7
—¡Te lo juro, Chaeng! —Exclamó Dahyun.
Mientras mi mejor amiga me contaba todo lo que le había pasado ayer, yo trataba de hacer un sándwich de jamón y queso. Dejé el celular sobre mi hombro y lo apreté con mi oreja porque ahora estaba necesitando usar las dos manos.
—Oh, vamos, Hyun, Sana se ve que es la más tranquila. —Le dije aún si poder creerlo.
—¡En algunas cosas! Sana es muy celosa, y cuando vio al estúpido de mi ex no paró de matarlo con la mirada. ¡¿No te diste cuenta?!
Tomé el celular cuando terminé de hacer el sándwich.
—Bueno, de eso sí me di cuenta. Pero no creo que sea tan celosa. No sé, tal vez tuvo problemas con Eunwoo.
—Chaeyoung, te estoy diciendo que mi esposa es una celosa y posesiva, ¿y dices que fueron malentendidos?
—¡Pero la personalidad de Sana no demuestra que es celosa!
—¡Sana es la más tóxica de las tres!
Suspiré. —Bueno... okay... sigue contando.
—Luego de que saliéramos del restaurante y que tú te fuera con Mina, Sana se empezó a comportar distante y seria. Con decirte que durante todo el trayecto no habló. La tonta de Momo tampoco ayudó mucho, sólo habló por teléfono con su secretario.
—¿Sólo porque Eunwoo te saludó?
—¡Ese idiota también me tocó la pierna!
—¿En serio? No me di cuenta.
—¡Claro, como te la pasabas viendo a Myoui Mina! —Me recriminó.
—Sigue con tu "historia".
La escuché resoplar. —Cuando llegamos, Sana se metió a la casa sin dirigirnos siquiera la mirada. Momo por fin reaccionó, y me abrió la puerta y luego me habló para aligerar la tensión. Esa tonta ni siquiera se debió dar cuenta cuenta cuando Eunwoo me tocó la pierna... —Suspiró. —y cuando yo estaba preparando los postres que me pidió Momo ¡BOOM!, Sana apareció detrás de mí. Esa mujer me agarró de la cintura y luego me apretó contra el mesón ¡¿Puedes creerlo?!
Le di una gran mordida a mi sándwich y luego solté un sonido para que ella supiera que le estoy prestando atención.
—y luego de decirme cosas sucias y extremadamente celosas, me folló en la cocina, sala y habitación. —Abrí los ojos como platos y me atoré, causando que escupiera los restos de comida. —¡Me follaba mientras decía que yo solo era de ella y Momo! ¡Y la tonta de Momo no intervino y sólo se dispuso a masturbarse el pene!
—¡Dahyun! ¡No era necesario que me dieras detalles!
—Es por eso, Chaeng, que estoy necesitando urgentemente tu ayuda...
Ah, no.
—No puedo ni siquiera levantarme de la cama sin quejarme..., así que pensaba que... ¿vinieras a ayudarme?
—¡Tus esposas son ricas! ¿Acaso no tienes sirvientes?
—Sí tengo, pero te necesito. Necesito tu apoyo y ánimos.
Di un largo suspiro y masajee mi sien. Dahyun algunas veces me volvía loca.
—Está bien, iré. Pero que te quede claro que no quiero escuchar detalles ni cosas de tu intimidad.
—Pff, lo dices como si fueras una santa... Le diré a Henry que pase a recogerte en quince minutos. Nos vemos.
Rodé los ojos y colgué.
Rápidamente elegí un vestuario mejor y más presentable para salir y me vestí. Chillé por la pereza cuando mi celular vibró por el mensaje de Henry avisando que ya está abajo. En estos momentos lo único que pienso es en ahorcar a la estúpida de mi amiga por molestar mi tiempo sagrado de descanso.
Decidí usar las escaleras cuando vi entrar al pervertido de mi vecino en el ascensor, por lo que me puse los audífonos y bajé lo más rápido que pude. Al bajar, resoplé cuando lo vi bebiendo cerveza apoyado cómodamente afuera del edificio. A lo lejos vi a Henry en el coche de propiedad Minatozaki-Hirai.
Suspiré profundamente.
Lo que faltaba.
Me enderecé y traté de pasarle de largo, pero mi sangre hirvió cuando me llamó suciamente: —¡Oye, puta!
Desgraciado infeliz...
Henry no tardó en acercarse a mí. —¿Necesita ayuda, señorita Son?
Le sonreí amablemente y negué con la cabeza. —No hace falta, Henry. Hay que irnos ya.
Agradecí internamente que el tipejo se haya sentido amenazado con la presencia de Henry y detuvo sus palabras. Me subí al coche y Henry no tardó en iniciar el recorrido hacia la casa mi mejor amiga. Recosté mi cabeza en la ventanilla y empecé a concentrarme en el sonido de la lluvia.
Raramente, este viaje en auto no se sentía igual como el de ayer.
Y creo saber la razón.
Traté de concentrarme en la lluvia y su sonido para no pensar mucho en ella, pero era casi imposible.
Visualicé la entrada a la mansión Hirai-Minatozaki, aún cautivandome por su lujo sólo siendo ésta la entrada. A lo lejos, vi la gran mansión lujosa de Dahyun y sus esposas. Aunque ya he venido muchas veces me sigue impresionando la cantidad excesiva de dinero que contiene ésta propiedad.
Me viene el recuerdo de Dahyun peleando con sus esposas, ya que estas quería algo más grande y con más lujo.
A diferencia de mi mejor amiga, yo nunca me detuve a pensar realmente cómo se sentía tener mucho dinero como es el caso de sus esposas. Siempre me caractericé por ser sencilla y no aspirar a mucho lujo. Mis aspiraciones desde pequeña fueron la libertad y vivir cómodamente. Mis prendas demostraban lo despreocupada que soy, reafirmando mi imposibilidad de vestirme y comportarme como una persona de tal clase como lo es Dahyun.
Simplemente... el mundo de clase alta no es lo mío.
Henry detuvo el auto frente a la entrada de la mansión, y no tardó mucho en correr a abrirme la puerta y extender su mano. Yo la acepté y le agradecí, por lo que él respondió con una sonrisa y corta reverencia en señal de respeto.
Es loco, ya que él sabe que no me debe respeto porque soy de una clase social más baja que la de él. El hombre sabía de esto, pero se rehusaba a dejar de tratarme como su superior.
Una vez abajo, algunas sirvientas abrieron y salieron para recibirme con una larga reverencia y los brazos extendidos hacia el interior de la propiedad.
El mayordomo estaba en la puerta igual de recto y serio como siempre.
Cuando estuve frente a él, este me dio una reverencia. —Bienvenida, señorita Son. —Saludó formalmente.
—Muchas gracias, William.
Me adentré por fin y busqué desesperadamente a mi mejor amiga.
—¡Dahyun, estúpida! ¡Ya llegué!
Otra razón por la cual no serviría como millonaria.
La tarada de mi mejor amiga al parecer escuchó el grito y bajó corriendo de las interminables escaleras. La gran tonta ni me saludó cuando ya me tenía agarrada del brazo y arrastrándome hacia a escaleras para subir a su alcoba.
—¡Hey!
Dahyun rodó los ojos por mi grito, pero aún así no dijo nada y me llevó arriba.
Cuando estuvimos ya adentro de su habitación, -la cual compartía con sus esposas-, me tiró a la cama bruscamente.
—Oye, lo siento, pero no me gustas. —Bromeé.
—Cállate, tonta. —Me dijo al acercarse a la puerta y pegar su oreja a esta.
Se veía increíblemente chistosa.
Carcajee. —y a ti qué mosco te picó.
Volvió a rodar los ojos en silencio. Y al cabo de un minuto de despegó de la puerta y me miró.
Caí en cuenta al observarla estar parada, caminar y hasta bajar las escaleras corriendo.
Esa maldita me mintió.
—Desgraciada. —Le dije.
Ella se dio cuenta de lo obvio y se acercó a mí.
—Necesito tu ayuda.
—¡Pues para eso vine! —Alcé la voz.
Ella me tapó la boca con su mano. —¡Shh!
Se la retiré con una ceja alzada y los brazos cruzados. —Me debes una gran explicación, escuálida.
Me di cuenta que trató de no mostrar su indignación ante el apodo. Okay, es algo serio si no me respondió con algo más hiriente.
—Obviamente necesito tu ayuda en una cosa más importante que cuidarme por estar recién follada. Tú sabes que ya tengo experiencia y sé soportar eso, idiota. ¿Cómo caíste así de rápido? —Tercera vez que rueda la ojos.
—¡Porque me empezaste a dar detalles! La manera más rápida y eficiente para no escucharlos era aceptar.
—Da igual. —Se sentó en la cama a mi lado. —Chayote, esto es algo muy importante para mí...
—¿Qué cosa?
—He tenido náuseas, mareo y mucho cansancio últimamente...
—Aja, ¿y? —Dije inocentemente. —¿Ya fuiste al doctor?
—No me interrumpas. —Regañó. —Mi período está atrasado. —Oh, mierda. —Momo y Sana ya no usan condon, por lo que yo tomo pastillas..., pero como hemos tenido sexo prácticamente todos los días... supongo que la medicación no es 100% eficiente.
—No jodas, Kim Dahyun. —Dije bastante sorprendida. —¿Ya te hiciste la prueba?
—Justo por eso te pedí venir. Voy a hacer la prueba y necesito tu compañía.
Asentí comprensiva. Dahyun se escuchaba bastante abatida por la posibilidad del embarazo, y eso me hizo preocuparme.
—Está bien, Hyun. Yo estaré aquí.
Mi mejor amiga asintió agradecida y se levantó, caminando hacia el baño con las pruebas en mano.
Cuando ella cerró la puerta, grité ahogadamente en la almohada. Iba a ser tía, joder. Era una posibilidad muy grande, ya que todo indicaba a un posible embarazo. Por supuesto, es una noticia que me tomó por sorpresa. Fue como un choque. Pero me preocupa el estado de ánimo decaído de mi mejor amiga. No entiendo porqué está así, ya que está casada, son -obviamente- económicamente estables y son un matrimonio funcional. Se notaba a metros el amor de esas japonesas a Dahyun. Tal vez era la edad de mi mejor amiga lo que la tenía así, y lo comprendo totalmente.
Me comí amsiosamente las uñas mientras Kim estaba encerrada. Cuando ella salió, corrí a ella y la abracé.
—Quiero que me digas el resultado. —Me dio la prueba. —Salga lo que salga, dímelo. —Asentí.
Diez minutos y suspiré fuertemente, viendo a Dahyun caminar de un lado para otro desesperada. Tragué saliva fuertemente. —Voy a verla. —Avisé. Dahyun por fin se detuvo y asintió. Ella cerró los ojos cuando estuvo apunto de llorar y se tomó de las manos.
Mi rostro se deformó al ver el resultado.
Positivo.
Miré compasivamente a mi mejor amiga y la abracé. —Estás esperando un bebé, Hyun.
Eso bastó para que mi amiga se derrumbara totalmente y se agarrara de mí mientras lloraba. La tomé antes de que cayera al piso y la llevé a la cama.
No oculté mi gran preocupación al verla reaccionar de esa manera.
Dejé que llorara en mi hombro mientras acariciaba su espalda en manera de apoyo.
—No estoy lista para esto, Chaeyoung.—Confesó luego de un largo tiempo.
Asentí. —¿No quieres ser madre?
—No ahora. Estoy asustada. Tengo mucho miedo.
Arrugue mi entrecejo y la aparté un poco para tomarla del rostro y limpiar sus lágrimas.
—¿Miedo?
Ella asintió. —Sí. No sé cómo reaccionarán Momo y Sana por esta noticia... E-Ellas jamás se mostraron interesadas por los niños. —Más lágrimas se derramaron. —Tengo miedo de cómo reaccionen, Chaeyoung. Ambas están siempre ocupadas en sus trabajos, y no quiero estar embarazada para seguir sola más de la mitad del día en esta gran mansión. No quiero llevar esto sola.
—No deberías pensar eso, Hyun. Momo y Sana te aman mucho, y estoy casi segura que no reaccionarán tan mal como lo imaginas.
—¿y si me dejan? No podría sola si ellas me dejaran. —Dahyun siguió con sus pensamientos destructivos, por lo que la tomé de la mano.
—Escúchame, Dahyun. Tú me tienes a mí. Sabes que nunca te voy a dejar sola, y mucho menos en esto. Cuentas con todo mi apoyo.
—No estoy preparada para ser madre. Tengo miedo de fracasar en mi intento de figura materna y terminar siendo igual que mi madre.
—Dahyun, no. Basta. Tú jamás podrías hacer algo como lo que hizo esa mujer.
Ella me abrazó y empezó a llorar de nuevo.
—Tienes que decirles... —Le dije suavemente.
—No quiero.
—Dahyun...
Antes de que pudiera seguir, fuimos interrumpidas por la puerta. Agrandé los ojos al verlas ahí, confundidas, y con un gran ramo de flores y chocolates.
Escondí el test inmediatamente.
—¿Dahyun?
Ambas actuaron rápido y dejaron las cosas en la mesita, acercándose preocupadas a mi mejor amiga. Yo me alejé de ella y le regalé una sonrisa compasiva.
—Es hora de que me vaya, Dahyun. —Avisé al ver que ella no parecía querer soltar su agarre en mi camiseta.
—C-Chaeng. —Prácticamente me suplicó en sollozos. Se escondió en mi cuello y se abrazó a mi torso como si no hubiese un mañana.
—Tienes que hablar con ellas, Hyun. —Le susurré.
Ella negó y se ocultó más, ignorando la presencia de las japonesas. —No quiero.
Aquello fue audible para las mencionadas, con quienes intercambié miradas de preocupación. Ellas suspiraron y se alejaron con sus rostros llenos de tristeza.
—Las dejaremos a solas. —Dijo Momo.
—Estaremos abajo. —Avisó Sana.
Yo asentí y les agradecí. Al ver que cerraron con su salida, tomé de los hombros a mi amiga.
—Dahyun, tienes que hablar con ellas.
—No puedo, Chaeyoung. Tengo mucho miedo.
—No sabes realmente cómo reaccionarán, Hyun. Es necesario que les digas. —Me alejé de ella y me levanté de la cama. —No dudes del amor que te tienen. Esas mujeres bajarían la luna por ti.
—Un niño es como el fin de nuestra relación, Chaeyoung. Ellas en serio que no se ven interesadas por los infantes. Nunca me hablaron de aspirar a querer hijos.
—Pero es algo que iba a pasar tarde o temprano, Dahyun.
Ella se retiró las lágrimas y ocultó su rostro entre sus manos.
—Pero no ahora...
—Y, escúchame bien, si esas mujeres se atreven a decirte o hacerte algo yo misma les cortaré los huevos. —Amenacé, logrando un pequeña risa por parte de ella.
—Gracias por estar aquí, Chaeyoung. Lo aprecio mucho.
—Soy tu mejor amiga. Siempre estaré para ti. Pero es hora de que me vaya, Dahyun. —Ella me miró con ojos suplicantes. —Si las cosas salen mal... dile a Henry que te lleve a mi departamento.
Ella aceptó. —De acuerdo.
Le di un beso en la frente. —Nos vemos luego, Hyun.
Al obtener su respuesta, le entregué la prueba, salí de la habitación y cerré. Vi a Sana y Momo "hablando" con William en la entrada, en el primer piso. Parecía que lo estuvieran regañando, si soy sincera. Cuando bajé las escaleras ellas se dieron cuenta de mi presencia y corrieron hacia mí.
—No tengo nada que decir. —Me anticipé.
Pasé en medio de ellas y salí de aquella mansión. No hizo falta darme vuelta para saber que corrieron a las escaleras.
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