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Yunho dormía tranquilamente boca abajo, todo estaba en paz hasta que sintió un leve pesor en su espalda y unos insistentes golpecitos en esta.
— ¡Yuyu, despierta! —Un adorable Jongho en pijama se encontraba encima de la espalda del mayor.
—Cinco minutos más... —susurro el pelinegro.
— ¡Yuyu! —
Yunho abrió los ojos con pereza y giro su cuerpo lentamente, para luego sentir otra vez aquel leve pesor pero ahora en su vientre, cuando su vista se aclaro por completo se dio cuenta que Jongho estaba sentado sobre él, aquellos brillantes ojitos cafés lo veían con curiosidad y las afelpadas orejitas se movían un poco. Estiró su brazo tratando de alcanzar su teléfono en la mesita de noche, cuando logró hacerlo lo encendió y en la pantalla decía que eran las seis de la mañana.
—Osito, nuevamente te levantaste demasiado temprano... —
—Pero hoy es nuestra cita y saldremos a comer cosas deliciosas... —Jongho se veía emocionado. —Vamos Yuyu, levántate. —con sus dos manitos tomo el rostro de Yunho apretujándolo y haciendo que los labios del mayor se abultaran, entonces empezó a dejar pequeños besitos. —Estos son tus besitos de buenos días. —
—Amor, nuestra cita es hasta las cuatro de la tarde. —dio una sonrisa nasal al ver el rostro sorprendido del menor. —Pero me gustaron tus besitos de buenos días. —Estiró su mano y acaricio una de las orejitas del menor.
—Oh, lo siento... —hizo un adorable mohín. —Interrumpí tus sueños. —
—Pero eso se puede arreglar volviendo a dormir, solo necesito un adorable osito para abrazar. —Yunho frunció el ceño al ver que el castañito se había levantado de la cama y caminaba hacia la puerta. — ¿A dónde vas? —
—Dijiste que querías un osito para dormir, así que iré por el mío a mi habitación, te lo prestare... —Jongho no entendía porque Yunho en ese momento estaba riendo.
—Jonghie, acércate amor. —
—Está bien... —le hizo caso al mayor y se acercó, en el momento su bracito fue jalado y en segundos estaba envuelto en los fuertes brazos del pelinegro. —Y-yuyu... —
—Cuando dije osito, me refería a ti. —dejó un beso en la frente del menor. —Eres tan suave y precioso. —
—Yuyu es muy cálido... —Jongho se acomodo en los brazos de Yunho, pasando su bracito por la cintura de esté. —Yo quiero mucho a mi Yuyu. —
—También te quiero mucho mi osito. —
Yunho no tardo en quedarse dormido nuevamente, contagiando a su paso a Jongho que también había caído en los brazos de morfeo, era fin de semana así que podían dormir hasta tarde, los dos estaban acurrucados en la cama, compartiendo calidez.
Un lindo Jongho vestido con unos pantalones negros, un Sweater celeste y un gorrito del mimo color, corría por aquel gran sitio, veía cosas nuevas y estaba demasiado emocionado.
—Amor, no te alejes de mi, puedes perderte. —estiró su mano, Jongho entendió y las entrelazo.
—Todo aquí es muy bonito y colorido. —Sus ojitos brillaron cuando vieron algo que le interesó. — ¡Yuyu quiero una de esas cosas, quiero uno rosado! —Jongho gritó emocionado.
—Está bien... —Yunho fue a puesto de algodones de azúcar y pagó por uno de tono rosa, regresando de nuevo con su pareja, entregándole aquel dulce. —Ten amor, come despacio. —
— ¡Gracias Yuyu! —tomó entre sus manos el palito de madera que sostenía el algodón y sin más dió una gran mordida, sintiendo el dulce sabor en su paladar y como se derretía dentro de su boca. — ¡Esto está delicioso! ¿Cómo se llama? —
—Eso se llama algodón de azúcar. —
—Algodón de azúcar... —el osito susurro para el mismo y siguió comiendo.
Los dos tomados de las manos caminaban por aquel lugar, Jongho le había dicho a Yunho que quería tener su cita en un parque de diversiones, así que ahí estaba, cumpliendo lo que su osito quería.
—Subamos a esa cosa... —
—Empezamos fuerte, eso es la montaña rusa ¿no tienes miedo? —
En realidad él era el que le temía a ese juego mecánico, pero su osito quería subir y por nada del mundo lo dejaría solo en aquella cosa terrorífica, no sabía si su bebé se podía asustar por ese tenía que estar junto a él.
—No tengo miedo, se ve divertido, así que vamos. —con emoción tomó el brazo de Yunho y empezó a jalarlo hacia la entrada de aquel juego.
Yunho solo trago duro mientras sentía sus piernas temblar.
Quince minutos después un Jongho con un mareado Yunho habían bajado del juego, el mayor tenía náuseas, su cabeza daba vueltas y su garganta dolía por tanto gritar. En ese momento estaban sentados en una banca esperando a que Yunho se recuperara.
El pelinegro se había equivocado, Jongho no se asusto en ningún momento a lo contrario gritaba de felicidad, en cambio él se desmayo a la mitad del juego.
—Odio esa cosa... —apenas susurro el pelinegro.
—Yo lo ame... —Jongho sonrió. —Ahora subamos a uno que si te guste... —Vio como Yunho asintió.
La mayor parte de la tarde se la pasaron subiendo a todos los juegos, el más emocionado era Jongho y el que ya no quería subir a ninguno de estos era Yunho, ya que se la paso mareado el resto del día, ahora recordaba porque odiaba el parque de diversiones, él no estaba hecho para subir a esos juegos.
Después entraron a un restaurante para poder cenar, estaban esperando a que la rueda de la fortuna prendiera sus luces ya que ese era su último destino. Lo bueno es que las luces de aquella gran rueda no tardaron en entenderse.
—Yuyu, aquí se puede ver toda la ciudad. —Jongho estaba impresionado con aquella maravillosa vista. —Es hermoso. —
—Muy hermoso. —su vista estaba fija en el perfil de Jongho, dando un largo suspiro enamorado.
—Gracias por traerme aquí, me divertí mucho. —Jongho fue director a sentarse junto a Yunho y lo abrazó. —Soy muy feliz a tu lado Yuyu. —
—Yo también soy muy feliz a tu lado amor. —Yunho tomó entre sus dos manos el rostro del menor y le sonrió. —Jonghie... —
— ¿Sí? —
—Te amo... —Junto sus labios con los del castañito, era un suave y cálido beso, que mostraba el amor que le tenía, el paisaje y las brillantes lucecitas de la ciudad le daba un ambiente romántico. Al separarse dejó un último besito en la nariz de su osito, pero se alertó cuando este estaba llorando.
—Y-yuyu... —sollozó un poco.
— ¿Osito, porque lloras? ¿Te duele algo? —el pelinegro habló con preocupación.
—E-estoy bien, solo pensé que nunca me dirías aquellas palabras. —con su puñito limpio las lágrimas que descansaban en sus sonrojadas mejillitas. —Yo también te amo Yuyu... —
—Mi osito precioso... —Sonrió. —No prometo que no lloraras o siempre sonreirás, porque no sabemos lo que nos espera en el futuro, pero por ahora y mientras estés a mi lado haré todo lo posible para que seas feliz, lo que si te prometo es que te amaré por el resto de mis días ¿y cómo sé eso? Es porque mi corazón ya te escogió, es todo tuyo y eso no cambiará por nada del mundo. —
—Y-yuyu... —Su corazoncito latía mucho al escuchar la confesión del mayor. —Yo también te haré feliz, te llenare de muchos besitos y amor, porque mi corazón fue tuyo desde la primera vez que te vi. —
Ambos se sonrieron con ternura, dándose mimos, en ese momento solo existían ellos dos, aquella era una nueva etapa de sus vidas, aun les faltaba mucho que recorrer, pero si sus manos se mantenían entrelazadas podrían contra todo.
Porque Yunho amaba a su osito.
Y Jongho amaba a su Yuyu.
Holi bebés❤ aquí les dejo
nuevo capítulo, espero les
guste y gracias por leer
esta pequeña historia🐻❤✨
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