#11: Recuperación
El pelinaranja tocó la puerta del cuarto del pelician antes de entrar con ese gran plato de sopa caliente. En un principio no recibió ninguna respuesta hasta que oyó un "Pasé" desde el interior del cuarto. Al abrir un poco la puerta, se dió cuenta de la gran cantidad de humo somnifero, así que por reflejo la cerro.
— Demonios, Keith. ¿¡Querías que me durmiera!? — Grito del susto Pico.
Pudo oír las risas del pelician desde el interior del cuarto, eso hizo que su enfadó de fuera, sabía que en el fondo el pelician seguia siendo el mismo, hasta el momento fue interrumpido por una fuerte tos. El pelinaranja tomó una máscara de gas antes de entrar, cerró la puerta para que humo no se expanda. Pudo ver entre el suave humo al pelician acostado en la cama, se había cubierto por las sábanas, su cabello desordenado mostraba unos muy pequeños cuernos blancos.
— Te ves jodido — Habló el pelinaranja con la intención de romper el hielo, su voz sonó rara por su máscara.
— No tanto como tú — Contestó el pelician sentándose en la cama.
— Yo no estoy enfermó — Se burló el pelinaranja.
Se acercó apesar de los reclamos del pelician para así entregarle la sopa.
— ¿Que es ésto? — Preguntó con desdén el pelician mientras agarraba el plató con cuidado.
— Pues es una sopa. Me enteré por Otis que te enfermaste — Respondió el pelinaranja para tomar asiento en una silla cerca del escritorio.
— Ese soplon — Se quejó el pelician.
— Ya come, que si no se va a enfriar — Ordenó el pelinaranja, no quería sonar cruel, pero sabía que el pelician sería terco.
El pelician de mala gana le dió el primer bocado a la sopa, se quedó quieto al probarla, y comenzó a comer.
— ¿Está bueno? — Preguntó el pelinaranja con una sonrisa, la cuál no se notaba por su máscara de gas.
— Calla, si esta bueno — Respondió de mala gana el pelician, tenía un pequeño sonrojo de vergüenza.
Pico solo sonrió, se apoyó en la mesa mirándolo comer, le agrada que el pelician lo dejará estar cerca y no apartarlo a diferencia de Cherry, que siempre la evadía y le gritaba.
“¿Sabés? Sigues siendo el mismo aún que no te des cuenta” Pensó para sus adentros el pelinaranja mirando a su acompañante, quién solo comía aquella sopa que le había hecho.
[ • • • ]
Era un día lluvioso, horas trás recojer a Damien de la escuela, el pelician estaba acostado en cama con la mente idea.
— ¿Te encuentras bien o te enfermaste como un pendejo? — Preguntó el pelinaranja, había dejo a la pequeña peliazul dormír en el sofa.
— Pico, ya hablamos del lenguaje — Reclamó el pelician mientras se sentaba, estaba pálido y se le notaba que se había enfermado.
El pelinaranja se sentó a su lado.
— Te dije que no debías salir, y no me hiciste caso — Regañó sumamente el pelinaranja.
— Y yo te dije que no podía quedarme — Se quejó el pelician pero se recostó en la cama nuevamente.
Hubo un silencio, por alguna razón se sentía un tensó ambiente, quizás por qué ninguno de los dos estaba acostumbrado a estar callado con el otro en la habitación, siempre hablaban, discutían o hacían comentarios.
— ¿Sucede algo, Keith? — Preguntó el pelinaranja para mirarlo.
El pelician se veía algo triste por unos pensamientos.
— ¿Doy buen ejemplo? ¿Soy un buen padre? ¿En verdad esta bien qué me quedé? — Preguntaba el pelician mirando de reojo al pelinaranja.
Pico lo miró preocupado, mayormente el único que siempre miraba el lado positivo era Keith, pero que este no se encuentre bien, es algo raro.
— ¿Que tonterías dices? — Preguntó el pelinaranja mirándolo con enojó — Te estás esforzando, estás siendo un buen padre y jamás me molesta tu presencia — Resopló con enojó tomándose una pausa — Eres un idiota cuándo eres un idiota — Agregó para acostarse a su lado.
El pelician lo miro girando su cabeza.
— ¡¡Hey!! — Grito bajó como un reclamó — Vete, te vas a enfermar si te quedas — Agregó para mirar a otro lado, no quería una discusión.
— No me importa — Respondió el pelinaranja.
Ahora ambos estaban acostados, el pelinaranja estaba abrazando sobre las sábanas al pelician, quién no hacía nada para separarlo y evitar que se enferme de su resfrío, apesa de que fuera leve.
[ • • • ]
El sonido del chasquido de los dedos lo saco de sus recuerdos, se había quedado mirando a la propia nada por minutos, hasta el pelician había terminado de comer aquella sopa.
— Oye, ya terminé de comer. Fuera de mi cuarto — Ordenó el pelician mientras miraba a otro lado, al parecer intentaba sonar algo duró.
El pelinaranja río, se acomodo la máscara.
— ¿Acaso te dí en un punto blando? — Preguntó el pelinaranja.
— Ni que hubiéramos tenido sexo — Gritó el pelician con vergüenza.
El pelinaranja se puso rojo al oír eso, que bueno que la máscara cubría su vergüenza, el pelician estaba mirando a otro lado, no quería aceptar que la sopa que el pelinaranja le había preparado, sabía demasiado bien, y le daba vergüenza pedir más, ni siquiera había recobrado el apetito por completo, pero comer esa sopa le daban grandes ganas de comer.
— Eh, ¿Quieres más? — Preguntó el pelinaranja mirándolo.
El pelician solo miró a un lado.
— Si — Susurró.
Pico tomó el plato vacío para levantarse de su asiento, salió del cuarto rápidamente ya que no iba dejar que ese humo se salga, no quería respirarlo por accidente y dormirse, sabía que ese humo ayudaba a dormir, pero no iba a dormirse frente al pelician, lo conocía bien. Mientras servía más, su mente pasaba por aquel recuerdo.
[ • • • ]
El pelician se estaba durmiendo, el pelinaranja lo sabía, tenía también algo de sueño, pero no debía dormirse, sabía que si se dormía se iba a contagiar de aquel resfrío.
— ¿Puedes irte? — Preguntó con una leve sonrisa el pelician, tenía mucho sueño.
— Si, solo déjame quedarme otros 5 minutos — Pidió el pelinaranja.
— Pico, tienes que hacer la comida — Le recordó el pelician soltando un gran bostezó.
— Bien, duerme buen, maricon — Dijo el nombrado para así levantarse de la cama.
Caminó a la puerta y miró de reojo al pelician, quién había caído dormido por el claro cansancio por obra del resfrío. Le sonrió levemente antes de salir del cuarto.
[ • • • ]
El pelinaranja había terminado de servir el segundo plató de sopa, caminó al cuarto y se lo entregó al pelician, quien rápidamente se lo comió con ganas de saciar el hambre.
— Ni que te fueras a morir — Se burló el pelinaranja sentado en la misma silla de antes.
— Cállate — Habló el pelician mientras comía — ¿Por qué tardaste tanto? — Preguntó con molestia.
— Solo recordaba viejos tiempos — Contestó con una sonrisa.
— Nah, tu en un año tendrás 30, y yo en unos 3 años tendré 30 — Recalcó el pelician con burla.
Luego de eso, hubo silencio, pero no era incómodo ni nada, era algo agradable.
— ¿Cómo te sientes? ¿No has tocado ni un cigarro hoy? — Preguntaba el pelinaranja con tal de sacar conversación.
— Estoy mejor, ya no siento fiebre — Respondió el pelician para tomar una pausa — Y se siente algo raro no fumar ni un cigarrillo — Agregó para mirar la habitación, la cuál seguía llena de humo somnifero.
El pelinaranja le quitó el plato vacío al pelician para dejarlo en el escritorio.
— Eso es bueno — Soltó el pelinaranja para sentarse junto al pelician.
Apocalypse miró a Pico con curiosidad, le molestaba su cercanía, pero le agradaba que fuera él y no Cherry.
— ¿Te sucede algo? — Preguntó el pelician.
El pelinaranja negó. Nuevamente llegó el silencio, cuando el pelician iba a hablar para pedirle que se fuera, sintió como el pelinaranja lo abrazaba para luego caer ambos en la cama.
— ¡¡Ya suéltame!! — Gritó el pelician reclamando, no le gustaba ser tocado.
El pelinaranja sólo se aferró.
— Lo siento — Soltó en un susurró.
El pelician lo miró raro.
— ¿Que dijiste? — Preguntó con molestia al ser tocado.
El pelinaranja se aferró completamente, para así quitarse la máscara de gas.
— Oye, si lo respiras te vas a quedar dormido por 8 horas — Reclamó el pelician.
— No me importa, confío en que no me matarás — Habló el pelinaranja para quitarse por completó la máscara y abrazarlo con más fuerza.
El pelician trató de separarse, desafortunadamente su estado delicado y débil no se lo permitió, miró el techo ignorando la presencia del pelinaranja que ahora estaba dormido por obra del humo.
— Te odió — Habló el pelician para mirar de reojo al pelinaranja — Idiota — Agregó para volver a ver el techo.
Nunca permitía que alguien lo tocará, mucho menos abrazara, los únicos que podían eran Damien y Otis, al haberlos cuidado desde niños. Bostezó con fuerza, para después acomodarse un poco, había extrañado la calidez del pelinaranja.
Ridículamente, había recordado el mismo recuerdo, se sentía un poco tonto, si era un engañó, lo iba a matar. Solo se sentía tan tranquilo de empezar a tener tiempo para recordar viejos tiempos, cayó dormido al finalmente reconciliar el sueño.
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No habrá aclaraciones~
Bye~
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