• 𝐐𝐮𝐚𝐭𝐫e ♡︎ ❦︎
En la distancia pero haciendo eco en las fuentes y los grifos, oía el ruido de sus zapatos en el suelo de piedra, cuando corría y a través de mis piernas le veía atravesar el cuarto de estar y venir hacia a mi, con una sonrisa escalofriante.
En ese momento yo cerraba los ojos esperando el golpe y diciéndome a mi mismo que pasara lo que pasara, no debía levantarme.
Cualquiera a quien hayan pegado de verdad, asegurará que el verdadero dolor no llega hasta ocho o diez segundos después de el golpe. El golpe en sí es simple en la espalda, que te entumece por completo. Me han dicho que una herida de bala produce la misma sensación. Pero, después, ¡Dios mío!, parece como si alguien pusiese un atizador ardiendo y es completamente imposible ponerse la mano en el sitio adolorido.
Minho lo sabía y retrocedía lentamente antes del siguiente golpe, para que yo pudiera sentir de lleno el golpe anterior.
Al cuarto golpe, invariablemente, me levantaba sin poderlo remediar. Era la reacción automática de un cuerpo que ya no puede resistir más.
"Te has levantado" — decia Minho —, "éste no cuenta. Vamos. ¡Agáchate, idiota"
Después de terminar me observaba al ir, muy erguido y tocándome la retaguardia,a ponerme la bata. Trataba de mantenerme de espaldas a él, para que no pudiera ver mi cara. Cuando yo iba a salir, dijo.
"Hwang, vuelve aquí. No puedes irte aún" — con un toque de burla en su voz, disfrutando de mi sufrimiento.
Yo ya estaba en el pasillo, pero me detuve y volví hacía a él, sin decir alguna palabra. Aunque seguido escuchaba a Minho llamarme por sobrenombres que para algunos se les puede hacer tierno, como; Lindo, bonito, florecita, bebé. Y eso era extraño, no me gustaba en la manera en que me lo decía y mucho menos que lo hiciera, pero llegué a un punto que necesitaba solo ser llamado así por él. Estaba mal, lo sabía, aunque en ese entonces no me importaba, pensaba que estaba bien por el daño que me causó.
"¿No se te ha olvidado nada?"
De lo único que me acordaba era del horrible dolor que sentía.
"¿De qué me tendría que acordar...?" — mi voz salió débil y baja.
Sonrió y detuvo su mirada en mí "Me sorprende que seas un chico tan mal educado" — decía imitando la voz de mi madre—, "¿No te enseñan mejores modos en el colegio?"
No pude responderle, Minho se adelantó en tomarme bruscamente del mentón hacía atrás, acercando nuestros rostros mientras sentía su respiracion golpearme. No quería más golpes.
"Gracias... — murmuraba yo—, "g-gra..cias por pegarme, Minho"
Subía las escaleras que llevaban al dormitorio. Entonces todo iba mejor porque había pasado un rato y el dolor iba disminuyendo. Mis compañeros (amigos) Lee Felix, Han Jisung, Kim Seungmin, me trataban con simpatía, recordando las veces que les había pasado lo mismo.
"A ver, Hyun, enséñame" — dijo Han.
"¿Cuántos te ha dado?" — se acercó Félix angustiado. Por ver a Hyunjin así, y mucho peor que otras veces.
"Cinco, ¿Verdad? Lo hemos oído desde aquí"
"Vamos, enséñanos" — insistió Seungmin.
Me quitaban la pijama y dejaba que aquel grupo de expertos examinaran mis heridas.
"Están bastante separadas, ¿Verdad? No son del estilo de Lee"
"Esas dos están muy cerca, casi tocándose"
"Ésta de aquí abajo es horrible" — Susurro Jisung casi inaudible. Con cautela tocó mi mejilla derecha, al verla de un tono rojizo fuerte.
"¿Se ha ido hasta el pasaje de la fuente para empezar a correr?"
"Te ha dado uno más por haberte levantado, ¿Verdad?"
Félix acaricio con sus manos la herida que al poco tiempo se inflamaria seguramente.
"¡Mierda! Lee Know la ha tomado contigo" — ésta vez hablo Seungmin "Sangra un poco, yo creo que deberías lavarla"
Entonces se abría la puerta y allí estaba Minho. Todos se dispersaban y pretendían estar lavándose los dientes o rezando sus oraciones, mientras yo quedaba en el centro de la habitación con los pantalones bajados.
"¿Qué pasa aquí?" — solia decir Minho, dando una rápida mirada a toda la habitación—, "¡Tú, Hwang! Súbete los pantalones y métete en la cama"
Y ése era el final de un día.
Durante la semana nunca tenía un momento para mí.
Si Minho me veía con una novela o abrir álbum de sellos en el estudio, me mandaba enseguida a algo que hacer.
Una de sus diversiones favoritas, especialmente cuando llovía,era.
"¡Oh, Bonito! ¿Verdad que quedaría muy lindo un ramo de lirios bancos y salvajes encima de mi mesa?"
Los lirios salvajes crecían al lado de Orange Ponds. Orange Ponds estaba a tres kilómetros por la carretera y uno a campo traviesa. Me levantaba de mi silla, me ponía el impermeable, agarraba el paraguas y emprendía en marcha. Por otra parte, no se puede sostener un paraguas con la cabeza, mientras se trepa de aquí para allá, buscando lirios. Para salvar el sombrero tenía que ponerlo en tierra, bajo el paraguas mientras buscaba las flores. De esta forma padecí muchos resfriados.
Pero el día más temido era el domingo. El domingo era el día en que limpiaba el estudio. Recuerdo perfectamente el terror de aquellas mañanas, la limpieza a fondo y luego esperar a que Minho viniera a inspeccionar.
"¿Has acabado,florecita?"
"Creo... creo que si"
Entonces iba al cajón de su mesa y sacaba un guante blanco, ajustándose bien en los dedos. Yo me quedaba quieto, observándole y temblando mientras él iba por la habitación, pasando su dedo enguantado por los marcos de los cuadros, por las esquinas, los estantes, los marcos de las ventanas, las pantallas de las lámparas. Yo no separaba la vista de ese dedo que para mí era un instrumento de muerte. Casi siempre se las arreglaba para encontrar una brizna de polvo que yo había pasado por alto o ni siquiera había visto,y cuando esto ocurría Minho se volvía lentamente sonriendo con aquella sonrisa que no era tal y levantando el blanco dedo para que pudiera ver por mí mismo el polvo que había recogido,decía.
"Eres muy perezoso, ¿No? Hyunnie" — dijo acariciando una de mis mejillas sonriendo mientras utilizaba ese tono suave para controlarme.
Yo no contestaba porque tenia miedo y no sabia que decir ya que estaba tan pendiente de él.
"Creí que lo había limpiado tod-"
Minho lo interrumpió sin importarle lo que tenía que decirle pues él no estaba interesado "Y ¿Eres o no eres un chico perezoso, bonito?" — dijo Minho acomodando de mis cabellos que caían de mi rostro, sintiendo mis mejillas calientes sin poder evitarlo.
"L-Lo soy. Pero p-perdóname, estaba seguro que no me faltaba nada, Min"
"A tu madre no le gustaría que crecieras así, ella es muy especial con respecto a la educación" — fingió estar preocupado por lo que podía suceder con él y su madre sobre su educación que quería para él.
No contestaba. No podía.
"Te he preguntado que si tú madre es muy especial con respecto a la educación"
"Quizá sí"
"Por lo tanto te haré un favor si te castigo, ¿No es así, lindo?" — hablándome en el oído, haciéndome estremecer mientras sus manos pasaron por mi cintura con pequeños toques.
"No lo sé..." — baje la mirada, ahora sintiéndo que sus toques harían mal.
"Créeme que es por tu bien, Hyunjin"
Minho me dió una sonrisa que parecía sincera pero no era así. Me daba asco saber que me gustaba estar con él pero sobretodo me daba asco que a mi me gustará sus toques y que me había dado cuenta que tenía sentimientos amorosos por Minho después de todo.
"Te creo"
"Nos encontraremos después de las oraciones en el vestuario, precioso"
El resto del día era una continua agonía esperando a que llegara la noche.
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