- Mis afectos y deseos no han cambiado, pero una palabra suya me silenciara para siempre.

- Orgullo y Prejuicio - Jane Austen

Había salido a tomar un café a una cafetería cercano a mi departamento, no quería estar solo en aquel enorme departamento que tenía lo normal, sala, comedor, baño y 4 habitaciones, me siento tan solo y miserable.

La amaba, no, error, la amo, sigo sin entender lo estúpido que fui al haberme revolcado con otra teniéndola a ella a mi lado, mi fiel compañera, mi enfermera, porque bien dicen que una mujer enamorada se vuelve una mujer multi-oficios, ¿No es así? Digo, una mujer cuando decide mudarse para vivir con su pareja, ayudan a mantener el hogar, se vuelven enfermeras cuando el mismo pesca un resfrío o tiene fiebre y demás, cocineras cuando tú eres el que quema la comida por no haber aprendido a cocinar cuando pudiste, sin embargo ahí está ella para ayudarte a mejorar, costureras, quizás no las mejores, pero siempre tratando de dar lo mejor de sí.

Pensando en todo lo que viví con ella, la extraño, solo quiero hundir mi nariz una vez más en su cuello para poder oler aquel exquisito aroma a cítricos, como quisiera salir con ella de la mano y jugar al "Ring, rin , corre" somos adultos, pero siempre conservamos una parte nuestra que sigue siendo niños, en especial cuando aparece la persona correcta para hacerte sentir como a uno.

Mis pensamientos siempre divagan por mi mente, pero había uno que no me dejaba dormir, ¿Por qué fui tan estúpido? ¿Por qué le fui infiel? ¿Acaso cuando uno ama no falla?

¿Por qué fui tan estúpido? No lo sé.

¿Por qué le fui infiel? Respuesta a esa pregunta no tengo.

¿Acaso cuando uno ama no falla? Y es así, maldigo el día en el que conocí el alcohol.

¿Por qué? Aquel día había tenido un día de horrores en mi trabajo, quería desahogarme y aprovechando que ella no estaba me fui a un bar cercano de mi departamento, el departamento en el que vivíamos ella y yo, la cuestión fue que en lugar de tomarme una copa, me tomé varias copas y perdí control de mi propio cuerpo, maldito alcohol y el día en el que decidí que realizar aquello me ayudaría a desahogarme de los problemas, porque solo me creo el mayor problema con la peor consecuencia posible en mi vida, la perdí a ella.

Estaba sentado en aquel bar pasado de copas cuando una mujer se me acercó, era guapa, cuerpo esbelto y rasgos finos, después que se me acercó, solo recuerdo haberla sentido a mi lado desnuda y a ella parada con un semblante desubicado y triste al verme de esa manera tan mediocre. Con una mujer que no era ella en nuestra cama.

En cuanto me di cuenta de ello me paré y me vestí con lo primero que encontré y la seguí, no la alcance, desgraciadamente no la alcance.

Había dormido en un hotel, al día siguiente fue al departamento decidida a irse de mi lado, yo simplemente la dejé ir porque se que no la seguí para explicarle las cosas y si no se lo impedí es porque sabía de mi error, se que decir "Me pasé de copas y me acosté con otra por ebrio, además un error lo comete cualquiera". La verdad que si la seguía y le decía eso, sabía que me ganaría una bofetada de su parte por tan estúpida excusa.

Iba a cruzar la calle con dirección a la cafetería, cuando la vi a ella.

Mi mundo se detuvo, mi corazón dio un vuelco de 180° grados.

Ella estaba hermosa, como siempre.

¿Cuántos años habían pasado? 6 años.

Ahí estaba ella, con un niño de unos 6 o 5 años de edad, ojos azules, tez trigueña y castaño.

Ese niño se parecía a mi.

Nuestras miradas se conectaron, su rostro era un poema, estaba estupefacta, luego le dio una ojeada al niño y a pesar de los años, aun lograba descifrar con la mirada cuando ella estaba nerviosa.

Ella se agachó a decirle algo al niño, después se conectaron nuestra miradas, el rostro de un pequeño ángel, su inocencia, le sonreí, supongo que bien dicen que la sangre llama, ¿No es así? 

Supe de su embarazo después que ella abandonó el departamento, me sentí el hombre más imbécil sobre la faz de la tierra.

Supongo que ella había dejado los resultados de su prueba en la mesita de noche adrede para que yo pudiera verlo en cuanto llegara del trabajo, pero que fue lo que yo hice.

Repasemos.

1. Llegué del trabajo, arrojé mi chaqueta y fui a un bar.

2. Llegué bar y me embriagué.

3. Me acosté con otra mujer a causa de los efectos del alcohol.

4. Ella nos encontró desnudos y se fue llorando sin querer saber más de mí.

5. Por la noche después de cenar solo en mi enorme departamento encontré aquella prueba.

Y después toda la historia, no quiso hablar conmigo, y recién hoy por casualidades del destino hoy lo conozco y la veo a ella otra vez.

En cuanto el semáforo se puso en rojo ella corrió con el niño a toda velocidad en la pista en mi dirección.

Extendí mis brazos para recibirlos. Los recibí.

- Supongo que aun causo esos estragos en ti, ¿Verdad? - Ante lo dicho por mí se acurruca más en mi pecho y el niño nos mira expectantes, esperando el siguiente paso.

- Me perdonas, se que no fui el mejor hombre, pero si me das una oportunidad, prometo dar lo mejor de mí como padre y pareja.

- Tonto, yo ya te perdoné. - Se separó de mí secando sus lagrimas con la manga de su casaca.

- ¿Aun quieres que seamos un familia? - Ella asintió en silencio.

Después de todo, ella me sigue amando, sus deseos y afectos no han cambiado, sigue pensando en mí como el padre de su hijo, nuestro hijo y como su pareja.

- Entonces. - La tomé de las manos. - ¿Quieres casarte conmigo?

Los ojos de aquel niño se iluminaron de alegría, alegría que me encargaré de conserva de por vida.