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El día de clases transcurrió con total normalidad, aunque casi me duermo en clases y me gané un regaño por parte de unos cuantos maestros. Pero todo lo compensé respondiendo las preguntas que me hacían en clases. Eso era algo que sorprendía a mis maestros, a pesar de distraerme unos minutos de la clase siempre termino respondiendo de manera correcta y eso a mí también me sorprendía.

Tal vez tenga una mente muy rápida.

Pero como en toda clase nunca te salvas de las tareas y futuros exámenes programados para los próximos días, pero bueno, así es la vida de un estudiante. Sé que más adelante todo mi esfuerzo valdrá la pena.

Al final de las clases mientras esperábamos a que nos recogieran mis amigos y yo hablábamos sobre dónde sería nuestra ceremonia de graduación, tal vez falten unos cuantos meses, pero el tiempo se puede ir rápido. Así que teníamos que ir presentando opciones para que los demás estudiantes puedan votar.

Mis amigos estaban proponiendo algunas ideas.

—¿Qué opinas ________? —pregunta Camila después de proponer su idea, ella quería que sea junto al mar.

—Si te refieres específicamente junto al mar, en la arena no creo que sea buena idea ya que no podemos confiarnos del clima y del propio mar ya que la marea puede subir y nos afectaría, si hablas de un lugar con vista al mar... hay muchos lugares con vista al mar. —opino.

—Buena respuesta. —comenta Dana. —¿Tú qué opinas? —pregunta mirándome.

—Pues... —intento pensar —Tal vez puede ser al aire libre, un poco alejada del ruido de la ciudad, recuerdo que una vez mis padres hicieron una fiesta al aire libre, era un lugar muy bonito. —responde y se oye el sonido de un claxon. —Parece que vinieron por ti Dana.

—Sí. —responde. —Bueno chicos nos vemos mañana, no olviden de hacer sus tareas. —dice moviendo la mano mientras camina hacia su auto.

—¡Ja! ¡Lo dice quien no se olvidó de hacer la tarea más sencilla! —grita Leo burlándose y yo tampoco puedo evitar reír.

—¡Oye _________ dile algo! —grita Dana mirándonos y entra a su auto para después irse.

Niego riendo y me quedo con Camila, Leo y Luis, este último nos contaba sus planes para el futuro y que su gran sueño es triunfar en el mundo de la moda. Sé que logrará hacerlo, él tiene mucha imaginación a diferencia mía que tengo que romperme la cabeza para sacar una buena idea.

Después de unos minutos Luis y Camila su fueron dejándonos solos a Leo y a mí.

—¿Y cómo has estado? Camila me contó que tuviste dolores de cabeza otra vez. —pregunta Leo viéndome con preocupación.

¿En serio tuvo que contarle eso?

—Estoy bien, ya no los he tenido en estos últimos días. —respondo y miro hacia otro lado. Estaba un poco cerca y a veces eso me ponía nerviosa, no solo con él, también con otras personas.

—Estás muy feliz por el regreso de tus amigos. —dice. —¿Hace cuánto que no los veías?

—Casi seis años. —respondo.

—Vaya, eso es mucho tiempo. —murmura.

—Lo es, cuando éramos niños les prometí que los esperaría y que no los olvidaría, no sabía en cuánto tiempo regresarían, pero guardaba la esperanza de que en algún momento lo harían. —explico la promesa que les había hecho a los chicos antes de que se fueran.

En ese tiempo éramos unos niños que nos hacíamos muchas promesas que sé que con el paso de los años se olvidarán y una de ellas fue la que le hice a Ikki la noche anterior a su partida le regalé un brazalete con el que sellaba una promesa de que me prometía volver sano y salvo, ya que el lugar adonde iría era uno de los más peligrosos.

—¡Hola ________! —gritó alguien y pude ver a Seiya, Hyoga y Shun delante del auto.

—¿Quiénes son ellos? —pregunta Leo, ambos nos ponemos de pie.

—Son de quienes te estaba hablando, bueno una parte de ellos. —bromeo y ambos caminamos hacia ellos. —Chicos no puedo creer que estén aquí. —digo con sorpresa. —En serio no me lo esperaba.

—Ellos se ofrecieron para venir. —dijo Akiyama desde el asiento del conductor. —Tatsumi se negaba al inicio, pero le hice recordar lo que me habías pedido. —Será mejor que nos vayamos pronto, tenemos unos minutos de retraso y no quiero que mueras de hambre.

—Exagerado. —digo. —¡Cierto, olvidé presentarlos! Muchachos, este de aquí es mi amigo Leo. —los chicos saludan. —Leo, estos tres son Seiya, Hyoga y Shun.

—Hola muchachos. —saluda Leo.

Los tres chicos le dan un apretón de manos a Leo, pero pude notar algo extraño en la manera en la que Hyoga y Shun miraban a Leo, pensaría que lo miraran con algo de ¿celos? ¿molestia?

No creo, puf, por favor.

—Chicos, mejor vámonos o yo seré quien tenga que enfrentar a Tatsumi.

—Tranquilo, no te preocupes. —lo calmo. —Adiós Leo, nos vemos mañana. —le doy un beso en la mejilla y entro al auto sentándome en el asiento del copiloto.

El auto se pone en marcha y puedo ver por el espejo retrovisor como Seiya y Hyoga están peleando por que uno de ellos se separe más del otro, mientras Shun intenta calmarlos.

—¿Qué tal te fue en tu primer día? —pregunta Shun haciendo a un lado el brazo de Seiya.

—Muy bien, algo cansado al inicio, pero como siempre no puedo salvarme de las tareas. —digo con desgano. Shun asiente con una sonrisa, pero por poco es golpeado contra la ventana. —¡Hey dejen de pelearse, parecen dos niños! Y yo creía que Hyoga ya había crecido lo suficiente.

—No es mi culpa, dile a Seiya que no para de moverse y reclamar por un poco más de espacio.

—Admítelo Hyoga, es divertido hacer esto. —dice con burla.

—No sigan haciendo eso o nos detendrán. —advierte Akiyama.

Después de unos minutos, ambos se detienen y durante el camino se puede decir que están tranquilos. Paramos junto a un montón de autos, a estas horas el tráfico es constante, sobre todo por estas zonas.

Me apoyé en la ventana mientras miraba a las personas pasar, pero de pronto algunas comenzaron a correr mientras otras las miraban confundidos. Decidí reaccionar.

—¿Qué es lo que está pasando? —pregunto mientras bajo la ventana del auto para poder ver mejor.

—No lo sé. —responde Akiyama y su teléfono comienza a sonar. —¿Diga? —responde. —Tatsumi qué sucede. —se queda en silencio unos instantes. —¡¿Qué?!

—¿Qué pasa? —pregunto ya nerviosa de lo que podría estar pasando.

—Entendido. —responde y cuelga. —Tenemos que irnos de aquí. —mira a todos lados pero no hay forma de poder salir ya que estábamos rodeados de autos. —Rayos.

—¿Qué te dijo Tatsumi? —pregunta Hyoga.

—Alguien ha atacado un edificio de la fundación. —responde. —Tatsumi me pidió que nos alejáramos de ahí, la policía se hará cargo.

—¿Estamos cerca de ese lugar? —pregunto mientras me desabrocho el cinturón.

—Sí. —responde Akiyama y luego me mira. —¿Qué haces?

—Tenemos que ayudar, de seguro hay personas heridas, por lo menos podemos ayudarlos hasta que lleguen la policía y los bomberos. —abro la puerta del auto y salgo. —Vamos chicos. —los tres sin dudar me hacen caso.

—¡_________, no vayas a hacer nada estúpido! —grita.

—Tranquilo, ¿ves cómo te comportas como un hermano mayor? —río y corro junto con los chicos hacia el lugar del desastre.

Que bueno que traje zapatillas y ropa cómoda.

Al acercarnos más al lugar podíamos ver a las personas correr desesperadas y otras estaban intentado grabar lo que estaba pasando. Nunca falta la gente que prefiere arriesgar su vida con tal de conseguir algo que les pueda dar un montón de visitas en las redes.

Cuando llegamos el edificio, pequeño de aproximadamente unos cuatro pisos estaba casi envuelto totalmente en llamas. Había guardias de seguridad en el suelo y algunos trabajadores heridos o manchados por las cenizas del fuego.

—Verifiquen si están vivos. —pido a los chicos.

Hyoga, Seiya y Shun se acercan a cada uno de los guardias y hacen lo que les dije. Yo también ayudo y me encuentro con un guardia que logra reconocerme.

—Señorita Kido. —habla débil y tose. —Es peligroso que esté aquí, debería irse.

—Tranquilo, no te preocupes. —con un poco de esfuerzo logro sacarlo de la estructura y lo llevo cerca de un árbol para que podamos estar lejos del posible peligro. —¿Qué sucedió? ¿Pudiste ver algo?

—Estábamos... todos trabajando con normalidad y... de repente hubo una explosión en el último piso. —responde.

—¿Había alguien ahí? —pregunto preocupada, no me gustaría saber que hubo muertos, sería dolorosa tener que decirle a los familiares que sus hijos, padres o amigo murieron.

—Por fortuna no, en ese piso solo se podía llegar con un ascensor y solo para algunos trabajadores. En ese lugar era como una bodega en la que se guardaban cosas que solo algunas personas conocían, había rumores que allí estaba el mayor tesoro de la familia Kido. —termina de hablar y a partir de esto pude sacar una conclusión.

Este edificio es uno de los tantos lugares donde se guardan objetos de valor o proyectos pendientes. Mi familia era muy precavida con estos asuntos así que los mantenían seguros de alguna forma.

Este hombre dijo que había un rumor de que ahí se guardaba el mayor tesoro de mi familia. ¿Cuál puede ser?

—Recuerda esto _________. me dice mi abuelo. La armadura dorada es el mayor tesoro de nuestra familia. Algún día entenderás el por qué, pero no solo eso, también está otro objeto que te servirá de mucha ayuda. Como futura heredera de la familia Kido, será tu deber proteger dichos objetos hasta que llegue el momento indicado.

Lo tengo, el rumor se refiere a la armadura de oro. Es el único objeto del que se ha hablado en mi familia.

Entonces quien está detrás de esto está buscando la armadura de oro. La pregunta ahora es: ¿Por qué?

—________. —me llama Hyoga. —Hemos revisado a todos y están vivos. Seiya y Shun entraron al edificio para poder sacar a las personas que quedaron atrapadas.

Miro a la entrada del edificio y ahí estaban Seiya y Shun saliendo con otras dos personas.

—¿Fueron todos? —pregunto.

—Sí, hemos revisado lo más rápido todo el lugar. —responde Seiya, pero no paraba de mirar el edificio.

—¿Qué pasa Seiya? —pregunto al ver su mirada extraña.

—Hace unos instantes sentí el cosmo de alguien, era agresivo. —responde.

¿Cosmo?

Recuerdo que una vez mi padre me contó la historia de unos caballeros que velaban por el bienestar del mundo. Ellos peleaban con el poder y la fuerza de su cosmo, eso era algo vital para ellos.

—Si lo que dices es cierto será mejor que ________ se vaya de aquí, puede ser peligroso para ella. —recomienda Hyoga. —También será mejor que llamemos a los demás.

—Ya me encargué de eso. —dijo alguien a nuestras espaldas. —En serio ustedes los jóvenes están en una época en la que les gusta hacer lo que quieren, suerte que yo ya pasé por esa etapa.

—¡Akiyama, estás bien! ¿Qué le pasó al auto?

—¿Al auto? Al diablo con el auto, lo dejé en el puente, no podía quedarme de brazos cruzados esperando a que regresaran. —observa todo el lugar. —La situación no es buena, ya llamé a Tatsumi, se está haciendo cargo de todo, ahora vámonos muchachos ya no tenemos que estar aquí.

Todos estábamos por irnos cuando por un instante volteo y miro hacia el techo del edificio y veo a tres personas de pie mirando todo el lugar.

—¿Quiénes son ellos? —pregunto. Todos voltean y señalo el lugar.

—No puede ser... —dijo Shun sorprendido y a la vez miraba horrorizado a las personas.

—Es él.

Enfoco más la mirada y me sorprendo al ver a la persona que estaba en medio de los otros.

Ikki...

—Hermano...

Los tres hombres bajan a estar casi a nuestra altura.

—No hemos encontrado nada, la bodega principal está llena de documentos y otras tonterías. —dice uno de ellos y logro reconocerlo como el chico que me salvó aquella noche.

Pero pude notar algo más, habían aparecido otros caballeros y pude notar que tenían el mismo rostro que Shiryu, Hyoga y Shun.

—Oigan. —llamo a los chicos. —¿Se han dado cuenta que esos hombres que están junto a Ikki son idénticos a ustedes?

Los chicos se quedan en silencio y miran a sus "clones". Que buen nombre en una situación como esta.

—_________ tiene razón ellos sin iguales a nosotros e incluso con nuestras armaduras, la única diferencia es que sus armaduras son oscuras. —dice Hyoga.

—¿Cuál es la situación?

—¡Shiryu!

—Ni bien nos avisaron lo que estaba pasando vinimos inmediatamente. —dice Jabu. —Creo que no habrá necesidad de luchar con nuestras armaduras puestas.

—¡Hermano has vuelto! —podía notar la emoción y felicidad de Shun, pero su mirada cambia al ver todo el desastre. —¿Tú estás detrás de esto hermano?

—Shun. —se quita una especie de lentes que llevaba puesto. —Sigues siendo el mismo llorón de siempre, estoy harto de tus lágrimas.

—¡Espera Ikki! —intervengo. —Primero responde, ¿estás detrás de todo esto?

Ikki me mira y después comienza a reír, yo lo miraba con lástima y decepción.

—Por lo que veo ya no eres la misma de antes _________ y sí es obvio que estoy detrás de esto, es lo mínimo que tú y tu familia se merecen después de todo lo que me hicieron. —responde, al mencionar a mi familia pude notar el odio en sus palabras, pero llegué a una respuesta.

Él estaba detrás de esto. Ikki hizo todo este desastre. No podía creerlo, este no era el chico que conocí hace años. El de ahora es un total desconocido para mí, un hombre que disfruta hacer daño a los demás, que no tiene ni una pizca de compasión.

—Ahora será mejor que se vayan o lo consideraré un estorbo y tendré que matarlos a cada uno de ustedes.

—Por favor Ikki no hagas esto. —suplicaba Shun.

—Ya te lo dije antes Shun, detesto verte así de esa forma: débil. Serás el primero en morir.

Los otros caballeros se separaron y buscaron enfrentarse a uno de los chicos. Ikki miraba todo sin hacer nada.

—¡Saquen a _________ de aquí! —grita Seiya. —¡Si logra ser alcanzada por un ataque de estos sujetos, no vivirá para contarlo!

Al decir lo último sentí miedo t mi corazón comenzó a acelerarse al punto que creía que me ahogaría. Shun me tomó de la mano y me apartó del lugar donde los chicos habían comenzado a pelear contra los caballeros de armadura negra.

De repente una explosión cerca de nosotros nos lanza lejos del otro.

Mi cuerpo choco contra una pared y mi cabeza se golpea fuertemente dejándome aturdida, mareada y con la vista algo nublada. Aún podía oír los gritos de los chicos llamarme, pero luego volvían a pelear. No tenía fuerzas para ponerme de pie y empezaba a perder la conciencia.

Podía ver que alguien se acercaba y por la armadura pude notar que era Ikki. Me tomó del cuello y me apoyó contra la pared, no podía defenderme, tampoco sabía que hacer o decirle para hacerle entrar en razón o detener todo esto.

—¿Por qué haces esto? Tú no eras así. —pregunto con voz débil y apenas pude oír yo misma lo que dije.

No podía ver bien, pero su mirada llena de odio era notoria.

—Así como tú no eres la misma de hace años, yo tampoco aquel debilucho que conociste, ahora soy diferente y será mejor que te quede bien claro eso.

Sentía, pena y dolor por sus palabras, tenía razón, Ikki ya no era aquel niño de antes, con el que pasé momentos divertidos y con el que hice una promesa: No olvidarlo y dejarlo solo.

—Lamento en verdad, que pienses de esa manera. —susurro.

—¡Suéltala Ikki! —grita Seiya.

—Por supuesto que lo haré, estar cerca de ella solo me provoca asco al igual que todos ustedes.

Diría que me soltó de manera suave ya que no puedo moverme o defenderme, pero fue todo lo contrario. Choqué de nuevo con la pared anterior y esta vez sentía algo correr por mi cabeza. Miro mis manos y pude ver que estaba goteando sangre.

Lo último que pude escuchar es Shiryu llamándome al igual que los demás.


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Publicado: 09/05/18

Editado: 30/03/21

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