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ℭ𝔞𝔭𝔦𝔱𝔲𝔩𝔬 40

Era una tarde de otoño en el que las hojas dejaron de ser verdes y se tornaron color naranja.

Los niños del orfanato seguían entrenando, estaban a pocos días de partir a sus lugares de entrenamiento. Hace una semana ya se había hecho la elección de cada lugar donde los niños entrenarían por los próximos seis años. Algunos se encontraban ansiosos por partir, otros, estaban algo preocupados por cómo sería el entrenamiento y quiénes serían sus maestros.

____________ se encontraba paseando por toda la mansión, estaba algo aburrida debido a que en los últimos días no pasaba tiempo con sus amigos como antes. Entonces decidió ir al lugar de entrenamiento y al llegar, se quedó mirando a sus amigos, le impresionaba lo que hacían, en algunas ocasiones ella pensaba que no sería capaz de hacer las mismas cosas que ellos. Pero también se preguntaba cuál sería el motivo por el que sus amigos debían irse a un entrenamiento de tanto tiempo.

Estaba concentrada observando que no se dio cuenta de que su abuelo iba hacia ella.

—¿__________, qué haces aquí? —le pregunta su abuelo.

—Estaba aburrida de pasar la mayor parte del día en la mansión. Siento que es lo mismo todos los días. —responde y mira a su abuelo. —A veces pienso que los días son los mismos, nada cambia, sobre todo últimamente.

—He visto un cambio en ti, desde la muerte de tus padres. Los primeros días sonreíste junto a esos niños, pero luego ya no eras la misma niña alegre __________. ¿Acaso hay algo que invada tu mente?

—No lo sé. —responde. —Pienso que en algún momento algo malo podría ocurrir, algo que marque de nuevo mi vida como hace un año. No sé si podría soportar algo sí otra vez, quiero volverme alguien fuerte como esos niños que han logrado muchas cosas.

—Eres una persona fuerte __________, pero eso no quiere decir que te vuelvas alguien fría. —le sonríe a su nieta. —Sé tú misma, fortalece tus emociones y espíritu. Yo no viviré para siempre y en cualquier momento podría irme de este mundo y cuando llegue ese momento necesito que seas fuerte y puedas dirigir todo lo que nuestra familia ha construido por muchos años.

—Abuelo no hables así... —pidió con lágrimas en los ojos.

—Habrán muchos retos en tu vida _________ y tendrás que ser fuerte para afrontarlos. —se acercó a su nieta que estaba derramando lágrimas y la abrazó. —Recuerda que no estarás sola, siempre tendrás el apoyo de esos niños que dentro de unos años, te ayudarán a afrontar muchas cosas.

___________ se quedó sola unos segundos después y se quedó pensando en las palabras de su abuelo. ¿En serio el destino le estaba preparando algo más? Y contaba con el apoyo de esos niños que se habían vuelto sus amigos en los años que vivieron en el orfanato.

—¿_________? —preguntó alguien que se detuvo frente a ella.

—Hyoga. —estaba perdida en su propia mente que no se había dado cuenta de la presencia de su amigo. —Lo siento, estaba pensando en... algunas cosas. —el niño de cabellos rubios se coloca a su lado. —No quiero que se vayan, será todo diferente en estos años... me sentiré sola. ¿Volverán verdad? —pregunta mirando hacia los demás.

—Lo haremos. —responde. —Volveremos, hemos entrenado en todo este tiempo y no podemos fallar, volveremos con la armadura. Tú no estarás sola. Yo cuando murió mi madre terminé en un orfanato donde no tenía amigos, pero aún tenía a mi mamá. —responde mostrando un collar con una pequeña cruz. —Este es el único recuerdo de mi madre y siempre lo llevo conmigo porque es lo que me da fuerza y me motiva a seguir adelante.

Hyoga siempre quiso mostrar una faceta que nadie podía romper, pero en el fondo su más grande debilidad era su madre.

Miro a Hyoga, que aún permanecía inconsciente, aún estaba algo pálido y frío, pero gracias a los demás podré terminar esto rápido. Aunque no voy a negar que esto me está resultando algo difícil ya que a mayor uso de mi cosmo, menos tiempo me quedaría.

A veces prefiero tirar todo a la suerte, pero debo admitir que en algunas ocasiones no he tenido mucha suerte así que en estos momentos prefiero esforzarme hasta salvar a Hyoga.

—Diosa Atenea. Su cosmo está disminuyendo, no debería seguir haciendo eso.

—Haré lo que sea necesario para salvar a Hyoga. —respondo ante la advertencia del caballero de Aries. —Aunque eso me cueste. Seiya, Shiryu y Shun están en estos momentos en la casa de Escorpio y les prometí que podían continuar tranquilos y yo sanaría a Hyoga. Ellos confiaron en mí.

El tiempo es primordial en estos momentos y estoy perdiendo tiempo, entonces comienzo a aumentar mi cosmo para llevarlo hacia mis manos. El cosmo es algo impresionante, pero para quienes dependen de él es algo peligroso también ya que la vida se conecta con la fuerza vital del cosmo.

Sabía el riesgo que estaba tomando al hacer esto. Pero no importaba en estos momentos, sentía que faltaba poco para que Hyoga pueda reaccionar a tiempo.

Miro otra vez a Hyoga y noto que sus manos comienzan a moverse un poco, su rostro ya no mostraba la palidez de antes.

No te rindas.

De pronto comienzo a ver borroso todo a mi alrededor y presentía que en cualquier momento podría perder el equilibrio.

Pero antes de que pudiera hacer algo, todo comenzó a girar y sentí el frío suelo de la casa de Libra. No tuve tiempo para ver si había logrado mi objetivo o si al menos estaba a punto de lograrlo.

❪❂❫

En la casa de Escorpio se estaba llevando a cabo la pelea entre Shiryu, Shun y Seiya contra el caballero dorado Milo de Escorpio. Obviamente el caballero dorado estaba llevando una gran ventaja. Ya había utilizado su ataque de la aguja escarlata y los caballeros de bronce estaban sometidos ante ello y no podían luchar ya que ante cualquier movimiento, sentían agujas por varias parte de su cuerpo.

—No hay que rendirnos. —Seiya intentó ponerse de pie, pero tenía varias heridas. —Aún tenemos que continuar...

—Será mejor que se queden como están y esperen la muerte. —dijo el cabalero dorado. —Recibirán el último ataque de la aguja escarlata y antes de que logren darse cuenta, estarán muertos.

Milo estuvo a punto de dar el último golpe, pero se sorprendió al sentir el cosmo de un caballero recién venido de la muerte. Incluso, los tres caballeros de bronce se sorprendieron al ver a su amigo en persona caminando hacia ellos.

—Hyoga...

—Antes creía que no volvería abrir los ojos o respiraría de nuevo. —mira la palma de su mano. —Pero gracias a mis amigos y a la diosa Atenea logré estar aquí. A pesar de la situación en la que ahora se encuentra _________, ella estuvo dispuesta a entregar su vida.

—Eso significa que...

—¿_________ está muerta? —pregunta Seiya. Tenía miedo de haber fallado en su promesa.

—No sean tontos. —responde Hyoga y mira a sus amigos de manera seria. —No permitiré que ella muerta, ninguno de nosotros morirá, no hasta que lleguemos al maestro, hicimos una promesa.

—Hyoga... —los tres caballeros estaban sorprendidos por la actitud de su amigo.

—Para ustedes, esa clase de vida no significa nada para ustedes. Levántense. —ordenó. —Ahora debemos dirigirnos a la sala del Patriarca.

—Todo lo que dices es un sueño Hyoga. —habla el caballero de Escorpio. —El que entres a la Cámara del Patriarca. Ahora siente ¡la restricción! —el caballero dorado comienza a emanar unas ondas de su cosmo hacia el caballero del cisne. 

—Ese ataque nos paralizó. —dice Shun recordando el mismo ataque con el que fueron sometidos hace instantes. Hyoga no podrá moverse.

Pero a pesar de estar rodeado por aquellas ondas, a Hyoga no parecía afectarle el poder del caballero dorado. Se mantenía de pie mientras los demás estaban aún intentando recuperarse.

—Milo. —pronunció el nombre del caballero de Escorpio. —Entiendo que digas eso de los sueños, pero los perdedores creen que los sueños son imposibles, cuando creemos y peleamos por él se hace realidad.

—¿Qué pasa Hyoga? ¿Acaso no te afecta el poder de Milo? —pregunta sorprendido Seiya.

—Necesitas valor Milo.

Hyoga ignora la pregunta de su amigo y ataca al caballero de Escorpio. Apenas se pudo ver la reacción de ambos caballeros, pero el caballero dorado estaba confiado de que no le había afectado en nada dicho ataque. Pero luego de unos segundo se da cuenta que estaba rodeado de cristal.

—Ahora es tu turno de quedar inmóvil Milo. —miró a sus amigos. —Shiryu, Seiya, Shun, continúen a la siguiente casa, primero acabaré con Milo y luego iré con ustedes.

—Pero...

—Deprisa. —insiste y nuevamente mira a Milo. —Solo se interponen en mi camino si continúan aquí en ese estado. Si no están en condiciones de pelear ahora será mejor que sigan a la casa de Sagitario.

—Hyoga, entiende. —Seiya intenta convencer a su amigo para que puedan apoyarlo.

—Ustedes pelearon por mí para salvarme y se los agradezco mucho, pero ahora necesito que me dejen el camino libre para derrotar a Milo. —el caballero de Escorpio hizo desaparecer los trozos de cristal que tenía. —Aunque no será fácil.

❪❂❫

A la entrada del Santuario habían llegado hace unos minutos Tatsumi y Akiyama. Pero ambos no encontraron a nadie conocido.

—¿Estás seguro que pasaron por aquí? —pregunta Akiyama. —No veo a _________ y a los otros. Espero que estemos en la entrada correcta, no me gustaría tener que enfrentar a un caballero.

—No importa donde estemos, tenemos que encontrar a la señorita ___________. —Tatsumi sostuvo entre sus manos la vara de bambú que usaba antes de sus entrenamientos. —Si alguno de esos caballeros intentan atacarnos, yo los detendré.

"A mí me daría vergüenza usar ese traje, sobre todo ahora. No creo que los caballeros del Santuario tiemblen ante la presencia de Tatsumi." Pensó Akiyama y miró a los lados hasta que vio a lo lejos la primera casa de Aries.

—Iremos por allá. —señaló.

Ambos caminaron hasta llegar a las escaleras que llevaban a la primera casa, pero no encontraron a nadie. Ni siquiera oían algún ruido que les diera alguna señal de la presencia de alguien.

—No hay nadie aquí. —dijo Tatsumi.

—Tal vez estén dentro de este lugar. —levantó la mirada y leyó el nombre. —Aries, como los signos del zodiaco, deben haber doce casas en este Santuario. Puede que los caballeros y _________ hayan pasado por estas casas. Pero hay que tener cuidado. Tatsumi, creo que debimos haber esperado a Jabu y los demás.

—No importa si no están aquí, a esos jóvenes les gusta llegar tarde. —gruñó. —Seguiremos hasta llegar con la señorita. Vamos.

Antes de que pudieran subir los primeros escalones, detrás de ellos aparecieron unos caballeros.

—¡Más intrusos en el Santuario! —exclamó uno de ellos y los señaló. —¡Acabaremos con ustedes y luego mataremos a la mujer que se hace llamar Atenea!

El caballero corre hacia ambos y estaba por atacarlos, pero Tatsumi logra golpearlo y dejarlo inconsciente.

—¡Malditos! No permitiré que toquen a mi dama, la protegeré con mi vida. —Tatsumi no lo pensó ni dos veces y comenzó a pelear con los caballeros, la ventaja era que estos solo eran protectores del Santuario.

—¡Espera Tatsumi! —Akiyama intenta detenerlo, pero no pudo hacer nada y tuvo que ponerse alerta cuando vio a uno de los hombres dirigirse a él. —Al menos hubiera preferido tener un bastón de bambú. —murmuró y esquivó un golpe.

En la casa de Libra, los caballeros dorados aún estaban preocupados al ver que Atenea no despertaba.

Se sorprendieron al ver al caballero del cisne despertar y antes de partir a la siguiente casa, prometió que seguirían adelante y no perderían tiempo en llegar hasta el Patriarca.

Pero _________ no despertaba, temían que haya usado todo su cosmo y la muerte la haya alcanzado.

—¡Señor Mu! —exclamó Kiki apareciendo entre los caballeros dorados.

—¿Qué sucede Kiki? —preguntó el caballero de Aries. —¿Encontraste algo?

—¡Están aquí! —señaló hacia las afueras de la casa de Libra. —¡Tatsumi y Akiyama están aquí, pero los descubrieron y ahora los están atacando! ¡Tenemos que ir a ayudarlos! —quiso salir de la casa de Libra, pero se detiene al escuchar la voz de su maestro.

—Señor Mu...

—No Kiki. —negó y no dijo nada más. —Nuestro deber ahora es estar junto a Atenea.

—Pero no puedo dejar a Tatsumi aunque diga que tan fuerte es, eso es imposible. También Akiyama, es importante para __________. —insistió, pero Mu no se movía de su lugar, tampoco los otros caballeros dorados.

Los guardianes del Santuario habían tomado a ambas personas y las tenían inmovilizadas. Por más que intentaron defenderse, no pudieron vencer a todos los guardianes. Ahora estaban intentando llevárselos a la fuerza.

—¡Deténganse! ¡Alto! —Tatsumi luchaba para soltarse, pero solo obtuvo las risas de os hombres que lo sostenían.

Uno de los guardias llevaba una lanza y se acercó peligrosamente a Akiyama.

—A pesar de no tener algún arma o protección, se defendió mucho mejor que tú viejo. —apuntó la lanza al cuerpo del chico. —Pero ahora no podrás defenderte. —estaba a punto de clavarle la lanza, pero un caballero lo detiene y le quita la lanza para luego golpearlo.

—No deberían hacer nada contra estos hombres. —dijo el caballero Jabu. —Sé que _______ no se perdonaría al que les pase algo, sobre todo a Akiyama. Ahora será mejor que se vayan.

Los otros caballeros aparecen y comienza a pelear contra los guardianes y fácilmente lograron derrotarlos a todos.

—¿Estás bien mi querido Tatsumi? —pregunta con burla y extiende de su mano para levantarlo. —Te dije que era mejor esperarnos, así no hubieras pasado por esta situación.

—¿Qué hacen? —pregunta molesto Tatsumi y aparta la mano de Jabu. —¿Por qué se les ocurre intervenir ahora? Estaba a punto de derrotarlos a todos.

"Si claro." Pensó Akiyama.

—Ustedes no debieron irse así de repente, tuvimos muchos problemas y ustedes solo fueron por órdenes de _______ para investigar más. ¿Dónde estaban caballeros de bronce? ¿Por qué se fueron sin el permiso de Atenea? Eso es imperdonable.

—Desafortunadamente para ti, pero no para nosotros. —respondió Ichi. —La diosa Atenea nos permitió regresar con nuestros maestros.

—Así es, después de la batalla contra los caballeros negros y el ataque de los caballeros de plata, _________ nos pidió investigar más y nos dio permiso para regresar a nuestro lugar de entrenamiento para volvernos más fuertes y eso es lo que hemos hecho. —Jabu miró a Tatsumi y luego miro hacia las doce casas. —Será mejor que sigamos, pero mantengámonos alerta.

De pronto, frente a ellos aparece Kiki.

—¿Kiki? —le pregunta Jabu. —¿Qué haces aquí?

—No hay tiempo para eso, Seiya y los demás ya se adelantaron y en estos momentos están peleando. —señaló hacia las otras casas. —Vamos... —intentó caminar, pero Tatsumi lo detuvo.

—¡Dónde está la señorita! —exclamaba. —¿Está bien verdad?

—Espera Tatsumi. —Akiyama alejó a Tatsumi. —Kiki, ¿Dónde está _________?

—Aún está inconsciente... ¡vamos rápido!

Todos siguieron a Kiki hasta llegar a la casa de Libra donde vieron a _________ despierta, sentada en el suelo y era sostenida por el caballero de Leo.

Cuando Tatsumi vio a _________, quiso correr para acercarse a ella, pero esas ideas se alejaron de su mente al ver al caballero dorado de Tauro a un lado vigilando a quien se acerque. Solo pudo arrodillarse a cierta distancia.

—Mi señora... —observó a la joven que, a pesar de estar despierta, aún no estaba totalmente atenta a lo que pasaba. —¿Qué estás haciendo Seiya?

—_________. —Akiyama apenas pudo pronunciar el nombre de quien consideraba su hermana. Verla en ese estado le daba una sensación de temor que no supo describir. —Hermana... —susurró bajo. —¿Por qué te hicieron esto a ti?

___________ parpadeó y giro levemente hasta ver a Akiyama. Se sintió mal al ver que estaba triste por ella, aparte vio a los otros caballeros de bronce que le habían pedido autorización para ir a ver a sus maestros para entrenar.

—Oye... —murmuró. —No me hagas sentir mal, hermano...

Todos los presentes se alegraron por ver a __________ totalmente consciente.

___________ se puso de pie con ayuda del caballero dorado de Leo y caminó despacio hacia Akiyama para después abrazarlo.

—¿Qué te pasó en el rostro? —preguntó preocupada al ver algunos golpes en el rostro de Akiyama.

—Una calidad bienvenida del Santuario. —respondió riendo.

—¡Se lo dije señor Mu! ¡Se lo dije! Pero usted no me hace caso, no me hace caso. —exclamaba Kiki. —Le dije que teníamos que hacer algo, pero nunca me hace caso cuando tengo la razón en algo.

—Señora mía. —Jabu se arrodilla frente a _________. —Siento mucho no haber llegado a tiempo. Nunca dejaremos que nadie la lastime otra vez.

—No se preocupen por eso. Lo bueno es que ustedes están aquí. —mira a los caballeros y notó que faltaba uno. —¿Dónde está Geki?

—Tatsumi lo envió a traer algo. —responde Ichi. —Ahora, ¿dónde están Seiya y los demás?

—En este momento están en la casa de Escorpio, aunque debieron arreglárselas para continuar. Solo espero que estén bien.


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Publicado: 24/11/19

Editado: 04/06/21

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Quería publicar antes, pero estuve con muchas tareas y también exámenes. Pero logré hacer todo para volver. 

También estoy (rezando) para que todo salga bien en las elecciones del seis de junio. Admito que tengo un poco de temor por lo que pueda pasar ese día y los siguientes.

En esta parte de la historia, utilicé los diálogos del anime, pero cambié los sucesos y debo admitir que me gustó el resultado (creo que mejor que los capítulos anteriores de esta tercera parte) ¿Qué opinan?

Según la primera versión, faltan diez capítulos más para terminar.

Muchos saludos, lxs quiero, gracias por el apoyo.


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