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𝔻 𝕆 ℂ 𝔼

ARUMI

Con muchas cosas en la cabeza luchaba por dejar de pensar en Jungkook y todo lo que habíamos hecho la noche anterior. La manera en la que de verdad hizo que me olvidara de Namjoon por toda una noche y cómo fue que consiguió que yo aun pensara en él.

Me quedé dormida en su cama, desnuda, saciada y cansada, pero en medio de la noche, cuando me desperté por un momento, sentí sus brazos atrayendo mi cuerpo al suyo. Nunca antes, con ninguno de los hombres con los que había dormido, había hecho eso. Su cuerpo me dio calor y se amoldo tan fácil que parecía que de verdad llevábamos años compartiendo cama.

Todo lo que pasó en esa noche se resumió en una sola cosa. Estaba distrayendome. Namjoon aún era mi objetivo principal y estaba dispuesta a concretar esto como un pequeño desliz, porque yo no le interesaba a Jungkook, ni él a mi. Sin embargo no podía negar que en sus brazos me sentí protegida, y eso estaba mal.

A pesar de aún tener el deseo de estar con él una vez más, no podía. No había que mezclar las cosas, esto era un trato y tenía que cumplir con él.

En medio de todo el caos que se desarrollaba en mi cabeza, traté de aprender mi reacción al verlo al día siguiente. Hoy por la mañana fue muy incómodo, él actuó de manera natural, incluso me hizo café, pero yo no pude, apenas lo miré y si respondía alguna pregunta lo hacía con monosílabos, él evidentemente lo notó y de alguna manera sonrió. Cuando me despedí porque tenía que venir a casa lo hice lo más rápido y callado que pude.

En navidad, con su familia, no podía hacer eso. Faltaban menos de veinticuatro horas para verle la cara de nuevo y tenia que asegurarme que mi expresión fuera de tranquilidad y simular el hecho de que talvez acostarme con él solo me había afectado un poco.

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Diciembre, 25

— Arumi... ¿me estas escuchando? — la voz de Jungkook estaba siendo claramente escuchada por mi oído, simplemente no había encontrado manera de responder porque lo recordé a él gimiendo de placer cuando ambos estábamos en la tina de su casa.

— Mmmm. ¿Qué decías? — pregunté de nuevo.

— Ahg. Que para que todo esto sea más creíble necesito ir y recogerte a tu casa. No puedes venir a casa de mis padres en tu auto porque si no mi mamá molestará con eso toda la noche.

— Esta bien, puedes venir — respondí con la voz baja, tratando de controlar mis pensamientos y ordenarlos para que todos ellos se enfocaran en algo más que Jungkook — ¿A qué hora tengo que estar lista?

— A las siete, en punto. Odio a las personas impuntuales pero dado que eres mujer esperaré en tu puerta hasta las siete con cinco.

— ¿Siempre tienes que ser así?

— ¿Así como?

— Nefasto. No te preocupes, estaré ahí a las siete en punto — rodé los ojos y confirme la hora. Solo faltaban cincuenta minutos para las siete — ¿Algo más? — mi voz salió con burla.

— Sí, ponte algo normal, no quiero a un cisne en la mesa familiar.

— No puedes poner mi nombre y la palabra "normal" en una misma frase.

— Solo trae algo cómodo, no vas a cenar con la familia real — se escuchaba molesto y un poco hastiado — Tengo que colgar.

Rodé los ojos y antes de que él lo hiciera lo hice yo.

Apresuré a vestirme y muy pese a que me dijo que usara algo "normal" me vestí a como yo quise. Un vestido rojo con brillos por todos lados, sin mangas y mis zapatos más altos fueron mis acompañantes ñara esta noche.

Tomé mi bolso, un abrigo y guantes para bajar las escaleras deteniendome en seco cuando vi a Kim Namjoon al pie de ellas.

— Oh, Arumi —sonreí y me apresuré apresuré bajar.

Namjoon... ¿Qué haces aquí? — pregunté, emocionada y extrañada a la vez.

— Vine a dejarle unas papeles a tus padres — hablaba mientras sonreía, luciendo sus blanquecinos dientes y sus hoyuelos a la misma vez — Jimin me lo pidió.

— Ellos no están en casa... — me acerqué a él y traté de comprender como era posible que existiera un ser humano tan guapo y elegante como él — ... se fueron de viaje esta mañana.

— Sí, ya me di cuenta. En todo caso los he dejado en el despacho de tu padre.

— Gracias — sonreí en medio de la incomodidad y nerviosismo — ¿te irás ya?

— Sí, veo que vas de salida — me miro de pies a cabeza y sonrió con elegancia — ¿Algún novio?

— Algo así... — esa respuesta podía hundirme, pero decidí jugar un poco. Su semblante de la nada se volvió serio y arrugó las cejas.

— ¿Jeon Jungkook?

— ¿Lo conoces? — pregunté sorprendida.

— Algo he oído de él — respondió con una sonrisa ladina — Ya sabes, tiene un gran talento con los autos.

— Ah, sí. Tu estuviste en el evento...

— Lo conozco desde antes... — se acercó a mi y tocó el collar de perlas que llevaba en el cuello — ... por eso te digo que debes de tener cuidado con él.

— ¿A qué te refieres? — pregunté con más curiosidad.

— Pregúntale por Suri — sonrió con malicia  y se alejó de mi — Buenas noches, Arumi.

Se fue sin que yo pudiera responder algo. Al segundo que él salió de casa mi teléfono vibró en mi bolso. Jungkook estaba fuera así que tenía que apresurarme, sin embargo tenía una pregunta más importante ahora, ¿quién era Suri?

Me acerqué al auto de Jungkook, serenando mi expresión y tratando de actuar menos tensa. Jungkook me esperaba fuera, con una camisa blanca de botones con las mangas recogidas hasta los codos y algunos botones del pecho abiertos, un pantalón de mezclilla negro, unas botas militares y un abrigo negro, formaron el atuendo perfecto para volver a cualquier mujer loca, incluyéndome.

— Pensé que tenía que ir por ti adentro — sonrió y se hizo a un lado para abrir la puerta — Vamos, entra.

— Hola Jungkook, también estoy muy bien y me alegra verte de nuevo — rodé los ojos y avancé hasta el auto — Maleducado.

— Hablamos por teléfono hace menos de una hora, te dije todo eso por teléfono.

— Pues no lo recuerdo...

— ¿De la misma manera que no recuerdas que te dije que debías ponerte algo normal y cómodo? — me abroche el cinturón y no dejé de mirar al frente porque su mirada era cautivadora y él estaba muy guapo.

— No me puse algo normal por esa misma razón, porque es normal. Y estoy cómoda de esta manera.

— No lo estarás cuando lleguemos a casa — cerró la puerta y se fue hasta el otro lado.

Me dispuse a mirar por la ventana porque cada vez que lo miraba los recuerdos de nosotros dos en la cama venían de nuevo a mi cabeza y cada que eso pasaba no podía evitar apretar las piernas y acalorarme de más.

— ¿Qué te pasa? — el auto ya estaba en marcha y aunque quería de verdad verlo, mantuve la cabeza quieta al lado de la ventana.

— Nada...

— No me jodas, se que te pasa algo — negué y le di una pequeña mirada — ¿Fue por Namjoon? Me saludó cuando salió de casa.

— No, no es por él.

— ¿Estás segura? — asentí — ¿me fuiste infiel?

— Escúchame bien, Jungkook. Tu y yo no somos una pareja ni nada de eso, sí, nos acostamos muchas veces en la misma noche y puede que ese haya sido el mejor sexo de toda mi vida en estos años pero eso no significa nada — me di la vuelta y el muy desgraciado se estaba riendo — No estoy jugando, debemos olvidar lo que pasó y no volverlo a hacer.

— Eso era justo lo que esperaba escuchar. De verdad, no tienes que preocuparte porque pueda pensar que somos una parejita. Sin embargo no estoy de acuerdo con el último punto — lo miré con duda — Podemos seguir disfrutando de esto, de verdad me siento halagado que entre todos los hombres con los que has estado yo sea el mejor, sin embargo puedo asegurarte que puedo serlo aún más.

— ¿Qué estás tratando de decir?

— Que a este "trato" podemos agregarle una cucharada de azúcar. Podemos seguir compartiendo nuestro cuerpo y asegurarnos de que solo será eso.

— ¿Qué pasará si Namjoon y yo llegamos a tener algo?

— Sientete libre de decírmelo, pero quiero asegurarme de que mientras estés durmiendo conmigo no lo estés haciendo con nadie más.

— Eso es estar en una relación...

— No lo es. Solo te estoy pidiendo que, en el dado caso, tu Romeo se decida a estar contigo me avises con tiempo anticipado.

— ¿Qué pasa si tu te enamoras de mi?

— Eso no pasará. Yo no me voy a enamorar de ti, ni tu de mi — el auto seguía en marcha al igual que mis pensamientos.

— ¿Solo sexo?

— Solo eso... Yo te seguiré ayudando con tu problema y tu cumples tu parte del trato.

— Esta bien... — seguramente lo lamentaría después.

— Genial... — enfilo en auto a un lado del carrir para aparcarse — Hemos llegado.

Desabroche mi cinturón de seguridad y abrí la puerta. Estábamos en un barrio tranquilo del ocupado Seúl.

— Es casa de mi hermano — me baje del auto y Jungkook se acomodó a mi lado — Ya sabes, finge ser la novia más feliz del mundo y prepárate, habrán preguntas.

— ¿Y si no les agrado? — empezamos a caminar y el nerviosismo en mi incrementó.

— Solo trata de ser tu, ya se que aparentas muchas cosas.

Entramos a un hogar acogedor, rodeado de decoraciones navideñas, música y olor a comida. Jungkook me ayudó a quitarme el abrigo y los guantes, poniéndolos en un perchero rojo que habia en una esquina de la entrada.

— Quítate las sandalias — buscó en un cajón unas pantuflas acolchadas y me las dio — Ponte estas.

Empecé a desatarme las sandalias y observé como él se quitaba el abrigo y acomodaba su largo y sedoso cabello a un lado de su cara.

— Tu casa es muy bonita — avancé un poco y observé a mi alrededor, con los pies cálidos me sentía mejor que bien.

— Es casa de mi hermano — me acompañó por un pasillo hasta que llegamos a la sala principal.

Toda su familia estaba sentada alrededor de una mesa llena de alimentos. Estaba su mamá, la primera en sonreír hacia mí, a si lado había un señor bastante parecido a Jungkook, frente a él había una mujer bastante joven y guapa que se dio la vuelta para sonreírme y tomado de su mano estaba un hombre que, según supuse, era el hermano de Jungkook. En una esquina, aislada de todos estaba una adolescente gótica, mirándome con curiosidad.

— Buenas noches — Jungkook puso su mano en mi espalda baja y me empujó para que pudiera caminar hacia la mesa — Ella es Arumi.

— Hola — todos respondieron el coro.

— Soy Dami — la mujer joven se levantó y me dio un abrazo — Bienvenida a la familia.

— Gracias...

— Una introducción rápida — Jungkook se apresuró y empezó a señalar a su familia — a mi mamá ya la conoces. Él es mi papá, Jung Tae — levanté la mano en saludo hacia el señor que me sonrió con calidez — él es mi hermano mayor, Junghyun, su mujer Dami y aquella emo que está en la esquina es mi hermana, Juli.

— Es un gusto — hice una pequeña reverencia, tratando de parecer confiada.

— Ven a sentarte, hija — la mamá de Jungkook sonreía con genuinidad.

Jungkook me acompañó hasta mi lugar y tomó asiento justo al lado mio. Todos parecían tan tranquilos y cálidos, así que logré relajarme.

A mi lado estaba la hermana de Jungkook, observándome con mucha curiosidad.

A pesar de apenas estar entrando en su casa, ni siquiera habíamos empezado a comer y con unas pocas palabras cruzadas, logré sentirme tranquila.

— Necesitamos comer para que todos entremos en confianza — la mamá de Jungkook se puso de pie y empezó a mover platos en la mesa.

Todos sonreímos.  Me sentí cobijada por el amor de esta familia, justo como nunca antes me había sentido en mi casa.

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