
Capítulo 7
—¡Aseguren las puertas y ventanas!, estén seguros de que no vuelva a escapar— les gruñe la señora Rover que estaba bastante molesta.
—¡Max necesita nuestra ayuda madre!— seguía gritando Roxanne hasta que la llevaron al segundo piso.
—¿Acaso nunca terminará esta pesadilla?— se dirige hacia donde estaba su esposo— pasarán años para volver a presentarnos en la sociedad, ¿qué haremos?— mira a su esposo esperando una respuesta.
— Seguiremos con el plan con o sin Marco— gruñe levemente.
— Max— le corrige su esposa.
—Como se llame— niega con la cabeza.
Entre las sombras aparece Lord Frederick— Que ese joven haya rechazado a una dama como la señorita Roxanne, es algo inconcebible por qué si yo tuviera una omega como su hija la llenaría de las riquezas que se merece una reina— sonríe.
La señora Rover lo ve curiosa— Su omega es una mujer muy afortunada—.
— No señora, no estoy casado, estuve comprometido hace años con un bello omega pero la tragedia me quito a mi prometido y cuando se está solo la riqueza no interesa— suspira un poco melancólico.
Los señores Rover se quedaron viendo entre ellos para proceder a sonreír, tenían una gran idea en mente.
Mientras tanto Roxanne estaba tratando de escapar de su habitación que parecía más una prisión que otra cosa, de pronto entran sus padres con una sonrisa.
— Tenemos buenas noticias, habrá boda mañana— entra a la habitación de su hija el señor Rover.
Roxanne sonríe emocionada— ¿Lo encontraron?—.
—Date prisa querida, los invitados llegan en cualquier momento y debes estar presentable para Lord Frederick— sonríe.
Roxanne queda unos minutos en shock por lo que acaba de oír y comienza a negar con la cabeza— ¿Lord Frederick?—.
—Si, el será un buen alfa para ti— asiente con la cabeza la señora Rover.
— Tuvimos una propuesta muy atractiva— le sigue el señor Rover.
— Y está vez de un mejor prospecto— mira a su hija.
— P-pero yo no lo amo, no me pueden obligar hacerlo— mira suplicando a sus padres.
—Claro que sí— frunce el ceño el señor Rover.
— Se los suplico, debe haber otra forma de arreglar esto— las lágrimas estaban a punto de salir, Roxanne se nega a casarse con alguien más.
—Si no te casas con Lord Frederick nos quedaremos en la calle, no hay más, no hay otra opción— gruñe levemente su padre.
— P-pero y ¿Max?— buscando respuestas en la mirada de sus padres la joven.
— Max Goof se fue hija— niega con la cabeza y sale de la habitación.
— Te casarás con Lord Frederick mañana— el señor Rover da una última mirada a su hija para volver a encerrarla.
Lord Frederick estaba escondido presenciando todo, cuando de asegura que ningúno de los dos este en el pasillo comienza a reírse de una forma macabra, pasea por los pasillos hasta llegar al cuadro de Roxanne.
—No me mires así querida, solo sufrirás con esta unión, hasta que la muerte nos separé— sonríe de una forma siniestra— y eso será más pronto de lo que creés—.
Mientras tanto los padres de Max lo buscaban por cada rincón, cada esquina, casa, incluso tabernas pero no había rastro alguno de Max Goof.
De un mal rato empieza a toser de una forma un poco violenta el sirviente que siempre estuvo con ellos desde que abrieron la pescadería pero está vez la tos pudo más que el señor Marion.
Dejando a la deriva el carruaje de los señores Goof que no se habían dado cuenta de nada.
Mientras en la tierra de los muertos Max buscaba por todos lados a Bradley para disculparse por lo que dijo antes, suspira al ver a dónde lo había traído su perro.
Entra levemente y mira a Bradley en el piano, se acerca con el ramo de flores del joven.
— Creo que se te cayeron— le sonríe nervioso.
Bradley solo alza a ver el ramo para seguir en su melodía, Max se da media vuelta y suspira para agarrar valor y disculparse.
—Lo siento por a verte mentido para huir de aquí pero es que este día no fue muy- suspira- bueno....— se sienta a lado de él— de acuerdo al plan...—.
Bradley no le dice nada y sigue tocando hasta que Max igual comienza a tocar el piano para tener su atención.
Bradley lo tomo como un reto y empezaron a entonar una melodía que jamás se ha oído, tan armónica, tan sutil y agradable al oído.
Bradley sonríe por fin y Max siente algo que no ha sentido jamás con otra persona y le regresa la sonrisa al omega.
El joven omega se detiene y ríe levemente— perdona mi entusiasmo y lo competitivo que puedo ser —.
Max sonríe— Me gusta que seas competitivo, me viste como un rival—.
Por unos minutos azul y negro se vieron con una gran sonrisa en sus labios, hasta que sonó la campana anunciando que vino uno nuevo.
—¿Marion?— mira con curiosidad y va hacia donde estaba el nuevo— Oh...lo siento mucho—.
Marion lo mira con una sonrisa— No se preocupe joven Max, estoy mucho mejor ahora— le pasan un vaso de cerveza cortesía para los nuevos.
— Marion tengo que volver, deben estar preocupados, ¿cómo está la señorita Roxanne?— lo mira preocupado.
— Bueno aún no entienden por qué se escapó y pues la señorita Roxanne se va a casar está tarde— bebe un poco.
—¿Qué?, ¿Con quién?— gruñe sutil mente.
— Con un tal...Lord ni se que, ya sabes los nombres de los ricos— suspira un poco.
— Pero eso es imposible— niega con la cabeza.
— Pues como usted escapó, no quisieron desperdiciar el pastel — sonríe nervioso.
— No lo puedo creer....— suspira.
— Omegas...no se pueden vivir sin ellos pero tampoco con ellos— sonríe Marion para volver a beber— creo que es hora de que pueda darse otra oportunidad— haciendo señal hacia donde estaba Bradley.
Max suspira y niega con la cabeza para salir de la taberna.
—¿Max?, ¿Ahora a dónde vas?— el joven omega lo mira preocupado ahora que ya habían hecho las pases.
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