5.🕯El fin de una realidad falsa
No hablé.
No había nada que decir, más bien, había tanto que reprochar que preferí callar, solo me quedé ahí parada frente a esa horrible cosa y el demonio a su lado, sin poder distinguir muy bien cual era cual.
Podía sentir como mi cara se transformaba conforme mas soltaba la lengua esa mujer, el como todo conectaba, traté de pensar que era una broma un segundo, pero ¿Por qué alguien se esforzaría tanto en ridiculizar a una niña huérfana de esta forma? Eso era tal vez lo único que no me haría sentido nunca, porque esa no era la realidad.
El shock del momento me tenía pasmada, aterrada. Aún sintiendo la traición de mamá con completo repudio, no pude evitar tomar su mano con fuerza, era reconfortante aún en una situación como esta.
Era algo sumamente raro en verdad, estaba sumida en mis pensamientos, perdida en un vacío terriblemente oscuro pero podía seguir escuchando perfectamente la voz de quien me narraba una historia, una historia llena de tragedia y dolor ajeno, que ahora también me pertenecía.
Seguí sin hablar, era como si la elegante anciana se hiciera mas grande segundo con segundo, y los minutos que pasamos ahí parecieron una terrible tortura interminable.
- ¿Entonces aceptas, Emma? -
Estaba a punto de gritar, quería soltar un chillido tan estridente que hasta mis hermanos pudieran escuchar.
Lo reprimí como mi mayor muestra de autocontrol en años, pero no quería reprimir un fuerte y rotundo no.
- N-
- Permítanme un segundo con ella -
Entonces fue que la ira se acumuló, resoplé al ser groseramente interrumpida por mamá, y se lo hice saber con una mirada filosa, como garras hechas de jade. Me tomó suavemente del hombro con esa sonrisa imperturbable suya y nos metió en alguna especie de despacho.
- ¡NO! ¡ME REUSO A OFERTAR NIÑOS PARA DEMONIOS BARBARICOS! -
Grité apenas cerró la puerta corriendo por la habitación mientras agarraba con histeria mi cabello, la impotencia me consumía, ¡¿CÓMO ERA POSIBLE HACER ALGO TAN VIL Y DESPRCIABLE?! pero ella se recargó en la puerta de manera apacible e hizo un ademán poniendo un dedo índice en su boca en señal de que guardara silencio, me callé a regañadientes aún mirándola con desprecio.
- Emma, mi querida niña, ¿Qué ganarás de rechazar esta oferta? -
- MORIR SIN CULPA, DESDE LUEGO -
Negó con la cabeza, riendo como si hubiese dicho algo hilarante.
- Emma, después de todo sigo siendo tu mad-
- NO TE ATREVAS A TERMINAR ESA ORACIÓN, POR DIOS -
- Es descortés interrumpir a la gente, pero lo dejaré pasar esta vez, soy tu madre, y te quiero con todo mi corazón a pesar de la circunstancia, por favor, si puedo evitar que uno de mis hijos muera en manos de esos demonios, lo haré a toda costa, es tu elección, pero por favor entra en razón, no le harás ningún bien a nadie muerta -
Daba paso lento hacía mi mientras yo solo podía romperme más y más por dentro, se paró justo en frente mío y puso su mano en mi mejilla acariciando mi cabellera alborotada, era sorprendente lo real que se sentía su cariño.
Pero no quería caer en ese truco.
- Me servirá a mi -
Dije seca, por un instante pude ver remordimiento por primera vez en su mirada, luego pasó a ser fría y distante, se alejó de mí con brusquedad y caminó hacía la puerta de nuevo con la intención de abrirla, y ya con el picaporte en mano habló de nuevo.
- Tampoco le servirás muerta a tus hermanos -
Eso fue lo que me dejó pensando, lo que de verdad me dio una bofetada en la cara y me dijo "NO SEAS IDIOTA, NO PUEDES MORIR, SI NO ES POR TI O MAMÁ, HÁZLO POR ELLOS".
Salí detrás de mamá a paso rápido, ella había vuelto a su máscara habitual una vez más frente a esos dos horribles seres.
- ¿Entonces? -
Replicó la vieja dama.
Guardé silencio unos segundos con la mirada baja, era una decisión difícil, al menos para mí, pero al final del día, no podía pensar en mi razón de ser muerta así que.
- Acepto la oferta, señora -
Dije dando una leve reverencia sin dejar de ver el sucio suelo, donde debería estar debajo
- A partir de ahora, puedes llamarme abuela, querida -
Me levanté con miedo nuevamente, esa determinación que logré recolectar con tanto esfuerzo ya me había abandonado.
Y es así cómo me obligaron a abandonar todo en un día, mi niñez, mi familia, mi felicidad.
Mamá se despidió de mí con un genuino aire de tristeza, la abracé con ganas, traicionera y todo pero se daría a extrañar demasiado, no sabía si la volvería a ver, pero aún así, en nuestro abrazo de despedida pude ser rápida.
- Mamá, ¿Puedo preguntarte algo? -
Sentí como asintió levemente sobre mi hombro, probablemente sorprendida.
- ¿Puedes decirme si Gilda tuvo ésta oportunidad ? -
No respondió al instante, temí gravemente en ese pequeño instante.
- Lo siento Emma -
Simples pero poderosas palabras que arrancaron todo rastro de esperanza en mi de volver a ver a mi hermanita.
Todos supervisaban atentamente como subía al camión, probablemente comprobando que no intentara nada, pero me sentí sucia de igual manera, mi último recuerdo de el lugar es el estrepitoso sonido del motor encendiéndose, el sueño que cargaba sobre mis hombros de cansancio emocional me mataba, caí en brazos de Morfeo y no supe nada de lo ocurrido posteriormente en el trayecto a mi nuevo "hogar" después de eso.
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Por alguna razón, por un momento pensé que me llevarían a una casa de la que cuidaría así de lleno, pero descarté esa idea rápidamente por lo ridícula que era, tengo apenas doce años, y no sé nada sobre ser mamá mas allá de lavar ropa, cambiar pañales y ropa de bebés como un principio básico.
Fue entonces que me pregunté ¿Qué me deparaba a partir de ese momento?
Ojalá y mi respuesta no hubiera sido contestada.
Me llevaron a lo que asumía era un cuarto, que mas bien parecía la barraca de una horrible cárcel, tan gris, estaba oscura y sola, solo entrando por la ventana los débiles rayos de la luna.
Al sentarme en la cama me sorprendí a mi misma soltando una pequeña lágrima, seguida de otra y otra hasta que mi labio comenzó a temblar y me volví un río.
Vi mi mundo arder, mi realidad ser mutilada y mi corazón ser pulverizado en tan solo un par de horas.
Tantos años sin saber nada, sin saber que solo nos engordaban para llevarnos al matadero, fue una desgarradora verdad que en serio no podía enfrentar, grité, pataleé, golpeé la almohada, grité contra ella, saqué todo lo que traía dentro, todo lo que había estado guardando desde que Norman se fue y tanto pero tanto de lo que acumulé esa misma noche de invierno, lo saqué en una grande y liberadora rabieta, me dolió la cabeza de tanto forcejeo, de tantas batallas internas.
Estaba harta, jamás me había sentido tan desprotegida, ya ni siquiera con el apoyo de mamá contaba...
Estaba completamente sola.
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Por favor permíteme saber si ves alguna falta de ortografía de cualquier tipo señalándola en comentarios para corregirla lo más pronto posible, gracias <3
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