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V

CHAPTER FIVE
"Rochelle"

═══════"Corset"═══════
Días habían pasado desde que Feyre había sido secuestrada por un inmortal. Días en los que yo salía a buscarla con la excusa de ir a cazar.

Los recuerdos de mi padre y Elain habían sido atrapados bajo una especie de hechizo que les hacía creer que Feyre había ido de visita a casa de una tía lejana de la que no me moleste en recordar su nombre.

En uno de esos tantos días en los que había salido a buscar a Feyre, un extraño hombre se había presentado en la puerta de nuestra choza; decía ser un respetado hombre de negocios; como solía serlo mi padre.

El hombre le insistió a mi padre en invertir en un negocio que, yo no entendía del todo, y por el simple hecho de decir que si, nos dio una exagerada cantidad de dinero. Lo suficiente para ya no sufrir de hambre y de frio.

Después de un mes las inversiones se habían duplicado y desde ese momento el dinero empezó a entrar en raudales.

Unas pocas semanas después, habían encontrado los barcos con las ganancias de padre que se habían hundido en Bharat.

Habíamos cambiado la choza derruida por una gran mansión a las afueras de un bellísimo pueblo, y los pantalones y botas por vestidos y corses de la seda más fina que podía imaginar.

》✧《


Meses habían pasado desde la desaparición de Feyre. La vida se había vuelto tranquila, había cambiado las mañanas de cacería por horas y horas con una institutriz que me enseñaba diversas cosas.

Lo básico como leer y escribir, lo cual había aprendido en tiempo récord pese a mi edad. La lectura se había convertido en una de mis cosas favoritas.

Todas las tardes exactamente a las seis en punto; se presentaba mi instructor de piano. Le había rogado a papa que me dejara retomar las clases de piano y de canto que tomaba cuando era más pequeña. Cuando logre dominar el piano, las lecciones empezaron a girar en torno a una hermosa arpa clásica que mi padre me había traído de uno de sus viajes de trabajo.

El instrumento era de mi altura, necesitaba un banco para poder tocarla. Era bellísima y tenía detalles de oro a los costados de esta, incluyendo mis iniciales talladas en la columna de madera.

Mis días eran ocupados, mis clases con la institutriz y el instructor de música consumían la mayor parte de mi tiempo.

Jamás había dejado de pensar en Feyre, ella ocupaba mis pensamientos diariamente. Por un tiempo me dedique a buscar a Feyre junto con mercenarios que había contratado; hasta que llego un punto en el que simplemente me daban por loca, o me decían que probablemente mi hermana ya había sido asesinada hacía mucho tiempo. Tendría que buscar otra forma de traerla de vuelta.

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La luz del alba de la mañana se colaba por el balcón de mi habitación, mientras el calor del gran edredón blanco me envolvía como un cálido abrazo. Mis ojos se abrieron con lentitud cuando la luz empezó a calarme la vista, con pesadez me levante de la cama; mis pasos resonaban en las tablas del piso mientras me dirigía hacia el baño de mi habitación.

La costumbre de levantarme a altas horas de la mañana nunca había abandonado mi cuerpo, en especial cuando el clima era más cálido y mi cuerpo no me pedía quedarme en la cama unos minutos más.

Con una bata envuelta alrededor de mi piel desnuda, camine hacia la cajonera de mi habitación, era la misma que Feyre había pintado. Había pedido que la pintaran de los costados, sin tocar el arte de mi hermana.

Abrí el primer cajón y tomé el corse aperlado que solía usar. El uso de corse había sido difícil al principio, en especial por que Nesta insistía en que lo usara, pero después de un tiempo comprendí lo útil que podría llegar a ser; en especial como protección.

Después de un rato de arreglarme me acerque al gran espejo de mi habitación. Había optado por un vestido azul claro con mangas de obispo hasta el codo y un escote cuadrado medianamente modesto. La falda del vestido era circular, lo que lo hacía más ligero y cómodo para moverse, en especial cuando el clima empezaba a calentarse. El vestido se ceñía a mi figura y trabajaba a la perfección con el corse que llevaba debajo de este; resaltaba mis pechos y mis delicadas curvas de la cintura.

Termine de arreglarme mientras me ataba dos mechones de cabello por detrás de la cabeza con un listón a juego con mi vestido.

》✧《


Los días se habían vuelto tediosas y pesadas, especialmente por las lecciones de la institutriz. Esta llegaba exactamente a las ocho, y se retiraba a las cuatro en punto; lo que solo me dejaba con unas horas para ir al pueblo antes de mis lecciones de música.

Eran exactamente las cuatro treinta, y me encontraba de camino al pueblo. Mis pasos resonaban en el adoquín bajo mis pies; el camino estaba ligeramente sucio debido al barro y la tierra, manchando las faldas de mi vestido en el proceso; no me moleste n levantarlo, no me importaba claramente, pero sabía que Nesta me diría algo despectivo en cuanto pisara la casa.

Una sonrisa maliciosa se instaló en mis labios al pensar en la cara que mi hermana pondría cuando viera mis ropajes sucios. La sonrisa se desvaneció tan rápido como apareció, el hecho de pensar en mis hermanas mayores me recordaba lo sola que estaba, parecía como si ellas dos hicieran un esfuerzo por ignorarme cada vez que trataba de estar un poco cerca de ellas. Siempre había sido así, desde pequeñas, pero nunca me había sentido tan mal debido a que Feyre siempre estaba ahí para mí.

Siempre estaba sola, mis únicos "amigos" eran la institutriz y el instructor de música, ni siquiera en mis visitas al pueblo había logrado entablar una amistad formal con alguien. Parecía que haber salido de la miseria me había quitado toda habilidad para socializar con alguien. A veces extrañaba a mis amigos de aquella aldea derruida en la que solía vivir.

Mis pensamientos se vieron interrumpidos en el momento que llegue al centro del pueblo, donde un montón de gente aglomerada me bloqueaba el camino.

Mi objetivo del día era devolver a la biblioteca el libro de historia que mi institutriz me había recomendado leer; decía que mi falta de conocimientos en historia era aberrante.

La suela de mis zapatos resonaba con cada paso que daba hacia la biblioteca.

La biblioteca era grande y hermosa; tenía secciones de cada genero de libros y sus respectivos autores, era toda una fantasía recorrer los pasillos de madera color cobalto.


》✧《


El lugar se encontraba solo como de costumbre. A esta hora la mayoría de los pueblerinos se encontraban comprando en el mercado, o en sus casas preparándose para la comida. Pero para mí era la única hora en la que podía ser libre de mis obligaciones diarias.

Pase mis dedos por las hileras de libros de la sección de romance. Hacía ya unos minutos que había devuelto el libro de historia y quería buscar algo de mi propio gusto.

Empecé a ojear las sinopsis de varios libros, pero ninguno parecía llamar mi atención.

Un suspiro de frustración salió de mi boca mientras regresaba los libros a la estantería.

–Son malísimos. –Dijo una voz desconocida a mis espaldas.

Cuando me gire a ver de quien se trataba. Era una chica de mi edad; tenía el pelo rubio hasta el pecho que lo decoraba un lazo, y llevaba un vestido rosado con un gran moño en la espalda baja, su rostro estaba lleno de pecas que parecían manchitas de café en una piel tan blanca y pálida como la suya.

–Los libros...– dijo con un deje de timidez mientras me miraba con sus ojos amaderados– Son todos romances de abuelitas.

Una risita se me escapo de los labios cuando esas palabras salieron de su boca.

–Este es bueno. – Su mano me extendió un libro de tapa dura con unas letritas en dorado. – Lo venía a devolver, pero creo que te puede gustar.

Una sonrisa se extendió sobre mi rostro mientras miraba a la chica desconocida a los ojos.

–Gracias.

Fue lo único que logro salir de mis labios mientras la observaba voltearse hacia otro pasillo.

–¡Espera! –. Mi voz salió temblorosa en el momento en el que el llame de vuelta.

No podía desaprovechar la única oportunidad que tendría para socializar después de meses de eterna soledad en aquella mansión que llamaba hogar.

–No me dijiste como te llamas –dije con un deje de timidez en mi voz.

La chica volteo y me miro con esa brillante sonrisa que parecía nunca abandonar su pecoso rostro.

–Ruby Gillies, es un gusto. –Tomo mi mano y le dio un apretón amistoso mientras la agitaba. – ¿Y tú como te llamas?

–Rochelle Archeron.

UFFF REFERENCIA 🗣️
Cap no tan de relleno.
Cuídense vvs 💋









-MAGIKSM

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