ℙ ℝ 𝕆 𝕃 𝕆 𝔾 𝕆
-Arumi, 22 años.
— ¿Estás segura de que esto va a funcionar, Arumi? — la voz de Yeeun me desconcentraba por completo de mi trabajo.
— Sí, y cállate. Nos escuchará.
Justamente ahora estaba en medio de algo muy importante, bueno, para mi lo era. Iba detrás de mi hombre.
Me enamoré de él desde que tenía quince años, fue inevitable. Fue como una completa revelación, juré que pude haber visto luz saliendo de su rostro en el momento en que lo noté.
Kim Namjoon era el hombre perfecto. Tres años mayor que yo, y por eso era inalcanzable. Había intentado por activa y por pasiva que se anamorara de mi, pero él solo me ignoraba, solo me miraba como la pequeña hermana de su mejor amigo.
Jimin lo llevo a casa en mi fiesta de cumpleaños número quince, y desde entonces se había vuelto demasiado cercano a la familia. Siempre que quería llegaba a visitarnos, como siempre en compañía de Jimin. Mi hermano y él tenían un negocio combinado separado de su herencia como hijos de magnates que eran.
Namjoon era amable y caballeroso, todo lo que querías en un hombre, pero yo específicamente no esperaba a un maldito caballero. Quería a un hombre que me tomara como a una mujer de verdad, alguien que no solo me viera como una molesta niña, pero no importaba que tanto me esforzará, Namjoon jamas me veía de la manera en la que yo lo hacía con él.
Desde mis quince años he estado enamorada de él, haciendo de todo con mi apariencia para que él por fin notara lo hermosa que soy y existiera la oportunidad de unir a nuestras familias. Yo ansiaba casarme con él, tener muchos hijos a su lado y ser la esposa perfecta, pero no había manera.
— No creo que entrar a su casa a escondidas sea algo que alguien normal haría — Yeeun murmuraba por lo bajo lo mal que estaba actuando al entrar sin permiso a la casa de Namjoon.
— Es por una buena causa. — caminé de puntitas por el salón, encontrándome con la belleza arquitectónica que rodeaba su cómoda sala de estar.
— Él ya te ha dicho que no le gustas...
— Él no dijo eso. El dijo "eres muy guapa Arumi, pero ahora estoy con alguien" — trate de imitar la voz varonil de Namjoon, recordando las palabras que me dijo el día que me cole en la habitación de hotel en la que estaba luego de la fiesta de compromiso de mi hermano — además, eso ya es pasado.
— Eso fue el mes pasado, es muy reciente, Arumi.
— Ya, pero él y la tonta de Yuriko ya no están juntos — aunque me doliera aceptarlo, Namjoon había mantenido Incontables relaciones con muchas mujeres diferentes, no tenía ni la más mínima idea de que les veía, y por una muy mala parte, yo me había comparado con ellas incontables veces.
— Eso no significa que te quiera. ¿No es mejor rendirte?
— Eso jamás, yo soy Park Arumi, yo no me rindo.
El plan era simple, yo me iba a colar a su habitación por la noche, para hacer que de una buena vez tomara mi cuerpo con pasión. Me había estado guardando para él todos estos años, pero simplemente no podía soportarlo más.
Le pedí ayuda a Yeeun porque ella era su secretaria y tenía una llave del piso de Namjoon, así que era de mi beneficio, pero ella hablaba mucho y empezaba a desesperarme.
Mientras más me acercaba a su habitación unos pequeños sonidos se hacían más fuertes. No eran cualquier sonidos, eran gemidos.
La puerta de su cuarto estaba abierta, y mis ojos y los de Yeeun se agrandaron cuando vimos lo que pasaba dentro.
Kim Namjoon el fortachon, estaba atado a la cama mientras dos mujeres le hacían el trabajo sucio en su cuerpo, él parecía disfrutar mucho, mientras a mi todas mis ilusiones de porfin estar con él hombre que me gustaba se venían abajo una vez más.
— Te lo dije — Yeeun susurró bajito en mi oído, mientras mi corazón se rompía por talvez la doceava vez.
— Vamonos, Yeeun — tratando de que las lágrimas no salieran tome a mi amiga de la mano para guiarla hasta la puerta y marcharnos.
Una vez afuera me lancé a llorar.
— Ay no puede ser, ¿de verdad?
— ¡Ya, es muy doloroso para mi!
— Tu sola te provocas este tipo de dolor porque yo ya te había dicho que el señor Kim no te ve como una mujer. Si se mete contigo sería como meterse con su hermana.
— Eso no ayuda mucho, Yeeun — me sequé las lágrimas con una toallita que llevaba en mi bolso Chanel.
— ¿Por qué mejor no lo intentas con otro hombre?
— ¿Hay algún otro hombre mejor que Namjoon? — en mi interior lo dudaba, o talvez en ese momento estaba ciega.
— Muchos. Eres guapa, rica y muy...muy...
— ¿"Muy" qué?
— ...muy tu — Yeeun me abrazó y me guió hasta el elevador — piénsalo Arumi, podrías ser feliz con otro hombre.
— No quiero...
No quería y no podía, Namjoon me gustaba mucho como para renunciar a él. No importaba si hoy había roto mi corazón, mañana yo iría por él una vez más.
Jungkook, 24 años.
— ¿Por qué no viene, Hobi? — se suponía que mi prometida tenía que estar aquí hace unos cinco minutos.
Estaba a punto de casarme con la mujer de mi vida, la mujer que más amaba y que había elegido para amar por toda la vida.
Nos conocimos desde la secundaria, fue amor a primera vista, ella me deslumbró con su personalidad encantadora, inteligente y amable, toda ella, reducida en una sola palabra era perfecta.
Hemos estado juntos por seis años, así que pensé que era momento de dar un paso más, de convertirla verdaderamente en mi todo, ya no podía esperar más, la quería conmigo, desde que la conocí mis planes con ella siempre fueron el matrimonio, porque mi papa me dijo que si no piensas en el matrimonio con tu pareja actual es porque estás con la esposa de otro hombre.
En estos seis años habíamos cavado nuestro camino hacia el amor, respeto y la pasión. A ella le gustaban los libros, podía pasar horas leyendo y escribiendo reseñas de los libros que compraba, también era una loca de la gramatica, todo lo corregía, y puedo decir que sentía mucho placer por ver letras, por ello había estudiado literatura y gramática. Yo por otro lado era más del camino aventurero, lo mío eran las motos y los autos, mi padre me lo heredó.
Estudié ingeniería mecánica por tres años, me preparé tanto como pude porque quería darle un futuro excelente a Suri, porque ella se lo merecía. Lo logré, cada maldita cosa que me propuse lo logré. Conseguí levantar mi propio taller y no solo eso, también tenía un estudio que se encargaba de restaurar autos viejos y convertirlos en verdaderas reliquias para cualquier coleccionista. Desde siempre conté con el apoyo de mis padres y de mi hermano, gracias a ellos, y al amor que me impulsaba a hacer las cosas por Suri, lo logré.
— Relájate hermano, solo han pasado cinco minutos. Las mujeres siempre tardan — y lo sabía, pero eso no aplicaba en Suri, ella era un ejemplo de puntualidad.
— Él corbatin me está apretando — yo no era de usar trajes, pero era mi boda, Suri me mataría si me miraba con algo que no fuese formal — estoy desesperado.
— Cálmate.
— Llama a Kiria, pregúntale por donde vienen — Hoseok suspiró y se alejó para hacer la llamada.
Me quedé observando a mi alrededor, mi mamá sonreía junto a mi papá, felices de ver que su pequeño hijo estaba subiendo al altar para esperar a su futura esposa, mi hermano mayor ayudando a su muy embarazada novia a quedarse quieta, pero mi cuñada nunca hacía caso.
Decidimos hacer esto muy personal, talvez, solo eran cien invitados, demasiado para mi, me tomaría mucho tiempo estar con ellos y yo la verdad prefería pasar el tiempo con mi chica, pero a Suri le encantaban este tipo de cosas. No pude decirle que no. Mis suegros no daban ni sus luces, me odiaban, sí, pero Suri los había convencido de que tenían que venir.
Su odio hacia mi era simple, Suri era de una familia millonaria, yo venía de una familia que cada día tubo que salir a trabajar para ganarse el pan de diario, no me avergonzaba. Sin embargo, por Suri me había encargado de hacer de todo para que ella no dudará de que conmigo no iba a perder todas las comodidades que tenia en casa. Incluso por ella compré un apartamento en el centro, uno bastante lujoso que me costo casi un ojo de la cara, pero sabia que le iba a gustar.
Hoseok apareció frente a mi, con una cara de preocupación terrible.
— ¿Y bien? — él me miró de manera indescifrable.
— No va a venir...
— Deja de jugar, Hobi — su cara no cambiaba, empecé a preocuparme de verdad.
— Kiria dice que se fue con Jeongin.
— ¿Cómo que se fue con ese imbecil? — mi sangre estaba hirviendo, odiando muy en lo profundo de mi ser el hecho de que ese imbécil, que siempre había estado tras Suri, hiciera acto de presencia ahora.
— Te dejó, Jungkook. Suri no se va a casar — mi mundo se detuvo.
La mirada apenada de Hoseok me rompió, y ver el caminado decaído de Kiria, quien se asomaba por la puerta, me confirmó que no era una broma.
Mi mamá también parecía saberlo, corrió hasta mi para abrazarme. Todos en el lugar empezaron a levantarse y me veían con pesar, todos y cada uno de ellos estaban viendo ahí mismo como fui dejado en el altar.
La única pregunta que existía en mi ser era ¿por qué me dejó? Una respuesta, sus padres. Siempre habían estado en contra de todos, pero eso nunca la habia detenido, jamás, siempre estaba conmigo. ¿No me amaba? No, ella siempre lo demostró, las personas no podían fingir el amor.
Un dolor agudo se instaló en mi pecho, era el fin de todo. Todo lo que malditamente hice por ella, todo, ya no importaba.
Mientras mi mamá me abrazaba, sentía como mi corazón se rompía más profundamente, porque no había manera de que algún día yo pudiese olvidar esto. No había manera de superarla.
•••
Intenté llamarla muchas veces, todas ellas tratando de escuchar su dulce voz y preguntarle la razón. Todas las veces que llamé fueron a buzón y el maldito "Te has comunicado con Bang Suri, ahora no puedo atenderte pero deja tu mensaje y llamo más tarde". Ya ni siquiera sabía cuantas veces le dejé un mensaje, o cuantos correos dejé en su celular, ni uno de ellos fue respondido.
Mi vida se redujo a la nada, alcohol y cigarrillos eran todo lo que me ayudaba a sobrevivir. Vendí el apartamento y regrese a mi viejo hogar, justo arriba de mi taller. Mis días se reducían a estar en casa o el taller.
Después de ella, las mujeres y los compromisos estaban fuera de mi vida. Y sí alguna vez me enamoraba de nuevo, definitivamente las mujeres millonarias estaban fuera de mi lista.
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