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Capítulo 22

V salió de la mansión alrededor de la medianoche, cuando el cielo estrellado se desplegaba en todo su esplendor. La luna, casi llena, lanzaba un resplandor plateado sobre el bosque, proyectando sombras alargadas y misteriosas que parecían moverse con vida propia. El aire estaba fresco y limpio, y cada respiración era un recordatorio de la serenidad nocturna que ofrecía un respiro de las tensiones diarias. El bosque, rodeado de susurros naturales, se sentía casi como un santuario, su tranquilidad contrastando con la agitación que a menudo invadía la mansión.

El caminar de V era deliberadamente lento, permitiéndose sumergirse en la calma que solo la noche podía ofrecer. A cada paso, el suelo crujía ligeramente bajo sus pies, y los árboles a su alrededor se alzaban como guardianes silenciosos. La luz de la luna filtrada a través de las copas de los árboles creaba un juego de luces y sombras que daba vida a los alrededores de una manera casi mágica. La brisa nocturna traía consigo el aroma a tierra húmeda, hojas secas y a veces el delicado perfume de flores nocturnas, un aroma que V encontró placentero y relajante.

Mientras continuaba su paseo, V sintió una extraña mezcla de calma y hambre. Aunque el bosque ofrecía una atmósfera relajante, su estómago rumoreaba con una necesidad de alimento que no podía ignorar. Los animales del bosque, sensibles a la presencia de V, huían con rapidez al percibir su aura imponente y la sensación de peligro que la acompañaba. La criatura que caminaba por el bosque no era común; su mera presencia inspiraba una mezcla de temor y respeto en las criaturas más pequeñas, que se apartaban a su paso.

El silencio del bosque fue interrumpido repentinamente por un sonido que hizo que V se detuviera en seco. Un crujido seguido de pasos apresurados rompió la tranquilidad, y una figura apareció entre los árboles. Era una mujer de aspecto desaliñado y claramente en estado de desesperación. Su piel apiñonada y su cabello oscuro y corto, junto con su ropa rasgada y apenas cubriendo su cuerpo, indicaban que había estado huyendo durante días. Sus ojos rojos reflejaban un miedo palpable y su andar errático sugería una carrera interminable, como si cada paso la llevara más cerca del colapso.

V observó a la mujer con una mezcla de curiosidad y satisfacción. La visión de una presa tan desesperada y vulnerable era una oportunidad demasiado buena para ser ignorada. Una sonrisa torcida se formó en sus labios, revelando sus colmillos afilados mientras se preparaba para el ataque. Pero antes de que pudiera moverse, una fuerza invisible la detuvo en seco. Un campo de energía palpable la envolvió, inmovilizando su cuerpo en el aire de manera sorprendentemente eficaz.

El poder era innegable y de origen desconocido, un tipo de magia que V no había encontrado antes. Su sorpresa se transformó rápidamente en frustración cuando intentó liberarse sin éxito. La mujer, al darse cuenta del peligro inminente, lanzó una mirada de terror hacia ella antes de girar y correr con la agilidad de alguien que ya no tiene nada que perder. La velocidad con la que desapareció en la oscuridad del bosque fue impresionante, y V se encontró inmovilizada durante unos segundos que parecieron interminables.

Con un brusco movimiento, V cayó al suelo, el impacto amortiguado por la vegetación que ofreció una caída más suave de lo que esperaba. Se levantó con agilidad, sacudiéndose el polvo de la caída y dejando que la frustración se disipara. La magia que la había atrapado era poderosa, pero no era suficiente para retenerla indefinidamente. Su mente estaba ahora enfocada en cómo adaptar su estrategia para superar el contratiempo.

Decidió que su mejor opción era seguir con su plan inicial. Con una determinación renovada, emprendió el vuelo hacia el pueblo, moviéndose con la gracia y la velocidad que la caracterizaban. El cielo despejado y la luna brillante proporcionaban una guía luminosa mientras cruzaba los límites del bosque y se acercaba al pueblo. A medida que avanzaba, el aire se volvía más cálido y cargado de aromas que denotaban la presencia humana cercana.

Al llegar a una calle secundaria del pueblo, V descendió suavemente, evitando las áreas iluminadas y adentrándose en las sombras de los edificios. La luz de las farolas parpadeaba a lo lejos, y los edificios del pueblo se alzaban en sombras, una mezcla de casas residenciales y comercios, todos sumidos en el silencio nocturno. La atmósfera estaba impregnada con una mezcla de aromas: el olor a pan recién horneado, el aroma a tierra de los jardines cercanos, y la fragancia ocasional de flores nocturnas.

V caminó con pasos sigilosos hacia una de las zonas más concurridas del pueblo, donde los bares y restaurantes atraían a los últimos noctámbulos. Cada paso que daba era medido, su mente alerta y lista para captar cualquier señal de vida que pudiera ser su próxima víctima. La emoción de la caza seguía siendo una constante, una necesidad que la mantenía viva y enfocada en su objetivo.

Finalmente, llegó a un pequeño bar en una esquina de la calle. El lugar estaba casi vacío, con solo unos pocos clientes en el interior. Los murmullos y risas se mezclaban con el sonido del hielo en los vasos y el suave tono de una canción en la radio. V se adentró en el bar, manteniendo un perfil bajo mientras sus ojos se ajustaban a la luz interior. Su mirada se deslizó por el espacio, evaluando a los presentes y seleccionando su próxima presa.

En la esquina del bar, V notó a un hombre mayor, solo y aparentemente distraído. Su apariencia desaliñada y el brillo en sus ojos indicaban que estaba borracho. Con una determinación renovada, se acercó a él, entablando una conversación casual que pronto se volvió más íntima. La charla era superficial al principio, pero pronto se convirtió en un diálogo más personal, donde V evaluaba cada palabra y cada reacción del hombre. El hombre, claramente borracho, parecía relajado y dispuesto a hablar de sí mismo sin reservas.

A medida que la conversación avanzaba, V guiaba al hombre hacia la salida del bar, sus palabras suaves y seductoras. La noche estaba fresca y el aire se sentía aún más frío cuando salieron al exterior. La oscuridad de la calle les ofrecía una cobertura perfecta, y el sonido de sus pasos resonaba débilmente en el silencio nocturno. La emoción de la caza estaba a punto de culminar, y V se preparaba para el ataque.

Al llegar a un callejón tranquilo, V condujo al hombre hacia la penumbra, asegurándose de que no hubiera testigos. La oscuridad del callejón estaba llena de sombras, y el silencio absoluto solo se veía interrumpido por el ocasional sonido distante de la ciudad. Aquí, V dejó que sus colmillos se mostraran, preparándose para el ataque. La presa estaba a punto de ser consumida, y la necesidad de alimentarse se había vuelto urgente.

El proceso fue rápido y eficiente. V se alimentó del hombre con la precisión que solo años de experiencia podían ofrecer, dejando el cadáver junto al de otro hombre, diciéndole que J seguramente había estado cazando en la misma zona. La mezcla de sangre y el cansancio acumulado hizo que V se sintiera momentáneamente saciada, pero también la inquietante sensación de haber sido observada esa noche la acompañó.

Caminando de regreso al pueblo, V decidió no seguir a J, que había entrado en una tienda de magia y esoterismo. La curiosidad sobre la tienda fue rápidamente reemplazada por la necesidad de regresar a la mansión. Su vuelo de regreso fue silencioso, y la luna llena continuó guiándola a través de la noche.

Al llegar a la mansión, V se dirigió directamente a su habitación, sintiendo un alivio al estar de vuelta en el refugio de su hogar. Se tumbó en la cama, permitiéndose un momento para reflexionar sobre el extraño encuentro en el bosque y la misteriosa fuerza mágica que la había inmovilizado. Aunque la experiencia había sido desconcertante, V decidió que era mejor no pensar demasiado en ello. La necesidad de tranquilidad era más urgente que las preguntas sin respuesta.

El silencio de la mansión era una bienvenida pausa. Sin embargo, el sonido de pasos provenientes de la planta baja la hizo prestar atención. Las pisadas eran numerosas y, a lo lejos, podía distinguir el inconfundible ruido de las botas de Cyn y S, que parecían regresar a casa. V se preguntó si habría algún evento o reunión que ella no conociera, pero prefirió no involucrarse.

Los ruidos provenientes de la habitación de N llamaron su atención. Había muchas pisadas y claramente la mayoría no eran de N. El movimiento constante y el sonido de voces susurrantes la hicieron preguntarse qué estaba sucediendo. El ambiente en la mansión se llenó de una actividad inusual, y V se preguntó si debía investigar o simplemente dejar que los eventos siguieran su curso.

En la tranquilidad de su habitación, V se permitió relajarse mientras escuchaba el bullicio en el resto de la mansión. La paz que encontraba en su propio espacio contrastaba con el dinamismo que se desarrollaba en el resto del hogar. Aunque la noche había comenzado con una caza y una serie de encuentros intrigantes, el regreso a la calma ofrecía una oportunidad para recargar energías y prepararse para los desafíos que vendrían.

V se recostó en la cama, contemplando la noche y su inmortalidad. A pesar de la serenidad que buscaba, su mente seguía ocupada con la experiencia de la mujer en el bosque y la misteriosa magia que la había detenido. Sin embargo, decidió que era mejor no dejarse consumir por estas preocupaciones en ese momento. La noche estaba aún llena de posibilidades, y con el amanecer, nuevos eventos y desafíos esperarían.

Con una última mirada hacia el cielo estrellado a través de la ventana, V cerró los ojos y permitió que el sueño la envolviera. El silencio de la mansión y la serenidad de la noche la rodearon mientras se sumía en un descanso que prometía prepararla para los próximos días, los cuales, sin duda, estarían llenos de más intrigas y sorpresas.

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- ¡Eres un idiota, N!

- ¿Qué ahora por qué? Tú fuiste la que se cayó al agua...

Uzi se abrazaba a sí misma en la habitación de N, temblando de frío y escurriendo agua, mientras N también estaba empapado, pero no temblaba. Buscaba en el armario algo de ropa limpia y seca, algo para él, algo para Uzi, y, aunque le desagradara la idea, también algo que prestarle a Alvirian, quien estaba hecho un ovillo en el suelo, intentando entrar en calor.

- Sí, pero tú seguiste al entrar al lago...

- Por favor, fue divertido, Uzi, relájate un poco.

Uzi gruñó mientras que N le pasaba una camisa de algodón. Parecía un camisón para dormir, pero lo aceptó; era mejor que su ropa empapada.

- ¿Quieren no mirar, pervertidos? - dijo la chica a sus dos acompañantes, los cuales se giraron dándole la espalda.

Se quitó su ropa empapada, excepto sus panties, ya que no tenía otros y no pensaba andar sin ropa interior. Dejó la ropa en el suelo y rápidamente se puso el camisón. Era cómodo y le llegaba a medio muslo, cosa de esperarse siendo una prenda de N y ella de un tamaño tan pequeño.

- Ya pueden girarse - dijo caminando hasta la cama. Se lanzó a ella haciéndose un ovillo en las sábanas.

N la miró y no pudo evitar sentir un enorme sentimiento de ternura hacia la pequeña gruñona de Uzi. Se giró dándole la espalda a Uzi, se quitó su camisa empapada y colocó una limpia y seca. Luego encontró entre su ropa más antigua una camisa con holanes. Sería de finales de 1700, así que se la lanzó a Alvirian; no le daría su ropa buena a ese sujeto. Después, encontró unos pantalones de cuando era niño y de igual forma se los dio, ya que unos pantalones de él actualmente seguramente le quedarían demasiado grandes.

Cuando N estaba completamente vestido, se metió en la cama junto a Uzi, a una distancia considerable, la chica dándole la espalda.

Alvirian gruñó por la ropa, y N le replicó que era eso o estar desnudo y congelándose las bolas, a lo que el chico se quedó callado y conforme con la ropa y simplemente se tiró en el sofá a dormir.

- Así que eres malo cuando te lo propones, ¿huh? - dijo Uzi girándose un poco a mirar a N.

- Simplemente él no me agrada, por su culpa estamos aquí atrapados, tengo hambre, no puedo ir a comer, y eso me... me irrita mucho...

- ¿No vas a perder el control y masacrarnos por hambre, cierto? - preguntó Uzi, parte en broma, parte miedo en su voz.

- No, no... bueno, a ti no. Con él - señaló a Alvirian - no me molestaría.

Uzi se rió suavemente acomodándose de frente a N.

Se miraron a los ojos un momento, como si intentaran memorizar los rasgos del otro. Se miraron sin decir ni hacer nada más, como si esta fuera a ser la última vez que se ven y simplemente quisieran recordarlo todo.

- Mierda - dijo N de la nada. Uzi arqueó una ceja. - Tú no has comido en días.

- Oh, bueno, no te preocupes, realmente no tengo... - un gruñido de su estómago la interrumpió-... hambre - terminó de manera tímida.

N gruñó pasando una de sus manos por su rostro.

- Por la noche intentemos salir de aquí, ¿sí? Será luna llena así que es la excusa perfecta para intentar salir y mantenernos lejos de esta vieja mansión.

- ¿Por qué?

- Porque créeme que no quieres escuchar a S cuando es luna llena...

- ¿Aullidos? - preguntó Uzi inocentemente.

- Lo mejor es no estar aquí cuando ella esté aquí con Cyn... en luna llena...

Con esas palabras, fue como si un interruptor en la mente de Uzi comenzara a funcionar y su sorpresa fue tal que su boca formó una letra "o" perfecta. N se rió por esto.

- Así que sí, por la noche aprovechemos de una forma u otra para conseguirte comida. Por ahora el sol brilla y hay que dormir.

Uzi rió un poco.

- Es curioso llevar la vida a la inversa, dormir con el sol, vivir con la luna... Por cierto, ¿cómo duermes cuando vas a la escuela?

- Oh, bueno, duermo por las tardes, unas pocas horas y ya - dijo N como si dormir tres o cuatro horas fuera lo más normal.

Uzi no dijo nada pero parecía lista para regañar a N, así que este tuvo que decirle que como vampiro no necesitaba dormir mucho, así que estaba bien.

Después siguieron charlando un poco más, hablando sobre trivialidades y recuerdos de la escuela, hasta que el sueño venció a Uzi. N se acercó más a ella, acurrucándose un poco. Era una sensación cómoda y agradable, y pronto él también se quedó dormido.

El reloj en la pared de la habitación avanzaba lentamente, marcando la transición de la tarde a la mañana. El cielo, visible a través de la ventana, se había oscurecido y la luna llena comenzó a llenar el espacio con su luz plateada. La habitación de N estaba ahora envuelta en una luz suave y etérea que filtraba a través de las cortinas. El resplandor solar bañaba el suelo y las paredes, creando patrones de sombras y luces que parecían danzar con el movimiento de las hojas afuera.

Uzi estaba acurrucada en la cama, envuelta en las sábanas como un capullo, mientras que N se había acomodado a su lado, su cuerpo en una posición protectora. Aunque ambos estaban en diferentes extremos de la cama, la cercanía física les proporcionaba una sensación de seguridad y calidez, contrastando con el frío que había experimentado anteriormente.

Mientras N dormía, su respiración era tranquila y regular, y ocasionalmente se movía para ajustar su posición. El rostro de N estaba relajado, sus labios curvados en una ligera sonrisa mientras soñaba. La luz del sol que entraba apenas por las cortinas resaltaba sus rasgos, acentuando las sombras bajo sus pómulos y la línea de su mandíbula. Su cabello, aún algo húmedo, caía desordenadamente sobre la almohada.

Por otro lado, Uzi estaba profundamente dormida, su cuerpo caliente bajo las sábanas secas. La incomodidad de haber estado empapada se había desvanecido, y la calidez de la cama estaba proporcionando el alivio que necesitaba. Sus pensamientos, que anteriormente habían estado llenos de inquietud y hambre, ahora se habían apagado en un sueño reparador. La luz crepuscular que brillaba a través de la ventana parecía calmar incluso sus sueños, trayendo consigo una sensación de paz que rara vez experimentaba.

En el sofá, Alvirian estaba envuelto en la ropa que N le había prestado. La camisa de holanes y los pantalones antiguos le quedaban grandes, y se movía torpemente tratando de encontrar una posición cómoda. A pesar de la apariencia ridícula de la ropa, la calidez que le proporcionaba era un alivio bienvenido. Sus pensamientos eran confusos y frustrados, pero el sueño lo estaba venciendo lentamente. Se acomodó mejor en el sofá, intentando no pensar demasiado en las circunstancias que lo habían llevado a ese momento.

La mansión, en su totalidad, estaba envuelta en una tranquilidad matutina. Los sonidos de la mañana afuera, el crujido ocasional de las ramas y el susurro del viento, parecían acompañar el ambiente sereno dentro de la habitación de N. La oscuridad  casi total que envolvía el espacio, y la única fuente de luz eran los pequeños rayos de sol que lograban colarse dentro, que iluminaban suavemente la habitación con un brillo casi mágico.

En ese ambiente nocturno, el sueño de Uzi y N se volvió un refugio contra las tensiones y los problemas de su situación actual. La cama, con todo y sus lujos y siglos vividos, se había convertido en un santuario temporal, un lugar donde podían encontrar consuelo y seguridad en medio del caos.

Mientras N dormía, sus pensamientos estaban en una especie de limbo, mezclando recuerdos y reflexiones de su vida reciente. Los eventos del día habían sido intensos, y la necesidad de comida y la frustración por la situación le habían generado un estrés acumulado. Sin embargo, la presencia de Uzi y la cercanía física le proporcionaban una sensación de normalidad que valoraba en ese momento.

La habitación, aunque algo polvosa, estaba bien cuidada. Los muebles eran antiguos pero funcionales, y las paredes estaban adornadas con tapices y pinturas, recuerdos de tiempos pasados. La luz crepuscular seguía brillando a través de la ventana, su luz creando un contraste encantador con la oscuridad de la habitación. Las sombras proyectadas en las paredes parecían contar historias de otro tiempo, y el resplandor lunar añadía un toque de magia al entorno.

El sueño de N era profundo y reparador. A veces, su mano se movía inconscientemente hacia Uzi, buscando la calidez y el contacto que le proporcionaba una sensación de seguridad. La cercanía entre ellos era un consuelo en medio de la incertidumbre, y la sensación de tener a alguien a su lado en ese momento difícil le daba una razón para relajarse y dejarse llevar por el sueño.

Uzi, por su parte, estaba completamente inmersa en su descanso. El sueño la envolvía en una tranquilidad que contrastaba con el ajetreo de la tarde. Los eventos del día y las emociones asociadas con ellos parecían desvanecerse mientras dormía, y la luz que apenas se filtraba parecía ofrecerle una paz que necesitaba desesperadamente. La habitación, con su calma matutina y su suave resplandor, era el refugio perfecto para su agotamiento.

Alvirian, aunque en un estado de incomodidad debido a la ropa prestada, finalmente se dejó llevar por el sueño. El cansancio acumulado y el calor de la ropa hicieron que sus pensamientos se desvanecieran, permitiéndole un descanso necesario para enfrentar el desafío de la noche vivida.

A medida que la mañana avanzaba, la el sol seguía vigilando desde el cielo, llegando ya a lo más alto, su luz llenando la habitación con un brillo que parecía prometer un nuevo comienzo. El resplandor lunar era un recordatorio de que, a pesar de las dificultades y los desafíos, había una belleza y una calma en el mundo que podía ofrecer consuelo y esperanza.

La habitación, con sus ocupantes dormidos y el resplandor solar llenando el espacio, se convirtió en un oasis de paz y tranquilidad en medio de la agitación. Los problemas y las preocupaciones del día se desvanecieron en la serenidad de la noche, y la promesa de un nuevo día lleno de posibilidades se alzaba con el amanecer.

La mansión y sus ocupantes descansaban bajo su influencia, preparándose para enfrentar lo que vendría con renovada energía y esperanza. El sueño, aunque breve, ofreció un descanso necesario y una oportunidad para recargar fuerzas en medio de la incertidumbre y el desafío.

Con el sol bajando por el cielo una vez más, el entorno de la habitación de N se llenaría nuevamente con la luz de la luna, trayendo consigo nuevas oportunidades y desafíos. Pero por ahora, la mañana y  el sol ofrecían un refugio temporal, un momento de calma y paz en medio del caos. La tranquilidad de la mañana era un recordatorio de que incluso en los momentos más oscuros, había una luz que podía ofrecer consuelo y esperanza.

La habitación continuaba envuelta en la suavidad de la luz solar, y los sueños de sus ocupantes reflejaban la calma y la serenidad que el resplandor de los pequeños rayos colados proporcionaban. Mientras el cielo se mantenía constante y el sol seguía su camino, la mansión y sus habitantes descansaban, preparándose para enfrentar un nuevo día con la fuerza y la determinación que el descanso les había proporcionado.

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pues aún no tengo sueño pero creo que ya escribí mucho, así que vamos a character ai >:D

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