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ℂ 𝕀 ℕ ℂ 𝕆

ARUMI

Me desperté de mi sueño producto del olor fuerte a café mezclado con vainilla. Me sentía rara, primero porque nunca antes había olido ese tipo de café y segundo era más que claro que no estaba en mi cama.

Para empezar, tenía una camiseta blanca anodina con unas letras negras que decían "Taller Jeon" y por si eso no era suficiente tenía una gran estampa de un auto a medio reparar. Terrible.

Me levanté de puntillas para ir en busca de la persona que me trajo aquí en contra de mi voluntad, la camisa era ya una pista suficiente, además solo conocía a un hombre de apellido Jeon, entonces todo lo que pudo venir a mi cabeza fue su arrogante rostro.

Primero decidí pasar por el baño porque seguramente mi cara estaba hecha un asco producto del maquillaje y segundo porque tenía que ocuparme de mis necesidades para después pelear con gusto.

Observé toda la habitación a mi alrededor dándome cuenta de que todo era negro. Hasta la jodida lámpara. Al menos era ordenado y no iba a negar que olía bien. El baño igual tenía azulejos negros y la llave del lavamanos era negra, también. Observé en el espejo mi cara y me di cuenta de que toda estaba limpia y sin una sola gota de rimel derrado.

«¿Me limpió el rostro?»

Tenía que averiguar como fue que llegué aquí, no recordaba nada y la única persona que podía decirme algo estaba a unos pasos de mi. Además, tenía que explicarme por qué carajos me desnudó.

Salí del baño y de la habitación, siguiendo el olor a café. Llegué hasta la cocina y me encontré a un tipo desnudo de cintura para arriba, me observó con su oscura mirada y luego sonrió. Casi sentí vergüenza al dejar que me viera de esta manera, sin una gota de maquillaje, con una estúpida y horrenda camisa y solo en tanga.

— Bienvenida al mundo de los vivos — me dijo mientras se metía un pedazo de pan tostado a la boca.

Empecé a caminar hasta llegar a la barra de la cocina.

— ¿Qué me hiciste anoche? — le pregunté entrecerrando los ojos mientras él con toda la calma del mundo servía una taza de café.

— A parte de salvarte el trasero, nada — me dio la taza de café y retrocedió hasta donde se encontraba inicialmente.

— No recuerdo haber estado en problemas — tomé un sorbo de la taza y me di cuenta de que en realidad sabía muy bien.

— Eso es porque eres la única irresponsable que conozco que es capaz de ponerse hasta las cejas en un bar bastante peligroso, estando ella sola — entrecerro los ojos en mi dirección y me apuntó con su dedo índice — ¿No te han dicho que eso es peligroso?

— No estaba sola... — le dije con voz baja.

— Lo estabas. El mesero no cuenta — suspiré y me di cuenta de que él se estaba divirtiendo.

— ¿Te la estás pasando en grande? — espete enojada por su actitud — De la misma manera en la que lo hiciste anoche denudandome. ¿Te gustó lo que viste?

— Bueno... he visto mejores cuerpos — mencionó poniendo cara de seriedad.

— Eres un jodido imbécil... eso es abuso.

— ¿Jodido? Aún no, ¿imbécil? Tal vez. Debí dejarte en ese bar sin preocuparme porque te pasara algo — me puso un pan tostado enfrente y lo lleno de mantequilla — Y por si no te has dado cuenta, aún llevas las cosas de silicon que cubren tus pezones, así que de mirar más bien nada.

— Me viste el resto de la teta — estaba avergonzada — eso cuenta.

— Lo importante es el pezon — empezó a lavar su taza en el fregadero, mostrándome su ancha espalda — Ah, y también te quité todos los kilos de maquillaje y cremas que te pones en el rostro.

— No te pedí que lo hicieras. Además, pudiste llevarme a mi casa.

— ¿Y cómo? Pedazo de loca. Estabas perdida de borracha, lo único que dijiste fue 'Namjoon' — empezó a alterarse — Deberías agradecerme porque hice contigo lo mismo que me gustaría que hagan si encuentran a mi hermana en un bar. Además, en ningún momento fui abusivo, te quité la ropa porque necesitabas dormir con algo cómodo, no por nada más. No soy un delincuente.

— Yo...

— Yo nada, solo eres una niña rica que parece que no sabe de los peligros que hay fuera — eso hirió mi orgullo porque en parte era cierto.

— Entonces debiste dejarme allí — le dije enojada. Me levanté del taburete donde estaba y empecé a ir a su dirección hasta quedar muy cerca de él — ¿Cuanto te debo por salvar a una pobre niña rica? — escupi esas palabras con furia.

— Claro, la gente como tú solo resuelve las cosas con dinero — me tomó del brazo y lo apretó hasta que llegó a ser doloroso — no quiero tu dinero. Solo di gracias y Lárgate de aquí — apretó los dientes y me soltó.

— Gracias, señor Jeon — me acerqué más a su rostro y pude sentir su respiración chocando con la mía.

— Me llamo Jungkook — parecía como si quería decir algo más pero el timbre sonó de repente — Quédate aquí — ordenó mientras el iba a abrir la puerta.

— Quiditi iqui — dije en una mueca — Estúpido.

— ¡Te escuché! — me gritó.

— ¡Que bueno, ese era el plan!

Llevé mi taza al fregadero y la dejé allí, estaba loco si creía que yo iba a lavar una taza.

— Mamá, ya te he dicho que si vas a venir que avises — escuché la voz de mi "Salvador" mientras los pasos se escuchaban más cerca.

— Vine porque esa foto que me enviaste anoche no es muy creíble — una señora con voz de mayor regañaba a Jungkook.

Ambos llegaron a la cocina y ella me quedo viendo con duda.

— ¿Quién es la señorita? — le preguntó a Jungkook mientras él me daba una mirada amenazadora.

Quería vengarme por lo que había dicho antes.

— Ella es... — lo interrumpí.

— Soy Park Arumi, novia de Jungkook — él me quedó viendo con sorpresa e ira. La que se suponía que era su mamá estaba sorprendida, pero después de unos segundos sonrió.

— Entonces supongo que era por ella la razón por la cual no querías salir con Anna, ¿cierto?

— Mamá, ella... — una vez más interrumpí.

— Cariño, no seas tímido — me acerqué a él y me pegué de su brazo — ¿No le habías dicho sobre nosotros?

— No, cariño. Era sorpresa para navidad — dejé de sonreír y la señora nos aplaudió.

— Sí, ven a cenar con nosotros en navidad — me asusté y vi que Jungkook estaba sonriendo.

— Claro, mamá. Ella irá encantada — Jungkook parecía contento.

— Bueno... si están ocupados es mejor marcharme — se acomodó su bolso y empezó a caminar — Fue un gusto, Arumi.

— Adiós señora.

— Dime Soyeon, si eres novia de mi hijo hay que dejar las formalidades a un lado.

Le sonrió a Jungkook y se fue.

Cuando escuchamos como la puerta fue cerrada Jungkook me quedó viendo con furia.

— Te voy a matar. No sabes lo que acabas de hacer...

— Y yo no puedo creer que dejes que tu mami te busque novia — lo apunté con el dedo. Su cara se puso roja en un evidente signo de estar enojado.

— Veo que quieres jugar. ¿No te han enseñado que no se juega con fuego?

— No, ¿me enseñas tu? — sabía que estaba llegando a terreno peligroso pero no iba dejar que él me humillara.

— A menos que quieras arder no te lo recomiendo — se acercó a mi y trato de tocar mi cabello pero se impedí — ve a buscar tu vestidito y Lárgate.

— ¿No iras a dejarme? — le pregunté ya sería.

— Esa es una pregunta retórica.

— Que poco caballeroso eres — empecé a caminar en dirección a la habitación mientras él estaba de pie en medio de la sala.

— Nunca dije que soy un caballero, menos contigo, rubia.

— Me llamo Arumi, no rubia, ni Chanel.

— Te voy a decir como yo quiera porque te has metido a mi familia, cariño — cerré la puerta de la habitación enojada.

Ya buscaría la manera de vengarme.

┤⁛⁛⁛⁛⁛⁛⁛⁛⁛⁛⁛⁛⁛⁛├

Por suerte el cavernicola de Jungkook sí me encaminó a mi casa, pagué un alto precio en el camino al tener que soportar sus chistes de abuelo.

Como era de esperarse en casa se desarrollaba una tormenta porque no vine a dormir y todos estaban preocupados, tanto que incluso hicieron que Jimin viniera.

Mi hermano. En esta familia era el único que verdaderamente me apoyaba. Se fue de casa por culpa de nuestros padres. Le arreglaron un matrimonio con una niña de la alta sociedad, él por supuesto estaba enamorado y no era de alguien "aceptable" la hija del carnicero de la colonia no era bien vista en casa, pero Jimin estaba tan enamorado de ella que decidió dejar todo a un lado para ir y vivir con ella. Mi papá le quitó la herencia y le prohibió acogerse de nuestro apellido para buscar crédito para su negocio, pero Jimin era demasiado inteligente y ya tenia su propia fortuna.

Nunca venía a casa y si lo hacía mi cuñada nunca estaba aquí. Ella a mi me caía bien, porque aunque tenía un deplorable estilo para vestir y si a eso le sumamos que prefería estar en la carnicería de su papá que en casa, siempre era amable y educada, justo como Jimin.

— Arumi, lo que hiciste estuvo mal — Jimin estaba en mi habitación conmigo — Se que no eres una niña pero todos estábamos preocupados.

— Lo siento. Me quedé con un amigo — recordé a Jungkook en ese momento.

— Pudiste avisar — él de verdad parecía preocupado — La próxima vez avisa donde vas a estar.

— Mmmm.

— Hablaré con Namjoon. Lo que te hizo no fue nada agradable.

— Es mi culpa. Yo lo obligué a ir cuando es claro que él no tiene ese tipo de sentimientos hacia mi — él suspiró y yo ya sabía que se venía lo de siempre.

— Si ya sabes eso entonces deja de empeñarte en buscarlo. Puedes encontrar a alguien mejor, mas adecuado a ti.

— ¿Cómo es eso?

— Yo no debería estar diciéndote esto pero... a Namjoon no le gustan las mujeres como tú, prefiere chicas que sean inteligentes, trabajadoras y capaces de vivir por ellas mismas. Todo lo contrario a ti — lo miré ofendida — Por tu actitud él sigue viéndote como una niña.

— Pero no soy una niña.

— Demuéstralo. Necesitas ser mejor que todo esto Arumi. No sólo por Namjoon, si no por ti.

— ¿A qué te refieres? — le pregunté confundida.

— ¿Quieres ser como mamá? — negué — entonces ese es el asunto. Tu no sabes más que como hacer compras en línea, nada más. Eres guapa, pero aveces la inteligencia es más atractiva.

— ¿Crees que soy hueca? — Él asintió — Supongo que así fue como me educaron.

— Es tiempo de cambiar. Ponte a estudiar o a aprender algo que no tenga que ver con moda. Puedes empezar por independizarte — lo miré como si estaba loco a lo que él sonrió — Es un buen comienzo.

— Gracias, Jimini. Gracias por siempre ser bueno conmigo — el asintió.

— Tengo que irme, en una hora Jisu y yo tenemos cita con la ginecóloga.

— ¿Está embarazada? — asintió con una sonrisa — No me habías dicho nada...


— Temía que se lo dijeras a mamá o papá, no quiero que ellos odien a alguien que un no ha nacido — podía ver la tristeza en sus ojos porque de lo que antes fue una excelente relación familiar ya no quedaba nada.

— Te prometo que no diré nada — le mostré mi dedo meñique para que ambos hiciéramos una promesa como en los viejos tiempos — ¿Pinky promise?

— Pinky promise — con nuestros dedos entrelazados ambos sonreímos.

Se fue de casa y me quedé encerrada en mi habitación pensando en la manera correcta de llegar a gustarle a Namjoon. Si lo que Jimin decía era cierto, yo tenía que ser inteligente y un poco opuesta a lo que soy.

Pero la pregunta era quién podía ayudarme a alcanzar ese nivel de inteligencia y pulcritud con la que Namjoon soñaba.

Oficialmente daba iniciada la fase dos de mi conquista. Buscar un entrenador para dejar de ser 'yo'. Excelente.

Aun no tenía a nadie en mente porque definitivamente mis amigas no iban a ser de mucha ayuda, entonces tenía que buscar a alguien demasiado diferente.

De pronto un rostro apareció en mi mente haciéndome sonreír. Era perfecto, solo tenía que convencerlo.

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