Dɪ́ᴀ Cᴜᴀᴛʀᴏ: Pʀᴏᴍᴇsᴀ
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Día Cuatro
"Promesa"
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No le había resultado difícil despertar aquella mañana, estaba acostumbrado a despertar con el alba.
El silencio en aquel pueblo que aún estaba en penumbras le hizo sentirse relajado.
A dónde quiera que dirigiese la mirada veía tranquilidad.
Calles vacías que denotaban los vestigios de interacciones que diariamente albergaba.
Salió en silencio de aquella morada y se dispuso a recorrer las callejuelas buscando algún indicio.
Lo que sea que le indicase que las teorías de sus superiores eran acertadas.
A simple vista no había nada...
Sólo un pueblo común y corriente. Casas pequeñas, posiblemente de agricultores.
Una pequeña panadería cuya chimenea desprendía el humo de los primeros panes de la mañana horneándose.
Dio un paso rumbo a dicho lugar e inspeccionó desde su posición a la panadera de mediana edad amasar obviamente pan y se relajó un poco.
No había nada raro, pensó.
Aunque la mujer pareció notarlo y con una sonrisa en el rostro le hizo señas para que se adentrase.
Dudó un momento en si debía avanzar o no, pero luego de meditarlo pensó que lo que sea que esa mujer pudiese decirle le sería útil.
Después de todo convivía diariamente con más de la mitad del pueblo.
Abrió la puerta de madera con lentitud y nada más entrar fue recibido con el aroma del pan recién horneado y calor del horno de leña encendido.
−Buenos días−Saludó la mujer con un gesto afable y continuó con sus actividades cómodamente−Usted debe ser el "forastero" cómo los ancianos decidieron llamarlo−ella no perdió la sonrisa al mencionar esto último−Honestamente pensaba que era algún sujeto malo, pero usted no parece nada de eso−.
Shadow solo se removió incómodo ante lo dicho por la mujer. Ya se intuía que había habladurías a sus espaldas, pero no por ello dejaba de incomodarle dicha situación.
−¿Cómo debemos llamarle, Señor...?−.
−Shadow−Se limitó.
Ya estaba más que dispuesto a salir de ese lugar cuando la fémina continuó.
−Pues mucho gusto, yo soy Vanilla−Saludó y llenó una bolsa con panes de distintas formas y tamaños−Considérelo una bienvenida−le tendió la bolsa y Shadow solo la observó perplejo−Anda, están recién horneados−le animó.
Le resultaba bastante extraño las actitudes que las mujeres de ese pueblo tenían hacía el.
Eran amables y educadas.
Mucho más de lo que incluso su propia madre lo fue alguna vez.
Y eso se sentía raro.
Años de convivencia masculina y ambientes hostiles habían creado en el joven una actitud de autodefensa y de rechazo ante cualquier aparente muestra de debilidad.
La mujer pareció entender el conflicto que estaba causando en el joven por lo que se acercó hasta él y le tomó de la mano en un gesto meramente maternal.
−Tómalo cariño−Le sonrió y el solo asintió por inercia−Muy bien, hazme saber si necesitas ayuda en algo−se despidió y salió de la panadería con mas dudas que las que tenía en un inicio.
Nunca terminaría de entender a las mujeres, pensó.
Soltó un suspiro de resignación y continuó con su caminata notando como algunos comerciantes iban abriendo sus locales.
Desde lejos pudo notar a la señora de la florería regar sus flores con una regadera de mano y a la izquierda el carnicero y quien pudo intuir era su hijo cargaban trozos de carne dentro del local.
Era un pueblo común y corriente a su parecer.
−¡Shadow!−A lo lejos la voz de Rose le asustó levemente−¿Qué haces despierto tan temprano?−cuestionó curiosa y reparó su atención en la bolsa de pan que tenía entre sus manos−¡Justamente venía a comprar eso! Que gusto que te hayas adelantado−chilló animosa y le quito la bolsa de las manos.
Shadow la miró de mala manera y suspiró. No era que pensase en quedarse con todo el pan o algo por el estilo, pero esa actitud tan confianzuda y autoritaria no le gustaba para nada.
Le ponía nervioso tenerla tan cerca...
−Oh bueno...−ella guardó el pan en su canasta de compras y lo miró de arriba abajo unos segundos−¿Podrías acompañarme a comprar leche y huevos? Debo hacer el desayuno−.
La idea de negarse se vio obstruida cuando ella le tomó de la mano y su cuerpo le obligó a seguirla.
Estaba perdiendo todo rastro de voluntad y de buen juicio.
Esos ojos verdes le tenían idiotizado.
Ella en cambio parecía completamente ajena al lío emocional que estaba causándole.
¿Se estaría burlando en su cara?
Le quemaba la duda, pero las fuerzas para preguntarlo le hacían falta.
Simplemente se dejó conducir en silencio por entre las calles y podía observar a la fémina saludar alegremente a todo aquel que se le pusiese por enfrente.
Al parecer era alguien en extremo sociable y que todos le conocían.
−Buenos días, Rosy−Saludó el herrero del pueblo y ella correspondió el saludo con una sonrisa todavía más grande.
−Buenos días, Mighty−no perdía la sonrisa y Shadow reparó en este pequeño detalle−¿Cómo van las cosas?−le pregunto mientras jugueteaba levemente con sus dedos.
El tal Mighty también parecía corresponder al evidente y nada disimulado coqueteo que Rose le estaba brindando.
No supo exactamente porque, pero ello le molestó.
Instintivamente carraspeó intentando llamar la atención de la fémina quien al reparar en su presencia, se apresuró a presentarles.
−Mighty, él es Shadow él es...−.
No hizo falta que dijese algo más, el herrero y su mirada de pocos amigos indicaron que Shadow y su presencia no le eran gratas.
−Es el forastero−se apresuró a decir de la manera más hosca y brusca que pudo formular.
Shadow no respondió ante tales palabras, pero el intercambio de miradas retadoras fueron suficientes para demostrar que en cualquier momento los golpes se harían presentes.
−Creo que mejor nos vamos−tomó al moreno de la mano y se despidió rápidamente del fortachón dirigiéndose rápidamente a comprar la leche.
Mentiría si dijera que no se abría dado unos buenos golpes con aquel papanatas que osaba tratarlo como escoria.
Pero el tenía otros asuntos que atender.
Frente a la tienda dónde conseguiría la leche Amy compró dos botellas y continuó su camino por entre las calles completamente en silencio.
Parecía incómoda o algo por el estilo y aunque no iba a cuestionarle el porque, se sintió intrigado por lo que podría estar sucediéndole.
Tenía en el rostro una expresión de inquietud y culpabilidad, como si se estuviese debatiendo mentalmente por lo que acababa de suceder unos momentos antes.
No tenía sentido que ella se preocupara por algo como eso.
No necesitaba que nadie le defendiera.
Aunque...
Ese quizá se sentía apenada por el evidente coqueteo que presenció.
Al llegar a la casa de la mujer que vendía los huevos Rose solo soltó un pequeño comentario referente al clima y se despidió de la mujer.
El camino silencioso era un claro ejemplo de que algo le sucedía, pero el no iba a cuestionarle nada.
No era su asunto...
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Al llegar a la posada ambos tomaron caminos distintos; solo pudo atinar a verla perderse al final del pasillo.
Y el, bueno, el se dirigió a su habitación a pensar en que carajo acababa de suceder.
No lo entendía, aunque tampoco se esforzaba mucho en hacerlo.
Sólo podía recapitular todo lo acontecido y le parecía risible lo sucedido con el herrero.
El no estaba interesado en Rose así que no es como que fuese a pelear con ese sujeto por su atención.
No claro que no, lo que a él le molestaba era el tono despectivo con el que le llamó.
"Forastero"
Él no era ningún forastero. Era un soldado de alto calibre y ese pueblerino no tenía ni la menor idea de los horrores de los que había sido testigo.
El no era un santo, tampoco era un héroe, sólo cumplía con su deber.
Por sus manos la sangre de muchos había sido derramada. En el juego de la guerra el matar o morir era la única opción.
No había lugar a las dudas, todo o nada... esa era la única verdad que conocía.
Y aunque en estos momentos las crisis existenciales no eran algo a lo que debía darle cabida, no podía evitarlo.
Al menos no del todo.
No con Rose y todo ese extraño control que ejercía sobre él.
Se froto las sienes intentando serenarse y tomo asiento en la orilla de la cama para tratar de aclarar sus dudas y pensamientos.
Quizá sólo estaba pensando demasiado...
−Ella dice que el desayuno esta servido−Escucho de pronto una vocecilla que le hizo dar un sobresalto.
Miró de reojo al muchachito dueño de aquella voz y solo asintió sin más.
−Usted debe ser el soldado del que Amy no para de hablar−Sonrió y entro sin ser invitado−Me llamo Charmy, señor y cuando crezca quiero ser un gran soldado−
El niñito parecía tan feliz y animado...
No se sintió capaz de decir algún comentario ácido como era su costumbre.
La alegría con la que mencionaba sus deseos le hizo sentirse levemente enternecido por las aspiraciones a las que su inocencia le hacía creer.
Que lejos estaba de imaginar toda la basura que se vivía en combate.
¿Pero quién era el para convencerle de lo contrario?
−Charmy, Amy dice que vayas a desayunar−Una segunda voz aguda se hizo presente en la habitación−Lo siento señor, Charmy no tiene buenos modales−se disculpo el jovencito con aire intelectual.
Y charmy y sus mejillas hinchadas chillaron negándose ante tal afirmación.
−¡Eso no es verdad, Tails!−.
Shadow observaba el pleito de los menores sin prestar del todo atención a la interacción entre ambos.
No era fan de los menores, si había que ser sincero, una de las ventajas de ser parte del ejercito era que disminuía sus posibilidades de tener descendencia.
−¡Eres odioso!−Chilló Charmy.
−¡Y tu un fastidioso!−respondió Tails.
Ambos estaban muy entretenidos en su pelea como para notar que Shadow los observaba atentamente sin saber del todo como intervenir.
Tomó una gran bocanada de aire y segundos después un silbido estilo militar resonó por toda la habitación captando la atención de ambos infantes.
−Soldados, firmes−.
Los niños obedecieron al instante al comprender las intenciones de Shadow.
−A la cocina, andando−Y dicho esto los tres se dirigieron a la cocina.
Justo en el umbral, Shadow notó con asombro como había mas inquilinos de los que pudo imaginar.
A la mesa ya hacían un par de señores mayores, evidentes veteranos de una guerra antigua y mucho mas sangrienta.
Había además un trío de féminas jóvenes que le observaban sin ningún tipo de discreción y otro par de sujetos que podía intuir o eran desertores o tipos letrados.
Amy servía el desayuno a todos los presentes, estaba muy concentrada en ello.
−Buenos días, Señor Shadow−saludo una de las féminas.
Un gruñido traducido como saludo se escapo de sus labios mientras tomaba asiento a la mesa y Amy le entregaba un plato con comida caliente.
No recordaba cuando había sido la última vez que había comido algo así.
−Rango, soldado−inquirió uno de los ancianos observándole a los ojos, inquisitivamente.
Estaba acostumbrado a ese trato, eso si le hacía sentirse cómodo.
−Teniente Shadow The Hedgehog, escuadrón 34 A−respondió con simpleza y ambos veteranos sonrieron complacidos.
−Vaya otro soldado−El sujeto a su izquierda ironizó mientras leía el periódico.
−Knuckles, eso no es cortés−Amy le regañó y el aludido solo soltó un quejido de fastidio.
−No grites, mujer−.
Amy solo rodó los ojos en señal de fastidio.
−Disculpa a Knuckles, el no cree en las confrontaciones−se excuso la chica y le sirvió un poco de café.
Nadie que no lo hubiese vivido podría creer en ella.
No lo necesitaba, tampoco se lo deseaba a nadie.
Tomó un trago al café y mantuvo el mutismo que le caracterizaba.
La comida sabía bien, mejor que cualquier basura que hubiese comido en toda su vida. Incluso se vio tentado en pedir que su plato fuese llenado otra vez.
Los demás inquilinos seguían con sus pláticas y vidas como si él no estuviese ahí y eso le hizo sentir ligeramente más cómodo.
Si nadie le prestaba atención era mucho mejor para asegurar el éxito de su misión.
Necesitaba pasar inadvertido y que mejor forma que siendo ignorado, pensó.
Entre más rápido recolectase la información más pronto podría regresar a su vida normal.
Sí por normal podía considerarse a vivir en constante caos y no saber si viviría al día siguiente.
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Abrió la puerta de su habitación dispuesto a llenar el primer reporte del día cuando la necesidad de observar por la ventana le invadió.
Dio un paso hacía delante mientras fijaba su atención por la pequeña ventana notando con curiosidad como desde lejos una rastro de humo cubría el horizonte.
Si sus cálculos no le engañaban en esa dirección no había casas ni granjas así que la vida en ese lugar debía verse reducida a la fauna y flora que crecía con libertad.
Que hubiese fuego le indicaba la presencia de alguien haciendo de las suyas.
Meditó un momento la posibilidad de que algún campesino estuviese realizando alguna actividad ilegal o fuera de lo usual y tras considerarlo unos segundos decidió que lo mejor seria comprarlo con sus propios ojos y asegurarse de que todo estaba "bien".
Ese humo indicaba fogatas y a juzgar por la forma de vida de esos pueblerinos, dudaba muchísimo que fuesen amantes de acampar.
Tomó su arma y salió sigilosamente de la morada con rumbo hacía donde se encontraba el fuego.
Corrió con rapidez hasta el campo y el aroma a petróleo le inundó los pulmones.
Lo que sea que hubiese iniciado el fuego era provocado.
Caminó, agudizando todos sus sentidos intentando mezclarse con el ambiente. Pasos cortos y la adrenalina corriendo por sus venas.
Se acercaba cada vez más hasta la fuente de sus dudas y por mucho que intentase guardar el control la sensación de incomodidad le invadía.
Su corazón bombeaba con fuerza y las manos sudorosas sostenían el arma entre sus dedos.
Estaba nervioso...
Con el pecho en tierra se arrastró lentamente los últimos metros evitando ser detectado.
Desde su posición pudo notar a los soldados enemigos descansar frente a la fogata y beber despreocupadamente comprobando la teoría de sus superiores.
Sabía que era una misión suicida.
Podía calcular al menos 30 enemigos y el era solamente uno que sería fácilmente detectado.
Lo pensó...
Ya había librado a la muerte una vez, pero si moría aquí y ahora todos sabrían que estaban en lo correcto.
Tomó una gran bocanada de aire y contó mentalmente hasta 10 en retroceso preparándose para lo que intuía era su último día.
10
Cerró los ojos y exhaló ligeramente. La imagen de su vida en el ejercito invadió sus pensamientos...
9
Su infancia solitaria y sus deseos de entrar al ejercito llegaron como gotas de agua a su pensar.
8
Sonic y Silver siendo los idiotas de siempre...
7
Su entrenamiento y la guerra...
6
Su deseo de sobrevivir...
5
Ese día extraño en la feria lo conflictuaba
4
El dije de Rose que aún seguía en su bolsillo por alguna extraña razón.
Rose...
De golpe y sin reparar en las consecuencias soltó la primera detonación; una tras otra hicieron que los gritos de los soldados enemigos le ensordecieran levemente.
Seguía ahí tumbado en el piso disparando una y otra vez mientras veía a los soldados caer y disparar en todas direcciones buscándole desesperadamente.
Muchos disparos...
Gritos...
¿Qué seguía ahora?
Los pasos pesados de alguien acercándose le hicieron tensarse. Cerró los ojos al sentir el ardor de algo rozar con su hombro y segundos después como era arrastrado torpemente por el suelo.
Abrió torpemente los ojos, como cerciorándose de lo que estaba sucediendo.
Notando débilmente que una silueta rosada era quien le arrastraba.
¿Qué carajos?
−Qu-qué−
−No hables−Le ordenó mientras aumentaba lo más que le era posible la velocidad.
Ya nada tenía sentido.
¿No?
Perdió la noción del tiempo, solo se dejo arrastrar por aquella chica chiflada y el dolor en sus extremidades le mantenía en un limbo.
De pronto ella le soltó y como pudo movió torpemente una enorme piedra arrastrándole dentro de lo que identificó como un túnel.
En su interior ella continuó arrastrándole entre la oscuridad mientras escuchaba desde fuera las balas ir y venir.
No supo a ciencia cierta cuanto tiempo había transcurrido. Pero después de un rato la luz al final del túnel le cegó por unos instantes.
A duras penas ella le ayudó a incorporarse y lo observó de arriba abajo levemente horrorizada.
−¡Pudiste haber muerto!−Le recriminó mientras las lágrimas de frustración se acoplaron en sus orbes.
Shadow solo respiró con dificultad sin tomarle verdadera importancia a sus palabras.
−Era mi misión...−Respondió a secas y con dificultad.
Ella derramaba lágrimas en silencio reprochándose mentalmente lo sucedido.
Aunque no tenía un porqué.
−Debiste dejarme−Le dijo mirándola a los ojos−Debía morir con honor−.
−¡NO!−ella seguía llorando fuertemente.
No tenía razón...
No había motivos.
−¿Por qué?−No iba a morir con dudas y mucho menos cedería ante sus embrujos.
Quería respuestas, las exigía para tener al fin paz mental.
Aunque ella no respondió al instante. Perdida entre sus propios demonios Rose seguía llorando amargamente mientras sus lágrimas se fundían con tierra y sangre.
−¿Por qué?−Insistió en saber, impacientándose−¿Por qué arriesgaste tu vida por mí? Soy un puto extraño, carajo−El dolor iba en aumento, era un milagro que siguiera consciente.
Ella sólo lloraba y eso lo desesperó aún más.
−Con un demonio−Se mordió el labio inferior conteniendo un grito de dolor−Por que rayos sigues haciendo esto...−susurró, más para sí mismo pero ella pudo escucharlo.
Las lágrimas corrían amargamente por el rostro de Amy y su vestido color durazno mezclado con tierra y sangre le sirvió como un pañuelo para secarlas.
−¡POR QUE LO PROMETÍ!−Chilló al fin la chica y el solo la observo sin comprender que sucedía.
Había guardado tanto tiempo esa promesa dentro de ella que ya le era muy difícil guardarse sus emociones.
−Mi padre era un soldado, como tú−remembró y arrancó un trozo de su vestido para aplicarle una venda improvisada−El cuidaba del pueblo cada que le permitían volver... amaba a los ciudadanos como una gran familia y construyó estos túneles en caso de una invasión enemiga−.
Shadow escuchaba atentamente cada palabra dicha por la joven y aún así no entendía que rayos tenía que ver con él.
−El murió, protegiéndonos a todos...−confesó−Sirvió de distracción para que todos entraran en los túneles y evacuaran la ciudad−al decir esto su llanto aumentó−Él se sacrificó...−chilló con dolor y Shadow sintió un hueco en el estómago.
No hubiese imaginado que ella hubiese pasado por algo así.
Verla en ese estado le provocaba un sentimiento de opresión en el pecho y la necesidad de abrazarla le invadía.
−Ese día me prometí a mi misma que no permitiría que nadie que me importe perecería en la guerra−susurró−Y después te conocí y sentí casi al instante esa necesidad de protegerte−acarició su mejilla con una sonrisa melancólica cubriendo su rostro−Y prometí que cuidaría de ti...−su voz nasal a causa de las lágrimas hizo que Shadow pensara que sonaba extraña.
Esa loca y extraña mujer le tenía completamente confundido sin saber que hacer o que decir.
Su necesidad de protegerla iba en aumento y aunque su razonamiento e ideales le obligaban a rechazarla había una necesidad aún más fuerte de abrazarla y no dejarla ir nunca más.
−Hago demasiadas promesas−bromeó con voz entrecortada−Pero prometo que nada te pasará mientras yo esté con vida−le aseguró−No hay nada que temer, Amy Rose está aquí y siempre cumple sus promesas sin importar qué−Añadió.
Y por primera vez en todas sus interacciones una sonrisa sincera se escapó de sus labios.
No había burla ni ironía, sólo un Shadow sonriendo enternecido por las palabras de una chiquilla soñadora que le volvía completamente loco...
−Tu lo prometes... ¿eh?−Jadeó a causa del dolor−Eres una chiquilla obstinada−Dijo sin más y se puso de pie dispuesto a avanzar−Voy a facilitarte las cosas y moveré mi trasero, creo que necesito un doctor urgentemente−.
Ella asintió y rodeó el brazo el moreno alrededor de su cuello sirviéndole de soporte.
Ahora debía cumplir su promesa y cuidar que nada le sucediera...
Cuidar de Shadow...
Una promesa que cumpliría sin dudar.
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Tuve muchos contratiempos con este capítulo, por alguna razón wattpad no me dejaba subirlo completo, así que tuve que ir modificando por lapsos...
Dispensen...
Se cuidan y gracias por leerme.
Atte.
Gri.
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