Las puertas del ascensor se abrieron, lo que le permitió entrar. Un hombre que probablemente era unos años mayor que tú te saludó y te preguntó a qué piso ibas a subir. Respondiste con 6 y te quedaste en la esquina opuesta a él.

Miraste tu teléfono para pasar el tiempo, hasta que el ascensor se detuvo de nuevo y el hombre se bajó.

De repente, el ascensor volvía al piso principal, lo que te molestaba porque no era allí donde pretendías ir. Se detuvo, permitiendo que las puertas se abrieran. Tu vecino del otro lado del pasillo entró, parado contra la pared frente a ti. Lo conocías bastante bien, estaba allí para consolarte después de una ruptura con su polla. Ambos han estado saliendo desde entonces.

Parecía que acababa de llegar a casa del trabajo. Iba vestido con una camisa abotonada que acentuaba su pecho musculoso y sus anchos hombros casi demasiado bien, y unos pantalones de vestir ajustados con un cinturón.

Ambos hicieron contacto visual entre sí y las puertas del ascensor se cerraron.

De repente, antes de que pudieras decirle algo, te empujó contra la pared del ascensor y te besó bruscamente.

Te agarraste de su antebrazo mientras su mano agarraba tu mandíbula, luego comenzó a besarte el cuello.

"Kai, joder". Te quejaste mientras seguramente te dejaba marcas en la piel. "¿Qué estás haciendo?"

"Lamento no haber venido ayer después del trabajo". Estaba tan cerca que podías sentir su aliento caliente en tu cuello. "Llegué a casa muy tarde".

Hiciste un puchero. "Lo sé, estaba muy emocionada". Moviste las manos a lo largo de su ancho pecho y hombros. "En mi hora de almuerzo no podía dejar de pensar en tu polla".

Kai apretó la mandíbula.

"Pero ya sabes..." Has continuado. "Como nunca viniste, tuve que satisfacerme por mi cuenta".

—Mierda. Kai murmuró en voz baja, besándote de nuevo. "Y ni siquiera me llamaste".

"No quería molestarte". Lo miraste. "Pero quiero que sepas que no era lo mismo".

"Estaba solo". Kai habló entre besos, abriéndose paso desde tus labios hasta tu mandíbula y tu cuello. "Sabes que me encantan los sonidos bonitos que haces".

Tarareaste cuando sus labios estaban contra ese punto detrás de tu oreja.

—¿Tienes planes para esta noche? Sus dientes te raspaban la piel mientras hablaba.

Gimió en voz baja, colocando su mano contra su pecho mientras intentaba apartarlo de un empujón para poder hablar.

"Quiero decir..." Intentaste encontrar las palabras ya que él estaba muy cerca de ti. "Tenía planes de tomar unas copas con mis amigas".

Kai exhaló, llevando su pulgar a tu labio inferior, tirando de él hacia abajo. "Creo que..." Su voz era entrecortada.

"Ahora tienes planes conmigo".

Sonreíste, claramente te gustaba hacia dónde iba esto. —¿Ah, sí?

—Sí. Kai te besó de nuevo. "Llama y cancela si es necesario".

Hizo una pausa y te miró. "Esa es una linda falda, por cierto".

—¿Te gusta? Una de tus manos se deslizó hasta su bíceps, y podrías haber lloriqueado por lo firme que se sentía.

"Sí, creo que se vería bien en el piso de mi habitación, ¿no crees?" Kai habló, haciéndote casi jadear antes de que sus labios volvieran a chocar con los tuyos.

Kai gimió contra tu boca, antes de deslizar una de sus manos entre tus piernas. Sabías a dónde iba, subiendo por una de tus piernas hasta la barandilla metálica que estaba en el ascensor.

Una de tus manos se aferró a la barandilla, mientras que la otra se aferró a él mientras tratabas de no perder el equilibrio.

Kai se apartó brevemente del beso, pero su cara seguía cerca de la tuya mientras apartaba la tela de tu ropa interior de tu núcleo. No tenías idea de que estabas tan mojado hasta que sentiste la facilidad con la que deslizó su dedo medio y anular dentro de ti.

"Oh, Dios mío, joder". Kai maldijo en voz baja, tratando de mantener la compostura.

En un intento de estar callado, rápidamente te tapaste la boca; soltando el brazo de Kai para sostenerse.

Kai retiró rápidamente tu mano. "No. quiero escucharte".

Te agarraste a su hombro; prácticamente clavándole las uñas.

"Joder. Se siente tan bien". Te quejaste, apoyando la cabeza contra la pared.

—Sí. La voz de Kai era entrecortada, su rostro probablemente estaba a solo un centímetro del tuyo. —Dígame.

Le soltaste el hombro e intentaste acercar su cuerpo al tuyo; queriendo sentirlo en tu contra. Kai volvió a besarte, pero su ritmo con los dedos nunca flaqueó. Deslizó un tercer dedo en tu corazón, haciéndote gemir en su boca; dando la oportunidad perfecta para besarte con lengua.

Sentías que cambiaba la posición de sus dedos, ahora tratando de golpear hacia arriba, encontrando tu punto óptimo.

Fue solo cuestión de segundos antes de que lo encontrara, golpeándolo repetidamente y haciéndote perder ligeramente el equilibrio.

—Mierda. Te quejaste mientras hundías tu rostro en su cuello; Todavía se aferra a él.

"Sí, te vas a correr". Kai te habló; Su voz extrañamente firme. "Pero quiero que me mires".

—No puedo. Tu voz era casi un sollozo.

Suspiró, sintiendo que tus paredes apretaban sus dedos. "Sí, puedes. O me detendré".

No podía parar. No en este momento, cuando estabas tan cerca de tu subidón.

Lo miraste, sutiles lágrimas formándose. "No, no. Kai, por favor".

Kai te sonrió. "Buena chica, te ves tan bonita".

Te sacó los dedos; presionando firmemente contra tu clítoris. Movió las yemas de los dedos contra él con movimientos rápidos, y luego todo terminó.

"¡Mierda!" Gritaste, apoyando la cabeza contra la pared del ascensor; con la esperanza de que nadie pudiera escucharte. Tus paredes se apretaban alrededor de la nada mientras tus piernas amenazaban con ceder debajo de ti.

Kai observó tus expresiones, mordiéndose el labio mientras comenzabas a gemir por la sobreestimulación; Finalmente apartó sus dedos de ti.

Estabas jadeando, sintiéndote como si ya hubieras estado follando cuatro horas.

"Tienes una larga noche conmigo, bonita". Kai habló antes de inclinarse para besarte suavemente. "Espero que no estés jodido todavía".

—No, nunca. Respondiste, empezando a ajustarte la ropa. Kai te ayudó unos segundos después.

El ascensor se detuvo, haciendo que ambos se miraran.

"¿Me veo bien?" —le preguntaste, hablando en voz baja.

"Sí, te ves normal". Kai respondió. "Camina detrás de mí".

Las puertas se abrieron y había gente. Solo unos pocos. Los dos trataron de no hacer contacto visual con nadie. Caminaste por el pasillo detrás de Kai hasta la puerta de su apartamento, él la abrió y luego te dejó entrar antes que él.

Una vez dentro, Kai cerró la puerta.

De repente, tu espalda fue empujada contra él, haciéndote gemir. La boca de Kai volvió a caer sobre la tuya en un beso contundente.

"Espero que no haya sido obvio". Kai habló entre besos. "Que te traigo aquí para follarte toda la noche".

Empezó a besarte la mandíbula y detrás de la oreja; haciéndote gemir. Le llevaste las manos al pelo. —No lo creo.

"Cariño, nadie es tan estúpido". Kai soltó una risita, chupando y mordisqueando ligeramente tu piel.

"Agh, mierda". Te quejaste porque definitivamente te estaba dejando marcas.

"Quiero que te quites esta ropa". Prácticamente te gruñó al oído.

Fácilmente se podría decir lo mismo de él.

"¿Podemos ir a tu dormitorio?" —le preguntaste, sintiendo que la mano de Kai se deslizaba por la parte interna de tu muslo.

"Cariño, no tienes que preguntar". Respondió Kai, besándote en los labios. Su uso del nombre cariñoso hizo que tu corazón se acelerara. "Vamos".

Una vez en el dormitorio, te quitaste los zapatos y Kai inmediatamente te bajó la falda después de que te pusieras la camisa sobre la cabeza. Se notaba por la expresión de su rostro que estaba sorprendido por el hecho de que no llevaras sujetador.

Te sentaste en su cama, mientras Kai estaba ahora frente a ti. Comenzaste a desabrocharle la camisa mientras él te pasaba la mano por debajo de la barbilla, deslizándote el labio inferior con el pulgar.

Lo miraste, te llevaste el pulgar a la boca y lo chupaste como si lo hicieras con su polla. Kai respiró hondo, antes de que tuviera que alejarse de ti para quitarse la camisa por completo.

—Mierda. Juró. "Mírame así y te arruinaré".

"Tal vez quiero que lo hagas". Te pusiste manos a la obra para desabrocharle el cinturón. "Me abandonaste anoche. Me vendría bien una buena cogida".

Tiraste su cinturón al suelo.

Kai se hizo cargo, desabrochándose y bajándose la cremallera de los pantalones. Los bajó ligeramente, su gran bulto era tan prominente que no podías apartar los ojos de él.

—¿Estás seguro de eso? Levantó la barbilla para mirarlo, se mechoneó un poco el pelo oscuro en la cara. "Creo que los vecinos pueden escucharte, ¿o no te importa?"

Estás bastante seguro de que los vecinos sabían lo que estaba pasando entre ustedes dos, pero fingieron no hacerlo.

"No sé si me importa". Lo palmeaste a través de sus pantalones, ganándote un gemido bajo y gutural de su parte.

– No creo que lo hayas hecho nunca. Kai te besó de nuevo, sus manos recorrieron tu cuerpo. Una de sus manos se deslizó dentro de tu ropa interior, frotando tu clítoris nuevamente y haciéndote gritar debido a la sensibilidad todavía.

Ahora estabas acostado en la cama; Kai flotando sobre ti.

Sonrió contra tu boca. "Tan sensible para mí todavía".

"Kai, quiero que me folles". Tu voz era quejumbrosa.

—¿Cómo? Kai desafió. "¿Ya no decimos por favor?"

Empujó sus dedos corazón y anular más allá de tus pliegues, presionando tus paredes con fuerza esta vez.

Estabas lloriqueando, retorciéndote debajo de él.

Se inclinó junto a tu oreja. "O puedo ver cuántas veces puedo hacer que te corras sin follarte".

Eso no es justo. En absoluto.

Inclinó su mano para poder frotar tu clítoris al mismo tiempo. Sabías que eso te enviaría por la borda.

"Sé bueno para mí". —murmuró Kai, besándote descuidadamente el cuello y el pecho. "Quiero oírte decirlo".

"Joder..." Dejaste escapar un gemido, tus piernas ya empezaban a temblar mientras él te estaba follando con los dedos.

Sabías cómo trabajaba Kai. Si en realidad no dijiste por favor; No iba a hacer nada, y nada iba a aliviar el dolor entre tus piernas como su polla.

—No del todo, princesa. Kai habló, antes de dirigirse a tu pezón derecho, girando su lengua alrededor de él, y chupando y mordiendo ligeramente.

—Joder, Kai. Estuviste a punto de gritar, retorciéndote debajo de él. "Por favor, por favor, por favor. Vete a la mierda, hazme lo que quieras".

Kai se apartó, sonriendo. "Ahí está". Te bajó la ropa interior, con la ayuda de que levantaras las caderas para quitártela por completo.

Se levantó, se quitó los pantalones por completo y los pateó a un lado en el suelo. Luego se bajó la ropa interior, haciéndote respirar por su gran tamaño. Algo a lo que nunca te acostumbraste.

Kai se arrodilló frente a ti sobre tu espalda, sus manos sosteniendo tus muslos separados. —¿Sigues en...? —No llegó a terminar la frase—.

—¿La pastilla? Preguntaste. —Sí.

"Está bien. Joder". Juró. "Mira lo mojado que estás". Agarró la base de su polla, deslizando la punta a través de tus pliegues empapados; golpeándolo contra tu clítoris.

"Joder, Kai lo puso". Lloriqueaste. "Sé que eres grande, pero puedo soportarlo".

"Shhhh." Te hizo callar, y finalmente se metió en ti; Pero no iba a entrar hasta el final.

"Oh, mierda". Gemiste, agarrándote a sus brazos. "Joder, te sientes tan bien".

—Mierda. —juró Kai, viéndose a sí mismo tocar fondo dentro de ti—. "Eso es tan caliente".

Dejaste escapar un gemido, asintiendo levemente ya que no podías ver completamente lo que estaba mirando.

Ya estaba empezando a follarte un poco duro; Una de sus estocadas, en particular, te había empujado más arriba en la cama.

"Kai." De repente gritaste su nombre, una de tus manos agarró las sábanas.

"Sí, di mi nombre". Kai habló. "Soy yo quien te jode tan bien".

—Solo tú. Le pasaste los dedos por el pelo. "¡Mierda! Harás que me corra".

—De eso se trata, ¿no es así, princesa? Kai se burló de ti, comenzando a jugar con tu clítoris ahora demasiado sensible.

Tus paredes se apretaron a su alrededor, haciéndolo gemir. Kai no se apartó de ti, formando un ritmo de juego con tu clítoris y comenzando a follarte más fuerte.

Tus piernas comenzaron a temblar y tu estómago se tensó. Dejas escapar un sollozo de gemido, agarrando uno de los brazos de Kai.

"Joder, te pusiste apretado". Kai gruñó. "Déjalo ir, corre por toda mi polla".

Eso fue todo lo que necesitó antes de que te rompieras, gritando su nombre, cubriéndote la cara para tratar de estar callado, todo mientras tu cuerpo temblaba debajo de Kai que seguía follándote mientras te subías.

"Muy bien por mí". Kai se inclinó sobre tu cuerpo, besándote el cuello, la mandíbula y el pecho. "¿Quieres que me corra en ti, nena?"

Lo acercaste a ti, o al menos lo intentaste. "Por favor..." Hiciste un puchero. Kai rara vez terminaba dentro de ti, a pesar de que estabas tomando anticonceptivos.

"Joder..." Juró, sonriendo. "¿Por qué pregunté cuando no puedo decir que no? Ponte de rodillas".

Kai se alejó de ti, permitiéndote cambiar de posición. Gemiste cuando finalmente volvió a poner su polla dentro de ti, ya que se sentía un poco más profunda.

Kai te agarró por las caderas, follándote más fuerte que antes. "Joder, ¿sientes eso?"

—Mierda. Lloriqueabas, sintiéndote tan jodido pero tan desesperado por más. "Muy bien. No te detengas".

Te empujó más hacia abajo para que arquearas más la espalda.

"¡Mierda!" No podías comprender decir nada más mientras te golpeaba de nuevo. "Kai... joder".

Seguiste gimiendo y gimiendo, tratando de amortiguar tu ruido en una de sus almohadas. Kai se dio cuenta e inmediatamente se inclinó sobre ti y te lo arrancó; tirándolo al suelo.

—No, no, no. Su voz era entrecortada. "Me importa una mierda si el vecino te escucha".

Recordaste una vez cuando fuiste al apartamento de Kai al otro lado del pasillo a las 2 de la mañana porque no podías dormir. Terminó en una queja por ruido de uno de los vecinos de ambos lados, quejándose de escuchar "llantos fuertes" a altas horas de la noche.

Bueno, ahora era casi la mitad del día; solo alrededor de las 6 y media. Tu siguiente gemido salió como un sollozo, no había forma de que Kai te sacara otro orgasmo. Estabas perdiendo la cuenta y ya no tenías idea de cómo estaba durando tanto tiempo.

—Mierda. Kai te sacó de tus pensamientos con un profundo gemido mientras echaba la cabeza hacia atrás. "Voy a correrme de mierda".

Te mordiste el labio cuando sus embestidas de repente se volvieron erráticas; chocando contra ti a un ritmo algo desigual antes de derramarse dentro de ti y dejar escapar el gemido más ardiente que probablemente haya salido de su boca.

"Joder. Eso es mucho". Ni siquiera te moviste, pero sabes que te había hecho un desastre.

Kai finalmente se retiró de ti, y te estremeciste al sentir que parte de su semen goteaba de ti. Hasta que te quedaste sin aliento cuando sentiste que dos de sus dedos te lo devolvían.

"Se ve tan bonita así. Todo mío". No podías verlo, pero sabías que estaba admirando tu jodido estado. "Debería hacer esto más a menudo".

Te diste la vuelta sobre tu espalda; Kai flotando sobre ti.

"Qué lío". Bromeaste, sonriendo mientras le pasabas los dedos por el pelo antes de que se inclinara para besarte.

"Puedo darte una ducha". Kai habló entre besos. "Además, aún no he terminado contigo".

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