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Dɪ́ᴀ Dᴏs: Rᴇᴄᴜᴇʀᴅᴏ

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Día Dos
"Recuerdo"

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Cuando pensaba en el día anterior y en todos los hechos que acontecieron posteriores a ello, sencillamente no podía evitar sentirse cómo un completo y reverendo papanatas.
 
Él no creía en ninguna de esas tonterías y supersticiones referentes al amor y costumbres pueblerinas y anticuadas, sin embargo no pudo evitar sentirse desarmado por los brazos cálidos de esa mujer desconocida frente a él.
 
Era un militar altamente entrenado y calificado para responder rápida y asertivamente a cualquier situación que se presentase frente a él sin titubear.
 
Pero ese día sí que se había convertido en un papanatas, como Silver.
 
Y en un reverendo idiota como Sonic, pues en vez de negarse ante tal impertinencia y violación a su espacio personal por aquella impetuosa fémina, solo se quedo en silencio observando anonadado cada una de las facciones de la chica frente a el.
 
Era bajita, de ojos verdes y dientes blancos y alineados.
 
Tenía un vestido floreado que se acentuaba a su figura perfectamente proporcionada y su cabello corto y rosado le daba un toque bastante exótico.
 
Su rostro iluminado por la aparente "felicidad" de considerarlo el amor de su vida, aunque no sabía ni siquiera su nombre, no hizo sino darle un vuelco en el estómago.
 
Esa chica era extraña...
 
Pensar en la imagen de la fémina completamente dispuesta a seguir dándole mimos y arrumacos como si se conociesen de toda la vida le produjo escalofríos.
 
¿Cómo podía ser tan confianzuda?
 
No terminaba de caberle en la cabeza cómo es que ella siquiera podía llegar a considerar que el se prestaría para tal situación.
 
Si bien en ese momento le había tomado por sorpresa y no supo como reaccionar, no significaba que su silencio y pasividad fuesen una respuesta positiva para sus intenciones.
 
Ella estaba mucho más loca de lo creía si de verdad pensaba que el participaría en ese juego absurdo del amor.
 
−Hey Shadow−Sonic y su presencia fastidiaron sus oídos−Gran espectáculo el de ayer, galán−Se burló el cobalto
 
Contuvo las ganas de masacrar al idiota de Sonic porque en el fondo, muy muy en el fondo de sus pensamientos más oscuros, sabía que tenía razón.
 
Había actuado como un idiota y un cobarde al prácticamente salir huyendo de esa chiquilla que insistía con darle un beso para sellar su "amor incondicional".
 
No lo negaría, se sintió verdaderamente asustado ante tal acción.
 
Pero el que no lo negase no significaba que lo aceptaría abiertamente, mucho menos frente a Sonic.
 
Por lo que, en un intento de recuperar el control de la situación, optó por tomar la actitud indiferente de siempre e ignorar las burlas de su compañero.
 
Aunque, fiel a su instinto instigador e impertinente, Sonic no iba a darse por vencido tan fácilmente en su cometido.
 
Fastidiar a Shadow era un deporte de alto riesgo que disfrutaba enormemente.
 
−Esa chica, Amy... −trajo de nuevo el tema a colación−Si que te puso nervioso...−obvio, lo evidente−Sino te conociera, pensaría que no sabes nada sobre chicas−ironizó.
 
Shadow por su parte no respondió nada al respecto.
 
No era un tema en el que acostumbrase pensar. No tenía ni tiempo ni la necesidad de pensar en las mujeres.
 
Las notaba sí, no era ciego. Sabía apreciar la belleza de una mujer bonita, pero de ahí a pasar horas pensando en ellas e ideando planes sobre como meterse entre sus faldas era un tramo que no estaba dispuesto a pasar.
 
Intimar era algo complicado, creaba dependencia y no estaba dispuesto depender de nada ni nadie que no fuese el mismo.
 
Aunque la mirada inocente y esperanzada de Rose no lograba salir de su mente.
 
Miró de reojo al cobalto quien estaba sumamente entretenido fumando un cigarrillo y suspiró levemente aliviado.
 
En unas horas saldrían de ese pueblo y podría estar en paz.
 
Estaba convencido que el volver a sus labores habituales le ayudarían a borrar todo rastro de esa chica de ojos verdes.
 
−Aunque sigo creyendo que te gustan los pe...−El golpe en la nuca que recibió por parte del moreno le hizo soltar el cigarrillo y casi irse de bruces contra el suelo.
 
Sonic no cambiaría ni el tampoco.
 

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Tomó un poco de agua de su cantimplora y el escuadrón caminó con paso raudo y veloz por entre los caminos al lado de los sembradíos.
 
Habían decidido partir y aprovechar el buen clima que estaban teniendo.
 
No había frío, tampoco calor...
 
Sólo un viento agradable que les cubría y les ayudaba a hacer más llevadera la caminata.
 
La calma de aquellas tierras les proporcionaba una sensación de tranquilidad y seguridad que incluso para alguien cómo Shadow era un suspiro de aire fresco.
 
No era que bajasen la guardia o que no creyesen que algo malo pudiese ocurrirles.
 
Pero era agradable sentir que no iban a ser emboscados a cada paso que daban.
 
Dicha tranquilidad provocaba que las conversaciones entre compañeros fuesen más fluidas y que comentarios como los que Sonic le había hecho la noche anterior llegasen con otras palabras por parte de Silver.
 
Al menos éste último tenía la decencia de ser mucho más sutil y mucho menos vulgar con sus insinuaciones y posibles burlas.
 
−Esa muchacha, Amy−Le hablo el albino mientras se esforzaba por seguirle el paso−Es muy linda−Añadió y Shadow sólo lo miró de soslayo−Sería una buena mujer... creo que sí te dieses la oportunidad de...−.
 
−Si me diese la oportunidad de creer en supersticiones absurdas me enamoraré de ella, ¿no?−Respondió bruscamente aunque Silver no pareció inmutarse ante esto.
 
−No creo que sea algo absurdo−Continuó el albino sin verse intimidado por el moreno−Es algo interesante cómo los espíritus guían a las mujeres hasta el amor de su vida, su alma gemela, quien las protegerá y será  su compañero...−remembró las palabras de aquella mujer.
 
Shadow lo recordaba, recordaba perfectamente aquellas palabras con una exactitud alarmante.
 
Recordaba todo lo que aconteció ese día y sobretodas las cosas recordaba el aroma floral que Rose desprendía.
 
Recordaba su aroma y el calor que el abrazo le hizo sentir.
 
Lo sentía, sentía ese hormigueo recorrer su cuerpo y recordaba a la perfección la mirada de la chica chocar contra la suya.
 
Los ojos verdes de Rose estaban clavados en su memoria.
 
Los recordaba...
 
Los recordaba cuando dormía, cuando en sueños los veía suplicantes.
 
Joder...
 
Se estaba volviendo loco.
 
−Si me lo preguntas, pienso que es una hermosa forma de encontrar el amor−Silver continuó con la conversación y él solo siguió caminando.
 
No se sentía de ánimos para responder de manera sarcástica o incluso para golpear al enclenque.
 
Estaba demasiado concentrado luchando contra sus propios pensamientos como para lidiar con las estupideces de alguien más.
 
Ya bastante tenía con ese extraño y para nada reconfortante sentimiento.
 
Le mantenía sumamente conflictuado y no podía negar lo evidente.
 
Tenía tan presente aquella tarde en su mente cual tatuaje en la piel.
 
Podía recordar cada escena, cada fragmento de lo acontecido y se repetía incesantemente en sus pensamientos obligándole a mirarla.
 
A sentir ese aroma en sus fosas nasales, aunque era imposible pues el mismo se había asegurado de lavar su ropa en cuanto tuvo la oportunidad.
 
Nada tenía un verdadero sentido.
 
Pensar en ese día le hacía cuestionarse los cómos y los porqué de cosas que jamás habría pensando alguna vez.
 
Una a una las palabras de Rose llegaban a su mente y le daba una especie de culpabilidad de no haber sido capaz de contestar.
 
Soy Amy... ¿Tu eres el amor de mi vida?−Cuestionó con tanta naturalidad que le asustó.
 
Esa sonrisa cínica y sin ningún tipo de pudor le sorprendía.
 
Maldita sea...
 
¿Por qué seguía recordando?
 

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Las pesadas botas de combate producían un ruido delatador que estaba comenzado a fastidiarle.
 
Aunque en el fondo no era el ruido de las botas quienes aumentaban su mal humor.
 
Era su huida disimulada por entre la multitud ebria y maloliente.
 
Estaba huyendo de Rose...
 
Esa chica que estaba dándole alcance de manera casi infalible, cual máquina de guerra lo estaba cansando.
 
No era que pudiese abrir fuego frente a los civiles.
 
Tampoco su masculinidad le permitía admitir que estaba huyendo de una mujer...
 
No, definitivamente no.
 
Pero...
 
Mierda.
 
¿Por qué esa necesidad de huir? Volteaba de reojo y podía observar a la chica abrirse paso entre las mazas, no parecía desanimada.
 
Estaba completamente empeñada en conquistarlo.
 
Frunció el ceño con fastidio y golpeó con fuerza el desdichado roble que tenía frente a él.
 
Seguía pensando en esa chica.
 
Los recuerdos venían a su mente una y otra vez.
 
No podía sacarla de su mente; y era tan contradictorio.
 
Su razón y buen juicio demandaban que olvidase a esa extraña y desconocida mujer.
 
Y en el fondo, muy adentro, era como si su mente disfrutase recordando.
 
Cada que ella venía a su mente algo en su interior revoloteaba.
 
Todo...
 
Golpeó el árbol una segunda vez y los recuerdos vinieron a su mente.
 
−Aléjate−.
 
Ella no retrocedió ni un paso, por el contrario, avanzó dos.
 
−Sólo quiero saber tu nombre−Insistió risueña y le acorraló.
 
Sabía que podría someterla fácilmente y podría alejarse de ahí.
 
Las fuerzas le faltaban...
 
Era como si alguna especie de magia le obligase a quedarse estático y completamente a su merced.
 
Había perdido la voluntad, su cuerpo no respondía y esa chica con aroma a flores continuaba invadiendo su espacio vital.
 
−Sólo tu nombre−Ella continuó−Y prometo que te dejaré en paz...−Prometió.
 
Sabía que no debía fiarse de las palabras de una completa desconocida, pero en este punto y con el mar de sentimientos que su cerebro no era capaz de asimilar creyó que no tendría nada que perder.
 
Tomó una gran bocanada de aire y dirigió su mirada lejos de la de ella.
 
−Shadow−murmuró.
 
Ella sonrió victoriosa al haber cumplido su cometido y del bolsillo de su vestido floreado sacó un pequeño pañuelo que envolvía algo en su interior.
 
Tras unos segundos dubitativa, se lo tendió.
 
−Tómalo−pidió.
 
Shadow por su parte no se atrevió a mover ni un músculo.
 
−Tómalo, por favor−pidió nuevamente y el no tuvo más remedio que ceder.
 
Abrió con extrañeza ese pequeño pañuelo y en su interior ya hacía un pequeño dije en forma de rosa.
 
Miró extrañado el objeto y su primer instinto fue devolverlo.
 
Ella retrocedió y negó levemente con la cabeza.
 
−Consérvalo−.
 
La mirada de estupor en su rostro fue suficiente para que ella continuase con su explicación.
 
−Las mujeres de mi familia lo obsequian al hombre que está destinado a ser su compañero, tómalo cómo un amuleto de la buena suerte... te protegerá de todo el peligro y tarde o temprano te traerá a mi nuevamente−.
 
La seguridad con la que mencionaba tales palabras lo mareó.
 
¿Cómo es que podía estar tan segura?
 
−Respeto tus creencias−rompió al fin el silencio y ella lo observó atentamente−Pero no soy quien supones que soy...−dobló nuevamente aquel envoltorio y extendió la mano para entregárselo a su dueña−No puedes creer que soy "el amor de tu vida" si sólo sabes mi nombre−.
 
Ella no estaba dispuesta a aceptar de vuelta su obsequio.
 
−Quizá tengas razón−concedió la chica y se acomodó las enaguas un poco−Pero es mío y se lo doy a quien me plazca−Aseguró.
 
Comprendiendo que ella no cedería, Shadow tomó aquel obsequio y lo colocó en el bolsillo interno de la camisa de su uniforme.
 
En silencio, ambos se observaron por escasos segundos hasta que ella se dio la media vuelta dispuesta a alejarse.
 
−Suerte, Shadow...−se despidió con naturalidad y se perdió entre la multitud.
 
Esas palabras...
 
Llevó instintivamente la mano hasta dónde reposaba aquel dije y bufó con apatía.
 
Seguía recordando...
 
Esa chiquilla fastidiosa estaba empeñada en colarse en sus pensamientos, cómo si de alguna clase de brujería se tratase.
 
−¡Shadow!−La voz de Silver seguida de muchas detonaciones le obligaron a girar el cuerpo de manera apresurada, con mala suerte de sentir el golpe de algo chocar contra su pecho.
 
El tiempo pareció ralentizarse y sólo pudo atinar a sentir el impacto de su cuerpo chocar contra el suelo.
 
Sólo pudo notar a Silver acercarse hasta el y algunos otros compañeros correr de un lado a otro...
 
Segundos después todo se volvió negro...

 
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Morir, muerte...
 
¿Ya había llegado su hora?...
 
Sólo veía oscuridad.
 
Entornó los ojos buscando, lo que fuese que le ayudase a salir de ese lugar.
 
Cuando el aroma a rosas llegó de golpe...
 
Cómo si fuese un chiste, ese extraño aroma pareció indicarle el camino hasta una pequeña y tenue luz.
 
Con pasos torpes la siguió y sintió cómo si cayese de una gran altura.
 
Segundos que le parecieron una eternidad.
 
−¡Shadow!−La voz de Sonic lo trajo de nuevo a la realidad−¡Muchachos, al fin despertó!−Grito emocionado y algunos se congregaron para observarlo.
 
−¿Qué...?−
 
−Te hirieron−Sonic se apresuro a responder−Y de no ser por esto−le mostró el dije que Rose le había entregado, cubierto de sangre seca−Habrías muerto−
 
"Te protegerá"
 
Resonó en su mente...
 
Pudo escuchar a Sonic seguir dándole detalles de su estado y del aparente milagro que acababa de ocurrir.
 
Pero en su mente el recuerdo de Rose seguía tan fresco que no supo que creer.
 
Casualidad, coincidencia... era algo difícil de definir...
 
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Dispensen, como siempre, escribo todo de última hora, nunca aprendo la lección...
Se cuidan y gracias por leerme.
Atte
Gri

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