No sé cuántos años tengo, pero desde mis primeros recuerdos él siempre estuvo ahí. Mi padre. Mi creador.

Mi cuerpo creció mientras el suyo envejecía. Él decía que yo "florecía" por lo que yo le contestaba que si ese fuese el caso él estaba "marchitandose". Sus ojeras eran más grandes y oscuras, sus horas de sueño disminuían constantemente y su salud mental se quebraba poco a poco.

Le prometí lealtad, por lo que cuando me pidió que termine con su sufrimiento no titubee. Lo liberé, ahora su alma estaba libre... Y yo tambien.

Había tantas cosas que quería probar, tantos sentimientos y experiencias por descubrir. Me abrí a todas ellas.

Lo agradecía, jamás me arrepentiré por todo lo que pasé porque gracias a eso me sentí viva y me sentí real.

Y gracias a él, Uchiha Itachi, por acompañarme en todo el proceso. Nadie podría haber sido mejor compañía que el azabache.