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💎6


No había dormido bien esa noche, le había tocado ir a dormir a la habitación de huéspedes ya que Jimin se había quedado en su habitación.

Jamás había permitido que nadie más que no fuera él se quedara en su habitación ni si quiera las mujeres con las que se acostaba, es más no solía llevar mujeres a su casa, para eso eran los hoteles.

Se levantó perezosamente y se metió a bañar. El agua fría le refrescaba su piel blanca y la espuma bajaba lentamente por toda su espalda en una cascada blanca burbujeante.

Al salir sólo se colocó la bata y una toalla en sus hombros y salió a la cocina. Le fastidiaba tener que cocinar él mismo, debia contatar otra cocinera todo porque su ultima empleada doméstica andaba de vacaciones obligadas en algún lugar de donde jamás regresaría. No había mentido cuando le dijo a Jimin que su empleada estaba de vacaciones sólo que omitió decir que eran vacaciones de por vida.

     —Esa maldita perra. —Susurró para sí.

Recordaba como había intentado engañarlo y envenenarlo para robarle dinero con su novio cómplice. Pero él ña había descubierto y le había hecho comer la comida envenenada.

     —Ahora ya no se puede confiar en nadie cuánta inseguridad. —Dijo colocando café en su taza.

Miró en el refrigerador y encontró los restos de la Lassagna que había preparado Jimin la noche anterior.

Con resignación tomó un poco y la calentó en el microondas y luego se sentó a comer mientras leía los mensajes en su celular.

Tenía llamadas perdidas de su padre, de Hoseok y de Jungkook.

Tenía asuntos que tratar con el imbécil de Jungkook pero no había podido encontrarlo. Su corazón le decía que Jungkook era el traidor iba a averiguarlo y entonces si se deleitaria con su sangre siendo derramada.

Pero no le diria nada a su padre por el momento, sabía que él pondría el grito en el cielo y defendería a Jeon a capa y espada como si fuera un hijo más sólo por estar casado con su adorable terrón de azúcar.

     —Ahh imbécil. —Su voz salió en un murmullo.

     —¿También hablas sólo?

Levantó la mirada y enfocó a Jimin quien entraba en la cocina, llevaba una bata negra que él le había dejado la noche anterior. Inmediatamente esbozó una gran sonrisa y se levantó para saludarlo.

     —Buenos días Jimin, ¿Dormiste bien? ¿Quieres desayunar? No prepare nada pero puedo ahora mismo.

Jimin le miró con recelo, miró el café en la taza y la Lassagna.

     —Dormí bien gracias, ¿No habías dicho que odiabas la comida Italiana? —Le miró levantando una ceja y sentándose frente a él. Tenía el cabello revuelto.

Yoongi se apresuró a servirle café a Jimin mientras sacaba unas rebanadas de pan y preparaba rápidamente unas tostadas a la francesa. Jimin observaba cada movimiento del joven Yoongi con una intriga en sus ojos.

     —No es que no me guste, es sólo que estaba algo harto de las cosas Italianas pero creo que ya lo superé. –Dijo regalandole a Jimin una sonrisa radiante y colocando las tostadas en un plato y acercandolas a Jimin junto al café.

No mentía,  la hija de Giordano era la cosa Italiana de la que estaba harto.

Jimin examinó el plato y comenzó a comer despacio sin dejar de mirar a Yoongi.

     —¿Por qué me miras tanto Jimin?

El menor no respondió, siguió comiendo sin apartar la mirada de Yoongi quien se puso un poco inquieto ante la mirada fija de esos ojos avellana.

     —No lo sé te me haces un poco... enigmático. Hace años que no te veo y ahora es como si no hubiera pasado un día, pero eres completamente otro. ¿Qué cambió en ti?

Yoongi sonrió de lado y a Jimin le brillaron los ojos, comenzaba a Gustarle esa sonrisa.

     —¿Cambié para bien o para mal?

     —Eso respóndemelo tú...

Yoongi sonrió bebiendo de su café, podría responderle pero no le iba a gustar.

     —¿Cuándo vuelve tu empleada doméstica?

Yoongi llevó un último bocado de la pasta a su boca y tragó.

     —Nunca Jimin, la mandé a liquidar. —Soltó sin más.

Jimin se llevó otro bocado de tostada, estaban ricas.

     —¿Liquidar de despedirla o Liquidar de... —Yoongi lo miró con una media sonrisa.  —¡Es que si lo dices con esa seriedad pensaría que la has matado Yoongi!

El aludido Soltó una carcajada y sus dientes blancos brillaron en su rostro sexy.

     —Bueno, le mandamos su liquidación porque ya no prescindiamos de sus servicios, así que se fue para su casa indefinidamente, ¿Así esta bien?. —Levantó una ceja provocativamente mientras bebía los últimos rastros de su café.

     —Bueno, como te debo todo eso del hospital lo cual fue totalmente innecesario podría ser tu nuevo empleado, haciendo cuentas creo que podría pagarte en un mínimo de 3 años.

Yoongi le miró serio y volvió a levantar una ceja.

     —Eso jamás Jimin, podría ponerte a hacer otras cosas pero no como mi empleado. Eres muy bonito para ser un empleado doméstico. Por cierto la Lassagna estaba deliciosa.

Jimin se quedó sin palabras para poder decir algo. Yoongi de verdad lograba confundirlo.

El pelinegro se levantó y dejó sus platos sucios sobre el lavaplatos. Debía contratar otra empleada de inmediato. Le pediría a Jin que se encargue.

     —Tengo un almuerzo Jimin y no se a que hora volveré pero no te dejaré solo así que vienes conmigo.

Jimin le miró sin expresión en su rostro. No le agradaría ir a una reunión aburrida de ricos millonarios se sentiría como ratita en restaurante fino.

     —¿No me puedo quedar con Tae?

Yoongi negó acercándose hasta quedar a centímetros de su rostro, examinó despacio sus facciones. Sus ojos recorrieron desde sus cejas, sus ojos avellanados y se detuvieron en sus abultados y carnosos labios en forma de corazón y luego bajaron por su cuello y su pecho, pasaron por el abdomen y sus piernas.

Jimin se puso nervioso y sonrojado ante los ojos expresivos de Yoongi que lo recorrían de arriba abajo, se sintió desnudo aún con ropa ante tal escrutinio.

Sí... Jimin era perfecto, se ajustaba totalmente a sus gustos la única inconveniencia es que era un hombre pero eso ya no importaba demasiado. Se enderezó y acarició el cabello del joven Jimin y Luego caminó para afuera de la cocina.

     —Te dejaré algo de ropa Jimin, te espero salimos a las 12.

Jimin se levantó apresurado y le siguió por toda la casa hasta encontrarlo parado frente a su habitación, Yoongi entró al Walking closet y sacó ropa para Jimin.

     —Dije que me quedaré con Taehyung. —El menor se cruzó de brazos observando como sacaba ropa interior para él y un par de zapatos.

Yoongi volteó a verlo y luego caminó despacio hasta colocarse frente él.

      —Taehyung ya se fue bebé.

Jimin abrió la boca primero indignado por qué su amigo se había ido y luego por lo de bebé.

     —¿Qué es eso de bebé?

Yoongi sonrió sacando ahora ropa para él, un traje fino de color azul y una camisa blanca y otros zapatos distintos a los de ayer.

El menor estaba detrás de él y podía percibir su molestia. Sonrío para sus adentros. Eso sería divertido. A Yoongi le encantaban los retos y Jimin definitivamente era uno.

     —Eres muy tierno pareces un bebé, solo se me ocurrió. —Se acercó a él y aproximó su mano para con los dedos acariciar su barbilla delicadamente.

Jimin de inmediato le alejó la mano.

     —No juegues conmigo Yoongi te conozco muy bien, tu eres todo menos como yo. —Jimin se alejó, la cercanía de ese hombre le era asfixiante.

Pero Yoongi no se detuvo se volvió a acercar y esta vez tomó a Jimin por la cintura. El menor tembló.

     —Ya te dije qué las personas cambian Jimin pero no vamos a discutir esto ahora te espero abajo bebé.

Soltó su agarre y salió de la habitación, se llevo un dedo a los labios, pudo percibir el aroma de Jimin.

Jimin seguía siendo un obstinado como cuando lo conoció pero él no conocía los encantos de Yoongi, sabía que podía doblegarlo y tarde o temprano lo haría.

Se vistió rápido y bajo a la sala a esperarlo. Luego de un rato lo oyó bajar y volteó para ver a un Jimin completamente diferente, el traje que le había elegido le quedaba muy bien ajustado.

Jimin caminó frente a él y dio una vuelta.

     —¿Así estoy bien su señoría?

Yoongi recorrió a Jimin con la mirada, sus ojos por un momento se detuvieron en el voluptuoso trasero del menor, se mordió el labio evitando decir algo. Para ser un hombre era muy atractivo.

     —Estas más que perfecto Jimin. —Dijo acercándose demasiado al rostro del menor quien palidecio un poco ante esa mirada tan penetrante.

     —¿Tomaste la pastilla de la presión? —Jimin asintió.

Luego Yoongi salió de su Penthouse seguido de Jimin.

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