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ℭ𝔞𝔭𝔦𝔱𝔲𝔩𝔬 17

Ya han pasado algunos días desde la batalla en la isla de la muerte, el día que perdimos casi todas las piezas de la armadura, excepto el casco dorado que gracias a Ikki logramos recuperar. Sin su ayuda estoy segura que aquellos caballeros, que vinieron a atacarnos, habrían logrado obtener la armadura dorada por completo.

Estuve pensando mucho sobre esos caballeros y las razones por las cuales quieren la armadura dorada. Puede que sea el mismo motivo por el cual Ikki lo quería. La armadura durada brinda gran poder a quien lo usa, he podido comprobarlo frente a frente, pero no entiendo ¿quieren más poder del que ya tiene? ¿No se supone que los que mandan en el Santuario son más poderosos? Estoy segura que hay otra razón oculta en todo este asunto y voy a averiguarlo cueste lo que cueste, no permitiré que el sacrificio de mis amigos sea en vino.

Hablando de los chicos, Jabu y Nachi ya están como nuevos y han estado bajo el cuidado de sus otros compañeros. Después de lo sucedido en la isla tuve que contarles todo lo que habíamos vivido, ellos también se quedaron confundidos y algunos trataron de buscar alguna respuesta, así que hace un día Jabu y los demás se habían ido a buscar pistas.

En el caso de Seiya, Hyoga, Shiryu y Shun, ¿qué puedo hacer con esos cuatro? Salieron del hospital y no pasó ni un día que uno de ellos empezó a hacer ejercicio.

Parece que Hyoga a veces puede llegar a ser muy terco.

Había decidido ver a los chicos, en esta oportunidad Seiya había decidido quedarse con sus demás amigos durante su recuperación. Cuando estoy subiendo las escaleras directo a la habitación espaciosa que comparten, creyendo que estarían descansando como prometieron entro sin tocar la puerta y casi ahogo un grito del susto.

Al lado de su cama, en el suelo, Hyoga estaba haciendo ejercicio como si nada hubiera pasado. Pero lo más vergonzoso para mí ahora haber entrado sin tocar la puerta y verlo sin... camiseta.

En serio ¿por qué me pasa esto a mí? Primero a Seiya y luego Hyoga. Solo falta que me pase lo mismo con todos los demás. No. Eso ya sería lo más vergonzoso que he pasado en mi vida.

—¡Hyoga! —reclamo luego de salir de mi pequeño trance. —¿Qué demonios haces?

—Estuve varios días en el hospital, tengo que volverme más fuerte si quiero estar preparado para cuando vengan nuestros nuevos enemigos. —responde. —No soy el único que piensa igual. ¿Por qué crees que Seiya y los demás no están aquí?

Demonios, no me había dado cuenta de ello. Miro al lado de la habitación y puedo ver a todos los demás jugando en junto a Jabu y Nachi que ya estaban totalmente recuperados.

—¡Hey! —intento llamar la atención de esos irresponsables, pero nada. —La culpa es mía por haberme confiado en que me harían caso, al menos por una vez.

—Ya estamos mejor, no tienes por qué preocuparte.

—Me preocupo porque los conozco, el doctor dice que no deberían hacer esfuerzo físico al menos un día después que salieron del hospital. —llevo mi mano a mi cabeza mientras niego. —Será mejor que me vaya, tengo cosas que hacer, si no quieren que me preocupe, está bien.

Estaba por salir de la habitación...

—Gracias por preocuparte __________. —se acerca a mí.

En buena hora se colocó su camiseta nuevamente.

—Pero tenemos que prepararnos para lo que se viene y también cabe la posibilidad que ellos vengan acá y puedan hacer algo contra ti. Tenemos que estar preparados. Confía en nosotros.

—Lo hago, sé que ustedes pueden lograr algo mucho más grande.

Confío en ustedes en muchas cosas, pero en el tema de la salud no lo creo.

Pero que puedo hacer con chicos que les gusta arriesgarse seguido y cuando ven un nuevo enemigo pelean sin rendirse e incluso consideran asombros si es más poderoso que ellos. Temo que algún día debido a esa actitud les pueda pasar algo peor que lo que paso en aquella isla.

Suspiro y cierro mi libreta. Camino hacia el casco dorado, que por estos últimos días lo he tenido en mi habitación para encontrar alguna pista.

—¿Cuál es la razón por la que te quieren con tanta desesperación? —pregunto mirando el casco. —¿Quién diría que ocultas muchas cosas? Apuesto que ni mi familia esperaba que muchos caballeros estén detrás de ti. —lo tomo entre mis manos. —Veamos que podemos descubrir... —me detengo repentinamente.

Una serie de imágenes pasaron de repente.

Destrucción, guerra por todas partes, ataques en diferentes partes del mundo y encima de todo el desastre se hallaba una sombra de una persona con un traje extraño.

Suelto el casco y el sonido que provoca al golpear al suelo es algo fuerte. Espero que Tatsumi y Akiyama se encuentren en el primer piso y no cerca de aquí. Tomo el casco dorado nuevamente y lo inspecciono, ¿tendrá algo? ¿Cuál es su secreto?

—¿Qué tratas de mostrarme? —miro el casco con detenimiento. Luego dirijo la vista hacia mi ventana, ya era de noche. —Pasé casi toda la tarde estudiando el casco que no me había percatado que ya era de noche.

Aún sigo estudiando y por fortuna todo ha estado yendo bien, he tenido tiempo para salir con mis amigos y también hemos hecho algunos trabajos grupales.

Es extraño que pueda tener algo de paz y llevar mi vida como antes, pero en cualquier momento todo eso podría cambiar si no descubrimos los verdaderos motivos del Santuario por recuperar la armadura.

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Regresaba a la mansión después de un día de clases y también haber estado encargándome de algunos asuntos de la Fundación, por suerte todo ha estado yendo bien y no tengo que preocuparme demasiado por ello.

—¿Hablarás con Tatsumi y los demás? —pregunta Akiyama mientras caminamos a la mansión.

—Sí, los chicos ya están mejor y podemos hablar respecto al asunto de la armadura dorada. Tatsumi ha estado insistiendo a hablar de eso hace varios días, pero le había dicho que era mejor preocuparnos por la recuperación de los chicos y que ya tendríamos tiempo después. —suspiro. —Esto segura que se ha estado conteniendo y ya me imagino lo que les puede decir a los chicos.

—Pues preocúpate porque ya están reunidos.

Los dos entramos a la mansión y ya se empezaban a escuchar los reclamos de Tatsumi mientras los chicos se mantenían en silencio.

—¡Solo consiguieron una parte de la armadura! ¡Se llevaron cuatro piezas de la armadura dorada y solo traen uno! Vaya negocio Shiryu. —el sarcasmo era bastante notorio mientras miraba a Shiryu. —¿De qué sirvió todo eso? No lograron nada. —mira a Shun. —Y tú Shun, si no fuera por tu hermano esto no jamás hubiera pasado, todos son una pandilla de inútiles y no me he olvidado de ti Seiya, son unos miserables. —se acerca a Hyoga. —Tú también Hyoga. Mi señora se preocupa demasiado, ustedes no valen la pena.

Hasta aquí llegó mi paciencia.

—¡Tatsumi, te ordeno que te calles! —camino hacia él y lo miro moleta. —¿Qué te había dicho antes?

—Señora, ellos son unos vagos, arriesgó su vida por nada al acompañarlos.

—Tatsumi, Tatsumi. —tomo asiento en el sofá. —Ya te lo advertí antes, si sigues con esa actitud, te vas de la Fundación. ¿Entendiste? No quiero más reclamos, no sabes lo que ellos pasaron para recuperar las piezas, además unos enemigos más poderosos les tomaron por sorpresa.

—Como usted diga... —responde y señala a todos los chicos. —tienen suerte todos ustedes porque si la señorita no estuviera... —los mira molesto y luego se retira.

—¿Qué puedo hacer con él? A veces suele perder el control y se desquita con ustedes. —le digo a los chicos que tienen la mirada en el suelo. —Disculpen por su actitud por favor, debe estar muy nervioso con todo lo que ha pasado.

—Tiene razón. —dice Seiya. —No logramos nada.

—¿Perdón? ¿Acaso escuché bien? —miro a Seiya. —¿Ustedes creen en todo lo que Tatsumi les dijo?

—Hemos fracasado. —dice Shiryu. — A estas alturas la armadura dorada debería ser nuestra.

—Ya hablamos de eso, estuve con ustedes en esa isla y no fue fácil obtener aunque sea una parte de la armadura dorada. Además ustedes sufrieron bastante a manos de los caballeros negros. Es un alivio que hayamos podido conseguir el casco gracias a Ikki. Mientras no tengan el casco estoy segura que la armadura no podrá ser usada. —toco mi cabeza un poco. —pero estoy segura que nuestros harán lo posible para recuperarlo. —miro por el gran ventanal, había comenzado a nevar.

—¿Nuestros enemigos? —pregunta Hyoga. —¿Acaso hay más de ellos?

—¿Sospechas de alguien __________?

—Lamentablemente no estoy segura Shiryu, solo tengo una suposición. Estuve pensando mucho en eso... —el casco. —Akiyama.

—Dígame señorita.

—Trae el casco dorado, está en el escritorio de mi habitación. —le susurro.

—Como usted diga.

Todos nos quedamos en silencio pensando en las identidades de nuestros enemigos, es obvio que el Santuario estaba detrás de esto, pero ¿quién exactamente da las órdenes?

—¿Tu familia no te dio alguna pista o advertencia? —pregunta Seiya.

—A veces mi abuelo o mi padre me decían que si el mal llegara a dominar el mundo, provocaría una gran guerra y la paz jamás volvería como antes. —respondo al recordar unas cuantas conversaciones.

—¿Qué crees que debamos hacer? —pregunta Shun.

—Primero debemos saber quiénes son nuestros enemigos y si es posible las razones por las cuales quieren la armadura, porque el casco solo es una parte. —respondo. —¿Recuerdan las palabras de Ikki? —asienten. —en estos días he podido descifrar algunas cosas, pero creía que tal vez no fuera posible. Ikki dijo que esto aún no terminaba y que él solo era un peón debido al poder del Santuario. Esto es solo el comienzo de algo mucho mayor.

—La clave está en el Santuario. —todos miramos a Shun. —Por lo que dijo _________ espero estar en lo correcto.

—Estoy segura que así es Shun, pero debemos investigar más a fondo este asunto. —me pongo de pie. —Aprovecharemos toda la información que tenemos en la Fundación respecto a la armadura y a los caballeros. Solo dos personas en la Fundación aparte de Tatsumi y Akiyama conocen todo sobre este asunto. La tecnología que poseemos también nos ayudará a buscar alguna pista.

—¿Estás segura que es buena idea? —pregunta Seiya. —Tal vez el asunto del Santuario les parezca confuso.

—Para los que trabajan en la Fundación todo esto solo será una búsqueda para recuperar la armadura dorada, pero nosotros sabemos los verdaderos motivos. —respondo. —Sé que algo extraño está ocurriendo en ese lugar.

—Señorita _________, aquí está el casco dorado. —recibo el casco. —Si me permite, me retiro. —yo asiento.

—¿Para qué pediste el casco? —pregunta Shun.

—Estuve estudiando el casco dorado, pero no encontré alguna pista. —explico. —Pero un día lo sostuve y como si hubiera querido decirme algo me mostró imágenes de varias guerras en diferentes partes del mundo y el posible causante de todo ello sería alguien muy poderoso. Tal vez los del Santuario quieran la armadura por su poder...

—¡¿Quién eres tú?! —los gritos de Tatsumi hace que los chicos se pongan alerta. —¡No! ¡Detente!

—¡Vamos rápido!

—Shun, cuida el casco, iremos a ver qué pasa. —Shun asiente.

Salimos rápido al lugar de donde provenían los gritos y ahí estaba Kiki usando su poder para hacer levitar a Tatsumi mientras este último tenía un rostro totalmente asustado.

—Vamos, se dice por favor. —decía con una sonrisa

Nosotros no pudimos evitar reírnos por la escena.

—Pero miren quien está aquí. —digo riéndome. —Hace días que no te veo Kiki.

—¡Hola __________! —saluda.

—Ya es suficiente Kiki, ya está bien de juegos. —

—Vamos Shiryu tampoco no le vendría mal una lección. —dice Seiya y Kiki ríe.

—He dicho que ya está bien. —la voz autoritaria de Shiryu hace que Kiki suelte a Tatsumi.

—Siempre tienes que hacer notar ¿verdad Tatsumi? —lo miro y pude notar que estaba muy avergonzado.

—No fue culpa mía señorita... solo me tomó por sorpresa.

Después de ese momento de risa, Seiya agarra su armadura y se despide de nosotros para luego irse a su casa, estoy segura que extraña el espacio acogedor de su hogar. Hyoga, Shiryu, Shun y Kiki se habían reunido con los demás para hablar sobre las pistas que consiguieron.

La visita de Kiki sí que nos alegró el día. A pesar de ser pequeño tiene su as bajo la manga y hoy nos lo ha demostrado.

Cuando Kiki vino con nosotros aquí nos ayudó a llevar a los chicos al hospital. Hablamos un poco y era una buena persona, me habló de su maestro y dijo que era alguien muy pegado a las reglas. Solo se quedó poco tiempo ya que debía volver con su maestro. Le dije que llevara agradecimientos de mi parte para su maestro por haber ayudado a Shiryu a reparar las armaduras.

Ahora me encontraba en la habitación llena de estrellas junto al casco dorado en mis manos.

—Abuelo, tú eres quien sabe más de todo esto. Tú fuiste quien encontró la armadura dorada. ¿Quiénes la quieren? ¿Por qué? —¿en serio pensaba que los espíritus de mi familia vendrían a ayudarme? Pero al menos podrían darme una señal. —Sé que no puedo hablar contigo, tampoco con mis padres, pero quisiera por lo menos que me muestren algo que pueda ayudarnos. Mamá, papá, abuelo, ayúdenme por favor.

Me quedo en silencio unos momentos y de repente veo la imagen de mi abuelo y mis padres. ¿Acaso me estoy volviendo loca? Pero no puedo evitar sentir felicidad al verlos otra vez.

—Mamá, papá, abuelo. —digo con pequeñas lágrimas en los ojos. —No puedo creer que estén aquí.

—Es momento de que conozcas el secreto de la armadura dorada, para que también sepas la verdadera razón por la cual no se realizó el torneo. —dice mi abuelo. —Durante nuestra investigación hemos podido llegar al motivo de muchas guerras a lo largo de los años.

—¿Recuerdas las historias sobre las guerras a lo largo de la historia? —pregunta papá.

—Sí, eran las guerras de los romanos, Napoleón y otras. —respondo.

—Los personajes importantes de esas guerras querían convertirse en dueños del mundo, su afán de poder hizo que no les importara la vida humana. —explica mamá. —Querían utilizar el gran poder de los caballeros para su favor.

—En toda época, esos tiranos provocaban las guerras. Si no fuera por los caballeros del zodiaco dispuestos a ver a vestir la armadura dorada, sacrificar su vida por la libertad, por la justicia y el honor, todo este mundo estaría sumido en la guerra y oscuridad.

—Entonces si el Santuario desea la armadura dorada es porque algo malo sucede en el mundo. Pero si ellos quisieran en verdad salvar al mundo no hubieran querido atacarnos y conseguir de mala manera la armadura. ¿Es que acaso el Santuario está corrompido?

—Así es, por eso nosotros hemos reclutado a tus amigos para que sean los caballeros de los tiempos modernos, sin recibir órdenes del Santuario. Y tu misión será guiarlos, mucha paciencia ___________ —es lo que dice mi abuelo antes de desaparecer.

—Sé fuerte ___________ que cosas peores están por venir. —mamá desaparece y solo me quedo con papá.

—Papá el abuelo dijo que había un verdadero motivo por el cual no se realizó el torneo galáctico, tengo que saberlo.

—Tú sabes de los rumores extraños cuando anunciamos este proyecto, pero eso no nos iba a detener. Pero un día nos dimos cuenta que exponer a la armadura dorada solo atraería a los enemigos que la quieren. Por eso decidimos cancelarlo bajo las razones que supuestamente eran los falsos rumores. —explica mi padre.

—Ustedes protegieron demasiado la armadura papá, estoy segura que gracias a ustedes aún el Santuario no ha podido llevar a cabo su plan. Gracias por todo papá.

Me sonríe y luego desaparece.

—Gracias, eso fue suficiente. —digo.

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En estos últimos días el clima en ha estado bajando considerablemente, había comenzado a nevar y todo el jardín estaba cubierto de nieve. Es bueno tener algo de tranquilidad. Sonrío inconscientemente recordando lo que había visto hace unos días cuando Kiki llegó.

Decidí visitar a los chicos un momento aprovechando que había terminado con mis deberes pendientes. Camino por el pasillo y veo la puerta de una habitación entreabierta. En silencio la abro un poco más y me conmoví al ver a Shiryu durmiendo junto a Kiki.

Parece que estos dos se hicieron muy amigos.

Me reúno con los chicos con en salón principal para discutir lo que la Fundación y yo hemos podido averiguar gracias a la información que mi familia me dio. El único que faltaba era Seiya.

—¿Dónde está Seiya? —pregunto al no verlo entre los chicos.

—Se fue a visitar a Mino. —responde Shun. —Dijo que volvería pronto, pero ya se le hizo tarde.

—Ay, cierto lo había olvidado. —murmuro.

Mino era una amiga de Seiya desde la infancia, antes de que lo trajeran a este orfanato Mino era su amiga en ese entonces junto a su hermana, la cual desapareció hace mucho tiempo. Actualmente Mino se encargaba de cuidar a los niños de un orfanato cerca de aquí y de vez en cuando Seiya iba a verlos.

—Era de esperarse de alguien como Seiya. —comenta Jabu y todos ríen.

—Bueno, uno de ustedes le explicará lo que hablaremos aquí. La Fundación no solo se dedica a los negocios, también guarda archivos e información de sucesos históricos importantes gracias a su seguridad. Hemos averiguado que por mucho tiempo los caballeros han estado protegiendo el mundo de las guerras. Desde hace siglos muchos líderes y naciones buscaron el poder de los caballeros para llevar a cabo sus planes, pero gracias a los caballeros se pudo evitar eso.

—¿Qué significa eso? —pregunta Hyoga.

—Si el Santuario en verdad quisiera la armadura para salvar al mundo no estarían persiguiéndonos, algo están planeando y no creo que sea bueno. —respondo. —Ustedes chicos son los indicados para detener esto, son los caballeros de la era moderna, por eso mi familia los escogieron a ustedes...

De pronto una explosión se oye lejos de aquí.

—¡Nos atacan! —grita Akiyama. —¡Rápido muchachos colóquense sus armaduras!

Rápidamente todos se colocan sus armaduras y salen a ver qué está ocurriendo.

—Quédense aquí, no salgan, parece que son los mismos tipos de aquella vez. —dice Hyoga.

—¿Qué? ¿Quién ataca? —pregunta Tatsumi asustado.

Hyoga no responde y sale a reunirse con los demás. Me asomo un poco por la ventana y a lo lejos debido a su gran altura puedo reconocer al caballero que nos había atacado en la isla de la muerte.

—Dócrates... —murmuro.

—¿Quién? —pregunta Akiyama.

—Es el caballero del que les hablé, el que casi nos mata en la isla. Tiene un ataque muy poderoso que puede destruir todo este lugar si él quisiera, me sorprende que hayamos podido notarlo desde lejos ya que si atacaba cerca de aquí no habríamos podido salir con vida. —me asomo un poco más para ver lo que sucedía, pero de pronto veo algo o mejor dicho alguien venir hacia nosotros.

—¡Cuidado! —Akiyama me jala a tiempo antes de chocar contra mí.

—¿Qué pasó...? —miro lo que había sido lanzado hacia nosotros y era... —¡Ichi! ¿Qué demonios pasó? —nos acercamos a él y estaba a punto de caer inconsciente. —¡Ikki qué pasó!

—Ese sujeto... es demasiado fuerte. Usó... el meteoro de Heracles...

—¡Ichi! —no respondía. —¡Tatsumi pide ayuda rápido!

—Tenemos que salir de aquí o...

Sin darnos cuenta varios de mis amigos habían sido lanzados hacia el jardín mientras los caballeros que habían atacado se acercaban más. Mi preocupación y susto fue mayor cuando vi a Dócrates intentar asfixiar a Shiryu.

—Es un monstruo llamaré a la policía.

—No tiene caso Tatsumi. —responde Akiyama mientras verificaba si Ichi aún seguía con vida. —¿Qué haría la policía ante un caballero como ese?

—¡No importa al menos habrá que intentarlo! —grita antes de desaparecer por la puerta.

Observo nuevamente a los caballeros que peleaban contra mis amigos nuevamente. Dócrates aún tenía a Shiryu y parece que no estaba dispuesto a ayudarlo. ¿Por qué no lo suelta? ¿Qué está planeando? Entonces las palabras que me dijo Ikki vienen a mi mente:

"Tu debilidad siempre serán los demás, tu enemigo no dudará en atacarlos primero".

No me importa si todo esto sea una trampa, no permitiré que lo mate. No dudo ni un segundo y salgo de la mansión ignorando los llamados de Akiyama para que me detenga.

—¡Espera! —grito y Dócrates deja de atacar a Shiryu, así como los demás caballeros dejan de pelear contra mis amigos, que estaban heridos.

—Pero si es la mismísima ___________ Kido. —lanza a Shiryu a un lado como si fuera un objeto. —Dame lo que he venido a buscar.

—Desgraciado... —miro preocupada a mis amigos y luego miro a Dócrates. —¿Para qué quieres el casco? Si ya tienes casi toda la armadura completa, no veo la necesidad de que te entregue el casco.

—Muy graciosa. ¡Dame ese casco hora mismo!

—¡Ni creas que te lo daré! Mi abuelo la encontró y ha estado bajo el cuidado de mi familia por ellos. —si las miradas pudieran matar estoy segura que ya hubiera sido mi fin. —¿Para qué la necesitas? Dime quién está detrás de todo esto.

—Ya estoy harto de palabrería ¡dame el casco o lo vas a lamentar! —forma un puño y está dispuesto a golpearme.

—¡___________!

—¡Dócrates ni se te ocurra tocarla!

—¡Seiya! —exclamó aliviada al verlo nuevamente. Había vuelto justo a tiempo. Aprovechando la distracción de Dócrates me acercó rápido a Shiryu para ver su estado. —Shiryu ¿estás bien?

—No debiste... arriesgarte, pudo haberte matado. —responde con dificultad.

—No podía permitir que los maten...

—Así que tú eres Seiya, el que robó la armadura de Pegaso.

—No robé ninguna armadura, la gané por mi propio valor y esfuerzo. —responde. —¡No permitiré que dañes a _________!

Seiya corre hacia Dócrates para atacarlo al igual que el caballero, que parecía tener asuntos pendientes con Seiya. Pero ambos se detienen al escuchar las sirenas de los autos de policía. Dócrates ignora a Seiya y antes de que pudiera reaccionar ya me había atrapado apartando a Shiryu de un golpe, que hacía intentando protegerme.

—¡No! —exclamo al ver a Shiryu inconsciente. —¡Suéltame! —golpeo su mano varias veces para poder soltarme, pero de nadad sirve.

—¡__________!

—¡Seiya!

—¡Si quieres verla con vida otra vez deberás darme el casco!

—¡Cállate! —estaba apretando un poco. —¡No le hagas caso Seiya! ¡La armadura más importante! ¡De ello depende la paz del mundo! ¡No le lleves el casco dorado!

Me estaba usando como señuelo, sabía que los demás vendrán al lugar que les diga mientras yo esté ahí. Espero que Seiya y los demás no le hagan caso.

—¡__________! —grita Akiyama. —¡Suéltala o te irá mal!

—¿Así? —Dócrates atrapa a Akiyama. —Ya que la quieres tanto, vendrás con nosotros. Te espero en el coliseo Seiya.

—¡Suéltalo! —grito. —¡Él no tiene nada que ver en esto!

—¿Es importante para ti? —pregunta Dócrates, pero no respondo. —No importa porque él ya demostró que sí lo es. ¡Traigan el casco si quieren recuperar a esta chica!

—¡No vayan!

Dócrates y los otros caballeros comienzan a dispersarse. Todo mi cuerpo estaba moviéndose debido al movimiento y mi cabeza había comenzado a doler debido al constante movimiento.

—Me estoy mareando...

Lo último que logro escuchar es a mi... hermano, llamándome. 


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Publicada: 02/08/18

Editado: 10/04/21

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