ℭ𝔞𝔭𝔦𝔱𝔲𝔩𝔬 15
Ikki se mantenía en silencio. Miro a mis amigos y a Shun para que puedan preguntar, pero ninguno dice nada.
—Por favor Ikki. —insisto nuevamente al no ver alguna respuesta. —Ikki, todos aquí necesitamos saberlo para entenderte. Necesito saberlo Ikki.
—No necesito darles explicaciones.
Antes de que reaccionara de manera violente Hyoga me había apartado y en un descuido Ikki había agarrado a Seiya para enfrentarse a él nuevamente. Pero debido a las heridas de Ikki, quien logra vencerlo al final es Seiya. Al final del combate Ikki tenía una sonrisa. ¿Acaso este hombre sonríe cuando lo derrotan?
—¡Hermano! —todos nos acercamos a ambos caballeros.
—Al final sabía que me vencerías algún día en una pelea puño a puño. —murmura mirando a Seiya y luego mira a los demás. —Que todos me vencerían y que __________ se volvería alguien fuerte...
—Ella siempre ha sido una persona fuerte, es mejor no subestimarla. —dice Shiryu y sonrío orgullosa.
—Ahora que ya arreglaron sus asuntos pendientes. —miro al caballero Fénix. —Ikki, dinos lo que te pasó. Si no me lo dices tendré que insistirte como a un niño.
—Hermano, dinos lo qué pasó. —Shun se pone a la altura de su hermano. —Por favor...
—Shun. —Ikki mira a su hermano y agarra su mano. —Hermano.
Ikki había cambiado totalmente. Su actitud agresiva y sus miradas de odio hacia nosotros desaparecieron, mostrando a un hombre atormentado como si hubiera recordado sus pesadillas. De pronto comenzó a temblar, lleva sus manos a su cabeza.
—¡Basta! —gritaba desesperado y asustado.
—¡Ikki, cálmate! —intento calmarlo. —Ikki, nosotros, tus amigos estamos aquí. —su respiración acelerada disminuía un poco. —Prometí que no te dejaría solo Ikki, cuéntanos qué fue lo que te pasó en esa isla.
—Fue horrible. Era el infierno...
Erupciones volcánicas todos los días, lava en algunos rincones donde ningún ser vivo podría sobrevivir un día entero. Todos los días el calor era insoportable y a penas se podía ver la luz del sol en aquella isla, debido a la nube de ceniza que se extendía por la isla.
Era el infierno en la tierra.
Ikki, aún con los sentimientos que lo mantenían unido a sus amigos y una promesa que estaba dispuesto a cumplir, peleaba contra su maestro para obtener la armadura del Fénix y poder volver junto a su hermano y a su amiga. Ikki recibía cada golpe de su maestro y algunas veces lograba esquivarlo. Mientras Ikki peleaba sin intenciones de matar, su maestro estaba dispuesto a hacerlo.
Bastó un golpe de aquel hombre para dejarlo en el suelo, sin alguna posibilidad de levantarse.
—¿Hace cuánto tiempo estás aquí en la isla de la muerte? —pregunta su maestro. Aquel hombre nunca mostraba su rostro. Se puso a la altura de su alumno que tenía muchas heridas.
—Cuatro años maestro. —responde Ikki. Su tono de voz mostraba cansancio y se podía notar el sufrimiento debido a los golpes recibidos.
—Cuatro años y aún no entiendes que necesitas ser el más fuerte. Solo era el odio lo que te permitirá vencer a tus adversarios. El aprendizaje de las artes marciales no es suficiente, debes odiar al mundo entero.
Ikki miró a su maestro. Todos los días su maestro le repetía que el odio lo volvería más fuerte, tenía que olvidar a aquellas personas en las que pensaba a diario y esos sentimientos buenos tenían que convertirse en solo odio. Ikki no podía hacerlo, pensaba en su hermano y en sus amigos.
Mientras el maestro mostraba su enojo hacia su alumno, una chica rubia los espiaba detrás de unas rocas. La joven no podía evitar preocuparse por su amigo que estaba siendo torturado a manos de su padre.
—Y primero a mí. Debes destruir el respeto hacia mí y la que sientes por la raza humana y en ese momento, cuando solo sientas odio por los demás, serás invencible. —continuaba con sus duras palabras. —Solo el odio te hará más fuerte y tus enemigos nunca podrán contra ti.
Con las pocas fuerzas que le quedaban, Ikki logra ponerse de pie.
—Agradezco su consejo maestro.
Como si esas palabras jamás debieron ser mencionadas frente a su maestro, Ikki es golpeado muy fuerte por su maestro.
—De modo que agradeces sigues descuidándote, el único sentimiento al que tienes derecho es al odio, solo eso. —su tono era molesto. —Hasta que no expulses todo sentimiento, nunca conseguirás la armadura del Fénix y te quedarás aquí soportando este lugar.
"Tengo que conseguir la armadura, se lo prometí a Shun y a ella. Prometí que volvería con ellos." Pensaba Ikki mientras ponía su mano sobre su brazalete que ocultaba la pulsera que su amiga le había dado una noche antes de partir a la isla. Observa la caja de la armadura en un monte cercano que era custodiado por los hombres que estaban bajo las órdenes de su maestro.
Después de varios minutos de entrenamiento y haber sufrido los golpes de su maestro, Ikki fue llevado a una cueva en la cual solo entraba un rayo de luz además de él solo había un tazón con agua.
La joven rubia entro a la cueva y comenzó a curar las heridas que tenía Ikki. El candidato a la armadura del Fénix estaba pensando en su hermano en esos momentos, cuando recuperó la consciencia creyó ver a su hermano en la chica que lo estaba jurando.
—Eres tú Esmeralda. —dice incorporándose. —Lo siento, yo...
—Quién querías que sea Ikki. —responde Esmeralda sin dejar de curar a Ikki. —Otra vez creíste que era tu hermano menor, ¿cierto?
—Sí. —responde. —Te pareces mucho a él, la única diferencia es el color del cabello.
—Tienes demasiadas heridas, tengo miedo que mi padre algún día se le escape un golpe mortal y tú...
—No moriré, no puedo permitírselo, quizá me lleve mucho tiempo, pero tengo que conseguir la armadura para poder reunirme con mi hermano y cumplir la promesa que hice.
—¿Te refieres a esa chica no? —pregunta y como si hubiera dado en el blanco, la joven Esmeralda creyó notar un leve sonrojo en el rostro de Ikki. —Ikki, mi padre te trata muy mal, el entrenamiento al que te somete es muy duro.
—Un auténtico caballero debe soportar las peores situaciones, Esmeralda será mejor que dejemos de vernos.
—¿Por qué? —pregunta apenada.
—Tengo miedo de que tu padre pueda lastimarte.
—No importa, desgraciadamente ya no tengo a nadie más que a ti. Yo ya no existo a los ojos de mi padre, desde que lo enviaron al santuario... apenas lo conozco. Quisiera saber qué fue lo que sucedió en ese lugar para que mi padre volviera hecho otra persona. —Esmeralda no sabía qué era lo que cambió a su padre de tal manera, ella sabía que su padre no era así antes, era totalmente diferente.
—Si tu padre es así conmigo, debe ser por mi bien.
—Tienes razón... —pasa el paño mojado por la espalda de Ikki, pero él suelta un quejido de dolor. —¿Te duele? —Ikki niega. —Si te duele, avísame.
—Gracias Esmeralda.
Varios días después el maestro le daba una última oportunidad a su alumno para poder conseguir la armadura del Fénix.
—Es la última vez que te lo advierto. Si pierdes, te quedarás como prisionero en esta isla para siempre.
"Esta es mi última oportunidad, no la desperdiciaré".
La pelea comienza, al principio Ikki había comenzado bien, pero minutos después Ikki llevaba una total desventaja frente a su maestro que luchaba con intenciones de acabar con la vida de su alumno de una vez por todas. Mientras eso pasaba, Esmeralda veía a su amigo intentar luchar.
—No veo odio en ti. Te lo dije antes, los demás sentimientos que tienes son tu debilidad.
Aquellas palabras hicieron que algo en Ikki apareciera, sin darse cuenta el poder del Fénix se acercaba poco a poco.
—Odia a tus amigos. —su maestro comenzó a golpear a Ikki. El joven se intentaba proteger con los brazaletes.
Por cada golpe que daba el maestro el poder del Fénix estaba cerca.
—Odia a tus padres por hacer de ti un huérfano y que no tuvo más opción que venir aquí. —los golpes no paraban. —Odia a tu hermano por enviarte aquí, porque gracias a él estás aquí ¿no es así? ¡Ódiame a mí!—de pronto un brazalete de Ikki se rompe dejando a la vista la pulsera que _________ le había dado. —¿Qué es esto? —lo toma del brazo apretándolo con fuerza. —¡Responde! ¿Qué es esto?
—Maestro...
—¿Es de esa chica verdad? —pregunta su maestro molesto, pero Ikki no respondía. —Tu silencio es suficiente. ¡¿Por esta cosa no podías llegar al odio verdad?! —la presión ejercida en el brazo aumentó. —Me desharé de esto y así verás que podrás tener odio.
Con fuerza arranca la pulsera de su muñeca y la aprieta en sus manos, frente a los ojos de Ikki, luego la lanza cerca de un pequeño río de lava que había cerca. Ikki veía como el recuerdo que le quedaba de su amiga se quemaba frente a sus ojos hasta que al final no quedó nada.
Ikki sintió enojo en ese momento y el poder del Fénix ya casi estaba en él.
—¡Ahora reacciona!
Ambos volvieron a pelear y parecía que Ikki estaba logrando lo que su maestro quería, pero aquel hombre despiadado era más fuerte y las heridas que Ikki tenía no le ayudaban para nada. Ikki no se rinde y da un golpe a su maestro con el cual estuvo a punto de matar debido a su enojo, pero a último momento se detiene, no podía matar a su maestro.
—¡Perdiste la única oportunidad que te quedaba! ¡Ahora muere!
Esmeralda que había visto todo lo que su padre hacía no dudó en intervenir.
—¡Ikki no! —grita Esmeralda y corre hacia ellos para detener a su padre.
El maestro dirigió un ataque poderoso hacia Ikki, tenía que matarlo. Pero su alumno logró esquivarlo a tiempo sin saber que aquel golpe le había dado a su amiga Esmeralda. Por el grito que ella soltó Ikki vio a su amiga en el suelo con una gran mancha de sangre en su pecho. Sin dudarlo un segundo corre hacia ella.
—¡Esmeralda! —sostiene a la joven que apenas respiraba. —¡Esmeralda resiste!
—Ikki... qui-quiero que lo perdones. —habla con dificultad. —Debes... conseguir la armadura, si no mi muerte será en vano, no podrás cumplir tu promesa.
Esmeralda muere y el llanto y los gritos de Ikki era lo único que se escuchaban en aquel lugar. El hombre que era su padre no mostraba ningún arrepentimiento por lo sucedido.
—Se lo merecía, ella no tenía que estar aquí.
—¡¿Por qué dices eso?! ¡Es tu hija!
—Ella ya no significaba nada para mí...
No puedo seguir hablando porque Ikki comenzó a golpearlo sin parar. Estaba invadido por la ira y el odio en ese momento que no le importaba nada más que acabar con el hombre que le había arrebatado todo lo bueno en esa isla. Con un gran golpe Ikki logra matar a su maestro y la armadura del Fénix sale de la caja para colocarse en su ahora dueño.
El poder del Fénix ahora estaba en Ikki. Pero mientras se convertía en el nuevo caballero del Fénix, no puedo evitar soltar algunas lágrimas por lo sucedido. Toda su humanidad se había ido.
Estaba en shock.
Toda la historia de Ikki, parecía más bien una pesadilla que por ni un momento creí que pasaría alguno de nosotros. Una vez Nachi dijo que todos sufrieron estos seis años, pero él está equivocado. Una cosa es sufrir seis años por el entrenamiento y la forma en que se daba, otra cosa muy diferente es ser torturado durante esos seis años y que una persona te quiera inculcar malos sentimientos destruyendo tu humanidad para después volverte alguien maligno y cruel.
—Asesiné a mi maestro. —murmura Ikki después de habernos contado su triste pasado. —Desde ese entonces únicamente de humano me queda la apariencia, ahora solo el odio guía mis pasos. Ikki había muerto. Ahora que he perdido el odio, no me queda nada.
—No es cierto Ikki, tienes a tus amigos, a tu hermano. —digo.
—Siempre serás el caballero del Fénix, ven y únete a nosotros. —dice Seiya.
—Si hermano. —Shun se acerca a su hermano, pero este solo lo empuja ocasionando la alerta en todos nosotros.
—Nada podrá borrar el pasado, somos enemigos, debemos combatir. —quiere atacar pero se retuerce de dolor.
—Ikki. —lo menciono. —Basta de pelear, no queremos hacerlo, pero tú mismo estás ocasionándote daño. Deja de actuar como un idiota. Piensa en tu hermano, deja de pelear por algo que no te va a hacer bien. Confío en que aún tienes sentimientos buenos.
Ikki solo me mira totalmente serio, pero cae al suelo y comienza a sangrar.
—Por favor Ikki, únete a nosotros.
—A pesar de todo no podría hacerlo, el poder del Santuario me lo impediría.
—¿El poder del Santuario? —pregunto, era la primera vez que oía eso. Escucho un sonido medio extraño y puedo ver las cadenas de Shun moverse. —Shun, tu cadena.
—¿Qué sucede...?
De pronto todo el lugar comienza a temblar y la armadura que se encontraba cerca del acantilado cae debido al temblor, pero de repente del abismo salen cuatro hombres con diferentes armaduras y se llevan las piezas.
—Se llevan la armadura. ¡_________ aléjate de aquí, nosotros nos encargaremos de ellos! —Seiya me lleva a un lugar un poco alejado de la zona donde los demás habían comenzado a pelear. —Quédate aquí, estos tipos son totalmente diferentes a los que hemos enfrentado antes, puedo sentir un cosmo muy poderoso.
Shun que antes había estado enfrentando a los nuevos caballeros que aparecieron dejó la pelea unos instantes para sacar a su herido hermano de ahí.
—Déjalo aquí. —Shun apoya a su hermano en uno de los muros de roca cerca de donde yo estaba.
Mientras veía a los chicos pelear contra aquellos caballeros, no podía evitar mirar a Ikki, que estaba frente a mí. Ninguno de nosotros dos decía nada y eso ya estaba haciendo esto incómodo, hasta que Ikki suelta un quejido de dolor u puedo ver una mancha de sangre en su hombro.
—Presiona esa zona para que no te desangres. —digo. Miro a los chicos pelear y uno de los caballeros golpea a Shun. —Chicos...
—Te preocupas demasiado por los demás. —dice. —Siempre has sido así. Tu debilidad siempre serán los demás, tu enemigo siempre los atacará primero.
—No me importa. Además, pase lo que pase yo no me rendiré así de fácil, no he luchado tanto para llegar lejos y rendirme, así como ellos lo han hecho. —digo mirando a los chicos.
—¿Qué te pasó ahí? —pregunta señalando mi pierna.
—¿Esto? —veo mi pierna que había dejado de sangrar, por suerte. —Uno de tus secuaces me hirió una de sus cadenas, creo que tenía púas, aunque él mencionó que parecían serpientes.
—¿Tenías esperanzas de que podría volver a ser el mismo de antes? —pregunta tomándome por sorpresa. No esperaba eso.
—Pensé que era una especie de broma cuando te vi actuar de esa manera la primera vez, luego pensé que ya no eras la misma persona de antes, quería saber qué era lo que te pasó para que cambiaras. —suspiro. —Por unos momentos tenía la esperanza de que tal vez todo esto era un error y que estabas siendo manipulado, pero tus acciones me hacían dudar. —lo miro. —Pero ahora que conocemos la verdad... Ikki, pasaste por cosas terribles durante seis años, pero ahora puedes volver con nosotros y empezar de nuevo junto a tu hermano.
Ikki iba a decir algo, pero ocurre un temblor nuevamente y en medio de nosotros se abre un agujero en el que Ikki casi cae, había reaccionado rápidamente sujetándolo para que no cayera.
—¡No te sueltes Ikki!
—¡Suéltame o tú también caerás! —intenta soltar mi mano, pero no se lo permito. —¡Hazlo!
—¡No lo haré! ¡Te hice una promesa, no te dejaré solo! —con la mano que no se sujetaba saca algo de su armadura y veo un trozo de papel. —¿Qué haces...?
—Toma esto. —dice y hago un esfuerzo para poder tomar el trozo de papel. —Léelo cuando me haya ido.
—No digas eso...
—¡Hermano! —Shun viene corriendo hacia nosotros y lanza su cadena hacia su hermano. —¡Sujétate Ikki! Estoy en deuda contigo. Perdóname, yo soy el responsable de que te hayan enviado a la isla de la muerte.
Un pequeño cerca de mí hace que Ikki me suelte para evitar ser golpeada por las piedras. Creía que Ikki caería por el abismo, pero la cadena de Shun logra atraparlo.
—Suéltame, no merezco vivir.
—¡Cállate, deja de hablar tonterías! —le grito. —¡Te sacaremos de ahí! —guardo el papel rápidamente.
—No te abandonare hermano. Ahora que has vuelto, no permitiré que me dejes.
—Te quiero hermano. —dijo con lágrimas en los ojos.
—Yo también y como tu hermano... ¡Te daré la fuerza que necesitas Ikki! —Shun jala con fuerza su cadena y logra sacar a Ikki del abismo y ponerlo en un lugar a salvo.
Habíamos estado enfocados en salvar nuestras vidas que no nos habíamos dado cuenta que había comenzado a nevar por todos lados.
—Empezó a nevar —murmuro. ¿Pero aquí? ¿En este lugar donde no hay ningún ser vivo? Tal vez hayamos encontrado algo de nieve cuando llegamos, pero el que empezara a nevar aquí es raro.
—¿Todavía siguen? —habló alguien. —¿Acaso no pueden librarse de cuatro caballeros? —parado en un monte, había un hombre con una altura aproximadamente de ¿dos metros? O ¿casi tres metros?
—¡¿Quién eres?! —pregunta Seiya.
La pelea había terminado y unos cuantos caballeros se habían dispersado.
—¡Soy Dócrates! —mira a sus secuaces que traían las piezas de la armadura. —¡Solo nos falta el caso, entréguenlo ahora mismo!
—¡Tenemos que huir de Ikki! —advirtió Ikki, pude notar un poco de temor en su voz.
—¿Por qué? —pregunta Shun.
—¿Nunca han oído hablar del meteoro de Heracles? —Shun y los demás niegan. —Es un ataque muy poderoso...
Sin previo aviso, Dócrates nos lanza su ataque. Todos nos cubrimos de la enorme explosión. Cuando nos volvemos a poner de pie pude ver dos agujeros enormes detrás de nosotros. Un poco más y hubiera sido nuestro fin.
—¿Aún están vivos? —pregunta riendo el tal Dócrates. —¡Fénix, entrega el casco!
—¡Ya no obedezco tus órdenes! —mira a Seiya. —¡Seiya, toma el caso!
—Ikki...
La furia de Dócrates se notaba desde lejos, aquel hombre no dudó en atacar nuevamente con la técnica que Ikki había mencionado antes. Pero Ikki atacó hacia donde se encontraban esos caballeros ocasionando un derrumbe por todas partes.
Las piedras venían hacia nosotros así que teníamos que correr.
—¡Vámonos Ikki! —Shun le insiste, pero Ikki no le hacía caso. —¡Hermano!
—¡Ustedes corran, haré que las piedras no lleguen a ustedes!
—¡Ikki —le grito. —¡Oye!
—Lamento tener que romper nuestra promesa otra vez. —es lo que oigo por última vez antes de alejarnos.
Nosotros no paramos de correr hasta que no se escuchaba el sonido de las piedras caer. Tenía mi pulso acelerado, a penas pudimos salvarnos. ¿Cómo pude correr teniendo mi pierna herida? Tendré que confiar en las palabras del doctor. Pero gracias a Ikki pudimos salir vivos... ¡Ikki!
—¡Ikki! ¿Dónde está él? —pregunto a mis amigos. Pero detrás de nosotros no había nadie, solo un montón de rocas. —No, no, no... —estaba llorando, otra vez lo había dejado.
"Lamento tener que romper nuestra promesa otra vez" Eso fue lo último que pude escuchar de él.
Los chicos y yo nos acercamos al montón de piedras. Seiya sostenía el casco dorado. Shiryu consiguió unos trozos de madera y formó una cruz para después ponerla encima de los escombros.
—Ikki, nos diste el casco arriesgando tu vida. Lo defenderemos. —dice Seiya.
—Hermano. Te prometo que te vengaré.
—Toma. —Hyoga coloca la cruz del rosario de su madre encima de la cruz de madera. —Mi más preciado tesoro, la cruz de mi madre, ella hará que descanse.
Nos mantenemos un momento en silencio mirando la cruz. Estaba triste, había perdido a mi amigo por segunda vez. Cuando miramos al frente Kiki estaba ahí.
—¿Te envía tu maestro? —pregunta Shiryu.
—Sí. —responde.
El sonido del helicóptero era cada vez más cerca. Después de unos minutos todos subimos con el casco dorado junto a Kiki, que al principio parecía algo dudoso de hacerlo.
—Señorita _________, ¿se encuentra bien? —pregunta Tatsumi.
—Sí. ¿Cómo supieron que era el momento de regresar? —pregunto.
—Habíamos aterrizado en un lugar cerca de la isla, oímos un fuerte derrumbe y creíamos que algo malo había pasado. —responde el piloto.
—¿Cómo lograron salir vivos de ahí? —pregunta Tatsumi. —¿Lograron recuperar las piezas de la armadura dorada?
Todos estábamos en silencio, pude notar que algunos de mis amigos estaban con la mirada en el suelo y ni hablar de Shun, él estaba triste con la mirada en la nada.
—Hablaremos después Tatsumi, en la mansión discutiremos todo. —digo. —Pero lo primero que haremos al llegar será enviarlos a estos cuatro al hospital.
—___________, tú también estás herida...
—¡¿Herida?! —exclama Tatsumi. —¿Qué le pasó señorita? Usted me dijo que se encontraba bien.
—Y lo estoy, pero comparado con las heridas que tienen los chicos, lo que yo tengo no es nada. —suspiro. —Parezco la madre de estos muchachos preocupándome por ellos. Tatsumi, llama al doctor y dile que necesitamos atención para cuatro caballeros, él sabrá qué hacer.
Cuando estábamos alejándonos más de la isla, vi por la ventana por última vez la pequeña cruz. Ikki sufrió mucho en estos seis años, pero esta vez podrá descansar. Él fue manipulado, se aprovecharon de su situación y todo lo que había pasado para tratarlo como la marioneta del Santuario, eso fue lo que mencionó Ikki, el Santuario. ¿Qué es lo que será eso? O, mejor dicho: ¿Quiénes están ahí? ¿Acaso hay personas más poderosas que las que hemos enfrentado hoy?
┌──────── ∘°❉°∘ ────────┐
Publicado: 31/07/18
Editado: 09/04/21
└──────── °∘❉∘° ────────┘
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro