ℭ𝔞𝔭𝔦𝔱𝔲𝔩𝔬 1
:・゚✧ :・゚
Después de haber estado dos meses en Francia, por fin estoy de regreso.
Y tardó más de lo esperado.
Se suponía que estaría llegando a Japón hace unos días, pero hubo un problema en el aeropuerto. Tuve que hacer una escala en Grecia si quería regresar a casa ya que no habrían vuelos directos hasta dentro de varios días —y yo ya no podía esperar más—. Así que opté por la primera opción y una vez llegué a Grecia, mi maleta no estaba, al parecer se había quedado en el aeropuerto de Francia.
De millones de personas que viajan a diferentes lugares, me tuvo que pasar esto a mí.
Tendría que esperar hasta que mi maleta llegara para poder volver a Japón. Ahora que lo pienso, tal vez hubiera sido mejor usar el avión privado que teníamos. Tatsumi me lo propuso, pero yo me negué creyendo que todo saldría de acuerdo a lo planeado.
Para la próxima lo pensaré dos veces.
Tenía que aprovechar el tiempo en Grecia así que visité las ruinas en Atenas. Agradecía que el aeropuerto estuviera ahí, así pude apreciar las ruinas y disfrutar de la cultura. Habían veces en las que me imaginaba viviendo en Grecia, un lugar en el que —si fuera por mí— me quedaría mucho tiempo. Tal vez sea la fascinación que siento por los mitos e historias que envuelven a la cultura griega, pero... había algo que no sabía cómo explicar, provocaba en mi interior un deseo de estar ahí por siempre.
Estaba dentro del Partenón de Atenas, una muestra de la arquitectura griega hecha de mármol. A estas horas casi nadie la visitaba así que era ventajoso para mí. No soportaba estar en lugares donde hubieran muchas personas, me ponía en modo... alerta por así decirlo.
Caminé un poco hasta salir del templo, no podíamos pasar más allá de los límites establecidos, pero la curiosidad me carcomía por saber qué había más allá de la señalización de seguridad. Iba a seguir caminando pensando que nadie me veía, pero la voz de alguien hace que me detenga.
—Señorita, no puede pasar por ahí. —Ay no, mis primeros problemas con la ley.
—Lo siento, solo fue... ya me voy. —Salí de ahí a paso rápido.
Sin embargo, tenía un hogar esperándome, así que cuando llegó la hora, tomé mis maletas —recién llegadas— y abordé el avión lista para regresar.
Al llegar a casa lo primero que haría sería dormir en mi cama. No quería saber nada de papeles de la Fundación ni cosas que firmar. Esperaba que Tatsumi se encargaría de ganarme unos días antes de volver a mis labores. ¿No habría por qué dudar verdad? Conociendo a Tatsumi, estoy segura que podrá con ello; además, tiene a Akiyama, alguien en quien confío mucho.
Akiyama es unos años mayor que yo. Empezó a trabajar con mi familia cuando yo tenía unos tres años. No habla mucho de su familia, solo que un día encontró su casa totalmente vacía, sin señal alguna de sus progenitores o un mensaje. Fue así que mis padres lo acogieron y tuvo la misma educación que yo. Tuvo la oportunidad de tomar un camino diferente, pero decidió quedarse a trabajar con mi familia en agradecimiento. Akiyama se ha mantenido leal a mí y es algo que valoro mucho.
━━━━━━━━❪❂❫━━━━━━━━
Salí del aeropuerto llevando mi maleta, era momento de tomar un taxi que me llevaría a la estación de trenes para llegar al otro lado de la ciudad.
Mis padres prefirieron alejarse del bullicio de la ciudad así que construyeron la mansión rodeada de árboles y bellos jardines que eran cuidados muy bien.
Era la heredera de una gran fortuna y llevaba el apellido de una de las familias más importantes de Japón. A pesar de ello, no me gustaba alardear de mi posición como los algunos herederos de otras familias.
Pude haberle pedido a Tatsumi que me recogiera, pero tardaríamos más y para ser sincera, prefería pasar este pequeño viaje, sola. No todos los días podía caminar por las calles sin los hombres de seguridad que me acompañaban junto a Tatsumi o Akiyama.
Ya en la estación de trenes compré un boleto. Durante el viaje una idea cruzó por mi mente, algo que estuve pensando en estos últimos días. ¿Cuál era mi papel en la sociedad? Tenía miedo de fracasar y no sé... tomar malas decisiones que lleven a la Fundación, el trabajo de mi familia, a la quiebra. Muchas personas confiaban en mí ya que desde pequeña había mostrado inteligencia y tomado buenas decisiones —por así decirlo—. Sin embargo, no podía pensar con negatividad ya que los empleos y el trabajo de mi familia estaban mis manos.
Algo que me ayudaba era pensar en que mis padres y mi abuelo estarían orgullosos de mí.
Los extraño tanto a pesar de que ya han pasado años desde que los tres fallecieron. A pesar de que tenían un papel importante como jefes de la Fundación y las otras empresas de la familia, ellos trataban de pasar la mayor parte del tiempo conmigo. También estaban los niños del orfanato con los que formé lazos de amistad. La ausencia de todos ellos me marcó, me acostumbré a estar sola. A pesar de todo, Akiyama me apoyaba.
Durante los últimos años en la escuela hice nuevos amigos, pero a pesar de tenerlos, aún extrañaba a aquellos niños a los que visitaba en el orfanato cada vez que podía.
Me preguntaba qué habrá sido de ellos, si estaban bien o si me recordaban.
Mi abuelo y mi padre me hablaban del importante papel que ellos tendrían cuando ellos regresaran y yo tendría que estar guiándolos.
Cuando empezaba a oscurecerse llegué a la mansión. Toqué el timbre y la reja principal se abrió dejando ver a Akiyama, sonriendo aún más cuando se da cuenta de que por fin estaba en casa.
—__________ —dice con felicidad.
—La misma. Me sorprende que no te hayas dado cuenta de que era yo —respondo sonriendo— ¿No me vas a dar un abrazo hermano? —Bromeo y extiendo mis brazos, me gustaba llamarlo así ya que nos habíamos criado como si lo fuéramos.
No esperó ni un momento y me abrazó, di pequeñas palmadas en su espada, tampoco pude evitar revolver su cabello haciéndole recordar que a pesar de que él era mayor que yo, mi altura era la misma que la de él.
—Te extrañé mucho __________. —Se separó de mí— Y sí, me di cuenta que eras tú, por eso caminé más rápido, si no, te hubiera hecho esperar en la calle más tiempo. Y por favor, evita llamarme hermano delante de Tatsumi, puede que hayamos crecido juntos, pero ahora era diferente.
—Tranquilo, estoy segura que a Tatsumi no le importará, ya me había oído llamarte así. —Le doy palmadas en el hombro—. Entremos, quiero descansar un poco, no te imaginas el lío que tuve que pasar en el aeropuerto. —Akiyama toma mis maletas y empezamos a caminar.
—¿Qué pasó en el aeropuerto?
—Tuve que hacer una escala en Grecia, pero mi maleta no llegó. —Akiyama frunce el ceño—. Esperé mucho, pero pude pasar el tiempo paseando por la ciudad de Atenas. —Miro hacia el jardín y noto flores nuevas y algunos adornos—. Se hicieron remodelaciones.
—Sí, fue idea de Tatsumi, quería que la señorita _______ tuviera un buen recibimiento. —Ríe al intentar imitar la voz de Tatsumi—. ¿Cómo te fue en Francia? Obviamente a parte de ese problema que tuviste. Es extraño porque Tatsumi había planeado todos los vuelos con la aerolínea, me sorprende que no nos avisaran de tu maleta.
—Muy bien, disfruté mucho visitar los museos y del arte. Espero poder viajar por otros lugares, sabes que uno de mis sueños es viajar por todo el mundo si es posible —respondo y miro por un instante a Akiyama y noto algo extraño en su mirada—. ¿Me estás escondiendo algo?
—¿Qué? —Me mira algo nervioso—. No, absolutamente nada, solo estoy pensando en... un nuevo proyecto que tiene la Fundación, esperan que lo revises y pongas tu firma si estás de acuerdo.
—Si claro, me estas engañando. Sin embargo... —Alzo la mirada hacia el cielo con cansancio—. Esperaba no tener que firmar nada, lo único que quiero hacer ahora es dormir.
—Podrás hacerlo cuando lleguemos, le pediré a Tatsumi que no te lleve ningún documento.
Caminamos hasta llegar a la mansión. Una vez dentro, Akiyama dejaba mis maletas en una esquina, yo lo miro confundida ya que creía que lo iba a llevar a mi habitación. Noto que hay un silencio algo extraño, voy hacia el comedor y es ahí donde escucho unos gritos que por poco me matan, literalmente.
—¡Bienvenida!
Llevo una mano a mi pecho por la impresión y sonrío. Detrás de ellos había un cartel de bienvenida y una mesa con algunos bocadillos. Se acercan todos y la primera en abrazarme es Camila.
—¡Bienvenida __________! —Me abraza más fuerte—. Ni te imaginas cuánto te hemos extrañado, espero que hayas dormido lo suficiente durante tu regreso porque tenemos cosas que hablar.
—Lamento decirte que aún estoy agotada del viaje, ni se imaginan lo que pasó.
Camila es la primera amiga que hice cuando mis amigos del orfanato se fueron. Es muy divertida y confiable. Mi abuelo fue uno de las pocas personas que confiaron en el negocio de su familia y fue así que el restaurante que sus padres dirigían hasta ahora, fue creciendo.
—Nos contarás luego, pero antes —dice Dana detrás de nosotras y me da un abrazo—. Olvida el mal momento que pasaste en el aeropuerto, lo que importa es que estás aquí. Necesitaba a un buen contrincante en nuestras competencias de videojuegos. Los demás son aburridos en eso.
A Dana la conocí en poco tiempo después de Camila. Era una amante de los videojuegos y cuando yo creí no poder ganarle, pues me he convertido en la mejor del grupo. Aunque hayamos tenido varios versus, yo llevaba la delantera en victorias.
—Algo me dice que te falta relajarte, déjenme abrazar a esta ternura. —Todos reímos, Luis decía que tenía apariencia de no querer matar ni a una mosca. Si supiera—. Apoyo lo que dice Dana, deja los problemas de lado que solo te estresan, concéntrate en ti. Puedes venir al salón de mi madre.
—No me perdería esa invitación, siempre y cuando me hagas un descuento —bromeo. Siempre me gustaba fastidiarles con que me intentaran apoyar con algunos descuentos, aún conociendo la fortuna que poseía.
—Por favor ________, puedes pagar lo que quieras ¿en serio quieres que le pida a mi madre que te haga un descuento? Así no se vale.
Luis y sus bromas nunca faltaban cada vez que nos reuníamos. Era el chico nuevo en un año, pero recibió burlas por parte de sus compañeros por cómo se vestía o la actitud que tenía. Él era gay y fue el blanco de muchos, pasaba la mayor parte del tiempo solo, entonces lo invitamos a unirse a nuestro grupo y desde ese momento, dejaron de molestarlo.
Además porque yo les hice una advertencia.
A pesar de que la madre de Luis tenía un salón, su hijo amaba la fotografía.
—Ventajas de ser el último, puedo abrazar más tiempo a ________ —dice Leo.
—Como siempre aprovechando ser el último para tener más tiempo —comenta Dana y Camila le da un codazo—. Auch ¿acaso dije algo malo?
—Silencio y solo observa —ordena Camila.
—Tal vez ellos dijeron que te extrañaron mucho, pero déjame decirte que yo te extrañé más que todos ellos. No dejé de pensar en ti ni un solo día —declara riendo y yo le sigo el juego. Si querían ver lo que pensaban, pues les íbamos a dar eso.
—¿En serio? No seas exagerado, estoy segura que debiste haber pensado en cosas más importantes. —Le sigo la corriente, parece que estaba funcionando.
—Sabía que algo estaba pasando aquí, Akiyama es muy malo mintiendo. —El mencionando nos observa con confusión.
Todos reímos y de pronto la puerta se abre sorpresivamente y Tatsumi corre hacia nosotros.
—¡Señorita __________ qué bueno que está de regreso! —Me da un abrazo que no esperaba y yo me quedo estática mirando a los demás—. No tiene idea cuánto esperábamos su regreso. Sin usted, la casa no es la misma.
—¿En serio estás llorando? —Me parecía ver una minúscula lágrima.
—No señorita, es solo la alegría de tenerla de vuelta señorita __________.
—Cuando no estabas aquí, estaba peor, literalmente —susurra Akiyama a mi lado.
—¡Te escuché muchacho! —Como siempre nada se le escapaba, bueno, casi todo.
—¡Muy bien todos! —Dana alza la voz—. Se supone que debemos estar felices y Tatsumi está cambiando el ambiente. Vamos a comer y haremos un campeonato de videojuegos. —Mira a Akiyama y a Tatsumi—. Por favor, ayúdennos con esto. —Señala algunas cosas aún por ordenar.
Miro a los dos y asiento. Era una forma para que nos dejaran solos.
Una vez todo en orden nos reunimos en la sala y Dana explica las reglas de la competencia.
—Las reglas de siempre, quien gana a todos los que estén aquí presentes, se queda con toda la comida que quede —explica, solo que esta vez el premio sería la comida, antes era al ganador tendrían que regalarle algo—. Tres oportunidades cada uno.
—No sé para que hacemos esto. —Se cruza de brazos en el sofá y finge estar molesta—. Es obvio que ________ será la que gane. —Mira a Dana—. Aunque hayas practicado en este verano, no podrás vencerla. Sin embargo, nunca le digo que no a un desafío.
—Entonces... —Tomo el mando para empezar—. Para darles ventaja, escojan un juego que yo no conozca, pero ustedes sí, veremos si logran vencerme; pero no se confíen, el hecho de que haya estado fuera de casa no quiere decir que pierda mis habilidades.
Nos quedamos hasta más tarde de lo planeado. Camila fue la primera en perder (los videojuegos nunca fueron su fuerte), Luis y Leo fueron los siguientes hasta que al final quedamos Dana y yo. Fue muy divertido porque estuvimos a punto de empatar, pero al final salí ganando. Disfruté pasar tiempo con ellos.
Mientras reíamos, no pude evitar pensar en mis amigos de los cuales no sé dónde estarán.
—Bueno chicos, fue una gran bienvenida. —Me estiro un poco—. Pero ahora estoy más cansada que antes, necesitaré dormir por lo menos un día entero.
—No entiendo cómo haces para ganar siempre.
—No seas exagerada, otras veces he perdido —respondo.
—Sí, pero de todas las competencias que hemos tenido, pon un cinco por ciento que perdiste.
—Leo, lo dices porque te gusta —suelta Dana y todos nos miran, no puedo evitar sonrojarme porque eso sonó más a una confesión ajena—. Olviden lo que dije.
—Deberíamos salir falta poco para que regresaremos a clases y serán las últimas.
—Ustedes arreglen eso y me avisan, les confirmo si podré ir, recuerden que tengo que hacerme cargo de la Fundación, dos mese fuera de Japón significa mucho trabajo. Además de eso, saben que hay otras labores que requieren mi atención.
—Aún no entiendo cómo puedes con todo, te llamaremos —dice Camila.
—Adiós __________. —Se despiden todos y Tatsumi los acompaña a la salida.
Akiyama y yo ordenamos hasta que Tatsumi regresó.
—Es bueno que se haya divertido señorita.
—Sí, me divertí mucho. —Sonrío, pero de pronto mi gesto se desvanece—. Mientras jugaba, no pude evitar pensar en... ellos ¿Saben algo de sus paraderos? —Tatsumi y Akiyama niegan—. Sé que partieron hace años pero temo... que no hayan podido sobrevivir a eso. Intento mantener la esperanza de que regresarán pronto, pero tal vez... —Sacudo la cabeza para evitar pensar de forma negativa. Me seco unas lágrimas que por suerte no me pusieron en evidencia—. Iré a mi habitación.
—¿No cenarás? —pregunta Akiyama.
—Ya comí suficiente por hoy. Sin embargo, olvidé preguntar algo sobre la Fundación. Quiero ir a dormir sabiendo que todo está en orden, ¿lo está? —Tatsumi asiente—. ¿Qué hay de la armadura dorada? Por poco adelanto mi regreso debido a que se comenzó a esparcir el rumor de que alguien había intentado robarla.
—No se preocupe señorita, todo fue una falsa alarma —responde Tatsumi—. La armadura dorada está en buen estado y nadie ha logrado siquiera estar cerca de ella.
—Perfecto, la armadura dorada es el mayor tesoro que mi familia pudo haber encontrado y debe mantenerse seguro.
Una vez todo aclarado, por fin llegó el momento de dormir sabiendo que al día siguiente me esperaban cientos de papeles para revisar firmar, pero ese era mi deber y no podía decepcionar a mi familia.
:・゚✧ :・゚
┌──────── ∘°❉°∘ ────────┐
Publicado: 10/03/18
Editado: 12/06/21
└──────── °∘❉∘° ────────┘
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro