Yoongi respiró con alivio, sonrió, aún recostado en el suelo, abrazó a Jimin con firmeza.

—Y-Yoongi— el menor se apartó del abrazo, lo miró con preocupación, tomó sus pálidas mejillas con sus pequeñas manos, y el mayor las cubrió, sintiéndose revivido con ese toque.

— Tus manitos son lindas— murmuró el mayor, entreabrió sus ojos para mirarlo, seguía sonriendo y eso hizo al menor ruborizarse.

Algo arrepentido por haberlo juzgado momentos antes, Jimin no pensó en otra cosa para disculparse.

Se acercó a su rostro con lentitud, cerró los ojos para no ver qué Yoongi lo estaba mirando, a pesar de que lo sabía, ladeó su cabeza hacia la izquierda y dejó un suave beso en su mejilla.

— Siento haber desconfiado, Yoongi— murmuró, casi susurrando—. E-Es que y-yo... Entré en pánico, no sé... Me puse muy paranoico y-y no tengo a nadie a quien culpar... Pero si sospecho del único que me está acompañado en esto voy a quedar completamente sólo y eso me duele más.

Yoongi lo miró un momento, antes de dejar un beso en su mejilla también, imitando su acción.

— No importa, Jimin, ya pasó... Me duele que sospeches de mí, pero te entiendo.

Jimin negó.

— No voy a volver a pensar así.

Yoongi volvió a sonreír.

— Está bien— murmuró, se miraron sin ninguna razón hasta que ambos terminaron riendo, felices, con Jimin provocándole cosquillas en el cuello por su nariz, mientras el mayor lo abrazaba por la cintura, ambos recordando la confesión del otro.