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#9: Día Regular

Ya han pasado unas cuántas semanas después de haberse topado con Pico. El pelician de nombre Apocalypse, se encontraba trabajando llevando un cargamento pesado, su espalda ya le dolía mucho, sería por que no le permitían descansar hasta cumplir sus horarios, o al menos cumplir con su trabajo de reparto de cajas, ya ni sabia que tenían esas cosas adentró que hacía que fueran más pesadas, además tenía la costumbre de llevar al menos tres cajas, lo que daba el triple de peso.

Dejó las tres cajas en una máquina que las llevaría a su destino, que era la parte noroeste de la base, al oír la máquina moverse, se regresó a seguir llevando cargamento, sentía como una especie de pinchos lastimaban su espalda por el esfuerzo, su lado humano se lastimaba siempre por el sobre esfuerzo, aún que su lado demonio hacia que se le pasará en cuestión de solo unos cuantos segundos, pero era un ciclo que su espalda doliera mucho.

Llegó nuevamente al camión, olía a arena, pero ya estaba acostumbrado a ese aroma, oía las voces de otros quejarse bastante, mayormente por qué le dolían las piernas y manos, aún que el pelician estaba acostumbrado a caminar mucho con peso, sumando que perdió la sensibilidad en las manos, no se quejaba casi nunca, solía quejarse solo del lider cada que podía, se acercó a las cajas agachándose un poco.

Sintió cómo los huesos de su espalda sonaron lo suficientemente fuerte como para llamar la atención, se quejó gruñendo sintiendo como por un momento no podía moverse, para después enderezarse y tronar su espalda, logrando que el dolor se aliviará casi por completó. Suspiro de alivio al lograr quitar la gran parte de su dolor de espalda.

— ¡¡Hah, uno ya esta viejo!! — Gritó alguien de lejos, venía de una torre de vigilancia que tenía un altavoz.

Puede que el pelician no le importará los insultos, pero que viniera de alguien que conocía de años, lo hacía sentirse insultado.

— ¡¡Cállate, hermano!! — Exclamó en un grito el pelician girando hacia una de las torres de vigilancia — ¡¡Tu tienes 32 años!! — Agregó, rápidamente tomó las cajas para así irse soltando humos de enojo.

Se podía oír las risas lejanas, causando también risa a otros, ya que sinceramente la situación era ridícula. Sin embargo, hacía sentir al pelician muy insultado.

* • * • * • *

Pasaron horas para que la hora de almuerzo llegará, la gran mayoría de personas estaban allí, finalmente el pelician estaba en la cafetería con tal de almorzar, apesar de que no sentía grandes necesidades de alimento, su cuerpo humano lo necesitaba, solo que ignoraba eso, hubo un tiempo en que había pasado un largo período sin comer nada, eso causó que se desmayará y terminara en recuperación, esos dias solo estuvo en cama comiendo y tomando agua, al estar claramente deshidratado sumando la falta de alimento.

— Que recuerdos — Soltó para sí mismo mientras comía una hamburguesa.

No era de comer comida chatarra, solo la comía cuando se le antojaba, ya que su cuerpo amaba comer carne, rara vez cruda por obra de su lado demonio. Sintió como sus compañeros e hija se le unieron, sentándose en su mesa.

— Hola papá, ¿Cómo te fué? — Dijo Damien, con una clara sonrisa, tenia a mano un sándwich de pollo.

— Apuesto que igual, pronto tendrás que ir a entrenar a unos novatos — Comentó Darnell mientras comía una ensalada.

— Vamos, cuéntanos — Insistió Nene.

Apocalypse no quiso hablar a la primera, pero hizo una mueca.

— Me dijeron que estoy viejo — Habló con claro enojó.

— Solo tienes dolor de espalda, además aún tienes 27 — Comentó la asiática.

— Te faltan 3 años para tener 30 y estar viejo soltero — Se burló el moreno, dejando escapar una risa.

— ¡¡Darnell!! — Grito la asiática como reclamó.

El moreno comenzó a reír claramente era una broma.

— Ya estoy viejo, tengo enormes dolores de espalda — Se quejó el pelician, ya se sentía ofendido.

— Calma, papá. Tu todavía estas joven — Habló Damien intentando animarlo.

— Pero mi hermano fue quién me lo dijo — Dijo el pelician con un tono ofendido.

— Tu hermano es un idiota de mierda — Comentó Nene dándole unas palmaditas en la cabeza al pelician.

— Y mira el lado positivo, tu hermano tiene 32 y está más soltero qué una flor en el desierto — Se burló Darnell.

El pelician se rió ante ese comentario, gracias a ellos ahora se sentía mejor. Al menos de una manera temporal, soltó un suspiro dejando de oír lo que ellos decían, comió en completo silencio, empezando a llenar su cabeza de auto desprecio.

No podía pasar ni unas horas tranquilas, su mente ya estaba acostumbrada a despreciarse, ni el demonio que solo él podía ver y oír lograban hacer que esos pensamientos se detuvieran.

* • * • * • *

Horas más tardé, estaba cumpliendo la hora de entrenamiento, siempre tenía que entrenar a los novatos, hacia mucho se había ofrecido con tal de ganarse respeto, al igual que sentirse superior. En estos momentos, estaba mirando como los novatos estaban chillando de dolor, él era demasiado estricto con los entrenamientos, al ser un semidemonio tenía una clara resistencia a los dolores, pero los novatos no eran semidemonios, eran personas comunes que ahora sentían sus cuerpos doler por los duros entrenamientos junto a los terribles calambres a causa del sobre esfuerzo, lo que le daba risa al pelician.

Solía también dar ejemplos para ayudar a que mejoren, su fuerza, resistencia y rapidez eran muy altas, se dirigió hacia un saco de boxeo, dio unos golpes sin ganas, pero con mucha fuerza. En el pasillo de la entrada a la sala de entrenamiento para los novatos, estaba el pelinaranja junto a la castaña, ellos se miraron con confusión ya que ninguno esperaba encontrarse con el otro.

— ¿Que haces aquí, Cherry? — Preguntó confundido el pelinaranja.

— Eso mismo te pregunto, Pico — Respondió igual de confundida la castaña.

Ambos miraron hacia el pelician que seguía entrenando.

— Oh, supongo que para lo mismo — Hablaron al mismo tiempo mientras miraban al pelician asomados en la entrada con la intención de observar.

El pelician portaba una camisa negra muy pegada a la piel al estar hecha para entrenar, dejando ver sus musculos, seguía teniendo sus tipicos guantes y su bufanda, tenía sudor al usar fuerza, lo que lo hacia verse apuesto.

— Se ve guapo con esos músculos — Dijo en un susurro la castaña mientras jugaba con su cabello.

— Pienso lo mismo — Soltó el pelinaranja, mirando sin parpadear mucho.

La castaña miró al pelinaranja con sorpresa, jamás creyó oír eso viniendo del pelinaranja.

— ¿¡Qué!? — Exclamó con su clara sorpresa, para su suerte no gritó lo suficientemente alto para llamar la atención.

— ¿Que? — Soltó el pelinaranja para hacerse el tonto, se sentía avergonzado.

Regresaron a ver el pelician que ahora estaba entrenando con muchas ganas, sus labios portaban una sonrisa confiada, la misma sonrisa que solía tener de adolescente. Mientras que unos chicos de 18 años miraban con curiosidad, los dos tenían disfraces de halloween apesar de que no era octubre, uno estaba vestido de esqueleto y otro visto de calabaza con un traje con capa.

— Pump, vamos a decir algo que haga enojar al señor Keith — Habló el chico de disfraz de esqueleto.

— Si, Skid. Vamos — Contestó con emoción el chico de disfraz de calabaza, su traje era parecido al del hombre sin cabeza.

Los dos jovenes se acercaron su suficiente para así iniciar su broma.

— ¡¡Pico!! — Grito Skid.

— ¡¡Cherry!! — Grito Pump.

Ambos gritos sonaron casi al mismo tiempo, llegando a los oídos pelician, que por el enojó que sintió al oír aquellos nombres, destrozó el saco de boxeo de un solo golpe, llegando a sacarle el rellenó de arena, lo tiró a la pared de una patada rompiendo el saco a la mitad, solo que no se midió y causó que la pared se rompiera al chocar. Eso hizo reír a los adolescentes disfrazados, pero puso pálidos a las personas nombradas del miedo.

— Se nota que nos odia — Dijo la castaña temblando de miedo.

— No, te odia más a tí, que a mi — Reclamó el pelinaranja.

Eso hizo que ahora ambos comenzarán a discutir por quién odiaba más, el pelician los ignoraba como si no existieran, ya que ahora estaba buscando el método para reparar el saco de boxeo ahora roto. Los novatos ahora le tenían un enorme miedo a su entrenador, que bueno que solo entrenan con él los lunes y viernes.

— Estamos fritos — Comentó uno de los novatos temblando de miedo.

* • * • * • *

Tras unas largas horas, finalmente la noche había llegado con agradable frío, eran específicamente las 7:30, el pelician estaba volando con ayuda de sus alas de demonio, gracias a la oscuridad que regalaba, no tenia su antifaz puesto, estaba vigilando que todos ya estuvieran adentro de la enorme basé, miró a un grupo hablando.

Se acercó sigilosamente, se ocultó sobre el grupo teniendo cuidado de que su sombra se viera por la luz de las estrellas y la luna, no le interesaba la conversación, así que abrió lentamente sus fauces, haciendo que su habilidad de liberar humo se activara libremente, dejando que una nube de gas somnifero saliera, odiaba su aroma a flores pero era lo mejor que podía usar sin lastimar a nadie, ni llamar la atención. El grupo se dió cuenta tarde de aquél gas, y cayeron dormidos de golpe, uno de ellos dijo algo que hizo que el pelician comenzará a pensar un poco.

Estaba muy hundido en sus pensamientos, que no se dió cuenta de que la nube de gas celeste pastel que había creado, lentamente se comenzó a tornar a violeta con un aroma a lavanda, aquellos dormidos al inhalar eso, comenzaron a moverse mucho, estaban teniendo horrorosas pesadillas, hasta hablaban ahogados, cualquiera que presente atención podría oírlos rogar. Al pelician no le importaba eso, solo miraba como ese grupo se retorcía en sus pesadillas, cerro su boca para que no soltará más humo, se apoyó en uno de sus brazos, solo tenía que llevarlos adentró e informar, los cargo fácilmente para llevarlos.

Fue una tarea muy sencilla, los tiró adentró de una de las tantas entradas de la base, saco un cigarrillo para prenderlo y fumar, mientras sacaba su teléfono para informar lo que paso, obviamente sin decir que uso su habilidad de expulsar humo.

— Honestamente, creo que deberías tomar algo, te vez algo sediento — Habló el demonio estando apoyado en la puerta.

— Lo sé, tomaré algo — Contestó el pelician, soplando el humo de cigarro.

Le tomó unos minutos terminarlo, lo apagó en el brazo de uno de los sujetó más cercano, ese no despertó apesar de tener una pesadilla. Lo miró con mucha pena, su habilidad cada que los hacía dormir daban 8 horas exactas, y no había casi nada que los pudiera despertar, los pateó con asco para después irse, les había hecho eso ya que sabía que esos tipos maltrataban a Otis cuando lo veían.

Llegó a una máquina expendedora cercana para elegir una lata de Pepsi, la tomó para poder abrirla, oyendo ese sonido del aire oprimido salir, limpió la boquilla antes de comenzar a tomar, dejó de tomar para mirar en donde podria sentarse, había estado de pie en gran parte del día. Ya no había tanta gente caminando por los pasillos por qué estaban ocupadas con otras cosas en otras partes.

Al ver unas sillas completamente desocupadas, se sentó para así poder descansar y seguir tomando, se prendió otro cigarrillo para fumar, suspiro soltando ese humo celeste eléctrico, dándole la señal que había hecho que su habilidad se desactivará por ahora, para nuevamente tomar de la lata de refresco.

— Que día más normal — Comentó mientras miraba el suelo, dejó la lata para colocarse el antifaz, sus ojos ya le estaban doliendo por la luz del pasillo.

Se recostó un poco en la silla, tomando un merecido descanso, fumando sin prisa el cigarro, se trono un poco el cuello con unos simples movimientos, para quitarse el cigarro y soplar el humo, después tomar de la lata.

Al vaciar su contenido, la apretó con fuerza hasta hacerla inservible y así tirarla a un bote de basura, continúo fumando, sintiéndose más tranquilo por tener un descansó.

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2033 palabras, wow.

Pero bueno, eso no es nada comparado a mi record.

Bye bye~♪

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