Después de haber recuperado el casco, regresamos a la costa y para nuestra suerte, el piloto había logrado ponerse en contacto con el barco y minutos después nos vinieron a rescatar. Volvimos con el casco dorado a la ciudad, los chicos fueron al hospital a tratar sus heridas que, según el médico, no fueron muy graves como las anteriores, eso para mí era un alivio.

Seiya me contó que quien había estado a cargo de los caballeros de la isla del espectro era una mujer, un caballero femenino. Parece que no le gustó mucho pelear contra ella e incluso intentó detenerla, pero Yiste, así se llamaba, no le dejó más opción y tuvieron que pelear hasta el final.

Teníamos una victoria, pero fue momentánea.

Unos cuantos días después de lo sucedido, mientras estaba en el estudio terminando mis deberes y revisando algunas cosas de la Fundación recibo una noticia inesperada.

Solo termino esto y reviso los papeles respecto al cambio del coliseo para convertirlo en un museo, hay muchas propuestas para el diseño del interior y me entusiasma todo esto sobre todo saber que tengo el apoyo de todos. Estoy segura de que será un buen proyecto.

—¡_________! —Akiyama entra desprevenidamente. —Tienes que ver esto urgente.

—¿Qué pasó? —él no responde, solo prende el televisor y lo primero que veo es el coliseo incendiándose. —No... el coliseo no, no, no. —miro los papeles que iba a revisar. Esto era obra de ellos. —¿Hace cuánto pasó esto?

—Hace unos minutos. —responde. —Nos llamaron y la noticia ya estaba en la televisión. La prensa quiere saber alguna opinión tuya...

—No tengo tiempo para es. —suspiro, cansada. —Quiero que uno de ustedes dos vaya a ver lo sucedido y me informe de todo, esperemos se pueda salvar el coliseo, aunque debido a que estaba abandonado, tal vez eso sea algo complicado.

Horas después la única información que tuvimos es que las posibilidades de salvar el coliseo eran bajas.

—Las llamas amenazan con consumir todo el coliseo, considerado como un símbolo importante para la Fundación y un nuevo proyecto habría estado siendo preparado desde hace días... —antes que el reportero continúe Shiryu apaga el televisor.

—No puedo creer que hayan quemado el coliseo. —comenta Shun.

—Que no te sorprenda Shun. —digo. —Esto es una prueba de que quieren darnos una advertencia. Las cámaras de seguridad de la zona no lograron captar a alguien, fueron muy sigilosos.

—Deben estar desesperados. —dice Hyoga.

—De nada sirve pensar cuáles son sus razones, debemos ir a buscarlos. —sugiere Seiya.

Yo solo niego levemente. Gracias a la información que pudimos rescatar de la investigación y a los chicos que habían logrado conseguir algo, por sus viajes, ahora sabemos que los responsables de los acontecimientos de los últimos días fueron unos llamados "Caballeros de plata". Tal parece que en el Santuario hay una jerarquía entre los caballeros y por debajo de todos estaban los caballeros de bronce, conformados por mis amigos, los caballeros de plata y alguien que portaba la armadura dorada. Por encima de todos ellos había alguien más, mucho más poderoso.

—¿En qué piensas?

—Solo recordaba la información que obtuvimos recientemente. —miro a los chicos. —Los caballeros de plata están por encima de ustedes, pero lograron vencer a varios. Ahora... no sé que pueda pasar ahora que sabemos quiénes son en realidad.

—No estés triste, te hicimos una promesa y la cumpliremos sin importar que.

—En verdad se los agradezco, pero ahora más que nunca debemos tener cuidado, han demostrado de lo que son capaces y un claro ejemplo es el coliseo. —digo.

—¿Qué tal si nos escondemos un tiempo para proteger el casco?

—No creo que sea buena idea Shiryu. —respondo. —Si hacemos eso los caballeros de plata podrían atacar diferentes lugares y dañar a personas inocentes con tal de descubrir nuestro escondite.

—Además, con eso no estaríamos cumpliendo la voluntad de mi difunto maestro. —agrega Tatsumi.

—Tiene razón, aunque hayamos vencido a Dócrates y a Yiste alguien más ocupará su lugar.

—Es la primera vez que veo que estás de acuerdo con Tatsumi. ¿Acaso te golpeaste la cabeza o algo Seiya? —pregunto y todos reímos.

—No hagas que me arrepienta.

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Pasaron un par de días después de lo sucedido. Ahora, de unas horas de clase, me encontraba con mis amigos hablando sobre nuestros planes para el futuro, pero tampoco faltó tocar los acontecimientos de los últimos días. Lo bueno es que ellos lo entendieron como unos ladrones con una buena organización y un equipo avanzado. Si les contara que algo que ellos ni esperaban que existiera estaba detrás de todo esto, estoy segura que los confundiría más. Además, no quería involucrarlos en esto.

—¿Entonces eso piensas hacer? —pregunta Dana a Leo. —¿Trabajarás durante mucho tiempo y luego te retirarás a una casa en la naturaleza y vivirás de tus ahorros?

—Así es. —responde. —Estoy seguro que, si llego a casarme, mis ahorros serán suficientes.

—¿Qué opinas __________? —me pregunta Camila susurrando. —¿Piensas igual que Leo?

—¿Por qué me preguntas eso? Si es su decisión nadie puede cuestionarlo, además es su dinero.

—¿Pero no piensas acompañarlo en su retiro? —me codea un poco y yo la miro mal. —No dije nada.

Hablamos unos minutos más hasta que vemos entrar a unos hombres y se nos acercan a nosotros. Son parte de la seguridad de la Fundación.

—¿Qué sucede? —pregunta Dana. —¿Quiénes son ustedes?

—Son miembros de seguridad de la Fundación. —respondo. —En su uniforme dice, aunque no sea notorio. ¿Por qué están aquí?

—Tiene que venir con nosotros señorita _________. —dice uno de ellos.

—¿Qué? —pregunto confundida. —¿Por qué? ¿Qué pasó? ¿Dónde están Tatsumi o Akiyama?

—Ellos están bien señorita, pero tiene que acompañarnos.

—De acuerdo, pero quiero una explicación de todo esto. —miro a mis amigos. —Nos vemos.

Cuando salimos pude ver el auto donde siempre iba con Akiyama, a los lados había otros autos. Algo debió haber pasado para que, por primera vez, haya mucha seguridad para transportarme.

Llegamos a la mansión y pude ver que también estaba siendo vigilado por algunos cuantos guardias de seguridad. ¿Qué está sucediendo?

—Tatsumi ¿qué está ocurriendo? —es lo primero que pregunto cuando llego. —Chicos... —todos ellos estaban ahí, incluidos los que se habían ido a buscar pistas. —¿Qué sucede?

—Será mejor que se siente primero. —sugiere Akiyama.

Si es lo que tengo que hacer para tener respuestas...

—Ahora sí díganme lo que está ocurriendo. Llegaron los guardias de la Fundación y también la mansión está casi rodeada. —digo y como respuesta Seiya me entrega unas cartas. —¿Qué es esto? —abro las cartas y lo primero que veo son manchas de sangre impregnadas en la hoja —Esto es...

—Sí. —responde Hyoga. —Nos están amenazando, ahora tú estás en la mira de los caballeros plata, pero parece que esta vez van en serio.

Leo la carta nuevamente: "Entréguennos el casco dorado o __________ Kido pagará con su vida" En todas las cartas decían eso, la misma advertencia. La sangre es como una demostración de lo que serían capaces de hacer.

—¿Cómo recibieron esto? —pregunto.

—Estábamos en diferentes lugares. —responde Jabu. —Recibimos esto y decidimos volver, pero los demás también habían recibido lo mismo. Sabían dónde nos encontrábamos.

—Siempre estuvieron detrás de nosotros. —dice Shun. —Será mejor que saquemos a __________ de aquí, ya no es seguro.

—Así es, ahora nuestra prioridad es proteger a la señorita ___________. —dice Tatsumi. —Por eso llamé a los guardias para que estén al tanto de la seguridad.

—Tomamos las medidas necesarias. —dice Akiyama. —Todo está preparado señorita ___________, será mejor para usted si se aleja de aquí un tiempo, puede ir a la casa de su familia en las montañas. Solo faltaría que usted esté de acuerdo.

En serio me habían tomado por sorpresa, jamás pensé que ahora los caballeros de plata planearan usarme como chantaje para que los chicos entreguen el casco, bueno es ya pasó antes. Pero esto es diferente, planean acabar conmigo si no hacen lo que dicen las cartas. Quieren que me aleje de mi hogar porque piensan que dejaré el casco, pero están equivocados.

—De acuerdo. —respondo. —Pero me llevaré el casco dorado.

—Pero señorita...

—Es mi última palabra. Los caballeros de plata tal vez esperan que me aleje de aquí y deje desprotegido el casco, pero no lo hare, lo llevaré conmigo.

—No hay necesidad de preocuparse, el casco dorado estará protegido por los guardias. —dice Tatsumi.

—¿Y que pasará después? ¿Los guardias podrán contra los caballeros de plata? Ya vieron de lo que son capaces de hacer y dudo mucho que se tomen a la ligera todo esto. —respondo y niego. —Esto se está saliendo de control, pero esta vez les daré el gusto de alejarme. —suspiro. —La mansión se quedará como si nada hubiera pasado, Tatsumi, te quedarás aquí, Akiyama vendrá conmigo. Pero no quiero muchos guardias alrededor, hay que distraerlos.

—Como usted diga. —responde Tatsumi. Él y Akiyama se van del salón principal.

—¿Ustedes que harán? —pregunto a los chicos.

—Iremos a buscar pistas que nos lleven a los sujetos que desean el casco. —responde Seiya. —Iremos a ver a nuestros maestros, ellos deben saber quién o quiénes están detrás de todo esto. Hemos decidido que Shun irá contigo, él podrá protegerte en caso de que alguien ataque.

—Gracias. La Fundación les brindará los medios para que puedan llegar a sus destinos, no tendrán que preocuparse por ello. Les deseo suerte a todos.

Después de varios minutos preparando lo necesario y darle unas últimas indicaciones a Tatsumi, Akiyama, Shun y yo ya estábamos listos para irnos. Me despido de todos los chicos y luego los autos nos esperaban para llevarnos al otro lado de la ciudad.

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Shun y yo nos encontrábamos en la sala de la casa, era de noche y por ahora todo estaba tranquilo. Akiyama se ponía en contacto con Tatsumi para saber el estado de cada uno de nosotros. El caso dorado estaba escondido en una parte de la casa que solo yo sé.

—Lamento que tengas que venir a este lugar, imagino que te hubiera gustado ver a tu maestro como los demás. —miro a mi amigo que estaba en un sillón.

—No te preocupes por eso, buscábamos el escondite perfecto y alguien de nosotros tenía que venir contigo, yo me había propuesto desde un inicio. —responde. —Podría ver a mi maestro en otro momento, ahora lo más importante es pensar en el éxito de la misión.

—¿Cómo fue tu entrenamiento? —pregunto.

—Después de que llegara como candidato a la armadura de Andrómeda muchos creyeron que no lo lograría por mi forma de ser en ese entonces. Recibí algunas burlas de mis compañeros, pero mi maestro era amable con todos, pero también era exigente. Confiaba en que yo lograría tener la armadura. También estaba una compañera llamada Junet.

—¿Junet? ¿Es un caballero femenino? —pregunto y él asiente. —Es asombroso y a la vez misterioso el mundo de los caballeros.

—Los caballeros femeninos son pocos, pero también son fuertes. Siempre tienen el rostro oculto.

—¿Sabes por qué? —él niega. —Tendrán una buena razón. —miro el cielo otra vez. —¿Crees que ellos estén bien?

—Sí, confía en ellos, lograrán regresar a tiempo con respuestas.

—Espero tengas razón.

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Seiya estaba peleando contra una mujer que llevaba una máscara, debe ser un caballero femenino. Pero ella lo lastimaba, no paraba de lanzarle golpes que lo dejaban mal herido. Intento intervenir, pero la mujer se detiene y lo sujeta por el cabello.

—Marín... ¿por qué haces esto? —pregunta Seiya. —¿Qué pasó con todo lo que me habías enseñado? Confiaba en ti.

Marín no responde y le avienta otro golpe para luego susurrarle al oído:

—Hyoga está en peligro.

Es lo último que logro ver antes de que la escena cambie a un lugar lleno de nieve y con montañas alrededor. Frente a mí aparece Hyoga peleando contra un caballero.

—Maestro, no lo entiendo. —dice Hyoga. —usted, defendía a toda esta gente...

—El Santuario ordenó la ejecución para aquellos traidores que desean provocar una guerra. —le responde.

A pesar de que Hyoga tenía su armadura, sufre mucho debido a los golpes que recibe por parte de su maestro. Estaba tendido en la nieve y el caballero no paraba de golpearlo.

—¡Basta! ¡Déjalo! —grito, pero parece que no me escuchan. Intento moverme, pero parecía que mis pies se habían adherido a la tierra misma. —¡No lo lastimes!

—¡Déjalo! —grito y sin darme cuenta ya estaba con unas lágrimas en los ojos.

Miro a mi alrededor, aún seguía en mi cama. Todo eso fue un sueño... o tal vez algo que en realidad estaba pasando.

—¿___________? —Akiyama toca la puerta. —¿Estás bien? —pregunta preocupado. —Te escuché gritar ¿pasó algo?

—Nada, nada. Estoy bien, solo fue una pesadilla. —respondo.

—Bueno... si necesitas algo no dudes en llamarme. —dice.

—Gracias... ¿Dónde está Shun? —pregunto.

—Aún está durmiendo, en el sofá. —responde en voz baja. —¿Segura que no necesitas nada?

—Estoy bien, gracias por preocuparte. —escucho sus pasos alejarse.

Solo fue un sueño, solo fue un sueño, repetía en mi mente. Una mala pesadilla que parecía tan real...

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Publicado: 19/12/18

Editado: 14/04/21

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