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El sonido del viento dándole de frente en el rostro mientras su cabello se mecía sin control era lo único que escuchaba o lo único a lo que prestaba atención a pesar de poseer una vista magnífica de las hermosas calles de la Cuidad salpicadas por la lluvia como gotas de brillitos plateados en el suelo y los cristales después de la lluvia.

Solar conducía su automóvil tarareando una melodía porque pensaba que eso distraeria a Jimin de lo nervioso que se encontraba mientras se dirigían a su cita. A la chica le había costado mucho convencerlo de acompañarlo a ese lugar pero ahí estaban en camino.

Jin sin duda no se despegaba de ellos ahí viajando en el asiento trasero pendiente siempre de Jimin, sin duda él si se tomó muy en serio su papel de ser el guardián protector de Jimin pues cada vez vez salían no lo dejaba ni a sol ni a sombra.

Solar con su cabello largo y negro bailando a su alrededor echaba fugaces miradas a Jimin, prefería mantenerse en silencio a su lado a hablar y decir algo que lo pusiera mal porque últimamente Jimin era como un gato uraño al que a penas si puedes tocar y te lanza un zarpaso y ella entendía que quizá su estado se debía a que hacía poco tiempo había sido el aniversario de la boda de su hermano con Jimin. Eso debía tener al castaño asi desanimado e incluso hasta alterado.

Le preocupaba claro que si, ella le tenia un cariño muy especial a  Jimin pues siempre fue muy amable con ella incluso desde antes de saber que ella también era una Min, la defendía de las salvajadas de su media hermana Lisa asi que el estado de ánimo tan decaído de su cuñado la ponía triste también, Jimin era como aquel sol mañanero que te calienta el alma con sus rayos de luz tenues y cálidos y contagiaba a cualquier persona de su espíritu alegre y soñador pero cuando la nube negra se posaba sobre él era todo lo contrario era como si todo aquello que Jimin tocase también se volviera oscuro y sin vida.

     —Oppa ¿Te parecen rojos o azules? —Quizo romper un poco el silencio del viaje.

Jimin volteó hacia ella con un poco de confusión en su rostro ante la pregunta tan inesperada, luego reaccionó y supo que se refería a la decoración para la fiesta de cumpleaños de Luca, ella se estaba encargándo de esos detalles.

     —Si hablas de las decoraciones creo que él preferiría el rojo. —Volvió su vista al frente jugando con sus dedos, faltaba poco para el cumpleaños de su hijo y por lo menos quería hacer que ese día fuera diferente para él, el pobre aún seguía abrumado porque seguía decidido a creer que había hablado con su padre estando medio adormilado.

     —Si Jimin Oppa hablo de la decoración. —La chica sonrió un poco.  —Creo que irá bien porque combina con el pastel de Iroman que mandó a hacer Taehyung.

     —Déjame adivinar, ¿Jungkook dio la idea? —Suspiró mirándola nuevamente.

Ella asintió y luego se encogió de hombros, lo cierto era que por Jungkook los niños amaban a ese personaje, todo en sus habitaciones era de Iroman, las sábanas las lámparas de noche, las alfombras y pegatinas en las paredes.

     —Creo que Jungkook será un buen padre cuando tenga hijos Oppa ya sabes cuando por fin Taehyung decida formar una familia.

Jimin sonrió nostálgico, a su amigo Tae le había costado mucho su relación con Jungkook y finalmente ahora que vivían juntos después de casi separarse estaban viviendo lo que él llamaría "su nido de amor" algo tan parecido a lo que él vivió cuando se mudo con Yoongi. Estaba feliz por ellos dos porque realmente se lo merecían. Cada cierto tiempo le aconsejaba a Taehyung que cuidara a Jungkook porque las parejas suelen ser muy distraídas a veces, y las relaciones personales elocuentes  porque sólo cuando uno de los dos  estaba mal o faltaba en la relación se daban cuenta cuan importante es la contraparte.

Es como el famoso dicho de "Nadie sabe lo que tiene..."

      —Llegamos Jimin oppa, es aquí. 

Solar había estacionado en una calle ancha rodeada de árboles frente a una Mansión no tan grande como la suya pero muy elegante, la seguridad   llegó para revisar el automóvil mientras Jin permanecía estoico.

Cuando la seguridad decidió que todo estaba en orden los dejaron pasar.

     —¿Dónde estamos Solar? —Preguntó el castaño ojeando cada rincón del lugar que parecía claramente la casa de un Mafioso, era  hasta tonto no reconocer un lugar así ya que propio esposo había sido uno. 

La chica dejó de caminar y dirigió sus ojos hacia Jimin quien la veía expectante.

     —Es la persona que quiero que veas Oppa.

Jimin le miró sin expresión alguna en sus lindos ojos pero poco a poco fue abriéndolos al entender por donde creía que iba la situación.

     —Oh no no no niña les dije miles de veces a Taehyung y a ti que no quiero citas a ciegas ni cosas por el estilo, estoy bien solo. —Movía sus manos frente a él negándose.

De verdad no necesitaba esas cosas estaban de más para él primero porque no quería ni deseaba tener citas ni conocer a nadie, no estaba listo y lo supo cuando pensó que Agust deseaba algo con él y todo se le puso de cabeza y se volvió un caos, no estaba listo aún y segundo porque  no se sentía capaz de hacer eso sin sentir culpa lo cual era tan tonto porque Yoongi ya no estaba ya no formaba parte de su vida y había pasado un año pero seguía pensando que estaba traicionando a su amado.

Para Jimin la sola idea de conocer a alguien más e invitarlo a ser parte de su vida le parecía patética y hasta terrorífica.

     —¡Pero Oppa!

     —Pero nada Solar te agradezco que quieras verme feliz y eso pero no me interesa conocer gente.

La chica se soltó sonriendo y negando se cruzó de brazos, Jimin siempre era tan necio.

     —Jimin Oppa no es nadie  para cita... —Jimin había comenzado a caminar hacia el auto de nuevo y ella rodó los ojos. —¿No querías vengarte?

Esa simple connotación de tres palabras lo hizo detenerse en seco. "VENGANZA"

Volteó lento mirándola, ella ladeó su cabeza con una media sonrisa de lado que le parecía bastante familiar y similar a cuando Yoongi decía algo que lograba captar toda su atención. 

     —¿Hablas en serio entonces? ¿Me trajiste aquí para eso? ¿Quién vive aquí que me pueda ayudar?

Solar lo atrajo con una mano y siguieron caminando, habían varios hombres con armas en la entrada principal y cuando estuvieron adentro ella le explicó.

     —Me lo presentó una persona hace tiempo cuando yo buscaba a mi padre como loca, hay una cosa que entiendo muy bien Oppa y es que a veces el corazón o la herida de una persona no sana hasta quitar esa espina que esta atorada rasgando las arterias y hace la herida sangrar yo lo llamo sed de venganza.. yo misma me sentía así cuando odiaba a ese hombre que hizo sufrir a mi madre al que no le importó que ella moría suplicando por ayuda. Guarde mucho rencor Oppa y no me liberé hasta que recurri por esa ayuda se que esta persona puede ayudarte. No se puede negar le encanta le venganza es su alimento diario.  También de que vengarte no devolverá a mi hermano pero sacara mucho de tu ira acumulada en tu interior. 

Jimin estaba quieto, solo su nariz se movía inquieta asimilando lo que Solar le decía, él deseaba venganza, sentía que era lo último que podía hacer por Yoongi.  Estaba seguro de que vengandolo podría cerrar al fin ese ciclo, aquel círculo tortuoso e infinito que no lo dejaba por fin continuar con su vida.

Le habían arruinado su vida, desde la primera vez que fue secuestrado por aquellos hombres donde Yoongi había resultado herido en el hombro,  y aquella explosión que casi le quita la vida y lo aorilló a sumirse en un miedo profundo al no querer salir de su casa ni subirse a un auto, y aquellas fotos editadas que casi le dañan su relación con Yoongi y también ese ataque en el penthouse todo eso eran cuentas de una factura que Alberto Giordano tenia a su nombre y era momento de pagar por ello. Quizá Min Yoongi ya no estaba para darle luz verde al cobro de esas deudas pero él si y lo iba a hacer.

Porque no podía comprender como su vida había llegado a ser tan miserable solo por un hombre que orgulloso inflaba el pecho creyéndose amo y señor del mundo, un simple mortal como él y eso no lo iba a seguir permitiendo, y porque maldita sea la hora en que al destino se le había ocurrido usarlo  como pirueta humana y no moverlo a su antojo haciendo mierda su vida y poniendo su mundo peor que un mundo post-apocaliptico.

Así que si, la respuesta siempre sería sí.

     —¿Entonces?

Jimin la miro y asintió despacio.

     —Entonces demonos prisa linda. —Soltó caminando hacia adentro guiados por dos hombres hasta el interior del living room, una casa sumamente espaciosa pero muy en penumbra ¿Por qué todo ahí era tan oscuro?

Sentía una sensación inquietante al estar ahí parado en medio de aquella sala en oscuridad casi total.

     —El señor Black los recibirá. —Un hombre había salido y se había apostado frente a ellos haciéndoles una  reverencia muy educada.

Jimin asintió  siguiendo a la chica quien ya conocía el camino. 

Era una oficina igual de grande e igual de oscura, las ventanas eran grandes pero estaban decoradas con sendas cortinas oscuras que daban la impresión de estar de pie en la oficina del mismísimo Conde Dracula.

Unos pasos de unos zapatos de taco altos sonaron, Jimin los miró y distinguió unos costosos zapatos de Giorgio Armani de vestir y unidos a un pantalón fino de Chándal y una camisa de Piere Cardan igual de cara.

El hombre frente a ellos era alto, su cabello rubio sobresalía detrás de su nuca y en el rostro llevaba un antifaz con una centésima de piedrecillas negras que Jimin pudo reconocer eran diamantes negros.

Una vez Yoongi le comentó que eran muy raras esas piezas.

     —Buenas tardes ¿A que debo la honorable visita? —Su voz sonaba trémula y como salida desde el mismísimo averno, gruesa e intimidante casi gutural que quizá si era el demonio en persona.

Jimin tembló ante la mirada penetrante de ojos negros que lo detallaban detrás del antifaz. Ese hombre le causaba de todo menos confianza.

     —Señor Black, él el mi amigo se llama Jimin ya le había hablado de él anteriormente.

El de la máscara asintió volviendo la vista hacia Jimin quien sólo quería hacerse pequeño delante de él.

     —Ah si que tú eres Park Jimin. —Habló sin dejar de observarlo.

     —Min

El de la máscara colocó sus manos cruzadas frente a él.

     —¿Qué dices?

     —Soy Min Jimin.  —Puntualizó perdiendo el miedo y agarrando valor de donde no sabía.

El de la máscara lo examinó un momento más y rodeo el escritorio para sentarse y prestar atención a sus invitados a los cuales con una seña les indicó que se sentaran.

     —Y bien Min Jimin ¿En que soy bueno?

Jimin mordió su labio y antes de contestar miró a Solar quien asintió para animarlo a hablar. 

     —Dicen por ahí que eres la persona indicada para llevar a cabo mi venganza.

El hombre se inclinó hacia adelante dando a entender que estaba prestandole toda su atención.

     —¿Y a quien vas a vengar y de que?

     —A mi esposo Min Yoongi de la Mafia italiana.  —Soltó.

El hombre no se movió al principio y luego Soltó una pequeña carcajada provocando en Jimin algo de molestia. ¿Había dicho algo gracioso a caso?

     —¿Sabes que es La Mafia italiana verdad? No es algo fácil de hacer... ¿Por qué te molestas en esto sabiendo que podrías tener cero posibilidades de ganar? Más aún sabiendo que han ganado peso en Corea después de lo de tu esposo... algo lamentable. 

Jimin sintió ira  recorrer su cuerpo ¿Lo iba a ayudar o lo intentaba asustar? Porque si era lo segundo no lo estaba consiguiendo.

     —Me importa una mierda todo así que no tengo nada que perder...—Mentía, temia por sus hijos pero sabía que si algo le pasaba no iban a quedarse solos y abandonados por ahí.  —Y si no va a ayudarme no se que hago aquí ya lo haré yo.

Jimin se levantó y Solar detrás de él para salir de esa cita que resultó peor que una cita a ciegas de una pareja que se acababa de conocer por Tinder... un fiasco. 

     —¿Por qué te empeñas?

Jimin detuvo su andar y se volteó solo para contestar, sólo para demostrar que no bromeaba.

     —Porque soy un Min...y los Min jamás se rinden.

El hombre asintió y junto sus manos enfundadas en los guantes también negros y se echó para atrás en su silla.

     —¿Qué debo hacer? —Preguntó y Jimin sonrió de lado por fin algo feliz.

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