
𝕀 𝕜𝕟𝕠𝕨 𝕡𝕝𝕒𝕔𝕖𝕤
A las tres de la mañana May se desliza por los pasillos de la mansión Avery hasta la habitación de April, donde ella la espera sentada en la cama. Tienen que tener cuidado porque Bellatrix está durmiendo hoy allí y si las pilla las matará.
- ¿April? -susurra May cuando entra a la habitación-. ¿Nos vamos ya?
- ¿Llevas todo?
- En cuanto llegue me cambiaré el color de pelo y me lo cortaré -responde, pero nota que hay algo raro en April, así que se acerca hasta la cama-. ¿Qué te pasa?
April tiene dos caminos delante. Seguir con el plan que tenía en mente, unirse a los mortífagos para proteger a May. O el que ha empezado a considerar en el momento en el que ha oído a su hermana.
Sabe cual va a elegir.
Así que se levanta de la cama y, tras silenciar la habitación, rompe de un puñetazo la pared de su habitación. Su mochila está ahí, con sus cosas. Siempre ha estado ahí por si acababa tomando esa decisión. Huir con May.
- Vamos, no tenemos mucho tiempo, guarda esto en tu mochila y, por lo que más quieras, sal corriendo como si te estuviera persiguiendo para matarte, haz todo el ruido que puedas, grita, chilla y que se despierte la casa -dice April rápidamente, encogiendo su mochila y guardándola en la mochila de May, que no termina de entender nada de lo que está pasando.
- ¿Qué?
- ¡Qué corras, joder, May, vamos!
Un empujón. May solo necesita un empujón para empezar a salir corriendo escaleras abajo, hacia la puerta de la casa y April la sigue, chillando. Carina Avery grita a ambas gemelas desde las escaleras, pero ninguna de las dos hace caso, solo corren. April lanza hechizos a matar, que se mantenga el acto para Bellatrix, que ríe como una descosida desde uno de los balcones de la casa.
May tropieza justo en el momento en el que va a salir de los límites de la mansión Avery y April se agarra a su tobillo por los pelos. Cuando vuelven a aparecerse April sonríe de oreja a oreja y se lanza a abrazar a May.
- ¡Estás loca! -May chilla, en mitad del bosque, y no puede evitar reírse-. ¡Disparabas a matar!
- Claro que lo hacía, Bella estaba en casa -le responde, apartandose para mirar a su heramana. Y vuelve a sonreír-. Somos libres, May.
- ¿De verdad?
El susurro suena incluso más alto que los chillidos de antes. April asiente y May no duda en lanzarse a los brazos de su hermana, abrazandola fuerte. Van a estar bien, lo ha dicho April. Y May siempre cree lo que dice April. Va a cogerla la cara con las manos, pero entonces ve la sangre de sus dedos y sabe que April también la ha visto porque su sonrisa se congela. Se mueve rápido, intentando encontrar algo para tapar los dedos de May, destrozados por la despartición, pero lo que encuentra es el suelo cuando se cae, desmayada. Así que May solo le queda improvisar.
- ¡May! -el grito de George debe de despertar a medio pueblo, pero a ninguno le importa, no cuando las gemelas han aparecido una sangrando y la otra inconsciente a las afueras del pueblo muggle donde habían quedado-. ¡Joder, Fred, vamos!
- ¿Qué ha pasado? -pregunta Fred, casi cuando ya está sobre April. George se arrodilla al lado de May y no duda en utilizar su camiseta para tapar los dedos de May e intentar parar la sangre-. ¿May?
- Despiertala, porfa -le pide, mientras que no puede apartar los ojos de George. Son libres-. Y que te cuente su plan, solo se ha desmayado porque ha visto la sangre.
- Enervate -es instantáneo, April abre los ojos y se sienta rápidamente en el suelo, mirando a su alrededor. Solo busca a May. Y en cuanto ve que está bien, con George, respira tranquila. Entonces es cuando puede mirar al chico pelirrojo que está a su lado-. Has venido.
Y ella sonríe. Sonríe como nunca. Son libres. Así que April se lanza a abrazar a Fred y le tira al suelo, pero no importa porque ella empieza a reírse. Está donde quiere estar, con quienes quiere estar. Y todo va a ir bien.
Solo que no va tan bien.
Cuando llegan a La Madriguera, el lugar más seguro en esos momentos por el inminente traslado de Harry Potter, Ginny Weasley está en el jardín, pero no está sola. A Molly Weasley no le gusta lo que ve. No le gusta ver como sus hijos vienen con esas gemelas, las Avery. No le gusta ver como Fred tiene la mano sobre la cintura de April, como George sujeta a May, cuya mano sangra sin parar.
- ¿Qué es esto? -su tono es amenazante. Esta vez se han pasado de la raya. Han traído dos mortifagas a la casa-. ¡Fred, George, os estoy hablando!
- ¿Qué está pasando aquí? -Arthur Weasley es el siguiente en salir al jardín, seguido de Bill Weasley y Fleur Delacourt. No son los únicos que acuden al grito, también lo hace Ronald Weasley y, por supuesto, Hermione Granger.
- Tus hijos han traído a esas... esas...
- No nos quedaremos -la voz de April es segura. No se suelta del agarre de Fred, solo busca su mano y le da un pequeño apretón-. Solo necesitamos algo para la mano de May y nos iremos.
- Os dijimos que... -empieza a decir el chico, pero con otro apretón se calla. Aunque ya es demasiado tarde.
- ¿Las dijisteis qué? -pregunta Molly, cruzandose de brazos-. ¿Qué se podían quedar? ¿Qué la Orden las protegería?
- ¿No es eso lo que hacemos? -entonces es George el que habla-. ¿Proteger al mundo mágico de Quien-Vosotros-Sabéis?
- ¡No acogemos mortífagos! -Molly chilla y la pelea se desata.
Es una gran escena lo que está pasando en mitad del jardín de La Madriguera y ellos están a la vista de todos. Y acaba cuando Fleur cruza el jardín para ir a mirar a May, que se apoya cada vez más en George.
No se van de La Madriguera.
April lo nota cada vez que pasa delante de Ronald, los susurros a Hermione, que intenta calmarle. Los susurros cuando la Orden del Fénix se reune en el salón de La Madriguera y tanto May como ella son encerradas en la habitación de Ginny. Y cuando los gemelos van a buscarlas siempre hay susurros cuando vuelven para la cena. Los susurros son una mala señal.
- Queremos ir a buscar a Potter -lo habían hablado, acorralan a Ojolo Moody en una de las últimas reuniones para decirselo. April piensa que es igual de escalofriante que el falso profesor que tuvieron. Aunque este parece que no está muy convencido en hacerlas daño. Aparentemente.
- No -responde, antes de intentar irse, pero April no se da por vencido.
- ¡Queremos ir!
- Solo seréis una carga -responde, mirandolas con su ojo falso-. Manteneos ocultas.
- April se ha entrenado con Bellatrix, es de todo menos una carga -responde May y entonces Moody la mira a ella.
- ¿Y tú con quién te has entrenado? -quizá la niña que dice que ha entrenado con Bellatrix sí es útil. Si consigue averiguar a quien es leal de verdad, claro.
- May no ha entrenado con nadie, tenían otros planes para ella, pero juntas podemos...
- No.
Es la últia palabra de Moody antes de salir de los límites de La Madriguera, evitando que le vuelvan a acorrarlar. La lealtad de esas dos está con ellas, solo con ellas. No pueden arriesgarse, proteger a Potter es lo importante.
- Creo que deberíamos irnos antes de que traigan a Potter -susurra April, pero May niega. Eso no se lo van a quitar.
- George va a ir, no voy a irme si no sé si está bien.
Y se quedan. Se quedan en La Madriguera hasta que vuelven. Cuando el traslador de Fred llega vacío lo único que hace que se quede en La Madriguera es May, que la sujeta con fuerza. Luego llega Potter, sano y salvo como todos querían y April se promete matar al niño si le ha pasado algo a Fred por su culpa. El siguiente en llegar es George con una oreja menos, con la cara llena de sangre. April no recuerda más porque, en cuanto ve la sangre, se cae redonda al suelo, pero May si lo recuerda. Lo recuerda perfectamente y sabe que no se va a ir de su lado, no ahora. Tienen que quedarse con hasta que se recupere un poco.
- Sé de un lugar -murmura esa noche April, en la habitación de los gemelos. Saben lo que se arriegan si Molly les encuentra a los cuatro juntos por la noche, pero no importa. Ahora no importa- donde podemos escondernos y no nos encontrarán.
- Nos iremos entonces -responde Fred y ambos se dan la mano. May sonríe mientras acaricia el pelo de George, que intenta recordar que el picor de la oreja es mentira. Pero se lleva la mano de forma incosciente y todos se quedan callados al ver como intenta rascarse-. ¿Listas para la boda?
- Por supuesto -dicen ambas a la vez.
Y lo están. Para lo que no están preparadas es para tener que separarse. Los mortífagos atacan y George no tarda en llevarse a May en cuanto oye el patronus de Kingsley. April ve como se van y solo le queda irse con Fred. Se reunirán más tarde, cuando todo sea más seguro, cuando la cosa se calme un poco.
Pero no cuenta con que ellos la vean. Con que les cojan y descubran el escondite. La casa de verano de la familia Rowle. Pelean con Rigel y Lucius en mitad del bosque, pelean a muerte.
- ¡Dame la mano y no la sueltes! -grita Fred y April no duda en cogerla en el momento en el que puede. Se esconden detrás de un árbol, esperando para ver si tienen oportunidad de atacar-. Conozco otro sitio, ¿estás lista, amor?
Se desaparecen cuando la maldición llega hasta ellos. Y están en un piso, un piso que no está vacío. No duran mucho tiempo allí, con George y May, tienen que separarse y lo descubren cuando les encuentran un mes más tarde a los cuatro, en una de las veces que tienen que salir a por comida.
Fred lo había dicho en el bosque, que le diera la mano y no se la soltase y April no deja de darsela nunca. Porque lo han hablado, tienen que correr porque los mortifagos los están cazando como si solo fueran zorros y ellos tienen que esconderse. Pero consiguen volverles locos. Hay una casa. Una casa de dos plantas, con la fachada blanca y un pequeño balcón en el piso de arriba. No tienen todo lo que necesitan para que sea su hogar de verdad, pero lo van consiguiendo en el pueblo muggle cercano. Siempre van con cuidado, siempre van dados de la mano, esperando a los mortifagos. Los encuentran varias veces, pero siempre vuelven a la casa. A su casa. Les vuelven locos, persiguiendo sus pasos para encontrarles. Pero no lo hacen. No lo hacen hasta la Batalla de Hogwarts, donde se dejan ver.
Ellos lanzan sus hechizos, pero tanto April como Fred están a prueba de ellos. Ninguno les da.
A Percy sí.
Y, mientras que velan por su cuerpo en el pequeño descanso que Lord Voldemort les ha concedido, Fred habla:
- Siempre has sido tú, ¿lo sabes? -susurra, en la oscuridad del castillo, escondidos en uno de los pasadizos. Y cuando ella asiente, le da un beso en la cabeza-. Sé que para ti también he sido yo.
- Siempre serás tú, Fred.
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¿Qué hubiera pasado si April hubiera huído? Pues ya lo sabéis kjnfwkejfwejke de repente el otro día me vino una epifanía a la una y media de la mañana y aquí tenemos el primer relato jejejeje
Espero que os haya gustado mucho y nos leemos en el siguiente que no sé cuando va a ser ♥♥♥♥♥♥
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