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ℕ 𝕌 𝔼 𝕍 𝔼

JUNGKOOK

Definitivamente fue una mala idea. No debí traerla al taller porque al minuto en el que entro aquí los problemas empezaron a aparecer.

— Jungkook, ¿Cómo diablos yo voy a saber cuál es una llave “y"?

— Imaginala. Si se llama llave Y es porque tiene forma de Y.

— Aún así, no sé dónde está — se encogió de hombros y se dio la vuelta, para ignorarme por vigésima vez en la mañana — Búscala por ti mismo.

Suspiré y me levanté del piso, decidí que ir por mi cuenta a buscar la llave era mejor que pedirle a ella que hiciera algo.

— Sabes, si buscaras a alguien que te limpié este lugar seguro no luciría como basurero y encontrar las cosas resultaría más fácil.

— Eso o tú no buscas bien.

— Tienes que aceptar que este lugar es un jodido cochinero.

— Entonces límpialo tu.

— Hay grasa y suciedad, ayer yo fui a hacerme la manicura. Estas loco si piensas que voy a meter mis manos.

Suspiré cansado de escuchar sus quejas, desde que llegamos aquí no había dejado de soltarlas.

— Entonces… Siéntate por algún lado y deja de hacer ruido.

— Te dije que era mala idea traerme aquí. El trabajo no fue hecho para mi.

— Si te esforzarás un poco más serias útil para mucho.

Torció los labios y se sentó en un mullido sillón que tenía en una esquina. Cruzo los brazos sobre su pecho y empezó a observar todo. Yo decidí que era tiempo de tomarme un descanso.

— ¿Cuánto tiempo llevas con esto? — su pregunta hizo que detuviera todos mis pensamientos, porque el sentimiento de pasión y fervor empezaron a tomar mi ser.

— Más o menos desde siempre — me senté en el brazo del sillón mientras abría la lata de cerveza — esto era de mi papá pero me lo heredó a mi.

— ¿Y es lo que en verdad quieres hacer?

— Sí. Tu solo miras un lugar sucio y lleno de cosas, yo veo un lugar donde algo puede entrar hecho basura — señalé al Mustang en el que estaba trabajando — … y puede salir en oro puro — apunté a un Volkswagen que estaba del otro lado del taller.

— ¿Cuánto tiempo te lleva restaurar un auto?

— Mmmm, depende. Ese Mustang que esta ahí me ha llevado tres años.

— Eso parece mucho tiempo — asentí con pesar.

La verdad es que por más que intentaba aún no podía encontrar la pieza faltante para hacer que la chatarra encendiera.

— ¿Por qué no lo olvidas? Te ha tomado mucho…

— No soy de los que se rinden fácilmente. Tengo el conocimiento para repararlo pero aún no he encontrado la pieza.

— Si yo fuera tu, ya lo habría dejado.

Me reí. Me di cuenta que en menos de veinticuatro horas me había reído más con esta mujer que en los últimos dos años.

— ¿Y tu? ¿Tienes aspiraciones, sueños o algo parecido?

Se puso en pie y empezó a andar de un lado hacia otro.

— Quiero convertirme en esposa de Namjoon.

Torcí los ojos porque esperaba que ella estuviera jugando. Eso no era un jodido sueño.

— Eso no es un sueño, Arumi.

— Sí lo es. Cada quien tiene un concepto diferente de sueños y aspiraciones, el mío es ese. He ido tras él desde que tengo memoria, fue el primer hombre que me gustó.

— Y tu a la fuerza quieres que sea el último. Tienes que buscar algo más, Arumi. Cuando una relación falla te das cuenta que debiste buscar más pilares para apoyarte cuando uno fallaba.

Sabía que estaba hablando de más, sin embargo seguí adelante.

— Pareces tener mucha experiencia en esto del amor, sin embargo dejas que tu mamá te busque novia.

— No tengo mucha, solo digo lo que está a la vista.

Con sus manos empezó a tocar una foto que tenía en una repisa a un lado de la puerta de mi oficina. La foto era de mi familia, en aquellos años en los que fui feliz y me sentí completo. Sin embargo, no me percaté que al final de la repisa había otro cuadro más pequeño con una foto mía y de Suri dentro. En un arranque de enojo recorté su cabeza con una tijera y volví a meter la foto dentro, para recordar constantemente lo mucho que esa mujer me había lastimado y así tratar de olvidarla.

— ¿Quién es ella? — ya esperaba su pregunta, pero no iba a darle la respuesta que quería.

— Nadie importante. Déjala en su lugar.

— ¿Una ex-novia?

— Olvídalo, Arumi. He pasado dos años ignorando eso y si no te importa me gustaría llegar al tercero.

— Mmmmm. Tienes muchos secretos…

— Todos los tenemos — me hice a un lado, poniéndome de pie y tratando de llegar hasta ella ñara quitarle la foto.

Le arrebate la foto de las manos y la tiré al tacho de basura, ignorando su mirada amenazadora y tratando de actuar normal.

— ¿Puedo hacerte una pregunta más? — se acercó a mi y puso sus manos a un lado de mi pecho, justo sobre mi corazón.

— Si te digo que no eso no te va a detener.

— ¿Qué significa la frase que tienes en latín escrita en el pecho? — acarició justo donde tenía su mano y empezó a deslizar su mano hacia el lado de los botones de mi overol.

— “Engañoso es el corazón más que todas las cosas”

Me aparte de ella y busqué de nuevo la llave para empezar a trabajar otra vez. Bajo su atenta mirada me sentí cohibido, había hablado mucho con ella, mucho de algo que aún me lastimaba. Por más que tratara de evitarlo, todas las noches tenía pesadillas y el sudor helado estaba presente sin falta producto del suceso de hace dos años. Aún me lastimaba.

Cada noche seguía un patrón y por más que tomara pastillas no podía evitar despertarme siempre a las dos de la mañana y sudar helado. Por esa razón, no dejaba que nadie pasara las noches en mi casa porque de hacerlo mis acciones podían ser acusación suficiente para convertirme en psicópata.

— ¿De donde rayos sacaste esa frase?

— De la Biblia — le dije. No mentía, después de criarme en una familia más o menos cristiana había aprendido muchas frases religiosas, y esa era una que recordaba muy bien.

— Eres demasiado raro.

Me metí bajo el auto y empecé a apretar unas cuantas tuercas. Inesperadamente ella se acostó al lado del auto y metió su cabeza debajo y empezó a observar lo que hacía. No dijo nada, no soltó ni una sola pregunta, solo observó. Mientras yo trabajaba ella trataba de estar en silencio y prestar atención a lo que hacía.

— Después de esto… ¿Qué planeas hacer? — me preguntó en voz baja — ¿Planeas dejarlo algún día?

— Sí. Eso va a pasar cuando me jubile y odio hacer planes. No sirven de nada porque en medio de la jornada te encuentras con algo más atractivo y te desvías por completo.

— Pareces tan organizado que me es difícil creer que no te gustan los planes. ¿Desde cuando no te gustan?

Ajuste una tuerca y la quedé viendo fijamente a los ojos. De manera rara estos eran de color café claro, podían parecer transparentes y cautivadores. Muy peligrosos, ella tenia la habilidad de hablar solo con verte.

— Desde hace dos años.

— ¿Quieres hablar de ello? — preguntó amable.

— No.

Me hice un poco más alejado de ella, moviendo mi cuerpo al otro extremo del auto, ella entendió mi alejamiento como fin de la conversación y se levantó de donde estaba.

— Voy a ir a husmear por ahí — escuché si voz muy clara, sonaba irritada — llámame cuando sea hora de irnos a comer.

┤⁛⁛⁛⁛⁛⁛⁛⁛⁛⁛⁛⁛⁛⁛├


Pasó una hora y aún no había tenido noticias de Arumi, se que se encerró en mi oficina, seguramente estaba revisando todo.

— ¡¿Jeon?! — la voz de Hoseok resonó en el taller — Papi Hoseok está aquí.

Suspiré profundamente.

— Yah, que difícil es manejar hasta aquí — se acercó a mi y puso una bolsa llena de cervezas sobre la mesa que estaba a un lado del  sillón — ¿Tienes tiempo?

— Iba a salir a comer — me limpié las manos y tomé una de las cervezas que estaban en la bolsa.

— Bien, hay que comer juntos — se acomodó en el sillón y empezó a trastear si teléfono.

— Eh, la verdad es que no…

— ¿Quieres pollo frito? — ignoró lo que le dije y siguió buscando en su teléfono — ¿pizza?

— No… esto… yo no — no pude continuar hablando porque Arumi salió de mi oficina.

— Oye, Jungkook. Encontré esta cadena en tu oficina mientras la limpiaba, ¿es de esa ex novia misteriosa? — agitó la cadena frente a mi ojos, al instante supe de quien era y corrí a ella para quitársela — No, dime de quien es — levantó la mano hecha un puño, evitando que la tomara.

La tomé de la cintura y empecé a forcejear con ella e intentar quitársela. Producto de sus movimientos ambos chocamos contra la repisa y botados algunas cosas. Una enorme bola de cristal cayó sobre mi pie, martillazo fuertemente.

— Ummmm, ¿hola? — Rayos, Hoseok estaba aquí.

Quería gritarle a Arumi por lo que había hecho, porque mi pie justo ahora estaba sufriendo. Suspiré profundamente y me alejé de Arumi, ella estaba colorada y me mostró la mano en la que tenía la cadena, se la quité rápidamente y me la guarde en el bolsillo. Separé mi cuerpo del de Arumi y enfrente a Hoseok.

— ¿No vas a presentarla, Jungkook? — Hoseok estaba sonriendo frente a mí.

— Mmmm. Arumi, Hoseok. Hoseok, Arumi — hice las presentaciones rápidas y me moví a un lado, tratando de disimular la incomodidad.

— Mucho gusto Arumi, soy Hoseok — mí amigo paso a un lado mio y le dio la mano a Arumi.

— Un gusto… — apenas y la oí decir eso.

— Supongo que la comida de hoy será para tres — él sonrió al igual que ella, estando ya más relajada se sacudió la ropa y asintió.

— Voy al baño… — pasó rápidamente a un lado y en ese mismo momento más problemas se avecinaron.

Una silueta entró por la puerta principal, ya sabía a quién pertenecía y no era muy agradable justo ahora.

Evidentemente nada podía salirme bien, las cosas en mi vida nunca habían marchado bien. Una cosa era tener a Hoseok aquí y presentar a Arumi como a  una simple amiga y otra muy distinta era que mi mamá se presentará aquí y mencionara a la  rubia como a  mi novia, porque Hoseok iba a molestarme.

— ¡Jungkookie! Mamá está aquí — la voz cantaría de mi mamá irrumpió en mi taller. Entre todas las personas ella era la menos indicada para estar aquí.

— ¡Señora Jeon! — Hoseok corrió a recibirla y la abrazó con mucho cariño — ¿Qué la trae por acá?

— En un día frío como hoy, nada mejor que la comida de mamá.

— Mamá, no debiste conducir justo ahora. Es peligroso — fui hasta ella e intenté quitarle las bolsas pero se negó.

— Tu papá no está en casa y no quería comer sola — puso su mejor cara de pena y se movio hasta buscar un lugar para acomodar todo.

— Genial ahora seremos cuatro — Hoseok se movió hasta donde estaba ella y empezó empezó ayudarla para sacar las cosas.

— ¿Yeonjun esta aquí? Pensé que era su día libre.

— No, una chica — Hoseok presumió con orgullo — Se llama Arumi.

— Ah, ¿tu novia, Jungkook? — Diablos, ahí estaba.

— ¡¿cómo?!

Como si el destino contra mi y Arumi regreso del baño, mi mamá sonriendo en grande fue hasta ella, Hoseok me dio una mirada pícara y yo suspiré profundamente.

— Eres un desgraciado, te lo tenías callado — Hoseok habló bajito y me dio un codazo.

— Deja de decir estupideces.

Mi mamá tomó la mano de Arumi y la trajo con nosotros.

— Que alegría que estés aquí — mi mamá estaba sonriendo. Arumi tenía la cara roja con vergüenza — Vamos a poder comer todos juntos.

— Eh… en realidad — ella dirigió su vista hacia mi y demostró su nerviosismo — tengo que irme.

— ¿Pasa algo? — Hoseok se hizo a un lado y empezó a sacar todo de los empaques — Puedes irte después de comer.

— No, de verdad se lo agradezco pero mi mamá me esta esperando — sabía que estaba mintiendo — ¿Puede ser otro día?

— Claro que sí, recuerda que tenemos la cena de navidad — mi mamá acariciaba sus brazos y ella aceptaba sus caricias demasiado tranquila.

Yo estaba como tonto de pie, no esperaba que ella se marchara pero si no se sentía tranquila o cómoda, no iba a obligarla a estar aquí. Me acerqué a ellas dos y tomé a mi mamá de los hombros.

— Sí, mamá, ella estará en la cena.

— Bueno hija, nos vemos en la cena — Arumi asintió y se hizo a un lado para buscar sus cosas y despedirse.

— Bien… adiós — hizo una reverencia hacia mi mamá — fue un gusto Hoseok — movió la mano en su dirección y este le respondió igual — Eh, adiós Jungkook.

— Oh vamos, no sean tímidos. Pueden besarse, Hoseok y yo no vamos a mirar — mi mamá se apartó y me empujó para que según ella la besara — Vamos, dale un beso.

Miré a Arumi fijamente y me disculpe con la mirada. Me acerqué a ella y la tomé de los hombros para darle un pequeño beso.

— Los Jeon no besamos así — mi mamá y Hoseok estaban atentos.

— Mamá, dijiste que no ibas a mirar. Ella está incomoda.

— ¿Lo estas? — su pregunta fue dirigida hacia Arumi.

— Mmm… yo… no — su respuesta me sorprendió así que no tuve de otra más que acercarme a ella.

Tome su rostro entre mis manos y lentamente acerqué mis labios a los suyos. El toque fue suave y tranquilo, demasiado bueno. Ella tomó la iniciativa y apretó sus brazos alrededor de mi cuello y empezó a mover la boca, metiendo su lengua en mi boca y dejándome disfrutar de su sabor le devolví el beso de la misma manera. Nuestras bocas provocaban sonidos placenteros y de alguna manera sucios.

Moví mis manos hasta su cintura ya la acaricié apretándola contra mi cuerpo.
Sabía tan bien, un sabor personal, algo que no podía comparar con nada que haya probado antes. Las mujeres con las que me había besado antes solo eran buenas, no memorables como Arumi. Ambos nos separamos y unimos nuestras frentes, sus mejillas estaban rojas al igual que sus labios.

— Mucho mejor — mi mamá estaba encantada al igual que Hoseok.

— Bueno yo… me voy — sonrió y paso a mi lado para salir del taller.

— Ella es linda  — mi mamá estaba contenta.

Negué con la cabeza y me acerqué porque el olor de la comida era estupendo. Aun tenia el sabor de los labios de Arumi en mi boca,  su delicioso y suave sabor.

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