Solo tenías la intención de ver cómo estaba Yeonjun; para asegurarse de que no necesitara un retoque en su maquillaje. Lo que no esperabas que sucediera era que hiciera un movimiento.

Desde que te convertiste en su maquilladora para eventos internacionales, Yeonjun no podía negar su atracción por ti. Coqueteaba contigo a menudo, pero cada vez lo ignorabas, tratando de seguir siendo profesional. Los otros artistas, sin duda, te habían dicho que él solo estaba siendo él mismo. Pero no fue así. No solo estaba jugando. No contigo.

Por fin había conseguido pillarte a solas en el backstage de Inkigayo, en el camerino, mientras terminabas de limpiar. Finalmente había hecho un movimiento, empujándote contra la mesa de maquillaje, sus labios chocando contra los tuyos. Inicialmente, te habías rendido antes de volver en sí y empujarlo, recordándole que nada podría suceder entre ustedes dos.

Te esforzaste por ignorar sus intentos de quedarte sola después de eso, pero de alguna manera se las arregló para acorralarte y cada vez se hacía más y más difícil resistirlo. Así es como te encontraste en tu... predicamento.

Te subieron la falda, tiraron las bragas en el suelo de la habitación del hotel, Yeonjun se sentó en el borde de la cama debajo de ti, con los pantalones negros desabrochados y empujados hasta la mitad de los muslos junto con su ropa interior. Tus manos descansaban sobre sus hombros, con la respiración temblorosa mientras subías y bajabas lentamente las caderas, su polla se deslizaba dentro y fuera de ti. Tus ojos se cerraron y un suave gemido salió de tus labios mientras continuabas.

Sentiste sus manos deslizarse por tu espalda, agarrando tu con firmeza. —Maldita sea —murmuró, con los labios acariciando la piel sensible de tu cuello—. "No sabes lo que me haces". Su aliento caliente se abanicaba sobre tu piel mientras guiaba tus movimientos con su agarre en tu. "Me vas a meter en problemas", susurraste, con la voz temblorosa mientras la punta de su polla rozaba el único punto que te hacía poner los ojos en blanco.

Al abrir los ojos, lo miraste, su cabello negro cayendo sobre sus ojos mientras él te miraba a través de los pesados párpados. Moviste una mano para apartar el pelo de su visión. "Dios, eres tan hermosa", gimió. Tus paredes se apretaron a su alrededor, arrancando otro gemido profundo desde el fondo de su garganta.

—Jjun —gimoteaste, con la cabeza caída y la frente apoyada en la suya—. Sentiste que su mano hacía contacto con tu, forzando un silbido de tus labios mientras tus paredes se apretaban a su alrededor. Lo oíste reír levemente.

"¿Qué? ¿Se siente bien?"

Un golpe repentino en la puerta hizo que tu cabeza se levantara. Te quedaste paralizado, incapaz de moverte o reaccionar antes de que la puerta se abriera y cerrara rápidamente. Unos pasos ligeros se movieron a través del traje hasta que Soobin apareció a la vista. Sus ojos se abrieron de par en par y se quedó boquiabierto. Los tres no dijeron nada, solo se miraron el uno al otro hasta que una sonrisa se dibujó en el rostro de Soobin.

—Lo sabía —dijo, con una risita oscura escapando de sus labios—. Miraste a Yeonjun, quien te miró. Tu mirada se volvió hacia Soobin, que se pasó los dedos por el pelo.

"Quiero decir, sospechaba que algo estaba pasando, pero obviamente esto lo confirma", continuó, divagando.

Le devolviste la mirada, observando cómo negaba con la cabeza, sus mechones rubios caían sobre sus ojos. Al escudriñarlo, te diste cuenta de que lo que había visto le estaba afectando, aunque no lo admitiera. Fue entonces cuando se te ocurrió una idea.

Volviéndote hacia Yeonjun, te inclinaste para susurrarle al oído.

Los ojos de Yeonjun se abrieron de par en par ante lo que estabas sugiriendo. Se echó hacia atrás para mirarte inquisitivamente. Asentiste ante su pregunta silenciosa y una sonrisa diabólica cruzó sus facciones. Giró la cabeza para mirar al joven. —Oye, Soob —dijo en voz baja, llamando la atención del rubio—.

Yeonjun asintió hacia la puerta. —Cierra la puerta —dijo, con la sonrisa aún presente en su rostro—. Soobin te miró desde su hyung. Una pequeña sonrisa también estaba presente en tu rostro.

¿Estaba Yeonjun sugiriendo lo que creía que era? Se giró rápidamente y cruzó hacia la puerta que conducía al pasillo, girando el cerrojo y moviendo la cadena antes de regresar a donde estaban sentados Yeonjun y tú.

Yeonjun fue el primero en hablar. Miró a Soobin. "Saca tu teléfono", ordenó. Soobin levantó una ceja mientras metía lentamente la mano en su bolsillo y sacaba su teléfono. "Envía un mensaje de texto a Gyu. Dile que no te sientes bien. Mentira, no me importa", explicó. Soobin desbloqueó el dispositivo y rápidamente escribió un mensaje a Beomgyu.

Yeonjun se volvió para mirarte.

—Oye, princesa —susurró, moviendo una mano para acariciarte la mejilla—. —Sigue adelante —dijo, dándote un ligero golpe en el—. Jadeaste, levantaste las caderas y volviste a hundirte sobre él, un gemido salió de sus labios.

Soobin sintió que le ardían las mejillas, incapaz de apartar la vista de la escena que tenía delante. Miraste por encima del hombro y se te escapó una risa leve.

"¿Vas a quedarte ahí parado y mirar?" —preguntó, llamando su atención. Claramente, estaba confundido y miró a Yeonjun en busca de una aclaración.

"¿V-va?" Soobin tartamudeó.

Yeonjun se rió entre dientes y miró al hombre más joven. Hizo un gesto con la cabeza hacia Soobin. "Quítate el cinturón y ven aquí. Tengo una idea", dijo.

Soobin se movió rápidamente, extendiendo la mano para desabrocharse el cinturón y siguió las instrucciones de Yeonjun, caminando hacia la cama mientras continuabas montando a Yeonjun. Soobin esperó más instrucciones.

—Toma tu cinturón y átale las manos —dijo Yeonjun, asintiendo con la cabeza hacia el cinturón en las manos de la rubia. Soobin dudó, pero ante la insistencia de Yeonjun, tomó tus manos detrás de tu espalda y usó con cuidado su cinturón para atar tus muñecas.

—Hecho —dijo Soobin tembloroso—.

Envolviendo un brazo alrededor de tu cintura, Yeonjun se deslizó más hacia atrás en la cama, tirando de ti con él, dejando espacio para Soobin. "Súbete a la cama y haz lo que te digo," ordenó Yeonjun mientras Soobin se subía lentamente a la cama. El hombre mayor tomó suavemente tu barbilla con su mano y giró la cabeza para mirarlo. 

—Ojos puestos en mí, nena —susurró mientras sentías las manos de Soobin acariciar cuidadosamente tu cuerpo, deslizándose por tus costados y agarrando tus caderas mucho más fuerte de lo que esperabas. Dejaste escapar un gemido cuando Yeonjun se abalanzó sobre ti. —Mantén tus ojos en mí —susurró mientras sentías los labios de Soobin rozar tu hombro—.

La sensación de tener dos pares de manos en tu cuerpo era celestial. Dejas escapar un gemido, sintiendo los dientes de Soobin hundirse en tu piel, tus paredes apretándose alrededor de la polla de Yeonjun y arrancando un profundo gemido gutural de él. —Ten cuidado con ella, Soob —dijo Yeonjun, intentando recuperar la compostura—.

—Te prometo que seré amable —oíste murmurar a Soobin, con los labios aún pegados a tu piel mientras buscaba a tientas el botón y la cremallera de sus pantalones con una mano mientras con la otra te sujetaba la cadera.

Yeonjun levantó la vista, extendiendo la mano para acariciar tu mejilla. La yema de su pulgar rozó tu labio inferior, observando cómo tus labios se separaban. Su sonrisa regresó mientras empujaba lentamente su pulgar en tu boca, casi gimiendo cuando tu lengua se arremolinó a su alrededor. —Oh —dijo sin aliento—.

"Te espera una larga noche, cariño".

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