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Habían pasado varios días desde que aquella idea había cruzado la mente de Sunghoon: invitar a Sunoo a salir. Era algo simple, una invitación casual, sin pretensiones, o al menos eso quería creer. Pero entre más lo pensaba, más complicado parecía. Aun cuando había decidido dar el paso, encontrar el momento adecuado se había convertido en un verdadero desafío.
El instituto entero parecía haberse enterado de todo lo que él había intentado mantener en bajo perfil durante años. Ya no solo era "Sunghoon, el chico algo reservado que tenía pocos amigos". No, ahora era "Sunghoon, el que rechazó a Yuqi", y peor aún, "Sunghoon, el patinador sobre hielo". El hecho de que muchos se enteraran de su otra vida como atleta no había sido intencional, y aunque algunos admiraban su talento, aquello también atrajo una atención que nunca había pedido...
Al parecer alguien había buscado información sobre el intentando dar con sus redes sociales, y como Sunghoon no las tenia debido a que su madre se lo prohibía, termino llegando a aquellos videos de sus presentaciones viejas en YouTube subidos por los sitios de deporte y también dando con los artículos de algunas paginas y las contadas entrevistas que había dado.
Y bueno al parecer esta persona quedo fascina y no dudo en compartir su fascinación en un foro anónimo del instituto y es así como llegamos al punto actual, donde ahora existía un grupo considerable de estudiantes, en su mayoría chicas y algunos chicos, que ahora lo seguían en cada descanso, le pedían fotos o simplemente buscaban estar cerca de él. Y como era incapaz de decir que no sin sentirse culpable, terminó cediendo más de una vez a almorzar o incluso conversar con ellos. Lo respetaban, eso era cierto, pero también era evidente que su creciente popularidad lo estaba sobrepasando.
Por otra parte, Yuqi seguía faltando a clases, lo que no ayudaba en nada. Los murmullos sobre ella, sobre su rechazo y sobre la relación inexistente entre ambos aún flotaban en los pasillos, dejando a Sunghoon como el culpable de esto, y así como había personas que no les importaba el tema, había personas que si y que se dedicaban a juzgarlo en silencio.
Entre todas estas distracciones, el tiempo que solía dedicar a sus clases con Sunoo también se vio afectado. Era casi imposible acercarse a él sin que alguien los interrumpiera o los observara desde lejos con evidente curiosidad. Aunque Sunghoon se esforzaba por mantener una sonrisa neutral ante todos, en el fondo, cada vez que cruzaba miradas con Sunoo, sentía un vacío creciendo en su pecho, lo necesitaba quería estar con el, abrazarlo y besarlo, simplemente la situación lo estaba frustrando demasiado.
Ese día en particular, Sunghoon estaba sentado en la cafetería durante el receso, rodeado por algunos de los nuevos "fanáticos", quienes le hacían preguntas rápidas sobre sus competencias. Él asentía, murmuraba respuestas cortas, pero su mente estaba en otra parte, específicamente en cómo demonios lograría pedirle una cita Sunoo sin morirse en el intento o peor que alguien los descubriera.
A lo lejos, pudo verlo entrar a la cafetería con su grupo de amigos. La luz del sol que se filtraba por las ventanas parecía acentuar esa aura cálida que siempre rodeaba a Sunoo, y Sunghoon sintió que su corazón daba un pequeño salto. Bajó la mirada de inmediato, como si con solo mirarlo fuese a revelar sus pensamientos más íntimos.
—¿Te pasa algo, Sunghoon?— preguntó amablemente una de las chicas de su grupo, inclinándose un poco hacia él.
Si no se equivocaba aquella chica se llamaba Wonyoung
—¿Eh? Ah, no, estoy bien. Solo un poco cansado.—respondió con una sonrisa forzada.
—Deberías descansar más. El entrenamiento debe ser agotador, ¿no?— dijo ella con rastros de pena en su voz.
—Sí... algo así— murmuró, mientras intentaba volver a enfocar su atención disimuladamente en en Sunoo.
Tenía que encontrar la manera de invitarlo, pero con el peso de tantas miradas sobre él, parecía una tarea titánica. Estaba mas que seguro que no quería hacerlo por mensaje, sentía que perdía la gracia de alguna forma o que mas bien, no seria tan especial como invitarlo personalmente y ver su reacción.
Sunghoon estaba aún inmerso en sus pensamientos cuando su celular vibró en su bolsillo. Lo sacó con discreción, procurando que los demás no notaran lo que hacía, y al desbloquear la pantalla vio el mensaje. Era de Sunoo.
—"¿Por qué me mirabas tanto? ¿Acaso tengo algo en la cara? 🤨 "
Sunghoon sintió un calor súbito subirle por el cuello al leer el mensaje. Levantó la mirada busco con disimulo por la cafetería hasta que se encontró a Sunoo observándolo desde su mesa, con una expresión divertida en el rostro. Apenas sus miradas se cruzaron, Sunoo se rio, bajando un poco la cabeza para que sus amigos no notaran nada.
Tomando aire, Sunghoon comenzó a escribir, con cuidado de que nadie a su alrededor pudiera ver la pantalla.
— "Ahg 😔 Te extraño mucho en los almuerzos, todo esto me está estresando un poco."
Apenas envió el mensaje, dudó unos segundos antes de añadir algo más. Sus dedos flotaron sobre el teclado, como si estuviera debatiéndose internamente. Al final, con un ligero apretón de labios, escribió:
—"Y te estaba mirando porque te ves muy lindo."
En cuanto presionó enviar, apagó rápidamente la pantalla del teléfono y lo guardó en su bolsillo. Sentía que acababa de cruzar una línea que lo hacía vulnerable, y la inquietud lo embargó por completo.
—¿Todo bien? — preguntó alguien de su improvisado grupo, mirándolo con curiosidad.
—Sí, sí. Todo bien— respondió Sunghoon, forzando una sonrisa nuevamente mientras se acomodaba en su asiento, intentando calmarse.
Lo cierto era que este tipo de mensajes no eran nuevos entre ellos. En los últimos días, la conversación cara a cara, debido a la situación actual, había quedado en un segundo plano, reemplazada por constantes mensajes de texto. Sunghoon no sabía si esto era bueno o malo, pero definitivamente era más fácil así.
Las charlas entre ellos habían tomado un giro distinto desde que se sincero con Sunoo, uno más íntimo. En un principio, habían sido bromas y pequeñas anécdotas, pero pronto comenzaron a incluir comentarios cariñosos, pequeños cumplidos, y lo que claramente eran indirectas que el otro respondía con igual entusiasmo.
Por ejemplo, el contacto de Sunoo en el celular de Sunghoon ya no era solo "Sunoo". Ahora estaba guardado como Sunnie💗 , un cambio que Sunghoon había hecho una noche mientras repasaba algunos de los mensajes más dulces que habían intercambiado. Su corazón se había calentado lo suficiente como para hacer que Sunghoon sintiera que tenia algo similar a fiebre y tras pensarlo un poco, cambio la forma en la que tenia agendado a Sunoo a una mas cariñosa demostrando de forma mas tangible aquel antes y después que estaba habiendo en su relación, ya no tan amistosa.
Pensó que era algo que solamente el vivía. Pero, lo que Sunghoon no sabía era que, en el celular de Sunoo, él estaba agendado como "Principito 💞". El apodo había surgido después de una conversación sobre el patinaje de Sunghoon, en la que Sunoo había bromeado diciendo que verlo en la pista era como presenciar a un príncipe en un cuento de hadas.
Mientras Sunghoon intentaba distraerse, del otro lado de la cafetería, Sunoo miraba la pantalla de su propio teléfono. Había leído el mensaje de Sunghoon y sentía sus mejillas arder. Mordió ligeramente su labio inferior, jugueteando con el borde de la pantalla antes de comenzar a escribir una respuesta.
— "¿Yo? ¿Lindo? Vamos dime algo que no sepa Park. Aun así ... gracias, creo."
Sunoo se detuvo un momento antes de añadir algo más. Cerró los ojos un instante y pensó: "Que sea lo que Dios quiera."
— "Yo también te extraño, Hoonie. A ver si te escapas un rato y me encuentras después de clases. Ah, por cierto con respecto a clases...
"Si no estas ocupado ¿Qué te parece si vienes esta tarde a mi casa? Pensé que sería buena idea seguir con nuestras clases ahí, ya que últimamente no hemos podido vernos como antes y bueno el mes se esta terminando."
Envió el mensaje y dejó el teléfono sobre la mesa boca abajo, sintiendo cómo su corazón latía con fuerza en su pecho, como si quisiera escaparse un momento de aquel lugar. Cerro los ojos un segundo sobando un poco esa parte de su pecho, sintiendo los latidos contra la palma de su mano. Al abrir los ojos, levantó la mirada hacia Sunghoon, quien todavía estaba sentado con sus "fans".
Cuando el teléfono de Sunghoon vibró y lo sacó para leer el mensaje, su rostro mostró una mezcla de sorpresa y algo más cálido. Era evidente que estaba leyendo el mensaje una y otra vez, asimilando las palabras. Sunoo se mordió ligeramente el labio al notar cómo Sunghoon intentaba disimular la sonrisa que amenazaba con delatarlo frente a los demás.
Porque si, Sunghoon no pudo evitar sonreír mientras leía el mensaje de Sunoo, aunque rápidamente intentó disimularlo para que nadie más en la mesa notara su reacción. Sin embargo, antes de que pudiera responder, su teléfono vibró nuevamente.
— "Por tu expresión veo que no estás ocupado esta tarde, ¿verdad? Así que, si te agrada la idea de venir, te espero en la tienda de conveniencia que está pasando el parque cerca del instituto ✨✨✨ ."
Sunghoon soltó una pequeña risa nerviosa, bajando la mirada hacia el mensaje mientras su mente trabajaba para pensar en una respuesta adecuada. Guardó el teléfono por un momento, sintiendo cómo su corazón latía más rápido de lo normal.
Del otro lado de la cafetería, Sunoo sonreía de oreja a oreja mientras observaba la reacción de Sunghoon a lo lejos. Satisfecho, dejó el teléfono sobre la mesa y giró su atención hacia sus amigos.
—Entonces, Jungwoon, ¿Qué piensas del nuevo look de Jay? —preguntó con entusiasmo, apoyando un brazo en la mesa mientras miraba a Jay, quien estaba sentado cerca, fingiendo no prestar atención, pero claramente atento a lo que se decía desde que menciono el nombre de su mejor amigo.
Jungwoon levantó la vista, sorprendido por la pregunta inesperada. —¿Qué...? ¿De qué estás hablando? ¿Del cabello?
Sunoo rodó los ojos dramáticamente y señaló a Jay. —¡Claro que hablo de su cabello! Volvió al negro y, sinceramente, le queda increíble. ¿No crees?
Jay se encogió de hombros con una sonrisa divertida, pero sus ojos brillaban con orgullo. —No es para tanto, Sunoo.
—¿No es para tanto? —Sunoo se inclinó hacia Jungwoon, su tono lleno de diversión mientras insistía en conseguir respuesta—. Vamos, di algo. ¿No crees que Jay se ve lindo con su nuevo look?
Jungwoon empezó a jugar nerviosamente con su comida, claramente sintiéndose atrapado. Su rostro se tornó ligeramente rojizo mientras intentaba evitar la mirada tanto de Sunoo como de Jay.
—Y-yo... supongo que... sí, se ve bien —admitió en voz baja, sin levantar la vista.
Jay, quien había estado tratando de mantener la compostura, no pudo evitar soltar una risa suave y encantada al ver la reacción tímida de Jungwoon.
— Gracias, Jungwoon. Eso significa mucho, de verdad. Pero si te gusta mas mi cabello rubio, me lo teñiré de nuevo —dijo Jay con una sonrisa amplia, sus ojos llenos de calidez mientras miraba al chico tímido.
— Bueno si me encantaba el rubio ¿Pero porque harías eso por mi? Deja de decir tonterías ¿El tinte te daño el cerebro?
— Porque quiero verme guapo para la persona que me gusta ... Y si le gusta el cabello rubio, volveré al rubio.— contesto el mayor con simpleza mientras le dedicaba una mirada a Jungwoon que hizo que Sunoo chillara de felicidad.
El menor de los tres quedo mudo nuevamente y una pequeña bola de papel de servilleta no tardo en golear a Jay suavemente en el brazo, haciendo que este riera mientras sus ojos miraban dulcemente a su agresor.
— Definitivamente el tinte y las decoloraciones te están dañando el cerebro.— dijo Jungwoon volviendo a enfocarse en comer, aunque el pequeño rosa en sus mejillas delataba un poco lo que tanto se negaba a aceptar en voz alta.
Sunoo siempre fiel espectador de su novela, no pudo evitar soltar una risita también, claramente disfrutando del momento. Aunque su mente seguía parcialmente en su próximo encuentro con Sunghoon, la dinámica entre sus amigos le daba una sensación de normalidad que agradecía.
Su teléfono vibro y con tranquilidad leyó el mensaje desde la barra de notificaciones
—"Iré sin falta a verte Sunnie 💖"
⋆.˚❄️💋⋆.˚
El resto del día transcurrió para Sunghoon entre una mezcla de nervios y emoción. No podía dejar de pensar en la invitación de Sunoo, y esa expectativa se reflejaba en su buen ánimo durante las últimas clases. Aunque intentaba no llamar la atención, algunos compañeros notaron lo animado que estaba, aunque no sabían a qué se debía.
Le hubiera encantado compartir su entusiasmo con Jake, pero su mejor amigo no había asistido a clases. Había despertado enfermo y se quedó en casa al cuidado de su novio, quien, según Jake, estaba desempeñando el papel de enfermero con dedicación exagerada a pesar de que solamente tenia una pequeña gripe. Quería ir a visitarlo, pero Jake insistió varias veces que no era necesario.
—"Deja de preocuparte por mí, Hoonie. Estoy en buenas manos. Esta noche hablamos para que me cuentes TODO sobre tu día. No te escapes, ¿eh? 😒" —le había escrito Jake en un mensaje acompañado de varios emojis de corazones y risas.
Sunghoon sonrió al leerlo, aunque no podía negar que extrañaba la presencia de Jake en un momento como este, en el que sentía la necesidad de contarle todo lo que estaba pasando. Pero no tenía más remedio que esperar hasta la noche para ponerse al día con él.
Cuando finalmente sonó el timbre que marcaba el fin de las clases, Sunghoon salió del aula con pasos rápidos, tratando de no llamar demasiado la atención mientras se alejaba del grupo habitual de estudiantes. Caminó por un sendero alternativo, asegurándose de que nadie lo siguiera, antes de dirigirse a la tienda de conveniencia que Sunoo había mencionado.
El lugar estaba tranquilo, con solo un par de clientes en la zona de refrigeradores. Sunghoon se dirigió al pasillo de galletas, pensando que sería un buen lugar para esperar sin que nadie sospechara. Mientras examinaba distraídamente los estantes, sintió de repente cómo unos brazos rodeaban su cintura desde atrás, atrapándolo en un abrazo inesperado.
—¡Te encontré! —dijo una voz suave y familiar, acompañada de una risita divertida.
Sunghoon giró la cabeza rápidamente, su corazón dando un salto al reconocer a Sunoo, quien sonreía ampliamente mientras apoyaba ligeramente su mentón en el hombro de Sunghoon disfrutando de haberlo sorprendido.
—¿Qué haces? —preguntó Sunghoon en un susurro, entre sorprendido y nervioso, mientras intentaba ignorar cómo el calor de Sunoo lo envolvía.
—Saludarte, ¿no es obvio? —respondió Sunoo con tranquilidad, aunque no lo soltó de inmediato es mas, lo abrazo mas fuerte.
—Podrías haberme saludado como una persona normal... —murmuró Sunghoon, aunque no pudo evitar una sonrisa tímida.
—¿Y perderme tu reacción? Ni en un millón de años, te vez tan lindo.—bromeó Sunoo, finalmente aflojando el abrazo y dando un pequeño paso hacia atrás, aunque seguía muy cerca.
Sunghoon trató de calmarse, pero el cosquilleo en su estómago no hacía más que intensificarse. —Entonces... ¿Qué vamos a hacer? —preguntó, intentando parecer relajado, aunque su voz temblaba ligeramente.
Sunoo inclinó un poco la cabeza, con una sonrisa traviesa que hizo que Sunghoon sintiera que su corazón latía aún más rápido. —Bueno, primero podemos comprar algunas cosas para comer mientras practicamos —dijo Sunoo, tomando una bolsa de galletas de chocolate del estante que tenia enfrente—. Y luego, como te mencioné por mensaje, podemos ir a mi casa.
Sunghoon sintió cómo el nerviosismo lo invadía nuevamente, mezclándose con la emoción. La idea de pasar tiempo a solas con Sunoo en su casa lo hacía sonreír, pero también lo llenaba de incertidumbre. —¿Tu casa, eh? —dijo con un tono casual, aunque la manera en la que sus manos se movían inquietas lo delataba.
—Sí, mi casa. ¿Qué pasa, Hoonie? ¿Acaso te intimida la idea? —preguntó Sunoo, entrecerrando los ojos con un gesto divertido mientras le mostraba otra bolsa de galletas para que él escogiera.
—Claro que no —mintió Sunghoon, tratando de sonar convincente, aunque sus mejillas comenzaban a arder. Tomó la bolsa que Sunoo le ofrecía y la sostuvo entre sus manos mientras trataba de desviar la conversación—. ¿Qué más deberíamos llevar?
—Algo para beber —respondió Sunoo, riendo suavemente ante el evidente nerviosismo de Sunghoon. Se giró hacia el refrigerador al final del pasillo, sin dejar de hablar—. No tienes por qué ponerte nervioso, ¿sabes? Solo serán nuestras clases.
Sunghoon asintió lentamente, aunque en el fondo sabía que las emociones que sentía hacia Sunoo no eran nada simples, y estar solo con él en un espacio privado probablemente solo intensificaría esas sensaciones hasta un punto algo peligroso.
—Listo, creo que esto será suficiente —dijo Sunoo, sosteniendo una botella de jugo y otra bolsa de galletas y algunos dulces. Miró a Sunghoon con una sonrisa llena de entusiasmo—. ¿Vamos?
Sunghoon asintió y lo siguió al mostrador para pagar, mientras trataba de calmar el remolino de emociones que experimentaba.
El trayecto hacia la casa de Sunoo comenzó en silencio, pero pronto se llenó de una calidez que era imposible ignorar. Caminaban tan cerca el uno del otro que sus manos se rozaban constantemente, como si estuvieran destinadas a encontrarse. Cada pequeño contacto era suficiente para que ambos se miraran de reojo y se sonrieran tímidamente, con las mejillas ligeramente sonrojadas.
Sunoo fue el primero en romper el silencio, con ese tono despreocupado que usaba siempre que quería iniciar una conversación. —Entonces, Hoonie, dime... ¿Qué tal van tus días de famoso?
Sunghoon soltó una pequeña risa, aunque su mirada reflejaba cierto cansancio. —Es un poco estresante, para ser honesto. Es genial que a las personas les guste lo que hago, pero a veces... no sé, me siento atrapado.
Sunoo lo observó con curiosidad. —¿Atrapado?
—Sí —repitió Sunghoon, mientras su voz bajaba un poco—. Como que no puedo simplemente... hablar con alguien en persona sin que me sigan o me tomen fotos.
—Eso debe ser agotador... —comentó Sunoo, inclinando la cabeza hacia un lado como si estuviera procesando lo que Sunghoon decía.
—Lo es. Y tampoco puedo ponerme firme con ellos porque sé que no lo hacen con mala intención —continuó Sunghoon, encogiéndose de hombros—. Pero a veces desearía que pudieran entender que también necesito un poco de privacidad.
Sunoo dejó escapar un leve suspiro, aunque su tono seguía siendo suave y comprensivo. —Debe ser complicado... aunque, por otro lado, imagino que también debe sentirse lindo que te admiren tanto, ¿no?
Sunghoon alzó la vista y sonrió con cierta timidez. —Sí, supongo que una parte de mí aprecia que valoren mi esfuerzo. Es algo que me motiva a seguir y se siente bonito también ...
Sunoo, de pronto, hizo un gesto exagerado de molestia, frunciendo los labios mientras inflaba ligeramente las mejillas. —Ah, entonces ya me reemplazaste. Ahora tienes a tus fans para admirarte, ¿eh? —dijo con una sonrisa traviesa que hizo reír a Sunghoon.
—¿Qué? ¡Claro que no! —respondió rápidamente, sorprendido por el comentario.
—¿Seguro? Porque suena como si ya no necesitases a este humilde servidor —insistió Sunoo, llevándose una mano al pecho en un gesto dramático.
Sunghoon se detuvo por un momento, obligando a Sunoo a girarse para mirarlo. Sus ojos se encontraron, y por un instante, el bullicio de las calles quedó en segundo plano.
Sabia que Sunoo bromeaba en ese momento, pero algo en el le decía gritos que dejara en claro lo siguiente:
—Sunoo, tú siempre serás el número uno —dijo Sunghoon con sinceridad, su voz cargada de una ternura que hizo que las palabras parecieran mucho más significativas de lo que él mismo imaginaba—. Tú me haces sentir especial de una manera que nadie más puede, cuando me ves patinar.
Sunoo parpadeó, sorprendido por la intensidad de las palabras de Sunghoon. Por un segundo, parecía no saber qué responder, pero luego una sonrisa suave y encantadora apareció en su rostro. Sin decir nada más, alzó su mano y, con un movimiento casi tímido, entrelazó sus dedos con los de Sunghoon.
—Vamos, antes de que decidas retractarte —dijo con una risa nerviosa, tirando ligeramente de la mano de Sunghoon para comenzar a correr hacia el edificio de departamentos.
El patinador apenas tuvo tiempo de reaccionar antes de dejarse llevar por la energía de Sunoo. El sonido de sus risas llenaba el aire mientras corrían juntos, esquivando a unos pocos peatones que les lanzaban miradas curiosas.
Cuando llegaron al edificio, ambos estaban ligeramente sin aliento, pero sus manos seguían unidas. Sunoo lo guio hasta el ascensor, presionando el botón mientras intentaba recuperar el aliento.
—¿Siempre tienes que hacer todo tan dramático?. Eso parecía una escena de película —preguntó Sunghoon, aunque su tono era más divertido que molesto.
—¿Dramático? ¿Yo? —Sunoo se llevó una mano al pecho, fingiendo indignación—. Solo estoy haciendo que tu día sea más interesante.
Sunghoon rodó los ojos, pero la sonrisa que iluminaba su rostro decía otra cosa. Las puertas del ascensor se abrieron, y ambos entraron, pero sus manos seguían entrelazadas, como si fuera lo más natural del mundo.
El silencio que se formó en el ascensor estaba cargado de una emoción palpable. Las luces del panel brillaban mientras el elevador ascendía, pero ninguno de los dos dijo nada. Finalmente, Sunoo rompió el silencio con un susurro lleno de calidez.
—¿Listo para nuestra clase?
Sunghoon lo miró, y por un momento, no pudo evitar pensar en lo mucho que disfrutaba estar cerca de él.
—Listo —respondió, aunque la verdad era que no tenía ni idea de qué esperar. Lo único que sabía con certeza era que iban a besarse y que con Sunoo, cada momento se sentía único y especial.
Sunoo abrió la puerta de su departamento y sonrió ampliamente al ver a Sunghoon parado en el umbral, sosteniendo la bolsa con los bocadillos que habían comprado. Lo invitó a entrar con un gesto despreocupado.
—Pasa, Hoonie. Siéntete como en casa, no es la primera vez que vienes —dijo mientras se apartaba para dejarlo entrar, su voz ligera y amigable como siempre.
Sunghoon cruzó la puerta, observando, con mas calma que la primera vez, el pequeño pero acogedor espacio. El departamento estaba decorado con toques personales que hacían evidente la personalidad alegre y creativa de Sunoo. Mientras dejaba las bolsas sobre la mesa, no pudo evitar notar la tranquilidad del lugar.
—¿Estás solo otra vez? —preguntó Sunghoon, mirando alrededor.
Sunoo asintió mientras se quitaba los zapatos y se dirigía a la sala. —Sí, Mujin pasa la mayor parte del tiempo en el departamento de su novio, Hwon. Supongo que no puede resistirse a estar con él todo el día.— dijo riendo dulcemente.
Sunghoon sonrió ante el comentario, pero su expresión se suavizó cuando preguntó: —¿No se hace un poco difícil estar solo la mayor parte del tiempo?
Sunoo, que estaba acomodando unas cosas en el comedor, hizo una pausa antes de responder. —Sí, a veces se siente un poco... solitario. Pero bueno, a veces invito a mis amigos para que me hagan compañía, así que no está tan mal.
Volteó hacia Sunghoon, y con una sonrisa algo tímida pero juguetona agregó: —Aunque... me gustaría que ahora tú también pudieras venir a hacerme compañía de vez en cuando.
El comentario fue casual, pero el impacto en Sunghoon fue inmediato. Su corazón pareció volverse un desastre en cuestión de segundos, latiendo con tanta fuerza que temió que Sunoo pudiera escucharlo.
—E-eso me encantaría —respondió finalmente, con un tono que intentaba ser tranquilo pero que traicionaba su nerviosismo.
Sunoo pareció satisfecho con la respuesta, y antes de que Sunghoon pudiera pensar demasiado en lo que acababa de decir, Sunoo le tendió la mano. —Ven, te voy a mostrar mi habitación.
El mayor dudó solo un segundo antes de tomar la mano que Sunoo le ofrecía. El contacto era cálido y reconfortante, y dejó que lo guiara a través del pequeño apartamento hasta llegar a una puerta que Sunoo abrió con una sonrisa.
La habitación era tan acogedora como el resto del lugar, con paredes blancas adornadas por una colección de fotos. Sunghoon se acercó a las imágenes, notando que algunas mostraban lugares que Sunoo había visitado, otras eran con amigos o familia, y algunas incluso eran de su infancia.
—Wow... —murmuró Sunghoon mientras estudiaba las fotos. Su mirada se detuvo en una de Sunoo cuando era pequeño, abrazando un peluche mientras sonreía ampliamente a la cámara.
Sunghoon señaló la foto con una sonrisa. —Eras lindo y adorable.
Sunoo, que estaba acomodando unas cosas en su escritorio, se giró al escuchar el comentario y dejó escapar una pequeña risa. —¿Era lindo? Como puedes ver, siempre fui muy lindo.
Sunghoon se volvió hacia él, una sonrisa divertida en su rostro. —Eso es cierto, pero diría que con el tiempo no solo te mantuviste lindo... te volviste cada vez más hermoso.
El cumplido fue directo y sincero, y el efecto en Sunoo fue instantáneo. Su rostro se encendió de un rojo intenso mientras trataba de mantener la compostura. Para disimular su vergüenza, agarró el peluche de zorro que estaba en su cama y se lo lanzó a Sunghoon.
—¡Ya, no digas esas cosas! —protestó Sunoo, aunque su tono no era realmente molesto, sino más bien avergonzado.
Sunghoon atrapó el peluche en el aire y soltó una carcajada ante la reacción del menor. —¿Por qué te enojas? Sólo estoy diciendo la verdad.
Sunoo frunció los labios, aunque una pequeña sonrisa se asomó a la comisura de ellos. Se cruzó de brazos, fingiendo estar molesto, pero sus ojos brillaban con diversión y cierta dulzura.
—La próxima vez, piensa en las consecuencias de decir cosas tan directas, Park Sunghoon —dijo con dramatismo, girándose hacia su escritorio para ocultar su rostro enrojecido.
Sunghoon simplemente se rio más, colocando el peluche de zorro de vuelta en la cama. Se sentía increíblemente cómodo en ese pequeño espacio con Sunoo, como si cada momento estuviera lleno de una calidez que no podía encontrar en ningún otro lugar.
—Lo tendré en cuenta... la próxima vez —respondió con una sonrisa suave mientras lo observaba.
Sunoo, aún de espaldas, no pudo evitar sonreír. Había algo en la manera en que Sunghoon lo miraba y hablaba que hacía que su corazón se sintiera más ligero.
—¿Y bien? ¿Comenzamos las clases? —preguntó Sunoo, girándose para enfrentarlo una vez más, aunque el rubor en sus mejillas aún no había desaparecido por completo.
Sunghoon asintió, listo para cualquier cosa que el día les deparara.
Sunoo le devolvió la sonrisa con un aire tranquilo mientras se dejaba caer en la silla de su escritorio. Su postura se relajó, pero su expresión adquirió un tinte curioso, como si estuviera debatiendo algo en su mente. Con un gesto casual, señaló el borde de la cama para que Sunghoon se sentara allí.
—Ven, Hoonie, siéntate aquí.
Sunghoon obedeció, acomodándose en el borde de la cama mientras observaba a Sunoo con una mezcla de curiosidad y expectativa. La actitud de Sunoo había cambiado ligeramente, y Sunghoon no podía evitar preguntarse qué estaba planeando.
El menor apoyó los codos sobre sus rodillas y entrelazó los dedos, como si tratara de concentrarse. Finalmente, rompió el silencio:
—Bueno, la verdad es que ya no nos queda mucho por aprender en estas "clases de besos". Pero... hay una cosa que definitivamente quiero enseñarte.
Sunghoon ladeó la cabeza, intrigado. —¿Ah, sí? ¿Qué es?
Sunoo hizo una pausa, mirando sus manos mientras jugueteaba con los dedos, como si buscara las palabras correctas. —Es un poco más... íntimo que los otros tipos de besos que hemos practicado.— termino expresando con un tono algo tímido.
El mayor parpadeó, algo confundido, pero también un poco interesado. —¿Íntimo?
—Sí. — levantó la mirada y lo observó con una sonrisa ligera, aunque un leve rubor comenzaba a aparecer en sus mejillas. —No es algo que enseñe a todo el mundo, ¿sabes? De hecho, solo lo hago con los que no se han pasado de la raya conmigo... o con los que me parecen un poco lindos.
El corazón de Sunghoon dio un vuelco al escuchar eso, y no pudo evitar soltar una pequeña risa nerviosa. —¿Quiénes te parecen lindos?
Sunoo asintió, su tono juguetón pero sus palabras cargadas de sinceridad. —Ajá. Y, para que lo sepas, no lo hago con todos. Puedo contar con los dedos de una mano las veces que lo he enseñado. Es... especial.
—Entonces... —Sunghoon se inclinó un poco hacia adelante, su curiosidad superando cualquier otra emoción. —¿En qué categoría entro yo? ¿En los que no se pasaron de la raya o en los que te parecieron lindos?
Sunoo lo miró directamente a los ojos y, con una sonrisa pequeña pero significativa, respondió: —En un poco de ambas.
La respuesta hizo que Sunghoon se sonrojara visiblemente, desviando la mirada por un momento mientras procesaba lo que acababa de escuchar. Antes de que pudiera decir algo más, Sunoo continuó:
—De todos modos, no todo el mundo se siente cómodo con este tipo de beso, por eso siempre pregunto antes de hacerlo.
Sunoo tomó aire, como si reunir valor fuera parte del proceso, y fijó sus ojos en los de Sunghoon. Sus mejillas estaban levemente mas sonrojadas que antes cuando finalmente preguntó:
—¿Qué opinas del beso francés?
La pregunta dejó a Sunghoon completamente en blanco por un segundo. Sintió cómo el calor subía desde su cuello hasta sus mejillas mientras trataba de formular una respuesta coherente. se había quedado simplemente mudo por un momento, hasta que de a poco recobro la capacidad de razonar y hablar.
—Yo... bueno... definitivamente es algo muy íntimo —dijo finalmente, con la mirada baja mientras jugaba con sus propias manos. —Y, para ser honesto, a veces hasta me incomoda un poco cuando los veo en las series... Parece un poco, sucio.
Sunoo parpadeó, sorprendido por la respuesta, y estuvo a punto de asumir que Sunghoon estaba rechazando la idea. Pero antes de que pudiera decir algo, Sunghoon levantó la vista, sus ojos brillando con una determinación tímida.
—Pero... —continuó Sunghoon, su voz suave pero firme. —A pesar de eso, creo que me gustaría aprender contigo.
El nerviosismo se instaló en el aire entre ellos como una tercera presencia, tangible y casi opresiva. Sunoo parpadeó un par de veces antes de soltar una pequeña risa, tratando de aligerar el ambiente.
—Bueno, si estás seguro... entonces lo aprenderemos esta tarde.
Se levantó de la silla y caminó hasta la cama, sentándose junto a Sunghoon. La cercanía entre ambos hizo que el aire pareciera más pesado, sus hombros casi rozándose mientras Sunoo giraba un poco para mirarlo de frente.
—Solo relájate, ¿sí? —dijo Sunoo, su tono más suave, como si estuviera tratando de calmar los nervios que ambos claramente sentían.— Vamos a empezar.
Sunghoon asintió, tragando con dificultad mientras sus ojos buscaban los de Sunoo. El momento era una mezcla perfecta de tensión, anticipación y algo que ambos aún no estaban seguros de nombrar.
—Está bien. —La voz de Sunghoon fue apenas un susurro, pero era suficiente para que Sunoo supiera que estaba listo para lo que venía.
Y, con eso, Sunoo se inclinó ligeramente, dejando que la calidez del momento los guiara.
Sunoo se acomodó en el borde de la cama, girando su cuerpo hacia Sunghoon, quien seguía sentado de forma algo rígida, con las manos descansando sobre sus rodillas. Aunque Sunoo intentaba mantenerse relajado, la leve curva de sus labios delataba un rastro de nerviosismo que él mismo intentaba disimular.
—Mira, antes de empezar, quiero que te relajes un poco —dijo Sunoo con un tono cálido y comprensivo, inclinándose un poco hacia adelante. —No se trata de hacerlo perfecto, solo de que te sientas cómodo y pasarla bien.
Sunghoon respiró hondo como si fuera a responder, pero lo único que salió de su boca fue un leve suspiro entrecortado. Finalmente asintió, soltando el aire de manera lenta y buscando una postura menos rígida.
—Eso es. Mucho mejor. —Sunoo sonrió, animándolo. —Lo primero que vamos a hacer es empezar con algo sencillo, un beso normal.
Sunoo inclinó un poco la cabeza, cerrando la distancia entre ambos con lentitud. Sus ojos buscaron los de Sunghoon una última vez, como pidiendo permiso en silencio. Cuando vio el leve asentimiento del otro, cerró los ojos y dejó que sus labios rozaran suavemente los contrarios.
El primer contacto fue delicado, casi como una pluma que apenas toca la piel, y Sunghoon sintió que todo su cuerpo se estremecía con esa sencilla caricia que tanto extrañaba. El calor de los labios de Sunoo era algo que le encantaba sentir, como un dulce el cual se había vuelto su preferido, y por un momento, todo pensamiento coherente desapareció de su mente.
—Muy bien, lo estás haciendo perfecto hasta ahora. —La voz de Sunoo llegó como un susurro entre el breve espacio que separó sus labios.
Sunghoon dejó escapar una pequeña risa nerviosa, pero aún así asintió, manteniendo los ojos cerrados como si temiera romper la magia del momento.
—Ahora... —Sunoo se inclinó un poco más, acortando nuevamente la mísera distancia entre ambos. —Vamos a hacer algo un poco diferente. Abre la boca cuando yo te diga, pero solo un poco, lo suficiente para que pueda guiarte.
Sunghoon tragó saliva, sintiendo cómo su corazón se aceleraba aún más. Su nerviosismo era evidente, pero había algo en la forma calmada y paciente de Sunoo que le daba el valor para intentarlo. Con cuidado, separó sus labios tal como le habían indicado.
—Eso es. Perfecto. —Sunoo lo felicitó, su voz suave y casi melódica.
Esta vez, cuando sus labios se encontraron, el beso fue más profundo. Sunoo movió sus labios con una habilidad natural, marcando un ritmo lento y cuidadoso. Sunghoon, aunque al principio estaba un poco rígido debido a los nervios, pero pronto comenzó a imitarlo, siguiendo sus movimientos con cierta torpeza aunque se notaban sus ganas de aprender.
Cuando Sunoo sintió que era un buen momento su lengua de rozó ligeramente los labios de Sunghoon pidiendo permiso para entrar, y este se tensó de inmediato. Era una sensación completamente nueva para el mayor, y aunque su instinto inicial fue retirarse, el tacto ligero y seguro de Sunoo en su mejilla lo mantuvo en su lugar relajándolo nuevamente.
—Tranquilo, no hay prisa. —Sunoo murmuró con una sonrisa, sus dedos rozando suavemente la piel de Sunghoon. —Déjame guiarte.
Sunghoon hizo un pequeño sonido de afirmación con la boca, sin despegar la mirada de Sunoo, quien tras aquel pequeño permiso volvió a besar los labios contrarios con profundidad sintiendo como el mayor abría sutilmente un poco más su boca, dándole un libre acceso.
Lentamente y sin ser brusco o algo similar, la lengua de Sunoo entro en su boca acariciándole la lengua brevemente, haciendo que una corriente eléctrica le recorriera la columna vertebral del mayor. El contacto era inesperadamente cálido y suave, una conexión íntima que a Sunghoon lo hacía sentir vulnerable pero de una forma que no le molestara.
—Solo sigue mi ritmo —susurró Sunoo contra sus labios, antes de profundizar un poco más el beso ladeando la cabeza.
Sunghoon lo hizo, imitando los movimientos con cuidado. Aunque sus movimientos eran algo torpes al principio, Sunoo los corrigió con una paciencia admirable, moviendo su propia boca de manera que Sunghoon pudiera aprender.
El beso se extendió unos segundos más, convirtiéndose en un intercambio lento y rítmico. Cuando finalmente se separaron, ambos respiraban con un poco más de rapidez, y sus mejillas estaban teñidas de un evidente rubor.
—¿Qué tal? —preguntó Sunoo, su sonrisa juguetona pero sincera, mientras apoyaba una mano en la cama para sostenerse.
Sunghoon se llevó una mano a los labios, todavía sintiendo el cosquilleo del contacto. Después de un momento de silencio, dejó escapar una pequeña risa nerviosa. —Fue... diferente, pero creo que me gustó.
Sunoo rio suavemente, inclinando la cabeza hacia un lado. —¿Solo crees?
Sunghoon negó con la cabeza, todavía sonrojado. —Está bien, está bien, me gustó mucho.
—Sabía que serías un buen estudiante. —Sunoo sonrió con un destello travieso en los ojos antes de volver a acomodarse en la cama. —¿Quieres intentar otra vez, o necesitas un descanso?
Sunghoon, aún sintiendo el calor en sus mejillas pero con un nuevo brillo de confianza en sus ojos, respondió con una pequeña sonrisa:
—Creo que... podríamos intentarlo otra vez.
Sunoo se acomodó en la cama, recostándose un poco contra la cabecera mientras jugaba distraídamente con los bordes de su camiseta. Sunghoon, sentado frente a él, parecía más relajado que antes, aunque sus ojos todavía reflejaban un brillo nervioso.
—Bueno, creo que ya tienes una pequeña idea de cómo se hace —dijo Sunoo con una sonrisa suave, rompiendo el silencio. —¿Te gustaría mostrarme lo que entendiste?
Sunghoon parpadeó sorprendido, y sus labios se entreabrieron en un gesto de duda. —¿Yo? ¿Tu quieres que empiece el beso?
Sunoo asintió, inclinando un poco la cabeza hacia un lado. —Claro. Quiero ver qué tanto aprendiste, como siempre. No te preocupes, lo harás bien. Solo confía en ti.
Sunghoon dejó escapar un suspiro, frotando sus manos contra sus muslos como si necesitara descargar la tensión acumulada. Después de un momento, levantó la mirada, encontrándose con los ojos de Sunoo.
—Está bien. Lo intentaré.
Sunoo sonrió ampliamente, animándolo con una leve inclinación de cabeza. —Tómate tu tiempo.
Sunghoon respiró hondo, reuniendo el valor necesario para dar el primer paso. Lentamente, se inclinó hacia adelante, reduciendo la distancia entre ambos. Sus manos, que habían estado descansando en su regazo, se movieron con cuidado hasta posarse a los lados de Sunoo, cerca de sus caderas, pero sin llegar a tocarlo.
Sunoo, notando su indecisión, dejó que sus manos descansaran sobre los hombros de Sunghoon, dándole un pequeño apretón como para decirle que todo estaba bien.
Sunghoon tragó saliva, sus ojos moviéndose entre los labios de Sunoo y su mirada expectante. Finalmente, inclinó la cabeza y dejó que sus labios rozaran los de Sunoo con una delicadeza que hizo que ambos sintieran un leve cosquilleo.
El primer contacto fue torpe, pero Sunoo no se movió, dejando que Sunghoon tomara el control por completo.
—Relájate. No tienes que apresurarte —murmuró Sunoo contra sus labios, con una voz apenas audible.
Sunghoon asintió, sintiendo el calor subir por su cuello hasta sus mejillas y orejas. Esta vez, volvió a inclinarse, dejando que sus labios se movieran contra los de Sunoo con un poco más de confianza. Recordó los movimientos que Sunoo le había mostrado antes y trató de reproducirlos, ajustando el ritmo poco a poco.
Cuando decidió intentar algo más, separó ligeramente sus labios, dejando que el beso se volviera más profundo; mientras sus manos, que aún estaban cerca de las caderas de Sunoo, se movieron un poco hacia arriba, descansando suavemente en su cintura.
Sunoo dejó escapar un leve suspiro, sorprendido por la iniciativa de Sunghoon. Sin embargo, mantuvo sus manos quietas, permitiéndole explorar y aprender por sí mismo.
—Bien... Muy bien —susurró Sunoo entre beso y beso, aunque su respiración comenzaba a acelerarse ligeramente.
Animado por las palabras de Sunoo, Sunghoon decidió ir un paso más allá. Dejó que la punta de su lengua rozara ligeramente los labios de Sunoo, pidiendo permiso de forma vacilante. Sunoo, con una sonrisa apenas perceptible, abrió un poco más la boca, dejando que Sunghoon continuara.
El intercambio fue más fluido esta vez, aunque aún podía sentir los rastros de la inseguridad de Sunghoon en sus movimientos con su lengua algo torpes y apresurados. Sin embargo, esos pequeños errores solo hicieron que el momento se sintiera más genuino e intenso.
—Intenta marcar un ritmo un poco más lento —murmuró Sunoo, guiándolo con paciencia.
Sunghoon ajustó sus movimientos, prestando atención a cada pequeño detalle. Esta vez, cuando profundizó el beso, lo hizo con más precisión, encontrando un equilibrio perfecto entre firmeza y suavidad. Sus manos, ahora más seguras, se deslizaron ligeramente por la cintura de Sunoo, sosteniéndolo con cuidado mientras sus lenguas se encontraban en un baile ejecutado con lentitud y delicadeza, llenando de pequeños chasquidos la pequeña habitación.
Cuando finalmente se separaron, ambos estaban respirando con rapidez, sus rostros iluminados por un evidente rubor cuando se percataron que un pequeño hilo de saliva aun mantenía unidos sus labios, el cual se rompió segundos después.
Sunoo se llevó una mano a los labios, una sonrisa satisfecha extendiéndose por su rostro.
—Wow. —Sunoo lo miró con una mezcla de sorpresa y admiración. —Eso fue... increíble.
Sunghoon, todavía un poco avergonzado, dejó escapar una pequeña risa mientras se rascaba la nuca. —¿En serio? ¿No lo arruiné?
—¿Arruinarlo? —Sunoo negó con la cabeza, inclinándose un poco hacia adelante. —Lo hiciste perfecto. Diría que incluso me sorprende lo rápido que aprendiste.
Sunghoon bajó la mirada, incapaz de ocultar la sonrisa que se formó en sus labios. —Bueno, tuve a un buen maestro.
Sunoo rio entre dientes, inclinándose hacia atrás con un aire despreocupado. —Definitivamente. Ahora ya estás listo para lo que sea.
—¿Eso significa que ya no necesitaré más clases? —preguntó Sunghoon, alzando una ceja con fingida curiosidad.
Sunoo se encogió de hombros, sonriendo con un toque travieso. —Eso depende de ti. Si alguna vez quieres practicar más, para reforzar conocimientos, sabes dónde encontrarme.
Sunghoon rio, y aunque su rostro aún estaba ligeramente sonrojado, había una nueva confianza en su mirada que no había estado ahí antes.
Sunoo lo miró durante unos segundos más, pensando en lo mucho que había cambiado la dinámica entre ellos en tan poco tiempo.
El ni siquiera daba "refuerzos de conocimiento" a los demás sin embargo ya no tenia nada mas que enseñarle a Sunghoon, se había acabado su excusa para seguir besándose y sinceramente ya no quería besar a nadie mas, ya no quería seguir enseñando, pero aun no encontraba el valor de informarle aquello al joven patinador...
—¿Sabes algo, Sunghoon? —dijo finalmente, su voz suave pero llena de sinceridad. — Eres mi mejor alumno y te quiero solo para mi.— murmuro acercándose Sunghoon para abrazarle.
Sunghoon solo sonrió, sintiendo que esas palabras significaban mucho más de lo que parecía y segundos después le correspondió al abrazo con ternura y tras unos segundos ambos se dejaron caer en la cama quedándose así en silencio, aún sintiendo los efectos de la cercanía anterior, pero el ambiente ahora se había vuelto cómodo, casi cálido. Sunghoon, por su parte, no podía evitar sonreír mientras sus pensamientos vagaban por lo que acababa de ocurrir. Sentía una sensación extraña, una mezcla de nervios y satisfacción, como si acabara de cruzar una línea que había estado esperando sin siquiera saberlo.
—Bueno, ¿te sientes como todo un experto ahora? —bromeó Sunoo, apoyando su cabeza contra el pecho del mayor con una sonrisa traviesa.
—No lo sé... Aún siento que hay cosas que podría mejorar —respondió Sunghoon, fingiendo reflexionar, aunque su tono no podía ocultar la felicidad que sentía. Luego lo miró directamente a los ojos y añadió con un ligero tono de coquetería—: Quizá necesite más práctica.
Sunoo soltó una carcajada y se recostó hacia atrás, apoyando su peso sobre las manos.
—Ah, claro, porque no fue suficiente lo que acabamos de hacer. Siempre buscando la perfección, ¿eh?
Sunghoon se encogió de hombros, haciéndose el inocente, pero la pequeña sonrisa que se formaba en sus labios lo delataba. Sunoo, por su parte, lo observaba con curiosidad y cierto encanto evidente en su mirada.
—Bueno, ¿Qué te parece si hacemos algo diferente ahora? —sugirió Sunoo mientras se ponía de pie. Caminó hacia su escritorio y se acerco con el computador portátil en brazos —. Podríamos ver una película. O si prefieres, podemos simplemente charlar. Estoy seguro de que hay muchas cosas que aun no sé de ti, ¿no crees?
Era la forma silenciosa de decir: Aun no quiero que te vayas, quédate conmigo, al menos por un rato mas.
Sunghoon asintió, tratando de no parecer demasiado entusiasmado. La idea de pasar más tiempo con Sunoo lo emocionaba, pero no quería parecer desesperado.
—Lo que quieras está bien —dijo con calma, aunque su mirada brillaba de expectación—. Pero si vamos a ver una película, ¡elige una buena! Nada de dramas que me hagan llorar.
Sunoo rodó los ojos, divertido.
—No todos los dramas te hacen llorar, ¿ok? Aunque, ahora que lo mencionas, creo que tengo una comedia romántica que podría gustarte.
—¿Comedia romántica? —Sunghoon levantó una ceja, fingiendo desconfianza—. Eso suena sospechoso. ¿No estarás intentando enviarme un mensaje subliminal, verdad?
—¿Yo? ¡Jamás haría algo así! —Sunoo puso una expresión de fingida inocencia, pero su sonrisa traviesa traicionaba sus palabras. Luego le guiñó un ojo y añadió—: Aunque si lo estuviera haciendo, ¿funcionaría?
Sunghoon se quedó sin palabras por un momento, sintiendo cómo el calor subía a sus mejillas. Optó por reírse y desviar la atención.
—¡Pon la película ya! Antes de que empiece a arrepentirme de dejarte elegir.
Sunoo se rio mientras encendía el computador y buscaba la película que quería en el reproductor. Una vez que todo estuvo listo, se sentó junto a Sunghoon en la cama, dejando solo unos pocos centímetros entre ambos. Había puesto una de sus películas viejas favoritas Pretty Woman . A medida que la película avanzaba, Sunoo no podía evitar lanzar pequeños comentarios sobre las escenas, haciendo reír a Sunghoon en más de una ocasión. La atmósfera era ligera y cálida, una combinación perfecta de comodidad y electrizante cercanía.
Cuando la película terminó, ambos permanecieron acostados en silencio por un momento. Sunghoon miró a Sunoo de reojo y sonrió.
—Fue una buena elección —admitió en voz baja.
—Te lo dije —respondió Sunoo, devolviéndole la sonrisa—. Siempre tengo buenos gustos.
Sunghoon lo miró fijamente por unos segundos, como si estuviera a punto de decir algo importante, pero al final simplemente dejó escapar un suave suspiro.
—Gracias por invitarme hoy, Sunoo. Realmente la pasé muy bien.
Sunoo sonrió ampliamente, su mirada suavizándose.
—Siempre eres bienvenido aquí, Sunghoon. Después de todo, alguien tiene que asegurarse de que sigas mejorando tus "técnicas" —bromeó, guiñándole un ojo.
Sunghoon se río, sacudiendo la cabeza, pero no pudo evitar sentir una calidez especial en su pecho. Algo le decía que este día sería el primero de muchos más momentos especiales con Sunoo.
Sunghoon revisó su teléfono rápidamente, notando que ya era más tarde de lo que esperaba. Con un suspiro, levantó la vista hacia Sunoo, quien a su lado con una expresión tranquila pero ligeramente distraída.
—Creo que ya es hora de que me vaya —dijo Sunghoon suavemente, sentándose en la cama con calma.
Sunoo parpadeó, como si regresara a la realidad. Su ceño se frunció apenas, mostrando una pizca de decepción.
—¿Ya? —preguntó con un tono bajo, pero inmediatamente forzó una sonrisa, levantándose también—. Bueno, está bien, te acompaño hasta abajo.
Sunghoon sacudió la cabeza con una sonrisa pequeña, que parecía más para él mismo que para Sunoo.
—No es necesario, de verdad. Ya es tarde y no quiero molestarte más.— dijo mientras iba poniéndose de pie mientras recogía su mochila del suelo.
—Pero quiero acompañarte —insistió Sunoo, cruzándose de brazos con un leve puchero en sus labios, intentando parecer más convincente.
—Sunoo... —Sunghoon lo miró directamente a los ojos, con una ternura que hizo que el corazón del otro se desbocara un poco—. De verdad no es necesario, pero gracias.
Ante esa mirada, Sunoo terminó suspirando y levantó las manos en señal de rendición así que ambos caminaron en silencio hasta la puerta del departamento.
Cuando llegaron, se detuvieron frente a ella. Por un instante, nadie se movió. Los ojos de Sunghoon se encontraron con los de Sunoo, y el silencio entre ellos dejó de ser incómodo para transformarse en algo cálido, cargado de una emoción que ninguno de los dos podía describir.
Sunghoon respiró profundamente. Su mente estaba llena de dudas, pero también de una valentía inesperada que le pedía aprovechar el momento.
Esta tarde había sido perfecta, estaba a solas con Sunoo y por unos segundos se sentía valiente... Definitivamente si dejaba ir la oportunidad, era el rey de los idiotas.
—Sunoo... —comenzó, con la voz un poco más baja de lo habitual, lo que capturó de inmediato toda la atención del otro.
—¿Sí? —Sunoo ladeó la cabeza ligeramente, su curiosidad creciendo.
Sunghoon tragó saliva y se rascó la nuca con nerviosismo antes de sonreír tímidamente.
—¿Te gustaría... ir a patinar conmigo este sábado? Van a habilitar la pista de hielo en el parque del centro.
Sunoo abrió un poco los ojos, sorprendido por la propuesta.
—¿Patinar? —repitió, procesando la invitación. Entonces, con una sonrisa juguetona que no podía ocultar su emoción, añadió—: ¿Esto es... una cita?
Sunghoon se quedó inmóvil por un segundo, como si considerara cómo responder, podía decir que solamente seria un paseo de amigos y ya, a pesar que para el significaría algo completamente distinto en silencio, sin embargo algo en su interior se encendió.
—Sí, es una cita —dijo con una confianza firme, sus ojos brillando mientras daba un pequeño paso hacia Sunoo.
La respuesta hizo que el corazón de Sunoo diera un salto en su pecho. No esperaba que Sunghoon lo dijera tan directamente, y eso lo dejó ligeramente sin palabras. Pero no tuvo tiempo de reaccionar porque, antes de que pudiera procesarlo, Sunghoon se inclinó un poco hacia él.
De manera inesperada y suave, Sunghoon dejó un beso breve pero lleno de ternura en los labios de Sunoo. Este se quedó inmóvil, sintiendo el calor y la delicadeza de aquel gesto que terminó tan rápido como había comenzado.
Cuando Sunghoon se apartó, tenía un toque de nerviosismo en su sonrisa, pero sus ojos seguían brillando con determinación.
—Nos vemos el sábado.
Sunoo intentó responder, pero su voz se quedó atrapada en su garganta. Sunghoon levantó una mano en señal de despedida, dio un par de pasos hacia atrás y luego se dio la vuelta, dirigiéndose hacia el pasillo a paso apresurado.
—¡Te escribo los detalles por mensaje! ¡Tomate tu tiempo para pensarlo!—añadió mientras se alejaba.
Sunoo se quedó parado en la puerta, viendo cómo Sunghoon desaparecía al final del corredor. Su corazón latía tan rápido que temía que pudiera escucharse en todo el edificio. Cerró la puerta lentamente, dejando escapar un pequeño suspiro que rápidamente se convirtió en una risa nerviosa.
Apoyó la espalda contra la puerta, sus manos subiendo hasta cubrirse el rostro mientras una sonrisa tonta y enorme se extendía por sus labios. Se deslizó hacia abajo, quedando sentado en el suelo mientras hablaba en voz baja para sí mismo.
—Oh, Dios... tengo una cita. Literalmente, me invitó a una cita.
Su mente rebobinaba cada palabra, cada gesto, y especialmente ese beso. Su rostro estaba rojo como un tomate, pero no podía evitar sentirse emocionado. Miró hacia el techo, riendo otra vez y murmurando:
—Tengo que elegir algo lindo para usar el sábado...
Finalmente, se puso de pie y fue hacia su habitación, todavía con esa sonrisa tonta en el rostro. La emoción en su pecho era como una chispa que crecía, no había dado respuesta aun, pero era obvio que diría que si, nada mas esperaría a decirle mañana para no parecer tan emocionado, aunque vamos, lo estaba, estaba tan feliz y emocionado que quería saltar en la cama mientras gritaba de felicidad.
Por otro lado, Sunghoon caminaba hacia la salida del edificio, con su corazón latiendo desbocado. No podía creer lo que acababa de hacer, pero tampoco se arrepentía. Una sonrisa traviesa apareció en su rostro mientras pensaba en Sunoo y lo dulce que había sido su reacción.
—Dios por fin lo hice lo invite ... Solo espero que me diga que si—murmuró para sí mismo, aunque, en el fondo, ya sabía que lo haría.
⋆.˚❄️💋⋆.˚
La luna brillaba débilmente a través de las cortinas de la habitación de Yuqi, pero a ella poco le importaba. Llevaba días encerrada, contando las horas, tratando de encontrar las fuerzas para enfrentar el mundo nuevamente, pero sin éxito. La idea de regresar a la escuela, de cruzarse con las mismas caras y, sobre todo, con él, era demasiado abrumadora aun.
Habían pasado unos cuatro días desde que decidió dejar de asistir a clases. Había inventado una excusa para sus padres, algo sobre no sentirse bien del todo, y aunque su madre la había mirado con ojos preocupados, no insistió. Yuqi agradeció eso. No tenía energía para fingir ni para explicar lo que sucedía.
Desde su cama, abrazando una almohada con fuerza, observaba su teléfono sobre el buró. Cada vibración, cada notificación encendía en ella una chispa de esperanza, pero solo para ser extinguida casi al instante. No había mensajes de Sunghoon. Ni una sola palabra desde aquel día, ni una sola señal de que se había arrepentido de su decisión.
Un nudo se formó en su garganta al recordarlo. Aún podía ver su rostro claramente en su mente, podía escuchar su voz y el sonido de su risa. ¿Cómo había llegado todo a esto? Pensó en todos los momentos que compartieron: los mensajes a medianoche, las bromas que solo ellos entendían, las sonrisas que se dedicaban en secreto. Para Yuqi, todo aquello era especial, único, y pensó que para él también lo era...
Pero ahora... ahora todo se sentía como una mentira.
Yuqi se levantó de la cama lentamente, caminando hacia el espejo de su tocador. Se miró a sí misma. Su cabello estaba enredado, sus ojos hinchados por las lágrimas que había derramado durante noches enteras. Era difícil reconocerse. ¿Cuándo fue que se había convertido en esta versión de sí misma, tan quebrada y débil?
Recordó el momento en que todo se derrumbó. Sunghoon había sido honesto, sí, pero eso no hacía menos doloroso lo que había dicho. La confesión de que sus sentimientos habían cambiado la había dejado en shock. ¿Cómo era posible que alguien pudiera desenamorarse tan rápido? ¿Cuánto había pasado desde que las cosas se empezaron a sentir extrañas? ¿Un mes? Yuqi no podía entenderlo. Para ella, cada palabra, cada gesto, cada sonrisa que Sunghoon le había dedicado seguía siendo tan real como el primer día. Pero para él, aparentemente, ya no significaban nada.
Se dejó caer en la silla frente a su escritorio, con la mirada perdida en las fotografías que decoraban el corcho frente a ella. Allí estaban imágenes de momentos felices, recuerdos con amigos, pero también algunas con Sunghoon a lo largo de los años. Su sonrisa era inconfundible. A Yuqi le dolía verlas, pero no podía evitarlo, ya que tampoco encontraba fuerzas para simplemente quitarlas
"¿Qué hice mal?" pensó. Esa pregunta la había atormentado desde aquel día. Había repasado cada conversación, cada interacción, buscando señales de lo que pudo haber fallado. Pero no encontraba nada. Todo parecía normal... hasta que dejó de serlo.
El sonido de su teléfono vibrando en el buró la hizo dar un pequeño salto. Durante un segundo, su corazón se aceleró, la esperanza chispeando de nuevo en su interior. Pero cuando miró la pantalla, vio que solo era un mensaje de un compañero preguntando si volvería pronto a clases.
Suspiró con resignación, dejando el teléfono a un lado. La realidad era que no estaba lista. La idea de cruzar miradas con Sunghoon en los pasillos, de verlo sonreír en algún momento como si nada hubiera pasado, le provocaba un dolor indescriptible. Porque, aunque quería odiarlo por cómo la había hecho sentir, sabía que aún lo amaba.
Pensó en cómo serían las cosas cuando regresara. Sabía que tendría que enfrentarlo tarde o temprano, pero el simple pensamiento le hacía sentir que el peso en su pecho se hacía aún más insoportable. Quizás él estaba bien, quizás había seguido adelante como si nada. ¿Pero cómo podía hacerlo? ¿Cómo podía alguien simplemente dejar de amar de esa manera?
Seguía negada, aun no entendía...
Las lágrimas comenzaron a brotar de nuevo, rodando por sus mejillas. Yuqi se cubrió el rostro con las manos, tratando de contener los sollozos, pero era inútil. El dolor estaba ahí, crudo y presente, y no parecía tener intención de irse pronto.
En el fondo, sabía que eventualmente tendría que volver a enfrentarlo. Sabía que no podía esconderse para siempre, aunque quisiera. Pero por ahora, no tenía fuerzas. Por ahora, el mundo seguía girando mientras ella trataba de encontrar las piezas rotas de su corazón.
Desde el pasillo, su madre llamó suavemente a la puerta, preguntando si necesitaba algo. Yuqi limpió rápidamente sus lágrimas, tratando de sonar tranquila cuando respondió que no, que estaba bien. Pero por dentro, sabía que estaba lejos de estarlo.
A pesar del tumulto de emociones que llevaba días reprimiendo, no había contado a nadie lo que realmente había sucedido. No porque no confiara en sus amigas, sino porque sabía exactamente cómo reaccionarían.
Soyeon, por ejemplo, no tenía paciencia para este tipo de situaciones. Su lealtad hacia Yuqi era incuestionable, pero su temperamento impulsivo ya había causado problemas antes. Recordó cómo Soyeon, furiosa tras enterarse del rechazo, había confrontado a Sunghoon en plena cafetería, sin importarle que todos estuvieran mirando. Yuqi suspiró al recordar cuando Miyeon le describió la escena.
—"Te dije que no te metieras..."— había insistido Yuqi cuando le contó lo básico de lo ocurrido, omitiendo los detalles más dolorosos. Pero no había servido de nada. Soyeon ya estaba lista para declararle la guerra a Sunghoon.
Y aunque Lucas, su mejor amigo, no era tan explosivo, tampoco le había contado a él. Lucas era más del tipo que la abrazaría y le diría que todo estaría bien, pero ella sabía que sus preguntas también terminarían desgastándola. Además, no podía explicarle cómo, a pesar de todo el dolor, seguía preocupándose por Sunghoon.
—"Debe estar lidiando con suficiente presión."— pensó. Sabía que la temporada de competiciones estaba a punto de comenzar, y aunque la relación entre ellos estaba rota, Yuqi no quería convertirse en una carga más para él. Por más que intentara odiarlo, seguía pensando en su sonrisa, en cómo la hacía sentir especial, y en cómo ahora todo eso parecía tan lejano.
Suspiró profundamente y se levantó. Decidió que lo mejor sería intentar despejarse un poco. Se dirigió al baño, con la esperanza de que el agua tibia pudiera lavar no solo el cansancio de su cuerpo, sino también el peso en su corazón.
El baño le dio algo de alivio. Cuando salió, se sentía más ligera, aunque el dolor aún persistía como un eco distante. Peinó su cabello lentamente frente al espejo, tratando de poner algo de orden en el caos que sentía internamente. Fue entonces cuando un sonido inesperado la hizo detenerse: el tono de llamada insistente de su teléfono.
Se giró hacia la mesita donde lo había dejado cargando y frunció el ceño al ver el número desconocido que aparecía en la pantalla. No estaba de humor para hablar con nadie, mucho menos con un extraño, así que ignoró la llamada.
Volvió a centrarse en arreglarse, escogiendo ropa cómoda para estar en casa un día de semana por la noche, pero el teléfono volvió a sonar. Era el mismo número. Yuqi se detuvo, dudando por un instante. Se acercó lentamente al dispositivo, pero optó por no contestar.
Sin embargo, apenas lo dejó sobre la mesita, volvió a sonar por tercera vez. La insistencia del desconocido empezaba a desconcertarla.
—"¿Quién podría ser? " — pensó mientras observaba el parpadeo de la pantalla. Aunque no estaba segura de querer enfrentarse a lo que fuera, su curiosidad empezaba a ganar terreno.
Decidió ignorar nuevamente la llamada, dejando que el teléfono se apagase por sí solo. Necesitaba salir de ese ambiente sofocante, necesitaba algo de consuelo.
Con determinación, salió de su habitación y se dirigió a la sala, donde sabía que encontraría a su madre. Desde que todo esto había comenzado, su madre había estado a su lado en silencio, respetando su espacio, pero mostrando apoyo con pequeños gestos. Aunque no había compartido los detalles, Yuqi sabía que su madre intuía lo que estaba pasando.
El aroma de la cocina llegó hasta ella mientras cruzaba el pasillo. Su padre había estado preparando todas sus comidas favoritas, un gesto que siempre lograba arrancarle una pequeña sonrisa. Ese tipo de detalles le recordaban que, a pesar del dolor, no estaba completamente sola.
Pero justo cuando estaba a punto de entrar a la cocina, el sonido del teléfono volvió a interrumpirla. Era el mismo número desconocido.
Frunció el ceño, un poco más molesta esta vez, y regresó al aparato. Lo levantó con cautela, pero no contestó de inmediato. En el momento en que la llamada terminó, el mismo número volvió a marcar.
Su corazón latía con fuerza. Algo en esa insistencia no se sentía normal.
Yuqi dejó el teléfono en su bolsillo con un suspiro, decidiendo que no valía la pena seguir preocupándose por una llamada insistente de un número desconocido. Tal vez era alguien que se había equivocado o, quizás, alguna de sus amigas había cambiado de número sin avisarle. Incluso llegó a pensar que podía ser Lucas, intentando usar otro teléfono para hacerle hablar.
—Seguro es una tontería.— murmuró para sí misma mientras caminaba hacia la cocina, buscando algo de consuelo en el aroma de la comida que preparaba su padre.
Sin embargo, apenas dio un par de pasos, el teléfono vibró nuevamente, esta vez indicando que había llegado un mensaje de texto. Yuqi se detuvo en seco.
Era extraño. Casi nadie usaba mensajes de texto en esos días, no cuando las aplicaciones de mensajería dominaban todas las conversaciones. Aquello, por sí solo, despertó una incomodidad que se fue expandiendo en su pecho.
Así que fue hasta la sala de estar y saco el teléfono con cierta precaución. Al desbloquearlo, sus ojos se posaron en la notificación del mensaje. Aunque no quería admitirlo, algo en su interior sabía que no era una simple casualidad.
Abrió el mensaje.
Solo le tomó un segundo leerlo, pero el impacto fue inmediato.
Numero Desconocido:
"Oye, descubrí por quién te cambió Park Sunghoon. ¿No quieres saber? :) "
Yuqi sintió cómo el mundo se detenía a su alrededor. Su respiración se volvió errática, y el dolor, ese que había intentado calmar durante días, la golpeó con toda su fuerza, como una ola arrasadora que no dejaba nada a su paso.
Era como si algo en su interior se quebrara en mil pedazos nuevamente. Su pecho se tensó, y los ojos comenzaron a llenarse de lágrimas, pero no podía apartar la mirada de aquellas crueles palabras.
El dolor que había logrado mantener medianamente a raya ahora era imposible de controlar. Apretó el teléfono con fuerza entre sus manos, como si el simple gesto pudiera devolverle algo de estabilidad. Pero la sensación de vacío en su corazón solo se hacía más grande.
—No puede ser... —pensó, pero no pudo continuar. Porque aunque quisiera negar lo que había leído, sabía que era posible. La incertidumbre de los últimos días, la falta de respuestas, el rechazo repentino de Sunghoon... todo cobraba un nuevo significado.
Las lágrimas comenzaron a caer sin que pudiera detenerlas. Quiso gritar, pero no había nadie para escucharla, y sabía que las palabras no aliviarían el dolor que sentía en ese momento.
Dejó caer el teléfono al suelo y se abrazó a sí misma, buscando un consuelo que no encontraba. Por primera vez desde que Sunghoon la había rechazado, Yuqi sintió que la herida era más profunda de lo que había imaginado.
Mientras el mensaje permanecía abierto en la pantalla, la sonrisa burlona que cerraba el texto parecía burlarse de su sufrimiento. Yuqi cerró los ojos, intentando apartar el pensamiento, pero las palabras seguían grabadas en su mente, como si estuvieran escritas a fuego.
"Por quién te cambió..."
El eco de esas palabras la acompañó mientras el dolor la consumía.
Parte de ella se negaba a creerlo, necesitaba verlo y comprobarlo con sus propios ojos y si era verdad ...Al menos le pondría rostro a la chica que le robo a Sunghoon.
⋆.˚❄️💋⋆.˚
No tengo mucho para decir hoy solo ¿Qué les pareció el capitulo jsjsjs
Sinceramente espero que les haya gustado, tarde mas editando el capitulo que escribiendo 🤡 (a lo ultimo medio fingí demencia, así que, si hay errores muy curiositos, me avisan)
Los amo mucho, gracias por siempre apoyarme y tenerme paciencia y por favor no sean tímidos, comenten lo que quieran, me encanta leerlos.
Sin mas que agregar, nos vemos pronto amores 💙
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