XIV
CHAPTER FOURTEEN
═════"Abysm"═════
Sus brazos se extendieron en la enorme cama de la casa del viento. Era suave y acolchonada y las sábanas parecían ser de la seda más fina que alguna vez hubiera tocado. Digno de una princesa.
Un suspiro pesado salió de sus labios, algo común últimamente. Desde la visita de Madja y Rhys, lo único que le hacía compañía era la misma casa y la melodía del viento que era una suave caricia para sus oídos, pero seguía sola. Mas sola que nunca.
Su cuerpo se arrastró lentamente fuera de la cama, su cuerpo estaba pesado y se sentía como un inútil costal de papas. Su cuerpo parecía pesar toneladas mientras salía a paso cauteloso de su habitación, mientras sus brazos se movían frente a ella, tratando de guiarse con ellos. Las yemas de sus dedos rozaban con la fría pared del pasillo y cada tanto topaban con cuadros en la pared.
Se pregunto si serian de esas pinturas hermosas que había mencionado Feyre.
Una ventisca de aire le recorrió el cuerpo, indicándole que había llegado a la terraza que frecuentaba últimamente. Su cuerpo se erizo al sentir la brisa contra su cuerpo solamente cubierto por un camisón de seda.
Había descubierto aquel lugar en uno de sus interminables paseos por la casa, aquellos en los que la casa misma solía guiarla entre los interminables pasillos. Recordaba escuchar pasos a lo lejos entre sus recorridos, sabía que era alguna de sus hermanas evitándola como de costumbre últimamente.
Con cautela, se agacho para sentarse en el piso de piedra de la gran terraza y lentamente se arrastró hasta que sus pies quedaron colgando entre los barrotes del barandal que la protegía del abismo. Su mente comenzó a divagar en muchas cosas, principalmente en lo que había sucedido en Hybern y los nulos recuerdos que tenía; lo agradecía en cierto modo, el no recordar parte de las cosas que había sucedió en aquel castillo.
A veces solo quería llorar, o simplemente hablar con alguien... De lo que fuera, aun así, se tratara de la conversación más estúpida que pudiera haber.
Solo quería a alguien que la sacara de aquella soledad que la arrastraba lentamente hacia el abismo más oscuro.
Quien sea, por favor...
》✧《
El insomnio era algo con lo que luchaba diariamente. Sus demonios internos solían perseguirlo diariamente. Tenía un trabajo duro y lastimar a otros era algo que estaba mal visto moralmente; desde cualquier ángulo, pero muy dentro de él, lo disfrutaba de una manera muy enferma que lo asustaba.
Sus alas se removieron entre las sábanas de su cama cuando se sentó en el borde de esta, los pensamientos intrusivos no paraban de golpearlo. Aquellos que no le permitían dormir por las noches.
Entre aquellos agonizantes pensamientos, una ola de repentina tristeza lo golpeo; una desgargante sensación de soledad que no le pertenecía, acompañada de cientos de pensamientos y recuerdos que le hicieron hervir la sangre.
Quien sea, por favor...
Aquel pensamiento enviado desde el vínculo, le removió los nervios del corazón. Ella se sentía sola desde hacía ya tiempo, y él podía sentirlo, pero su mente y sentido común querían evitar dañarla.
El dañaba a la gente, todo el tiempo.
Pero ella lo necesitaba más que nunca.
》✧《
Las alas se le contrajeron en el momento que aterrizo en el techo de la casa del viento. Era pasada la medianoche cuando sus pies comenzaron a recorrer los largos pasillos del lugar, guiándose por aquel hilo dorado proveniente de su pecho que lo termino por guiar hacia la terraza de piedra.
Se encontraba sentada en el piso de la terraza, con los pies colgando hacia el abismo. Su cabello se encontraba suelto y caía como el agua de una cascada sobre su espalda, haciendo que sus rizos brillaran bajo la luz de la luna creciente que acariciaba toda su blanquecina piel. Nunca se cansaría de admirar su pelo, era tan largo, que podría amarrarlo en su puño perfectamente.
Aquel pensamiento envió una corriente eléctrica a su miembro, mientras desviaba su vista del cabello de la chica.
—¿Azriel? —. La voz de Rochelle lo saco de sus divagaciones.
Su espalda estaba ligeramente volteada hacia su dirección, y sus ojos trataban desesperadamente de encontrarlo. Se petrifico por unos segundos.
¿Cómo lo había sentido?
Sabía que sus instintos habían aumentado desde su visita al caldero. Pero el era un maestro espía, no cualquiera podría encontrarlo entre las sombras.
—¿Eres tú? —. Otra pregunta salto al aire. Pero esta vez llevaba una nota de decepción en ella.
Un suspiro salió de los labios de la chica.
El cantor de sombras se acerco lentamente a ella, tratando de no asustarla y termino por sentarse a su lado con cautela.
—¿Qué haces aquí afuera? —pregunto Azriel.
Rochelle esbozo una pequeña sonrisa el escuchar su voz. Sabía que era él.
—Podría preguntarte lo mismo...—. Su cabeza se giró en dirección del macho illyrio.
Azriel no respondió ante el tono juguetón que le dirigía la chica; simplemente se dedico a recorrer su cuerpo con la mirada.
Ella estaba usando un camisón de seda blanca, ligeramente transparente que le daba una perfecta vista a los pechos y pezones endurecidos por el frio, haciendo que sobresalieran perfectamente en la fina tela. Podría morderlos con una facilidad...
Una segunda electricidad en su miembro lo hizo regresar a la realidad. Rezaba al caldero por que ella no lograra detectar el repentino cambio en su olor.
Había una tensión en el aire. Una que Rochelle necesitaba romper con necesidad.
—No quiero ser entrometida, pero...—dijo con un toque de timidez en su voz. — ¿Qué haces aque?
Azriel observo como las cejas de la menor se contraían ligeramente al hacer aquella pregunta.
—Rhysand me pidió que viniera a ver cómo te encontrabas —dijo en un tono calmado.
Rhysand si se preocupaba por ella, pero quería darle espacio por un tiempo.
—Oh...—. Si tan solo supieran lo sola y perdida que se sentía...— Me alegra que hayas venido. —una enorme sonrisa se extendió por el rostro de la chica.
Azriel era la primera persona con la que tenía contacto en días. Su ánimo había dado un giro drástico en cuestión de minutos.
—¿Como estas? —le pregunto suavemente el espía maestro.
¿Cómo estaba?
Era algo que no se le preguntaba hacia días, y que se le fuera preguntado era un golpe enorme a su corazón.
—Mejor ahora que estas aquí—. Aquel destello de soledad fue remplazado por una sonrisa genuina.
Algo se encendió en el pecho de Azriel. Su pecho se calentó y sus sombras comenzaron a cantarle mientras comenzaban a envolverse alrededor de Rochelle; jugaban con su cabello y acariciaban sus mejillas, sacándole una sonrisa a la chica.
—¿A qué te refieres? —pregunto aun embelesado por las palabras de la chica.
Ella rio cuando una de sus sombras le acaricio el cuello.
—Me he sentido sola últimamente...—. Su mirada enceguecida estaba perdida en él. — Nesta y Elain siempre están juntas y a veces se olvidan de que estoy ahí —. Las palabras comenzaron a apagarse lentamente, y aquel destello de soledad regreso a su pecho.
No le agradaba mucho abrirse a personas que apenas conocía, pero había algo en la tranquilidad que le transmitía Azriel, que le hacía confiar en él.
Aquella espina de profunda tristeza y soledad fue transmitida a Azriel a través del vínculo, haciéndolo sentir aquel tirón de dolor que lo había llevado hasta ahí. El mismo se encargo de tirar de su lado del vínculo, incitándola a abrirse con él.
—Nunca me había sentido así—. Las palabras comenzaron a salir inconscientemente de ella. —Tan... sola—hizo una pausa. —Cuando Tamlin secuestro a Feyre hace ya mas de un año, sentí que me habían quitado una parte de mi vida. Y la busque por semanas enteras, incluso contrate mercenarios que la buscaran, y me sentía sola; pero aun así había gente a mi alrededor y eventualmente hice amigos en el pueblo y adopte a Castor, pero...—su voz se quebró ligeramente. —Estar aquí tan sola me está volviendo absolutamente loca. — una pequeña lagrima se le escapo del rostro. —Eres la primera persona con quien hablo en días...
Su muñeca se encargó de limpiar su rostro agresivamente. No sabía por qué había dicho todo eso, y le avergonzaba; pero a la vez sentía paz al abrirse por fin con alguien.
Azriel repitió cada una de sus palabras en su mente mientras su corazón se estrujaba al escuchar las palabras de Rochelle.
Con cuidado coloco su mano sobre la mano de la chica que reposaba en su muslo derecho. Esta simplemente abrió su mano, dejando que Azriel entrelazara sus dedos con los de ella.
Una sonrisa se extendió por el rostro del cantor de sombras al darse cuenta de que Rochelle no le asqueaban las cicatrices en sus manos. El comenzó a acariciar en círculos la mano de la chica con su pulgar.
—Extraño tanto a mi hermana...—mas lagrimas comenzaron a salir del rostro de la menor. — y a Ruby y a Castor y a mi Caballo Othello —un sollozo se escapo de sus labios.
Las imparables lagrimas comenzaron a correr por sus mejillas, y su boca se abrió mientras comenzaba a respirar pesadamente.
Azriel retiro su mano de la chica y envolvió su brazo alrededor de su cintura, atrayéndola en un abrazo. Ella se acurruco en su pecho y lo envolvió en un fuerte abrazo. Las lágrimas caían directamente en los cueros illyrios de Azriel, pero eso no le importo cuando comenzó a acariciar su espalda de arriba abajo, dándole el confort que tanto necesitaba.
Ella lloro y lloro hasta que se quedo sin lagrimas para soltar. No sabia cuanto tiempo llevaba acurrucada en el pecho del cantor de sombras, pero sentía una tranquilidad que no había sentido en mucho tiempo.
—¿No te da miedo caer? —. La pregunta de Azriel floto en el aire, aun acariciando la espalda de Rochelle.
Aquella terraza era de las mas altas de la casa. Te esperaba una muerte segura en caída libre.
—No mientras tu estes aquí...—aquellas palabras salieron adormiladas de la boca de la menor. El llanto la había dejado cansada.
Una gran sonrisa se extendió en el rostro de Azriel, una de esas sonrisas que eran muy difícil de sacarle.
Rochelle se quedo dormida eventualmente, aun en sus brazos.
El cantor de sombras paso sus brazos por debajo de las piernas de Rochelle, levantándose en el proceso. Sus pasos comenzaron a dirigirse a la habitación que le pertenecía a la castaña. Los pasillos estaban oscuros y el viento cantaba una hermosa melodía con cada paso que daba hacia la habitación de la menor que descansaba plácidamente en sus brazos.
Cuando sus pasos se detuvieron en el frente de su habitación, quito una de las manos con las que cargaba a la chica para abrir la puerta. Sus pies entraron en la habitación, aun sosteniendo a Rochelle con uno de sus brazos. Con su mano aun libre, preparo las sabanas de su cama y la recostó lentamente en ellas cubriéndola con una manta a los pies de su cama.
Se quedo observándola mientras dormía, retomando aquellos viejos hábitos que tenía.
Para Azriel.
Cap medio corto... pero muy lindo
Gracias por todo el apoyo que esta recibiendo la historia.
Los amo.
Voten y comenten
-MAGIKSM
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro