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𝐶𝑎𝑝𝑖́𝑡𝑢𝑙𝑜 𝑉𝐼𝐼 : 𝐵𝑖𝑒𝑛𝑣𝑒𝑛𝑖𝑑𝑎 𝑎 𝑙𝑎𝑠 𝑚𝑎𝑧𝑚𝑜𝑟𝑟𝑎𝑠

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˗ˏˋ ♞ 𝐶𝐻𝐴𝑃𝑇𝐸𝑅 𝑆𝐸𝑉𝐸𝑁 ˎˊ˗ ━━━━━ ♛
𝔒𝔫𝔠𝔢 𝔲𝔭𝔬𝔫 𝔞 𝔱𝔦𝔪𝔢... ❛ 𝔚𝔢𝔩𝔠𝔬𝔪𝔢 𝔱𝔬 𝔱𝔥𝔢 𝔡𝔲𝔫𝔤𝔢𝔬𝔫𝔰 ❜
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✠ ⎯⎯ 𝖂𝖗𝖎𝖙𝖙𝖊𝖓 𝖇𝖞 𝕭𝖗𝖎𝖓𝖆 ⎯⎯ ✠


—𝖁𝕴𝕴—

𝕹𝖔 𝖕𝖔𝖉𝖎́𝖆 𝖈𝖗𝖊𝖊𝖗 que el primer día de Camelot la tendrían que llevar justamente al calabozo, simplemente, no podía con ello, tenía tanto que hacer pero en realidad buena parte de ella estaba a gusto de haber hecho lo que hizo aunque eso suponía tener que encerrarla, al menos, muchos de los plebeyos estaban admirados por haberse enfrentado al gran guerrero de Camelot, coraje no le faltaba a la chica.

—Puedo caminar sola —les decía a los guardias mientras la sujetaban y la llevaban hacía las mazmorras.

—Después de todo lo que vimos mucho me temo que si te dejáramos suelta montarías otro espectáculo —le contestó uno de ellos.

Gadea no pudo evitar rezongar, tras un largo paseo, se dirigieron a la parte más baja del castillo, era oscura pero la tenue luz de las antorchas incrustadas en las paredes iluminaba el solitario lugar, mientras bajaban las escaleras, la joven se dio cuenta que Merlín estaba siguiéndoles, había perdido su rastro al competir con Arturo, pero algo le decía que él estaba allí en todo momento.

—Te quedarás aquí hasta nuevo aviso, hasta entonces, no hagas ninguna travesura ni abras un agujero en los ladrillos de las cuatro paredes para poder escaparte —le molestó un guardia, mientras todo su grupo se llevaban unas cuantas carcajadas al pensarlo, la muchacha ni caso les hizo, poniendo los ojos en blanco y dirigiéndose al fondo, pensando en algún plan, siempre se las ingeniaba—, ¡la verdad es que ya ni me sorprendería! —continúo otro pero al finalizar la conversación se fueron, no obstante, dos de ellos se quedaron, sosteniendo la espada a la par y vigilando la entrada de las mazmorras, fue entonces cuando se vio una sombra bajando las escaleras y preguntando por el nombre de Gadea, ella se quedó paralizada al reconocer aquella voz.

—¡No! ¡No puede ser! ¡Él no! Lo que me faltaba...—se dijo a sí misma.

—¡Vaya! Yo también me alegro de verte otra vez —contestó el chico desde la lejanía mientras se acercaba a la celda oscura y fría.

—¿Qué quieres? ¿Vienes para reirte de mi? En todo caso, mejor daros la vuelta y sal...por donde has entrado, será lo mejor.

—¡No! En absoluto, vengo a felicitarte por lo que hiciste, nunca antes nadie se había enfrentado en combate con Arturo, bueno, nadie excepto...

—Déjame adivinar...Nadie excepto tú, ¿verdad?

—Sí, me enfrenté a él —miró al suelo, sumido en sus recuerdos—. El combate no acabó muy bien que digamos, para ninguno de los dos, somos tan fuertes que ninguno cayó rendido después de horas y horas de duro combate, tuvimos que dejarlo porque anochecía y Uther necesitaba hablar con Arturo, pero está claro que si hubiéramos seguido, hubiera ganado yo. Y vine aquí, porque eres una alegría para mis ojos, hacía tiempo que no me divertía viendo a alguien así, tan audaz y vivaz...por no decir, de tu genio, tranquilo y al mismo tiempo tan arrollador.

—¿Esto es una declaración de amor o algo así? —se bufó Gadea mientras jugueteaba con los dedos del aburrimiento—. Si de verdad quieres ayudarme, sacame de aquí, luego hablaremos de tu lado amoroso.

—¡Jajaja! Por una vez que soy cariñoso y me tratas así, en fin, tendré que volver a expresar mis sentimientos más profundos, lo que quería decir era que fuiste demasiado testaruda al enfrentarte al mismísimo ¡Arturo! Y encima a la vista de todos, para después llenarte el cabello, tus vestimentas y la cara de heno, ¡parecías un espantapájaros! Y por si fuera poco me reí tanto en ese momento que tenía ganas de tirarte de nuevo y volver a verte así una y otra vez —suspiró pues parecía que al fin podía sacar todo lo que pensaba a relucir— ¡Al fin lo pude decir!

—Ese es el Theobald que conocí no hace ni un momento...

—Merlín al no poder entrar aquí ya que no es caballero de Uther, me dijo que entrará y que te tranquilizara, diciendo cosas incoherentes para mi, este es uno de los trabajos más duros que he tenido que hacer...En fin, espero que te lo pases bien, ¡ahora viene lo mejor! —se despidió de ella, mientras con una sonrisa le daba la espalda, airoso.

—Espera, espera —le interrumpió Gadea, con la mano entre las rejillas de las celdas, haciendo un intento de poder alcanzarlo y detenerlo—. ¿Como escudero y amigo de Arturo, no puedes ayudarme? Digo yo que tu decisión será importante para su Majestad, ya que eres alguien de confianza.

—Podría, pero, ¿por qué debería hacerlo? Sería tonto el escapar la oportunidad de poder verte en el cepo, ya vi tu cara de espantapájaros, ahora me gustaría verte la de ¡Lechuga!

—¡¿El cepo?! —exclamó Gadea—. Como no hables con Arturo ahora mismo te vas a arrepentir, no pienso dejar que me tiren miles de verduras a la cara, ¿me has oído? Haré lo que sea, lo que me pidas, te lo juro.

Theobald se intrigó por la última frase, por lo que no pudo evitar preguntarle :

—¿Lo que quiera? —Miró al techo mientras fruncía el ceño y ponía su mano en la barbilla, pensando.

—Sí, pero no te pases...

—Necesito un sirviente para una travesía a Londinium en los próximos días, necesito que me lleve todo lo necesario, mis vestimentas, ¿quizás? Unos cuantos kilos de comida, mantas, algo de madera para prender fuego por la noche y así tenerlo todo listo, las armaduras, dos espadas. —Continuó con el ceño fruncido—, ¡Ah! Y nunca viene de más unos pares de calzados nuevos, algún que otro pantalón, agua, entre otras cosas, ¿Qué me dices?

—¿Estás de broma, verdad?

—¡En absoluto!

—No voy a ser tu sirviente, y mucho menos, con toda esa cantidad de cosas, no duraría ni un día, no soportaría verme así mientras tu correteas ligeramente y riéndote en mi cara.

—¡Jajaja! Eso es justo lo que voy a hacer cuando te llenen de verduras en tu bonita carita, hasta entonces, Gadea, estaré impaciente, le diré a Merlín que has sido tan testaruda que ni tu misma creíste en tu propia suerte. —Tras esto, dejó a la chica, que no paraba de refunfuñar detrás de él, hecho que le sacó una sonrisa mientras se alejaba cada vez más.

La joven se giró al saber que estaba montando otro espectáculo y observó toda la celda; hecha exquisitamente con piedras irregulares, de todos los tamaños, pero firmes, esperando encontrar alguna salida, hecho que fue en vano pues las pocas ventanas que tenía estaban protegidas con unos barrotes de acero muy fuertes y resistentes ante cualquier fuga, ni siquiera podía usar sus poderes con ellos.

Lo único que hizo fue observar y observar y al hacerse de noche, sus ojos estaban tan cansados que ni siquiera podía mantenerlos abiertos, pensó que después de un día largo y lleno de aventuras, puede que también de peligros, sabía que todo camino tiene sus propios vaivenes para llegar a la cima, pues bien, los suyos podían ser nombrados, ¿sus nombres? Arturo y Theobald, pero en este caso, no quería superarlos, quería hacer algo mejor, ganarse la confianza de ellos y subir a la cima, pero no sola, sino con ellos, pues muchas veces los problemas pueden darte una sorpresa y convertirse en tus mayores aliados en algún futuro.

Tan pronto como lo pensó, confirmó sus pensamientos afirmándolos en voz alta. —¡Así será!—. Recordando que esa fue la primera frase que dijo al entrar en las murallas de Camelot, recuerdo que hizo que sonriera. Tras esto, se quedó dormida, estaba ya en un estado profundo de sueño pues ni se dio cuenta de que un búho empezó a ulular sigilosamente en el extremo de la ventana, la cual se iluminaba por la gran Luna Llena que resplandecía en todo el cielo estrellado de Logres.

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