—NING- NO PUEDO, T-" Kai gruñó, presionando tu cara más contra la cama con sus grandes manos, la presión de su gruesa y larga polla estirándote casi dolorosamente. Sin embargo, estaba decidido a hacer que todo encajara. Era tan grande, su polla empapada de fluidos lascivos y roja como si estuviera enojada, desesperada por ser engullida por tu calor.

Kai chasqueó la lengua como si estuviera decepcionado, pero nunca dejó de empujar sus caderas hacia adelante. Solo tenía la mitad de su polla en tu pequeño coño, pero ya estabas al borde de las lágrimas.

Te aferraste a las sábanas mientras una cascada de lágrimas se deslizaba por tus pobres mejillas hinchadas; estabas tan desesperado como Kai por hacer que encajara, pero no estabas seguro. Era tan jodidamente grande. Me dolía, pero se sentía tan bien, como un éxtasis, como una droga que te nublaba la visión y te nublaba la mente.

Y sabías que tan pronto como el resto de sus centímetros estuvieran enterrados dentro de ti, se sentiría perfecto. Como algo que has estado esperando, como finalmente tener esa pieza final que has estado anhelando sentir durante tanto tiempo.

—Joder, coño, tienes que aflojarte... —Kai inclinó la cabeza hacia atrás, sintiendo lo apretado que estabas haciéndolo silbar y gemir. Tu novio te agarró de las caderas, olvidando su fuerza y probablemente grabando moretones en tu piel, "Voy a correrme si no lo haces... Relájate, nena, p-por favor..."

Lo intentaste, estabas tan concentrado en hacer que encajara. Haciendo que todo esté en forma. Un centímetro más te llenó, y ya podías sentir su punta roja y enojada besando tu cuello uterino, más bien apuñalándolo. Te estremeciste y dejaste escapar un sollozo, haciendo que Kai se detuviera, se inclinara hacia adelante y respirara en tu cuello con preocupación.

"¿Estás bien? ¿Deberíamos parar?" —susurró, besándote los hombros y arrullándote—. Kai era tan gentil pero al mismo tiempo poderoso. A veces se olvidaba de que medía 6 pies y era increíblemente fuerte, casi dejaba que todo su peso se acumulara encima de ti, quemando tu piel con su pecho desnudo y su piel carmesí.

"No, Ning, por favor, no te detengas", suplicaste mientras otro par de lágrimas rodaban por tu rostro. Kai lo besó mejor; labios mojados con tus lágrimas saladas, ojos preocupados pero su cuerpo tan desesperado por ti. Era difícil evitar que sus caderas se movieran, enamorado pero la forma en que tu coño lo tomó.

"Lo quiero. ¡Lo quiero tan jodidamente mal!" Otro centímetro hundido en tu coño, paredes mojadas revoloteando a su alrededor. Kai volvió a besarte la mejilla, con una mano fuerte presionada por tu cara y agarrando la tela de las sábanas con los nudillos.

La bonita nariz de Kai se deslizó por tu piel enrojecida, por tu espalda mientras te besaba arriba y abajo de la columna vertebral. Usó su mano para estabilizarte, apoyándose en tu barriga mientras sentía que se hundía más y más... Oh, tan deliciosamente.

—Ya casi llegas, lo estás haciendo muy bien —murmuró Kai, resistiendo la tentación de empujar hacia adelante y hacer que todo encajara de una sola vez. Pero sabía que no debía hacer eso; Nunca lastimaría intencionalmente a su bebé de esa manera.

"Solo un poco, un poco más para ir", Kai miró la forma en que su polla erecta se insertaba en tu coño, el líquido preseminal humedecía alrededor de su longitud donde los últimos centímetros estaban expuestos. Parecía como si estuviera sumergido en elixir, como miel, pegajoso y bellamente brillante.

—Se siente... está lleno —hablaste tan perezosamente, con un acento de placer en tu voz—. Era difícil formar frases que tuvieran sentido cuando él estaba tan dentro de ti.

—Lo sé, lo sé, bubs —Kai finalmente sintió que tu coño se aflojaba, casi suplicándole que se metiera completamente dentro de ti—, maldita sea...

Y finalmente Kai estaba en pelotas dentro de ti, sintiendo cada centímetro de tus paredes envolver su polla como una manga perfecta. De repente todo estaba bien, dejaste escapar un largo gemido, lo suficientemente fuerte como para rebotar en las paredes y complacer sus oídos.

"Eso es todo, esa es mi buena chica..." Kai inclinó la cabeza hacia atrás, resistiendo cada impulso de soplar, "Dime cuándo, ¿de acuerdo?"

Asentiste con la cabeza, agarrando y arañando frenéticamente cualquier almohada o manta que pudieras. Tu boca estaba abierta, charcos de baba y lágrimas bajo tu cara.

"Se siente, se siente bien", pronuncias entre un gemido sin aliento, "Ning, estoy listo para ti".

Kai no dudó en moverse, solo suavemente con un giro experimental de sus caderas, instantáneamente tu coño palpitó a su alrededor, tirando de él más profundamente como si estuvieras suplicando en silencio por él. Tu novio gimió, inclinándose hacia adelante para envolver sus brazos alrededor de tu barriga, agarrándote contra su pecho.

—Joder, nena, no puedo contenerme... —Las caderas de Kai no pudieron detenerse cuando comenzó a follarte por detrás, una estocada frenética tras otra. Pronto, el sonido de tu coño empapado llenando y vaciando su polla fue todo lo que se pudo escuchar; Aparte de tus interminables gemidos y gemidos, claro. Era difícil respirar, Kai apenas te daba tiempo para pensar entre cada embestida, y a partir de ahí todo se hizo más rápido y más caliente.

"¡Joder! ¡Ning, s-despacio!" Lo intentaste, pero Kai no te escuchó, lo que a una parte de ti le encantó. Te encantaba tenerlo así, usándote como si fueras un poco de carne ligera solo para su placer. Y junto con las caricias tiernas y los suaves arrullos de disculpas que te dio por sus acciones casi imparables, fue un regalo del cielo. El combo perfecto.

"Lo siento, no puedo", Kai sostuvo tu estómago y presionó todo su peso contra tu espalda, la piel sudorosa y pegajosa se frotó, "Te sientes tan jodidamente bien, joder, joder, ¡me estoy corriendo!"

Antes de que pudieras protestar (no es que pudieras. Tu cerebro no funcionaba bien. Se sentía como si se te estuvieran derritiendo los oídos) Kai derramó su semilla en ti. Golpeándote con su nariz enterrada en la parte poco profunda de tu cuello, sus propios gemidos dejándote a punto de correrte.

Te estremeciste cuando el semen te llenó hasta el borde, asomándote en pegotes lascivos y sonidos repugnantes mientras él cabalgaba su estimulante subidón.

"Ning-está lleno, no puedo-"

Kai, a pesar de la sobreestimulación, continuó empujando sus caderas hacia ti. Un anillo de su propio semen se acumuló en la base de su polla mientras lo hacía. Para detener sus gemidos salvajes, te mordió el cuello, gimiendo como un perro en celo cuando finalmente sintió ese aleteo familiar de tus paredes apretándose a su alrededor.

Y pronto tú también te estabas corriendo; absorta en el placer mientras tu rostro era tragado por las mantas y otra tanda de lágrimas implacables cubría las sábanas.

Después de un minuto de silencio (aparte de tus gemidos y sus gemidos de placer) Kai se inclinó de nuevo, besando la última lágrima que sintió de tus ojos, "Orgulloso de ti, bebé... me tomó muy bien".

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