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XVIII

CHAPTER EIGHTEEN

═════"Feelings"═════

Las imágenes del veritas no le hacían justicia a la ciudad de Velaris.

Llevaba horas observando por la ventana la ciudad.

Feyre y Rhys se habían retirado hacia ya unas horas desde su reencuentro; y ella se había quedado sola en el salón simplemente observando.

Su vista fae le proporcionaba todo un espectáculo visual. Podía observar a metros y metros de distancia. Los colores y las luces eran vividas a su vista, haciéndola admirar cada detalle de estas.

Por esa noche se quedaría en la casa de la ciudad a petición de Feyre, y a la mañana siguiente visitarían a sus hermanas. Esperaba tener un tiempo para poder hablar con su hermana mayor.

Un suspiro salió de su boca mientras suspiraba con aburrimiento.

¿Qué estaría haciendo Castor en ahora?

Sus pensamientos eran un revoltijo.

—¿La ciudad ya se volvió aburrida?

La voz profunda de Azriel le envió un escalofrió por la espina dorsal. El cantor de sombras se encontraba recargado en el umbral de la puerta con las alas bien plegadas en la espalda y los brazos cruzados.

Era la primera vez que lo veía desde que había perdido su visón.

Los músculos en los brazos del cantor de sombras eran más visibles con sus sentidos fae.

Retiro disimuladamente su vista de los brazos de Azriel con un ligero sonrojo.

—No... jamás me aburriría de ella, es solo que...—otro suspiro salió de su boca. —Feyre me pidió que me quedara aquí esta noche...—. Aquella frase fue terminada con otro sonrojo.

A Azriel le recorrió un escalofrió por la espalda al escuchar sus palabras cuando comenzó a acercarse lentamente a ella

—¿Quieres volver a la casa del viento? —pregunto el cantor de sombras notando un deje de incomodidad en la voz de su compañera.

—No, no, pero...—. Un pesado suspiro abandono su pecho cuando Azirel se sentó junto a ella. —Todos ustedes son una familia y... siento que estoy invadiendo aquí —. La piel de su rostro comenzó a tornarse en un rojo brillante.

Ella lo miro a los ojos con un brillo de vergüenza e incomodidad.

El cantor de sombras la observo con una pequeña e inconsciente sonrisa en su rostro. Le causaba ternura la vergüenza de la chica.

—No estas invadiendo a nadie Rochelle —dijo bajando el tono de su voz cuando dijo su nombre —Feyre es nuestra alta lady, y tu eres su hermana. Eres más que bienvenida —. En su rostro había una sonrisa que la chica no sabría como descifrar.

Parecía que su mirada y aquella juguetona sonrisa, se adentraban en lo mas profundo de su alma. No era la primera vez que el la observara de esa manera; como si pudiera ver en su interior, y revelar cada sentimiento oculto en ella.

Azriel se levantó de su asiento sin decir nada y termino por retirarse del lugar.




》✧《




La casa de la ciudad era muy diferente a la casa del viento.

Podías sentir la calidez a cada esquina que fueras.

El lugar era grande, pero no tanto como la casa del viento. No era algo que le molestara; pero los espacios cerrados le causaban un pánico que había logrado controlar con los años, pero desde que fue sumergida en el caldero... ese pánico había vuelto.

Su cuerpo volvió a rodar en la cama.

Tenía pesadillas desde lo sucedido en Hybern; pero extrañamente haber recuperado su vista las hacia mucho peores.

La claustrofobia creada por los castigos de su madre en la infancia la habían comenzado a torturar esa noche que se quedo en la casa de la ciudad.

Cuando despertó, su corazón estaba acelerado y el sudor corría por su frente. Aquellos sueños la hacían revivir sus peores pesadillas; pero nadie lo sabía. Ni siquiera Azriel.

El solo sabia de aquella pesadilla que había tenido sobre Feyre, y el rayo que se había estampado en su ventana. Tenía vergüenza de contarle.

Su pecho subía y bajaba, tratando de controlar su respiración acelerada, sus ojos se cerraban mientras trataba de consolarse a sí misma, pero en medio de aquella batalla interna que se desataba en su mente; una suave caricia se extendió por su pierna hasta sus brazos.

Una sombra.

Esta comenzó a acariciar su rostro y cabello, dándole consuelo acompañado de un ronroneo relajante. No era la primera vez que las sombras de Azriel se le pegaban al cuerpo, especialmente cuando estaba cerca de él. Parecían tener cierta fascinación con ella.

—Gracias...— susurro adormitada por las caricias de las sombras. Sabia que Azriel la escucharía.

Y así termino cayendo en un profundo sueño.




》✧《




Siempre estaba alerta.

Todos los días, todo el tiempo.

No importaba cuanto intentara dormir. Su ciclo de sueño era imposible de apaciguar.

No había tenido un sueño apropiado en quinientos años.

Sus sombras revoloteaban alrededor de su cuerpo postrado en la cama, y sus oídos estaban atentos a todo lo que sucedía. O a ella en realidad.

La habitación de Rochelle no quedaba lejos de la suya, simplemente tendría que caminar hacia el final del pasillo para verla. Pero no podía hacer eso. No aún.

Había escuchado el momento exacto en el que la chica se despertaba de una pesadilla y como su respiración y sus latidos comenzaban a acelerarse desenfrenadamente. Parecía que su compañera tenía pesadillas seguido; algo de lo que el no estaba al tanto.

Desearía poder ir y consolarla.

Su cabeza no paraba de dar vueltas ante aquel pensamiento. El no tomaría acciones, pero sus sombras lo harían.

Estas lentamente se escurrieron por debajo de su puerta para dirigirse al cuarto de la chica.

Gracias...

Aquellas palabras susurradas junto con los lentos latidos del corazón de la chica; lo sumieron en un profundo sueño.

Uno que no había sido capaz de disfrutar en más de medio milenio.




》✧《



Los parpados de sus ojos de abrieron con pesadez.

Su cuerpo se encontraba relajado como nunca lo había estado.

Cuando su cuerpo termino por despertar, casi da un brinco al darse cuenta de la hora. Jamás había tenido la desgracia de levantarse tan tarde, era un guerrero; no un princesito.

Rápidamente se enfundo en sus cueros illyrios para dirigirse hacia el comedor.

Cuando su cuerpo cruzo por el umbral de la puerta, lo primero que vio fue a Rochelle tratando de hablar con Lucien.

Cassian no le dirigía la palabra a Lucien, al contrario; lo tenía bastante vigilado mientras hablaba con la chica. Pero Rochelle se esforzaba por hablar con el pelirrojo.

Ella solo trataba de ser amable

Rochelle dijo algo que hizo que Lucien sonriera.

Un tic nervioso hizo que la punta de su ala temblara ligeramente, acompañado de una espina de celos.

Le iba a arrancar el otro ojo a Lucien.

Su presencia no tardo en ser notada.

—¿Sueño pesado hermano? —. La burla de Cassian hizo que Rochelle y Lucien voltearan a verlo.

El ignoro las insinuaciones de Cassian.

La sonrisa de Rochelle se amplio el doble al verlo. Él le dirigió una pequeña sonrisa.

—Buenos días Az —dijo la chica cuando el illyrio se sentó frente a ella.

Su media sonrisa se ensancho.

—Buenos días Ro —respondió juguetonamente de vuelta el illyrio llamándola por el apodo que le había puesto hacía unos días.

Un suave sonrojo se instaló en el rostro de la chica. Uno que no pasó desapercibido por Cassian.

Los ojos del general saltaron de su hermana a la chica repetidas veces, pero antes de que pudiera decir algo; Feyre y Rhys.

—Buenos días — dijo Rochelle cuando vio a su hermana entrando por el comedor.

Feyre solamente sonrió ante el comentario de su hermana menor. La mirada de Lucien la recorría de pies a cabeza, deteniéndose en el anillo de zafiro que se envolvía en su dedo anular. Uno igual se encontraba en la mano de Rhys.

Lucien se burló.

Rhys noto aquella burla.

—Supongo que Cassian o Azriel te han explicado que, si amenazas a alguien en esta casa, en este territorio, te mostraremos maneras de morir que nunca has imaginado.

Los dos machos illyrios sonrieron burlonamente desde sus asientos en el comedor. Azriel será de lejos el mas aterrador de los dos.

Algo se retorció en el estómago de Rochelle ante la amenazadora mirada que el illyrio le dirigió a Lucien.

Y no era una sensación de miedo.

El desayuno no fue placentero para ninguno de los inmortales en el comedor, así que Feyre decidió que seria buena oportunidad para visitar a Nesta y Elain junto con Rochelle.

Feyre le había ofrecido a Lucien visitar a sus hermanas, o mejor dicho a Elain.

Rochelle se había enterado por palabras de Azriel acerca del vinculo de apareamiento entre Lucien y su hermana mayor.

No entendía mucho acerca de ellos, pero si envidiaba la relación que Rhys y Feyre habían construido.

Recordaba que Feyre le había explicado lo raras que eran las parejas, y que dos de sus hermanas tuvieran una le causaban una envidia poco sana.

Ella también deseaba a alguien que la amara.

Sus pensamientos fueron borrados cuando Azriel se ofreció a llevarla a la casa del viento junto con Feyre, a lo que ella animadamente acepto.

En el camino a la casa del viento, su mente comenzó a divagar alrededor del macho que la tomaba fuertemente en sus brazos. Le era innegable pensar en la atracción que sentía hacia el cantor de sombras, pero esa atracción había comenzado a transformarse en un extraño sentimiento en su pecho cada que él le dirigía la más mínima sonrisa, o la veía con esos esa mirada que parecía desnudarle el alma. Hacía que su corazón se acelerara y su respiración se atascara.

Había tenido pretendientes a lo largo de los años, ella era hermosa y era algo que ni siquiera ella misma podía negar; pero su corazón jamás se había acelerado tanto por una simple mirada como las del cantor de sombras; y no podía olvidar aquel roce que habían tenido en la terraza hacia unos días. Jamás en su vida había tenido un acercamiento así con alguien; había besado a un par chicos, pero ninguno la había tomado con tanta posesividad como el cantor de sombras.

Su cara se escondió en el cuello de Azriel al sonrojarse ante sus propios pensamientos.

El cantor de sombras simplemente sonrió ante aquella acción apretando las piernas de la chica ligeramente como respuesta.

Rochelle necesitaba aprender a no enviar todos sus pensamientos por el vínculo.

Ella solía lanzar todos sus pensamientos por el vínculo desde que había sido transformada en fae.  Y a el le gustaba saborear cada uno de ellos.

El no era un daemati como Rhys y aun no era capaz de meterse en los sueños de la chica. Pero mientras más fortaleciera el vínculo, tendría más libertad  de deshacerse de las pesadillas de su compañera.

Era una tortura sentir el terror de Rochelle cada vez que era atacada por las pesadillas. Ella jamás le había hablado de ellas, pero el estaba muy enterado de la situación.  Él también era víctima de ellas, pero el era capaz de quedarse para si mismo sus terrores nocturnos.

Su corazón cada vez latía más fuerte por la menor de las Archeron. Que los dos fueran pareja, no significaba que debían estar enamorados el uno por el otro, pero él tenía que admitir que algo mas que solo el lazo de apareamiento comenzaba a relucir en su corazón.

Era aquel revoloteo extraño en su pecho y una electricidad en su espalda cada vez que la veía; además del salvaje deseo sexual con el que luchaba día a día. 

Un suspiro pesado abandono su boca.

Y cuando menos se dio cuenta, habían llegado a la casa del viento.









Holaaa 🫣
Disculpen la tardanza. Pero pues ya saben, la uni.
Quería agradecerles por el apoyo que esta recibiendo la historia y también a pedirles que si son lectores fantasma, no se olviden de votar y comentar para saber que existen 🫵

Gracias por los 400 votos mis chikistrikis.
Muak.
Voten y comenten.
Byeeeee






-MAGIKSM

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