
~Capítulo 15
Jimin estaba nervioso tomando la mano de Yoongi en la habitación del hospital para ojos donde había estado las últimas 4 semanas.
Finalmente iban a quitarle el protector para sus ojos y verificar que pudiera ver bien. Gracias a todos los cuidados y atenciones del los médicos del lugar la recuperación fue bastante rápida y no hubieron complicaciones ni rechazo al trasplante ni infecciones ni nada por el estilo.
Podía sentir a su lado a Yoongi también inquieto y es que si no lograba verlo bien sabía que ambos se iban a sentir mal. Tenían altas expectativas.
—¿Listo Joven Min? —Preguntó refiriéndose a Jimin.
El rubio asintió pues de lo nervioso que estaba sentía que podía trabarse al hablar.
El médico comenzó a quitar el protector que era uno como los que se usa para dormir y después de eso Jimin tenía unas gasas sobre ambos ojos así que también el doctor comenzó con paciencia a quitar despacio para no lastimar.
Fue quitando una por una y Jimin mantenía sus ojos cerrados.
—¿Estas bien amor? —Preguntó Yoongi acercándose a su chico para hablarle cerca del oído.
Jimin volvió a asentir.
—Bien Jimin ya puede abrir poco a poco sus ojos y tratar de ver a la luz que está sobre nosotros ¿esta bien?
—Si doctor.
El rubio hizo lo que el doctor le pidió así que poco a poco comenzó a abrir sus párpados, tratando de enfocar la luz arriba sobre su cabeza. Al principio sintió un ligero malestar en las pupilas que hizo que le picaran y lagrimearan un poco.
—Si sientes incomodidad no vayas a frotarte los ojos porque eso puede causar una laseracion.
Jimin asintió, después de unos minutos la luz ya no le molestaba más.
—¿Puedes ver cuantos dedos tengo frente de ti?
—Tres. —Respondió Jimin y el doctor asintió satisfecho.
Yoongi estaba ansioso y emocionado ya quería que su Jiminie pudiera verlo porque deseaba con el alma verlo a los ojos para decirle cuanto le amaba.
El doctor comenzó su revisión de rutina y con una lamparita le vio ambos ojos. El color celeste de su iris volvía a tener el brillo aquel que la ausencia de sus córneas le causaba.
—Te veo bastante bien, ahora Ponte estas gafas oscuras y éstas las usarás por lo menos por un mes más cuando estés expuesto mucho a la luz solar o a la claridad.
—Si doctor. —Respondió Jimin.
—Gracias Doctor. —Yoongi también agradeció al médico que era excelente doctor ya le había devuelto la vista a él y ahora a Jimin.
—Bien ahora me retiro, descansa Jimin en una hora pasaran las enfermeras con la cena. Con su permiso.
—Propio. —Respondieron ambos a la vez.
En cuanto el medico abandonó la habitación de Jimin y Yoongi, el pelinegro se puso en frente de Jimin con los nervios y la felicidad a flor de piel. Ansioso por todo lo que había esperado y ya era el momento.
—¿Amor?
El rubio sonrió, lo veía... aún borroso y con una sombra pero lo veía y entonces unas finas lágrimas salieron de sus bellos ojos celestes de los cuales Yoongi estaba totalmente y profundamente enamorado. Era como apreciar el mar en calma una tarde de otoño.
—¿Me ves amor? —Preguntó el pelinegro con un nudo impidiéndole seguir hablando.
—Siempre te he visto Yoonie, con los ojos del alma, siempre mis ojos ven lo buena persona que eres, siempre todos mis sentidos me muestran día a día cuanto me amas y cuanto te amo.
Yoongi lo apretó en sus brazos, un abrazo tan cálido que se sentía tan bien, como si ahí era el lugar correcto para estar, el sentido se pertenencia que los unificaba a ambos los mantenía en armonía con ellos mismos, eran felices, se amaban incondicionalmente.
—Dios Jiminie te amo tanto mi vida. Estoy tan feliz que quiero gritar de la emoción pero si lo hago me van a correr del hospital.
Jimin sonrió ante el comentario y buscó el aroma natural de su novio que siempre adoraba sentir para estar más tranquilo.
—No grites amor, solo besame como si no hubiese un mañana. —Pidió con una bella sonrisa en sus labios.
Y Yoongi asi lo hizo, lo besó tan lento, tan apasionado y tan intenso que creyó posible poder besar hasta su alma. Demostrándole cuanto necesitaba de él y cuan feliz se hacía su sola presencia.
...
—Sé que no es la gran cosa pero te prometo que un día te compraré una casa como la mereces o mejor un castillo mi príncipe.
Habían llegado a su hogar después de volver de Suecia y Jimin conocería su casita donde vivía con Yoongi por primera vez.
Subió escalón por escalón tomándose el tiempo necesario para poder reconocer todo el lugar.
—No necesito un castillo Yoonie, solo te necesito a ti conmigo.
—Y siempre lo estaré. —Respondió al tiempo que le daba un beso en el cuello.
Cuando Yoongi abrió la puerta y Jimin logró entrar un barullo sorprendió al rubio.
—¡Sorpresa Minnie! ¡Bienvenido!
Una gran pancarta de colores y globos también de todos colores saltaron por el aire al verlos entrar.
Jimin se llevó una mano a su boca cubriendo su asombro.
Había un chico sosteniendo un pastel de bienvenida, era alto y castaño con una sonrisa geométrica muy bonita.
Otro alto sostenía la pancarta de un lado y le sonrió con unos oyuelos preciosos y a su lado otro igual de alto con el cabello lila sostenía la otra punta.
Dos más se acercaron a abrazarlo, y por la voz los reconoció al primero de cabello negro y largo y una sonrisa de dientes de consejo y al otro con una voz cantarina y una sonrisa de corazón. Eran Kookie y Hobi sin duda.
Jimin los abrazó con fuerza derramando más lagrimas de felicidad. Eran unos chicos increíbles.
—¡Jiminshi ya nos puedes ver! —Chilló Hobi.
—Ahora si sabrá que el más guapo de todos soy yo. —Le Interrumpió Jin.
Todos comenzaron a reír sin parar.
—Jimin te hicimos esta... —Namjoon ya no terminó de decir nada porque la pancarta que sostenía la partió por la mitad.
—¡Namjoon! ¿Cómo carajo hiciste para partir esto por la mitad? —Le regañaba Jin.
—No lo se... solo pasó.
Jimin sonrió feliz y Yoongi también estaba bastante feliz. Todo estaria bien a partir de ahora.
—Gracias chicos de verdad muchas gracias, esto es tan bello y no lo esperaba.
Todos se acercaron a formar un círculo dejando a Jimin en medio y se dieron un gran abrazo grupal.
—¡A comer pastel!
—Si, antes de que Namjoon lo termine estrellando contra el piso.
—Te escuche, no creas que no... hieres mi corazón Seokjin.
—¡Ya casense! —Gritó Taehyung mirando a su hermano con burla.
Comieron pastel todos mientras celebrában la llegada de Jimin y que su vista estaba de regreso. Jimin nunca estuvo tan feliz de tener amigos como ellos, lo complementaban era como si el grupo hubiera estado hecho para estar juntos.
...
—Cierra los ojos amor sólo un momento. —Pidió Yoongi antes de abrir la puerta de la habitación.
Jimin obedeció y Yoongi con cuidado lo cargó en sus brazos como solía hacer siempre.
—Bien, ábrelos.
Jimin los abrió despacio y jadeó de asombro al ver la habitación finamente decorada con muchas flores, lucecitas blancas y y velas de aroma.
—Yoongi esto es tan bonito ¿Qué celebramos? —Preguntó con casi lágrimas en sus ojitos celestes.
—Celebramos que estamos juntos mi amor que nadie puede separarnos, que te amo y que me amas y que estaremos siempre juntos en esta vida y en la otra y la que sigue y así sucesivamente amor, porque esta vida no me es suficiente para amarte ni las demás podrían serlo pero al menos podré grabarme tu imagen para siempre en mis pupilas.
—Oh Dios Yoonie...
Los labios del rubio fueron apresados por los del mayor quien lo besó despacio bebiendo de la ambrosía de aquella boca delicada. Succionando la esponjosita lengua con delicadeza y aspirando todo el aroma de Jimin.
El menor fue tomado de nuevo en brazos por Yoongi quien lo llevó hasta la cama para recostarlo suavemente y seguir besando cada rincón de su bello cuerpo, aquel templo donde finalmente habría de tener la dicha de entrar para admirar los secretos que en él habían.
Las manos de Yoongi recorrían con delicadeza y sutileza el cuerpo desnudo del rubio quien temblaba ante el tacto aunque no de miedo más bien de expectativa porque por primera vez se estaba entregando en totalidad al amor de su vida. Los besos eran depositados con elegancia sobre la suave piel.
—Yoongi...
Las manos grandes de Yoongi recorrían con ligereza las largas y hermosas piernas de Jimin, deleitándose con aquella suavidad que desprendía de ellas. Era lo más hermoso que sus manos habían tocado jamás.
—Eres muy hermoso Park Jimin. —Susurró entre besos y caricias.
Jimin volvió a temblar cuando Yoongi tocó su esfinter con un largo dedo luego de llevarse éste a la boca para mojarlo bien.
Jadeo cuando sintió aquella intromisión y un pequeño dolor se le instaló ahí mismo.
—Descuida amor, pasará lo prometo.
—E-está bien Y-yoonie.
Para ambos esa era su primera vez y debía ser especial, mágica y sobre todo cuidadosos.
—Voy a meter uno más cariño. —Avisó Yoongi besando las rojas mejillas de Jimin y luego su frente, aunque sabía que debía introducir uno más ya que su chico era virgen también y estaba demasiado apretado.
Al recibir el asentimiento por parte del rubio Yoongi metió otro de sus dedos con lentitud y comenzó a moverlos lentamente para dilatarlo bien.
Cuando al final ya Yoongi tenía sus tres dedos en el interior del menor para Jimin la extraña molestia ya no estaba, más bien una sensación nueva se iba acrecentando en su interior. Una necesidad de sentir más de Yoongi.
Un fuego que poco a poco iba ardiendo hasta consumirlo por completo.
—Ahh Yoongi. —Jadeó al sentirse vacío cuando su novio dejó de mover sus dedos y los sacó.
—Ya cariño, está bien solo respira. Voy a introducirme ¿Si?
—S-si Yoon...
El pelinegro volvió a besarlo lentamente en los labios y después por el cuello mientras su diestra tomaba su duro y caliente miembro para alinearlo en la rosadita y ya bastante dilatada entrada del menor.
De a poco se fue introduciendo lentamente y veía como Jimin apretaba sus labios por el molesto dolor en su interior entonces volvió a besarlo con más intensidad mientras seguía introduciéndose.
—¡Mmm ahh Yoongi!
Finalmente estaba adentro siendo apretado por la estrechez de Jimin, y era algo desquiciante, delirante y Exquisito. Estar dentro de Jimin era una nueva sensación que lo volvería adicto en definitiva.
—Mmm Jiminie cariño. —Jadeó sin moverse hasta acostumbrar a Jimin a esa intromisión.
Jimin se aferraba con fuerza de los hombros de Yoongi y comenzó a moverse despacio cuando estuvo totalmente acostumbrado y además ansiaba sentir más. Yoongi entendió que estaba listo así que comenzó con paciencia el suave vaivén.
Ese movimiento delicioso y exorbitante que los llevaba hasta la locura.
—Ahh Yoongi...
Los gemidos de ambos se combinaban a la perfección y los latidos de sus corazones estaban cincronizados también mientras el cuerpo de Jimin temblaba con cada estocada proporcionada por Yoongi.
Jimin sentía fuego en su interior y sabía que estaba próximo al orgasmo pues él también elevaba su pelvis para recibir más de aquella deliciosa sensación.
—Y-yoongi Mmm ahhh Dios.
Se miraron un momento a los ojos, sellando con ello una promesa de amor duradera e inquebrantable mientras Yoongi entrelazaba sus manos y daba fuertes estocadas.
—Mmm Jiminie...
El chorro blanco de Semen de Jimin salió desprendido con fuerza al mismo tiempo que su interior era llenado con la esencia del mayor quien temblaba también sobre él. Ahora estaban más unidos que nunca con un lazo invisible pero muy fuerte.
Con ese amor tan bello que se profesaban hasta sin decir palabra alguna. Un amor incondicional que traspasó las barreras de lo convencional, el idilio apasionado e improfabable que había sido roto pero que ellos mismos se encargaron de volver a unir.
—Te amo cariño.
—También te amo tanto Yoonie gracias por volver mis días Amarillos otra vez.
Y Jimin tenía razón, juntos sus días pintaban el color de la felicidad, como el color del oro, porque su amor era lo más valioso del mundo.
Porque el amor es entrega y sacrificio y sólo quien ama verdaderamente puede renunciar a sí mismo.
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𝔏𝔬𝔰 𝔬𝔧𝔬𝔰 𝔡𝔢𝔩 𝔞𝔩𝔪𝔞
𝔉𝔦𝔫
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