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XVII

CHAPTER SEVENTEEN

═════"Diamond"═════

Las cosas con Azriel seguían tensas; pero tal vez un paseo por Velaris cambiaria el ambiente entre los dos.

Sus manos terminaron por atar el listón por detrás de su cabeza. No tenia ni idea de que color era; la casa solía proporcionarle la ropa.

Su vista estaba mejorando. Las luces y sombras comenzaban a tomar forma para sus ojos, y le era más fácil realizar tareas cotidianas; como ponerse el vestido de seda que usaría para su paseo con Azriel.

Los entrenamientos comenzaban a surtir efecto.

Era un vestido purpura —lo cual ella no podía apreciar—. Tenia los hombros abullonados y mangas largas. El pecho consistía en un escote de corazón, faldas ligeras y unas zapatillas de seda a juego.

La ropa en Velaris era mil veces más cómoda que la que solía usar en las tierras humanas. Había algo en la tela y los cortes de estas, que la hacia adorar cada prenda que le prestaban. En especial las ropas illyrias que Azriel le había dado para los entrenamientos.

Su mirada se desvió hacia la ventana cuando recordó los sucesos de anoche. 

La punta de sus dedos rozo su palma vendada.

Anoche en medio de una de sus pesadillas, un rayo junto con una luz había chocado con su ventana. Había sido en el momento exacto en el que había despertado, como si su grito hubiera invocado aquel rayo que estampo su ventana.

Los tozos de cristal habían volado por toda la habitación. Incluso Nesta se había dado cuenta de lo sucedido.

La había visitado después de semanas.

Nesta tuvo la desgracia de encontrar a Rochelle intentando recoger los pedazos de cristal tirados por el piso; causándole un gran corte en la palma que después se encargo de curar.

Tal vez si le importaba a su hermana después de todo.

La puerta se abrió sola llamando su atención.

El viento entro por esta avisándole de la pronta llegada del cantor de sombras.

Era algo que la casa solía hacer cada que Azriel la visitaba. Era un recordatorio para que estuviera lista para cuando llegara.

Una risa escapo sus labios.

—¡Eres una coqueta! —. Su voz se dirigió a la casa a la par que un sonrojo se apoderaba de ella.

Con una última risa se dirigió hacia el salón. Justo a tiempo a que Azriel entrara a la casa.

—¿Estas lista? —dijo el cantor de sombras observando a la chica de pies a cabeza.

Aquel vestido purpura resaltaba su belleza mas de lo normal. Sus delicadas facciones y su piel blanquecina parecían brillar ante las luces mágicas de la habitación. Le sentaba de maravilla.

Era como un diamante tallado como flor más hermosa que jamás hubiera visto.

—Por supuesto —. La voz de la chica acompañada de una sonrisa lo saco de sus pensamientos.

Ella se acerco a el lentamente, esperando a ser guiada hasta la salida.

Su viaje hacia Velaris fue sorprendentemente tranquilo y acogedor. Esperaba que la tension los carcomiera a los dos, pero se sentia bien en los brazos de Azriel.

Cuando sus pies tocaron el suelo nuevamente, una brisa cálida acompañada de luces y el sonido de las personas riendo y hablando en la ciudad. Su mente comenzó a maquinar las imágenes que se le habían mostrado en el veritas hacia ya tantos meses. Los puestos de comida, los muelles, las tiendas y casas de los habitantes.

Una gran sonrisa se extendió en su rostro, mientras extendía su mano para envolverá en el brazo de Azriel.

Azriel observo como la mano de Rochelle se extendió hacia él, notando el delgado vendaje que envolvía su palma.

—¿Que te sucedió? —dijo el cantor de sombras tomando fuertemente su mano.

Ella abrió y cerro su boca varias veces, en busca de las palabras para explicarle lo que había sucedido anoche.

—¿Alguien te lastimo? —. La mente del cantor de sombras comenzaba a maquinar mil escenarios que le hubieran ocasionado ese corte— ¿Nesta te lastimo? —dijo acercándose a ella.

Sabía de la pésima relación que estas dos tenían, y lo cruel y despiadada que llegaba a ser su hermana mayor.

La aborrecía.

—¿¡Qué!?—exclamó un poco confundida ante las exclamaciones de Azriel. — ¡No! —hizo una pausa —Fue un accidente...

Su cabeza se giró hacia un lado, tratando de evitar la sombra de la gran figura de Azriel.

—Entonces que sucedió—exigió saber el cantor de sombras con voz firme.

Un suspiro salió de la boca de Rochelle.

—Anoche, tuve un sueño...no un sueño; fue una pesadilla—dijo con voz temblorosa. —Estaba en un desierto. El sol me quemaba la piel y el cabello; pero en medio de todo eso, escuche una voz... no cualquier voz. Era la voz de Feyre. —suspiro pesadamente. —Ella gritaba por ayuda, no por mi ayuda... Pero estoy segura de que era su voz. Y la llame, a gritos; pero parecía no escucharme...—su mirada se perdió en un punto de la calle. — Entonces intente correr; pero la arena comenzó a tragarme y ahogarme, y...— su voz tembló.

Su mente comenzó a devolverla a aquella pesadilla que se había sentido tan real.

—Y después cayo el rayo...—su corazón se aceleró. —...junto con la luz, y la ventana se rompió —sus manos temblaron ligeramente.

Azriel tomo sus manos y dejo pequeñas caricias.

—Esta bien... —susurro lentamente. —Estas bien... deberíamos dar un paseo... te sentara bien.

Ella sonrió suavemente y asintió lentamente.

El paseo fue tranquilo, y el ambiente de la ciudad le ayudaba con los nervios.

Cada paso que daba lograba distinguir un olor diferente, acompañado de alguna melodía en el aire. Especialmente aquella canción que llamo su atención.

Era una sinfonía suave compuesta por notas que conocía bien. Era aquella canción con la que había soñado alguna vez.

Sus pasos se detuvieron abruptamente.

—¿Que es esa música? —le pregunto a Azriel volteando a verlo.

—¿Hablas de la canción de las estrellas? —. La canción de las estrellas era una canción típica en Velaris. Hablaba acerca de cómo la diosa de la noche las había creado para darle dirección a cualquier ser que habitara la tierra. Y era la canción que su madre solía cantarle.

El comenzó a guiar a Rochelle hacia la calle de la que provenía la canción.

Era una pequeña cafetería a la que solían presentarse artistas de la ciudad. Como en esta ocasión.

El llevo a Rochelle a la cafetería y los dos pidieron un té para para los nervios.

—Gracias por traerme aquí... —dijo después de un rato de silencio.

Azriel simplemente sonrio y los dos se sumieron en una conversación amena; como las que tenían todas las tardes. Los dos reían; había algo entre ellos dos que los hacia sentirse como en casa alrededor del otro. Eran como dos piezas de un rompecabezas que encajaban a la perfección.

Las horas pasaban y su conversación se avivaba cada vez más. Hasta que el aleteo en el viento termino con su conversación.

Cassian aterrizo con un estruendo en el suelo, causando que todas las personas se voltearan hacia él. El se acerco a paso rápido, y solo pronuncio dos palabras que fueron suficientes para hacer que Rochelle estuviera a punto de desmayarse.

—Es Feyre.



》✧《




Feyre.

Hacia ya horas que Azriel y Cassian se habían ido en rescate a su alta lady.

Sus uñas se clavaban en las palmas de sus manos.

Rhys, no le había dicho demasiado. Pero se encontraba extrañamente tranquilo.

¿Cómo carajos podían estar tan tranquilo en una situación así de cardiaca?

—Aprendes con los años a manejar tus emociones —. El alto lord de la corte noche observaba a su cuñada desde un extremo de la habitación— Además; Feyre es mas que capaz de defenderse. ¿Y con mis dos mejores guerreros? —hizo un gesto con la boca —Imparable.

Su voz era tranquila mientras se acercaba a la chica que se encontraba sentada en uno de los sofás con vistas al jardín. Una vista que no podía disfrutar.

Su cara se calentó ligeramente al saber que estaba leyendo su mente.

—Se que mi hermana es capaz...—dijo girando su cabeza hacia la sombra que lograba distinguir como la figura de Rhysand. —De hecho, estoy segura de que mi hermana es la persona más fuerte que jamás hubiera conocido —. Su corazón latía con fuerza— Pero me es imposible no preocuparme por ella. Ella puede soltar el estornudo mas pequeño, y yo ya voy a estar en el pueblo buscando medicinas. —una risa nerviosa abandono sus labios.

Aquel recuerdo de cuando tenía trece y había tenido que vender su pelo a una señora extraña en el pueblo volvió a invadirla; pero rápidamente fue hecho hacia un lado sabiendo que Rhys podría estar husmeando en su mente.

El soltó una risita.

—¿Sabes? —se dirigió al alto lord con su ceño fruncido. —Eso es una alta violación a la privacidad —. Sus quejas iban acompañadas de un tono que Rhys describiría como mandón— ¿Quién sabe qué desagradables cosas te puedes encontrar ahí? —termino cruzándose de brazos.

Rhys soltó una risotada.

—¡Oye no te rías, esto es serio! —reclamo la chica al alto lord con un tono chillón.

Cualquier persona pensaría que hablarle al alto lord de la corte noche en ese tono ameritaría una condena de muerte instantánea; pero Rochelle no era cualquier persona para Rhys. Sus pocas interacciones con la menor le habían dejado un buen sabor de boca. Saber que su compañera tenia a alguien que la amara con ferocidad además de él; había formado cierto cariño por la chica en su corazón.

—Feyre tenía razón cuando dijo que eras una mandona —dijo Rhys juguetonamente aun con una sonrisa en el rostro.

Rochelle jadeo en asombro

—¡Como se atreve! —dijo ofendida, pero con una ligera sonrisa en el rostro. —Ya vera cuando regrese.

Rhys volvió a soltar otra risa. Sin darse cuenta los dos habían aligerado el ambiente.

Pero antes de que pudiera decir algo, el sonido de pasos en el vestíbulo llamo su atención.

Feyre había regresado.





》✧《




Feyre jamás pensó que se sentiría tan feliz de estar de vuelta en Velaris. Aquellas semanas en la corte primavera habían sido una tortura mental para ella. Pero su misión estaba terminada y su familia estaba reunida.

No podía pedir más.

Mor, Azriel, Cassian, Lucien y Amren se encontraban con ella en el vestíbulo con ella. Estaba encantada de verlos, pero solo podía pensar en Rhys y su hermana en esos momentos. 

—...tu eres la alta lady de la corte noche...

—En realidad lo es.

La sangre de Feyre se helo cuando la voz detrás de ella se alzó.

Se dio la vuelta.

Recargado en el marco de la puerta, con los brazos cruzados y las alas ocultas a la vista. Se encontraba Rhysand, vestido con sus habituales e inmaculados pantalones y chamarra negra.

El tiempo entre los dos se detuvo. El aire en sus pulmones se desvaneció.

En ese momento solo eran ellos dos. No importaban las personas en la habitación. Solo eran ellos dos.

Los dos se arrodillaron y se fundieron en un profundo y añorado beso empapado en lágrimas.

Rochelle, que se encontraba detrás de Rhys antes de entrar en el vestíbulo. Observo con una sonrisa aquella hermosa escena justo a sus pies. Y ella también estuvo a punto de llorar.

Cuando Feyre se separó de Rhys después de unos minutos; su mirada se posó automáticamente en el cuerpo de su hermana medio escondido entre las sombras.

Sus rodillas se separaron del piso. Fue rápido y casi tira a su hermana menor al suelo cuando se lanzó hacia ella en un abrazo protector que había estado esperando hacia ya tiempo. Sus brazos se envolvieron alrededor de la anatomía de Rochelle, acunando su cabeza con la palma de su mano.

—Estas bien...—dijo Feyre aun entre lágrimas con la menor recargada contra su pecho. — Estas bien...—. Sus llantos eran acompañados con un sollozo ahogado.

Las manos de Feyre se arrastraron hasta la cara de la chica levantando su rostro para mirarla de cerca; pero ahí fue cuando su terror llego.

Los ojos de su hermana... aquellos hermosos ojos verdes; eran cubiertos por una capa blanquecina revelando su ceguera

—Que... —jadeo pesadamente Feyre viendo a su hermana—¿Qué te paso?

Rochelle cerro sus ojos en no solo un intento de calmar a su hermana, si no en acción de tranquilidad propia. En algún momento Feyre se tendría que enterar de lo que sucedía. Pero conocía a su hermana y sabía que se culparía a ella misma por las acciones egoístas del Tamlin y el Rey Hybern.

—En Hybern... —dijo respirando pesadamente—C-cuando nos tenían encerradas... Me ataco una criatura, y después de salir del caldero y despertar en Velaris...—hizo una pausa —Ya estaba ciega...

Feyre la miro. Su mirada demostraba terror. Terror puro ante lo que sus ojos veían.

Comenzó a alejarse lentamente mientras se comenzaba a mirar las manos con miedo. Termino cayendo de rodillas al piso nuevamente con las manos cubriendo su rostro lleno de lágrimas.

Su corazón y su mente estaban perdidos en el dolor. Su pequeña hermana, aquella a la que había prometido proteger... Había sufrido, la habían encerrado y ahora se encontraba ciega por su culpa.

—Lo siento... —sollozo pesadamente—Todo es mi culpa...

El corazón de la menor se apretujo ante la imagen de su hermana destrozada por la culpa.

Se agacho lentamente y tomo los hombros de su hermana para levantarla de su lugar, para después envolverla en un abrazo.

—No...—dijo sollozando de igual manera. — No es tu culpa...—. Su corazón palpitaba con fuerza — Nada de esto es tu culpa. Nunca lo fue y jamás lo será —una pequeña sonrisa se formo en su rostro— Todo es culpa del maldito Rey y su compinche el rubiales...

Feyre rio por lo bajo para después volver a tomar a su hermana por el rostro.

La culpa no dejaba de carcomerla por dentro. Tenía que resolver de alguna forma la situación de su hermana; no importaba que tan cansada se sentía, ni cuanto maldito destructor de la sangre hubiera en su sistema. Ella era la alta lady de la corte noche y llevaba en su interior los poderes de los siete altos lores de Prythian. Era poderosa y un simple veneno de bestia no la detendría.

No otra vez.

Con lagrimas empapando su rostro, dirigió sus labios a hacia la frente de su hermana, dejando un beso que se convirtió en una luz dorada que se extendió por la frente de la menor. Aquella luz paso por su frente para después envolverlas a las dos en un aura dorada las abrazo en una cálida sensación de paz.

Aquella luz se desvaneció poco a poco, al igual que su abrazo.

Los ojos de Rochelle se abrieron lentamente a la par que se separaba lentamente de Feyre.

Las lagrimas en sus ojos se disiparon, junto con la capa blanquecina que enceguecía sus ojos, y pronto, la ceguera abandono sus ojos.

El destructor de la sangre había abandonado la sangre de Feyre.

Y ella volvía a ver de nuevo.









Reencuentro de Feyre y Ro numero: 1803473792024947390301837

No ya la pobre ya esta bien traumada.
Pero x
Aquí tienen su dosis de este bello fic.
Mañana tengo examen (otra vez)
Que no les sorprenda a este punto la vdd.
Pero se vienen cositas
Bueno byeee





-MAGIKSM

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