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|Chaeyoung's POV.|

Si salía del auto de Mina, seguramente pasaría la peor vergüenza de mi vida. Traía las peores prendas de mi armario porque se supone que hoy iba a tener una noche "tranquila" de trabajo y no ir a un maldito restaurante de ricos con trajes extremadamente caros y formales.

Pero Mina parecía totalmente ignorante y despreocupada.

Por Dios, ella sí iba presentable.

Tampoco pensaba decirle que no quería salir del carro y que mejor me quedaría en él mientras ella va a cenar.

Miré otra vez al establecimiento y me di cuenta que este es uno de los que más me habla Dahyun. Sus esposas la suelen traer a comer aquí, y según Dahyun, la comida es exquisita.

¿Por qué tengo que vestirme así?

—Pareces nerviosa.

Volteé y la miré totalmente sorprendida. Podía ser empresaria, pero eso no le quitaba lo retrasada.

—Ah, ya veo... —Como si me hubiera leído la mente, asintió y salió del auto. La miré bastante desconcertada mientras ella le daba la vuelta al auto y me abría la puerta. —La ropa es lo que menos importa, hermosa.

Oh, por Dios.

Me dijo hermosa.

Si no fuera porque no quiero quedar como una tonta frente a Mina, seguramente ya habría saltado y pataleado de la emoción.

Sentía calor en mis mejillas y mi corazón empezó a latir como loco cuando acepté su mano. Salí del BMW, para que luego ella le entregase las llaves a un chico empleado del restaurante.

Si no fuera porque ella no me soltó la mano, yo hubiera podido apreciar la fachada del lugar, pero como ésta hermosa mujer no la soltó sino que empezó a caminar con seguridad hacia dentro, no pude ver nada más de lo que mi mente se pudo concentrar.

Sentí la mirada de muchas personas, pero no me tomé el atrevimiento de ver a mi alrededor para asegurarme de que nos observaban.

Aunque a cada paso que dábamos el interés y atención de los demás lo pude apreciar con mis propios ojos... y sí, nos estaban mirando.

La miré a ella. Seguía su paso con seguridad, e inevitablemente, su aura intimidaba. Su mirada era seria, sus ojos negros no mostraban alguna expresión. Mantenía el contacto en nuestras manos, y luego enredó sus dedos con los míos.

Se sentía todo malditamente bien.

—Bienvenida, señorita Myoui. Por favor acompáñame, su mesa ya está lista.

Una hermosa camarera se dirigió a Mina, dándole una larga reverencia de respeto y luego caminó frente a nosotras hasta parar y señalar con a ella. La ignoró. Mina me ofreció la silla y yo no dudé en sentarme. Ella también lo hizo frente a mí.

Y antes de que la chica se retirase, yo la miré con una sonrisa y le agradecí por su servicio. —Gracias. —Ella se vio agradecida por tomar en cuenta su trabajo y me dedicó una sonrisa antes de retirarse.

Mina y yo nos miramos. Ella asintió y comprendió lo que yo hice. Me dedicó su hermosa sonrisa y pronto su rostro dejó de ser malditamente inexpresivo.

Ella agarró la carta y luego señaló la mía. —Pide lo que quieras, Chaeyoung.

Sonó más como una orden que cordialidad, pero lo dejé pasar. Asentí y miré la carta. Todo era extremadamente costoso, y mi cuerpo de sentía extremadamente avergonzado por el dinero que le iba a hacer gastar a Mina, a pesar de que voy a pedir lo más "barato" de ahí.

—Si pides lo más barato me enojaré. —y como si leyera mi mente, volvió a ordenar.

No sé qué me pasaba con ella, pero sus órdenes me parecían malditamente calientes, a pesar de ella no decirlo con esa intención. Todo de esa mujer me parecía extremadamente erótico, sexual, caliente y atractivo. Era como una adicción. Su voz era profunda, grave, autoritaria, que me hacía temblar. Mi cuerpo y mente relacionaban por sí mismo y aceptaban la orden como malditos perros falderos.

Joder, estoy loca por esta hermosa y sexy mujer.

Revisé bien la extensa variedad de cenas, hasta que encontré una que realmente me llamó la atención. No entraba en las comidas mas baratas del restaurante, pero tampoco entraba en las más caras.

Decidida a pedir, cerré la carta y la dejé delicadamente sobre la mesa. Miré al frente y mis ojos quedaron cautivados por la vista. Mina veía atentamente la carta, saltando cada página cuando no encontraba lo que le gustara. Se relamió los labios y siguió leyendo.

Se veía muy bien.

Estaba concentrada leyendo, por lo que no se dio cuenta que la estaba observando.

Mina suspiró y dejó la carta cuando terminó. Ella por fin se dio cuenta de mi mirada y alzó una ceja junto a una sonrisa ladina.

—¿Está ocupada, señorita? —Me preguntó. Yo me sonrojé y retiré mi mirada. —Te ves tierna cuando te sonrojas.

—Oh, Dios... —Balbucee bastante nerviosa.

Mina rió. —Eres tímida, Chaeyoung. Tus mejillas no han parado de enrojecer desde que nos conocimos.

—Es q-que... me intimidas con todo lo que haces, incluso con la más mínima cosa. —Me sinceré, causando que ella tomara mi mano encima de la mesa.

—Ayúdame a cortejarte, Chaeyoung.

Me quedé paralizada por su pedido sincero. No me lo esperaba ni en mil años.

—No sé cómo, si te soy sincera. Nunca he luchado por enamorar a una mujer porque..., bueno,... tú ya sabes la razón.

[Canción recomendada: 'The Boy Is Mine' - Brandy, Monica].

Inmediatamente entendí a qué razón se refería y asentí. Mina me estaba diciendo que no sabe cómo cortejar porque sólo había buscado placer en mujeres, y eso me causó una gran ola de enojo. Tan sólo imaginarla con otra mujer hizo que mi estómago hiciera estragos y, lo que reconocí como celos, hizo que apretara el puño de mi mano libre.

No me considero una persona celosa. De hecho, a mi novio nunca le hice una escena de celos. Soy una persona libre y tranquila respecto a las inseguridades de una pareja, pero esta vez no entiendo qué me ocurre.

La sangre me hierve, y más cuando noté a una camarera ver mucho a Mina. No estaba tan lejos y le servía a los clientes, pero su mirada estaba fija en mi empresaria. La miraba con lujuria, y con solo mirar el destello de sus ojos, pude deducir lo que estaba pensando.

Ella se estaba acercando lentamente a nosotras con una sonrisa lasciva y sus caderas moviéndose sensualmente. Tiró de su camisa hacia abajo para que el sujetador y gran parte de sus pechos se mostrarán más de los necesario.

Instintivamente uní más mi mano con la de Mina y la tiré hacia mí, confundiendola.. Ella siguió lo que le dije y se acercó más a mí, por lo que aproveché y la tomé de la camisa para plantarle un beso muy cerca de su labio inferior. Pero, de hecho, logré tocarlo y dejar la marca de mi pintalabios rojo.

Mina abrió los ojos como platos y me miró bastante sorprendida, pero no se alejó ni tampoco objetó. Me sonrió y se volvió a acomodar en su asiento, sin retirar la marca.

Volvió a su posición segura e intimidante cuando la mesera llegó. La miró neutral y retiró su mirada de ella cuando me vio bastante enfurecida. Mina ya se debió dar cuenta de lo wue estaba pasando.

—Tomaré su orden, señorita Myoui.

La peliteñida me dio la espalda y sólo se concentró y darle su estúpida sonrisa y voz sugerente a Mina.

Le dio igual la marca que le dejé a Mina.

Maldita igualada.

Me disgustó ser ignorada y su mal comportamiento, así que resoplé y me hice notar.

—Deme el 'Domaine Leroy Musigny Grand Cru 2012'. —La mujer lo anotó. Mi sangre hirvió más cuando esta peliteñida se inclinó demasiado para tomar la carta. Prácticamente le puso sus tetas en la cara. Apreté más los puños. Mina retrocedió un poco, y cuando las vio, carraspeó y me miró hasta que la mujer se cansó de esperar a que observara. —... y mi mujer elegirá mi plato.

Fue la cereza en el pastel.

Mina supo cómo resolver todo. La rubia teñida expresó su desagrado y por fin me miró. Le dediqué una sonrisa llena de victoria y orgullo, causando que ésta no sea discreta en las mirada de odio. Le hice un gesto totalmente burlesco, diciéndole silenciosamente quién era la que tenía el mando aquí.

—Yo quiero el cóctel Negroni, y de plato quiero-, perdón, queremos este. —Señalé el plato con mi dedo, causando que ella bufara. Claro que no lo nombré por quería enojarla más. Ella tuvo que inclinarse para leer en la carta, y yo aproveché esto para atacar. —Oh, por Dios, debería cubrirse más, señorita. Las esposas de muchos clientes podrían quitarle el empleo, ¿verdad, cariño? —Miré en dirección a Mina, quien me sonrió y asintió.

—Así es. La mayoría de esposas tienen mucho más control que ellos. —Me sentí satisfecha cuando Mina apoyó mi argumento.

Miré la placa de ella y visualicé el nombre. —Tenga mucho cuidado, señorita Laura.

Ella me dedicó una sonrisa llena de odio y, esta vez, tomó la carta adecuadamente sin inclinarse mucho. —Tomaré en cuenta su consejo, señorita. —Dijo entre dientes.

Gané.

Sonreí ladina y le guiñé el ojos antes de que ella se retirara.

Luego del minuto, caí en cuenta de lo que acabo de hacer.

Mierda, le hice una escena de celos a Mina.

Me sonrojé fuertemente y oculté mi rostro en mis manos, avergonzada.

—Vaya... qué intenso. No la conocía así, señorita Chaeyoung. —Bromeó Mina. —No te avergüences, Chaeyoung. Estuvo realmente bueno el espectáculo. Me gustó.

La miré apenada y asentí. —Lo siento, Mina.... No sé qué me pasó... y-

—Ya te dije que no hay problema. Tranquila.

Me dedicó una sonrisa comprensiva y antes de que pudiera hablar, fue interrumpida por una nueva persona frente a la mesa.

Por Dios, ¿acaso no podía estar con Mina sin interrupciones?

—¿Chaeyoung?

Me congelé al reconocer la voz que me llamó. Miré alarmada a la dueña y mi corazón por un momento se detuvo.

Carajo.

Dahyun me miraba con el ceño fruncido mientras que apoyaba su mano en la cintura. Esa pose solo decía una cosa.

Estaba enojada.

Noté la presencia de Sana y Momo a cada lado de mi mejor amiga y un paso atrás de ella. Ambas parecían bastante perdidas y miraban a Mina, quien pasaba saliva fuertemente.

—¿Mina?

Sana dijo.

—Chaeyoung, ¿por qué estás aquí? —Preguntó estúpidamente. —Maldita sea ¿no me puedes hacer caso al menos una vez? —Reclamó acusadoramente.

—E-Eh... Hyun, ¿de qué hablas? —Me hice la desentendida.

—¡Tú ya sabes de qué hablo!

—La traje a comer. —Interfirió Mina. Dahyun la miró con los ojos llenos de fuego. —Chaeyoung me dijo que no había podido comer, así que le ofrecí acompañarme.

Lo dijo tan seriamente y con seguridad que hasta yo le hubiera creído.

Pero sí funcionó con Dahyun y sus esposas, quienes asintieron y Dahyun simplemente se relajó un poco, pero no del todo.

—¡Muy bien! ¿Por qué no cenamos juntas y nos ponemos al día? ¡Tengo mucha hambre! —Momo trató de aligerar el ambiente tenso incomodo que se había creado, abrazando el cuello de sus esposas con cada brazo.

Al ya estar sentadas en la misma mesa, Mina y yo tratamos de no mirarnos tanto, pero era inevitable, ya que estábamos al lado. Dahyun, al frente de nosotras, nos observaba atentamente.

Debía ser discreta si no quería que mi amiga me regañara después.

No me quedó de otra que concentrarme en la música de Andrea Bocelli que sonaba por todo el restaurante.

—¿Cómo has estado, Chaeyoung? —Me preguntó amablemente Sana.

Le sonreí. —He tenido algunos problemas, pero nada de qué preocuparse.

—Puedes pedirnos ayuda si sientes que no eres capaz. —Esta vez habló Momo. —Estaríamos encantadas de echarte una mano.

—Muchas gracias.

—¿Y tú, Mina? ¿Cómo has estado?

Vi a Mina rodar los ojos. —Nos vemos todos los días, Momo.

—Tsk, sólo quería integrarte a la conversación.

—¿Ustedes trabajan juntas? —Le pregunté a Mina.

Negó. —Gracias al Universo, no. Sana y Momo van a almorzar conmigo todos los días, y algunas veces nos reunimos laboralmente porque varias de sus empresas tienen conexión con las mías.—Me explicó.

—Entiendo.

—Debemos darnos unas vacaciones. —Dijo Momo al terminar la comida. Qué mujer tan buena para comer. Despreocupadamente pasó sus brazos para atrás, recibiendo un golpe de parte de mi mejor amiga. —¡Ah!, ¡¿y ahora qué hice?!

—...Bueno... yo estaba pensado en darme unas vacaciones en mi mansión en Portofino...

Mina casi no pudo de terminar la frase cuando Momo ya había alzado la mano. —¡Me apunto!

Dahyun suspiró y también subió la mano. Sana no tuvo más remedio que hacerlo también.

Ahora que lo pienso... ¡Joder, yo soy la pobre aquí!

Todas me miraron atentamente. —¿Qué?

—¿Y tú? ¿Irás?

—¿Yo? —Me señalé. —Pff, si no tengo para la renta mucho menos para un boleto de avión.

—No hay problema por eso. Iremos en mi jett privado. —Anunció Mina.

—Entonces acepto.

—¿Kim Dahyun? —Todas volteamos a ver el dueño de la voz masculina.

Dahyun palideció y retiró su mirada, sosteniéndose la frente con dos dedos.

Retuve mi risa con la mano, pero ella se dio cuenta y me fulminó con la mirada.

—Eunwoo, cuánto tiempo.

¿Acaso hoy era el día de los reencuentros o qué?













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