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El fin de semana había llegado rápido y Yoongi no había querido separarse de Jimin, tanto que incluso cuando Jimin y Taehyung lo fueron a dejar al aeropuerto para abordar su Jet privado no quería cortar con aquel abrazo que el castaño le había dado.

     —Te amo cariño vuelve pronto para nuestra fiesta de compromiso.  — Recordaba las palabras de Jimin.

Sólo sería un fin de semana y al volver el miércoles por la noche sería la fiesta que entre su madre y Jimin estaban organizando.  Su padre había hablado de nuevo con él para persuadirlo sobre ese matrimonio.  Al parecer el patriarca Min seguía sin estar totalmente de acuerdo con esa relación pero aún así quería utilizar a Jimin para el negocio, no podía creer Yoongi cuanto cinismo de parte de su padre.

Así que sábado por la mañana se preparó para descansar un poco, en la noche había una cena y luego de ello hablaría con Giordano. 

Se quedó totalmente dormido y  cuando su alarma sonó indicando que eran las 6 de la tarde debía prepararse  se apresuró a ducharse y cambiarse para ir a la cita con la familia Giordano.

Se reviso el bolsillo, llevaba una bolsita de seda llena de Esmeraldas y diamantes que pertenecían a la enmienda que les habían robado hacia ya muchos meses, antes de conocer a Jimin. Jungkook había sido el elegido de ir personalmente a entregar esa carga de diamantes pero en el camino les habían emboscado y robado las joyas y como era pago contra entrega habían perdido millones de wones. Hasta ahora casi ocho meses después finalmente podían entregar esas joyas y así cerrar una alianza con la Mafia de Italia, eso había sido el plan desde un inicio antes de que su padre le insistirea casarse con Francesca.

Llegó al lugar, la casa "Vitta" donde vivían los Giordano. Fue recibido como toda una eminencia.

     —Jin esto será rápido.

     —Espero que ahora si salga todo bien.  —Jin caminaba a su lado a paso decidido. 

El mayor estaba tan acostumbrado a este tipo de cosas al trabajar para Yoongi. Había sido el mejor amigo de Yoongi cuando estudiaron ambos en el extranjero y al volver no dudó en trabajar para él, le tenía mucho aprecio.

     —Joven Min bienvenido lo estamos esperando.  —El anfitrión los condujo hasta el comedor donde ya la familia de Italianos estaba reunida. Padre, madre y los dos hermanos Francesca y Maximiliano.

No podía creer que estuviera presente Francesca, después de lo que había hecho con Jimin de tratar de secuestrarlo y asesinarlo.

     —Buenas noches. —Saludó en un fluido italiano,  llegando hasta la estancia. Giordano y su esposa  hicieron  una leve reverencia, así mismo lo hizo Yoongi,  Maximiliano Saludó con un apretón de manos, Francesca en cambio se levantó rápido para ir hasta él y saludarlo con un beso en la mejilla. Jin se mantuvo a su lado todo el tiempo solo hizo una reverencia general.

     —Min Yoongi, estaba ansiosa por verte guapo.

A Yoongi le habría encantado apartarla de su camino o zarandearla por lo que le había hecho pero sus padres estaban presentes ahí observando complacidos como Yoongi fingía una enorme sonrisa y devolvía el saludo de la chica.

     —Don Alberto Giordano, es un placer. —Yoongi se acercó al hombre y volvió a hacer una reverencia. 

     —Min Yoongi, lo Mismo digo ¿Cómo está tu padre muchacho? —Indagó el Italiano con una enorme sonrisa en sus labios.

     —Él está muy bien.

     —Dijo que traías buenas noticias, pero hablaremos de ello luego de la cena especial que hemos preparado para ti, arreglamos todo en cuanto supimos que harías una visita sorpresa.

Yoongi asintió, quizá Giordano estaba esperando una confirmación del matrimonio con su hija. Pero eso estaba más que lejos de la realidad así que haría todo rápido y al grano.

     —Si, traigo noticias. —Simplemente dijo omitiendo decir "buenas" o "malas"

     —Yoongi cariño siéntate al mi lado. —La larga y fina mano de Francesca lo tomó del brazo jalandolo suavemente hacia la gran mesa que estaba frente a él. Yoongi fácilmente pudo habérsela quitado el un manotazo pero solo dio una rápida mirada al hombre y su esposa  y aceptó sus caprichos. Ya hablaría con ella después para recordarle que tenía algo pendiente con ella.

     —Espero que disfrutes la cena, exquisitez Italiana de alta calidad.

Yoongi asintió y de inmediato con una orden del hombre la mesa fue saturada de infinidad de platillos y pastas finas. El pelinegro no tenía demasiada hambre pero tampoco quería parecer maleducado y menos cuando su intención era reforzar los lazos de amistad con ellos.

     —Tengo una sorpresa para ti Yoongi luego de la cena. —Francesca le miraba con una enorme sonrisa, su mano derecha se paseaba sutilmente sobre la pierna de Yoongi hasta llegar a la entrepierna.

     —Estoy ansioso. —Repuso tomando la mano de ella y retirándola de su regazo a la vez que la apretaba con fuerza, ella a pesar de la presión que Yoongi ejercía no borro la sonrisa.

La cena fue la más larga, incomoda y tortuosa que jamás haya tenido Yoongi, al final se quedaron bebiendo vino el cual Yoongi aceptó por cortesía y solo un copa.

     —Bueno me parece que Yoongi y yo tenemos asuntos pendientes que tratar así que nos retiramos bellas damiselas, hijo.

Los dos hombres se levantaron de sus asientos y Yoongi haciendo una reverencia hacia la madre de Francesca y hacia la propia Francesca se retiró para ir tras el Señor Giordano.

Una vez en su enorme oficina Giordano le ofreció asiento y el aceptó, se sentó y acomodó su saco iría al grano.

     —Giordano, vine a arreglar el enorme error que se cometió con el negocio de  aquellas joyas que simbolizaban la alianza Diamante-Giordano.

El hombre mayor se echó hacia atrás en su silla inflando el pecho. Pero la puerta fue abierta sin tocar y por ella entró Maximiliano dando una rápida mirada a Yoongi. Sus ojos chocaron con los verdes del hijo de su socio, algo le causo aquella mirada a Yoongi  una especie de chispa.

     —¿Qué haces aquí Maxi? Es una reunión privada.

El Joven que quizá tendría unos 25 años no se inmutó ante las palabras de su padre.

     —Como único heredero del dominio Giordano padre exijo mi derecho de estar presente ¿Cómo pretendes que aprenda del negocio si a penas me dejas?

Yoongi se enfocó mejor en aquel muchacho y no pudo evitar sonreír de lado, algo dentro de él se regocijaba al ver como aquel joven se daba daba lugar ante su padre sin temor.

     —Bien. —Finalmente aceptó. —Ambos sabemos que mantener buenas relaciones con los socios mercantiles es de suma importancia, esas Joyas que yo compré cerraban un buen negocio, lastima lo sucedido y el dinero perdido, ya que había pagado solo la mitad... perdí millones Min, esas joyas naturales y exóticas... valían millones que perdí.

     —Y por eso vine a arreglar todo, me disculpará la demora de tantos meses pero teníamos que recuperar lo que se había perdido, por fortuna ya está. —Yoongi se sacó de su bolsillo interior del saco la bolsa de seda fina con las joyas y las colocó en su escritorio.

A Giordano le brillaron los ojos al sacarlas de la bolsa, examino una por una las Esmeraldas verdes relucientes y los diamantes cristalinos. En Italia poseían un dominio limitado de ese tipo de joyas pero en Corea... tenia millones de Euros en sus manos solo con una de esas piedrecitas. Maximiliano también tomó una de ellas y la hizo girar entre sus dedos.

     —Esto quiere decir que... mi dinero perdido ya no está perdido. —Musitó el mayor.

     —Esto quiere decir que no hay compromiso Min/Giordano como mi padre le había prometido a manera de resarcimiento.

El mayor suspiró inflando su pecho y levantando la vista hacia Yoongi.  Luego soltó una pequeña sonrisita.

     —Eres astuto Min Yoongi, realmente muy muy astuto, hiciste hasta lo imposible por recuperar estas joyas, incluso te inventaste un rumor Gay falso, todo con tal de librarte de este compromiso.

Yoongi tembló ante las palabras de Giordano,  sufría cada vez que alguien le repetía que había fingido con Jimin.

     —Lo hice porque tengo dignidad Giordano, y no soy un comodín como lo hizo ver mi padre... ni un producto de cambio o una mercancía, ni un repuesto. —No, en realidad Min Yoongi no era todo aquello que su padre quería  hacer con él,  no iba a dejar que hiciera con él lo que se le venía en gana así como había hecho con sus hermanos. Refundir en la cárcel a uno de por vida, asesinar al bebé del otro y casar a la otra por conveniencia y por supuesto negar a uno de ellos... Yoongi no se doblegaría jamás ante nadie.

Al Joven heredero le brillaron sus verdes ojos al oír las palabras dichas por Yoongi, que tampoco pudo evitar sonreír.

     —Debo decir y admitir que tienes agallas muchacho, muchas agallas para oponerte así contra Min, tu padre. Creo que por ello me agradas y para mi es una lástima que no haya un enlace matrimonial entre familias porque eres valioso Min Yoongi,  hombres tan leales como tú no existen, leal a tu persona... te admiro y acepto las joyas.

Yoongi asintió sin sonreír un poco, aquello no lo hacía feliz porque no podía confiar en ese hombre que lo veía de frente, debía seguir siendo cuidadoso.

     —En este caso me retiro, y muchas gracias por todo, con esto queda sellada la alianza Diamante-Giordano. —El hombre italiano asintió tendiendo la mano de Yoongi, luego fue Maximiliano quien le dio la mano y después de ello salió de su despacho.

     —Padre, estas jugando sucio. —Atajó el Giordano menor mirando con pesadez a su padre.

     —En este negocio no hay juego limpio Maxi apréndelo si es que de verdad te crees capaz de llevar su peso en tus hombros. 

     —Me subestimas demasiado padre, pero no importa,  el punto aquí es que Min te dio las joyas... ¿Seguirás con el plan de asesinar a ese tal Park Jimin?

El mayor sonrió con un atisbo de maldad en sus ojos verdes iguales a los de su hijo.

     —La orden ya la dí, me interesa más Min Yoongi en mis dominios que unos cuantos millones, y ese tal Park Jimin sigue siendo una piedra en el zapato.

Maximiliano rió ante aquello, cuando su padre se mentalizaba algo no paraba hasta cumplirlo totalmente sin importar si habían piedras en el camino él simplemente las eliminaba.

Dio una pequeña reverencia a su padre y salió del despacho, se sorprendió al ver a Min ahí aún al pie de las escaleras.

     —Min Yoongi. —Su voz fue escuchada por el pelinegro quien volteó y esa chispa al verse volvió a aparecer en sus ojos.

     —Maximiliano.

     —Dime Maxi, ¿Aún no te has ido?

Yoongi bufó,  tenía toda la intención del mundo de irse al hotel pero Francesca lo había entretenido. 

     —Tienes una hermana muy insistente.

     —Pues de la que te has librado Min, no es la indicada para ti, sabes a lo que me refiero. —Ambos jóvenes se sostuvieron la mirada por largos segundos.

Maximiliano era muy apuesto, de tez blanca, delgado, alto y rubio de nariz respingada. Quizá si Yoongi no fuera leal ese joven le habría inspirado más que admiración que sentía por él desde que lo vio por primera vez.

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