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Nota antes de empezar: Perdón por el leve atraso, me dije que iba a hacer esto mas corto que el capitulo anterior, pero termino siendo mas largo y me demore demás en editarlo ☠️
Sinceramente díganme ¿Les molesta o les aburre, que los capítulos sean así de largos? Sean sinceros porfa es algo que bueno quiero cambiar si es que se les hace tedioso o aburrido.
Bueno dejando de lado eso, disfruten el capitulo <3
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La clase del profesor de economía avanzó lentamente para Sunghoon, como si el tiempo estuviera jugando en su contra. Mientras tomaba apuntes y escuchaba las explicaciones del profesor, su mente vagaba una y otra vez hacia lo que tendría que hacer ese día. El almuerzo con Sunoo y la conversación con Yuqi después de clase rondaban en su cabeza, llenándolo de nervios. Sabía que tenía que hablar con Yuqi y aclarar las cosas de una vez por todas, pero la idea lo inquietaba. ¿Cómo sería la relación con Sunoo después de todo esto? Obviamente todo el mundo iba a enterarse, sinceramente el resto no era importante, pero ¿Cómo le explicaría a Sunoo que quería continuar con sus clases hasta el final a pesar, de que la razón por la cual había empezado ya no existían? ¿O debería ir a un todo o nada como le había sugerido Hwon indirectamente?
Si tenía que describir su situación emocional, lo más cercano que podía imaginar era una maraña de hilos enredados, como un ovillo deshecho en mil direcciones. No había forma de encontrar un extremo claro, ni un comienzo ni un final; solo caos. Cada emoción tiraba de un hilo diferente, y cuanto más intentaba desenredarlo, más atrapado se sentía. Pero hoy, de alguna manera, tenía que empezar a ordenarlo. Sabía que no sería fácil, que aún habría nudos imposibles de deshacer, pero al menos quería dar el primer paso y comenzar a alinear lo que sentía con lo que debía decir. Hoy, era su oportunidad de intentar poner algo de sentido en ese caos interior
Finalmente, el sonido de la campana indicando el receso lo sacó de sus pensamientos. Mientras recogía sus cosas, Jake se le acercó, dándole un amistoso golpe en el brazo que lo hizo reír.
—Vamos, hoy te invito a almorzar —dijo con una sonrisa determinada, pero había un tono en su voz que delataba algo más.
Sunghoon lo miró con extrañeza, pero asintió. Aún se sentía un poco abrumado por los pensamientos de la mañana, pero estaba claro que Jake quería decirle algo. Caminaban hacia la cafetería cuando Jake, sin rodeos, decidió abordar el tema.
— Bueno, por como me miras creo ya sabes, que no es solo que quiera invitarte —empezó, su voz seria—. Lo de esta mañana no me gustó ¿Cuánto tiempo más piensas seguir con esa estúpida dieta de tu madre?
Se tensó un poco. Sabía que Jake estaba disgustado con él por ese tema, y no podía culparlo. La dieta que había estado siguiendo últimamente lo mantenía en un estado constante de nerviosismo y cansancio, y Jake, siempre de forma sutil le remarcaba que en la escuela podía comer un poco mas que el triste almuerzo que le entregaba su madre, el cual ni siquiera tenia hoy.
—Lo siento, sé que te preocupa —respondió mientras caminaban— pero sabes que mama...
—No, Sunghoon —interrumpió Jake, frustrado—. Me importa un carajo lo que diga ella. No quiero verte pasar hambre, ni que ella se enoje contigo por llevar comida a escondidas a la habitación. Así que, como soy tu mejor amigo y te quiero, hoy yo te compro el almuerzo. Vas a comer bien, aunque sea solo hoy.
Sunghoon suspiró y asintió. Sabía que discutir con Jake sería inútil. Además, apreciaba que su amigo estuviera tan pendiente de él, aunque no quisiera reconocerlo en voz alta.
Una vez en la fila de la cafetería, Jake se volvió para hacer su pedido. Mientras tanto, se dirigió hacia la mesa de siempre, mirando a su alrededor para ver si ya llegaba Sunoo.
Al sentarse, Jake regresó con la comida y colocó una bandeja frente a Sunghoon.
—Aquí tienes, campeón. Y ni se te ocurra dejar nada —le advirtió, dándole una mirada seria antes de tomar asiento y sonreír un poco.
—Lo sé, lo sé ... gracias por la hamburguesa de pollo —dijo con una pequeña sonrisa. Después de unos segundos, añadió, casi como si fuera un pensamiento al aire—: Por cierto, Sunoo se unirá a nosotros. Le prometí que comeríamos juntos hoy temprano.
Jake lo miró con una mezcla de sorpresa y algo que parecía desaprobación. Sus labios se movieron como si estuviera a punto de decir algo, pero al final decidió callarse y sonreír a medias
— Esta bien ... Después de todo, extraño poquito que coma con nosotros —murmuró, levantándose de nuevo—. Voy a buscar unas cosas más. Vuelvo enseguida.
Sunghoon se quedó solo por un momento, mirando la puerta de la cafetería. Empezó a buscar a Sunoo con la mirada, ansioso por verlo. Finalmente, lo encontró entrando junto a sus dos mejores amigos, Jay y Jungwon. Parecían estar interrogándolo mientras se acercaban, y Sunoo sonreía, aunque con un evidente nerviosismo.
Se acercó con sus amigos, y no pudo evitar notar la mirada en los ojos de Sunoo, una mezcla de súplica y una silenciosa petición de disculpa. Era evidente que la presencia de Jay y Jungwon no estaba en los planes, y por la expresión de Sunoo, quedaba claro que los dos se habían negado a dejarlo solo. Sunghoon, sintiendo la ansiedad crecer en su pecho, trató de calmarse y le envió a Sunoo una mirada que decía: "Está bien, no pasa nada." Sabía que no tenía motivos para molestarse.
Aunque era la primera vez que se encontraba en una situación así, donde tendría que socializar con los amigos cercanos de Sunoo, decidió que lo mejor era actuar con naturalidad. Sabía de Jay y Jungwon, los había visto en los pasillos y conocía sus nombres, pero nada más allá de eso. La idea de compartir este momento le hacía sentir un poco nervioso, pero también intrigado.
Cuando finalmente llegaron a la mesa, Sunoo se apresuró a disculparse.
—Lamento venir con... compañía no planeada —dijo en voz alta, dirigiendo una mirada desaprobadora a sus amigos, claramente esperando que captaran la indirecta y lo dejaran tranquilo. Sin embargo, Jay simplemente sonrió de manera despreocupada.
—Soy Jay, encantado de conocerte —dijo sin inmutarse, presentándose con una amplia sonrisa. Acto seguido, Jungwon se adelantó y se presentó también.
—Yo soy Jungwon, y—
— Es mi encantador novio —interrumpió Jay con un tono divertido, abrazando a Jungwon por los hombros, quien inmediatamente puso los ojos en blanco y sin dudarlo, le dio un golpe en las costillas a Jay haciendo que se quejara un poco, mientras disimulaba su expresión algo adolorida.
—¡No le hagas caso! No somos novios, simplemente le encanta molestarme —se quejó Jungwon, apartando a Jay de un empujón mientras este reía.
Sunghoon no pudo evitar reír ante la interacción. Le agradaban estos chicos. Había algo en ellos que resultaba auténtico y divertido, una energía que parecía encajar bien en la situación.
—Un gusto conocerlos a ambos —dijo con una sonrisa, aliviando la tensión que había sentido desde el momento en que los vio entrar. Luego, con un ademán, les invitó a sentarse—. Vamos, tomen asiento. Mi amigo Jake estará de vuelta en un momento.
—¡Jake! Hace tiempo que no comemos con él —exclamó Jay con entusiasmo mientras se sentaba y Jungwon asintió de inmediato, igual de contento.
Sunghoon recordó entonces que los chicos ya conocían a Jake. Claro, mientras él y Sunoo estaban ocupados con las "clases de besos," Jake había comenzado a pasar más tiempo con ellos. Este pensamiento lo hizo sentirse un poco avergonzado; su rostro se ruborizó y decidió centrarse en su comida para disimular.
Jungwon, quien era muy perceptivo y había notado el sutil cambio en Sunghoon, se inclinó un poco hacia él. Su voz, aunque tranquila, llevaba un matiz de arrepentimiento.
—Lamento haber venido sin invitación —dijo con una sonrisa suave, como intentando aliviar cualquier posible molestia—. Pero créeme, todo fue por una buena causa.
Al escuchar esas palabras, los ojos de Sunoo se agrandaron de inmediato. Por un segundo, parecía que quería desaparecer o, al menos, encontrar un lugar donde esconderse. Sus manos se tensaron en su regazo, y sus labios se fruncieron en una mueca de pura alarma. Sunghoon, captando su reacción, sintió una ola de confusión mezclada con curiosidad; algo más se escondía tras esa disculpa de Jungwon, algo que Sunoo claramente quería evitar a toda costa.
— No te preocupes esta bien, de hecho estoy feliz de conocerlos— comento sonriendo sutilmente sin saber muy bien que mas decir.
Antes de que la incomodidad creciera, Jake llegó con la comida. La energía del grupo cambió al instante, volviéndose más ligera y alegre. Jake se sentó al lado de Sunghoon, depositando un flan de vainilla justo delante de él con una mirada que no dejaba lugar a dudas. Sunghoon levantó la vista y se encontró con la mirada de su amigo; no había palabras, pero el mensaje era claro: debía comérselo.
—¡Ey, Jay! ¡Jungwon! —saludó Jake con su característico entusiasmo y una sonrisa amplia en el rostro.
—¡Jake! —Jay respondió con el mismo entusiasmo.—. ¿Cómo has estado? Y, lo más importante, ¿Cómo va tu relación con Heeseung?
El comentario hizo que los ojos de Jungwon también se iluminaran con interés Jake se rio un poco, con una mezcla de orgullo y felicidad reflejándose en sus ojos.
—Va excelente, gracias por preguntar —respondió con tranquilidad, su voz denotando la satisfacción genuina que sentía—. Todo marcha genial entre nosotros.
El ambiente en la mesa se relajó considerablemente después de las palabras de Jake. Jay y Jungwon se miraron con complicidad, evidentemente felices por su amigo. Sunghoon, mientras tanto, observaba la escena con una leve sonrisa, sintiendo una extraña sensación de calidez al ver cómo todos parecían disfrutar el momento.
Se acomodaron en la mesa para empezar a comer. Sunghoon notó la distribución: Jake estaba a su lado, luego seguía Jungwon, después Sunoo, y finalmente Jay. En medio de todo este pequeño caos de conversaciones cruzadas, el teléfono de Jungwon sonó.
— Es mi Papá .... Vuelvo en momento — dijo rápidamente mientras todos le hacían señas para que se quedara tranquilo.
Ni bien Jungwon se alejo un poco de ellos Jay decidió aprovechar la situación al máximo, por lo que se inclino hacia Sunoo con una sonrisa traviesa y le habló en voz baja.
—Oye, ¿por qué no te sientas al lado de Sunghoon? —le sugirió Jay, con un destello pícaro en los ojos—. Así puedo sentarme junto a Jungwon cuando regrese.
Sunoo lo miró, algo dudoso al principio, pero luego, sin decir nada, aceptó con una sonrisa. Con pasos tranquilos, caminó hacia donde estaba Sunghoon. Al llegar a su lado, preguntó en voz baja, con una leve vacilación:
—¿Te molesta si me siento aquí?
—No, claro que no. —Se detuvo por un segundo y, reuniendo algo más de valor, añadió—. Me gusta tenerte cerca.
Sunoo al escuchar aquella respuesta sonrió de forma sincera, mientras se sentaba a su lado haciendo que por accidente sus hombros se rozaran apenas por la cercanía; haciéndolo sentir como que una corriente eléctrica le recorría el cuerpo. Mientras tanto Jay, que observaba la escena con una expresión satisfecha, se rio suavemente.
—Gracias, Sunoo, eres mi ídolo —dijo Jay mientras tomaba el lugar de Sunoo al otro lado de la mesa, acomodándose con una sonrisa maliciosa.
—Oye, Jay... ¿para cuándo te vas a armar de valor y le vas a decir a Jungwon que te gusta? —dijo Jake de repente, alzando una ceja con diversión.
Jay soltó una carcajada, pero el leve rubor en sus mejillas lo delataba. Sunoo también se unió a la conversación, mirando a Jay con una risa suave, obviamente seria participe de esto.
—Sí, Jay, ¿Cuándo piensas dejar de ocultarlo? —añadió Sunoo, su voz cargada de diversión.
—¡Oh, vamos! —se defendió Jay, aunque no podía ocultar su vergüenza—. Jungwon es complicado, y además, ¿Quién dice que no lo intento? Es solo que él no se da cuenta... ¡les juro que me estoy preparando! —dijo, alzando las manos en un gesto dramático que hizo que todos en la mesa soltaran una carcajada.
Jake y Sunoo reían juntos, disfrutando de la incomodidad juguetona de Jay. Fue justo en ese momento cuando Jungwon regresó a la mesa después de su llamada, frunciendo el ceño con curiosidad al ver la nueva distribución de lugares en la mesa.
—¿De qué se ríen? —preguntó Jungwon, echando un vistazo rápido a cada uno de ellos, deteniéndose en Sunoo.— ¿Y tu porque estas en mi lugar?
Sin perder tiempo, Sunoo acusó al culpable con una sonrisa cómplice.
—Jay me pidió que me sentara aquí porque a punto de confesarte su amor —dijo, lanzando una mirada de complicidad a Jay, quien negó con la cabeza, pero con una sonrisa en los labios.
—¿Qué? ¡No es cierto! —protestó Jay, con cierta diversión.
—¡Es verdad! —se rio Sunoo, cruzándose de brazos mientras Jungwon se acercaba más a la mesa, claramente confundido.
—¿En serio? —replicó Jungwon, mirando a Jay con los ojos entrecerrados.
Jay, se termino dando por vencido, juntó las manos como si estuviera rogando.
—Por favor, Jungwon, solo siéntate aquí conmigo ¿Si? ¿Por Favor? —dijo con un puchero en los labios, adoptando una expresión casi suplicante ante la seria mirada del pelinegro.
— Mmmmm no — contesto con cierta frialdad
— Oh vamos, no siempre tienes que ser tan malo conmigo, solo quiero que te sienes a mi lado un rato.— rogo nuevamente esta vez de una forma un poco mas dramática, como dándole una pequeña señal a Jungwon que estaba jugando y aquello pareció relajarlo un poco.— Si no aceptas... Tendré que rogarte de rodillas.
— ¿En serio? — dijo Jungwon siguiéndole la corriente al contrario, quien ahora asentía con la cabeza intentando convencerlo, mientras el resto reía.— dudo mucho de que lo hagas así que supongo que me iré a comer a otra parte.
Sin embargo, para sorpresa de todo el grupo de amigos Jay sin dudar se levanto, se coloco enfrente de Jungwon tomando su mano delicadamente y se arrodillo diciendo. — Yang Jungwon ¿Me harías el honor de sentarte conmigo? — pregunto en un tono dulce y cariñoso como si estuviera haciendo una verdadera propuesta de matrimonio.
Al ver esto las mejillas de Jungwon se sonrojaron inmediatamente al igual que sus ojeras cuando noto que efectivamente sin dudar había cumplido su palabra y ahora varias personas lo miraban, mientras que Sunoo, Sunghoon y Jake parecía divertirles sinceramente la situación.
— Ayy por Dios Jay, levántate.— se quejo mientras tomaba el brazo del rubio intentando que se levantara aunque este parecía estar completamente negado a hacerlo. Seguía ahí mirándolo con esa estúpida y preciosa sonrisa.
— Sigo esperando tu respuesta Yang ...
El pelinegro cargo de aire sus pulmones y suspiro resignado. No tenia otra opción que no fuera dar su brazo a torcer. — Okey, okey, ya basta, tu ganas, suficiente, me estas avergonzando. Me sentare contigo hyung —dijo, sacudiendo la cabeza antes de finalmente sentarse en el lugar al lado de Jay, quien se levanto del suelo festejando como si hubiera ganado la lotería haciendo que Jungwon, comenzara a arrepentirse aparentemente mientras ocultaba su rostro con sus brazos y apoyaba la cabeza en la mesa.
Sin embargo, no estaba arrepentido y la sonrisa oculta que tenia en el rostro ahora, era muestra de ello.
Por otro lado Sunghoon se rio de la situación con Jake mientras volvía a comer, sintiendo repentinamente un pequeño toque en su rodilla. En ese momento, Sunghoon se dio cuenta de que Sunoo, al cambiar de asiento, había dejado su rodilla casi tocando la suya. El contacto físico, aunque leve, le provocó extraña mezcla de nervios y tranquilidad al mismo tiempo.
Sunoo, que también parecía haber notado el roce de sus rodillas, lanzó una rápida mirada a Sunghoon. Sus ojos se encontraron por un segundo más largo de lo normal, y ambos compartieron una pequeña sonrisa, un momento de complicidad silenciosa que parecía decir más de lo que cualquiera de ellos estaba dispuesto a admitir en voz alta.
Sin embargo, la tensión sutil del momento fue interrumpida por Yuqi, quien entró en la cafetería y caminó rápidamente hacia ellos. Con una sonrisa brillante y enérgica, saludó al grupo.
—¡Ahí estás, Sunghoon! —dijo Yuqi, mirando directamente a él haciendo como si el resto de los presentes no existieran—. Solo pasaba a saludarte rápidamente, ya me voy. No olvides que tenemos que hablar después, ¿verdad?
Sunghoon sintió que todo el nerviosismo que había estado manejando en ese momento explotaba al escucharla. A pesar de sus esfuerzos por mantener la calma, la sonrisa que le ofreció a Yuqi fue algo tensa, sintiendo también como Sunoo se alejaba de el disimuladamente haciendo que su corazón se apretara en su pecho.
—Claro, Yuqi. No me olvido. —Asintió, intentando parecer relajado, pero una pequeña gota de sudor le resbaló por la frente. Yuqi no pareció notar nada y se despidió con un rápido saludo antes de volver con sus amigas.
Yuqi se había marchado, dejando a algunos sumidos en una especie de expectativa silenciosa, aunque nadie parecía atreverse a preguntar, pero luego de varios minutos fue Jay quien rompió el breve silencio, con una sonrisa y los ojos brillando de curiosidad.
—Oye, Sunghoon —dijo Jay, inclinándose ligeramente hacia él, su voz cargada de emoción—, ¿será hoy el gran día?
La pregunta quedó suspendida en el aire, llenando el ambiente con una nueva tensión. Toda la escuela sabía que Yuqi y Sunghoon se gustaban. Era un hecho, una especie de verdad no dicha que flotaba entre los pasillos. Las expectativas sobre la pareja eran siempre altas, y cada rumor o interacción entre ellos era observado con interés. Parecía como si el momento de una confesión definitiva estuviera al alcance de la mano.
Sunoo, que hasta ese momento había estado disfrutando en silencio de la cercanía de Sunghoon, sintió una punzada en el pecho ante las palabras de Jay. Su corazón, que había latido con suavidad mientras sus rodillas tocaban las de Sunghoon, ahora sentía un peso inexplicable. Era como si la burbuja de tranquilidad que habían compartido se rompiera de golpe. Disimuladamente, y con una leve sonrisa en los labios para no delatar lo que sentía, Sunoo apartó su rodilla de la de Sunghoon. Se enderezó en su asiento, alejándose de esa pequeña conexión que, aunque insignificante para los demás, había sido su refugio secreto durante unos segundos.
Mientras lo hacía, una mezcla de emociones lo embargaba. Tristeza, incredulidad y algo parecido a la resignación. Sunoo no podía evitar preguntarse cómo era posible que, después de pasar una mañana tan linda juntos, riendo y disfrutando de la compañía del otro, Sunghoon todavía estuviera pensando en confesarse a Yuqi. Claro, Sunoo había prometido no hacerle saber nunca lo que sentía. Se había repetido a sí mismo que jamás mencionaría lo que realmente sucedía dentro de él, ni siquiera en los momentos más íntimos que compartían. Había aceptado, en silencio, ser el amigo que apoyaba desde las sombras, sin esperar nada a cambio. Pero en ese instante, mientras lo veía prepararse para confesarle a Yuqi, el dolor de aquella realidad se hacía más palpable.
Al escuchar la pregunta de Jay, Sunghoon se tomó unos segundos para responder. Las expectativas de todos en la escuela, de sus amigos, pesaban sobre él, pero en ese momento, solo podía pensar en lo que realmente necesitaba decirle a Yuqi. Y no era lo que todos esperaban. Con una ligera sacudida de cabeza, respondió, su voz más seria de lo que había planeado.
—No, Jay. Hoy no va a ser ese gran día —dijo, mirando de reojo a Sunoo, sintiendo el eco de esa pequeña desconexión entre ellos—. Necesito hablar con Yuqi de algo más importante... algo que llevo pensando casi todo el mes.
Jake, que había estado observando la situación, levantó una ceja, notando la seriedad en la voz de Sunghoon. Jay, por su parte, pareció sorprendido, aunque lo tomó con calma.
—¿Algo más importante? —preguntó Jay, sin perder su tono jovial, pero con una evidente curiosidad—. Eso suena serio.
Sunoo, escuchando la respuesta de Sunghoon, sintió un pequeño alivio, pero también una creciente incomodidad. No podía dejar de preguntarse qué era aquello tan importante que Sunghoon necesitaba decirle a Yuqi. ¿Sería una despedida? ¿Una confesión diferente? La incertidumbre lo carcomía por dentro, pero seguía sonriendo, como si no le importara. Como si el hecho de que Sunghoon posiblemente estuviera a punto de enfrentarse a sus sentimientos por Yuqi no lo afectara en lo más mínimo.
Pero en el fondo, Sunoo se sentía perdido. Y aunque sus amigos no podían ver a través de su fachada, la verdad era que su corazón latía dolorosamente en su pecho, sabiendo que su lugar siempre sería la sombra, el amigo leal que nunca revelaría lo que realmente sentía.
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Yuqi había notado que algo cambiaba entre ella y Sunghoon desde hacía semanas, aunque al principio se había esforzado en ignorarlo. Al principio, parecía solo un pequeño desliz. Un mensaje que tardaba más en responder, una conversación que se interrumpía con más frecuencia de lo normal. "Debe estar ocupado", se repetía, intentando convencerse de que no había motivo para alarmarse. Sin embargo, con el pasar de los días, las señales se hicieron más evidentes.
Antes, Sunghoon solía responderle al instante, como si cada mensaje suyo fuera lo más importante en su día. Siempre había una sonrisa en su rostro cuando se cruzaban en los pasillos de la escuela, y sus ojos parecían buscarla en cualquier lugar, como si ella fuera su punto de referencia, su constante. Pero lentamente, esas miradas dejaron de aparecer. Sunghoon dejó de buscarla, y cuando lo hacía, su expresión no era la misma. Ya no había esa chispa en sus ojos que siempre le había causado un pequeño vuelco en el corazón. Yuqi había empezado a sentir un vacío creciente entre ambos, uno que no sabía cómo llenar.
Los mensajes, antes constantes, empezaron a espaciarse. Ya no eran esas largas conversaciones que fluían hasta bien entrada la noche. Las respuestas de Sunghoon comenzaron a tardar horas, a veces un día entero. Yuqi trataba de ser comprensiva, diciéndose que él debía estar estresado, que tal vez estaba lidiando con algo personal que no quería compartir. Pero la verdad era que, por mucho que intentara justificarse, le dolía que Sunghoon no confiara en ella lo suficiente como para hablarle de sus problemas. Si es que los tenía. Y de hecho, la falta de comunicación le dolía mas que la distancia física que había entre ambos.
Yuqi se había pasado noches enteras pensando en cuándo había comenzado ese cambio. ¿Había hecho algo mal? ¿Había dicho algo que lo había alejado? Pero no podía señalar un momento exacto, solo un periodo vago en el que todo empezó a desmoronarse. Sin embargo, algo se le vino a la mente de manera recurrente: la cercanía entre Sunghoon y Sunoo.
No era que estuviera celosa, o al menos eso era lo que se decía. Sabía que ellos eran amigos, que compartían ciertas actividades que los habían acercado más. Pero no podía evitar notar que desde que esos dos empezaron a pasar más tiempo juntos, Sunghoon se había vuelto más distante. Las risas que solían compartir ahora se las llevaba Sunoo, las conversaciones que fluían con tanta facilidad ahora las tenía con él. Incluso por un momento, su corazón se lleno de miedo cuando pensó que tal vez Sunoo y Sunghoon habían comenzado a relacionarse debido a las clases de besos que daba Sunoo, pero lo descarto casi de inmediato debido a que no tenia pruebas y tampoco su suposición tenia sentido. Yuqi se repetía que estaba siendo irracional, que no debía sacar conclusiones apresuradas. Después de todo, Sunghoon le había dicho que lo de ellos iba bien, ¿verdad? Aunque, cada vez que pensaba en ello, le costaba más convencerse de que era verdad.
Yuqi se encontraba atrapada en una maraña de pensamientos confusos, tratando de justificar el comportamiento distante de Sunghoon. Había algo que no quería admitir, una posibilidad que le dolía demasiado como para ponerla en palabras: tal vez las cosas ya no eran iguales entre ellos. Sin embargo, su corazón se negaba a rendirse. Yuqi todavía creía que podía recuperar lo que alguna vez tuvieron, que con el esfuerzo adecuado todo podría volver a ser como antes.
Fue entonces cuando recordó uno de los consejos que su abuela le había dado cuando era pequeña. "A un hombre se lo conquista por el estómago", le decía siempre, entre risas. Aunque Yuqi siempre había pensado que esa frase era más una broma que otra cosa, no pudo evitar aferrarse a esa idea en medio de su confusión. Decidió poner manos a la obra y hacerle a Sunghoon un regalo especial, algo que demostrara cuánto le importaba y, tal vez, reavivara el vínculo entre ambos.
Entonces una noche se la paso preparando un almuerzo especial para él. Cocinó con cariño, siguiendo recetas que sabía que le gustaban. Se esmeró en cada detalle, recordando sus comidas favoritas y añadiendo toques personales, con la esperanza de que esto los acercara de nuevo. A la mañana siguiente, lo esperó con una mezcla de nervios y expectativas.
Cuando le entregó el almuerzo, Sunghoon pareció sorprendido, pero aceptó el gesto con una sonrisa que, a los ojos de Yuqi, fue más que suficiente. Para ella, esa sonrisa fue una señal de que tal vez las cosas no estaban tan mal como temía. El simple hecho de verlo agradecido y disfrutando de la comida le trajo una sensación de alivio. De alguna manera, Yuqi sentía que había encontrado una pequeña solución a la distancia que los separaba.
Lo que ocurrió después fue lo que la convenció por completo de que su esfuerzo había dado frutos. Después de agradecerle por la comida, Sunghoon, de manera inesperada, la invitó a salir. Una cita, algo que no habían hecho nunca. En ese momento, todas sus preocupaciones se desvanecieron como por arte de magia. Las dudas, la tristeza y la inseguridad quedaron enterradas bajo una ola de emoción. Para Yuqi, la invitación fue una señal clara de que Sunghoon todavía la apreciaba, que todavía había algo especial entre ellos.
Se emocionó tanto que no pudo contener una sonrisa brillante durante el resto del día. Sus amigas notaron su cambio de ánimo, y ella no pudo evitar compartirles, entre risas, cómo había seguido el consejo de su abuela. Ahora, se convencía a sí misma de que todo iba a estar bien, de que lo que había percibido como distanciamiento no era más que un malentendido pasajero. Después de todo, si Sunghoon la estaba invitando a salir por primera vez, eso solo podía significar una cosa: todo iba a volver a ser como antes o incluso mejor.
El día de la cita, Yuqi se despertó con una mezcla de emoción y ansiedad que la acompañó durante todo el desayuno. Su mente no dejaba de saltar de un pensamiento a otro. ¿Qué pasaría hoy? Era la primera vez que ella y Sunghoon habían planeado pasar tiempo juntos a solas, fuera de la escuela, en un contexto completamente diferente. Se sentía feliz y nerviosa.
Después de terminar su desayuno, Yuqi subió rápidamente a su habitación para empezar a prepararse. Aunque la cita era por la tarde, sentía que el tiempo se le escapaba de las manos. Abrió su armario, mirando detenidamente cada prenda, imaginando cómo se vería con cada una de ellas. Algo bonito, pero no demasiado formal... Quiero que vea que me importa, pero no parecer demasiado arreglada, pensaba, mientras descartaba opciones.
Finalmente, eligió un vestido sencillo pero encantador, cómodo y fresco para el día, acompañado de zapatillas deportivas que le permitieran moverse con libertad en el parque de diversiones. Se miró al espejo y, aunque le gustaba el atuendo, sentía que aún faltaba algo. El cabello. Se pasó horas probándose diferentes estilos, decidiendo si lo dejaría suelto o si haría algo especial. Quería algo que resaltara su rostro pero sin parecer que había pasado todo el día arreglándose, aunque, en realidad, sí lo había hecho.
Mientras arreglaba su cabello, su mente divagaba. ¿Por qué Sunghoon se estaba distanciando? inmediatamente negó con la cabeza debido a que intentaba no pensar en ello hoy pero se congelo un momento cuando de la nada pensó: ¿Será que ya no le gusto?
No, hoy todo va a estar bien, se repetía mientras trataba de sacarse de encima las inseguridades. De todas formas, había tomado medidas para asegurarse de que la cita fuera un éxito. Había preparado temas de conversación interesantes para no aburrir a Sunghoon, uno que otro chiste y también vio varios lugares donde comer el el centro comercial con buena comida y a un precio bastante accesible para sus bolsillos de estudiantes de secundaria.
— Bien, basta de pensamientos negativos, tienes un vestido bonito, es un día bonito, soy bonita, tendrás una cita bonita.— se repitió a ella misma cerrando los ojos para luego suspirar y seguir arreglándose meticulosamente.
Finalmente tras dos horas, satisfecha con su aspecto, se maquilló ligeramente, queriendo resaltar sus rasgos sin exagerar. No quería verse demasiado producida, solo quería que Sunghoon la viera como ella era: bonita y natural. Mientras aplicaba el brillo labial, su teléfono vibró con mensajes de ánimo de sus amigas. Minnie fue la primera en escribir: "¡Ánimo! Hoy es el día, Yuqi. ¡Vas a estar increíble!" Luego llegaron los mensajes de Soyeon, Shuhua, Soojin y Miyeon, llenos de corazones y bromas, haciéndola reír y relajarse un poco. Apreciaba el apoyo de sus amigas en un momento así.
Terminó de prepararse justo a tiempo cuando su padre le avisó que ya estaba listo para llevarla. Durante el trayecto, su padre, siempre protector, la miraba de reojo, observando cómo Yuqi sonreía nerviosa mientras revisaba su teléfono y respondía a los mensajes de sus amigas.
—Te ves muy bien, pequeña. —le dijo con cariño, lo que hizo que ella sonriera aún más. — Si necesitas algo, estoy a una llamada de distancia, ¿de acuerdo? Si la cosa no sale como esperas, vendré en cuestión de segundos.— añadió, queriendo asegurarse de que su hija se sintiera respaldada, sin importar lo que pasara.
— Gracias Papá, lo tendré en cuenta.— dijo agradecida, aunque en el fondo deseaba que todo fuera perfecto y que no necesitara hacer esa llamada.
Cuando llegaron al centro comercial, Yuqi bajó del auto con el corazón latiendo a mil por hora. Tomó aire profundamente varias veces mientras caminaba hacia la entrada, tratando de calmarse. Sacó su teléfono y le envió un mensaje a Sunghoon: "Ya estoy aquí, estoy en la entrada."
La respuesta llegó casi de inmediato: "Genial, ya estoy adentro. Espérame ahí, voy hacia ti."
En ese momento, las mariposas en su estómago revolotearon con más fuerza. Miraba en todas direcciones, esperando ver a Sunghoon aparecer en cualquier momento. Finalmente, lo vio caminando hacia ella. Llevaba unos jeans azules y una camiseta blanca sencilla, pero a Yuqi le pareció que se veía increíble. Su mirada se detuvo en su muñeca, donde aún colgaba el brazalete que ella le había regalado, y eso hizo que una cálida sonrisa apareciera en su rostro.
Cuando Sunghoon llegó a su lado, ambos se saludaron con una mezcla de nervios y sonrisas tímidas.
—Hola, Yuqi —murmuró Sunghoon, con la voz apenas firme mientras trataba de ocultar su nerviosismo.
—Hola, Sunghoon —respondió ella, su voz sonando más suave de lo habitual, con un leve temblor que delataba la emoción que sentía.
Hubo un breve silencio incómodo, ambos evitando mirarse directamente a los ojos, pero ninguno quería romper el momento. Entonces, después de unos segundos de vacilación, Sunghoon se animó y, con cierto titubeo, le ofreció su mano.
—¿Te gustaría...? —dijo, dejando la frase inconclusa, pero el gesto era claro.
Yuqi lo miró, sorprendida y al mismo tiempo encantada. Su corazón comenzó a latir aún más rápido, pero esta vez por la emoción. Sonrió con ternura y sin dudar, tomó su mano.
—Sí, claro —respondió con una sonrisa cálida, sus ojos brillando con una mezcla de nervios y felicidad.
En el momento en que sus manos se tocaron, ambos sintieron una conexión especial. No era un gesto grandioso, pero la intimidad del contacto físico, aunque sutil, los hacía conscientes de cada pequeño detalle: la suavidad de la mano de Yuqi y el leve temblor en la de Sunghoon. Era la primera vez que sostenían las manos de alguna forma, y para Yuqi, el gesto, aunque pequeño, se sintió como un paso importante.
—Es la primera vez que hacemos esto, ¿no? —comentó Yuqi en un susurro, intentando aligerar el ambiente con una risita nerviosa.
—Sí... creo que sí —respondió Sunghoon, soltando una breve risa que lo relajó un poco. Luego, mirándola de reojo.
Ambos caminaron juntos, el silencio entre ellos ya no era incómodo, sino cargado de emociones que no se atrevían a poner en palabras. La pequeña conexión entre ellos, aunque simple, era significativa para Yuqi, quien no podía evitar sonreír para sí misma mientras su mano seguía firmemente entrelazada con la de Sunghoon
Mientras caminaban hacia el interior del centro comercial, el ambiente entre ellos era algo tenso pero al mismo tiempo emocionante. Yuqi, sin poder evitarlo, miraba de reojo a Sunghoon, apreciando cada detalle de él: cómo caminaba a su lado, la forma en la que su cabello caía ligeramente sobre su frente, sus lunares y cómo, a pesar de los nervios, parecía relajado con su compañía. Durante todo el camino, Yuqi no dejaba de pensar en lo feliz que se sentía de estar finalmente a solas con él.
Durante la cita, Yuqi se sentía como en una burbuja de felicidad. Desde el momento en que comenzaron a caminar juntos, todo parecía fluir de manera natural. Fueron al parque de diversiones dentro del centro comercial, donde las luces brillaban intensamente y las risas de otros visitantes llenaban el aire. Sunghoon la sorprendió al ser más relajado y divertido de lo que había esperado. Rieron juntos mientras probaban distintos juegos, desde montarse en la rueda de la fortuna hasta intentar (sin mucho éxito) ganar premios en los puestos de tiro al blanco.
A medida que el día avanzaba, Yuqi notó cómo las conversaciones entre ambos fluían con facilidad, sin esos silencios incómodos que habían caracterizado sus últimos encuentros. Parecía que todo volvía a ser como antes, como cuando Sunghoon siempre estaba dispuesto a hablar y compartir cualquier cosa con ella. Hablaron sobre la escuela, sus amigos en común, y hasta hicieron planes de hacer algo similar en el futuro. Yuqi sentía que todo estaba saliendo a la perfección. No podía evitar sonreír constantemente, disfrutando de cada segundo de la cita.
Sin embargo, de vez en cuando, notaba algo en Sunghoon. A veces, en medio de una conversación o un momento de risa, él parecía desconectarse por un segundo. Su mirada se volvía distante, como si su mente estuviera en otro lugar. En esos breves instantes, Yuqi lo observaba de reojo, tratando de descifrar qué pasaba por su cabeza. Debe estar nervioso, pensó, recordando que ella también lo estaba al principio de la cita. Después de todo, era su primera salida juntos, y era normal que ambos tuvieran ciertas ansiedades.
Decidió no darle mucha importancia y se concentró en lo positivo. Sunghoon, la mayoría del tiempo, estaba presente y atento, riendo con ella y haciéndola sentir especial. Había momentos en los que él la miraba con una sonrisa suave, y Yuqi sentía que todo valía la pena, que esa conexión seguía ahí, latente.
Para ella, el día fue como un sueño hecho realidad. Las inseguridades que había sentido en las semanas anteriores se desvanecieron mientras caminaban juntos, compartiendo bromas y anécdotas. Yuqi no recordaba cuándo había sido la última vez que se había sentido tan cómoda y feliz en su compañía. Incluso cuando subieron juntos a la montaña rusa, y el miedo por la velocidad la invadió por unos segundos, la sensación de estar al lado de Sunghoon lo hizo todo más emocionante.
Al final de la cita, mientras caminaban hacia la salida del centro comercial, Yuqi no podía evitar pensar en lo bien que había salido todo. Todo lo que imaginé... tal vez incluso más. No había habido grandes declaraciones, ni momentos incómodos, solo una cita perfecta, llena de risas y complicidad. Mientras Sunghoon la acompañaba a esperar a su padre, ella se sintió tranquila, como si, al menos por ese día, todo hubiera vuelto a su lugar.
Antes de despedirse, Sunghoon le dedicó una de esas sonrisas que tanto le gustaban. Yuqi sintió su corazón latir rápido una vez más. Aunque sabía que las cosas entre ellos aún no estaban completamente claras, para ella, esa cita había sido un paso importante, y estaba segura de que, con el tiempo, todo volvería a ser como antes... o incluso mejor.
Después de aquella cita que parecía haber sido perfecta, todo volvió a ser como Yuqi había esperado. Sunghoon la buscaba de nuevo en las clases, la saludaba con esa sonrisa que siempre le había gustado, y sus mensajes, que antes llegaban con horas de retraso, ahora eran respondidos casi al instante. Yuqi no podía estar más feliz. Día tras día, le contaba a sus amigas lo bien que iban las cosas, repitiendo una y otra vez lo afortunada que se sentía de tener a Sunghoon en su vida. Sus amigas, quienes la habían visto preocupada y distante en las semanas anteriores, también compartían su entusiasmo. Verla tan radiante les hacía sentir que todo estaba volviendo a la normalidad.
Sin embargo, esa ensoñación perfecta duró apenas tres días. Yuqi pronto comenzó a notar algo extraño. Al principio, lo ignoró, diciéndose que solo eran imaginaciones suyas. Pero mientras más lo observaba, más claro se hacía: aunque Sunghoon estaba presente, hablaba con ella y actuaba igual que antes, había algo que no cuadraba. Quizás era una ligera frialdad en su mirada o tal vez la manera en que sus respuestas a veces parecían forzadas, como si estuviera siguiendo una rutina en lugar de actuar con genuina emoción.
Yuqi no sabía qué pensar, y lo peor de todo es que no tenía el valor de ser directa con él. La idea de preguntar y recibir una respuesta que no quería oír la asustaba demasiado. Por eso, cuando su amigo Lucas se ofreció a buscarla a la salida de la escuela para pasar la tarde juntos, Yuqi decidió que era momento de hablar con él.
Mientras caminaban juntos por el parque cercano a su casa, Yuqi decidió soltar lo que tanto le preocupaba. Llevaba días pensando en ello, y ya no podía cargarlo sola. Lucas, su amigo cercano, siempre había sido su confidente, alguien con quien podía ser completamente honesta.
—Lucas... ¿puedo contarte algo? —preguntó, sin mirarlo directamente, mientras jugueteaba con la correa de su mochila.
—Claro, ¿Qué pasa? —respondió él, girando la cabeza hacia ella con una expresión tranquila, pero dispuesto a escucharla.
—Es sobre Sunghoon —empezó, suspirando un poco—. La cita que tuvimos... fue perfecta. Nos divertimos, hablamos mucho, y por unos días todo parecía como antes, como si nada hubiera cambiado.
—Eso suena genial —respondió Lucas, animado—. Entonces, ¿Qué te preocupa?
Yuqi se detuvo un momento, mirando el suelo mientras organizaba sus pensamientos.
—Es que... no sé cómo explicarlo, pero aunque todo parecía volver a la normalidad, siento que algo no está bien. Sunghoon sigue siendo el mismo en muchos aspectos: me busca, me manda mensajes, y parece estar allí... pero algo ha cambiado. Es como si, en el fondo, algo en él estuviera distante, y no puedo entender qué es.
Lucas frunció el ceño, deteniéndose para mirarla más de cerca.
—¿Crees que se ha distanciado emocionalmente? ¿O solo lo sientes diferente?
—No lo sé —dijo Yuqi, frustrada—. No puedo señalar una sola cosa que esté mal. Tal vez es solo una corazonada, pero lo siento en el ambiente, en cómo me mira. Como si estuviera haciendo todo lo correcto, pero no porque lo sienta, sino porque debe hacerlo. Y no sé qué hacer al respecto. No quiero parecer paranoica ni arruinar las cosas preguntándole directamente si todo está bien, porque tal vez estoy exagerando.
Lucas la escuchó en silencio por unos segundos, antes de inclinar un poco la cabeza, curioso.
—Bueno, ¿crees que algo en su vida lo esté distrayendo? No sé, ¿alguien o algo nuevo con lo que esté lidiando?
Yuqi dudó por un momento antes de hablar. Sabía que lo que iba a decir sonaba un poco irracional, pero no podía dejar de pensar en ello.
—Es que... desde que él y Sunoo se volvieron cercanos, siento que algo cambió entre nosotros.
Lucas frunció el ceño, confuso.
—¿Sunoo? —preguntó—. No lo conozco. ¿Quién es él?
Yuqi respiró hondo, sintiéndose un poco tonta por lo que estaba a punto de decir, pero continuó.
—Sunoo es... bueno, es un chico del grupo de estudio de Sunghoon. Lo conoció hace unas semanas y desde entonces han pasado mucho tiempo juntos. No es que quiera ser celosa o algo, pero no puedo evitar sentirme incómoda cuando los veo interactuar. Sunoo es... no sé, es amable, es ese tipo de persona que cae bien a todo el mundo. Siempre tiene una sonrisa para todos, y es como si iluminara el lugar cuando entra. Pero también, no puedo evitar sentir que es... un poco molesto. El es el chico que enseña a besar a los alumnos de la escuela ¿Por qué de tiene que estar cerca de Sunghoon? No creo que Sunghoon sea su alumno y de hecho juntos no hace nada malo, solamente estudian pero me sigue pareciendo molesto. No sé, tal vez es porque siempre está ahí. Siempre aparece de la nada y parece que Sunghoon está mucho más cómodo con él que conmigo. Es como si... —se detuvo, soltando un suspiro, dándose cuenta de que sus palabras sonaban más cargadas de celos de lo que quería admitir.
Lucas la miró en silencio durante un momento, tratando de procesar lo que acababa de escuchar. Aunque nunca había conocido a Sunoo, podía captar cómo la presencia del chico afectaba a Yuqi.
—Entonces, ¿sientes que Sunghoon está más cerca de este Sunoo que de ti? —preguntó con cuidado, queriendo entender su punto.
—Exactamente —dijo Yuqi, frustrada—. Es como si, desde que ellos comenzaron a pasar más tiempo juntos, Sunghoon se ha ido alejando de mí. O al menos, eso es lo que siento. No quiero sonar paranoica, ni mucho menos culpar a Sunoo. No es que esté haciendo algo malo... pero no puedo dejar de pensar que desde que él apareció, algo entre Sunghoon y yo se rompió.
Lucas asintió, procesando la información. Podía ver cómo Yuqi estaba tratando de equilibrar sus emociones sin parecer irracional, pero los celos y la inseguridad eran evidentes.
—Mira, Yuqi, no puedo decirte exactamente lo que está pasando, pero parece que este chico, Sunoo, te está incomodando mucho más de lo que te gustaría admitir. Y es natural, si sientes que Sunghoon está más pendiente de él que de ti. Pero también debes recordar que las amistades nuevas a veces generan estos sentimientos, especialmente si hay inseguridades de por medio.
Yuqi suspiró, pasándose una mano por el cabello, algo agobiada.
—Lo sé... pero simplemente no puedo evitarlo. Cada vez que veo cómo se miran o cómo se ríen juntos, no puedo dejar de pensar que tal vez Sunghoon ya no siente lo mismo por mí. Y... odio sentirme así, Lucas. De verdad lo odio. No quiero ser la chica celosa y posesiva.
Lucas, entendiendo lo que pasaba, le dio un suave apretón en el hombro.
—Tienes derecho a sentirte como te sientes, Yuqi. Los celos y las inseguridades son normales, pero no deberías dejarlos crecer sin hablar con Sunghoon. Si algo te preocupa, lo mejor es preguntarle directamente. Tal vez, solo tal vez, todo lo que piensas no es más que una mezcla de malentendidos.
Yuqi asintió, aunque aún parecía insegura.
—Tienes razón. Solo que... no sé si estoy lista para escuchar lo que pueda decirme.
Lucas la miró con seriedad.
—Si no lo hablas, Yuqi, nunca lo sabrás
El silencio entre Yuqi y Lucas se alargó, volviéndose un poco incómodo. Yuqi aún estaba sumida en sus pensamientos, mientras Lucas parecía dudar si debía decir algo más. Finalmente, después de unos minutos de ese incómodo vacío, Lucas rompió el silencio, mirando hacia el horizonte con un leve rubor en las mejillas.
—Bueno... ya que estamos hablando de este tipo de cosas... —comenzó Lucas, algo nervioso—. Hay algo que también quería decirte.
Yuqi lo miró, desconcertada por el tono vacilante en su voz.
—¿Qué pasa? —preguntó, curiosa.
Lucas se mordió el labio, claramente incómodo, pero decidió continuar.
—Es que... me gusta alguien, y... bueno, ahora estamos juntos —soltó de golpe, evitando mirarla directamente.
El aspecto apagado de Yuqi se desvaneció al instante, siendo reemplazado por una expresión de completa sorpresa. Sus ojos se agrandaron y soltó un grito de emoción tan repentino que Lucas dio un pequeño salto.
—¡¿Qué?! —exclamó, casi sin creer lo que acababa de escuchar—. ¡No me lo puedo creer! ¿¡Tienes pareja!? ¡¿Desde cuándo?! —empezó a bombardearlo con preguntas sin siquiera darle tiempo a responder—. ¡¿Es un chico o una chica?! ¡Cuéntamelo todo!
Lucas, abrumado por la avalancha de preguntas y viendo a Yuqi mirarlo con esa mezcla de incredulidad y emoción, no pudo evitar reírse, aunque su rostro seguía enrojecido.
—Cálmate, cálmate, Yuqi... —dijo entre risas, llevándose las manos a la cara, visiblemente avergonzado—. No es un gran secreto ni nada, pero... no te lo había dicho porque... no sé, es algo nuevo y no quiero apresurarme en contárselo a todo el mundo.
—¡Pero soy tu mejor amiga! —protestó ella, dándole un pequeño empujón juguetón en el brazo—. ¡Tienes que darme al menos una pista! ¡Vamos, Lucas!
Lucas negó con la cabeza, aún con una sonrisa tímida en el rostro.
—No, no, ya te lo diré cuando llegue el momento. Por ahora, solo... déjame disfrutarlo tranquilamente, ¿sí?
—¡¿Ni una pista?! —insistió Yuqi, siguiéndolo mientras él se alejaba unos pasos hacia adelante, como si eso lo ayudara a escapar de las preguntas.
—No —dijo tajante, aunque su sonrisa traicionaba lo divertido que le parecía la situación—. No quiero decir nada todavía. Te prometo que pronto te lo presentaré, pero hasta entonces, paciencia.
Yuqi infló las mejillas, haciendo un puchero exagerado.
—Eres cruel, Lucas —dijo, aunque sus ojos brillaban de emoción—. Pero estoy tan feliz por ti... ¡Tienes pareja! ¡Esto es enorme! ¿Desde cuándo está pasando esto?
—Desde hace unas semanas —admitió Lucas, rascándose la nuca—. Ha sido todo muy rápido, pero... no sé, estoy contento.
Yuqi no podía dejar de sonreír mientras lo miraba, sus propias preocupaciones y dudas sobre Sunghoon se desvanecieron temporalmente ante la noticia. Estaba genuinamente feliz por su amigo, y la emoción de descubrir más sobre la misteriosa pareja de Lucas la mantenía distraída.
—¡Ya quiero conocer a esa persona! —dijo Yuqi, mientras seguían caminando—. Y cuando lo hagas, te voy a llenar de preguntas. ¿Cómo es? ¿Qué le gusta? ¡Necesito detalles!
—Te juro que te lo presentaré pronto —repitió Lucas, intentando mantener el misterio—. Pero por ahora, no me hagas más preguntas. Quiero que lo conozcas tú misma cuando sea el momento.
Yuqi asintió, dándole una pequeña palmada en el hombro.
—Lo que tú digas... pero me alegra tanto verte feliz, Lucas. Y bueno, por ahora no insistiré más... pero no te olvides que soy muy persistente.
Ambos rieron, y Yuqi se dio cuenta de que, al menos por ese rato, había olvidado sus preocupaciones sobre Sunghoon. Pero obviamente esa paz mental que sintió no podía ser eterna, sino que todo volvió a ser una montaña rusa emocional a los dos días.
Yuqi caminaba al lado de Miyeon, su mente llena de pensamientos mientras la conversación fluía de manera casual. Habían llegado justo a tiempo a la escuela, algo poco habitual para Yuqi, quien solía ser un poco más despreocupada con los horarios.
—¿Hiciste la tarea? —preguntó Miyeon, con tono relajado mientras ambas caminaban al aula.
—Sí, aunque casi me olvido —respondió Yuqi con una sonrisa—. ¿Y tú?
—La terminé anoche... apenas. —Miyeon soltó una pequeña risa, mientras ajustaba su mochila—. Ah, por cierto, ¿has escuchado que va a nevar esta semana? Parece que será la primera nevada del año.
Yuqi, distraída por sus pensamientos sobre Sunghoon, levantó la mirada con curiosidad.
—¿En serio? —preguntó—. No tenía idea.
Miyeon sonrió de manera traviesa.
—Pues... si todo va tan bien con Sunghoon como dices, ¿por qué no aprovechas para verlo durante la primera nevada? —sugirió Miyeon, su tono juguetón.
Yuqi parpadeó, un poco desconcertada por la emoción que mostraba su amiga.
—¿La primera nevada? ¿Y eso qué tiene de especial?
Miyeon sonrió ampliamente y, con un aire casi místico, explicó:
—Dicen que ver la primera nevada del año con alguien está asociado a sentimientos puros y sinceros. Las emociones parecen limpias y genuinas, como el blanco de la nieve. Es como una señal de que la relación está destinada a ser duradera o especial. Se supone que crea un vínculo emocional profundo... y bueno, en resumen, une corazones para el futuro. —Concluyó su explicación con una sonrisa, observando la reacción de Yuqi.— ¡Vamos Yuqi debes ir con el! ¿No te suena romántico?
Los ojos de Yuqi se iluminaron, fascinada por la idea. Su mente comenzó a vagar, imaginando el escenario perfecto: ella y Sunghoon, juntos bajo los suaves copos de nieve, compartiendo un momento tan especial como lo describía Miyeon. Una sonrisa soñadora apareció en su rostro.
—Eso suena... increíble —murmuró Yuqi, perdida en sus pensamientos por un instante, mientras caminaban hacia el aula.
Miyeon no pudo evitar notar la expresión embelesada de su amiga y, con una sonrisa traviesa, le dio un suave codazo en las costillas.
—¡Ya estás imaginándote todo, eh! —rio, molestándola un poco—. Me gusta verte así, Yuqi, tan emocionada. Pareces toda una chica enamorada.
Yuqi rio, aunque una parte de ella recordó que aún tenía algo pendiente con Sunghoon. Aunque la idea de la primera nevada la llenaba de emoción, no podía negar que una pequeña nube de duda aún flotaba sobre ella. Aun debía hablar con él y la verdad ya estaba harta de sufrir dándole vueltas al tema. Necesitaba aclarar las coas definitivamente, enfrentarlo todo sin rodeos y preguntar que era lo que sucedía.
Fue así como desde el momento en que Yuqi entró al aula, tenía un objetivo claro en mente: hablar con Sunghoon, por lo que inmediatamente se acerco. Sin embargo, cuando lo vio sentado, con Jake cerca de él, notó algo en su expresión. Sunghoon no parecía tan animado como de costumbre. Su rostro tenía una leve sombra, como si algo lo estuviera molestando y fue allí el momento en el que la cobardía volvió a atacarla, Sunghoon parecía tener un mal día, tal vez lo mejor era esperar un día mas, sin embargo ya estaba cerca como para fingir demencia y darse la vuelta por lo que mejor cambio de tema y objetivo, mejor distraía a Sunghoon con algo.
—¡Sunghoon! —exclamó con entusiasmo, acercándose rápidamente a él—. ¡Tengo un chisme enorme para contarte!
Se sentó a su lado, sintiendo el leve rubor en sus mejillas por la emoción. Jake, notando su energía, se apartó con una sonrisa, dándole el espacio que necesitaba.
Sunghoon levantó la vista hacia ella y Yuqi notó el ligero esfuerzo que hacía por mantener la conversación. "Debe estar cansado," pensó, pero siguió hablando.
—¿Qué pasó? —preguntó él, intentando sonar casual.
Yuqi sintió una oleada de emoción correr por su cuerpo. La noticia que estaba a punto de compartir, aunque no fuera suya, la llenaba de alegría. Cualquier cosa que pudiera acercarla más a Sunghoon era bienvenida.
—¡Lucas tiene pareja! —soltó, casi en un susurro emocionado, como si fuera un secreto importante—. Aún no conozco a la persona, pero... ¡¿puedes creerlo?! Lucas, nuestro Lucas, está saliendo con alguien.
A medida que las palabras salían de su boca, Yuqi notó cómo Sunghoon la escuchaba con atención, aunque había algo en su mirada que parecía... distante. Decidió ignorarlo y continuó, bajando un poco la mirada con una sonrisa traviesa.
—Estoy tan feliz por él, aunque... —Su voz adoptó un tono juguetón mientras una accidental y pequeña indirecta salía de su boca—. También estoy un poco celosa. ¡Lucas con pareja antes que yo! Es injusto, ¿no?
Al escucharse a ella misma rápidamente se regaño mentalmente, debido a que no quería decir para empezar eso, aunque lo hecho, hecho esta. Por lo que sus ojos se centraron en Sunghoon con cierta expectativa evaluando su reacción...
Y sin esperarlo la verdad, la reacción algo lenta del chico fue mejor que lo que espero, fue incluso mas bien: la reacción que soñaba desde hace años.
—Yuqi... —murmuró él, un poco nervioso—. ¿Podemos hablar... a la salida de la escuela?
Por un breve instante, el corazón de Yuqi se detuvo. La frase que había estado esperando por tanto tiempo, la invitación a una conversación en privado, le llegó de golpe, llenándola de emoción cegándola por completo ... Si el también quería hablar, y seguramente sería para confesarse. ¡Finalmente! Las cosas estaban yendo en la dirección correcta.
Su sonrisa se ensanchó, incapaz de contener su emoción.
—¡Claro, hablamos después! —respondió rápidamente, su corazón acelerado. Las posibilidades comenzaban a correr por su mente, y todo apuntaba a lo mismo: Sunghoon le iba a pedir que fuera su novia. Después de todo, ¿Qué otra cosa podría querer hablar con ella en privado?
Con el corazón ligero y una sonrisa que no podía borrar, Yuqi se levantó y volvió a su asiento. Cada paso que daba hacia su lugar se sentía más liviano, casi como si flotara. Entonces, las palabras de Miyeon sobre la primera nevada regresaron a su mente, y Yuqi se permitió soñar aún más: tal vez, después de esa conversación, ella y Sunghoon podrían ver la primera nevada juntos. La imagen era tan clara en su mente que le costaba no sonreír como una tonta.
El resto del día pasó en una neblina de pura emoción para Yuqi. Apenas pudo contenerse y, en cuanto tuvo la oportunidad, le conto a Miyeon la increíble noticia. Las dos intercambiaron miradas cómplices y gritos ahogados, completamente ajenas al resto del mundo.
—¡Te lo dije! —exclamó Miyeon, dando un pequeño salto mientras se sujetaba del brazo de Yuqi—. ¡Sabía que esto iba a pasar! ¿Ves? ¡Todo está yendo tal como lo imaginabas!
Yuqi solo pudo asentir, su corazón latiendo tan rápido que sentía que podría explotar. Ni siquiera prestó atención en clase. Mientras el profesor hablaba sobre algún tema que parecía irrelevante, Yuqi, con una sonrisa tonta en el rostro, se dedicó a dibujar corazones en su cuaderno. En el centro de cada uno, escribía su nombre junto al de Sunghoon, rodeándolos con estrellas y flechas. Era un dibujo simple, casi infantil, pero reflejaba todo lo que sentía en ese momento.
Cuando finalmente sonó la campana anunciando el receso, Yuqi no perdió el tiempo. Corrió a reunirse con sus amigas, quienes la esperaban en el pasillo, ya enteradas de su gran noticia. Habían oído el rumor antes de que Yuqi siquiera abriera la boca.
—¡Hoy es el gran día! —dijo Yuqi, con una mezcla de euforia y nerviosismo—. ¡Me lo va a pedir, estoy segura!
Las chicas la rodearon, todas hablando a la vez, felicitándola y lanzándole pequeñas bromas que la hicieron sonrojar. La noticia, sin embargo, no tardó en propagarse. En silencio, como pólvora, todos comenzaban a murmurar. Para cuando Yuqi y sus amigas entraron a la cafetería, el ambiente ya estaba cargado de expectativas.
Sin embargo, cuando Yuqi entró al lugar, su sonrisa se desvaneció brevemente. Al otro lado de la cafetería, junto a la mesa de siempre, estaban Sunghoon y... Sunoo. Se detuvo por un segundo, observando cómo los dos reían y hablaban como si no hubiera pasado nada. Un par de semanas atrás, Yuqi había notado cierta distancia entre ellos. Había sido un alivio, para ser sincera. Pero ahora, al verlos tan cercanos de nuevo, sus celos volvieron a brotar, más intensos que antes.
Sunoo siempre había sido ese obstáculo incómodo. Aunque intentaba convencerse de que no debía preocuparse, que los chicos a menudo eran extrañamente cercanos entre sí, pero en realidad el problema no era solo eso. Era Sunoo. El problema era que ese amigo cercano era Kim Sunoo ... El estúpido "Maestro de los besos" de la escuela.
Respirando hondo, Yuqi decidió que no iba a dejar que eso arruinara su día. Después de todo, en unas horas, Sunghoon sería suyo oficialmente, y Sunoo dejaría de ser una preocupación.
Se acercó a la mesa con una sonrisa radiante, haciendo un esfuerzo consciente por ignorar el nudo de incomodidad en su estómago.
—¡Hola, chicos! —saludó alegremente, dejando que su tono despreocupado llenara el aire—. Sunghoon, no te olvides de que hablamos después, ¿vale?
Sunghoon levantó la vista, algo sorprendido por la interrupción, pero asintió rápidamente, forzando una pequeña sonrisa.
—Sí, claro, Yuqi. No lo olvido.
Yuqi no pudo evitar notar cómo Sunoo, en cuanto ella se acercó, cambió su expresión por completo. De repente, parecía menos cómodo, casi como si sintiera que estaba de más. Fue sutil, pero suficiente para que Yuqi lo percibiera. Mientras ella hablaba, Sunoo se alejo lentamente de Sunghoon preguntándole algo a su amigo. Al ver esto, una sensación de alivio recorrió el cuerpo de Yuqi. Todo estaba en su lugar.
—Nos vemos después —dijo, lanzando una última sonrisa a Sunghoon antes de girarse y regresar con sus amigas.
Una vez que volvió con ellas, notó que estaban un poco más calladas. Ninguna de las chicas quiso mencionar lo que acababa de pasar en la mesa de Sunghoon. Sabían que Yuqi estaba demasiado ilusionada para que algo así la perturbara, y no querían arruinar el momento.
—Bueno, bueno —dijo Soyeon, rompiendo el silencio incómodo con una risita—, ¡esto es tan emocionante! Ya casi puedo imaginar la primera nevada y tú junto a Sunghoon, ¡va a ser como de película!
Yuqi, al escuchar esas palabras, volvió a sonreír. La visión de ella y Sunghoon viendo la primera nevada juntos la llenó de calidez. Se aferró a esa imagen, dejando que borrara cualquier duda o incomodidad que pudiera haber sentido momentos antes. "Solo unas horas más", se dijo a sí misma, mientras sus amigas reían y hablaban animadamente a su alrededor
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El tiempo parecía estirarse interminablemente para los tres, cada segundo cargado de una tensión palpable que resonaba de formas completamente diferentes dentro de cada uno. Para Yuqi, los minutos se sentían como horas mientras la emoción crecía en su pecho. Apenas podía contener la anticipación de lo que estaba a punto de suceder, sus pensamientos centrados en la idea de que, finalmente, Sunghoon le confesaría lo que siempre había soñado escuchar. Su corazón latía rápido, pero la sonrisa en su rostro era inquebrantable, iluminada por la idea de lo que venía.
Sunghoon, por otro lado, sentía como si el aire fuera cada vez más denso. Cada vez que intentaba buscar las palabras correctas, solo hallaba un nudo en su garganta. No era solo nerviosismo lo que lo consumía, era una confusión profunda. ¿Cómo podía poner en palabras todo lo que había estado sintiendo en las últimas semanas? Sabía que Yuqi estaba esperando algo, algo que él ya no podía darle, pero ¿Cómo decírselo sin herirla? Los pensamientos giraban en su cabeza, desordenados, mientras intentaba encontrar un equilibrio entre sus propios sentimientos y los de ella.
Y luego estaba Sunoo. A lo lejos, observaba a Sunghoon como si estuviera presenciando el desenlace de una historia que llevaba demasiado tiempo guardada en su corazón. Intentaba mantener una sonrisa en su rostro, tratando de parecer alegre y despreocupado mientras estaba con sus amigos en clase, pero por dentro, el malestar se revolvía en su estómago. Una parte de él estaba absolutamente negada a aceptar lo que estaba a punto de suceder. Era una parte desesperada, impulsiva, que quería correr hacia Sunghoon, tomarlo de la mano, besarlo y confesarle todo lo que sentía, con la esperanza de que eso lo detuviera, de que Sunghoon se quedara a su lado como algo más que un amigo.
Pero luego estaba la otra parte, la lógica, que le recordaba que esta batalla estaba perdida desde antes de que empezara. Los casi cinco años de sentimientos que Sunghoon tenía por Yuqi eran una montaña insuperable. Sunoo ni siquiera llevaba un mes de haber entrado en la vida de Sunghoon de esa manera. "¿Cómo competir con eso?", pensaba, su mirada perdida en el suelo mientras su pecho se comprimía con la impotencia de la situación.
El momento finalmente llegó siendo anunciado por la campana que informaba que las clases habían acabado. Sunghoon salió al pasillo, respirando hondo mientras intentaba contener el caos de emociones dentro de él. Jake le dio una palmada en la espalda, deseándole suerte en lo que fuera que estuviera a punto de hacer.
—Buena suerte, lo que sea que tengas planead —dijo Jake deseándole lo mejor a pesar que ya no tenia idea que haría su amigo.
Sunghoon solo asintió, sonriendo débilmente antes de avanzar, pero antes de poder ir más lejos, sus ojos se encontraron con los de Sunoo. Un silencio incómodo se instaló entre ellos, pero luego Sunoo se acercó, abrazándolo de manera inesperada y apretando con más fuerza de lo usual.
—Suerte con ella —dijo Sunoo, intentando sonar optimista, pero su voz temblaba ligeramente.
Sunghoon se quedó rígido por un momento. No había pensado en cómo explicarle todo a Sunoo, y ahora se encontraba en una situación incómoda. Pero simplemente sentía que si no abría la boca ahora y solamente le daba la gracias, algo entre ellos iba a quebrarse para siempre...
—No me voy a confesar —dijo finalmente, sintiendo que debía ser honesto al menos con él.
Sunoo se alejó lo suficiente como para mirarlo a los ojos, visiblemente sorprendido y confundido.
—¿Entonces qué vas a hacer? —preguntó, su tono lleno de incertidumbre apartándose finalmente del abrazo.
Antes de que Sunghoon pudiera responder, Yuqi apareció, interrumpiéndolos con su sonrisa brillante mientras aclaraba la garganta. Sunghoon solo pudo suspirar, lanzándole una mirada a Sunoo que parecía pedirle paciencia, una promesa silenciosa de que le explicaría todo más tarde.
—Te lo explico después, lo prometo —le dijo con urgencia en la voz.
Sunoo lo observó por un segundo más, y luego, asintiendo levemente, se dio la vuelta y se fue, dejando a Sunghoon solo con Yuqi.
Yuqi sonrió emocionada, ajena al torbellino emocional que Sunghoon intentaba controlar.
—¿Quieres caminar un poco? —preguntó, su tono ligero y lleno de ilusión.
Sunghoon le devolvió la sonrisa, aunque apenas podía sostenerla, y asintió. Los dos comenzaron a caminar en silencio, avanzando por los pasillos de la escuela hasta que salieron de ella y caminaron un poco mas llegando a unas escaleras que conducían al parque. La sombra de los árboles les ofreció algo de alivio del sol, y decidieron sentarse en uno de los bancos cercanos.
El silencio se instaló de inmediato, cargado de expectativas y, para Sunghoon, de un peso que parecía imposible de levantar. Mientras Yuqi observaba el parque, radiante y emocionada, Sunghoon miraba al suelo, tratando de encontrar la manera de comenzar.
— "¿Cómo se supone que empiezo esto?"— pensó, sintiendo que cada segundo que pasaba solo empeoraba la situación. Finalmente, respiró hondo y decidió que no podía posponerlo más.
—Yuqi... —comenzó, su voz temblando ligeramente—. Hay algo que necesito decirte
—Yo también tengo algo que decirte —dijo con suavidad, pensando en su plan para mencionar la primera nevada, esa que siempre habían compartido como algo especial entre ellos. Pero, antes de seguir, su curiosidad la detuvo—. Pero por favor, tú primero.
Sunghoon asintió, visiblemente nervioso. Su respiración era pesada, y en su cabeza las palabras no parecían salir con fluidez. Sentía que tenía un peso en el pecho, algo que lo ahogaba lentamente. Sabía que esta conversación lo cambiaría todo, y ese pensamiento lo llenaba de temor.
—Bueno... —empezó, su voz baja y temblorosa—. No sé por dónde empezar, pero... recuerdo el primer día que te vi —dijo, su mente viajando al pasado en busca de esos recuerdos felices. Yuqi lo miraba con expectación, su sonrisa aún iluminando su rostro—. Me sentí flechado por ti. No sabía por qué, pero desde ese momento, supe que quería estar cerca de ti. Tus chistes, aunque malos a veces —dijo con una sonrisa melancólica—, siempre mejoraban mi día. Eras la persona que me hacía sentir mejor cuando todo lo demás parecía confuso. Durante años, te tuve a mi lado, y a pesar que nunca me animaba a confesarlo; siempre pensé que... tú eras la mujer de mi vida.
Yuqi lo miraba atenta, sus ojos brillando con emoción. Cada palabra la hacía sentir más segura de lo que vendría después, de que ese sería el momento en que todo cambiaría para bien.
Pero entonces Sunghoon hizo una pausa. Una larga pausa. Cerró los ojos, suspirando profundamente, como si buscar la fuerza para continuar. Al abrirlos, sus palabras comenzaron a caer pesadamente.
—Te amé... durante muchos años. Todo lo que sentí por ti fue sincero, lo sabes, ¿verdad? —dijo, su voz temblando con cada palabra—. Sé que has estado esperando que formalicemos las cosas, y que este sería el momento en que finalmente lo haríamos. Pero... ya no puedo hacer eso.
Yuqi, quien hasta ese momento había estado llena de alegría, empezó a sentir una oleada de confusión y desconcierto. Sus ojos se agrandaron mientras procesaba lo que Sunghoon acababa de decir. Su mente se nublaba, como si no pudiera entender bien el significado de sus ultimas palabras.
—¿Qué... qué quieres decir? —preguntó, su voz quebrándose levemente, mientras sentía cómo su corazón comenzaba a latir más rápido, una sensación de pánico apoderándose de ella.
Sunghoon la miraba con una mezcla de tristeza y culpa, sin saber cómo continuar. Yuqi sintió que el mundo se le venía abajo, una presión en su pecho que apenas le permitía respirar. Su corazón comenzaba a romperse en pedazos mientras la desesperación la invadía.
—¿Por qué? —preguntó Yuqi, con la voz quebrada por la emoción—. ¿Por qué dices eso, Sunghoon? ¿Qué pasó? —Su mente intentaba desesperadamente encontrar alguna razón, algo que pudiera hacer que todo volviera a encajar.
Sunghoon sintió el peso del aire entre ellos volverse insoportable, como si las palabras que tenía que decir estuvieran atascadas en su garganta, pesadas y dolorosas. Cada segundo que pasaba se sentía como una eternidad, y el latido en su pecho retumbaba tan fuerte que estaba seguro de que Yuqi también podía escucharlo. La había visto tan emocionada, tan llena de expectativas, y ahora sabía que lo que iba a decir destruiría todo eso.
—Yuqi... —empezó a decir, con la voz rota, apenas un susurro—. Lo siento mucho. —Los nervios en su estómago se retorcían violentamente, haciendo que sus manos temblaran levemente—. Ni siquiera entiendo completamente cómo pasó esto... cómo pasó tan rápido. Pero hay algo que sé... —Hizo una pausa, buscando el valor para continuar—. Ya no puedo amarte como antes.
Yuqi se quedó paralizada, como si el suelo se desmoronara bajo sus pies. Su respiración se detuvo un instante, incapaz de procesar lo que acababa de escuchar. Las lágrimas que hasta ese momento había logrado contener comenzaron a brotar de sus ojos sin control, surcando sus mejillas en un torrente que reflejaba el dolor que estaba sintiendo en ese preciso momento. La imagen de lo que esperaba, de lo que había soñado, se rompió en mil pedazos ante ella.
—¿Qué...? —Su voz era apenas un hilo, llena de incredulidad, como si no pudiera aceptar lo que Sunghoon estaba diciendo. Había esperado tanto tiempo por ese momento, y ahora todo se desmoronaba—. No... no entiendo. ¿Por qué, Sunghoon? ¿Por qué dices eso?
Sunghoon, visiblemente afectado, apartó la mirada por un momento, sus propios ojos brillando con lágrimas que amenazaban con caer. Se sentía como si estuviera traicionando todo lo que habían compartido, pero sabía que tenía que ser honesto, por doloroso que fuera.
—Fue desesperante darme cuenta de que algo estaba cambiando... —admitió, su voz rota por el peso de sus sentimientos—. No quería aceptarlo, Yuqi. Quería seguir sintiendo lo mismo por ti. Intenté obligarme a que todo fuera como antes, pensé que si lo intentaba más, podría volver a enamorarme de ti, pero... —Sunghoon se detuvo, sus palabras ahogándose en su garganta—. Me di cuenta de que era imposible. No podía forzarme a sentir algo que ya no estaba ahí.
Yuqi lo miraba a través de sus lágrimas, su rostro reflejando una mezcla de confusión, dolor y desesperación. Cada palabra que salía de la boca de Sunghoon era como un golpe que la hacía tambalearse más, una realidad que no quería aceptar. Su corazón estaba rompiéndose en mil pedazos, y no podía comprender cómo habían llegado hasta ese punto.
—¿Qué fue lo que hice mal? —sollozó, su voz cargada de desesperación, mientras más lágrimas caían—. Dime, ¿Qué fue lo que no te gustó de mí? —Sentía que su mundo se desmoronaba ante ella, y su mente buscaba respuestas desesperadamente—. Por favor, dime qué tengo que cambiar. Lo haré, Sunghoon. Lo cambiaré todo, no me importa... Solo dime cómo puedo volver a gustarte.
Cada palabra de Yuqi era un puñal en el corazón de Sunghoon. La desesperación en su voz, el dolor en sus ojos, todo lo que él nunca había querido causarle, estaba sucediendo ante él. Se dio cuenta de que, aunque estaba haciendo lo correcto al ser sincero, también le estaba infligiendo un daño irreparable. Sus manos temblaban mientras se inclinaba hacia ella, tomándola suavemente por los hombros, como si quisiera sostenerla en medio de la tormenta que estaba provocando.
—No, Yuqi... no es eso... —Sunghoon apenas podía hablar, su voz temblando por la tristeza que lo embargaba—. No hiciste nada mal. No tienes que cambiar nada, ¿me entiendes? —La miró directamente a los ojos, su propia tristeza reflejada en ellos—. No es tu culpa. No hay nada que debas cambiar en ti, porque tú eres increíble. Eres perfecta tal como eres.
Las palabras resonaron en Yuqi, pero no lograban consolarla. Sentía que cada intento de Sunghoon por explicarse era como echarle más sal a la herida. ¿Cómo podía decirle que era perfecta cuando, claramente, no lo era para él? ¿Cómo podía pedirle que no cambiara nada si, después de todo, él ya no la veía de la misma manera?
—Pero entonces... ¿por qué? —preguntó entre sollozos, su voz quebrada—. ¿Por qué no puedes amarme como antes? —Las lágrimas seguían cayendo sin control, y Yuqi apenas podía ver claramente a través de ellas. El vacío que sentía en su pecho era abrumador.
Sunghoon respiró hondo, intentando mantenerse firme, pero la verdad lo aplastaba. No había una respuesta que pudiera darle a Yuqi que hiciera que todo eso doliera menos. Él tampoco lo entendía del todo. Solo sabía que ya no era lo mismo, y que intentar mantener esa mentira solo iba a hacerles más daño a ambos.
—No puedo explicarlo, Yuqi... —dijo, su voz al borde de romperse—. Simplemente... me desenamoré. Y no es por algo que hiciste o dejaste de hacer. —Hizo una pausa, buscando las palabras adecuadas, aunque sabía que ninguna sería suficiente—. He tratado de volver a sentir lo mismo, de verdad. Pero no puedo... No puedo verte como algo más que una amiga ahora.
Yuqi sintió un profundo vacío en su pecho mientras esas palabras resonaban en su cabeza. El aire parecía haberse escapado de sus pulmones, y un nudo de angustia se formaba en su garganta. El silencio que siguió fue devastador, un abismo entre ambos que parecía insalvable.
Sunghoon la miraba con el corazón roto, viendo cómo el amor que una vez habían compartido se desvanecía ante sus ojos. Sabía que lo que estaba haciendo era lo correcto, pero la realidad de verla tan herida hacía que cada palabra pesara más. No había vuelta atrás, y ambos lo sabían.
Mientras Yuqi lloraba, su mente viajaba a todos esos momentos en que había sentido que algo no estaba bien, todas esas veces que había notado a Sunghoon distraído o distante. Ahora, todo tenía sentido. Pero ese entendimiento no aliviaba el dolor; lo hacía más real, más crudo. Las lágrimas caían libremente por su rostro mientras su cuerpo temblaba. Sentía que todo a su alrededor se derrumbaba, como si el mundo hubiera dejado de girar. La única realidad que quedaba era su corazón roto.
La relación de Yuqi y Sunghoon era como una planta que había florecido con un esplendor natural. En sus comienzos, fue vibrante, llena de promesas y esperanzas, como los primeros brotes de una flor que se abre al mundo, regada por momentos compartidos, risas y sueños comunes. Cada pequeño gesto, cada mirada, alimentaba ese crecimiento, haciendo que la relación floreciera de manera hermosa, llenando de color y vida el corazón de Yuqi.
Sin embargo, con el paso del tiempo, aunque los pétalos seguían presentes, su brillo comenzó a desvanecerse. Lo que alguna vez había sido un amor lleno de fuerza y futuro, ahora comenzaba a perder su vitalidad. Como una planta que, a pesar de haber florecido, no recibió el cuidado adecuado para seguir creciendo, la relación se fue marchitando lentamente, de manera casi imperceptible para Yuqi, quien no se dio cuenta de que la raíz de su amor había empezado a secarse.
Lo que antes era una flor radiante, comenzó a inclinarse bajo el peso de un afecto que ya no encontraba sustento. Sunghoon, aunque intentaba seguir cuidando esa flor, sentía que no podía volver a hacerla florecer como lo había hecho antes. Ahora, en sus manos, tenía una planta que había perdido su vitalidad, una belleza marchita que ya no podía recuperar la fuerza de antaño. Ya estaba muerta y no se podía hacer nada para recuperarla
⋆.˚❄️💋⋆.˚
Bueno, en este capitulo principalmente en su mayoría me centre en como vivió Yuqi por su lado los cambios que había entre ella y Sunghoon debido a que durante toda la historia se detallaba mas como vivía el, asique creí que era bueno mostrar su punto de vista.
Y ahora la pregunta del millón ¿Qué va pasar ahora? bueno así como telenovela me van a tener que esperar de a una a dos semanas para saber jsjsjs (no me odien)
¿Cómo les pareció el capitulo? ¿Les gusto? y de paso hay algo que me anduve cuestionando ¿Cómo conocieron la historia? (No tengo ni un gramo de fe que sea por tiktok pero díganme de donde que soy chismosa)
También es de mi agrado informar que pase mi examen (El que mencione el anterior cap) con un precioso 90 (no me tenia fe) y bueno ahora me quedan otros tres exámenes y hasta fines de noviembre estoy en paz. Así que, sigan en cadena de oración por mi así vemos si en dos años mas tengo mi titulo <3
Ya no tengo mas que decir así que: los quiero mucho, se me cuidan, nos vemos pronto, bye 💋
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