#8: Aroma
Trás aquellos acontecimientos, el pelinaranja decidió dejar al pelician en la sala. Sabía que iba a romper algo, empeorando el estado de su mano ya lastimada, se dirigió a la cocina para poder preparar algo de tomar. El pelician en cambió, estaba en completo silencio, no quería hablar con Pico, mucho menos luego de que lo vió en un estado en que su auto desprecio lo dejaba en un estado indefenso, quería matarlo, quería golpearlo, quería irse de ese departamento.
Sentía una picazón en la garganta, no solo era por la resaca que aun pasaba por encima. El con solo respirar, podía olfatear todo a su alrededor, el sofa estaba tan lleno de un aroma, manzanas y canela. No es que le disguste el olor, solo que ese era el aroma característico del pelinaranja, no sabía por que eran esos dos aromas, era un olor demasiado dulce.
Quería vomitar, pero su garganta ya no daba para más, quería continuar auto despreciarse, sin embargo, eso lo dejaría nuevamente indefenso en estado. Sin darse cuenta, comenzó a hiperventilar, lentamente la ansiedad lo carcomía, necesitaba fumar al menos un cigarrillo. Busco en sus bolsillos una caja que no estaba, había un olvidado que esa pijama no era suya. Sentía lentamente como a su alrededor se tornaba en negro, necesitaba calmarse lo más rápido posible con algo.
Miró sus manos, no estaban sus guantes, eso lo hacía enojar, se tocó el cuello, el no sentir su bufanda lo estaba matando, odiaba mostrar esas partes de su cuerpo, comenzó a mostrar más de signos de ansiedad. El estar hiperventilando hacía que soltará un humo rojo, el movimiento de su pierna era por un tick, trataba de calmarse, pero no podía, empezó a ver alucinaciones por los efectos del gas rojo.
Podía verse así mismo siendo un dulce niño pequeño, que fue creciendo con muchos bullys, llegó a pasar una etapa emo gracias ellos, cerró con fuerza los ojos, no quería ver nada de su pasado, odiaba su pasado.
Sintió como alguien le tomaba de los hombros para sacudirlo rápidamente, eso lo saco del trance del humo rojo. Miró la cara del pelinaranja.
— ¿Estás bien, Keith? — Preguntó preocupado Pico.
El pelician no respondió hasta que finalmente estuvo en sus cinco sentidos.
— Suéltame — Pidió Apocalypse, no le gustaba ser tocado, tampoco que lo llamen por su antiguo nombre.
El pelinaranja lo soltó apenas lo escuchó.
— Perdón — Se disculpó, se mordió el labio pensando en que decir — Solo me tenías preocupado, no eres de tener ansiedad — Hizo una pausa — ¿Estabas teniendo un ataque de ansiedad por la falta de fumar? — Preguntó.
El pelician negó.
— Puedo pasar dos días sin fumar — Explicó — Pero el aroma dulce me empalaga — Agregó.
Eso confundió el pelinaranja.
— ¿Aroma dulce? — Preguntó — Pero nunca llevó nada dulce — Explicó confundido.
— Idiota, tu hueles a manzanas y canela. Es tu aroma característico — Explicó de mala gana el pelician.
Eso hizo sonrojar al pelinaranja, el pelician al percatarse de eso inmediatamente lo empujó haciendo que su contrarió caiga al suelo.
— ¡¡Pero no es que te huela todo el tiempo!! — Grito el pelician tomándose una pausa — ¡¡E- Es que el aroma es demasiado fuerte!! — Tartamudeo.
El pelinaranja solo escuchaba como el pelician trataba de explicarse, inconscientemente sacó una pequeña sonrisa, no quería admitir que sabía que cuando el pelician se ponía nervioso comenzaba a tartamudear y gritar.
— ¡¡Arg, te detesto bastardo!! — Grito el pelician para finalmente callarse, comenzó a rebuscar en sus bolsillos queriendo algo.
Eso fue notado por el pelinaranja.
— ¿Sabes que todavía es temprano para fumar? — Preguntó mientras se levantaba del suelo.
— ¡¡Cállate!! — Gritó el pelician mirando a otro lado, claramente apenado por haber sido descubierto.
* • * • * • *
Había pasado solo una hora, el pelinaranja le entregó los guantes y bufanda del pelician, haciendo sentir a este más tranquilo y cómodo, además de entregarle un poco de te caliente. Puede que haga calor, vivan una parte desierta, sumando que hacía sentir a cualquiera en un horno, pero la base absorbía el calor y lo volvía frío, así que siempre estaba demasiado frío.
Era un silencio enorme, ¿Que se puede decir cuando estas con una persona que te lastimó? ¿Que se puede decir cuándo estas con la persona que más te importa y que sabías que lastimaste? El pelinaranja y el pelician solo estaban en un claro silencio, teniendo unas tazas de te.
— Mierda — Soltó el pelinaranja mientras dejaba la taza caliente en la mesa.
— Marica — Habló el pelician mientras le daba un sorbo al té.
— Así eras en la secundaria — Contestó el pelinaranja.
Eso hizo que el pelician se quemara la lengua.
— Hah, te regresó la jugada — Se burló el demonio.
El pelician solo los ignoró a ambos, teniendo la boca completamente cerrada.
— Deberías sacar la lengua, eso hará que el dolor bajé — Recomendó el pelinaranja.
El pelician hizo una mueca, no estaba para nada convencido.
— El problema es que mi lengua es larga — Explicó el pelician dándose una pausa — Muy larga — Exageró la primera palabra.
El pelinaranja se burló.
— Apuesto que ni tanto — Río.
El pelician suspiro, sacando primero la punta de la lengua, el pelinaranja solo miraba. El pelician apenas comenzaba, siguió sacando más la lengua, dejando ver qué está llegaba desde su barbilla hasta la cintura, además de no tener un color rosado, tenía un color blanco casi brillante, se ponía ver la iluminación de la saliva. El pelinaranja se quedó mirando eso con clara sorpresa.
— Creó que soy gay — Habló el pelinaranja por la clara sorpresa al ver lo larga que era esa lengua.
— ¿Que? — Preguntó el pelician con la lengua afuera, no pudo formular bien la palabra, haciendo un sonido de "Weh" en vez de lo que quiso decir.
— ¿Que, que dije? — Preguntó avergonzando el pelinaranja.
Ahora había demasiado silencio, para los oidos del pelinaranja.
— ¡¡Hay~ Verga!! — Se río con muchas fuerzas el demonio.
El pelician mordía su propia lengua con tal de no reírse, la risa del demonio no ayudaba, sentía como lentamente su fortaleza de seriedad lentamente se estaba quebrando.
— Heh — Se le escapó, su rostro dejo de verse tenso y serio.
El silencio de todo el departamento se llenó de carcajadas, el pelinaranja se cubría la cara muy avergonzado, no podía dar la cara al haber dicho algo sin pensarlo para nada. En cambio el pelician, este tuvo que guardar su larga lengua para reír como nunca había reído durante 8 largos años, no creyó haber llegado a oír tal tontería de su contrarió.
* • * • * • *
Nuevamente silencio, solo que este no era incómodo ni tampoco tenso, solo era un silenció calmado. El pelician miraba el techo, logró distraerse del aroma dulce del departamento, necesitaba un cigarro, el olor lo estaba empalagando, lo bueno es que el sabor del te pudo distraerlo lo suficiente como para no necesitar fumar por ahora.
El pelinaranja estaba en la cocina pensando en que hacer, ya había hecho el desayuno, ya comieron, en eso recordó que tenía algo en la nevera, la abrió y rebuscó. Sacando una pequeña caja de postre, tenía planeado comerla en otro momento, pero necesitaba distraer al pelician y además quitarse un mal sabor de boca. Abrió la caja viendo un pastel de chocolate y café, buscó dos pequeños platos limpios junto a un cuchillo, cortó el postre a la mitad, puso ambos postres en diferentes platos, tiró la caja a la basura, lavó el cuchillo, aprovecho para buscar unos tenedores, al encontrarlos los tomo para ahora si, ir a la sala.
Le ofreció el dulce al pelician, pero este en un principio lo rechazo, pero sabía que era una costumbre familiar, la familia del pelician tenia la costumbre de rechazar 3 veces un postre, si insistes a la cuarta vez, finalmente aceptarían. Tal como pensó, al final el pelician aceptó.
Vió chistosamente como el pelician acercó el plato para olfatearlo delicadamente.
— Dulce con chocolate y café, un poco de crema de leche y algo de escencia de coco — Habló el pelician para tomarse una pausa — Pero no me disgusta — Agregó para darle un pequeño bocado al postre.
El pelinaranja se sorprendió al oír eso, pensó que el olfato del pelician era muy avanzado, ya que el identificar ingredientes con el aroma tendrías que tener un claro olfato.
— ¿Te gustó o que? — Pregunto de mala gana el pelician.
El pelinaranja miro a otro lado, se había quedado mirando fijamente al pelician por unos segundos, y para ahorrarse la vergüenza solo probó su parte del postre, dándose cuenta del increíble sabor del postre.
— Le atinaste — Soltó el pelinaranja mirando al pelician con una sonrisa.
El pelician solo se mordió el labio mirando a otro lado, no esperó que el pelinaranja le dijera eso.
— Esto es muy gay — Comentó el pelician.
— ¿No que ya lo eran? — Preguntó el demonio.
— Calla, Soul — Habló alto el pelician.
— ¿Que? — Preguntó el pelinaranja.
— ¿Eh? — Soltó con confusión el pelician.
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See ya
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