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El caballero dorado de Géminis creía que Seiya estaba muerto debido a que ya le había quitado sus cinco sentidos y le sería imposible enfrentarlo como lo había hecho antes. Confiado de su victoria se giró para darle la espalda, pero no se percató que Seiya lo había atacado.
—Tus ataques no podrán dañarme Pegaso. —no reaccionó pensando que no le afectaría.
Aunque al principio parecía un ataque normal, la velocidad de dicho ataque aumentó y logró herir al caballero dorado.
—Es imposible, en ese estado, cómo pudiste hacer eso. —miró molesto al caballero de bronce. —Pero es imposible que te esfuerces, jamás podrás llegar al escudo de Atenea, será mejor que te rindas Pegaso, muy pronto Atenea morirá.
Seiya no sabía hacia dónde ir, pero sabía que no podía perder más tiempo, de alguna forma tenía que encontrar la estatua de Atenea.
—No puedo perder más tiempo. —comenzó a encender su cosmo mental y lo ayudó a dirigirse a la estatua de Atenea, aunque no podía verlo, sentía como si el cosmo de la propia diosa Atenea lo estuviera guiando por medio de su cosmo mental. —Ahora sé que muy pronto salvaré la vida de Atenea, debo intentar llegar cueste lo que cueste. —caminó con dificultad ya que apenas podía mantenerse en pie.
Seiya camina hacia la estatua, pero mientras más se acercaba, el caballero dorado de Géminis lo golpeaba para intentar detenerlo.
—¿Crees que pudiste haberme vencido fácilmente? —pregunta sonriendo maliciosamente. —El que ataque fuera a la velocidad de la luz fue solo una coincidencia. Adiós Pegaso. —cuando estaba por dar el golpe final, Seiya lo sostuvo por la espalda impidiéndole moverse.
—Atenea ayúdame a encender mi cosmo. ¡Rayo de Pegaso! —ambos se elevaron fuera de la sala del Patriarca y cayeron junto a las escaleras de la entrada.
Cuando el caballero dorado de Géminis intentó atrapar a Seiya, se sorprendió al ver el casco de su armadura llorar en el lado donde se supone estaba la cara de la bondad. Él no hizo caso respecto a lo que sucedía y se mantuvo firme en sus ideas de ser él quien gobierne el mundo.
—Pegaso, muy pronto morirás. Si te cortara la cabeza, ni tú podrías detenerme. —se acercó a Seiya y estaba a punto de cumplir su amenaza, pero descubrió que en su mano tenía algo incrustado. —¿Quién se atreve a interrumpirme? —miró al frente y se sorprendió al ver a Ikki con vida.
—Tú deberías estar muerto con Shaka, pero eso no importa, viniste a desperdiciar tu vida otra vez. Morirás junto con Pegaso en este momento.
—No me importa perder la vida, pero no permitiré que mates a Seiya. Antes maldije a todo el mundo y peleé contra mis amigos, sin embargo, ellos y mi hermano me cambiaron y por eso cumpliré el sueño que ellos tienen, derrotarte y salvar a Atenea.
—Intentas cumplir algo que es imposible, verás que agradecerás haberte quedado muerto.
Mientras Seiya caminaba a la estatua de Atenea, a duras penas. Ikki peleaba contra el caballero dorado de Géminis. Pero ahora el problema para el caballero de Pegaso era que ahora no podía sentir la presencia de la estatua como antes.
Ahora solo le quedaba confiar en sí mismo y dejarse guiar por lo que le quedaba.
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Los caballeros aún continuaban en la casa de Piscis e ___________ se estaba apresurando en sanar a Shun para poder llegar con el Patriarca.
Aunque Ikki se había reunido con ellos antes y todos sus amigos estaban felices de verlo otra vez con vida, en el fondo ____________ temía que Ikki y Seiya no podrían vencer al Patriarca. Con ese pensamiento, se repetía que tenía que llegar rápido a la sala del Patriarca.
El caballero de Virgo había mostrado su lealtad a Atenea y juró protegerla al igual que los otros caballeros dorados.
Ikki y el caballero dorado de Virgo habían llegado a la casa de Piscis donde se encontraban los demás caballeros junto a Atenea.
—¡Ikki! —exclamó Shiryu.
—Lo lograste. —___________ miró a Ikki. —Gracias por lo que has hecho Ikki.
—¿Qué le pasó a Shun? —miró con preocupación a su hermano.
—Tuvo un combate contra el caballero de Piscis, salió vencedor. Lograron pasar las doce casas. Shun cumplió la promesa que te hizo Ikki...— comenzó a toser un poco y su mirada se nubló un poco.
—¿Estás bien? —preguntó al ver el estado de _________, no era como la había visto en la casa de Virgo. Prometió acabar con el Patriarca que tanto daño había causado.
—No pasa nada, tengo que sanar a Shun y podremos ir con Seiya. Por favor Ikki, en estos momentos Seiya está peleando contra el Patriarca, tienes que ayudarlo, Shiryu y Hyoga aún no están en un estado para pelear. —el cosmo de ___________ comenzó a brillar con fuerza. —Ve, rápido. Shun pronto estará bien.
—Nosotros iremos pronto, Atenea nos ha salvado la vida y no desperdiciaremos esta oportunidad. —dijo Hyoga. —Ayuda a Seiya.
Ikki asintió y corrió hacia la sala del Patriarca donde en estos momentos Seiya peleaba contra el caballero dorado de Géminis.
—Diosa Atenea. —Shaka de Virgo hizo se arrodilló unos segundos. —Prometo protegerla con mi vida entera, lamento todo lo que sucedió en la casa de Virgo.
—No importa Shaka. —respondió __________ y le sonrió. —Créeme, no me gustaría que más caballeros pierdan la vida, es bueno saber que también estás con vida y sé que cumplirás tu promesa. Todos ustedes. —miró a los otros caballeros dorados. —Hemos llegado hasta aquí gracias a los caballeros de bronce que me han acompañado desde hace mucho tiempo...
—Diosa Atenea qué le sucede...
—No se preocupen. —negó. —Esto terminará pronto...
Lo primero en caer fue su báculo y todos se alarmaron al ver a Atenea a punto de desmayarse.
—¡Atenea!
—___________...
—Tenemos que ir rápido con el Patriarca. —dijo ________ y Akiyama la ayudó a caminar. —No moriré hasta llegar al final.
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—El fuego de la casa de Piscis se está extinguiendo. —dijo Tatsumi.
__________ caminaba con dificultad, se sentía más débil que antes. Pero estaba aliviada de haber salvado a Shun y a los otros, esperaba llegar a tiempo donde se encontraba el Patriarca, tal vez podría detenerlo ella misma y dejará en paz a todos de una vez.
—Ya falta poco ____________, tranquila hermana...
—Lo siento... A veces pienso, si no hubiera descubierto quien era yo en realidad, tal vez no pasaría por todo esto. —susurró y esperaba que los demás no la hubieran oído. —Tengo miedo... Jamás pensé morir ahora.
En su temor, ___________ comenzó a pensar si tal vez no hubiera descubierto que era la reencarnación de Atenea. Tendría una vida normal y jamás sentiría el dolor que sentía en esos momentos, no hubiera sufrido por esa flecha, no habría perdido tantas cosas de su familia y tampoco vería a sus amigos sufrir.
Aunque no sabía si las cosas hubieran cambiado si eso pasaba. Es como si su destino estaba escrito para pasar por todo aquello y por un momento odió su destino.
No.
No podría odiar su destino, solo era una parte de ella que estaba molesta y asustada por lo que estaba pasando.
Todo lo que había pasado, la pelea contra los caballeros negros, los caballeros de plata y la batalla del Santuario solo eran retos en su vida porque en el fondo sabía que algo mucho más grande vendría y tendría que ser fuerte y afrontar todos los peligros así como proteger a sus amigos y a los caballeros.
Todos se apresuraron en llegar al salón del Patriarca, pero cuando Atenea llegó hasta el final de los escalones, una luz pasó junto a ella, pero pocos se percataron de ello.
La llama que apenas estaba encendida en la casa de Géminis se apagó por completo dando fin a las doce horas que el Patriarca había dado como plazo para salvar la vida de Atenea.
Al ver el reloj y no encontrar alguna llama encendida, los caballeros reaccionaron de inmediato y vieron a ___________ siendo sujetada por Akiyama, Hyoga y Shiryu.
—¿Qué... qué sucedió? —pregunta Kiki sin poder creer lo que estaba viendo.
—No pudimos lograrlo. —susurró Tatsumi al no ver alguna reacción por parte de ____________. —La señorita está muerta...
—No. —negó Hyoga. —Seiya no pudo haberse rendido fácilmente.
—Tiene razón. —habló Shun que miraba a ____________. —Luchamos, superamos nuestros límites para salvar la vida de ____________, no es posible que ella esté muerta, no es posible que haya pasado esto. Tenemos que ir con Seiya y averiguar lo que pasó.
Shun no quería decir lo que pensaba en esos momentos, tampoco Hyoga y Shiryu. Los tres caballeros de bronce creían que eran un rotundo fracaso como caballeros. Habían fallado en salvar a Atenea, no pudieron proteger a quienes querían. De alguna forma cualquiera que haya estado relacionado con ellos fue perseguido por el Santuario.
Hyoga, Shiryu y Shun no pudieron seguir quedándose en ese lugar parados sin hacer algo y corrieron hacia el salón del Patriarca haciendo caso omiso a las los gritos de sus amigos.
Si el Patriarca no quería salvar a Atenea, acabarían con él.
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Publicado: 24/12/19
Editado: 15/06/21
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◎Un capítulo más y un epílogo y adiós esta primera parte de la serie de La nueva Atenea. Enserio gracias a quienes han estado apoyando desde que empecé a escribir y editar este fanfic.
◎Estoy pensando publicar aquí, como fin de la historia, una sección de curiosidades respecto a este fanfic, así que... ¿Qué les gustaría saber? Responderé en la sección de curiosidades después del epílogo.
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