𝕍 𝔼 𝕀 ℕ 𝕋 𝕀 ℂ 𝕌 𝔸 𝕋 ℝ 𝕆
JUNGKOOK
Era una pésima mañana. La fuga de agua en el taller me había tomado más tiempo del que pensé. Se suponía que a esta hora yo ya tenía que haber resuelto mi problema con Arumi y arreglar las cosas de una vez, talvez con un poco de presión y ella cedía cedía estar conmigo de una manera más formal.
Nada me apetecía más que llegar a casa y verla para de una vez por todas decirle lo que sentía. Conduje lo más rápido que pude hasta llegar a casa. Tenía la ropa mojada y había mucho frío, eso alteraba un poco el orden porque me impedía hablar con Arumi. Debía darme una ducha primero.
Cuando llegué a casa medio aparqué el auto y lo dejé de cualquier manera en la calle, después de dejarlo con el seguro activado corrí hasta la puerta de mi casa.
Abrí la puerta y todo lo que había era silencio. No había ni un solo ruido y era imposible que ella siguiera durmiendo. Eran las doce del mediodía.
Caminé hasta mi habitación, muy seguro de que iba a encontrar a Arumi ahí, pero no. No era la rubia que me tenía loco quien estaba sentada en la orilla de mi cama. Era Suri.
— Te ha tomado mucho tiempo volver a casa — me quedé como un pasmorote junto a la puerta de mi habitación, pensando en los posibles escenarios en los que yo cometía un crimen — ¿No vas a saludar?
Suri seguía siendo igual de atractiva que antes, su voz era aún suave y sus ojos aún conservaban ese brillo especial que alguna vez me volvió loco, pero nada de lo que ella era tenía algún efecto en mi. Esos profundos ojos ya no me provocaban querer mirarlos por horas seguidas, y su boca que solía encantarme, ya no tenía ninguna forma para mi. Todo ella era solo una pieza obsoleta de alguien que alguna vez fue algo.
La miré fijamente por unos segundos más, desterrando la posibilidad de cometer un asesinato.
— ¿Por qué te ves tan decepcionado? ¿Acaso no era a mí mí quien esperabas ver? — preguntó de nuevo.
— ¿Qué haces aquí? — me crucé de brazos y la miré fijamente — ¿Cómo diablos entraste?
— Sigo conociéndote demasiado bien... — sonrió con cinismo y se levantó de la cama — ... solo el Jungkook que yo conozco sería capaz de usar la fecha de nuestra boda.
— No me conoces ni siquiera un poco — rodé los ojos y recosté mi cuerpo contra la puerta — Vete.
— ¿Por qué? Me parece que tu y yo tenemos cosas de qué hablar...
— No tenemos nada qué hablar — le dije. Sintiéndome más furioso conforme pasaban los minutos.
— Lo dudo... ya sabes. Escuché que no has podido superarme — sonreí falsamente.
— Y yo creo haberte dicho que tenías que largarte.
— ¿Para qué? ¿Para ir tras ella? Sabes muy bien que nada de lo que hagas con ella podrá superar lo que tu y yo tuvimos — me sentí más furioso — Deberías de dejar de perder tu tiempo con ella.
— Con quien estoy perdiendo el tiempo es contigo. Una vez más, Suri, lárgate.
— Primero tienes que escucharme...
— ¿Escuchar qué? ¿Tú pueril y estúpida explicación a todo lo que hiciste? No gracias.
— ¡No soy la mala del cuento! — me gritó — Se que la cosas se salieron un poco de control pero no todo es de esa manera.
— ¿Se salieron de control? Eres ridícula — solté una risa de burla — me dejesta de pie en el jodido altar, me hiciste crear una boda a la que sabías que no te ibas a presentar. Me quedé esperando a una novia que jamás llegó...
— Tengo razones.
— Ya me las sé. Te divertias con Jeong In. Si me conocieras bien, a como tú dices, ya deberías saber que las personas que me traicionan pasan inmediatamente a mi lista de personas a quienes estaría dispuesto a asesinar.
— ¡Ya se, Jungkook! No debí hacer eso — empezó a mover su cuerpo y sus manos.
— No debiste hacer eso, ni mentir ante la ley. Creaste un maldito escenario en donde yo era el malo. Me arruinaste de todas las maneras posibles, Suri.
— Lo lamento... me sentía asfixiada. La boda y todo lo que estaba pasando me orillo a hacer cosas que...
— Nada, yo también me sentía cansado, sin embargo anhelaba tanto convertirte en mi esposa que no había nada que pudiera contra ese deseo — recordé pequeñas memorias de como era antes todo.
— Nunca me preguntaste si yo quería casarme... — definitivamente estaba conociendo el peor lado de Suri.
— No te obligué a ponerte el anillo. En todo caso eso no justifica el hecho de que te hayas estado acostando con otro mientras eras mi prometida.
— Fue algo de una sola vez...
— Eres un chiste como persona, Suri. ¿Sabes si quiera cuantas veces yo pude haber hecho lo mismo? — negué — No lo sabes, sin embargo le dejé claro a todo el mundo que no me interesaba estar con nadie más que contigo. Cuando empecé la universidad no hice amigas, incluso usé una sortija para que entendieran que no estaba disponible, ¿y qué recibí?
Ella no dijo nada, sus ojos empezaban a crear lágrimas pero eso no me importaba.
— Te envié flores todos los malditos días, hice todo lo que tu querías y más. No fue nada justo lo que hiciste.
— Hay cosas que no se pueden evitar...
— Ja, acostarte con otra persona estando en tus cinco sentidos sí es algo que se puede evitar. No quiero saber más de ti y es más que evidente que he seguido adelante.
— ¿Con ella? — su horrible personalidad de víbora volvió al ataque — A ti no te gustan ese tipo de mujeres.
— Me gustabas tu y eso es peor por mucho — se acercó a mi. Dejo que su cuerpo se restregara con el mio — Es muy ridículo de tu parte hacer esto justo ahora.
— Quiero asegurarme de que en verdad has dejado de quererme, de que en verdad deseas estar con alguien a quien a leguas se le nota que no está a tu nivel — me reí.
— Probablemente tengas razón, pero aún así estoy loco por ella — la alejé gentilmente y le abrí la puerta para que ella saliera — Vete.
— ¿Sabes qué fue lo que hizo tan pronto como me miró? — no dije nada, ni me moví — Se fue. Claramente ella no está dispuesta a hacer estas mismas cosas por ti.
— ¿Qué le dijiste? — apreté los dientes furioso.
— Nada — sonrió — solamente le dije lo que todos ya saben. Que tú me quieres a mi y le mentí un poco... le dije que me habías golpeado y salió corriendo después de eso.
— ¿Ah sí? No me interesa. Vete — no se movió.
Dado que ella no quería salir de mi casa no tuve de otras más que tomarla del brazo y arrastrarla hasta la puerta de la salida. Pataleo y luchó para que no la sacara de casa pero como yo tenía más fuerza que ella, llevarla hasta la salida no me supuso ningún problema.
— La próxima vez que pienses en entrar a mi casa te aseguro que llamaré a la policía.
— Sigues siendo el mismo... aunque ahora lleves una máscara de crueldad, sigues siendo el mismo blandengue de siempre — curvo sus labios en una sonrisa — Estaremos en contacto.
— Espero que la próxima vez que te vea sea porque los de un centro psiquiátrico ha venido por ti — Cerré la puerta en su cara.
Suri arruinó todas las horas que le quedaban al día y aún tenía la duda de qué era exactamente lo que le había dicho a Arumi.
Busqué mi celular y marqué su número, necesitaba hablar con ella y decirle que nada de lo que Suri había dicho era cierto. Que su presencia aquí no era nada para mí.
Su teléfono sonó muchas veces hasta que la contestadora reprodujo el mensaje.
— ¡Hola! Te has comunicado con Park Arumi. En este momento no puedo atenderte pero si me dejas un mensaje te llamaré más tarde... — su dulce voz atraves de la contestadora calmó toda la furia que tenía dentro.
Llamé tres veces más pero el resultado fue el mismo. Decidí dejarle un mensaje de voz.
— Arumi, necesito hablar contigo. Regresame la llamada tan pronto como puedas...
Quería decirle más, talvez preguntarle porqué no había esperado por mi, pero no había caso, sabía que había hecho lo que toda mujer haría.
Me quité la ropa mojada en medio de la sala y no me importó andar en ropa interior por mi casa. Fui hasta el mini bar y saqué una botella de ron y sin buscar una vaso, me empine la botella.
•••
Dos días. Dos malditos días sin saber nada de ella. No contestaba el teléfono y tampoco había regresado la llamada. Le dejé al menos cien mensajes de voz y quinientos mensajes de texto, pero nada.
Cada día que pasaba la extrañaba más y no había manera de que me la sacara de la cabeza.
Después de darle demasiadas vueltas al asunto decidí ir a su casa. Me importaba bien poco si tenía que pelear con su familia entera. Tenía que verla y decirle de una vez lo que tenía atorado en el pecho.
Conduje de prisa hasta su casa y dado que no podía acercarme con el auto hasta la entrada, lo dejé a unos metros de distancia. Con paso seguro caminé hasta donde estaba el portón de su mansión y mientras más me acercaba, podía ver la casa de manera más clara.
Detuve mi paso después de ver que ella estaba afuera, pero no estaba sola. Kim Namjoon estaba con ella. Quedé viendo la escena y después de dar dos pasos más, Namjoon la tomó de la cintura y la besó.
¿Qué? No debí venir. No debí perder mi tiempo.
Sin poder dar crédito a lo que estaba viendo me di la vuelta dispuesto a marcharme. La sangre hervía en mis venas y en lugar de marcharme con el orgullo intacto, podía sentir como mis ojos empezaban a picar. Este era eel final definitivo para nosotros dos.
Me dirigí devuelta en mi auto y recosté mi cabeza en el asiento, sintiendo como una lágrima empezaba a bajar.
Una vez más me había enamorado de la mujer equivocada. Nunca debí creer que podía tener una oportunidad con ella.
Sin nada más que hacer en ese lugar, puse mi auto en marcha. Ahora entendía porqué no había respondido a mis llamadas, estaba ocupada recuperando al hombre por quien empezó todo esto.
Sabía que de todas formas iba a olvidarla, me iba a tomar tiempo, pero lo haría. Park Arumi pronto pasaría a ser un recuerdo, pero mientras eso pasaba, pensaba perderme en alcohol, aunque en realidad ni todo el alcohol del mundo era más fuerte que lo que ella provocaba en mi.
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