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Capítulo 16

My Oh My - Camila Cabello

¿Alguna vez has tenido un secreto? ¿Uno que realmente te haga perder el sueño por las noches y te impida volver a dormir? ¿Uno del cual tengas realmente miedo de que alguien se entere? ¿Uno en el cual no te imaginas que pasaría si lo descubren?

Bueno, para _____, Chucky y lo que sea que ambos tenían, era uno de esos.

Una chica que, a simple vista crees como la mejor de todas y un espécimen único.

Segura de si misma, con autoestima, amabilidad, honestidad, responsable, valiente, inteligente, que ayuda a todos sin problema y sin miedo a enfrentarse a algo o alguien.

Buenas calificaciones, empeñada en su universidad ya que está muy lejos de casa, de su familia, de donde ella vivió y creció. Es un reto para ella estar totalmente sola en una nueva ciudad.

¿Pero lo está realmente? Aquel muñeco es como su protector y acosador.

Él entra, a veces a media noche, por medio de su balcón, abre la ventana y camina por la sala hacia la habitación de la peli-___, se acerca a ella viéndola dormir plácidamente y la despierta con un camino de besos sensuales en su cuerpo.

Esta ahí porque la necesita, se necesitan, la sensación que se dan mutuamente es para ellos ir al mismo cielo y al infierno por lo mal que está.

Él está encantado con su cuerpo, y ella, él es su peor pesadilla hecha realidad.

Uno tiene insaciable hábito y deseo de morder y estar dentro de su cuerpo, oírla gemir su nombre o besar sus labios. La otra es el deseo, el objetivo, y le dará a él lo que quiera.

Su mirada la petrifica, no le deja pensar en nada, le tiene miedo a esos ojos pero al mismo tiempo le fascinan.

La respiración ronca que él tiene al penetrarla la vuelve loca, le gusta escuchar ese sonido salir de su boca, con lujo de detalle oír los susurros que salen de su boca.

—Ahg~ _____ bebé... Sigue gimiendo de esa manera, joder~.

¿Pero que tan lejos llegara por él?

Ella es una buena chica, para su edad está pasando por lo normal. Introducción al alcohol, por sus características es sociable y convive con buenos amigos, conseguir un trabajo para sostenerse y pagar gastos.

Pero nunca se imagino poder estar con aquel que le asusta más que nada en el mundo pero también es su más oscuro y enfermo deseo.

—Ven aquí muñeca, súbete encima mio y montame~.

De todos los chicos, todas las personas con las que podría estar, está con un asesino de ficción hecho realidad.

—Tememe _____, tememe mucho, porque soy capaz de dejarte sin caminar por semanas si me provocas.

Tiene amigos muy buenos y que no dudarían nunca en darle una mano. Pero porque los quiere es que les oculta el secreto.

Nadie debe enterarse, debe esconderlo perfectamente, ocultar las mordidas, ser más precavida y crear la mejor y más creíble de las mentiras.

—_____, ¿estas bien? Tienes algo en el cuello –hablaba Carly intentando descubrir dicha zona.

____ inmediatamente lo noto y se alejó un par de centímetros de ella.

—No, no es nada, te lo juro –habló la mencionada con cierto nerviosismo, que hizo que a la contraria alzar una ceja insegura y curiosa de lo que le pasó.

Fue salvada por la campana y se despidió de ella corriendo.

—_____ ¿que o quien te hizo eso en la mano? –preguntaba Michael tomando la muñeca de la joven.

Nerviosa porque no podía escapar del grandulon, se inventó una excusa repentina.

—A-ah, nada, solo Calvin y Binx, ya sabes como son cuando tu no estas –habló con tono nerviosa y se sentó algo alejada del castaño.

—¿Pero los pusiste en su lugar? –preguntó nuevamente, algo no le sabía bien al de ojos heterocromaticos.

Ella asintió.

—Si, por favor no te preocupes.

Él a veces venía de imprevisto, la tomaba de una salvaje manera de las muñecas y follaban. Descubrió que el pelirrojo tenía un fetiche por atarle las manos, con lo que sea que hubiera, esa era la explicación de las marcas en la muñeca.

Ella no le negaría nada, cualquier pequeña herida él lo compensaba siendo dulce, abrazándola y compartiendo un beso profundo y largo.

Pero sabía que nada bueno saldría de allí si ella no ocultaba lo que le pasaba. Tenía que mentirle sus amigos, a Michael, a Carly, a Maddie, los perdedores, a Kelly y a Jenna; incluso a Ángel quien era como su figura materna.

Todo para protegerlos, temía que si alguno de ellos la descubria, el mayor no dudaría en matarlos. Y ella no quería eso.

Rechazar a todos los que se le propusieran tambien estaba en su lista, debía negarse ante el más obvio, Glenn, no tenía mucho contacto con él, no hablaban mucho, ni siquiera sabía si considerarlo amigo porque él no se acercaba mucho a ella, él era tímido.

¿Qué debia hacer? Guardar el secreto, la que más sabe, a medias, es Maddie, es a quien debería cuidar más, la conoce, es muy insistente en conocer a Chucky, sería imposible que él quiera.

Tenía otro problema encima, Pennywise.

Sabía que al aceptar ser una perdedora sería un objetivo para el payaso, pero nunca pensó ser con quien más insistiera en matar.

¿Se lo habrá tomado personal desde que ella se entrometió por primera vez o desde aquella noche el Beastbar?

Sea lo que sea, no le gustaba lidiar con el payaso. Tal vez era fuerte, valiente y sin miedo, pero algo la limitaba, era humana, en cualquier abrir o cerrar de ojos, el podría matarla, herirla, hacerla sangrar; no es como si fuera una invencible Mary Sue.

Ella podía sangrar.

Pero tenía por suerte a su protector, Charles Lee Ray, que sabe la cuida de aquel come niños.

Pero también se cuestiona, ¿que son ella y Chucky? ¿Amantes, novios, pareja, dos personas que simplemente quieren coger uno con el otro?

Pensaba en todos los puntos y detalles de su relación, o lo que sea que tuviera con él, y no sabía que respuesta darse.

¿Pero llegará a preguntarle? ¿Tendría el valor necesario? ¿Qué respuesta le daría? ¿Si quiera llegaría a responderle?

Tenía miedo, ante la respuesta y al no saber que responderse a sí misma, siendo esa su más grande incógnita y razón de desvelos.

Pero por ahora, intentará cubrir su secreto de sus amigos, los quiere vivos y con ella.

In Your Eyes - The Weeknd

La cabeza de un slasher siempre es un enigma, incluso para si mismo.

Entonces... ¿Qué fue de Charles Lee Ray como para que él quisiera separarse de su esposa? Por ahora, un misterio aún permanece siendo.

Se unieron a los demás slashers, después de decidir formar una familia con Tiffany Valentine, y decidir tener otro hijo aparte de Glenn y Glenda, Lottie, una pequeña que se volvió su adoración y preferencia. 

Su primer encuentro con Freddie fue algo sorpresivo, fue la segunda persona con la que se topó, Chucky intentó matarlo, y Freddy no se quedó atrás, pues lo arrastró consigo al mundo de los sueños, su territorio. Su pelea al final terminó en risas de parte de ambos,y con Chucky logrando arrancarle el dedo anular de su mano.

Y desde ahí él se volvió su gran amigo, Freddy Krueger, o como él lo conocía, el cara de pizza; apodo que cuando él le dio, varios lo comenzaron a usar también.

Chucky consideraba a todos los demás slashers sus rivales, pero Penny era su rival por defecto. Le era muy difícil llevarse con alguien que quiere raptar a tus hijos, en un concepto actual, raptar a su chica para comérsela y no en el mimos sentido que él.

Él y Penny eran agua y aceite, perros y gatos, nunca se llevarían bien, siempre el payaso se entrometeria en su vida o con lo que es suyo.

Sin embargo, llevarse con slashers como Jason o Michael fue realmente un desafío, o al menos quedar en términos medios o neutrales para él fue un avance.

Sin embargo, gracias a Freddie logra convivir con ellos los viernes 13 y beber un poco en el bar del castillo de Elvira. Olvidar las penas, las molestias, que son enemigos o no se llevan y dejar que el alcohol entre en sus venas y los vuelva como hermanos por una noche.

Buenos amigos, feliz familia, hijos que son su adoración, no dejaba de ser un asesino y eso le fascinaba. Era todo perfecto para él.

Pero nada podía ser para siempre, y al final, la chispa entre él y Tiffany se fue apagando, se fue el amor de poco en poco, y cuando menos lo pudo ver, su esposa le pidió el divorcio.

Durante un tiempo se sintió amargado, era un cascarrabias, incluso matar ni le sabía igual.

Hasta que una noche, en una conversación con Ash Williams, lo transformó todo.

—Oye, veo que no la estás pasando nada bien –hablaba el héroe hacia él pelirrojo en su forma muñeco humano.

—¿De qué mierdas estas hablando? –preguntó de lado y después de darle un gran trago a su wisky como si fuera agua.

—Bueno, sigues cubierto de sangre, apestas, estás bebiendo cinco rondas de wisky seguidas y no paras, y Elvira dice que incluso estás matando de más –se aguanto la risa–. ¿Puedes creer eso? Matar en exceso tampoco está bien y se está volviendo un problema causado de tu parte. Y más porque últimamente causas muchos feminicidios.

Chucky soltó un quejido.

—¿Qué no sabe qué estoy pasando por una mala racha? Una mujer es la que ahora me logró joder la vida, lo peor de todo es que volví a caer por causa de la misma puta, ni si quiera una diferente –se quejó con la mirada perdida en el vaso–. Eso está más que de la mierda.

—Suenas cómo esos feminicidas heridos y vengativos –se burló Ash y el contrario le dedico una mala mirada que sólo le hizo sonreír más–. Un clavo saca otro clavo. Yo creo que lo que tu necesitas es otra chica ¿sabes? Tal vez incluso más joven que tú, yo que sé, el punto es que te saque lo amargado de una vez –se despidió con una palmada en su hombro.

Las palabras de Ash le revolvieron la cabeza un rato, pensando, ¿y si el chico *groovy* tenía razón?

Fue a aquel bar que sus hijos gemelos le hablaron alguna vez, donde decía Glenda había muchas chicas de su edad, y donde Glenn decía daban buena comida.

Fue, intentando pasar desapercibido hasta de sus propios hijos, con una nueva apariencia, y se sentó en la silla más apartada del bar.

Fue ahí, donde mientras comía altas y bebía una cerveza, la vio.

Sus ojos, había visto algo en sus ojos, algo ardiente dentro de su ser, algo encantador y llamativo. Él podía jurar le llamaban a gritos y él moría por obedecer.

Se maravilló con ella de inmediato, algo inexplicable había con aquella chica que lo volvía más loco de lo que ya estaba.

Recuerda comenzar a verla por las calles, en la oscuridad de la noche, siendo alumbrado por luces fluorescentes como una típica película de terror. Donde la protagonista corría de un acechador cuyas intenciones estaban indefinidas, por ahora.

Besarla acaloraba su cuerpo, tocar su piel le prendía, ella y su cuerpo, la forma en la que sus cuerpos encajaban; todas y cada una de sus expresiones le eran fascinantes.

—Ngh~, Chuck, Chuck~ –hablaba la joven peli-____.

—¿Si?~ ¿Qué deseas preciosa?~ –musitaba con una sonrisa ladina.

—... Tocame, tocame más por favor~.

Su voz gimiendo su nombre era su sonido favorito, y su mirada con un miedo en lo más profundo de esta hacia él, le era fascinante, ¿cómo alguien podía hacer eso? ¿Cómo se lograba?

—G-gha~, ah~, ¡ah!~ ¡Chuck! –gemía aferrada a sus hombros.

Amaba esas noches donde él podía dejar marcas y mordidas en su cuerpo, con una duración larga; y él la compensaba dejándole arañar su espalda. Se lo merecía si él la follaba como si no hubiera mañana.

—Ngh... Joder, _____... no aprietes tanto... se que no nos vimos por tres semanas pero tampoco es como para que me extrañaras tanto muñeca –hablaba con dificultad y con su miembro dentro de la fémina.

Pero también en su cabeza comenzaba a indagar la pregunta. ¿Qué era _____?

¿Qué era la chica? ¿Una aventura? ¿Un deseo pasajero?

...¿Una pareja, quizá?

No sabía cómo responderse a sí mismo, al menos de manera total. Solo se calmaba así mismo con la palabra:

“Mira, te gusta su rostro, es buena en la cama porque le estas enseñando a ser la mejor, y se podría decir que la quieres porque no la quieres compartir. Ya con el tiempo te decidirás realmente”

Pero aún no se quedaba del todo tranquilo o convencido con aquella respuesta.

La protegería de todo lo que la amenace, nadie se metía con algo que es propiedad de Chucky.

Cuidarla de Pennywise era lo principal, ese payaso la lastimaba mucho, intentaba matarla pero él llegaba a tiempo, como caballero de brillante armadura.

No quería verla con alguna herida, le hervía la sangre y le hacía querer matar y torturar al hijo de puta que la lastimase.

Pero tambien debía ocultarla, de el más peligroso de los problemas... Tiffany Valentine.

No por nada Glenda estaba loca, eso lo sacó totalmente de su madre. Si ella descubria a la fémina probablemente la quiera matar pensando que ella fue la razón por la cual Chucky aceptó el divorcio.

Todo solo por ser libre y estar al lado de una mocosa.

Ella era su secreto mejor guardado, la esconderia lo mejor que pudiese, él y sólo él sería dueño de ese cuerpo, la alejaría de su propio hijo.

Solo para ser el único propietario, de la mejor pieza de arte que él haya visto y probado nunca.

Prados verdes y floreados, junto con una colina en compañía de un gran y frondoso árbol, con una sombra perfecta para un día de campo.

El sol del medio día iluminaba todo y el firmamento despejado, mostrando un bello cielo azul que alegraba a cualquiera.

En un día tan perfecto, en aquel espacio tan bello, se encontraban un grupo de chicos, de unos 19 años; sentados bajo una manta para picnic con rombos, almohadas y con una compañía un tanto peculiar.

Beverly y Ben, bebiendo té tranquilos, Mike comiendo cupcakes, Eddie siendo molestado por Richie, Stan acostado, apreciando las verdes hojas del gran árbol que les daba sombra.

Y Bill, jugando con un pequeño niño, parecido a él, con un chaleco amarillo, cargandolo, mimandolo y dándole incluso besos que el niño llamaba vergonzosos; dándole todo el cariño posible a su hermanito Georgi.

Una sombra apareció detrás de ellos, grande y tenebrosa. Unos ojos como el fuego se asomaron a ver, además de unos dientes parecidos a los de un conejo y una sonrisa peculiar.

Voltearon a verla y Pennywise apareció sonriente en una explosión de serpentinas y confeti. Todos aplaudieron ante él y él siguió con su espectáculo.

Hizo friccion entre las palmas de sus manos, y de ellas, apareció un pequeño Pennywise, de ojos saltones y lindas mejillas.

Juntos hicieron trucos con globos, dándole formas, burbujas, haciendo que cobraran vida y trucos de magia como que hay detrás de tu oreja.

—Ohh pero que increíble es esta pequeña versión de ti –alago Beverly acariciando su barbilla con su dedo, cosa que al mini Pennywise le gustó.

—¡Ja! Yo digo que parece un bebé –se burló Richie acercándose al pequeñin–. Aww mírenlo, es tan pequeño, ¿quieres tu biberón bebé Penny? Oh si, si lo quieres. Gucci, gucci gu~ –acercó su dedo a la mejilla del pequeño para picarla, pero sin previo aviso, mini-Penny mordió su dedo con salvajismo.

—Oh si, olvidé decírtelo, yo era un bebé muy salvaje –solto el verdadero Pennywise como si nada sentándose en la manta y mirando como su pequeña versión se negaba a dejar al chico bocazas.

Todos se burlaban y reían de la situación de Richie, gritando “¡Quitenmelo, quitenmelo!”

Finalmente, tras un largo rato de ver a Richie correr de aquí para allá con mini-Penny aferrado a él, este decidió soltarlo cuando su creador le silbó y este obedeció, volviendo a sus brazos como si nada, no sin antes enseñarle la lengua al chico de lentes.

—Penny, dile a mini Penny que no se acabe todas las galletas –regañaba una chica pelirroja, pero el tono de regaño era dulce y pacífico.

El ser blanco y alto, que se encontraba parado de manos, o más bien, apoyado en sus brazos, le observó alzando una ceja, mientras tenía a su pequeña version en sus pies y alegre comiendo una galleta.

—Pero sí ya somos todos ¿no? –se excusó con un dulce en la boca.

Beverly negó pacientemente, con una calmada sonrisa y tomando un sorbo de su té.

—¡Perdón el retraso! –oyeron una voz femenina gritar y todos alzaron la mirada.

Subiendo la colina, venía una chica peli-____, con un sombrero grande amarillo, aferrandolo a su cabeza para que no saliera volando, y un vestido floreado; además de zapatillas blancas, brazaletes y un collar de tortuga en el cuello.

—¡____! –gritaba Georgi con entusiasmo.

—Llegas tarde –soltó Eddie curando a Richie de la mordida de su dedo.

—Perdón, en serio perdón. Pero tuve contratiempos que no me dejaban hasta ahora –se disculpó la de ojos ____ sentándose en la manta.

—Awww ¿otra vez? –preguntaba Georgi sentado en las piernas de su hermano.

—L-la, la vez p-p-pasada fue lo m-mismo –tartamudeaba Bill abrazado a su hermano.

—Y no viniste definitivamente –complementó Mike pero diciendo las cosas en un tono preocupado.

—Lo sé, lo se, y lo lamento, de veras. Pero esta vez si pude venir –intento calmarlos con una sonrisa y un tono suave y dulce.

El payaso los vio todos alegres aunque no muy convencido, así que tomó la palabra de la situación.

—¿Y si ya no estuviera ese contratiempo, pasarías más tiempo con nosotros? –soltó Penny de la nada y todos le prestaron atención.

—¿Eh? ¿Penny? ¿De qué hablas? –preguntó la peli-___.

—Si yo me deshiciera de ese contratiempo, ¿podrías pasar mas tiempo con nosotros? –sugirió mirando a la chica–. ¿Me lo puedo comer?

Ella curveo sus suaves labios pintados en un leve color cereza y mostró una sonrisa.

—Penny, estas cosas no se pueden comer, son problemas, tareas y la universidad, consume tiempo como loco –intento explicarle.

—Pero es que ya no pasas tiempo con nosotros –intento excusarse–. Los perdedores son ustedes, un grupo de nueve, no de ocho ni de siete –solto un suspiro y se acostó en la manta–. Y no quiero pasar tiempo con nadie que no sean ustedes. Son divertidos.

Pennywise infló sus mofletes y apartó la mirada, mientras su pequeña versión se acercaba a él y le daba consuelo con sus pequeñas manitas. Los perdedores intercambiaron miradas y sonrieron ante sus palabras.

—Pero señor Pennywise, siempre estaremos para usted –dijo Georgi acercándose al payaso.

—Si, es divertido pasar tiempo contigo –agregó Mike.

—Y-y, n-nos ayudas a todos –comentó Bill–. M-me ayudas con mi t-tartamudo.

—Si estamos tristes nos alegras –se acercó Beverly sonriendo y acercándose al payaso.

—Y si nos sentimos mal buscas la manera de olvidarnos de nuestros problemas –terminó Stan.

Todos abrazaron al payaso a modo grupal y él sonrió, mientras miraba como la chica de ojos ___ de acercaba frente a él.

—Oh Penny, no tienes que preocuparte por nosotros –tomó su rostro entre sus manos–. Siempre estaremos para ti, como tu para nosotros –posó sus suaves labios de manera agraciada en la frente blanca del payaso...

Pennywise abrió los ojos abruptamente y se enderezó de donde estaba, intentando ubicarse.

Era su escenario, eran las alcantarillas.

Le puso atención a su estado, su respiración estaba agitada, y lo que parecían eran gotas de sudor frío caían por su frente.

—Georgi, Georgi –llamó al pequeño ente con tono áspero.

—¿Si? ¿Qué pasa Penny? –preguntó con tono infantil apareciendo y frotándose un ojo.

—Algo me pasó –comenzó a explicar–. Estaba comiendo, estaba tan lleno que me tumbe en el suelo, cerré mis ojos un momento y algo apareció, como una visión.

El niño de cabellos castaños miró incrédulo al ser.

—Penny, eso se llama soñar –respondió el menor.

El payaso paró en seco y le miró con la boca abierta.

—Pero yo no puedo soñar –se excuso en tono alterado–. Un ser como yo no puede soñar.

—Entonces alguien te hizo soñar –habló nuevamente el pequeño fantasma.

Pennywise se preguntaba quién, quién le pudo haber hecho soñar. Casi nadie tenía poder sobre él, y mucho menos para hacerle tener un sueño tan colorido y feliz.

Solo pudo pensar un culpable... Maturin, su estúpido hermano y contraparte.

Apretó la mandíbula y sus puños a modo que sus garras comenzaran a clavarse en su mano y hacerlo sangrar.

—Penny te estás lastimando –advirtió Georgi mirando asustado al de cabellos pelirrojos.

Su estómago y esa advertencia lo hicieron salir de trance. Tenía hambre, pero no tenía antojo de niños, quería algo más maduro, una mujer adulta por ejemplo.

—Saldré a comer –aviso levantándose y caminando afuera del escenario.

—¿A comer? Pero Penny, ya tienes carne de niños aquí –le siguió flotando y señalando su pila de cuerpos de niños en el tragaluces.

—No tengo antojo de niños ahora –lo vio tomar forma humana lentamente–. Iré por un adulto.

There Will Be Blood - Kim Petras

Aquel callejón permanecía totalmente oscuro, siendo su única iluminación, luces fluorescentes en tono rojo o carmesí.

Risas femeninas se oían en aquel callejón. Dos chicas salían de aquel antro por la parte de atrás. El sonido de sus tacones resonaba, y era acompañado con la música del lugar antes visitado, pues se oía la vibracion y parecía las paredes no eran tan gruesas como para contener el sonido.

—Oye, ¿ya viste ese chico que está ahí? –señaló una deteniéndose.

Su contaría paro la vista en aquel sujeto, recargado en aquella pared de ladrillos, siendo iluminado hermosamente por la luz carmesí. Este extraño volteo a verles con una mirada rápida que la flecho de inmediato, para luego bajarla.

—Creo que lo vi dentro del antro, te lleva un buen rato observandote –le habló su compañera en tono bajo.

—Mmm~ ¿tu crees?~ –musitó–. Esperemos consiga algo~.

—Te dejo y me dices –y se fue de ahí dejándola sola con aquel extraño.

Arreglo el escote de su vestido y se acercó hacia el disimuladamente.

—Hola, ¿estas perdido? –soltó ella haciendo que aquel muchacho alzará la mirada chocando con sus ojos.

—De hecho estaba esperando algo -respondió volteando a verla.

Ella curveo los labios de manera sensual.

—Ahh, ¿y puedo saber qué o a quién? –se acercó a dicho extraño.

Él, con una de sus grandes manos, la tomó del hombro, paseandolo hasta llegar a su cuerpo, ambas manos estuvieron en su cuello, acariciandolo. Ella se mordió el labio enferior y se vio acorralada contra la pared.

—Estaba esperando, a que mi comida llegara y se entregara en bandeja de plata –dijo y sus ojos tomaron un tono anaranjado, sonriendo de manera macabra.

Su sonrisa desaparecio y ahora el miedo la invadió. Con una de sus manos que aún posaba en su cuello, lo apretó y la levantó.

La fuerza que ejercía la estaba asfixiando, notando tarde el error que había cometido. Intentó zafarse pero sería un estúpido intento, el aire comenzaba a faltarle en sus pulmones, y cuando intentaba tomar más, lo poco que retenía le abandonaba en vez de acumularse más.

—Dime _____, ¿cómo te sientes ahora? ¿¡Eh!? ¿Ahora que tu novio no está para rescatarte y por estúpida caiste en mis redes? –preguntaba el extraño ejerciendo más fuerza.

—M-mi, mi nombre no es _____ –articulaba con dificultad la chica, como si al responder eso se llegara a salvar.

No, claro que no lo era, y él lo sabía, ahora que la miraba bien. El tono de piel no era el mismo, mucho menos la forma de cabello. La persona que tenía ahorcando tenía el tono de piel más claro, y su cuerpo no era el mismo. Eso y su mirada, y el olor de su miedo no era el mismo, no era el que recordaba y le gustaba tanto.

No era la persona que quería, y eso le enojaba más.

Aún tomándola del cuello, le dio un fuerte azote contra la pared, haciendo tronar su cabeza contra los ladrillos. Se acercó a ella y abrió sus dientes a más no poder, mordiéndole la yugular, causando una gran salida de sangre que mancho parte de su cara.

Se separó de ella y observó con más detenimiento a su víctima. Notando cómo de ella salían sus últimos jadeos de vida, pues ya había perecido.

La había matado porque sería lo más cercano que tendría a matar a _____, su más grande deseo y objetivo.

Miró su piel palidecerse más y perder cualquier tono de vitalidad, además de comenzar a volverse peso muerto.

La impotencia de que no fuera quien quería le hervía la sangre, enojandole más; así que decidió desquitarse con él cadáver y comérselo ahí mismo.

Comenzar a oír su piel desgarrandose por sus dientes, los huesos tronando y ver el color de la sangre y los músculos, eran su único consuelo ahora. Con eso se resignaba a seguir, seguir mordiendo, escupir los trozos de tela y comenzar a abrir su vientre, al mismo tiempo que notaba a sus intestinos gruesos y delgados aparecerse, ver toda la sangre bombeante de aquel lugar y tomarla con sus manos, importandole poco el desastre que hacía y lo asqueroso que se veía.

—Volviste, ¿lograste lo que querías? –pregunto el pequeño ente al ver al payaso volver, ya no como humano, si no volviendo a su clásica forma de payaso.

—No del todo –habló sentándose en su escenario, de mala gana.

—¿Cómo es que puedes soñar? –preguntó el pequeño.

—No lo se –alzó los hombros despreocupado–. Se supone seres como yo no soñamos, cuando duermo solo lo hago y veo un negro vacío muy largo.

—¿Qué fue lo que soñaste? –preguntó nuevamente.

A su mente volvió aquel recuerdo, aquella escena, la situación tan amena, de ese campo tan verde y ese cielo tan azul; además de aquella última escena donde ella le otorgaba un casto beso en su frente.

—Una pesadilla... –volteo a ver al pequeño–. ¿Puedes controlar lo que sueñas?

—Puede que si –Georgi imitó su acción y alzó los hombros–. Mi hermano una vez me dijo que puedes tener control sobre tus sueños y controlar lo que pasa en ellos, pero para eso debes tener mucho poder o no recuerdo que.

—Eso me es suficiente –colocó sus manos en su nuca y se acostó–. ¿Quieres que sueñe? Bien, pero te diré una cosa Maturín, está vez yo tendré mis dulces sueños, disfruta del show –cerró los ojos y logró quedarse dormido.

Hell Sent In The Clowns – Lordi

Las alcantarillas nunca habían estado más oscuras, un humo carmesí salía por varias partes de esta. Un número inconmensurable de cuerpos se hallaban, y debajo de este, en la base, se encontraba lo que parecía un trono.

Pennywise estaba en el, sin preocupaciones, teniendo en su mano una galaxia, admirandola por un rato, sus colores y su brillo; para después tragarsela de un bocado.

—Penny –le llamaron y este volteo la mirada.

Todos los perdedores tenían la cara blanca maquillada, marcas de líneas rojas que pasaban por su rostro de manera vertical, disfraces de payaso similares a él en tonos blanco, rojo y negro; además de una macabra sonrisa con filosos dientes como él, y ojos las brillantes que el amarillo del sol mismo.

Todos volviendo a una apariencia de cuando eran niños.

—¿La tienen? –preguntó sentandose bien en aquel trono.

—Fue muy difícil de capturar –habló Mike primero que todos.

—No sentía miedo –le siguió Bill en tono áspero.

—Incluso logró lastimar a Richie –terminó Beverly quién no tenía pupilas, sólo blanco en sus ojos.

—Pero finalmente le infundimos miedo –la sonrisa de Eddie se alargó mostrando su pila de dientes filosos.

Eso contagio a Pennywise.

—Bien~, traiganla –ordenó.

Detrás de ellos, venía Stan, cargando a una mujer adulta, cargandola a ella, estando semi-inconsciente. Sin gracia alguna la tiro enfrente de él y ella despertó de inmediato.

Se veían moretones y raspones, además de algo de mugre en su ropa y su piel. Se enderezó para darle la cara a todos, y lo primero que vio fue a un grupo de perdedores convertidos en payaso y bajo el control de Pennywise.

Abrió los ojos en par en par y se quedó congelada, un dolor en el pecho le invadia y la rabia se le contagiaba. Todos le sonreían como lo haría el payaso.

—¿¡Maldito bastardo que les hiciste!? –preguntaba la chica levantándose a ver al payaso.

—Oh~, ellos son algo que llamo, adquisición especial. ¿Te gustan?~ –musitaba con diversión y tomando un mechón de su cabello.

Ella se alejo de inmediato.

—¿Por qué? –la voz de la fémina se comenzaba a quebrar y podía ver lágrimas amenazar salir de ella.

Él alivianó su sonrisa y le tomó de la mejilla suavemente. Verla asustada le gustaba, verla con rabia e impotencia le era divertido; pero verla romperse y desmoronarse, sin duda lo amaba.

—¿Por qué? –imitó la pregunta–. Oh mi dulce _____.

El suave agarre de su mejilla pasó a un brusco agarre en su tráquea, alzandola del cuello hasta su altura.

—Porque como plaga te metiste en mis planes y los arruinaste –su voz sonaba hostil y su semblante serio era macabro.

—¿V-Vas a matarme? –artículo con dificultad.

Él volvió a su sonrisa habitual.

—Oh no _____ –dijo con un tono dulce que le puso la piel de gallina–. No voy a comerte de una vez, aprendí la lección –hizo que ella mirara a los perdedores, quienes sonrieron cómplices–. Dejaré que ellos corten tu carne, que te arranquen los intestino con sus propias garras y después –volvió a juntar sus miradas–. Haré que veas como toda tu familia es devorada por mi y por ellos –explicó y solto una risita–. Todos tus amigos, todos tus seres queridos y amados, estarás sentada en primera fila en el banquete, y no podrás hacer nada.

Su tono y su voz le hicieron tener miedo, intentando zafarse más rápido de su agarre en vano, cosa que a él le comenzaba a divertir.

—E-El te detendrá –intentaba articular.

—¿Quién? ¿Tu noviecito? –preguntó sarcástico y solto una carcajada diabólica– ¡Ja! Él fue al primero al que me comí –respondió cínico.

Sus lágrimas comenzaron a bajar, aún no dejaba de intentar pelear pero era en vano, si momentos atrás le habían arrancado su collar y brazalete protector. Ahora Georgi también vuelto payaso los tenía, y jugaba con ellos.

—¿Por qué no me matas ya? –pedía sollozante la fémina.

Acercó sus rostros a modo que sus respiraciones chocaran. Miró sus lágrimas bajar y con su lengua las limpió y saboreo. Definitivamente le extraería hasta la última gota y lo volvería bebida, pues el sabor era dulce.

—Porque no es todo lo que tengo planeado para ti mi _____ –respondió en tono cantorino–. Te haré inmortal, para que sufras una y otra vez, sin cansancio, y pierdas tus deseos de vivir, pierdas toda tu humanidad, y lo único que quede, sea lo que quiero –abrió las fauces de su boca, dejándole ver tres luces incandescentes dentro de esta, dejándole hipnotizada–. Flotaras conmigo, para siempre~


Siempre ame estas imágenes y recuerdo me inspiraron en hacer esto

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