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Salió de la habitación donde había dejado a Jimin. Aún no podía creer que su antiguo, lindo e irritante vecino se había atravesado en su camino.

Justo ese día cuando tenía todo en la cabeza y nada le salía bien. ¡Maldito puto día de mierda!

Había salido corriendo de la empresa sin una pizca de ánimo y de absolutamente ganas de nada más que hacer que manejar con Furia su automóvil y alejarse lo más que podía de todo y todos pero justamente Jimin tenía que cruzarse en su camino.

Subió lentamente el dobladillo de las mangas de su camisa negra hasta doblarlas hasta la mitad de su antebrazo y comenzó a rebuscar entre los muebles y estantes de la enorme cocina Maldito el momento en que le dio vacaciones a su empleada doméstica.

Pero al menos una sopa si podía preparar Así que con cuidado sacó los fideos, algunas verduras, un poco de carne que había en el refrigerador y luego tomo una olla y se dirigió rápidamente hacia el Grifo del agua y la lleno hasta la mitad luego muy despacio comenzó a quitar las cáscaras de las verduras y a cortarlas en cuadritos lo hizo lo más lento que pudo pues no poseía la práctica para hacerlo más rápido luego de ello dejó caer la verdura en la olla y la colocó en el fuego, le tomo un poco de 10 minutos averiguar Cómo funcionaba esa estufa eléctrica totalmente sofisticada.

Su celular sonó varias veces pero simplemente ignoro las llamadas no quería saber nada de nadie y Seguramente Hoseok debía estar Cómo de mil demonios por haberse largado así cómo así.

Suspiro profundamente recordando como el último negocio había salido muy mal y cómo su padre le había puesto las cartas sobre la mesa mostrándole la mejor solución y la salida al enorme problema en el que estaban metidos.

¿Por qué debía solucionarlo él si el problema no era por su culpa si no por la ineptitud de Jungkook?

Definitivamente lo último que haría en su vida sería tomar esa última carta como recurso; jamás lo haría por la mierda que jamás lo haría prefería morirse y pudrirse en el infierno pero jamás usaría esa última carta.

Su guardaespaldas SeokJin había estado hablando con él antes de huir de la empresa, Jin tenía razón había una salida más factible ante el problema Lo único malo era saber cómo hacerlo y con quién hacerlo. Además no se creía capaz.

Empuño sus manos con demasiada fuerza que sintió que se hacía daño con sus propias uñas en las palmas de las manos. Él era un hombre muy importante en la industria de los negocios si el enemigo quería sacarlo del camino él no les dejaría el camino libre tan fácil.

Terminó de cortar los pequeños Trozos de carne y también los dejó caer en la olla luego dejó caer las especias que encontró y espero a que se cocinara todo antes de servirlo en un tazón para sopa tal vez no sería todo un chef o ningún experto cocinando Pero al menos sentía que lo había hecho bien.

Suspiro un poco quitando los primeros tres botones de su camisa negra la cual le quedaba perfectamente tallada en todo su cuerpo y pensó en el joven Jimin que estaba en la habitación de huéspedes esperando la comida caliente que él Estaba preparando.

La última vez que había visto a Jimin este le había intentado dar un pequeño regalo por haberse recibido del instituto también recordaba el tímido beso que le había depositado en una de sus mejillas se había paniqueado totalmente al sentir los suaves y calientes labios del contrario. Jamás había sido gay nunca le habían atraído los hombres así que le había dicho que lo dejara en paz pues conocía muy bien las preferencias y gustos de su tímido vecino.

Sonrío de lado con una sonrisa tan perfecta y muy coqueta que denotaba un poco de suficiencia debía reconocer que jimin era apuesto, un poquito más jovencito que él lo cual era obvio Pero tenía carisma y sabía ganarse rápidamente a las personas por eso había aceptado ser su amigo el primer día que lo conoció Cuando recién se había mudado a aquel barrio.

Bufó algo frustrado recordando todo los problemas que tenía encima y tal vez pensó qué el joven que estaba en la otra habitación quizá era un ángel que llegaba a iluminar sus días.

Sonrío satisfecho Para sí mismo debía cuidar muy bien de Jimin, de su nuevo invitado.

Tomó con ambas manos el tazón de sopa y colocó dos rodajas de pan integral ya que era el único que él consumía y colocó todo sobre una bandeja de plata de las que había ahí en la cocina y camino despacio hasta la habitación.

Abrió despacio la puerta y el menudo joven estaba sentado en la cama revisando su celular, dibujo una pequeña sonrisa en sus labios y le acerco la comida.

     —No deberías estar levantado Jimin, acuéstate.

El pequeño castaño rodó los ojos exasperado definitivamente aún no podía creer tanta algarabía por un simple golpecito en la rodilla.

     —Por favor Yoongi, estoy perfecto así que déjame ir pediré un taxi. Iré a mi departamento, he perdido el examen de contabilidad así que veré como hago para que el licenciado que da esa clase me de otra oportunidad, si no lo gano no me graduaré y mi madre va a matarme.

Yoongi se sentó a su lado dejando la bandeja sobre la mesita y tomando una cuchara llena de sopa llevándola hacia la boca de jimin, que se sorprendió y abrió los ojos sin poder creerlo sin duda alguna el Yoongi qué había conocido hacia tiempo atrás jamás haría algo como eso.

     —Tienes razón. —Habló Yoongi sin alejar la cuchara.—

     —¿De que estás exagerando? —Jimin no se percató que abría la boca y comía la sopa la cual no era la mejor pero sabía bien.—

Yoongi quedó satisfecho y tomó más comida.

     —No, de que estás perfecto.

Jimin se sonrojo sobremanera y evito mirarle a los ojos.

     —Mírame Jimin...

El menor levantó la vista lentamente hasta toparse de nuevo con los ojos grises oscuros del mayor. No supo por qué había obedecido.

     —Es verdad lo que digo, estás perfecto, siempre lo has sido pero ahora lo eres más. Te ves muy lindo.

El menor estuvo a punto de explotar en carcajadas ¿Qué tipo de puta broma era esa?

     —¿De...de qué hablas Yoongi tú estas loco? —Jimin se llevó una mano a la cabeza y se rascó. Luego cayó en cuenta. —Ahh ya sé te has golpeado la cabeza cuando frenaste para no atropellarme ¿cierto? El que necesitaba el médico eras tú no yo.

Yoongi negó con su rostro crispado de seriedad. Acercó nuevamente La cuchara con la comida a la boca de jimin y este volvió a abrir la boca.

Luego Jimin se dio cuenta de lo que hacía inconscientemente y se ruborizó arrebatando bruscamente la cuchara de las manos del mayor.

     —¡Oye! Pu-puedo comer yo sólo. —Dijo indignado. —Las manos no me duelen.

Yoongi Suspiro sin dejar de mirarlo luego sonrío de lado y Jimin volvió a ruborizarse.

     —¿Por qué me odias Jimin? —Preguntó colocando una mano sobre el muslo del otro, quien de inmediato se la retiró.—

     —No te odio, solo... es que esto es demasiado raro, tenía 8 años de no saber nada de ti y de pronto ¡Pam! Casi me atropellas, ahora estoy en tu fabuloso penthouse y perdí un examen importante y tú estas comportandote como todo un caballero cuando no eras así. —Dejó la comida a un lado y se levantó llevando sus manos a su cabello.—

Yoongi suspiró también levantándose y sujetándolo del brazo levemente.

     —Jimin, ya te dije las personas cambian, yo cambie y te hice daño en la mañana ahora déjame cuidarte, es lo mínimo que mereces.

El Joven castaño suspiró resignado en verdad que no quería ser mal agradecido con Yoongi después de haberse preocupado por él así que se volvió a sentar en la orilla de la cama y siguió comiendo.

     —Esta bien... sólo hasta que me cure la rodilla ¿ok?

Yoongi asintió satisfecho.

     —¿Tu no comerás? —Agarro más sopa y la llevo a los labios de Yoongi y éste dudó pero finalmente acepto la comida.

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