𝕍 𝔼 𝕀 ℕ 𝕋 𝕀 𝔻 𝕆 𝕊
JUNGKOOK
Menuda suerte la mía. Se suponía que había venido aquí para sacarme a esa mujer de la cabeza, pero no, tenía que encontrarla aquí.
El destino jugaba en mi contra y se burlaba de mi. Pase toda la semana, después de haber terminado, pensando en ella, me bebí casi todo el licor que tenia en mi mini bar y debo de decir que fue terrible. No dejé de pensar en ella y cuando por fin decidí tomar nuevo aire y volver a ser quien era antes de ella, me la encuentro más hermosa que nunca. Joder.
Al principio no tenía intenciones de dormir con nadie, solo quería divertirme pero después de ver su rostro y lo sexy que se miraba en ese pequeño vestido negro, me calenté pensando en ella mientras se sobaba el trasero a otra mujer.
Irme lejos para tener sexo con la otra chica de la cual no recuerdo su nombre, fue solo una táctica para pasar de ella, pero incluso cuando estaba bajandole la tanga a la otra mujer, no podía dejar de pensar en Arumi. Me la imaginé a ella todo el tiempo, y aunque los cuerpos eran visiblemente diferentes, mi mente me hacía ver el cuerpo de Arumi. Definitivamente estaba muy mal.
De cualquier manera el casi polvo con la chica del bar se vio interrumpido por ella, y puede que haya dicho que se equivocó de puerta, pero a mi no me engaña, quería fastidiarme, y lo hizo. Ni siquiera pude terminar de ponerme el condon cuando ella entró. No pude tirarme a la chica de pelo moreno.
Cruzar unas palabras con ella tampoco fueron de ayuda, la deseaba, pero no iba a ceder. El trasero sexy de Arumi no me iba a hacer caer de nuevo.
— Hola, guapo — una chica morena y con los ojos grandes se acercó a mi. Me puso su mano con una manicura negra sobre el hombro y lo acarició — ¿Me invitas a un trago?
Lo pensé un poco y después de dar una vista rápida por todo el bar me di cuenta de que Arumi no estaba por ningún lado y suspiré tranquilo.
— ¿Qué deseas beber? — le pregunté, mostrando todos mis encantos. No era conocido como él chico de oro por nada.
— Me apetece un sexo en la playa — me respondió con su tono más sexy.
Sonreí y llamé al barista con la mano, consciente de que ella estaba tratando de seducirme y también muy consciente de que esa bebida era horrible.
— Un sexo en la playa para la chica — le pedí pedí meseo la bebida y me di la vuelta para quedar cerca de ella — ¿Cómo te llamas?
— Jihyo — respondió sonriendo — Y tú eres Jeon Jungkook.
— ¿Cómo lo sabes?
— Mantengo el ojo fijo en lo que me interesa — eso me hizo sonreír, no pude evitarlo — Además eres muy famoso por aquí, tienes fama de ser un don Juan.
— Lo que se dice de mi no es cierto — el mesero puso la bebida frente a ella y con mucho cuidado tomo la pajilla y se la llevó a los labios.
— Entonces, ¿no es cierto que eres demasiado bueno en la cama? — apoyé mis brazos sobre la isla del bar y sonreí.
— Eso sí es cierto, sin embargo yo no... — de repente ella se abalanzó sobre mi, no fue por gusto, alguien la había empujado.
— ¡Ahhhh! — gritó desesperada, se volteó a ver a la persona que la había empujado — ¿No has visto, zorra?
Arumi y Jihyo estaban frente a frente. Arumi sonreía con inocencia y no aparentaba estar ni un poco apenada por haberla empujado.
— ¿Qué se supone que debía ver? — preguntó con inocencia. Yo suspiré profundo preocupado por entrar en un pleito de mujeres — ¿A ti? No es mucho en realidad — dijo con superioridad.
— ¡Desaparece de mi vista, pedazo de zorra! — le gritó Jihyo, yo estaba divertido así que lo único que hice fue tomar de mi bebida.
— El bar no es tuyo... — Arumi toco su cabello como toda una diva — ... y los hombres tampoco — me dio una mirada e hicimos contacto visual por unos segundos hasta que se volteó para pedir algo de tomar.
Jihyo bufo y me miró, cambiando su expresión al instante.
— ¿Conoces a esas loca? — me preguntó.
— No tengo ni la menor idea de quien es — le dije, apurando mi bebida y terminando el último trago.
Jihyo siguió hablando pero mi vista y mi atención se concentró en Arumi. Se veía preciosa, absolutamente brillante. De la nada un hombre bastante grande y varonil se acercó a ello y colocó su mano en su espalda desnuda, calentando mi sangre en apenas segundos.
— ¿Entonces, Jungkook? — volví mi atención a Jihyo sin dejar de darle miraditas a Arumi.
— ¿Qué dices?
— Te preguntaba si tenías planes para más tarde... — me dijo coqueta — Yo estoy libre.
Alterne mi mirada entre ella y Arumi, sintiendo ira porque ella hablaba muy alegremente con él. Me quedé sin palabras cuando vi como ella ponía sus labios sobre los de él.
— Lo siento pero yo ya tengo planes.
Me alejé de Jihyo sin darle más explicaciones y me fue por la rubia que me tenía loco. Con solo dos pasos llegué hasta donde estaban ellos dos, tomé el brazo de Arumi y la jale hacia mi, separándola del otro tipo.
— ¿Pero qué...? — ella estaba confundida pero me importó bien poco.
— Oye amigo... — el otro tipo me empujó pero ni siquiera me importaba, toda mi atención estaba en Arumi — ella está conmigo.
— ¿Luzco como si me importa? — lo voltee a ver, forcejeando con Arumi.
— ¿Eres su novio? — preguntó — ¿Es tu novio? — se dirigió a Arumi.
— No, es solo un imbécil — respondió ella intentando soltarse de mi.
— Eso dice ella pero en realidad ya ha estado en mi cama — le dije. La tomé de la cintura y la subí sobre mi hombro, cuidando de que no se viera su trasero — Lo siento, amigo. Ella se va conmigo — pase por su lado dejándolo confundido.
Caminé con Arumi sobre mi hombro, ella pataleaba e intentaba separarse de mi pero no me iba a detener. Subí hasta el segundo piso para llevarla a los baños. Caminé con ella sobre mi hombro, pensando que era lo conveniente por hacer, sin duda estaba fuera de mi mente.
La llevé hasta los baños y aprovechando que no había nadie cerré la puerta con llave. La puse sobre el lavabo.
— ¡Eres un imbécil! — empezó a golpearme tan pronto como la solté, pero tuve que tomarla de nuevo de las manos — ¡Suéltame!
— Cálmate — le presione las manos.
— Suéltame. Tu y yo ya no tenemos nada que ver — intentó moverse pero se lo impedí — Tu ya te divertiste ahora me toca a mi.
— ¿Con ese hombre? — me reí — Tienes que buscar a alguien mejor.
— No te importa, cualquiera aquí es mejor que tu — me dijo enojada.
— Ya lo veremos... — la solté por un momento para quitarme el cinturón y atarle las manos — Vas a quedarte quieta.
— No.
— Creo yo que no estas en condiciones de decir que no — con las manos bien atadas la solté por completo y aparté un mechón de pelo de su cara — No sabes lo que quieres.
— ¿Y tu si?
— Sí — puse mis manos en su cintura — Desde hace mucho se lo que quiero.
— No me importa imbécil. Déjame ir...
— No — bajo su atenta mirada empecé a subirle el pequeño vestido.
— ¿Qué haces? No voy a dormir contigo después de saber que te has tirado a otra mujer — espeto enojada.
— No me he tirado a nadie en una semana — le dije, tirando de su tanga hasta que la rompí — ¿Y tu?
— Iba a hacerlo pero un idiota llamado Jeon Jungkook me ha interrumpido.
— Bueno, pues ahora vas a tirarte a uno mejor — me baje la cremallera y de mi bolsa trasera saqué un condon.
— He dicho que no — me dijo. No la escuché y empecé a rodar el condon sobre mi.
— ¿Segura? — su mirada estaba pendiente de lo que hacía con mis manos. Le tomé la barbilla y subí su rostro — ¿Segura?
Me quedó viendo por unos segundos y se abalanzó sobre mi para besarme.
Sentí como el cielo bajaba a mi y me daba la bienvenida al paraíso tan pronto como mis labios se enredaron con los de ella. Besándola con desespero y abandono, la tomé de la cintura y la atraje más a la orilla, aproxime mis caderas hacia ella, no necesitaba esperar más, sabía que ella estaba excitada y lista para mi.
— Miranos... — me separé de ella — mira como nuestros cuerpos se unen — sin esperar más entré en ella.
Ambos gemimos y no me moví. Mirando su rostro detenidamente y perdiéndome en sus ojos.
Con mucha lentitud empecé a moverme, sujetando sus caderas con una mano y con la otra aparté el escote de su vestido. Acerqué mi boca a uno de sus erectos pezones y morderlo.
Fui más rápido y me encontré perdido en cada embestida. Todo de ella era altamente adictivo. El sabor de sus besos, el olor de su piel y la suavidad de su cuerpo. La manera en la que ambos encajabamos era desquiciante.
— Ve más suave — pidió con la respiración agitada — No puedo...
No la escuché y fui más rápido y más duro. Solo dure unos segundos y me corrí. No dejé de embestir hasta que ella se corrió.
Esperé hasta que nuestras respiraciones se calmaron para salir de ella. Uní nuestras frentes y le di un último beso.
— Eres increíble.
Ella no dijo nada, solo sonrió y se acomodó su vestido. Yo me subí los pantalones sin apartar mi mirada de ella.
— ¿Tienes planes para el resto de la noche? — le pregunté.
— No... ¿y tu?
— Detesto hacer planes — le tomé la mano para bajarla del lavabo.
La llevé hasta la puerta y salimos juntos tomados de la mano.
No estaba correcto nada de lo que estaba haciendo, pero no podía dejarla a un lado. El infierno me sonreía al final de camino, sabiendo que al final yo era el único que iba a arder porque sin duda, de nosotros dos, yo era el único que sentía.
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Me gustaría agradecer a quienes leen, votan y comentan. Gracias por apoyar las ideas locas que se pasan por esta cabeza que está en constante proceso evolutivo.
Muchas gracias de verdad.
¡BESOS! 💋
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