de los Sanin. Su rostro deformado y hecho de carne putrefacta viendo fijamente a las tres variantes de aquellas personas que fueron esenciales para el.
El hombre que ayudo a criarlo...
La mujer que llego a ver como a su abuela...
Y... Su padrino... El que fue una de sus tantas figuras paternas, su maestro y una de las personas mas importantes en toda su vida.
Aun recuerda el día de su muerte contra Pain, recuerda lo doloroso que fue el enterarse de aquella horrible noticia, recuerda cada segundo que paso junto a el. Lo recuerda todo...
Y ahora... Una variante de aquel hombre... Se postra enfrente suyo, como su enemigo, como un obstáculo que se interpone ante el, como alguien que quiere frenarlo, como alguien que quiere negarle su objetivo de traer de regreso su universo.
Era caso un chiste, un cruel chiste del mismo destino, el cual se estaba riendo de el y decidía escupirle en la cara. Como si todo por lo que había pasado para llegar a ese punto, no fuera suficiente. Sino que ahora tenia que enfrentarse a aquellas variantes de sus amigos, las personas mas importantes para el y por las que se estaba esforzando tanto.
Que cruel... Que maldito chiste...
— Este reencuentro es sencillamente irónico, nunca creí que estaríamos en una situación así... Sinceramente, no me gusta que me vean en esta forma... Pero no se puede hacer nada al respecto, supongo... Ya todos sabemos como terminara esto, ustedes no se rendirán y yo no pienso ceder... La única forma en que esto termine es con uno de nosotros derrotado — Las palabras del pintor del firmamento resuenan como las campanas de la misma creación, su rostro deforme libre de cualquier rastro distinguible de emoción.
Ninguno de sus tres oponentes diría nada ante las palabras del padre de la realidad. Ya todos sabían perfectamente a lo que esto conllevaba. Pensaron que la presencia y las palabras de Minato y Kushina podrían hacerlo entender, pero aquello no fue mas que una ilusión infantil, aun para ellos. Pero aun así, querían creer que las palabras de sus padres podrían hacer reaccionar a aquel que una vez fue Naruto Uzumaki.
— Esto termina aquí, Naruto...— Hablaría Hiruzen con seriedad, su aura plateada brillando como la luz de una estrella alrededor suyo, siendo imitado por los dos Sanin.
— Intenten detenerme entonces, los desafío a intentar — Hablo Dios, su voz denotando confianza y aburrimiento. En su larga existencia había escuchado esas palabras incontables veces, al punto en que perdió la cuenta, así que estas mismas no hacían mas que generarle un sentimiento de profundo aburrimiento.
No hubo mas palabras, no hubo mas dialogo. Todo eso era innecesario a este punto, ya no se podía retrasar mas la inevitable batalla entre los cuatro.
El primer ataque seria dado por parte de la Sanin de las babosas, la cual apareció enfrente de la deidad, mientras lo tomaba rápidamente del rostro. su agarre de hierro potenciado por el poder Otsutsuki, mientras que el Byakugon en todo su esplendor se mostraba en su cuerpo, brillando igualmente de un color plateado.
Sin perder tiempo, la mujer rubia comenzaría a azotar miles de veces al ser corrupto contra la misma tela de la realidad, un sonido similar al de un cristal rompiéndose resonando por todo el campo de batalla, al mismo tiempo que pequeñas gritas se hacían presente en el mismo espacio.
No dándole respiro a la entidad, Tsunade le propinaría un brutal golpe en el estomago, el cual lo envió volando a toda velocidad, saliendo del sistema solar en el que se encontraban. El cuerpo del dios putrefacto fue interceptado por Jiraiya, el cual se encontraba en su Modo Sabio, mega potenciado por el poder Otsutsuki. El peli blanco crearía un Rasengan gigantesco, del tamaño de una luna, impactando dicha técnica contra la espalda del ser deforme.
Una explosión gigantesca se produciría en aquel lugar, similar a una supernova, la cual termino por engullir el cuerpo de su oponente. Dicha explosión devastaría todo a su paso, obligando al Sanin de los Sapos a retroceder para evitar quedar atrapado en la explosión de su propio ataque.
Esta vez fue el turno de Hiruzen, el cual no le dio descanso a Dios. Este usaría su capacidad de manipulación de la energía, creando gigantescas lanzas de poder cósmico, los cuales este envió a toda velocidad hacia donde sintió la presencia de su enemigo.
El polvo cósmico seria despejado de un solo movimiento de dedos por parte de Dios, el cual vio como aquellas lanzas se acercaban a el. sin inmutarse en lo mas mínimo, este solo las golpeo con sus puños desnudos, rompiéndolas en miles de pedazos. Para su sorpresa, este vio como los restos de dichas lanzas se convertían en cadenas, las cuales se ataron a las extremidades de la criatura cósmica.
La deidad miraría como dichas cadenas se apretaban con gran fuerza a sus extremidades, mientras se incrustaban en la misma tela de la realidad, algo que apenas lograría llamar la atención de este mismo.
— Jum... Debo reconocerlo, obtuvieron habilidades muy interesantes del poder de esos bastardos — Diría el monstruo cósmico con rencor y desprecio en su voz al mencionar a los Otsutsukis. El solo mencionar a aquella raza, los responsables de destruir su mundo y universo, le generaba una gran repulsión al creador.
Aprovechando la temporal parálisis de su enemigo, Jiraiya y Tsunade aparecerían delante y detrás de la criatura. Sin pensarlo dos veces, ambos Sanin comenzarían a bombardear el cuerpo de la deidad corrupta con cientos de miles de golpes, los cuales estaban rodeados de poder y energía pura, lo cual solo hacia que sus ataques sean mas y mas poderosos.
Miles de ondas de choque se producirían en aquel sector del universo, los sistemas solares cercanos explotarían como burbujas, siendo pulverizados al instante por dicha catástrofe cósmica que estaba aconteciendo en esos momentos.
Un vórtice gigantesco de puro poder se produciría como mero efecto colateral de los golpes de ambos Sanin, cuyo poder no haría mas que aumentar mas y mas a pasos agigantados, mientras sus puños seguían impactando contra el cuerpo del monstruo cósmico.
Jiraiya se apartaría por breves instante, comenzando a cargar un Rasengan con todas sus fuerzas, a la vez que Tsunade no cesaba su interminable lluvia de ataques contra Dios. El poder del Byakugon mezclado con el poder Otsutsuki saliendo a flote, mientras la fuerza de cada golpe sol aumentaba mas y mas con cada nano segundo que pasaba.
Hiruzen sudaría frio, siendo que este se encontraba realizando un esfuerzo masivo para retener el movimiento de la deidad. Sus venas incluso comenzaron a resaltar por todos sus brazos y cuello, señal del monstruoso esfuerzo que este llevaba a cabo.
El ataque de Jiraiya estaba completo, siendo que este habría creado un Rasengan de un tamaño monumental, siendo del tamaño de una estrella, algo sencillamente increíble. Tsunade vería esto, alejándose rápidamente junto a Hiruzen, para evitar quedar en el fuego cruzado.
Aquel monumental ataque seria lanzado por el peli blanco, un Rasengan de proporciones cósmicas voló a velocidades que dejaban en ridículo a la luz. Todo esto ante la atenta mirada del ente cósmico.
— Me aburren...— Fueron las sencillas y frías palabras del monstruo, antes de librarse de las cadenas que lo retenían con solo un simple pensamiento.
Este se cubriría de su aura de poder cósmico, extendiendo la mano y creando una pequeña esfera de energía de color negro, una pequeña esfera de anti materia, la cual este arrojo contra aquel gigantesco Rasengan. En cuanto ambos ataques se tocaron, la reacción fue inmediata. La materia y anti materia generaron una explosión sencillamente monstruosa, una explosión la cual engullo docenas de galaxias, las cuales fueron borradas del firmamento como si de un chiste se tratara.
Una explosión la cual envió volando a los tres ancianos, los cuales no podían creer que aquel ser monstruoso tuviera tanto poder. Sencillamente parecía que solo estaba jugando con ellos.
Esta vez fue el turno de Dios de atacar. Este apareció enfrente de Jiraiya, propinándole un devastador golpe en el estomago, haciendo que este escupiera sangre. Tsunade intentaría ir en ayuda de su compañero, solo para que su mandíbula sea arrancada de su lugar, debido al golpe de un tentáculo que emergió de la espalda de la criatura.
Hiruzen no se quedaría de brazos cruzados, creando cientos de miles de criaturas humanoides hechas de energía pura, un ejercito entero el cual fue en contra del creador de la realidad, el cual no se inmuto ante aquello.
El aura de poder solo se expandió aun mas, antes de lanzarse como un cometa de color blanco, comenzando a destruir cientos de aquellas criaturas con meros golpes casuales, cada movimiento del ente desbordaba de una facilidad sencillamente aterradora. Algo que seria captado por los tres ancianos, los cuales no podían evitar sudar frio ante la clara muestra de superioridad del creador.
— Esto tiene que ser una broma, no le estamos haciendo nada — Gruño Tsunade por lo bajo, estando extremadamente frustrada a mas no poder por toda la situación. Ya de por si el pelear contra Naruto, de todas las personas, le resultaba aberrante. El pelear contra aquel niño imperativo y tonto que le devolvió la esperanza cuando estaba en su momento mas bajo, era sencillamente nauseabundo para la Senju. Pero, para su total y completa desgracia, esa era la realidad.
Dios terminaría de destruir todas las criaturas creadas por el Tercero, antes de que su mirada se posara sobre este. Con un sentimiento de tristeza invadiendo su ser, este voló a toda velocidad, dispuesto a terminar rápidamente con el combate. No obstante, este seria atrapado en el aire por el cabello de Jiraiya, el cual había crecido, envolviéndolo por completo.
— Por favor, Jiraiya... ¿Siquiera lo estas intentando?— Pregunto aburrido el dios deforme, solo para después recibir un poderoso golpe en todo su rostro de parte de Tsunade, la cual no se veía para nada contenta. Su rostro denotando una expresión de clara furia y frustración.
— ¡Maldito imbécil!¡¿Qué mierda pasa contigo?!— Rugió furiosa la Senju, mientras lo tomaba del cuello y lo obligaba a verla a la cara, incluso si Dios no tenia rostro. Tsunade ignoro el repugnante aspecto de este, demasiado enfocada en la inmensa furia y frustración que sentía en esos momentos.
Los ojos color miel de la Quinta Hokage brillando con impotencia, frustración y sobre todo, tristeza.
— ¡¿Acaso has olvidado quien eres, quien solías ser?!¡¿Que paso con todas esas palabras, esas promesas que le hacías a las personas?!¡¿Acaso olvidaste también como los ayudaste, como nos ayudaste a todos, incluso a mi?!— Las palaras de la rubia Senju estaban llenas de frustración e ira, mientras su agarre de hierro sobre el cuello de la deidad monstruosa solo se hacia mas y mas fuerte, pero sin afectar en lo mas mínimo a este mismo — ¡Lo que le paso a tu universo y a ti fue horrible!¡Pero es estúpido seguir con esta masacre!¡Al final solo estas siendo un monstruo peor que cualquier Shinobi!—
— Tu... ¡¡Ya cierra la maldita boca!!— La criatura rugió con furia absoluta en su voz, su cuerpo deforme retorciéndose de pura ira que sentía en esos momentos ante las palabras dadas por la Senju.
Del estomago de Dios se formaría una gran boca, llena de colmillos extremadamente afilados y con su lengua siendo largos y grotescos tentáculos, una imagen sumamente bizarra y repugnante. Los tentáculos atacarían con brutal fuerza los brazos de Tsunade, rompiéndolos con solo un simple apretón, causando un grito masivo de dolor de la rubia.
Hiruzen y Jiraiya irían volando a ayudarla, solo para ser repelidos sin el mas mínimo esfuerzo por una expulsión de poder cósmico de Dios, el cual se encontraba extremadamente furioso. La misma realidad alrededor suyo comenzando a deformarse ante el poder que este emanaba.
— ¡¿Te atreves a decir que olvide todo eso?!¡¿Te atreves a siquiera pensar que he cambiado?!¡No digas estupideces, Tsunade!¡Sigo siendo el mismo!¡Lo que ves ante ti, lo que todos ustedes ven, son los mismos ideales que siempre me han caracterizado!¡No pienso abandonar a mis amigos, no pienso abandonar a mi universo!¡Nunca dejare que ellos se pudran en la nada, no cuando tengo el poder para traerlos de regreso!¡Estos universos y todo lo que hay en ellos me pertenecen!¡Puedo y hare lo que se me de la maldita gana con ellos, porque son mi creación!¡No me importa si tengo que sumergir infinitos mundos en caos y destrucción, no pienso romper mi promesa!¡No pienso parar hasta lograr mi objetivo!—
Los gritos de la horrenda criatura resonarían por todo el espacio, la realidad resquebrajándose como cristal ante sus palabras llenas de furia, la cual seria impregnada en todo el lugar, cientos de galaxias siendo abrumadas por los sentimientos del padre de la creación.
La voz de Dios temblaría, el propio cuerpo del ente cósmico retorciéndose mientras su voz parecía la sinfonía de miles de millones de almas gritando en agonía y dolor. Como si todas sus victimas se hubieran unido a su voz, a la voz de su verdugo y estuvieran rugiendo en ese momento como un ejercito interminable de bestias.
A su vez, la voz del creador parecía que en cualquier momento se rompería, como si este estuviera aguantando con todas sus fuerzas el dolor que estas mismas contenían, aguantando las ganas casi infinitas de romper a llorar por el dolor que se provocaba a si mismo con sus palabras y acciones. Pero siendo detenido únicamente por su determinación, una determinación aferrada a su promesa, una promesa que le hizo a la memoria de sus amigos y universo, una promesa que el no iba a romper por absolutamente nada.
La grotesca boca en el estomago de la criatura se abriría aun mas, mostrando docenas de hileras de colmillos afilados, listos para atacar a la rubia Senju. Esta ultima reaccionaria a tiempo, expulsando una masiva cantidad de poder, logrando desviar el ataque de Dios. No obstante, aquel mordisco si lograría impactar contra su cuerpo, terminado por arrancarle su lado derecho, con brazo y pierna incluidos. Aquello provoco que un grito de dolor masivo se escape de sus labios, pero aguantando el dolor, le dio una patada con su pierna restante en el rostro, cosa que ni pareció afectar a la grotesca criatura.
Miles de cadenas de energía volverían a envolver al ente cósmico. Aquello solo duraría un par de segundos, tiempo el cual Tsunade aprovecho para regenerar sus heridas. Una gran explosión de llamas de color negro se haría presente, siendo que las cadenas de energía se destrozarían por completo, mostrando la figura imperturbable y deforme del creador del universo.
— Naruto... Entiéndelo, por favor... Esto es una locura...— Diría Hiruzen, intentando una vez mas hacer reaccionar al niño que fue como un nieto para el, aun si no pudo darle la mejor infancia de todas.
— No me importa... Solo hago lo que todo Shinobi hace, mato por los míos...— Dijo el creador, mientras un aura de color negro empezaba a rodearlo, un aura de pura anti materia, la cual estaba lista para ser usada contra sus enemigos.
— Tch, Naruto... Lo que haces simplemente no tiene justificación... ¡Es el equivalente a que un Kage destruya toda su aldea y mate a sus habitantes, solo porque no le gusta el comportamiento de un par de aldeanos!¡Simplemente no puedes justificar un genocidio de esta magnitud!¡Es demasiado, incluso para estándares Shinobis!— El Tercer Hokage grito con su voz llena de frustración, ira e impotencia, odiando escuchar esas palabras de Naruto... O al menos, lo que quedaba de una variante de este mismo — ¡Además!¡¿Qué pasara cuando logres traer de regreso a tu mundo?!¡¿Que pasara cuando ellos se enteren de todo lo que has hecho?!¡¿O que harás cuando ellos envejezcan y mueran?!¡¿Siquiera has pensado en eso?!—
— Simple... Ellos nunca se enteraran... No tiene que hacerlo... Y el tiempo no me preocupa, el tiempo es mera arcilla que puedo manipular entre mis manos, no me será difícil retroceder el tiempo hacia el inicio... De todas formas, lo primero es traerlos de regreso, y ya saben que no pienso detenerme... ¡No lo hare!¡Ni ahora, ni nunca!—
Dios soltaría un monstruoso rugido, mientras su aura de anti materia aumentaba a tamaños titánicos, envolviendo cientos de sistemas solares, causando la destrucción instantánea de estos mismos. Ante esto, los tres ancianos se pondrían en posición de combate, sus respectivas auras plateadas explotando en poder, mas que listos para seguir con su pelea contra el ente cósmico que solía ser Naruto Uzumaki.
Sus ojos brillando de determinación, pero a la vez llenos de tristeza, pesar, decepción y frustración. Todo un maremoto de emociones al tener que enfrentarse contra aquella monstruosidad que alguna vez fue aquel niño rubio que significo tanto para ellos.
Sin dudas, la vida podía dar giros demasiado crueles a veces. Pero, para su desgracia, eso era algo a que ya habían aprendido y experimentado con la edad.
Pero aun así, dolía... Siempre dolía...
.
..
...
Y, mientras todas aquellas batallas se desarrollaban de forma simultanea en distintas zonas de aquel universo infinito... En el centro de todo, el Equipo 7 volvió a reunirse tras tanto tiempo...
Fin del Capitulo.
Por fin, he vuelto tras tanto tiempo.
Joder! Este cap fue muy difícil de hacer, sobre todo por cada mini batalla y el peso que cada una tiene para los personajes. Quise darle a cada una un peso real para God Naruto, ya que es básicamente volver a ver a sus amigos, a los amigos que tan desesperadamente intenta recuperar y el como estos intentan detenerlo. Además de explicar el como todos consiguieron esos niveles, tuve que darles un enorme Power Op para que pudieran hacerle frente a God Naruto xD.
Originalmente este y el siguiente cap iban a ser uno solo, pero todo me estaba quedando demasiado largo, así que decidí dividirlo en dos, el siguiente saldrá dentro de poco tiempo, así que espérenlo con ansias, porque le estoy poniendo mucho esfuerzo para darle un cierre digno a esta gran historia.
Sin mas, espero que les haya gustado, dejen su voto y su opinión en los comentarios, que eso me motiva a seguir.
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¿Que les gusto?
¿Que no les gusto?.
Sin mas que decir, nos vemos pronto.
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