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˗ˏˋ ♞ 𝐶𝐻𝐴𝑃𝑇𝐸𝑅 𝐹𝐼𝑉𝐸  ˎˊ˗ ━━━━━ ♛
𝔒𝔫𝔠𝔢 𝔲𝔭𝔬𝔫 𝔞 𝔱𝔦𝔪𝔢... ❛ ℑ 𝔡𝔞𝔯𝔢 𝔶𝔬𝔲, 𝔄𝔯𝔱𝔥𝔲𝔯 𝔓𝔢𝔫𝔡𝔯𝔞𝔤𝔬𝔫 ❜
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✠ ⎯⎯ 𝖂𝖗𝖎𝖙𝖙𝖊𝖓 𝖇𝖞 𝕭𝖗𝖎𝖓𝖆 ⎯⎯ ✠

—𝖁—

—𝑶𝑺 𝑹𝑬𝑻𝑶, 𝑨𝑹𝑻𝑼𝑹𝑶 𝑷𝑬𝑵𝑫𝑹𝑨𝑮𝑶́𝑵, aquí y delante de los vuestros, aquí en cuerpo y alma,  me juré solemnemente venir hacia Camelot como también dejar mis miedos, avanzar pese a todo, a pesar de todos los retos que me aguarden, presiento que este no va a ser el único y mucho menos, el último —dijo la chica de pelo rubio como el color de los rayos del sol, con un tono firme mientras cogía una espada hecha de acero en uno de los cofres que aguardaba delante de los muchachos, al sujetar el extremo del pomo sintió como una sensación de bienestar que la llenó por completo, acercándola a un estado de déjà vu y recordó la cara de un anciano con una gran barba color ceniza y pelo blanco, tal como los copos de nieve de los fríos inviernos que se asoman en las posaderas de todos los reinos de Logres.  Allí estaba ella viviendo momentos que, pese a su juventud, había olvidado pero sabía que habían ocurrido, no eran simples visiones, era más que eso, aquel anciano significaba mucho más para ella, ¿por qué no sabía quien era o que pudo haber sido para ella? ¿Por qué las imágenes se les aparecía a veces cuando dormía o incluso cuando practicaba con la espada o con el arco? ¿O mientras leía algún libro de astronomía o de magia? Sea lo que sea, lo que le estaba sucediendo debía de averiguarlo pero ahora debía enfrentarse a Arturo, que sepa quien es, sabía que Arturo era un idiota, por lo que tenía que bajarle un poco ese temperamento ingrato que tenía para, por consiguiente, ganarse su confianza haciéndole ver que era una gran luchadora pues si la profecía era cierta, quería honrar a Camelot pero para eso, tenía que ganarse el sustento del próximo rey, de Pendragón.

—¿Entonces que me decís, Mi Majestad? ¿Vais a quedaros como un bobalicón ahí echado? ¿O sacaréis a duras penas las pocas fuerzas que os queda? —se bufó Gadea mientras sujetaba la empuñadura con firmeza, estirando el brazo hacia el joven y dirigiendo la punta de la espada ante el rostro del mismo.

Arturo no paraba de observarla, estaba sorprendido pero en sus ojos se podía ver una mirada juguetona, estaba ansioso por luchar con ella aunque jamás se había imaginado el desafiar contra una mujer, no había tenido la oportunidad, hasta ahora.

—Nunca me había enfrentado a una...señorita, pero con gusto aceptaré tu reto —dijo mientras hacía un gesto de reverencia de manera irónica mientras no paraba de reírse con sus compañeros—, aunque mucho me temo que sea hombre o mujer, todos caen a mis pies.

Tras esto, y al ver que Gadea había usado una espada, el optó por un mangual, también conocido como "mazo de cadena" o  "lucero del alba", un arma muy propicia para dar a distancias medianas; sin tener que acercarse tanto al rival, tan rápida que es muy difícil el poder escapar de ella, tan solo alguien con muy buenos reflejos podía superar ese desafío. Arturo había sido listo pues sabía que la espada que sostenía la chica no era de las mejores y por otro lado, era mediana, por lo que se tenía que acercar para darle, o al menos, rozarle, y en ese momento Gadea estaba perdida, pero ¡no!

Una cosa estaba claro, ninguno de los dos se lo iba a poner fácil al otro, eran tal para cual, puede que feroces enemigos pero para las buenas, estaba claro que ambos podrían confiar y harían un gran equipo pues la profecía que decía "que el destino de los tres estaba unido", de aquella extraña pero familiar voz que visitaba a Gadea por las noches nunca se equivocaba.